soul tells 색상 ; park jimin.

Autorstwa joonzle_

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esa noche, mi corazón se partió -si es que se podía aún más-. esa noche, lloré hasta que perdí todos los sent... Więcej

capítulo uno; palette.
capítulo dos; gray.
capítulo tres; fossil.
capítulo cuatro; mink.
capítulo cinco; pearl river.
capítulo seis; abalone.
capítulo siete; smoke.
capítulo ocho; thunder.
capítulo nueve; pewter.
capítulo diez; steel.
capítulo once; seal.
capítulo doce; lava.
capítulo trece; shadow.
capítulo quince; charcoal.
eyes tells; park jimin.
it maybe tells; new palette.
soul tells; jimin.

capítulo catorce; anchor.

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Autorstwa joonzle_

farah.

mierda, odiaba química con toda mi alma, que materia tan innecesaria.

¿para qué querrías aprender a balancear sustancias líquidas cuando simplemente puedo tantearle a la cantidad?

joder.

tomé aire con frustración, ganándome una risa de parte de minah, quién estaba a mi lado.

— chica, relájate.

— no puedo, no estoy entendiendo nada y necesito hacerlo. ¿cómo puedes estar tan relajada?

minah se encogió de hombros.

— porque yo si entiendo.

la miré curiosa.

— pero yo te doy clases de matemáticas.

— de matemáticas. — rio — si entiendo química.

me exalté al instante, odiándome por no haber pensado antes que minah podría perfectamente explicarme, y así me ahorraría el jodido dolor de cabeza que tenía en ese momento.

— minah, explícame, por favor.

— farah, no puedo, soy malísima. — dijo — le entiendo bien, pero soy un asco al momento de explicar. no tengo paciencia y me preocupa gritarte en cualquier momento.

negué al instante.

— no te apures, puedo soportarlo. — dije — por favor.

minah pensó.

pero vamos, literalmente era la única persona que podía explicarme química.

y jimin.

pero no, estaba lo suficientemente avergonzada con jimin como para pedirle ayuda.

desde ese día en donde lo besé y me correspondió, después de que me alejara abruptamente, después de que admitió que me quería y casi me besa, pero terminó rechazándome como por quién sabe cuántas veces, me había escondido en lo más recóndito de mi ser para no topármelo en ningún momento.

— está bien, pero no prometo nada.

sonreí en grande mientras le daba un abrazo.

— no me rendiré, lo entenderé.

(...)

— me rindo, no entiendo.

— te dije que era malísima, farah.

golpeé mi cabeza contra la mesa en la que estábamos sentadas, mi cabeza dolía y mis ojos ardían como nunca en mi vida. mis dedos se encontraban tiesos de lo mucho que habíamos estado escribiendo y repasando ejercicios, y ni siquiera pude sacar uno bien.

quería llorar de lo frustrada que estaba.

— maldición.

— ¿por qué no le dices a alguien más?

— porque no. — dije — ¿quién va a querer explicarme química? de seguro van a burlarse porque no entiendo.

minah rio. — farah, más vale pedir ayuda que rendirse.

— me rindo, le diré al profesor que me mande a tutorías con alguien.

— ¿tan rápido te rindes, nena?

volteé hacia atrás, encontrándome con yoongi, quien se sentó a mi lado.

— ya le dije que se de otra oportunidad.

— para ti es fácil, tu si entiendes. — me defendí.

yoongi rio y negó.

sabía que yoongi no sabía nada tampoco, pero por alguna razón no estaba preocupado. quería ser igual de ajena a todo como él, no quería preocuparme por cosas tontas.

dejé caer mi cabeza en el hombro de yoongi.

— deberías de pedirle ayuda a.. — negué.

— no.

— farah, ya supéralo, es más importante que pases la materia.

minah asintió, dándole la razón a yoongi.

negué.

ah, es que de verdad que me quería esconder de jimin el resto de mi vida. odiaba no poder verlo sin querer gritarle y preguntarle qué jodidos hacía mal para que no me quisiera corresponder.

me gustaba mucho estar con él, tenía un sentido del humor completamente peculiar, era coqueto, su personalidad era relajada, y mierda, el desgraciado me hacía ver colores.

jimin me causaba un trauma emocional cuando no estaba con él, sentía que un paso en falso iba a arruinar todo lo que construíamos, y mierda, ¡siempre sucedía eso!

o era por mi torpeza y terquedad, o era por su mal genio. y joder, en verdad me esforzaba muchísimo como para que las cosas salieran bien.

cuando salíamos juntos, todo parecía estar bien entre los dos. hablábamos del tema de los colores en momentos, y nada se salía de control; reíamos, bromeábamos, de verdad todo lucía normal.

pero en algún punto todo se derrumbaba, y me estaba cansando.

me puse de nervios cuando vi a jimin pasar frente a nosotros, dirigiéndose hacia la salida de la cafetería.

yoongi me codeó. — mira, ahí está, ve a pedirle ayuda.

— e-estás loco, no haré eso.

— claro que lo harás, si no, yo misma lo haré. — dijo minah.

los miré ofendida a ambos, y suspiré, poniéndome de pie.

caminé a la salida con mi cuaderno en manos, y con mis piernas temblando sin parar.

tenía de dos; disculparme por ser tan molesta y después pedirle ayuda, o.. bueno, en realidad esa era la única opción.

mierda, de acuerdo.

comencé a buscar a jimin con la mirada, pero por más que lo hacía, no veía a nadie. divisé a hoseok hablando con un par de chicos al fondo del lugar, así que con algo de pena, me acerqué a ellos.

en cuánto hoseok me vio, corrió hacia mi y me dio un gran abrazo.

reí cuando recordé cuando hoseok me bombardeó de mensajes disculpándose por haber sido un cretino al haberme dejado irme a casa sola, le dije que todo estaba bien, pero siguió lloriqueando que lo perdonara.

— hola, linda. — sonrió al separarse de mi.

— ¿cómo estás, hobi? tenía tiempo sin saludarte.

— con eso de que ya no eres mi acompañante de fiestas. — dijo.

sonreí nerviosa.

— sí, eso, creo que.. simplemente me solté un poco y no estaba acostumbrada.

— entiendo, debiste decirme que no querías salir más. — me dijo.

me encogí de hombros, en realidad me había divertido un poco con él, era divertido.

— tú debiste decirme lo tonta que me veía tratando de.. — paré — ..como sea, ¿sabes dónde está jimin? necesito ayuda en algo de química.

— fue al baño. — respondió — pero no creo que debas.. — me despedí interrumpiéndolo.

agité mi mano con energía hacia él, y después me dirigí a los baños.

entendía que jimin estuviera un poco ocupado últimamente; estaba a un mes de graduarse y estaba segura de que tantas cosas lo tenían tarareado.

busqué el baño de los hombres, y me senté en una de las bancas de afuera mientras lo esperaba.

mierda, si tenía razón, jimin regresaría a busan cuando terminara su carrera, lo que significaba que.. sí, que me dejaría.

reí cuando me di cuenta de que en realidad no estábamos juntos, y el término dejar no era válido en nuestra no-relación.

recordé lo mucho que ambos nos evitábamos después de aquel incidente en su auto; cuando nuestras miradas se cruzaban, ambos las quitábamos o simplemente nos íbamos. cuando nos encontrábamos de casualidad con los chicos, era cortante al hablarme y otras veces callado, como si le diera pena o algún sentimiento extraño hablar conmigo. supuse que simplemente estaba molesto porque yo era un cadillo, como había dicho, así que terminé por parar con mis intentos inútiles de hacer que me quisiera.

y es que me preocupaba ver cómo día a día se iba apagando, y mierda, no podía encontrar la manera de ayudarlo.

perdí la razón el día en que fui a casa de namjoon a verlo, pero me cerró la puerta en la cara porque dijo que jimin estaba en su sala en un muy mal estado, así que no podía recibirme. supuse que jimin pidió que no entrara, así que terminé por irme.

aún tenía curiosidad por saber a qué se refería con mal estado.

suspiré, y dejé el suspiro en el aire cuando una chica pasó a mi lado, regalándome una mirada extraña.

lo dejé pasar cuando me di cuenta de que entró al baño a mi lado.

me congelé cuando me di cuenta de que había entrado al baño de hombres.

oh, mierda, por eso hoseok dijo que.. ah, como sea.

me quedé un par de minutos escuchando cómo la voz de jimin alagaba el cuerpo de aquella chica, y cuando no pude más, me puse de pie con el maldito nudo en mi garganta y las lágrimas juntándose en mis ojos. estuve apunto de caminar lejos de ahí, hasta que escuché algo que me terminó por regresar a mi lugar.

— esa chica era r-rara.

hice una mueca cuando escuché lo agitada que su voz estaba, y terminé por hacer otra cuando escuché la voz de jimin acoplarse a la de ella, también agitada.

— ¿q-qué chica?

— la que estaba allá a-afuera. — murmuró ella — mierda, jimin, despacio.

sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo al imaginarme el por qué ella decía eso.

— ¿quién estaba afuera? — jadeó él — s-súbete un poco más.

— una chica, parece que es d-de segundo o algo así. — jadeó ella — llevaba un libro de química.

en ese momento, supe que tenía que irme, pero por más que quise que mis piernas dejaran de ser unas cobardes, ellas no pudieron hacerlo.

escuché cómo los gemidos y jadeos cesaron poco a poco.

— ¿algo pequeña y de ojos grandes?

tragué saliva.

— sí, tenía pelo oscuro algo corto. — dijo la chica — creo que es amiga de min, siempre los veo juntos.

no sabía cómo mierda esa chica conocía a yoongi, pero si sabía que ahora estaba jodida.

a paso torpe, con mi vista nublada y algo débil, comencé a caminar lejos del baño.

mierda, me sentía una tonta porque siempre estaba metiéndome en situaciones extrañas, que al final salían perjudicándome. no tenía por qué haber venido, no tenía por qué seguir atándome a una persona que no me quería cerca, y mi estúpida cabeza y deseo de ver colores no me dejaban avanzar.

solté un suspiro mientras limpiaba mis lagrimas con coraje y decepción de mi misma hasta que sentí cómo tomaban mi brazo desde atrás.

sabía que era jimin, pero en realidad no tenía el valor suficiente como para levantar la vista y encararlo.

escuché cómo soltó un suspiro, y pude ver de reojo que peinaba su cabello hacia atrás.

sorbí mi nariz con torpeza cuando el habló.

— sé que estabas afuera. — dijo — no debiste haber estado ahí.

— s-solo venía a.. — paré — ..solo venía a pedir ayuda con química, ya sabes que no soy tan buena como tú.

— farah, tienes que parar esto que estás haciendo.

mis labios temblaron y alcé mi vista dolida hacia él.

pude ver sus labios completamente rojos e hinchados de tanto haber recorrido el cuerpo de esa chica, su cabello despeinado y algo húmedo, sus mejillas sonrojadas y una mirada oscura.

me sentí mal por ver esa faceta de él.

— jimin, y-yo no estoy haciendo nada, yo.. — me interrumpió.

tomó mi mano con delicadeza y me jaló hacia un pasillo solo, donde solo habían un par de estudiantes platicando entre ellos.

cuando me soltó, puso sus manos en su cadera y asintió para si mismo.

sus ojos se pronto se pusieron llorosos, y yo quise abrazarlo.

— ven a mi casa esta tarde.

— ¿para qué? — pregunté con lágrimas en mis ojos y mi voz comenzando a romperse por lo mucho que me afectaba la maldita indiferencia que tenía hacia mi.

jimin me miró, ladeando su cabeza.

supe que comenzó a pensar cuando comenzó a morder su labio mientras miraba hacia el suelo con la mirada perdida.

estaba ansioso, preocupado.

¿qué pasaba contigo, jimin?

— vamos a resolver lo que pasa entre los dos de una vez por todas.

¿para qué jodidos me quería en su casa?

estaba loco si creía que me pararía ahí luego de haber escuchado cómo se follaba a una chica en el baño.

(...)

mierda.

joder.

maldición.

caminé de un lado a otro frente a su puerta, debatiendo en si tocarla o simplemente salir disparada y refugiarme en la casa de namjoon.

pasé una mano por mi cabello con frustración, pensando en si lo que estaba apunto de hacer era inteligente, o si era tonto.

jimin me había pedido que viniera, me negué, pero finalmente estoy aquí parada, frente a su puerta.

y joder, me odiaba por ceder a él tan rápido, pero dios, los malditos colores, todo.. todo era culpa de los malditos colores.

si no fuera por esta jodida condición, no estaría pasando por esta crisis existencial.

mierda, qué suerte la mía.

vamos, farah, deja de ser una cobarde y termina esto de una vez por todas.

total, jimin ya me había rechazado lo suficiente, nada podía hacerme sentir peor.

con algo de determinación camuflada con inseguridad y nerviosismo, toqué la puerta dos veces y al instante di cinco pasos hacia atrás, despegándome lo más que pude de la puerta.

mi corazón latía con fuerza y mis manos sudaban, podía escuchar los latidos de mi corazón con fuerza, aturdiéndome en el proceso.

y cuando escuché un ya voy de jimin, perdí los estribos.

miré hacia todos lados, viendo en dónde sería el lugar perfecto para esconderme.

pero lamentablemente, pensé muy lento, pues jimin abrió la puerta con rapidez y asomó su cabeza.

cuando lo miré, una camisa azul adornaba su abdomen, mientras que unos pantalones negros cubrían sus piernas. estaba descalzo, lo supe por instinto cuando no salió de su casa para no ensuciar sus pies.

— oh, llegaste.

asentí, tragando saliva.

— pasa, cielito.

mierda, que no empezara.

a paso lento y torpe, llegué a su puerta, me quité mis zapatos y me coloqué unas pantuflas que tenía ahí. me aferré a mi abrigo, y con un nudo en la garganta, caminé hasta su sala, siguiéndolo.

jimin encendió la calefacción, y no me di cuenta hasta ese momento, que estábamos en pleno invierno, y el llevaba una camisa de manga corta, y estaba descalzo.

sin contar que no tenía la calefacción puesta.

— ¿quieres tomar algo?

negué.

— ¿soda?

negué de nuevo.

— ¿chocolate caliente?

hice una mueca por inercia, qué asco.

jimin rio, sin ganas. — ah, cierto, olvidé que no te gusta. ¿te parece bien algo de café?

bien, se estaba esforzando un poco, y aunque me daba miedo descubrir el por qué, terminé aceptando el café.

cuando lo preparó —que por cierto quedó delicioso—, se sentó frente a mi en la mesa del comedor.

me observó a pesar de que yo tenía mi mirada clavada en el café, me miraba atentamente, como si estuviera admirando lo tonta e ingenua que era.

sentía mis sentidos trabajando, todos y cada uno de ellos; mi vista estaba evadiendo su mirada, mi oído estaba fundido en mis propios latidos, mi gusto estaba saboreando el café que había hecho, mi olfato simplemente olía mi propio miedo, y mi tacto se encargaba de sobar la taza con compulsividad.

— y-y bien.. — tartamudeé levantando mi vista cohibida — ..¿d-de qué quieres hablar?

mierda, mi vida se basaba en el arte de tartamudear, pero hoy no podía darme ese lujo. tenía que dejar mi jodido nerviosismo de lado y portarme seria, así que como a él le gustaba que fuera.

jimin cambió su mirada a una caída, casi como si hubiera cambiado de ánimo.

— ¿qué tanto escuchaste?

— solo te diré que la vi entrar.

— ah, mierda, farah.

negué. — está bien, jimin, tu fuiste claro, esto es mi culpa.

— lo es.

okay, eso fue grosero.

pero se lo daba a él, tenía razón.

— no se qué hacer para que entiendas las cosas.

de pronto toda la determinación que tenía antes de llegar, se convirtió en vulnerabilidad al escucharlo hablar.

bajé mi mirada, triste, dolida.

— las entiendo.

— no, farah, no las entiendes. — dijo.

me puse de pie, no iba a aguantar otro de sus regaños.

— jimin, lo hago.

— sigues enamorada de mi.

mis ojos se abrieron al igual que mi boca, ofendida.

— ¿c-cómo no quieres que esté enamorada de ti? — pregunté — t-te las pasas coqueteándome cada que tienes oportunidad, me abrazas, tomas mis manos, incluso t-te da por intentar besarme. ¡incluso me correspondiste el beso! ¡me miras de una manera que no comprendo, jimin!

jimin se puso de pie también y caminó a mi.

— no grites, farah.

— ¡es que.. — paré — ..es que me confundes.

— farah, ¿por qué te confundo? — preguntó — mira, somos lo suficientemente maduros como para resolver esto, y mantener las cosas bajo control.

asentí, suspirando y parpadeando.

jimin caminó a la mesa, tomó una servilleta y me la pasó para que limpiara mi rostro.

con vergüenza, lo hice, después lo seguí hasta su sala y me senté a un par de metros lejos de él.

suspiró, pasando sus manos por su cuello.

— deberías ponerte algún abrigo, jimin.

— estoy bien.

— okay. — dije por lo bajo.

jimin lamió sus labios, pensando.

— mira, se que es mi culpa, lo acepto. — dije sintiéndome culpable — p-pero tú no eres tan considerado que digamos.

me miró.

— ¿disculpa?

— aceptada.

quise romper el hielo con alguna estupidez, siempre hacia eso, pero mierda, cuando jimin apretó su mandíbula me di cuenta de que no tuve que haber bromeado.

— ¿quieres explicarte, farah?

— m-me refiero a que.. — paré, no sabía cómo decirle lo que pensaba — ..es que.. eres muy.. — morruda, farah, vamos.

— ¿muy qué?

— mierda, jimin, no sé.

me estaba jodiendo la existencia en ese momento, quería salir corriendo y largarme.

— he tratado de mantenerte alejada de mi por tu propio bien, pero sigues viniendo a mi.

— bueno, no es como si pudiera alejarme de ti tan fácil.

— farah, es fácil, solo que no sabes cómo hacerlo.

suspiré porque tenía razón.

— solo te la pasas diciéndome que me aleje de ti, que me mantenga al margen de tus asuntos personales, pero al final del día, todo lo que te afecta a ti, termina afectándome a mi.

jimin rio con sorna.

— mierda, farah, ¿y a ti en qué te afecta lo que me afecta a mi?

— no lo sé.

— ¿qué cosa no sabes?

suspiré cerrando los ojos. — no me dejas saber nada.

— responde mi pregunta.

negué nuevamente.

— dilo.

— que no.

— que lo digas, farah.

— mierda, jimin, no te diré.. — de golpe se acercó a mi.

su respiración era agitada y sus ojos me recorrían el rostro con desesperación, como si necesitara mi respuesta de inmediato.

— farah, dilo.

negué.

— mierda, por favor solo dímelo.

estaba apunto de tirarme a llorar de lo nerviosa que su cercanía me tenía; su voz era grave, ronca, como si estuviera a punto de explotar.

y vaya que lo hizo.

comencé a llorar cuando me gritó.

— ¡maldita sea, se que ya no se trata de tus jodidos colores!

oh, mierda.

— jimin.. — traté de frenarlo.

— ¡ya sé que no!

— ¿¡entonces para qué quieres que te lo diga?! — pregunté con la voz rota.

— ¡porque quiero escucharlo de ti!

tomé aire.

estaba jodida, lo sabía.

nunca tuve que haber venido, nunca tuve que hacerle caso. mierda, no tenía porqué ser tan débil, simplemente tuve que haber sido un poco más fuerte.

odiaba esta faceta sin control de jimin, donde yo tenía que callarme y salir llorando por sus insultos.

en ese momento me di cuenta de que realmente nunca podría llegar a llevarme bien con él, no cuando tuviera un genio de mierda y no quisiera darme la oportunidad de acercarme a él.

mi corazón se arrugó cuando me di cuenta de que nada iba a pasar entre los dos.

— ¡contesta!

negué con lágrimas en mis ojos, sintiendo mi pecho arrugarse con presión.

— ¡farah!

— porque ya no se trata de los colores, jimin, ya no.. — paré, sintiendo mi voz cortada — ..ya no se trata de eso.

jimin se acercó a mi, yo miraba mis pies, limpiando mis lágrimas con fuerza.

mierda, no sabía cómo explicarle lo que sentía por él, no quería que supiera nada de lo que pasaba en mi cabeza cuando su nombre se cruzaba por mi mente.

— ..eres tú.

— ¿yo qué?

suspiré, levantando mi vista un poco.

— ya no se trata de los colores, se trata de ti. — murmuré.

— dímelo, farah, dime por qué se trata de mi.

sus ojos estaban vidriosos, como si esto lo lastimara a él tanto como a mi.

tomé aire, sintiendo mi corazón salirse por mi boca, con mis manos temblorosas tapé mi cara y comencé a hiperventilar por el tsunami de emociones por el que estaba pasando en ese momento.

— porque.. — paré — ..porque no quiero ver los colores ya, yo.. — tomé aire mientras tallaba mi rostro con mis manos con frustración.

jimin quitó mis manos de mi rostro con las suyas, y me hizo verlo.

no pude resistir el contacto visual y lo rojos que estaban sus ojos llorosos.

— termina, farah.

— ..porque solo quiero verte a ti. — dije — ya no me importan los colores, no me interesa s-seguir viéndolos, yo solo.. yo solo quiero verte a ti, pero no me dejas hacerlo. no me dejas estar cerca de ti, no puedo estar lejos como quieres que lo esté. — lloriqueé.

— farah.. — negué.

— porque te quiero y tu no me quieres a mi.

jimin me soltó, dando un paso hacia atrás.

cerré mis ojos dejando que mis lágrimas salieran, y me abracé a mi misma.

— me estoy cansando de tratar, jimin.

— te estás cansando de mi. — soltó, como si no se creyera lo que le decía.

negué al instante, caminando hacia él.

— n-no, jimin, no estoy cansada de ti. — dije — nunca me cansaría de ti.

— suena a como si estuvieras cansada de mi.

se sentó en el sofá, y escondió su rostro entre sus manos. puso sus codos en sus rodillas, y se quedó en esa posición durante unos segundos.

— jimin, no se qué pasa.

— no puedes saberlo, farah. — murmuró — no podría dejar que supieras.

— ¿por qué no? — pregunté, con voz temblorosa.

jimin se puso de pie y comenzó a caminar en círculos, pensando.

mis manos temblaban a medida que pasaban los minutos en donde no hablaba, no me miraba, simplemente se encontraba perdido en su mundo.

jimin era tan extraño, dios.

— jimin, ¿por qué no puedo saber? se que puedo ayudarte, s-soy buena haciéndolo, puedes hablar conmigo y podemos.. — hablé, pero me interrumpió.

— porque no lo soporto, farah. — habló.

mi corazón dejó mi pecho, y mi garganta se secó de golpe. mi cabeza punzó con fuerza a medida que mi respiración se agitaba.

— jimin.. — dije, pero negó.

jimin se paró, volteó a verme y relamió sus labios.

la tensión se sentía en el aire, y se podía cortar con un cuchillo.

yo estaba temblando de los nervios, y jimin balbuceaba cosas al aire.

— ¿vas a decirme o no? — pregunté — porque me estoy cansando de siempre estar en este laberinto sin salida. la única manera de salir de aquí, es que seas honesto, y es algo que nunca has sido. — dije — así que si vas a dejarme con la duda como has estado haciendo desde hace meses, me iré a casa y fingiré que nada de esto pasó.

jimin no dijo nada, así que tomé eso como una señal y me puse de pie con un nudo en la garganta. tomé mi bolso, caminé hacia la entrada por mi abrigo y me quité las estúpidas pantuflas afelpadas, para luego ponerme mi calzado.

volteé a verlo, me observaba en silencio, sin ninguna expresión en su rostro.

tragué saliva; — si me voy, ya no volveré, jimin. aunque no creo que te moleste tanto, es lo que siempre has querido. — dije.

jimin negó.

— no te vayas, farah, por favor.

— entonces dime.

— no puedo. — murmuró.

reí sin gracia.

— ¿no puedes decirme qué no soportas?

el negó.

yo asentí.

— te voy preguntar por última vez, jimin. — murmuré tomando la perilla entre mis manos, y mis ojos tirando lágrimas — ¿vas a decirme qué no soportas de mi?

jimin no dijo nada, bajó la cabeza mientras soltaba un suspiro.

en ese momento supe que no iba a hablar, y que nuevamente quedaría como una tonta, así que con la poca dignidad que tenía, esa que jimin se había encargado de robarme, limpié mis lágrimas y abrí la puerta dispuesta a irme.

jimin era indeciso, porque al principio todo iba bien, tratamos de llevarnos bien, y sorprendentemente lo logramos. pero en algún punto del día, terminábamos con la felicidad entre ambos y dejábamos de comprendernos.

porque yo estaba cansada de este juego, y sabía que él también.

salí de su casa y comencé a caminar hacia la calle tragándome las lágrimas, pero antes de que pudiera salir de su cochera, escuché la voz de jimin.

escuché una voz rota, una voz dolida.

simplemente escuché a jimin sufriendo.

— farah, no es que no soporte nada de ti. — dijo, haciéndome parar en seco — al que no soporto es a mi mismo, yo.. — paró, pasando las manos por su rostro desesperado — ..yo no soporto saber que no puedo estar contigo.

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