Tutores Divinos

By Gaiou-Sama

2.2K 166 1.6K

¡Re: Make! Pereza, Caos, Fuego y Fantasía. Esas cuatro cosas componen la fórmula perfecta para un dia a día d... More

Un Prólogo Desastroso.
01 - Un Inicio Inusual.
02 - ¡Iniciativa Quintillizas!
03 - Entrevistas Nivel Divino.
04 - Los Dioses de la Escuela.
05 - El Inicio del Caos.
06 - Un Primer Día Interesante
07 - Una Extraña Primera Impresión.
08 - Sus Tutores.
09 - Primeros Pasos.
10 - Forjando la Confianza.
11 - Una Curiosa Tranquilidad.
Ova: Un Cumpleaños para Cinco Chicas.
Ova: La Luna Plateada de Halloween.
12 - Jodida Nivel Dios.
13 - Una Muralla... ¿Impenetrable?
14 - Las Luces en el Cielo son Estrellas [Parte Uno].
Ova: Una Navidad Perfectamente Normal... Si, Eso...
16 - ¿Qué hace un perezoso dando clases?
17 - Generando Avances.
18 - Contra las cuerdas.
19 - Bajo la Luz de la Luna.
20 - Ostia puta... ¡La Cartulina!
21 - Con la Vista en el Horizonte.
22 - Esto es una... Situación. Yeah
23 - And They Were Roomates.
24 - For the Dancing and the Dreaming 『I』
25 - For the Dancing and the Dreaming 『II』
26 - For the Dancing and the Dreaming 『III』
27 - For The Dancing and The Dreaming 『End』

15 - Las Luces en el Cielo son Estrellas [Parte Dos].

152 5 194
By Gaiou-Sama

Quisiera morirme ahora mismo... Me encantaría morirme ahora mismo.

[ 29.200 PALABRAS ]

-------------------------------------------------------------------

Si, no hay manera de comenzar esto de una forma inspiradora. Esos dos no dan para algo como eso.

El evento principal de todo el festival había comenzado y para la preocupación de varios, el grupo que originalmente estaba compuesto por once personas quedó completamente dividido y ninguno sabía del paradero de sus compañeros. El objetivo al estar allí peligraba, pero de alguna forma todas las partes aún eran capaces de mantener la calma mientas buscaban algún tipo de solución a la problemática que se les ponía en frente.

No obstante, no se puede decir que esa "calma" fuese agradable para todos.

—...

—...

Axel y Nino eran la prueba de que no era así.

—No puedo creer que mi suerte sea así de mala... —Se lamentaba la peli-cereza, quizá no muy en voz baja—. Cualquiera... Literalmente pudo haber sido cualquiera de los cuatro... ¿Por qué entonces...?

—Sabes, estoy justo aquí y puedo escucharte perfectamente.

—Con eso estoy contando.

Estaban más que aburridos, esa era la verdad.

A pesar de que estuvieran ahí solo los dos y pareciera la oportunidad perfecta para "estrechar lazos" de algún u otro modo, lo cierto es que al peli-negro se le habían terminado las ideas para hacerle conversación a la chica más pronto de lo pensado, y no solo eso, sino que ella rechazó todos y cada uno de sus intentos por acercarse. Debido a ello lo que tenían no era nada más que un silencio terriblemente incómodo y tedioso que no ayudaba en absolutamente nada.

Cosa que no es para sorprender a nadie, siendo sinceros.

—¡Aaagh! ¡¿Por qué tengo que ver los Fuegos Artificiales contigo?! —Cansada de todo, Nino finalmente dejó salir toda su frustración.

—Podrías al menos no decirlo como si fuera mi culpa, ¿Sabes? —El chico suspiró. Esto tampoco era sencillo para él. Si que había tratado—. Lo que único que hice fue asegurarme de que al menos no tuviéramos que preocuparnos por encontrarte luego... Aunque eso no salió tan bien.

—Si, si, si. ¡Cómo sea! Ya no soporto más todo esto, voy a llamar a mis hermanas, ya me da igual que tan tardado sea de esta manera.

—Haa... Cómo quieras. —Axel simplemente se rindió y fue a recostarse contra la barandilla del balcón/terraza que su contraria había pagado para esa noche.

Mientras Nino se alejaba un poco y procedía a intentar contactar a sus hermanas una por una, el chico que la acompañaba intentaba descubrir en qué estaba fallando para no ser capaz de siquiera estar en buenos términos con esa chica tan problemática. Pues como él lo veía, era el único que estaba teniendo problemas de ese tipo y eso le parecía jodidamente injusto. Una experiencia bastante exasperante y agotadora, pero aún deseaba creer que si se esforzaba un poco más cada vez, eventualmente conseguirá algo aunque sea por pura suerte, como en los juegos, vamos.

«Red parece hacer las cosas a su modo y a pesar de todo parece que le va bien mientras que Arck y Gaiou ni siquiera intentan hacer otra cosa que buscar como pasar el rato... Aunque sigue pareciendome raro, no sé por qué.» En una situación como la suya divagar se veía como algo muy normal, pero en su caso, todo apunta a que no conseguiría mucho viendo todo de esa manera.

«De todos modos, ¿Qué se supone que haga para al menos acercarme a la Zona de Amigo?. Joder, incluso con eso parece que hubiese un abismo entero bloqueandome el paso.» Y verlo de esa forma solo lo hizo sentirse peor. Ciertamente no estaba llegando a ningún lado.

Optó por limpiar su mente de ese tipo de pensamientos y dejarlo todo para otro día ya que esa noche tenía prioridades muy distantes a eso que le hacía romperse la cabeza. Se relajó del todo y dirigió su mirada hacia la Nakano, observando como fruncía el ceño y maldecia en susurros cada vez que se topaba con el buzón de voz en los números telefónicos de sus queridas hermanas. Grandes todas esas chicas por tener los celulares apagados o en uno de esos casos directamente escoger no contestar a su llamado.

El lado bueno es que hasta ese momento solo había probado con tres de cuatro, lo único que la salvó de pensar que todo había sido una perdida de tiempo nuevamente. Un pitido se escuchó y el rostro de Nin al mismo tiempo se iluminó.

Traficando rimas, traficando esfuerzo, yo.

[¿Eh? ¿Nino?]

—¡Yotsuba! —De pronto ella sonaba increíblemente felíz—. Demonios, he estado tratando de encontrarlas a todas un buen rato, ¿Dónde estás?

[Ah... Estoy con Fuutarou y Raiha. Creo que nos alejamos demasiado y cuando nos dimos cuenta habían demasiadas personas como para distinguir el camino de vuelta. Lo lamento.]

—¿Por qué eso no me sorprende...? —Su decepción era notable, sin embargo no es como si eso le importara demasiado—. ¡Cómo sea, eso no responde a mi pregunta!

[¡No puede ser! ¡Es cierto!]

—¡No reacciones como un pez y responde!

«Parece que lo tiene cubierto. Genial, menos problemas.» Un paso a la vez, ya podía ver el final de ese día acercándose (no realmente) y con ello todos los problemas y preocupaciones que vinieron con él. Ah, quizá podría tener un poco de... «¿Eh?»

Algo que notó entre la multitud hizo que su rumbo de pensamiento se detuviera, pero fue algo de un solo segundo y por su distracción no pudo distinguir al 100% lo que era, aún así tenía la impresión de que definitivamente era algo perteneciente a un ente más que conocido.

Por supuesto, ¿Cómo olvidaría que literalmente murió más de mil veces solo por tocar POR ERROR esa cosa?

—Oye Nino, ven aquí un momento, necesito que me confirmes algo.

—Bu- Ah, espera un momento... —Al escuchar su nombre dejó el teléfono un momento y acto seguido se giró a verlo con enojo por haberla interrumpido—. ¿Qué demonios quieres? ¿Acaso no ves que estoy al teléfono?

—Si, y lo siento pero... ¿Acaso me volví loco o ese de ahí es Gaiou?

—Yotsuba te hablo de nuevo en unos minutos. —Dijo colgando la llamada repentinamente—... ¿Qué?

—Si, no creo estar tan ciego.

La chica se acercó con una innegable curiosidad hacía la misma banda en la que Axel estaba apoyado y siguió sin perder tiempo la dirección en la que el mismo tenía sus ojos puestos. En su rostro se instaló una expresión de sorpresa al confirmar que efectivamente se trataba del albino. Y es que no podía ser ninguna otra persona, ya dudaba bastante que pudiese encontrar un abrigo igual a ese a mitad de la noche en una persona de cabello blanco.

Pero había algo mal después de todo.

Estaba solo.

—¿Dónde...? —Mister se preguntó qué demonios había sucedido con la chica que se supone debería estar acompañando, pero decidió deja eso para más adelante y seguir con lo importante—. ¡Oye, Gaiou!

—¡Anciano! ¡Por aquí!

A pesar de lo lleno que estaba el lugar y la cantidad de ruido presente por lo mismo, Gaiou fue capaz de escuchar su nombre viniendo desde varias decenas de metros tras él y se giró para poder identificar con exactitud la posición de orígen. Se decepcionó un poco al notar que solo se trataba de esos dos pero no por eso se detuvo de ir hacía ellos mientras estos bajaban de esa terraza y se metían entre la multitud para alcanzarlo.

—Siguen con vida. Vaya sorpresa.

—¿Y eso qué demonios significa?

—Olvida eso. ¿Qué sucedió? ¿Por qué estás caminando completamente solo? —No tuvo que esperar demasiado para hacer esa pregunta al parecer—. Pensé que estabas acompañando a Ichika.

—Tú mismo lo dijiste. "Estaba" acompañándola. —Resopló fastidiado.

—¿Y eso cambió por...? —Cuestionó la chica.

—No lo sé. —Respondió al instante de una forma seca—. Estábamos juntos pero me distraje un momento con un puesto de algodón de azúcar. Al siguiente segundo lo único que supe es que había perdido a mi paquete.

—Quitando su extrañes por la explicación, Nino todavía tuvo oportunidad de hallar una que otra rareza en su explicación—... ¿"Paquete"?

—Esa es... Una manera muy decepcionante de perderle el rastro a alguien, ¿Sabes?

—No tientes tu suerte, gato. —Amenazó. Ya tenía suficiente con todo lo que había sucedido hasta ahora. No tenía la más mínima intención de ser paciente con ese tipo de comentarios—. Cómo sea. ¿Qué se supone que están haciendo ustedes? Sinceramente esperaba que ya se hubieran encontrado con los demás. Vamos, que el sitio es grande pero tampoco lo es tanto.

—Ah, si, bueno... Creímos que sería mejor idea esperar. De cualquier modo no teníamos ningún plan para hallar a los otros, al menos no uno que nos dejara hacerlo a tiempo. —Algo arrepentido de sus decisiones, el peli-negro explicó—. Llegamos al sitio que Nino pagó con la esperanza de poder hacer algo, pero...

—Para empezar ni siquiera hubo tiempo para que ella nos dijera dónde quedaba ese sitio en primer lugar, así que es del todo improbable que alguien diera con él a buen momento. —Las conjeturas del Dios del Caos fueron dadas como acertadas gracias a un asentimiento doble por parte de ambos—. Haa... ¿Y ahora qué?

—Esperaba que nos ayudaras un poco... —Y ella, para su disgusto, tuvo que suprimir su disgusto hacia ambos y pedir ayuda. Podían ver qué le costaba, pero que lo intentara al menos ya les daba a tender qué tan importante era todo ese asunto para ella—. Queda muy poco tiempo para que el festival termine... Y siendo sincera no trabajo muy bien bajo presión.

—...

—Ya veo... Entonces...

Ciertamente a Gaiou tampoco le agradaba la idea de tener que hacer todo esto, pero de nuevo. Sabía perfectamente qué tan importante neta este día para ellas, y sabía perfectamente que no podría evitar moverse aunque lo quisiera, ya que su yo niño no se lo permitiría. Esos asuntos ya estaban superados, pero su empatía al reconocer como se sentía y su maldito lado de caballero le gritaban en la oreja que debía hacer todo lo que estuviera en sus manos para ayudar.

—... Quédense aquí ustedes dos. Ya tenemos suficiente con no tener la menor idea de dónde están Ichika, Arck, Itsuki, Red y Miku. Si al final tenemos que desperdiciar tiempo buscándolos a ustedes también entonces va a ser una completa molestia. —Quizá "desperdiciar tiempo" no debió ser la expresión utilizada, pero de verdad que estaba pensando lógicamente, no tenía tiempo para prestarle atención a esa clase de detalles—. Es mejor tener aunque sea una parte del objetivo asegurado.

—Eso... —La de las cintas gemelas quería protestar, y eso se debía a su desesperado deseo por ir a buscar a sus hermanas por si misma, sin embargo...—. Tiene mucho sentido.

—Si... Creo que es lo mejor que podemos hacer ahora. —Axel quería decirle algo, pero desistió al creer que no era un buen momento... Además de que no tenía la menor idea de qué podría decirle para animarla. Definitivamente no era bueno en esas cosas.

Gaiou observó con gran decepción el nivel de inutilidad demostrado por el peli-negro. Es que, demonios... ¿Qué tanto le costaba un simple "No te preocupes, todo estará bien"? ¿Acaso lo estaba intentando de verdad? Porque como él lo veía tardaría milenios en conseguir cualquier cosa al paso que daba.

En fin, eso no era su problema, así que no diría absolutamente nada.

—Antes de continuar, y para quitarse esos pensamientos de encima, soltó un corto suspiro—. Si veo a los otros les diré que vengan hacía aquí, solo en caso de no haber dado con el paradero de Ichika para ese punto. Así que pueden hacer lo que les de la gana, menos largarse. ¿Está claro?

—Si, si. Claro como el agua.

—Ujum...

—Bien. Si pueden intentar llamar a los demás mejor. —Añadió finalmente, y se dió media vuelta—. Me marcho. No hagan nada estúpido.

—¡Eso debería decírtelo yo a ti!

—¡Como si te fuera a hacer caso! —Y por supuesto que Gaiou se preocupó por devolverle el grito a Míster mientras se echaba a correr.

—...Haa, definitivamente este no es mi día. —Se lamentó Nino, dándose la vuelta para volver al sitio desde donde vinieron, siendo seguida por Axel a los pocos segundos de perder al albino de vista.

Para esos dos todo esto significaría un tiempo juntos muy incómodos del que, para su mala suerte, absolutamente nadie los va a sacar, o al menos no por el momento. Pero no es como si a alguien le importase realmente.

Siguiendo el trayecto del Chico Dynamo... Bueno, digamos que la expresión que tenía durante su corta pero ligeramente fructífera charla con el dúo de cereza y negro, no se mantuvo mucho tiempo, y la expresión que tenía ahora, mientras se movía a una velocidad razonable para un ser humano - ya que no quería armar demasiado alboroto. - era mucho más, como decirlo... ¿Iracunda?

Realmente no había razones para ello más allá de que no comprendía qué demonios había sucedido hace un rato como para que ahora tenga que volver a preocuparse por encontrar a Ichika. Porque joder, eso no tenía ni el más mínimo sentido para él, ni que hubiese sido un desgraciado con ella, ¡Se aseguró de no pasarse con su comportamiento! ¡¿Pero por qué parece que cada vez que lo hace las cosas solo se ponen aún peor de lo que estaban antes?!. Diablos, eso no podría ser más molesto para él, se sentía como si se desperdiciara su esfuerzo.

«Gh-. Y sigo sin comprender... ¿Por qué rayos ella huyó de esa manera? ¿Acaso no sabe que haberse separado solo va a traer muchos más problemas?» Quejarse en voz alta no tenía caso, eso es verdad. Pero también lo es que nadie podría detenerlo de hacerlo mentalmente.

Ehh... ¿Quizá solo no pudo soportar el estilo Neutron? —Mad entró a escena en un pobre intento por evitar que el mar humor de su camarada fuera más lejos que eso.

Lo estás pensando demasiado. Tranquilízate. —Dom se unió a la causa sin considerarlo demasiado. Por el bien de todas las personas a su alrededor, consideraba que era algo totalmente necesario—. Cómo sea, no es como que represente algún tipo de problema, solo... No dejes que esto se vuelva muy personal para ti, porque si me lo preguntas, es justo lo que estás haciendo. Y es justo por eso que te molesta tanto que las cosas no estén llendo bien.

«...» Tanto el exterior como el interior quedaron en completo silencio al no poder rebatir aquello de ninguna manera, pues era totalmente cierto.

La verdad... En algún punto comenzó a recordar a su madre y eso hizo que se colocara muy sensitivo hacía todo. Un gran error de su parte, pero uno que rectificaria desde ese momento. Esa era una decisión que había tomado desde hace ya más tiempo del que podría contar o recordar, y no dejaría que algo que ya superó le volviera a hacer toda la vida más complicada.

Y ahora, culminada su resolución, el oji-morado se permitió lanzar un suspiro que se perdió entre el resto de sonidos en el ambiente. El camuflaje perfecto para no dejar ver la tormenta sentimental que acaba de evitar... Eso sí, por muy, muy, muuuy poco.

—Seguiré buscando.

Hmph. Suerte con eso.

Ya más centrado en su objetivo, los ojos del albino se dedicaron a registrar de forma milimétrica todo el sitio en orden a encontrar a esa molesta peli-rosa. De nuevo quedaba claro que el sitio era grande, y aunque él mismo hubiese dicho antes que no era para tanto, lo cierto es que para situaciones como en la que él se encontraba era un punto bastante jodido con el cual tratar. Eso, y la cantidad de personas que tenía que esquivar y/o empujar para hacerse paso y no perder demasiado tiempo.

El sonido de la pólvora explotando en el cielo lo mantenía consciente de la dificultad del escenario con el que estaba pensando tratar, y por un momento llevó su vista hacia un gran reloj del tipo antiguo que marcaba con gran precisión que quedaban poco menos de media hora para que el festival concluyera. Siendo así le era difícil simplemente evitar moverse rápido. El tiempo esta vez no sería su amigo... Algo gracioso considerando que es una persona que normalmente hace lo que le da la gana con él, para todo.

Una a una, muchas cosas comenzaron a aparecer en su mente, ocupando gran parte del espacio de la misma y distrayendolo bastante j el proceso, llegando a tal punto que por un breve, de verdad, muy breve momento, no prestó atención a sus alrededores ni a la trayectoria que estaba siguiendo, y terminó chocando con alguien por error.

«Eh, Mier-... Un momento.» Estaba por disculparse - porque si, podrá parecer un completo idiota, pero si recibió una educación adecuada. Sabía cómo pedir perdón. - cuando se dió cuenta de algo raro. Quien sea que haya terminado en su camino debería estar en el suelo ya que él es el tipo de persona que pesa muchísimo aunque no lo parezca, pero ese no era el caso.

Sus ojos demostraron una ligera sensación de sorpresa al percatarse del motivo. Esa cabellera rojiza explicaba mucho acerca de eso.

Pero...

—¿Eh...? Eso dol-... —Extrañado por la cantidad de peso que sintió en el impacto, Red se volteó para encarar a la persona que lo usó de parachoques. Ver tanto negro, blanco y morado lo hizo reaccionar muy rápido—. A.

—...

...Esto no está bien.

...Hay que ser muy pendejo.

Bueno, ya había encontrado a Elfheim, eso era un avance, ciertamente.

Sin embargo, no podía evitar quedarse congelado al no se capaz de contar más allá del número uno en ese encuentro, y el peli-rojo pudo darse cuenta rápidamente de que esa era la razón por la cual no solo no le respondió - aunque no dijo nada claro para empezar. - sino que también se había ganado una intensa mirada por parte del albino. No pudo hacer otra cosa más que reír y sudar nerviosamente.

Definitivamente no estaba bien, si se suponía que Red acompañaría a Miku...

¿Por qué él está solo ahí entonces?

—... En mi defensa, fueron demasiadas personas estorbando el paso.

—... Eres más inútil de lo que pensé. —Y si. Puede parecer que él no tenía derecho a decirlo, y puede que en parte sea cierto.

Pero. A diferencia de él, sabía que este sujeto probablemente se propuso cuidar bien de la castaña. Por eso, el que las cosas terminaran de esta forma le parecía... Del todo patético, por no decir otra cosa.

Vaya forma de fallar.

—No lo puedo creer... —Antes de preguntar lo que sea, el Doom Bringer se permitió estar profundamente decepcionado del Dios del Fuego—. ¿Qué demonios sucedió?

—Je, je... —Red comenzó a masajearse la sien mientras reía para disimular—. ¿Me creerías si te digo que no lo sé?

—Más de lo que crees. Y sinceramente no sé si eso es bueno o malo. —Probablemente lo segundo, pensó—. Cómo sea. ¿Tienes idea de dónde está Arck? O por otro lado, ¿Has visto a Ichika?

—Ojalá supiera dónde está Arck. Sería mucho más sencillo para todo el mundo en ese caso. —Comentó suspirando—. Respecto a lo otro, pues no, pero me sorprende que siquiera te molestes en buscarla.

—Tengo mis razones.

—Tus razones la mayoría del tiempo resultan en que algo exageradamente grande explote o varias líneas temporales desaparezcan sin razón. —No valía la pena hacer la aclaración, pero ahí estaba.

—Esto es diferente. —Afirmó y miró de un lado a otro por un segundo—. Muévete, se ve muy raro que nos quedemos parados a la mitad de la calle de esta forma.

—Ajá. —Y tras decir eso comenzó a caminar a un lado del albino.

—Dejando eso de lado. Tenemos cosas más importantes entre manos justo ahora. —Replicó muy seriamente. Como había estado casi toda la noche, básicamente—. Por ejemplo, el qué carajos piensas hacer para encontrar a Miku, porque espero que te des cuenta que a estas alturas ella puede estar algo mareada, confundida, por supuesto perdida y quién sabe que otras cosas más. —Lo decía más que nada para meterle presión... Y puede que a si mismo también—. ¿Es así, cierto?

—No pienses que no. Y sé que es mi culpa por haberme relajado tanto... ¡Pero lo resolveré!

—...

Gaiou levantó una ceja reflejado su incredulidad ante el positivismo del de ojos bicolores. No obstante y por otro lado, que estuviera tan decidido a hacerlo le inspiraba más confianza de la que cualquiera pensaría. De verdad deseaba creer que lo haría bien y nadie tendría que preocuparse por la castaña más tarde.

Pero por si acaso...

—Te llamaré si la veo, estaré pendiente. —Dijo suspirando en resignación—. Ya busco a una quintilliza... ¿Qué tan complicado puede ser buscar a dos?

—¿Eh? ¡¿En serio?! —Entre sorprendido y agradecido, Red exclamó—. Pero espera... ¿Eso no sería el doble de tardado en cualquier caso? —Cuestionó, guardándose su inquietud debido a la hora que era.

—Tal vez. Pero eso no es importante en este momento. Preocuparnos por ello solo nos quitará aún más tiempo. —Quizá para él ya era momento de que se pusiera mucho más serio con esto, aún cuando no parecía que valiera la pena en realidad—. Hagamos esto y luego nos quejaremos de lo difícil que fue. ¿Qué te parece? Suena como un buen plan eh.

—Seh. —El peli-rojo soltó una pequeña risa. La oportunidad de hacer una pequeña broma estaba presente, y no era su intención desperdiciarla—. Suena a uno con muchas posibilidades de salir mal y hacer que nos lamentemos por ser tan estúpidos.

—Pequeños detalles, nada más que eso. —En ese instante, por primera vez en todo lo que llevaban en esa maldita salida, Gaiou sonrió—. Cómo sea, por ahora lo mejor será que nos separemos.

—Hm. ¿Tú a la derecha y yo a la izquierda? —Lo estaba preguntando, pero la verdad es que ya estaba a nada de salir corriendo en la susodicha dirección.

—Esa mierda no podría importar menos.

En fin. Eso seguía funcionando como un "Si, suerte compañero"... O eso quería pensar Red por su propio bien y el de aquella "misión".

De este modo Gaiou y Red separaron sus caminos...

O bueno, al menos eso fue lo que intentaron hacer.

El Líder de los Royal Knights y el autoproclamado caballero de fuego comenzaron a correr dándose de la espalda, avanzando lo suficientemente rápido como para poner una distancia de más de cien metros entre ellos en poco menos de diez segundos - y eso, para no llamar exageradamente la atención... Fallando miserablemente en el proceso. - cuando algo extraño sucedió dentro del rango de visión, un movimiento irregular de algún tipo de elemento de color azul que por motivos desconocidos para él terminó atrayendo su atención. Creía recordar haber visto ese mismo tono de azul antes, pero no sabía de dónde.

Exactamente un segundo después escuchó un quejido adolorido y se forzó a detenerse únicamente para cambiar de dirección e ir justo a dónde suponía se habría dado el origen de ese ruido. Fue entonces qué pudo divisar a muchísimas personas pasando de un lado a otro en una esquina, dejado espacio suficiente para que confirmara la presencia de esa cosa azul de antes. Al escuchar la misma voz de antes no lo pensó mucho y se lanzó a la acción, haciéndose paso - a la fuerza. - entre las personas, ignorando las quejas, para que, apenas tuvo la oportunidad, extendiera su brazo y atrapara a la persona en medio de todo eso. Celebró internamente y jaló para descubrir a aquel individuo, pero se llevó una gran sorpresa.

—Igh... ¿Gaiou-kun?

«...Hermana equivocada. Esta es la de Red.» No encontró a quien esperaba encontrar.

¿No recuerdas cómo era el Kimono de Ichika, verdad?

«Valiente de tu parte asumir que pretendía guardar la imagen de aquello en mi mente para empezar.» Daba igual, aún así había mucha oportunidad de que lo hubiera olvidado de todos modos. Solo que no quiso decirlo.

Así es, sin quererlo había dado con el paradero de Miku antes que con el de su objetivo principal...

¿Qué clase de Gacha mal hecho era ese?

—Eh... Gaiou-kun... —Repitió, algo incómoda con que no respondiera y además se le quedará mirando.

—Ya volví, ya volví. —Mantuvo su agarre un poco más de tiempo y se echó hacia atrás para terminar de sacarla de todo ese caos. Ya viéndolo como algo innecesario, la soltó—. ¿Cómo fue que llegaste aquí?

—...No lo sé.

—...

«Si... Quizá esos dos se lleven aún mejor de lo que imaginé.» Aguantó las ganas de darse un facepalm y atribuyó - por voluntad propia. - todo a que ella seguramente estaba confundida. Mientras tanto sacaba su teléfono de su bolsillo para enviarle un mensaje rápido a Red antes de que se alejara mucho más, además de dejarle ver a Miku lo que estaba haciendo para no tener que responder preguntas.

—Haa. En fin. —Una ve hubo terminado y recibió una respuesta satisfactoria por parte de su camarada guardó nuevamente el dispositivo—. Supongo que está bien si te dejo por tu cuenta hasta que ese idiota llegue. Me voy.

—Uhm, si, eso creo... —Dijo de vuelta, no teniendo la menor idea de qué podría decir. Para ella era complicado encontrar la manera de hablar con una persona... Así, como Gaiou—. Buena suerte con Ichika.

—... ¿Qué? —El Tutor se giró de golpe hacía ella, dejándose llevar por la sorpresa—. ¿Cómo diablos sabes que estoy buscándola?

—Solo lo sé. —Respondió con calma—. Pareces desesperado por irte de todos modos.

—...¿Qué diablos significa eso de todos modos? —Cuestionó arqueando una ceja en señal de duda.

—Bueno, Pasa qu-¡Ugh!

—Hey, ¿Qué fue eso? —El chico se extrañó y en bastante menor medida también se preocupó al escucharla quejarse de esa manera. Solo por ello escogió abandonar momentáneamente sus planes de irse para asegurarse que todo estuviera en orden—. ¿Estás bien?

—S-Si, es solo que... —La apena mirada de Miku fue aparentemente al suelo, y Gaiou por azares del destino siguió la acción, notando un moretón bastante notable en su pie derecho, descubierto gracias a qué usaba sandalias—. Antes... Me pisaron.

—...Gh. Esto realmente no podría ir mejor. —Maldijo sarcásticamente mientras de pasaba una mano por la cara. De verdad estaba psicológicamente agotado.

«Entonces por eso chilló de esa forma antes de que la viera. Vaya mierda, ¿Acaso ya nadie sabe cómo tener cuidado con los demás?» Seguía sin tener autoridad moral para decirlo, pero por hacerle con "buenas intenciones" valía la pena dejarlo pasar y nada más.

El albino registró el sitio en busca de señales del tipo con cabello rojo, sin embargo no encontró nada, lo que le pareció algo raro sabiendo de quién hablaban y lo intenso que él es cuando se trata de ella. Por otro lado si que avistó otra cosa, y eso eran montones y montones de personas, tratando de salir de la copia de manada que habían formado o simplemente parados como estúpidos viendo los Fuegos Artificiales mientras aún había tiempo para hacerlo. Y pensó en como salir de allí sin tener que empujar a mucha gente, pero en eso, su rumbo de pensamiento tomó una dirección totalmente distinto.

Giró su cuello para poder observar de reojo a la castaña a tras él. Acababa de caer en cuenta de que si Red no llegaba pronto para hacerse cargo de ella, era muy probable que ella se lastimara aún más, lo que definitivamente sería malo. Frunció el ceño y resopló, cruzándose de brazos.

«Oye, Alpha.» Hizo el llamado a su parte más silenciosa y enigmática, a quien además podía sentir viendolo absolutamente todo desde las sombras.

No pasó mucho antes de que esa enorme armadura se hiciera sentir en el incomprensible ambiente que representa su mente.

¿Qué? ¿Por qué me hablas tan repentinamente?

«Te detesto.» Soltó de la nada, hablando como si ya hubiera visto cada cosa que hay en el jodido multiverso y todo ello le aburriera. Su cara inspiraba la misma sensación, aún cuando sus palabras no. «Te detesto como no tienes idea.»

... Alphamon no encontró forma alguna de responder a eso.

...¿Whatafak?

Y al parecer no había sido el único que no entendió lo que acababa de suceder. Fue demasiado Random inclusive para ellos.

—... Pensé que te irías.

—Yo también. —Respondió en corto, lamentandose de cada decisión que estaba tomando. Todas se veían como la mierda.

Al parecer había decidido que se quedaría ahí a esperar que Red apareciera, de otra forma no podría estar tranquilo corriendo el riesgo de que, por su desinterés, la Nakano resultara obligada a regresar a casa antes de lo planeado. Malditos cargos de consciencia, como los aborrecia.

El silencio se hace presente y ambos agradecen profundamente que no fuera del tipo incómodo o las cosas se habrían vuelto muy complejas de aguantar por ahí. De cualquier modo, fueron solo tres minutos y eso que a la mitad de eso ya podían escuchar como el tutor que siempre viste de armadura estaba sufriendo para pasar entre tantas personas, hasta que eventualmente lo logró.

—¡Jo-der! ¿Por qué hay tanta gente aquí? Diablos, ¡¿Qué putas sucedió con el distanciamiento social?! —Aun jadeando tenía que expresar su frustración de alguna manera, y las rabietas se veían como una buena opción.

—Aún no llegamos a eso, Red... —Musitó el oji-morado—. Cómo sea. Red, Miku tiene un pie lastimado. Yo realmente no tengo nada para ayudarle así que queda en tus manos.

—¡¿Qué?!... ¡¿Cuando sucedió eso?!

—¡Deja de gritar, que eso sucedió porque actuaste como un retrasado!

—...Lo siento.

—U-Uhm, saben, no es necesario que se lo tomen tan enserio, créanme, solo es-.

—Me da igual, ahora es problema de ustedes dos. —¡Y ahí estaba el Gaiou de siempre!—. Más al este están Nino y Míster, vayan a buscarlos apenas puedan, o al menos no se vuelvan a perder. Y Red, por lo que mas quieras, no vuelvas a dejar a Miku sola.

—Tranquilo, no va a volver a suceder.

—...Digamos que te creo. —Se giró, resignado. No tenía ganas de discutir al respecto—. Tengan cuidado. —Les advirtió antes de continuar con su propio camino.

—¡Gaiou, espera un momento!

A pesar de que él mismo lo consideraba como una acción altamente suicida, Red se atrevió a sujetar al albino de su brazo derecho, cosa que fue lo suficiente como para que fijara su completa atención en él, e ignorando que la forma en que lo veía prácticamente le decía "Tienes exactamente treinta segundos para explicarte. Luego te haré desaparecer" y que podía sentir su aura apunto de romperle el cuello, realmente sentía que debía decirle esto antes de perderlo de vista.

—Gracias por quedarte. De verdad. —Dijo, desbordando sinceridad en cada sílaba—. No creía que fueses a hacerlo y me preocupaba, pero bueno... Supongo que incluso tratándose de ti la gente aún puede equivocarse respecto a lo que uno cree que puede esperar. —Añadió, soltandolo lentamente—. Supongo que en esta ocasión, me alegra haberme equivocado.

—Es cierto... Muchas gracias por preocuparte por mi bienestar, Gaiou-kun. —Y Miku, como era de esperarse, se unió. Añadiendo al asunto una pequeña reverencia en agradecimiento—. Ciertamente, a mi también me alegra haberme equivocado... Creo que después de todo si eres una buena persona.

—... —El aludido al final de todo estaba, como se puede ver... Sin palabras.

Uuuh, te pillaron en Full HD 4K papuh.

Realmente ni siquiera les prestó atención a esos dos. Seguía tratando de descubrir como debería tomarse esas palabras. Le terminó dando muchas vueltas únicamente porque no está acostumbrado a recibir ese tipo de... ¿Halagos? Cómo interpretó todo eso, y por la misma razón desconocía que debería decir de vuelta.

Al no encontrar nada que pudiera decir para salir de esa situación de la forma más natural posible, escogió la opción de quedarse callado, asentir y sencillamente irse de allí, dejando al par de Rojo y Castaña atrás, con la palabra en la boca.

«Joder, que extraño se sintió eso.» Se dijo a si mismo entre tanto intentaba sacudirse - literalmente. - esa sensación, sin éxito.

Quiso ignorar las risas que escuchó detrás de él y perderles la pista lo más rápido posible, pero de nuevo el problema con el aforo de la plaza se interpuso entre él y su objetivo. Pronto se vió parado frente a un maldito mar de idiotas desocupados.

Gaiou. Un momento. —La potente voz del Caballero Caído resonó por toda su cabeza, haciendo que se exaltara—. Quédate quieto.

«¡La puta madre! ¡No hagas eso de pronto!» No era broma, de verdad se asustó. Después de todo que él lo llamara para hablar era una cosa, pero que decidiera hacerlo por su cuenta sin duda era otro nivel al que no estaba acostumbrado. «¿Y ahora qué?»

Yo... No sé cómo justificarme y que suene convincente para ti pero. De verdad quisiera que me hicieras caso con esto. —Y una nueva sorpresa. El Ex-Royal Knight estaba pidiéndole un favor... Eso sí que era nuevo—. Míralos un poco más. No te vayas tan rápido.

«...¿Perdón?»

Solo... Quédate un par de minutos más y observarlos, ¿Puedes?

Tanto Gaiou como Mad y Dom estaban extremadamente perdidos con esta nueva actitud tomada por Alpha. No tenía nada de sentido lo vieran por dónde lo vieran, mucho menos cuando todos sabían que estaban en una carrera contra el reloj y no podían perder el tiempo. Pero también era cierto que esta era la primera vez que la parte Digimon hacía una petición de cualquier tipo.

Lo consideró y aceptó. Aún cuando no terminaba de entender sus razones, si que comprendía que de verdad deseaba esto, por lo que no veía razones para negarse a nada.

Por suerte, esos dos ya no eran conscientes de que seguía cerca, por lo que sería mucho más sencillo, y claro, mucho menos incómodo.

—Este es un buen lugar para que te sientes. Enseguida haré algo para que eso deje de dolerte.

—No tendrías que preocuparte por eso. Después de todo voy a estar bien. —Replicó la castaña. Sin embargo no por avergonzarse de recibir ese tipo de atención no hizo lo que el chico le pidió, y esto se debía a qué lo conocía lo suficiente para saber lo que respondería. Así como también sabía que esa conversación no iría demasiado lejos.

—¡Nada de eso! De hecho es todo lo contrario. —Algo justo como eso. Red ya se había agachado y sacado una tela de su bolsillo para tratar ese moretón—. Es justo como Gaiou lo dijo. Esto es mi culpa, y siendo así lo correcto es que me asegure que no te molestará. Comparado a lo que podría hacer de estar en otro sitio, esto es muy poco, créeme.

—Resignada al darse cuenta que estaba en lo correcto al pensar de esa !manera, la chica suspiró, esbozando una pequeña sonrisa—. Está bien... Muchas gracias por preocuparte por mi, Red-kun.

—Je, je. Siempre que sea necesario.

«Sigo sin entenderlo... ¿Qué se supone que debería ver según Alpha?» Mirar a Red siendo un completo SIMP no es algo que no sucediera todos los días, al menos desde que llegaron a ese mundo y tuvieron la oportunidad de conocer a esas chicas. Ver algo fuera de lugar era una tarea difícil para el albino.

Y siguió pensando de esa manera hasta que pudo avistar a dos mujeres con una serie de papeles en sus manos acercándose al par que solo se preocupaba por decidir qué harían o donde irían a continuación. Justo cuando el peli-rojo le tendía su mano a Miku para ayudarla a levantarse, una de ellas habló.

—Disculpen. Estamos haciendo una encuesta a las personas que asisten al festival. —Fue increíblemente directa. Tanto como para captar la curiosidad de los jóvenes al momento—. Y quisiéramos saber, si no es mucha molestia, si podríamos hacerles unas cuantas preguntas.

—¿Eh? Bueno...

—Uh, lo siento pero, estamos algo apurados, la verdad. —Red hizo su mejor intento por safarse de esa situación, pero dentro de si estaba algo nervioso.

Conocía bien a las personas de ese tipo y por ello tenía muy presente que podían llegar a ser igualmente intensas que uno de esos vendedores puerta a puerta.

—Solo serán unas cuantas preguntas, y además se les entregarán Vouchers de 100¥ a cada uno. —La segunda encuestadora intervino con la habilidad de un depredador. Red se puso aún más nervioso—. En verdad será solo un momento.

«Para empezar, ¿Qué carajos es un Voucher?» El Dios del fuego estaba sudando. Quería salir de ahí lo antes posible, pero no tenía la menor idea de cómo hacerlo sin sonar extremadamente grosero con ellas.

Red dirigió su vista en busca de consejos, pero al ver la expresión que la chica tenía - igual de acomplejada que la suya. - y que además se encogiera de hombros, le dejó claro que tendría que esforzarse un poco más que eso.

—Lo sentimos mucho ahora no-.

—¡Ese caso una sola pregunta estaría bien! —Pero ellas seguían presionando más y más.

—¡Lo que sucede es que-!

—Hagámoslo rápido. —El chico estuvo apunto de quejarse, ya se había desesperado con la actitud de esas dos. Sin embargo, en esta ocasión, esas dos mujeres fueron considerablemente más veloces, y le callaron la boca antes de que cualquier sonido volviese a salir de ella—. ¿Podemos saber qué tipo de relación tienen ustedes dos?

—...¿Hah?

—...

Sin respuesta, y no era para menos... Ya que podríamos decir que sus cerebros se estaban reiniciando con el único objetivo de asegurarse de que efectivamente habían escuchado lo que creían haber escuchado, sin estar malinterpretando nada.

El asunto aquí es que no había que malinterpretar, porque todo sucedió exactamente como sus mentes lo procesaron. No obstante, el escenario donde se quedaran congelados y sin saber qué decir no se pudo evitar, y al poco tiempo, ambos comenzaron a temblar nerviosamente.

—Mejor pasemos esa pregunta. Con solo verlos es muy claro que ustedes son pareja.

—Y una muy linda además.

—¡¿Q-Qué?!

—N-No... Nosotros, no...

Por algún motivo desconocido para él, Gaiou sintió una inmensa vergüenza de segunda mano al presenciar aquello, juntó con unas enormes ganas de cortarse la cabeza, no sin antes de estrellar su palma contra su propia cara. Lo único que podía hacer para evitar eso era suspirar y no mirar tan directamente. Quizás no lo soportaría.

De cualquier modo, cualquiera que no fuera él podría decir que la forma en que ambos nerviosos y el modo en que se soltaron de las manos en cuanto se hizo la mención a la posibilidad de que fueran pareja era... Algo tierna, ya que no había otra forma de decirlo. O al menos no sin que suene bastante extraño e incómodo para todos.

Los segundos pasaron y las cabezas de Red y Miku se enfriaron, solo en ese momento se atrevieron a ver al otro a los ojos, finalizando con una carcajada mutua que ayudó mucho a disipar sus nervios. A continuación, conon un asentimiento confirmaron que pensaban en lo mismo, y entonces volvieron a hablar.

—En realidad... —Por un instante, el peli-rojo deseó no tener que expresarse de esa forma, pero tenía muy presente que para llegar a darse ese gusto tendría que esforzarse muchísimo. Tendría que ser paciente—. Solo somos amigos.

—Somos... —Y de hecho, aunque el otro no se dió cuenta, Miku también dudó por un segundo... Quizá lamentando algo. Quien sabe qué—. Muy buenos amigos.

—Uh...

—E-Entendemos, gracias y perdón por molestarlos.

Muy bien, eso fue... Bastante extraño y confuso.

El par de AMIGOS no hicieron otra cosa más que reír en cuanto "los dejaron solos". No podrían creer lo avergonzados que estaban, pero no es como que realmente les importara. Al parecer, para ellos fue una experiencia cuánto menos divertida.

«...Esto es inútil.»

Lamentablemente no fue así para todos.

Aún cuando esperaba notar algo pensando que si Alpha ponía tanto esfuerzo en que se quedara, la verdad es que no vió absolutamente nada raro o que, según él, valiera la pena.

¿Para qué había sido todo eso en ese caso?... No lo comprendía.

Una vez se dió la vuelta, proponiendose largarse de ahí de una buena vez, le echó una mirada a su subconsciente, considerando la idea de preguntarle directamente a Alpha qué rayos planeaba conseguir, o que esperaba mostrarle, pero el Caballero Negro ya no sé veía por ninguna parte, lo que significaba que estaba por su cuenta con esto.

«Haa... Quisiera entender... De verdad quisiera hacerlo...» Se resignó a dejar el asunto para otro momento y concentrarse en lo que verdaderamente era importante en ese instante. Dejándose llevar por esa mentalidad revisó nuevamente la hora en aquel gran reloj de antes y su rostro volvió a destilar gran seriedad.

Momento de volver a moverse.

Tal vez caminar sea una mejor idea esta vez. Simplemente su cuerpo no quería cooperar para hacer cualquier otra cosa. Es como si estuviera trabajando a la mitad de su capacidad, y no había razón para que así fuera, pero era la realidad, y estaba obligado a lidiar con eso.

—Esto es realmente exasperante. Cómo detesto dar vueltas por todos lados, y tener que hacerlo para encontrar a una sola persona de las siete mil millones que hay en este planeta no hace que me agrade más. —Sabia que quejarse no haría que completara su misión más rápido, pero al menos le ayudaba a desahogarse—. Me arrepiento mucho de no haber llevado mis Dynamos conmigo ese día.

Es gracioso. Justamente el día que decides dejar esa costumbre de llevarlos a todos lados, quedas atrapado en un lugar donde probablemente los necesitarías.

Eso es tener muy mala suerte.

—Si... Quizá debería reconsiderar la idea de comenzar a jugar Gachas. Que confío mucho en mi mismo... Pero en mi suerte no, ni un poco.

En lo que si era afortunado era en no tener que soportar hacer todo eso por su cuenta sin tener a alguien con quién conversar en el camino. Mad y Dom cumplían bien con su función de evitar que Gaiou se volviera totalmente loco, aunque el mantener una charla en voz alta con ellos hiciera que la gente lo mirara raro. Nada a lo que no estuviera acostumbrado ya.

El maldito pan de cada día en la vida de un demente.

Gaiou bufa. Con el rastro de Ichika totalmente perdido, sin una sola pista de a dónde podría haber ido, teniendo la presión de saber que no era el único buscándola y que si es otra persona la encontraba todo se iría la mierda, y que, además, ni siquiera recordara a dónde tenía planeado dirigirse en primer lugar, se podría decir que para este punto él era quien estaba perdido, y eso le molestaba como nada. Le molestaba no saber qué hacer. Le molestaba que fuese tan difícil hace algo con tan poca importancia como eso. Diablos, le molestaba básicamente todo.

Necesitaba hacer estallar algo, pero sabía que no debía, no ahí al menos.

De cualquier modo no todo estaba tan mal como parecía serlo en realidad. Los ojos lilas del Doom Bringer destellaron en esperanza cuando esté levantó la mirada y pudo ver a lo lejos un patrón de colores plasmados en un Yukata que definitivamente reconocía. El color rojo era demasiado llamativo, y ese peinado lo era mucho más, añadiendo a eso que, sin importar en que circunstancias se encontrara, él más que nadie sería capaz de reconocer la cabellera de color azul de la persona al lado de la chica.

No dudo ni un momento y comenzó a correr para alcanzarlos más rápido, cuanto más se acercó más seguro pudo estar dbque efectivamente eran quienes pensaba. No pasó mucho hasta que ya no quedara ninguna duda al respecto.

Sonrió con alivio, pero, estado a casi veinte metros de ellos, su propio cerebro le hizo volver a la realidad.

«¿Por qué me emociono tanto?... Diablos, las probabilidades de que ellos sepan dónde está ella son así de bajas...» Lamentablemente para él, tenía la costumbre de dejarse guiar por su lado más lógico y consciente en los peores momentos. «Vaya mierda.»

Con sus pensamientos enfriándose progresivamente bajo la velocidad lo suficiente para no estar corriendo pero no tanto como para no alcanzarlos nunca. Más que nada por la falta de motivación que le generaba la idea de seguir sin obtener nada que pudieran ayudarlo.

—Arck. —Habló una vez estuvo lo suficientemente cerca, usando un tono calmado para no dar la impresión de haber salido de la nada. Eso solo por consideración a Itsuki, aunque ni siquiera la nombró.

—¿Eh?... —Sorpresivamente también tomó al nombrado por sorpresa (válgame la redundancia). Al parecer estaba demasiado inmerso en sus asuntos para darse cuenta que se estaba acercando—. Ah... Te juro que pensé que ya te habías ido. —Gaiou prefirió responder a eso, pero por la cara que traía era claro para el mayor que eso le habría gustado.

—¡Gaiou-kun, que bueno encontrarte! —Exclamó una sonriente Itsuki, sin prestar atención a que las cosas sucedieron al revés—. Estaba comenzando a pensar que no nos veríamos hasta que la noche terminara.

—Ya. Si no querías que fuera así deberías haber encendido tu teléfono para empezar, ¿No lo crees? —Aunque el tampoco se preocupó mucho por hacer llamadas.

—...¡Lo olvidé totalmente!

—...Estoy a punto de explotar. —Gruñó el albino, cubriéndose la cara con ambas manos.

—No lo hagas por favor, hay demasiados testigos.

—Ya lo sé maricón, ya lo sé.jpg

Cómo le dolía que todo esto se pareciera tanto a un anime de comedia muy, pero muy mal hecho.

Ya que se hizo una pregunta perfecta para ello, Gaiou procedió a contarles a ambos acerca del lugar donde había visto a Axel y Nino, además de su encuentro con Red y lo que sucedió con Miku mientras estaba intentando hallar a Ichika. Aunque claro, omitió - de forma no intencional en la mayoría de casos. - varios detalles "sin relevancia", como su encuentro con aquel hombre de bigote y que se quedó viendo como el Rojito y la Nakano con audífonos hacían el tonto.

Las reacciones a su relato fueron las esperadas: Arck anotando toda esa información para después y revisó cada punto importante con cuidado, mientras que Itsuki prácticamente saltó de alegría porque al escuchar todo eso. Y no es para menos, ya que solo les faltaría encontrar a Ichika para que estuvieran todos juntos, recordado que Nino llamó a Yostuba antes.

—Ya veo... Parece algo complicado tu asunto. —Analizó el perezoso ser hecho de energía—. Hmph, después de todo parece que me hiciste caso, ¿Eh?

—Y me arrepiento mucho de ello, créeme.

—Todo está llendo muy bien al final de todo. Si seguimos de esta forma podríamos reunirnos antes de que el espectáculo de los Fuegos Artificiales termine, ¡¿No es eso genial?! —Ante la positiva actitud de la menor, Gaiou puso una cara de Póker.

Todo eso había sido su esfuerzo la verdad, básicamente le estaba diciendo que se siguiera moviendo. Vaya mierda, pensó.

Arck se dió cuenta de ello y no pudo evitar reír. Claro que podía, el que se jodia no era él después de todo.

—Ella tiene razón. No hay razones para demostivarse justo ahora. —Vociferó, planeando el hombro del otro Dios—. Verás que al final del día todo habrá valido la pena.

—... Ajá. —Realmente él no lo veía de esa manera, pero les seguiría el juego—. Seguro.

—¡Vamos Gaiou-kun! ¿Qué pasa con esos ánimos? —Ella por otro lado si que estaba emocionada. Tal vez demasiado para el gusto del albino—. Tenemos que esforzarnos más que eso, ¡Hoy definitivamente será un gran día! ¿No lo crees así?

—...

—...

La oscuridad de la noche nunca fue más inquietante que en esa ocasión.

Itsuki se había dejado llevar por su exagerado optimismo y alegre forma de actuar... Y le había dado al albino un puñetazo amistoso en el abdomen. El silencio que le siguió a eso ni siquiera la afectó, pero a lo otros dos... Bueno. Digamos que las cosas se pusieron muy tensas, y Arck tuvo que ponerse en guardia para evitar que cualquier cosa extremadamente mala sucediera.

Lo recordaba perfectamente. Si había una cosa que Gaiou odiaba más que a Míster y las personas sin honor, sin duda alguna era que alguien que no consideraba cercano invadiera su espacio personal y que además se atreviera a tocarlo. Se preocupó demasiado la idea de qué todo se saliera de control y, en el mejor de los casos, tuvieran que considerar renunciar a sus trabajos por lo que el Royal Knight pudiera llegar a decir... Pero...

El ni siquiera se había movido. Se sorprendió bastante al no sentir ningún tipo de hostilidad viniendo de él, y que solo estuviera ahí, mirándola muy intensamente.

¿Qué demonios había sucedido?

—Itsuki. Quiero que me respondas una pregunta. —Más que una simple petición, eso parecía una exigencia por lo serio que estaba siendo.

—¿Uhm? —Ignorante de la verdadera naturaleza de la escena, la peli-roja dió vía libre al albino para que continuara. Tenía curiosidad.

—Aún no sabía que era lo que pasaba por su mente, pero el peli-azul sentía que era mejor asegurarse de que todo estuviera en orden—. Gaiou, espera un mo-.

—¿Por qué me tratas como si fuéramos amigos?

«...¿Qué?» La verdad no había forma de que viera venir eso, y mucho menos que comprendiera la razón de que esto - a juzgar por el tono de voz que usó. - fuese tan importante para él. Porque si, parecía que realmente deseaba obtener una respuesta a esa pregunta. Aunque pareciera lo contrario había veces que Arck no entendía del todo a su autoproclamado hermano menor.

E Itsuki por otro lado... Increíblemente ella tenía una expresión jodidamente determinada. Tanto que los segundos que se tardó en procesar las palabras de su tutor (más que nada de inglés) y decidirse a contestarle, valieron totalmente la pena.

—Es porque eso es lo que somos. —No había duda en ella. Lo hablado con Arck iba muy enserio, y aquí estaba la prueba de ello—. Todos somos buenos amigos, ¿No es así?

—La inquietante y brillante mirada del albino no fue apartada—... Ni siquiera nos conocemos. Que digas algo así es...

—¡Ya lo sé! —Interrumpió, dibujando en su rostro una gran sonrisa—. Pero no es como si eso de verdad importara ahora. Y es porque tarde o temprano ese problema se va a solucionar. ¿Por qué habríamos de prestarle atención en ese caso? Sencillamente no tiene sentido alguno. —Concluyó, volviendo a golpear amistosamente, esta vez en el pecho del oji-morado.

—Las cosas... No funcionan de esa manera, ¿Lo sabes, verdad?

—No lo harán si lo piensas de esa forma. —Replicó, finalizando con una risa repleta de seguridad.

Mientras Gaiou se congelaba en su intento de entender, Arck quedaba más asombrado a cada segundo por todo lo que había podido ver de esa corta, pero significativa interacción entre ambos. Ni siquiera se paró a revisar todo lo antes visto y esperó para saber qué sucedería a continuación, alternando su mirada entre Gaiou, Itsuki y viceversa. Ya parecía una vieja chismosa con esa actitud, pero estaba bien mientras nadie se diera cuenta de ello y su curiosidad pudiera más que él mismo.

Por su parte el sujeto de gran abrigo estaba teniendo una de las vorágines existenciales - y sociales. - más jodida de toda su vida, y era como si una flecha se hubiese clavado justo encima de otra, y de otra, porque en ese instante vino a su mente aquella "encuesta" que le hicieron a Red y Miku, luego recordó todo lo que le dijo a Ichika por culpa de un impulso que no pudo controlar, y después de eso... Básicamente todo lo de ese día.

—Supongo... —La finalización de todo aún se veía nublada para él, pero por ahora...—. Supongo que es cierto.

—¿Ves? No es tan complicado.

—Me acaba de explotar la cabeza. —Dijo de la nada el peli-azul, ganándose las miradas confundidas de los dos menores que él—. En fin. Sé que probablemente estés muy cansado de todo esto, pero creo que es claro que no es muy buena idea que te quedes por aquí así como así, hermano.

—Tras pensarlo un poco y suspirar, Gaiou asintió—. Solo dame un momento, de verdad necesito parar un instante.

—Eso está bien. Casi nunca lo haces así que habrá que considerar esto una "Ocasión Especial".

—...No estoy seguro de que me guste el tono que acabas de usar.

—Estás delirando.

No lo hacía.

—Je, je. Ustedes chicos si que parecen hermanos.

—Así de apestosa es mi vida. ¿Puedes creerlo? —Dijo Gaiou viéndose aburrido.

—¡Oye! Recuerdo perfectamente que fuiste tú el que empezó a llamarme hermano más seriamente. No te quejes de algo que tú te buscaste. —Y Arck contraatacó con una acusación que de hecho era cierta.

—Cierra la boca, nadie te lo preguntó.

—...>:^

—¡Jajajajajajajajajaja!

Mientras Gaiou recuperaba las ganas de correr por ahí como una gallina sin cabeza, se daba el gusto de responder a una que otro comentario de parte de Arck e Itsuki aprovechando que por el momento no parecía que estuviera haciendo de tercera rueda, aun cuando se mantenía de cierto modo al margen para no molestar demasiado, solo por si acaso.

Entre tanto, pensaba en profundidad acerca de lo que habían hablado hace apenas un par de minutos.

¿No oponerse a qué sean amigos?... La verdad es que no tenía planeado meterse si los demás querían, pero sus intenciones, hablando de si mismo, eran bastante distintas. Y era porque la idea de formar ese tipo de lazos con un montón de seres humanos no le agrada... Más que nada porque sabía que eso se acabaría en dónde sea que terminara la línea de su esperanza de vida. Eso pensaba.

Pero ahora...

«Tal vez solo he estado siendo muy cabeza hueca.» O quizás solo estuvo asustado, porque recordaba perfectamente como se sentía pasar por todo eso, y no le agradaba la idea de volver a experimentarlo. Sin embargo, llegados a este punto entendía que seguir de esa manera sería demasiado egoísta de su parte. Justo el camino que no debería tomar... Justo el camino que no iba a tomar.

Arck lo miraba de reojo de tanto en tanto y sonreía. Nunca había visto a su hermano preocupándose por un tema que no tuviera nada que ver con luchar o sus hijas. Decir que se sentía orgulloso no sería para nada erróneo a decir verdad.

—¿A dónde deberíamos ir ahora Arck-kun?

—Bueno, ya hicimos todo lo que podíamos por aquí, así que sería buena idea encontrarnos con los demás. De todos modos ya perdimos demasiado tiempo en vez de buscarlos.

En ese preciso momento Gaiou sintió unas inmensas ganas de estrangular al mayor.

«Gran hijo de...» No era sorpresa que recién supiera dónde estaban, y le molestaba como nada estar totalmente seguro de que todo eso fue idea de él. Prácticamente decidió dejarle todo el trabajo a alguien que no estaba contento haciéndolo.

Hay que ser muy desgraciado.

—Hmmn, eso es cierto. —Itsuki no se arrepentía. Se había divertido mucho después de todo—. Pero... ¿Hacía que dirección debíamos ir?

—Eh. Creo que era por... —Claramente no lo recordaba, apresar de que el mismísimo Gaiou se lo acaba de recordar con su pequeño reporte de misión de antes.

El albino rodó los ojos y bufó. A esas alturas ya estaba tratando de decidir a dónde ir a continuación según cuántas probabilidades hubiera de por fin dar con la existencia de la quintilliza número uno. Dando como resultado una de las pocas situaciones dónde se molesta en utilizar las matemáticas y además trazar un plan lo suficientemente elaborado aunque le parezca una jodida mental todavía más aburrida y tediosa.

Arck e Itsuki intentaban recordar de dónde vinieron y hacía donde se suponía que debían ir mientras el otro estaba metido en sus propios pensamientos. En eso, y aprovechándose de que absolutamente todos estaban demasiado distraídos como para notarla, una chica de inconfundible cabello rosa (a menos de que seas daltónico) se aproximó silenciosamente y con una sonrisa inusualmente maliciosa a la espalda del de vestimenta más extravagante.

Mad, Dom e Inclusive Alpha se dieron cuenta de lo que sucedía, pero prefirieron dejar morir a Gaiou y no decirle nada. Arck eventualmente también se percató de la presencia de la chica... Y también dejó morir a Gaiou, para variar; de esa manera el chico quedó por su cuenta.

Únicamente llegó a reacciona en el preciso momento en el que sintió una pequeña y delicada mano aferrándose con mucha fuerza a su brazo derecho. Cuando volvió a la realidad lo hizo con exaltación, la cual se convirtió en sorpresa al girarse y reconocer a la persona que lo sujetaba.

Ella solo sonrió ampliamente a lo que él abría la boca, listo para reclamarle por haber desaparecido del modo en que lo hizo.

—¡Ichi-!

—Por favor, ven conmigo. —Interrumpió a buena hora, hablando muy rápido pero también en voz baja para que - según ella. - Itsuki y Arck no la descubrieran.

—¿Qu-? ¡Oye-!

De cualquier modo, aunque se lo haya "pedido" por favor, en realidad le valió tres hectáreas de verdura lo que tuviera que decirle y si quería hacerlo o no. Comenzó a arrastrarlo por toda la calle sacando partido de que estaba algo shockeado por su repentina aparición y su cerebro se tomaría su tiempo antes de generar una respuesta.

Siendo apenas vistos por un par de ojos azules, ambos desaparecieron entre la multitud y una que otra esquina.

—Hey, ¿Cierto que los Fuegos Artificiales fueron geniales? Debió ser una bonita experiencia para tí.

—¿Qué? —Su pobre patata solo la tuvo más difícil con esa pregunta tan extraña, repentina y fuera de contexto. Lo que él no sabía es que, que eso sucediera, era lo que ella deseaba conseguir—. ¡¿Qué demonios estás haciendo?!

—Dime, ¿El Festival te pareció divertido?

—¡¿Y eso qué mierda importa?! —Pero ya no funcionaría más. Ahora Gaiou exigía respuestas—. ¿Qué sucede contigo? ¿Y tus hermanas? —La confrontó sin perder tiempo—. Ustedes iban a ver los fuegos artificiales juntas, ¿No es así?

—... Je. Es... Curioso.

—¿De qué estás hablando ahora? ¡Ichika-! —Estuvo a nada de tirar de su propio brazo para obligarla a detenerse, pero nuevamente la chica fue más rápida y astuta.

—¡Está bien, está bien! —Con una sola sonrisa acabó con todas sus intenciones y espíritu de lucha—. ¡No te preocupes por eso! No va a suceder nada malo.

—...

Todo esto no podría ir más lejos de lo que quería que lo hiciera. Diablos, ¿Qué le sucedía a esas hermanas? ¿Por qué tenía que complicar todo siempre? Ha, empujar las circunstancias a este punto. Hacía que se le revolviera el estómago.

¿Qué diablos pasaba con ella? Y ¿Qué pretendía lograr raptandolo?

...

¿Que diablos le sucedía a él y por qué no se resistía a pesar de no tener la menor idea de a dónde iban...?

Nada de esto tenía el más mínimo sentido.

—Haa, pues no queda de otra... ¿Gaiou-kun, lo siento pero podrías decirnos dónde...? —Luego de haberse dado por vencida en ello. Itsuki se voltea con intenciones de recurrir al tutor con albinismo para dar con la ubicación de sus hermanas. Pero, oh sorpresa— ¡¿Eh?!... ¡¿Gaiou-kun?!

—... Vaya. Esto es inesperado. —Realmente no. Solo estaba actuando.

—¿Y ahora qué vamos a hacer?

—No hay de que preocuparse. No es tan malo. —Le tranquilizó. Una tarea en la que su actitud usual le ayudaba en gran medida—. De hecho creo recordar dónde están Míster y Miku. Solo es cuestión de ir y esperar a que todo se resuelva desde ahí.

—Pero, pero... ¿Y qué sucederá con Gaiou-kun?

—Ah, tranquila. Preocuparse por él no tiene mucho caso.

—¿Estás... Seguro de eso?

Arck rió ante la inseguridad de Itsuki y casi de inmediato confirmó lo antes dicho por medio de su sereno asentir.

La chica aún no estaba del todo tranquila con ello porque a pesar de que existía la posibilidad de que solo se haya ido a hacer sus cosas sin avisar, seguía viéndose raro que solo desapareciera como si nada. Pero para algo tenía a uno de sus tutores ahí con ella. Si lo que tenía que hacer era despejar sus dudas, entonces eso haría. No había problema alguno.

—Estoy completamente seguro, es esa la razón por la que estoy tan tranquilo. —Aseguró sin titubear—. Créeme, Gaiou es una de las personas en las que más confío. Es por eso que lo sé.

Ya le daba igual, tenía claro que sí tenía cuidado no sucedería nada, así que posó su mano sobre la cabeza de Itsuki de una vez por todas, procediendo a palmearla lentamente. Ella lo miró directamente a los ojos y se estuvo más tranquila al respecto.

Si que parecían hermanos. Toda esa confianza debía ser por algo, así que no lo cuestionaría en absoluto.

—Él definitivamente estará bien.

Si... Probablemente así fuera.

[•••]

Apenas unos segundos después de eso, un solitario y silencioso callejón parcialmente oscuro fue testigo de como un chico de cabello blanco y ojos de un lila electrificado, junto a una chica de cabello rosa y brillantes ojos azules, acudían a él para lo que se podría traducir como "tener suficiente privacidad".

Sin embargo, un fuerte golpe acabó con la peculiar tranquilidad presente. Y al tiempo, Gaiou recibía medio shockeado la sensación de ser estampado de espaldas contra la pared, solo para que acto seguido, Ichika se posicionara prácticamente sobre él, golpeando firmemente con sus palmas al concreto a lado y lado de su torso.

...Okay, quizá no estaría taaan bien.

—...¿Hah? —Fue lo único que pudo salir de su boca. Estaba demasiado confundido como para formular alguna frase coherente, y no era para menos.

...No mames.

¿Acaso es esto... Esa legendaria técnica?

Al mirar hacia abajo debido a la diferencia de alturas que en un principio le impidió a la chica hacer las cosas de la manera que quería, se encontró la fría pero extrañamente convincente mirada de la Nakano.

Tragó fuerte al notar la manera en que sonreía, pareciendo alguna especie de súper villana en medio de la ejecución de su plan maestro. Intentaba no dejar que sus nacientes nervios dominaran su juicio, pero le era terriblemente difícil lograrlo.

¡Y el Kabedon no le ayudaba para nada! ¡Para NA-DA!

—Gaiou... Hay algo que necesito que hagas por mí.

—...

—Lo que hablamos antes, quisiera que, por favor, lo mantuvieras en secreto. —La firmeza en su tono de voz casi que le lavaba el cerebro, apenas y podía pensar, y ella quería usar eso a su favor—. Y además de eso... Sería bueno si te rindieras ahora mismo.

La expresión del chico pasó de ser confusión a eso en una mezcla entre estupefacción sin límites e incredulidad absoluta. Podía ver qué dudaba, podía ver qué no comprendía a dónde quería llegar, pero no le preocupó.

Si era tan necesario que le aclarara las cosas entonces ella no tendría ningún problema en hacerlo.

—Escucha. Sobre mis hermanas... Lo lamentaré mucho pero...

Sus sentidos reaccionaron a esas palabras, y el también lo hizo, recuperando gran parte de sus capacidades por un breve instante.

Justo antes de que una bomba cayera sobre él. Algo que habría deseado no escuchar.

—¡No podré ver los fuegos artificiales con ellas!

—...¿Qué?

Esto se estaba volviendo cada vez más y más complicado...

Dejando de lado por un minuto. Al mismo tiempo, en otro lugar, aunque más cercano de lo que cualquiera se podría imaginar; la quintilliza del medio y el segundo más joven de los tutores (no realmente) caminaban a paso muy, muy lento por la acera.

Sus intenciones eran aproximarse al lugar donde se encontrarían con el resto. Sin embargo había un par de cosas que evitaban que lo hicieran mucho más pronto. Entre ellas el adolorido pie de Miku, quien había sido pisada por una persona Random en el lapso de tiempo en el que estuvo completamente sola, y la inquietud de Red, que temía que si aceleraba el paso su acompañante lo sufriera. Grandes obstáculos, aunque no los frenaran del todo, seguían siendo lo suficientemente serios como para darse a considerar.

En eso, el Dios empezó a mirar hacia todos lados de forma repetitiva, haciendo que Miku se extrañara y preguntara mentalmente qué le sucedía, hasta que él habló y despejó sus dudas.

—Según recuerdo lo que dijo el loco, cerca de aquí deberían estar Nino y Míster. —Decía el tutor de cabello rojo, observando todo el sitio y a las personas en él tras haber adoptado una pose pensativa—. ¿Qué dices Miku? ¿Crees que podamos llegar ahí sin muchos problemas?

—Red-kun, se que dices eso porque te preocupa que tenga problemas al andar, pero ya te dije que estoy bien. —Respondió la aludida sonriendo levemente—. Mi pie ya no duele tanto como antes, podré pasar entre todas esas personas. Solo vamos.

—Ya. Aún así... —Ni siquiera se molestó en negar su afirmación, porque así es como funcionaba. Cómo sea, quería estar totalmente seguro de que nos habría nada de lo que preocuparse más adelante—. Hmph. Quizá sería mejor si me adelanto un poco para tratar de hallar un camino más despejado. De otra forma creo que no voy a estar satisfecho con llevarte ahí cuando estás lastimada.

—... Te estás complicando todo sin motivo. —Soltó, largando un suspiro de resignación—. Está bien. Si con eso eres feliz entonces esperaré.

—¡Genial! —Celebró aún más ruidosamente dentro de su mente. Acto seguido se giró hacía la chica un par de segundos antes de marcharse—. Volveré muy rápido. Aquí hay muchos sitios donde puedes sentarte así que todo estará bien, todo este asunto se solucionará muy rápido, ¡Lo prometo! —Exclamó por último, corriendo hacia cualquiera que fuera su destino.

Miku suspiró una vez más antes de perder de vista a Red. Decidió que era buena idea sentarse a descansar hasta que regresara y lo hizo en un pequeño muro junto a la ventana de una tienda. Ventana que eventualmente terminó ganándose su atención, ya que no tenía nada que hacer en ese momento.

Su propia imagen la saludo en el reflejo que era proporcionado por el vidrio. La tienda estaba cerrada y con las luces apagadas, así que no había otra cosa que la distrajera.

Su mente le jugó de formas curiosas varias veces y divagó mucho acerca de un montón de temas distintos en apenas un minuto, entre ellos, sus propios recuerdos de ese mismo día, de principio a fin. Hizo varias revisiones en sus memorias y se detuvo abruptamente al encontrar algo que la hizo pensar más que cualquier otra cosa.

"...¿Sabías que cuando una chica cambia su estilo de peinado debe ser elogiada por ello?" —Las palabras de su hermana mayor rebotaron en su cabeza, creando un eco imposible de ignorar para ella.

—... —Así como tampoco le fue posible impedir llevar una mano hacia su propio cabello, mientras visualizaba uno que otro escenario que siendo sincera... No le generaban ningún tipo de desagrado.

Antes de que su cerebro actuara, su cuerpo ya había comenzado, retirando sus audífonos de su cuello para que no estorbaran con lo que se estaba cocinando dentro de sus ideas.

«Me pregunto si Red-kun notará si yo...»

Era un buen momento para probar un pequeño cambio de look. Si es que se le puede llamar de esa manera.

[•••]

De vuelta a la parte más importante dentro de todo este asunto.

Se podría decir la atmósfera que se percibía adentro de ese callejón cambió de naturaleza mucho más rápido de lo que cualquiera se habría imaginado. Además de que, ese cambio no fue hecho a una atmósfera que fuese precisamente cómoda. O al menos para la Nakano que dió paso a esa situación en primer lugar, no era de esa manera.

Gaiou se comportó bastante "dócil" hasta cierto punto en el que, sin aparente explicación, sus pupilas se dilataron, como si su mente se fuera a otro sitio. Lo único que supo fue que, al siguiente segundo, su mirada hacia ella se había vuelto sumamente oscura, y helada como no tienen idea. A eso se sumó el hecho de que en todo ese rato no le respondió y solo se mantuvo observándola mientras su ceño fruncido se hacía cada vez más notable. Por un momento le dió la leve impresión de que esperaba algo de su parte... ¿Pero qué?

Ichika tragó fuerte e hizo lo mejor que pudo para no deshacer su sonrisa o comenzar a temblar. No entendía mucho de lo que sucedía, pero si sabía algo.

Eso que percibía en el aire no era otra cosa que sed de sangre.

De tanto pensarlo perdió la noción de la realidad, y por ello no vió vení el momento en que el albino abrió la boca para despejar todas sus dudas, con el plus de hacer que su sensor del peligro se sacudiera con fuerza una vez más. Su voz hizo que su alma se sintiera aplastada.

Quita tus manos de mi abrigo. —No... Definitivamente no habían sido imaginaciones suyas.

Esa fue una amenaza, con seguridad lo había sido, a pesar de no ser demasiado claro en un principio.

Una amenaza aterradoramente sería.

En vista de que no había lugar para jugar en esa situación, la peli-rosa se apartó rápidamente de él mientras levantaba ambas manos en señal de que en realidad no buscaba molestarlo. Seguía sin entender que demonios había sucedido, pero prefería no dejar que fuera más lejos.

«¿Qué fue eso? ¿Por qué se enojó tanto?» Se preguntaba mentalmente la chica, sin llegar a relajarse del todo pues el chico no le quitó los ojos de encima, no hasta casi diez segundos después de se hubiera puesto distancia entre ambos.

Exactamente al término de esos diez segundos, Gaiou revisó la manera en que había actuado y suspiró.

Ciertamente no estaba arrepentido - porque de esa forma reaccionaba cada vez que eso sucedía, sea quien fuera el individuo presente. - pero dentro de si tenía la idea de que pudo haber... Exagerado menos. Claramente Ichika no podía saber que todo eso estaba pasando por su mente, y sin embargo, recibió una que otra respuesta a sus preguntas con la siguiente acción del tutor.

Sin decir una sola palabra se giró y quitó su enorme abrigo. A continuación lo palmeó repetidas veces con la intención de quitarle el polvo acumulado.

«...¿Un objeto preciado?» Es que no podía haber otra razón. Y tampoco le era fácil imaginar la cuando podía ver por si misma la enorme dedicación y cuidado que el chico ponía al tratar esa prenda.

Quizá debió pensar las cosas mejor... Porque ahora que lo veía, eso parecía ser verdaderamente importante para él.

—No voy a disculparme. —Dijo Gaiou de pronto. Al menos ya era el mismo de siempre y no daba la impresión de ir a destruirlo todo apenas se descuidara.

—... Está bien. Creo que fui algo imprudente, lo lamento.

—Como sea. —Dispuesto a olvidar el asunto y tratar cosas más importantes. El Dios del Caos se encargó de devolver el tema a tratar a su posición inicial—. Eso que dijiste antes, explicalo.

—Ha... —Al menos no habría cambios incómodos. Saber eso la aliviaba—. Tengo que irme, así que no podré ver los Fuegos Artificiales con mis hermanas, como siempre lo hacemos.

—¿Pero por qué? —Preguntó. Y aquí es donde queda claro que, aún cuando podría descubrir la razón con tan solo analizar un poco las cosas, le era imposible debido a que estaba demasiado concentrado en la "causa-acción y solución". Cómo casi siempre le sucedía.

Ichika suspiró y liberó una pequeña risa que demostraba muy por encima lo culpable que se sentía, aunque no lo demostrara.

—Todas tenemos la misma cara, así que si falta alguna difícilmente alguien se dará cuenta.

—Lo que acabas de decir es la cosa más estúpida que he escuchado en todo el día. —Replicó el albino poniendo su mejor cara de Póker. Vamos, que las matemáticas existían para algo, ¿No?—. ¡Además eso no responde mi pregunta!

Ella desvió la mirada y así mismo esquivó por completo el tener que responder a eso.

—Lo siento, pero hay alguien esperando por mi. —Dijo con apuro, dirigiéndose hacía la salida del callejón. Si él no cooperaría no tenía caso quedarse.

—¡Espera un momento! —Gaiou exclama, logrando hacer que Ichika pare de caminar—. ¿Se puede saber qué demonios es lo que sucede contigo? ¿Qué diablos con esa manera tan estúpida de actuar? —Acusó de forma directa a continuación—. Hacer lo que se te da la gana como si no supieras lo que está sucediendo... ¿Qué carajos piensas que sucederá si continúas queriendo huir?... ¡Piensa Ichika! ¡Piensa!

—¿Y eso a ti por qué habría de importarte? —Manteniendo su ahora peligrosamente venenosa sonrisa, la Nakano de le devuelve la confrontación al Doom Bringer.

Gaiou amaga con dar un paso hacia atrás y gruñe por lo bajo. Eso no se lo esperó.

—¿Por qué estás tan interesado en mis asuntos personales? —Al notar la apertura que generó su acción sorpresiva, la chica decide continuar atacando y se acerca a pasos firmes pero lentos hacía el chico, encarandolo—. ¿Acaso es porque eres mi tutor?... De hecho, para empezar...

Una gota de sudor bajó por la sien del albino, que se veía algo inhibido, pues había algo en el tono de voz de esa simple humana que aún no lograba identificar.

Y no le gustaba para nada.

—¿Por qué alguien como tú es mi tutor? —Le cuestionó. Su sonrisa de pronto había dejado de inspirar tanta confianza como antes—. Es claro que te molesta. Es claro que no quieres hacerlo y en la mayoría de casos, parece que ni siquiera te agradamos.

Ella sin duda era una persona observadora.

—Entonces... ¿Por qué estás aquí ahora, Gaiou?

—Yo... —Titubeó y cerró los ojos, manteniendo el ceño fruncido—. Yo no lo sé. Pero si que entiendo que esto no es mi problema.

—Oh, vaya. —La sonrisa de Ichika se ensanchó—. Al parecer no estabas tan perdido como lo imaginé. Eso está bien. Me alegra que lo entiendas. —Agregó, girandose de nueva cuenta, celebrando haber "ganado" esa pequeña discusión—. Muy bien, me iré ahora. Nos vemos~.

—Esto definitivamente no es mi problema... ¡Pero!

Infortunadamente para la peli-rosa, esta seguía sin conocer a Gaiou lo suficiente como para saber desde un principio que un intento tan pobre para acabar con el espíritu de pelea era la cosa más inútil que alguien podría hacer en toda su vida. No funcionaría ni ahora ni nunca. El albino no cedió un solo centímetro, y continúa con su ofensiva.

—No puedes esperar que me quede como quieto cuando alguien actúa de una manera tan egoísta. —Vociferó, provocando que la mezcla entre exclamaciones y gruñidos diera la impresión de que lo que hablaba era alguna clase de bestia y no un ser humano... Cosa que no era—. Crees que me conoces, pero para afirmar que ustedes "no me agradan" con tanta seguridad, no pareces tener problema para hacer que los papeles se inviertan. Y no sé tú, pero ahora mismo, a mi me parece que a la que no le importan sus propias hermanas es otra.

—...

Los orbes azules y morados se encontraron en un duelo de miradas que marcaba el aumento de tensión entre esos dos, un choque inesperado pero real. Y para sorpresa de nadie, ninguno de ellos dijo nada más al respecto.

Hasta que Ichika finalmente volvió su vista a la calle y se dispuso a abandonar el sitio a pesar de todo lo que se había dicho en esa discusión.

—Eres muy terco.

—Hmph. Todavía tienes el valor para decir eso... Que descarada.

Ya estaba hecho con toda esa estupidez. Esta vez no haría absolutamente nada para impedirle seguir con lo que deseaba hacer. Sencillamente le dió la espalda también y se cruzó de brazos, dando el tema por zanjado ahí mismo.

Wait, ¿What?

¿De verdad vas a dejarla ir como si nada después de lo mucho que te costó hallarla?

«No es como que tenga otra opción.» Bufó «Ella tiene mucha razón al decir que esto no es mi asunto, y tampoco es que me interese seguir con esta tontería. Si es lo que quiere, entonces que se atenga a lo que va a suceder por sus decisiones. Ya me da igual.»

Mad y Dom se mantuvieron en silencio luego de eso. Pero estaban contrariados, porque nada de eso sonaba como algo que Gaiou haría, pero al mismo tiempo era totalmente lógico. Nadie podía obligar a otra persona a seguir un rumbo de acción solo porque sí, así que por ahora, su "misión" era dada por terminada.

Lo sentía mucho por Itsuki, Miku, Nino y Yotsuba, pero él ya había llegado hasta donde se le permitía hacerlo.

«Vaya mierda.» Largó un suspiro, tomando la iniciativa de tranquilizarse y dejar de pensar en ello para no sentir más coraje del necesario.

Tratar con personas era algo demasiado complicado para su gusto. O al menos lo era cuando no había por qué utilizar los puños para solucionarlo todo. Extrañaba eso.

De pronto sus pensamientos se vieron interrumpidos por un disimulado - no lo suficiente. - chillido de parte de Ichika lo invitó a mirar en su dirección, logrando presenciar como la chica prácticamente entraba en pánico mientras observaba algo escondiéndose parcialmente con una de las paredes del callejón.

Por pura curiosidad y algo de sentido común, el albino fue hasta ahí y adoptó el mismo patrón de comportamiento al asomarse para tratar de ver eso que inquietaba tanto a la chica.

Digamos que no estuvo muy sorprendido al darse cuenta que se trataba de aquel bigotón de nuevo.

—Oh. Es ese tipo otra vez.

—Oh no. Esto es malo... —Susurró una preocupada peli-rosa—. ¡Es mi jefe, seguramente esté muy molesto porque me fuí en medio del trabajo!

—Pues vaya, que poco profesional de tu parte.

—¡Que cruel!

—La verdad suele doler a veces.

Cuando el hombre miró hacia su dirección ambos jóvenes volvieron a esconderse en el callejón, pensando que con eso podrían evitar lo que estaba por venir. No obstante, ese sujeto, guiado por la impresión de haber avistado un par de colores de cabello conocidos, comenzó a caminar justo a dónde ellos deseaban que no fuera.

Gaiou tomó esto con calma, mientras Ichika entraba en aún más en pánico.

—¿Qué demonios te pasa? Podrías simplemente ir allí y recibir el regaño, ¿Sabes? —Susurró el chico. Su extrañez se veía reflejada en su ceja levantada.

—¡No creo que este sea un buen momento para eso! —Exclamó también por medio de susurros—. ¡Por favor, ayudame!

«No pudiste con tu fracaso, ¿Y a dónde te llevó eso? ¿Eh?» No contuvo un resoplido de puro fastidio con el escenario.

Tal vez debió haber dicho eso en voz alta, luego de toda la guerra que le dió habría sido una buena represalia. Pero no.

—Pues corre al final del callejón o yo que sé. Esto es tu problema, no el mío. —Algo duro de su parte, pero cierto al final de todo.

—No me va a dar tiempo, ya está muy cerca. —Al ver que sus oportunidades se hacían cada vez menores, la Nakano recurrió al gesto suplicante con las palmas unidas—. ¡Gaiou, por favor!

—¡¿Pues qué esperas que yo haga?! ¡No hay forma de salir de esta situación!

—Yo... —En un desesperado intento por encontrar una solución, la chica comenzó a mirar a todos lados, hasta que por cuestiones del destino, volvió a poner a Gaiou en la mira—. Espera un momento...

—...¿Qué? —¿Por qué será que tenía un mal presentimiento?

—Ichika volvió a sonreír—. Tengo una idea.

—...

¿Por qué será que se estaba arrepintiendo de estar en ese lugar en ese preciso momento?

¿Por qué será que no quería saber la respuesta a esa pregunta...?

El hombre seguía acercándose al callejón dispuesto a revisar lo que había dentro. Con presteza asomó su cabeza para ver el interior del callejón, y así mismo dejó salir un aspaviento de confusión al divisar que había dos personas dentro. El asunto es que, podía distinguir perfectamente a una de ellas como Gaiou, y aún si no veía a la otra tenía una idea, pero ese no era el punto.

Lo que si lo era, tendría que ser la posición n la que se encontraban.

—...

—...Humf...

Podía notar perfectamente la tensión que emanaba de ese lugar, sin embargo, aún le era complicado distinguir el tipo de tensión... Pero, de nuevo, tenía una idea al respecto. El asunto era no sentirse extraños por ello.

Bajo estas circunstancias, el verá directamente a los ojos era un poco... Tortuoso.

En serio, Gaiou estaba deseando con fuerza poder pegarse un tiro ahora mismo de lo avergonzado que estaba - que conste que no es el único que lo está. - aún cuando en el exterior se mostraba perfectamente impasible y serio. Lo único que pedía es que ella no dijera nada que lo empeorara todo.

Más bien, rogaba porque no hablara en lo absoluto.

—Se nota que eres una persona muy rencorosa, Gaiou.

Si, estaba esperando demasiado.

—No... Guh... —Necesitó tomar aire para concentrarse antes de decir cualquier cosa. No podía ser un idiota justo ahora, por el bien de su salud mental—. No se trata de eso.

—¿Ah sí?... Pues a mí da la impresión de que es todo lo contrario. —Susurró de vuelta.

La razón de las palabras de la peli-rosa venía de lo que sucedió una vez pusieron en marcha el pequeño plan ideado por la misma.

La idea era que estuvieran lo más cerca posible ya que así Gaiou, siendo por bastante más grande que ella, la cubriera con su cuerpo y ropa (abrigo). Lo que no les aseguraba tener un modo de salir de allí sin ser notados, pero al menos les brindaba algo de tiempo extra para pensar en una solución a su problema.

Salió bien en gran parte. No hubo que hacer mucho para que funcionara.

Lo curioso venía cuando analizabas la posición que Gaiou había tomado para poder esconder a la chica usando su cuerpo, y que te dieras cuenta de que básicamente le había hecho un gran Full Counter, devolviéndole el Kabedon de hace algunos minutos.

También vale la pena mencionar que tal vez, solo tal vez, había exagerado un poco con lo cerca que estaban sus caras.

—Debo admitir que esto no se siente como pensé que lo haría. —La chica rió en lo que era su mejor intento para no pensar en su situación actual—. Gaiou-kun sin duda tiene experiencia con chicas, contrario a lo que siempre dice. ¿O acaso me equivoco?

—Por favor cállate. No es un buen momento. —De verdad estaba agonizando internamente.

—Fufu~. Vamos, no hay razón para que seas tan tímido, todo está bien. Puedes confiar en Onee-Sama. —Todo aquello fue como si al pobre Gaiou le cayera todo el océano encima pero eso último en especial realmente se posaba en el borde de la línea (Cringe). Y lo peor es que ella lo estaba disfrutando—. Ja, ja, eres realmente adorable cuando quieres, ¿No es cierto?

—En serio, deberías cerrar la boca.

—Vaya, vaya~. Parece que eres alguien con muy poca defensa, que tierno.

Okay. Finalmente lo cansó.

Con un sonoro bufido, la paciencia del albino por fin se fue directamente al infierno. Y la verdad es que podía soportar las palizas que fueran necesarias, experimentar escalas de dolor inimaginables, empujarse más allá de sus límites de muchas maneras, pero, si había algo que de ninguna forma iba a aguantarse, era que una jodida niña le llamara tierno.

¡Tierna su abuela!

—Oh ho. Tú niñita, realmente no sabes cuándo detenerte, puedo darme cuenta de ello. —La vena remarcada en su frente y la forma en que sus ojos se iluminaron dejaban las cosas claras. Estaba muy enojado—. Hablas mucho sin tener idea de lo que dices ¿Verdad?. Para habernos puesto en esta situación pareces muy relajada, ¿No les crees?. Eso es muy raro.

—Hey, ¿Podrías-?

—¿Que no soporto nada, dices? ¡Ja! ¡Que divertido! —La interrumpió, esbozando una sonrisa más que siniestra—. ¿Sabes lo que pienso yo? Que a pesar de todo lo que haces, al final solo eres del tipo de persona con muchísimo poder de ataque y cero puntos en defensa, una lanza apunto de romperse, ¿Cierto?

—Gaiou, s-sabes, no es necesario que-.

—Después de todo... —Por supuesto que no se detendría ahí—. ¿Qué podría hace alguien como si yo me acerco de esta manera? ¿Eh?

—Gaiou, espera un momento...

Claramente él no estaba por la labor de escucharla en ese momento. N su lugar, se dió el reconfortante gusto de devolverle con creces todo lo que lo había molestado ese día.

Reguló su respiración para no parecer a punto de explotar y sin perder tiempo cortó prácticamente casi toda la distancia que había entre ellos... O al menos entre cada uno de sus rostros. Evitando ir de frente, desvió un poco el rumbo haciéndose camino hacia la oreja de la peli-rosa. No lo vió, pero sabía que se tensó al descubrir lo que planeaba hacer, y eso solo le dió aún más motivos para proceder.

Esperó un segundo únicamente para torturarla y acto seguido sopló con suavidad cerca de su oído, siéndole imposible contener su sonrisa victoriosa al sentir como se estremecía y su piel se erizaba ante la idea de que se acercara aún más. Cosa que increíblemente, si sucedió.

Ahora, con sus labios casi tocando el lóbulo de la oreja de Ichika, un triunfante Gaiou dió lo que pensó sería la pintada final a ese pequeño juego.

¿Ni siquiera te resistirás? —Rió a modo de burla, imponiendo su autoridad como el guerrero que es—. Eso es bastante patético, Pequeña Orquídea.

—...G-Gaiou. —Por primera vez desde que se conocían, Ichika demostró estar asustada de la que no esencia era la persona más peligrosa entre los tutores. Demasiado tarde—. Para, por favor.

Oye, oye. No hagas nada de lo que te puedas arrepentir después.

Okay Gaiou. Respira profundo y pon distancia entre ti e Ichika. —Hablaba Dom intentando ser la voz de la razón, aunque BASTANTE nervioso por lo que estaba sucediendo—. Respira y aléjate, respira y aleja-.

Un repentino cambio en la presión del ambiente fue la señal que les decía que se callaran por su propio bien, y así lo hicieron porque tan tontos no son. Si tampoco los iba a escuchar y - como siempre. - iba a hacer lo que le diera la gana, mejor ahorrarse la charla. Que no se diga que no lo intentaron.

Ichika, escucha bien, y jamás, jamás, jamás lo olvides. —La última advertencia, ¿Por qué no?—. Si no quieres tener que arreglartelas contra las fauces de un lobo... No. pises. su. cola.

Satisfecho con el resultado de sus acciones y ya que no tenía razones para continuar, volvió a alejar su cara de la de chica que había quedado en shock, girando su cara para no verla, solo porque seguía moleste con ella.

—Eres... —Tras algunos segundos por fin reaccionó y lo primero que tuvo que hacer fue tomar una bocanada de aire. De verdad olvidó que debía respirar hace un momento—. Eres demasiado cruel.

—La gente usualmente se gana el trato que les doy.

Ichika hace un puchero que resultó ser una mezcla de sentirse ofendida y estar bastante inconforme. Cómo sea, era claro que no se sentía bien con la idea de cederle la victoria al albino con tanta facilidad, así que se llenó de valor y se colocó de puntitas para alcanzarlo más fácilmente y así rodear su cuello con sus brazos antes de que pudiera decir absolutamente nada.

—¡¿Qué mierda haces?! —Exclama - en voz baja. - Gaiou apenas procesó lo sucedido—. ¡Muy cerca! ¡Estás muy cerca!

—¡Tú te lo buscaste, así que no te quejes!

—¿Y eso qué rayos significa? ¡Quítateee!

—¡No quiero! —A continuación, hizo más fuerte su agarre.

—¡Aaaahhhh!

¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! ¡NO MAMEN!

PFFT-. Luego no digas que no te lo advertimos eh. —Devía su parte más cuerda, mientras la más caóticas se moría de la risa en una esquina.

Cómo era de esperarse para una persona socialmente torpe como él, todo esto superaba su capacidad para mantener sus pensamientos en frío y terminó entrando en pánico total. El contacto físico jamás ha sido lo suyo además, y que ahora la persona implicada en ello sea una chica - linda, como no quería admitir para no empeorar todo. - lo ponía todavía más nervioso. Porque demonios, ¿Por qué carajos tenía que estar pegado a ella de frente? Que si, se sentía suave, ¡Pero eso no era nada bueno para él!

Lo peor era que no siquiera podía sacudirsela de encima ya que se suponía que trataban de eaconderse. Y encima tenía que aguantarse a esos dos mientras se descojonaban a causa de su desgracia.

Mientras el lidiaba con sus asuntos internos, Ichika- hacía lo propio, rezando para que al chico no le diera el arranque de apartarla, y no era debido a que podían encontrarla. Para ella la prioridad al esconder su rostro en su cuello de esa manera no era por otra cosa que porque era consciente de todo el calor en su rostro, y su propio orgullo le impedía dejar que él la viera en ese estado, aún si tenía que arriesgarse a que volviera a enojarse por seguir tocando su abrigo.

«Eres un idiota. Hacer que una chica se sonroje de esa manera y luego hablarme así... ¿Quien es el que actúa como si no supera lo que está sucediendo? ¿Eh, Gaiou?»

Cómo sea. Por hora no tenían de otra más que ser un par de gelatinas avergonzadas haga que encontrarán la forma de salir de allí sin ser vistos. Así que, sí. Aguantar y disimular era el único camino a seguir.

De momento tratarían de ignorar el enorme e incómodo silencio que habían provocado y se concentrarían en lo que era verdaderamente importante.

Y, hablando de eso, aquel sujeto no se había ido en todo ese tiempo a pesar de todo. Temieron por un momento haber sido muy ruidosos con todo lo anterior, pero ese no parecía ser el caso, pues ese hombre seguía sin decir nada... Aunque eso tampoco era tan extraño, tal vez solo no quería interrumpir. Lo que sucede es que querían ser optimistas o de lo contrario no podrían con todo esto.

«Vamos... Vete ya.» Pensaba Ichika, intentando mantenerse calmada para no suda mucho. En ese sitio estaba empezando a hacer algo de calor.

Y no, no es por eso.

«¿Por qué carajos sigues aquí? ¿Tan desesperado estás? Joder, ¡Lárgate de una buena vez!» Mientras tanto Gaiou era el mismo y solo se concentraba en no moverse o hacer ruido alguno.

Como si de alguna manera el destino escuchara sus súplicas, el bigotón en cuestión de apartó del callejón. Esa sola acción generó un alivio y felicidad inimaginables en los jóvenes.

Pero nada podía ser tan hermoso y ser cierto. Lo siguiente que sucedió fue que tomó asiento justo ahí, en una de las malditas esquinas en la salida del callejón. Una manera efectiva de bajarles los humos en menos de un segundo.

«¡¿Qué demonios?!... ¡¿Por qué te sientas allí?!» El albino quería gritar. Estaba exasperado y muy cansado - psicológicamente hablando. - para tener que soportar todo esto. A estas alturas lo único que quería era ir a casa, dormir y no despertar en una semana, pero nooo. Tenía que quedarse allí a ayudar a alguien que, según él, no lo merecía.

—Hola.

Que hablara hizo que los jóvenes se pusieran en alerta, pero rápidamente se tranquilizaron al darse cuenta de que solo estaba hablando por teléfono.

—Mira, necesitamos hacer algo pronto. La sesión está un poco... Lenta. —Hubo una pequeña pausa, seguida de palabras clave que sirvieron como contexto—. Escucha, la llevaré, pero necesito tiempo para saber dónde está. Aún así, que no crea esa mocosa que se salvará del regaño por abandonar sus obligaciones así como así... Si, te lo aseguro.

—...

—...

Si esto ya era jodido de por sí, ahora lo era mucho más.

Ichika finalmente comenzó a sudar, pero no tenía nada que ver con la temperatura del sitio, sino que se trataba de sus nervios surgiendo al notar por mero instinto que Gaiou tenía sus ojos puestos en ella. Sabía que no había forma de que alguien tan listo - cuando quería demostrarlo. - no se diera cuenta de lo que sucedía, y comenzó a preocuparse.

—Y-Yo-.

—Da igual. No desperdicies tus palabras. —El de ojos lilas la interrumpió antes de comenzara a dar excusas que no tenía ganas de escuchar—. Tú no tienes por qué explicarme nada. Son tus cosas después de todo y no hay razón para que me entrometa. No comentaré absolutamente nada al respecto.

—Uhm... —Eso la sorprendió un poco—. Gracias...

—Sin embargo. —Dos simples palabras que hicieron que las alarmas de Ichika se dispararan—. Si hay algo que me interesa saber. Así que respóndeme... ¿Crees que está bien que tengas un trabajo cuando ni siquiera sabes si podrás llegar a graduarte?

Varios segundos pasaron, y no recibió respuesta alguna.

«Haa... Entonces así van a ser las cosas.» Pensó, cansado y fastidiado. «En serio. El trabajo de metiche no es lo mío. Vaya mierda.»

Y de esa manera siguieron, sin siquiera verse o reclamarse nada, mientras el extra sin importancia continuaba con aquella conversación tan seria que temía con la persona al otro lado de la línea.

Por un momento Gaiou pensó cosas cómo: "¿Qué haría Arck si estuviera en esta situación?" Pero fue bastante inútil al final. Eso sí, al menos logró distraerse un poco entre tanto estrés.

Y luego... Luego Ichika dió pie a una conversación que más adelante le joderia la cabeza y de paso toda la existencia.

—Oye, Gaiou...

—¿Qué quieres? —Se sentía extraño y a la vez agradable que no utilizara el honorífico con él, porque enserio detestaba cuando lo llamaban "Gaiou-kun" o "Gaiou-san", demonios.

—Sabes, hace un momento me percaté de algo. —Comenzó—. Aunque a decir verdad... De esto me di cuenta el día que nos conocimos, pero en ese entonces no me sentía lo suficientemente segura para decírtelo.

Levantó una ceja. Claramente había captado su curiosidad.

Aún así, nada de eso evitó que se exaltara cuando de un momento a otro la chica echó su cabeza para atrás solo para poder mirarlo directamente. Tragó saliva por una sola razón.

Ella seguía sin dejar de rodear su cuello con sus brazos, y por eso mismo, ahora estaban más cerca de lo que desearía. Sus caras estaban extremadamente cerca y la verdad, es que el roce entre sus narices lo ponía muuuuy intranquilo.

Lo que dijo a continuación solo empeoró absolutamente todo.

—¿Sabes? En realidad... —Paró por un segundo, haciendo que el corazón del pobre albino se hiciera una pequeña bola de papel. Segundos después fue al punto, usando su melosa y atrayente voz—. En realidad... Tienes unos ojos realmente hermosos.

—...¿H-Hah?

Goddamn! —Exclamó Dom, más que divertido por la forma en que su camarada al mando del cuerpo reaccionó a esas palabras.

That was Smooth as fuck, for real.

Okay, ahora ya no tenía manera de entender qué demonios estaba sucediendo por aquí. Si antes estaba inquieto, ahora sí que se había descompuesto del todo.

Adiós actitud de tipo malo que realmente no lo es, por ahora solo sería alguien demasiado nervioso para mirar a los ojos a esa persona que tenía en frente.

Ichika rió con ganas al notar aquello. Sus ganas de presionarlo un poco más habían aumentado también.

Tenía mucha curiosidad, por saber cuánto más de si mismo le mostraría.

—Siempre me gustó su color y el brillo que tienen, a pesar de que la mayoría del tiempo te esfuerzas mucho en esconderlo con esto. —Bromeó refiriéndose al mechón de cabello que le cubría casi todo el lado derecho de la cara—. Es una lastima que los demás no puedan darse cuenta de ello... Quizá deberías tratar de comenzar a ver a las personas de una manera más amable, ¿No lo crees?

—...

—Je. De hecho, ahora tengo curiosidad. —Y ya habiendo llegado tan lejos—. Yo realmente quisiera que lo hicieras. Así que dime, Gaiou. —Ante su insistencia por desviar la mirada, ella misma buscó que los suyos y los de él se volvieran a encontrar—. ¿Qué debo hacer para que suceda? ¿Eh?... ¿Qué es lo que tengo que hacer para que me mires de otra forma?

Esta vez fue él quién no respondió, cosa que solo provocó en Ichika la sonrisa más burlona e inofensivamente maliciosa que el albino ha visto jamás. Y eso lo asustó, aunque jamás lo admitiría.

Pero no tanto como lo que hizo después.

—La peli-rosa se carcajeó suavemente y habló—. Creo que acabo de descubrir la respuesta a mi propia pregunta. —Para acto seguido, volver la posición que tenían antes de eso para el alivio del chico—. No es tan malo, es... Algo interesante.

Gaiou tuvo problemas hasta para tomar su segundo aliento. Quería golpear algo. Quería golpear lo que sea hasta que los puños le sangraran, y no tenía otra opción más que gritar internamente de forma agonizante porque no podía hacer eso estando ahí. Se sentía más frustrado de lo que jamás había estado, y odiaba esa sensación.

—¿Por qué...? —Preguntó en voz baja y sin ser muy claro, captando toda la atención de ichika al instante—. ¿Por qué actúas de esa manera?

—¿Huh? —Soltó en confusión—. ¿A qué te refieres?

—Yo... De verdad no lo entiendo. —Respiró profundamente antes de continuar—. ¿Por qué dices que somos amigos?

—...Je, je. Es algo extraño que abandones la zona de amigos con solo un abrazo, ¿No lo crees?

—No estoy hablando de eso. —Soltó con seriedad. Ignorando la leve jaqueca que padeció solo por un micro-segundo.

Ella lo miró con extrañes al darse cuenta de que, efectivamente, Gaiou le estaba dando una cantidad de vueltas exageradas a todo el asunto. No había lugar para dudar de que él estaba genuinamente confundido con todo eso y se esforzaba por comprender. Sin embargo y de nuevo, quedaba claro que es una persona muy torpe socialmente hablando y esa labor se le complicaba en extremo.

Ichika no entendía cuál podría ser la razón para convertir un asunto tan simple en su opinión en algo de lo que ocupara tanto espacio en su mente.

Pero no entenderlo no le evitaría hacer algo al respecto.

Hace un buen rato el la ayudó mucho, así que lo menos que podía hacer era devolver el favor. Y la prueba de que esto si se lo estaba tomando en serio es que se descolgó del albino y deshizo esa pesada sonrisa que llevaba con ella desde el primer momento.

—¿Por qué tienes que hacer que todo se vea tan complicado?

—...¿De qué-?

—Lo estás pensando demasiado cuando no es necesario, ¿Lo sabes? —Le corrigió, hablándole con calma—. A pesar de todo, yo considero a Gaiou un gran amigo pero... ¿Para ti no es así?

—Eso es... Justo de lo que estoy hablando. —Por un segundo se sintió mal, pues era obvio que lo había arruinado un poco ahí—. Tú y yo, a pesar de que seamos Tutor y Alumna, apenas y sabemos nada acerca del otro. Siendo así... ¿Cómo es posible que podamos tratarnos como amigos?

—La pregunta es: "¿Por qué no habría de ser posible?".

—Creo que hay muchas razones, y todas son válidas...

—Tal vez sea cierto, pero hey. —En su afán por hacerle entender su punto decidió ir un poco más allá, y colocó su mano sobre el blanco cabello del chico—. ¿Acaso la vida no trata de tomar riesgos para poder disfrutarla al máximo? Porque si me lo preguntas, hacerle espacio en tu corazón a una persona lleva a una recompensa por la que vale la pena arriesgarse. De todos modos, puede ganar mucho más de lo que perderías.

—...

—¿No es así?

Una colisión se produjo tomando como protagonistas a la inseguridad y duda del propio Gaiou, juntó al optimismo y la enorme confianza que Ichika depositaba en él a pesar de la poca interacción que han tenido desde la primera vez que se vieron. Todo hizo que la forma en que se veían también cambiara, y se volviera sería pero al mismo tiempo igual de tranquila y cooperativa para con su situación actual, dejando de lado la problemática inicial.

Varios segundos repletos de silenciosa calma cedieron el espacio para un momento de análisis y realizaciones a medias desde ambos lados, tratando temas algo distintos por momentos. Y sin embargo, se podría decir que tenían un tiempo realmente pacífico por ahí justo ahora.

Tiempo que se terminó debido a un grito del stalker bigotón, que casi hizo que saltaran por lo "distraídos" que se encontraban.

—¡Por fin te encontré, Ichika!

Y... Ahora era un buen momento para entrar en pánico, puede ser.

«¡No jodas! ¡¿Acaso baje la guardia sin darme cuenta?!» Inconsciente de us propios movimientos durante su trance, el Dios del Caos dió un vistazo rápido pero de lo único que se dió cuenta es de que no se había movido en lo absoluto durante todo ese tiempo. «Espera... ¿Entonces como?»

Su pregunta, la misma que ichika se hacía ese preciso instante, fue respondida cuando vieron con sorpresa como aquel hombre prácticamente pasaba de ellos y del propio callejón y comenzaba alguna de especie de discusión con una persona fuera de su rango de visión.

—¿Qué es lo que hacías allí?

—¿Eh?

«No puede ser.» Automáticamente aquella voz femenina fue reconocida por ambos jóvenes. Y había que decir las cosas como se veían.

Muy mal.

—Olvídalo. Me lo explicas luego. Por ahora debemos apresurarnos y regresar a la sesión.

—Ah, pero... ¿De qué está...?

Totalmente impactados, observaron petrificados como aquel sujeto volvía a cruzar la calle, pero ahora jalando del brazo a cierta chica con audífonos que no tenía la menor idea de lo que estaba sucediendo y se encontraba muy nerviosa y perdida como para saber cómo debería reaccionar, con mucha razón en realidad.

Todavía se tomaron unos cuantos - muchos. - segundos más para revisar - cagarse en toda su existencia. - lo sucedido antes de reaccionar.

¡¿A dónde mierda se había ido Red para que eso sucediera?!

—¡¿M-Miku?!

—¿En serio las confundió?... ¡JO-DER! —No tenía derecho para quejarse, pero igualmente lo haría—. Muy bien se acabaron los juegos. ¡Espero que estés lista para solucionar esto!

No les quedaba de otra que salir de su escondite para rescatar a una inocente que no tenía nada que ver con aquello y lo único que la había puesto en toda esta situación fue tener la misma cara que la chica que se buscaba. Lo hicieron corriendo, y se apresuraron a revisar en qué dirección se había ido el bigotón para proceder a seguirlo, pero para ese punto apenas y podían ver las cabezas de sus objetivos alejándose y para el colmo les llevaba una buena ventaja... Que básicamente ganó porque sus cerebros tardaron demasiado en reiniciarse.

La movilidad era difícil, pero eran capaces de avanzar a un ritmo aceptable.

—¿Tienes el número telefónico de ese tipo verdad? —Señaló Gaiou, recordando que el celular de Miku probablemente estaba apagado, además de que no serviría de mucho usarlo.

—¡Ya, ya estoy llamando!

—Bien, pero... —El chico levantó una ceja al ver que ella se quedaba un poco atrás. Que si, que posiblemente sea difícil corre muy rápido cuando se habla por teléfono... ¿Pero tanto? Ya se le hacía un poco extraño—. ¿Por qué estás dejando de correr?

—...Hmph. Es mi problema, ¿No? —Dijo mientras hacía un puchero que para Gaiou se veía injustificado, hasta exactamente un segundo después—. Después de todo, tú y yo ni siquiera somos amigos ¿Verdad?

—...Ah.

Escogió callarse pues sabía que tenía razones para enojarse con él por eso, o al menos así lo quería creer. Se concentró en no perder de vista a Miku y correr, tratando de deshacerse de la bola de pensamientos inútiles que llegaban a él, referentes a esa charla que acababan de tener.

Por suerte, alguien llegó para ayudarle a poner su atención en otras cosas. Justo a tiempo a decir verdad.

—¡Gaiou!

—...

Pero eso no significaba que estuviese feliz de ver esa mancha roja acercándose a él.

—Me lleva la chingada Red. ¡Me lleva la chingada! —Maldijo sin pena ni consideración, dedicándole una mirada llena de intenciones asesinas al peli-rojo—. ¡Lo primero que te dicen que no hagas es a lo primero que te lanzas de cabeza! ¡Pendejo!

—¡Solo fue un momento, esta vez tuve una buena razón! ¡Lo juro! —Intentó defenderse, en vano eso sí.

—¡Ajá si tú, ándale pinche gonorrea!

—Ten cuidado con el vocabulario amigo.

—¡Púdrete!

—Ichika no entendió casi nada, así que solo lo olvidó—. Eh... Chicos.

—¿Qué? —Preguntaron al unisono, girandose a verla, a lo que ella señaló al frente a modo de alerta.

Los tutores decidieron dejarse de tonterías al notar que, en primer lugar; Miku y el bigotón se estaban alejando; y en segundo, que por alguna jodida razón habían personas comenzando a meterse en su camino, probablemente porque faltaba poco tiempo para que lo más importante del festival terminara y la mayoría solo deseaba irse a casa. No los beneficiaba en la absoluto pero tendrían que joderse por el momento.

En serio. ¿Por qué diablos había tanta gente en el maldito festival? ¿Acaso no habia un límite de asistencia o algo por el estilo?... La verdad es que tendría sentido si así fuera. Estaban en la calle después de todo.

—¡Gaiou, lanzame!

—¿Qué...? —El Dios albino bajó un poco la velocidad antes de comprender sus intenciones—. ¡¿Por qué carajos no saltas y ya?!

—¡Es que así se verá más épico! —Argumentó seriamente.

—... ¡La puta madre Red! —Gaiou resopló y se pasó una mano por la cara.

Había que admitirlo. El rojito tenía razón.

—Tsk. ¡No me pagan lo suficiente para esto!

Pero porque devolviste el dinero, pende-. —Antes de que el "Gaiou" más bajito entre ellos terminara la frase, Dom le tapó la boca y lo miró desaprobatoriamente.

Ahora no.

Red estaba listo y todos lo sabían, así que el Doom Bringer no perdió el tiempo y sujetó al peli-rojo de su ropa y lo levantó del todo. Un segundo fue suficiente para que pusiera en la mira a la castaña y calculara una ruta lo suficientemente segura como para no golpear a nadie en el proceso. Solo tuvo que esperar al momento preciso, y mientras el idiota con armadura sonreía y se colocaba en pose de Superman, la hora llegó.

—Y E E T.

Y lo lanzó como si fuera un puto misil. Un misil de color rojo.

—¡Señor! ¡Lo siento pero, yo no...!

—¡Vamos! Podemos dejar las quejas para después, ahora tienes que-.

Un repentino vendaval azotó a todos los presentes, obligando al mayor a cubrirse de modo que no fue capaz de percatarse como una mancha escarlata se aproximaba a toda velocidad y arrebataba de su agarre a la chica que él creía era Ichika.

Mientras las personas a su alrededor se recuperaban del choque del viento, Red tocaba el suelo y se deslizaba un par de metros más allá de su objetivo inicial para deshacerse de lo que quedaba del impulso, que en si no era demasiado, ya que la mayor parte de la fuerza aplicada por Gaiou en ese lanzamiento se había ido en la distracción. Es decir, la onda de presión de viento que los salvó de que cualquiera viera lo que sucedía hasta que ya había pasado.

—¡Te tengo! —Exclamó con orgullo propio de su estatus como caballero (eso está en duda) mientras aseguraba el cuerpo de Miku entre sus brazos.

—...¿Eh?

—Gh-... ¿Qué demonios...?

Miku había abierto los ojos y de pronto tenía a Red justo en frente. Lógicamente no tenía la menor idea de lo que había sucedido, pero rápidamente llegó a la conclusión de que, como fuera, era mejor de esa manera, aunque aún quisiera sabe cómo fue que terminó así.

El shock en la cara del hombre de cabello negro era notable, y el que se quedara quieto mientras procesaba todo les dió la oportunidad a Gaiou e Ichika de llegar al lugar a pesar de tener que pasar en medio de tantos incautos. Solo que por alguna razón la peli-rosa prefirió quedarse un poco más atrás del albino. Sin embargo Gaiou no hizo ningún comentario al respecto y esperó a ve qué haría su camarada para safar de esa situación antes de decidir si actuar o no... Cosa que probablemente no haría.

—Tú... —El extra (porque eso es lo que es y de hecho ya tuvo mucho tiempo en pantalla. Osea wtf) miró gran confusión al chico con heterochromia, recuperando la compostura de una forma rápida—. ¿Qué... Qué estás haciendo? ¡¿Quien diablos eres?! —Exigió saber—. ¿Cuál es tu relación con ella? ¡¿Eh?!

—Primero que todo... ¡Cálmense viejo histérico!

Increíblemente eso funcionó para hacer que el tipo le bajara un poco a los humos, aunque solo fuera momentáneamente.

Red forzó una sonrisa, así como estaba forzando su cerebro para tener una idea de qué debería decir. Porque una cosa tenía clara, y es que si decía lo que en esencia era la verdad, a esa persona se la iba a sudar y haría un escándalo innecesario ahí, lo que podría terminar con toda la maldita noche siendo arruinada de una u otra forma, algo que definitivamente no debía pasar.

—Y en segundo lugar... —Tragó saliva disimuladamente y rió, tratando de camuflar su nerviosismo—. Yo...

Trabajar bajo presión era difícil, pero fue capaz de ir en contra de las posibilidades y planificar las que serían sus palabras, todo en apenas el tiempo suficiente como para que no pareciera sospechoso.

Aún así... Lo más probable es que la cague y luego se arrepienta como nunca de lo que está apunto de hacer, pero bueno.

Peor es nada.

Hora del show.

—¡Yo soy su pareja!

Silencio total.

«Hijo de... Cuanto valor.» Simplemente épico. La cantidad de caras de Pikachu Impactado eran las suficientes para hacer de esa escena una cosa indudablemente bárbara, y había que reconocerle a Red ser poseedor de (van a tener que perdonarme el vocabulario) unos huevos lo suficientemente grandes como para decir eso sabiendo lo que estaba en juego.

Toda su relación con Miku, básicamente.

Y hablando de Miku, sobra decir que para ese instante lo único que hacía era observar directamente a Red, no pudiendo caber en su estupefacción. Ella se detuvo prácticamente por completo solo para averiguar si había escuchado lo que creía que había escuchado.

Lamentablemente no todo podía salir tan bien como pintaba en un principio. Las cosas no funcionaban de esa manera.

—¡¿Qué pamplinas me estás diciendo mocoso?! ¡¿Acaso estás drogado?! —El hombre no le creyó absolutamente nada, y tenía sentido, ya que se supone que debe saber al menos lo básico de "Ichika", como por ejemplo, si tiene una pareja que pudiera restarle tiempo en su trabajo—. ¡Definitivamente estás delirando! ¡Dices demasiadas estupideces!

—¡Cierre la boca! ¡Es usted el que comenzó a arrastrar a una chica por toda la calle sin consideración alguna! —Ni corto ni perezoso, el peli-rojo se defendió y defendió a la chica bajo su cuidado—. ¡Para empezar, debería haberse asegurado de que se trataba de la persona que buscaba, porque créame, ella no es Ichika!

—¿Qué?... ¡¿Como podría equivocarme de persona?!

—No lo sé, usted dígame >:^

«Lo dicho... Vaya mierda.» En vista de que las cosas se estaban poniendo demasiado ruidosas para su gusto, el albino dió un paso hacia adelante, dispuesto a intervenir, pero la mujer a sus espaldas hizo que desistiera de ello, y no precisamente porque dijera o hiciera algo para detenerlo. Todo lo contrario.

No estaba haciendo nada... Y le fastidiaba saber el porqué.

—¡Para ya, tenemos muchas cosas que hacer!

—¡Usted pare con su cabezoneria y escuche antes de ponerse histérico! —Dijo el usuario de fuego que ahora estaba actuando de manera histérica.

—¡Ahhh! ¡Basta ya! Tú... ¡Devuélveme la!

«...Y allí está.»

Red levantó una ceja por la expresión tan extraña que había utilizado y Miku desvió su mirada hacia el desconocido por la misma razón, mientras que Ichika miraba hacia otro lado apenada y Gaiou se cuestionaba el por qué de su existencia y sus razones para estar parado justo ahí, justo en ese momento.

—¡Devuélveme a mi actriz estrella!

—...¿Perdón?

—...

—...

—...Debí irme a casa cuando pude. —Se lamentó el oji-morado.

[•••]

A doce minutos de que el espectáculo con Fuegos Artificiales terminara oficialmente, las cosas se habían puesto tan feas como podrían serlo. El peor escenario posible, el mismo que Gaiou había estado tratando de evitar, se hizo realidad sin que pudiera hacer nada y ahora ya no veía el modo de que esto saliera bien. No sin ir en contra de los deseos de Ichika y meterla en problemas en el proceso.

Por primera vez mucho tiempo sintió la impotencia de tener sus opciones reducidas. Tal como lo recordaba... Realmente odiaba esa sensación.

Todavía tomó un par de minutos que las cosas se calmaran y el malentendido fuese aclarado. Sin embargo no se puede decir que todo saliera perfectamente bien, pues ahora solo quedaban el albino, Red y Miku de un lado.

—Lamento mucho haberme equivocado de persona, la presión de estar contra el tiempo no me ayudó. Lo siento.

—Ah... Yo lamento haberle hablado así, es solo que, bueno... Supongo que necesitaba hacer tiempo. —Ya estando en ese plan, Res también a disculpó, recibiendo un asentimiento del "mayor".

—Y, señorita, me disculpo por mi comportamiento, sé bien que no fue el adecuado.

—Está bien. Ya no importa.

—Entonces, ahora que todo está solucionado. —El peli-negro se dirigió hacía la peli-rosa—. Andando Ichika, debemos apresurarnos.

—... Si.

—Wait, ¡¿What?! —Exclamó Red—. Esperen, esperen. No se supone que esto deba tomar ese camino.

—...¿Ichika? —Miku buscó algún tipo de explicación de parte de su hermana - aunque ya la había. - pero ella se limitó a mirar el suelo y mantener su silencio.

—Escuchen. Se que hubo muchos malentendidos, pero en este momento necesito que Ichika vuelva a su trabajo para que todos podamos terminar con nuestras labores del día de hoy. —Explicó el bigotón, provocando que los ceños fruncidos se esparcieran rápidamente—. No podemos perder más tiempo. Espero que lo entiendan. Tenemos que irnos ahora.

—¡Eh, vamos! ¿Acaso no pueden esperar quince minutos más? —Volvió a intervenir el Dios del Fuego—. Sabe, ellas planearon esto por mucho tiempo y ni siquiera han podido disfrutar del festival estando juntas, o al menos no lo suficiente. ¿Podría aplazar las cosas un par de minutos siendo así?

—Lo siento mucho, pero me temo que eso es imposible.

Red retrocedió al quedarse sin ideas y posó su mirada sobre la persona que se había mantenido callada todo ese rato a pesar de que tendría que tomar las riendas de la situación. Pero Gaiou ni siquiera los estaba mirando. De hecho les había dado la espalda, dando a entender que, tal como lo había decidido desde antes, ya no sé metería en ese asunto, aunque eso era algo que Red no sabía.

—...¿Ichika? Sabes que esto es importante ¿No?

Y para rematar, ella tampoco le respondió o vió a los ojos. En su lugar hizo que el albino tuviera esa sensación de algo molestándole en la nuca por ser observado, hasta que lo escuchó gruñir, que era básicamente la señal para saber qué tenía su atención.

—Oye, Gaiou. —Cuando el albino giró un poco su cuello para verla por encima de su hombro, se encontró con la triste sonrisa de la peli-rosa—. ¿Podrías darle mi mensaje a los demás?

—...

—...Je. Supongo que eso basta. —Dijo por último, comenzando a seguir a su superior fuera del sitio.

«...Tsk. No soy tu jodido mensajero.» Al final se limitó a suspirar y aceptar las cosas como eran. Tal parecía que, efectivamente, hasta ahí llegaría.

Los dos tutores y la alumna restante vieron como Ichika y su jefe se marchaban sin poder hacer nada para evitarlo a pesar de conocer de los planes que las Nakano tenían y la importancia sentimental en los mismos. No era raro que algunos se sintieran más chocados que otros con todo lo que acababan de ver y escuchar, y más que nada por el resultado para nada favorable. Pero era la realidad, y ya tendrían que comenzar a pensar en irse, no con las manos vacías, pero no tan llenas cómo debería.

—Asi que Ichika es una actriz... Fue muy sorpresivo. —Habló la castaña, tratando de no pensar todo más de la cuenta. En medio de eso, se percató de un detalle que le pareció cuánto menos curioso—. Aunque, ahora que lo pienso... Parecía que para Gaiou-kun nada de esto era algo nuevo.

—Hmph. Es porque me da igual. —Contestó, cruzándose de brazos—. Además esto yo ya lo sabía. Así que no. No es nada nuevo para mi.

—Wow.

—Gaiou. ¿Es enserio? —El Caballero Rojo sabía perfectamente lo que hacía y que podría tirarse toda la operación por su audacia, pero tenía que intentarlo al menos una vez o no estaría tranquilo el resto del mes—. ¿De verdad no vas a hacer nada?... Después de todo ese esfuerzo, ¿La vas a dejar ir así como así?

—Si. Eso es justo lo que pienso hacer.

—No mames... —La mueca de Red demostraba incredulidad—. Eso no eres tú. El Gaiou que yo conozco siempre presume de no rendirse nunca, pero ahora ni siquiera te preocupa esto. ¿Qué demonios pasa contigo?

—...Creo que no me conoces, Red. —Suspiró, relajando sus músculos—. Entiendo que estés mal con esto, y créeme que no me siento mejor que tú, pero de todos modos, ¿Qué es lo que podría hacer? —Comenzó—. Esto es lo que ella quiere hacer. No puedo simplemente ir allí y secuestrarla a sabiendas de que a la larga será mucho peor, ¿Lo entiendes? Estoy maniatado justo ahora... —Finalizó, con una expresión de derrota—. No hay a dónde ir.

—...Nope. Ese definitivamente no eres tú.

—¿Ahora de qué mierda hablas?

—Gaiou-kun. —La repentina intervención de Miku fue algo que tomó a los dioses con la guardia baja. Y más considerando que la mayoría del tiempo no se les entiende casi nada—. Puedo ver que estás confundido, pero por favor no dejes que eso te detenga.

«¿Qué...?» Ahora estaba comenzando a pensar cosas raras. De todos modos, ¿Como ella podría saber eso?

No, más bien.

¿Cómo podrían ellas saberlo todo siempre?

—Sé que te has esforzado mucho, y sé que ya no hay mucho que se pueda hacer, pero quisiera pedirte que vayas un poco más lejos porque... —Luego de tal demostración de valor viniendo de una persona tan reservada, Miku finalmente comenzó a bajar la mirada—. Parece que eso es lo que necesitas.

—...Je. Permíteme corregirte, Miku. —Red se unió a esa maniobra—. Creo que eso es lo que los dos necesitan. Solo así van a parar de dejar que sus cerebros se hagan puré por cosas sin importancia. Si señor.

—La chica sonrió con suavidad, pero no se quedó quieta y continuó—. Gaiou-kun, yo realmente no tengo idea de qué tanta estima nos tengas, pero no dudes ahora. Aún hay forma de salvar esta noche.

—Deberias hacerle caso, mi desquiciado amigo. Porque quién sabe... —Decía el peli-rojo, sonriendo orgullosamente mientras se cruzaba de brazos—. Podrías terminar arrepintiendote luego por no haber movido un solo dedo.

—...

—Je, je. Parece que sabes exactamente lo que tienes que hacer. —Rió—. Eso es bueno.

Gaiou gruño, contrariados y liando con una enorme cantidad de complejos y dudas que eran lo único que mantenían sus pies en ese mismo sitio.

Era muy difícil. Y lo era porque una parte de él consideraba que esto no era su asunto, no era importante y no valía la pena, pero luego estaba esa otra parte de si mismo que deseaba ayudar porque se sentía obligado a ello - maldijo como nunca ser un caballero, en el sentido literal de la palabra. - y también porque... Porque bueno.

Aún tenía muchas dudas al respecto, y sin embargo, existía en él, el deseo de no querer creer que al final todos ellos eran un montón de desconocidos.

Observar como se peleaba contra si mismo para tomar una decisión hizo sonreír al par juntó a él, ya que eso significaba que tenían razón y todo eso le importaba mucho más de lo que él propio Gaiou imaginaba. Significaba que aún tenían una oportunidad para que todo esto saliera bien para todos. Solo por ello tomarían los riesgos que eso acarreaba y lo presionarían un poco más.

—Anda, vete ya. —Dijo Red.

—Todavia tienes tiempo de alcanzarla. —Y Miku secundó—. Da lo mejor de ti, Gaiou-kun.

—Ya lo sabes compa. —Por último, y mostrando un gran nivel de inteligencia estratégica, el peli-rojo dió la puntada final a ese acto—. Cree en el tú que cree en tí mismo. ¡Ve y atraviesa el cielo!

—...No saben cuanto los odio. —A pesar de ello, nada le impidió al albino sonreír—. ¡Nada mal! ¡Ustedes dos hacen muy buen equipo!

Misión cumplida. Esto aún no había terminado.

—¡Ve por ella tigre!

—¡Esto no es una puta novela romántica! ¡No crucen la línea! —Y eso fue lo último que dijo antes de que lo perdieran de vista, dejando solo risas cómplices tras él.

—¿Crees que él esté bien? —Miku preguntó—. La verdad no se ve como el tipo de persona a la que se le da bien hablar mucho con otros.

—Nah. Estará bien. —Eso no lo sabía, solo no quería preocuparla—. De alguna u otra forma el tipo siempre encuentra la manera de hacer bien su trabajo, así que preocuparnos por él es lo último que deberíamos hacer.

—Hmmn. Si Red-kun lo dice, supongo que así debe ser. —Dijo, suspirando—. Ustedes son amigos después de todo, ¿No?

—Je. Si... Si que lo somos.

Ahora que estaban solos, Red tuvo la oportunidad de ver con más calma a Miku, en un principio porque quería revisar que estuviera bien, pero eso lo llevó a darse cuenta de un par de cosas Interesantes. La primera y más notable de ellas, el cambio de peinado que se hizo. Se quedó quieto para poder analizarlo mejor, y de paso a toda ella, porque sentía que no lo había hecho lo suficiente. De las mejores ideas que tuvo en todo el día únicamente por las conclusiones a las que había llegado.

Miku se giró hacía su acompañante con intenciones de preguntar qué deberían hacer a continuación, y fue cuando se lo encontró con la vista fija en ella. Le tomó un momento reaccionar, pero pronto comenzó a sentirse nerviosa.

Antes de que hiciera algo para averiguar la razón de que la mirara tan fijamente, Red habló.

—Posiblemente no debería tomarme tantas libertades cuando se trata de ti pero... De verdad siento que estaría cometiendo un crímen si no digo esto.

—...¿Q-Qué sucede?

El Dios del Fuego brindó una resplandeciente sonrisa a la chica con audífonos, que por un momento pensó que de pronto se había hecho de día. Él estaba brillando demasiado, y no sabía que pensar al respecto.

—Tengo que decir... Que te ves realmente hermosa. —Que el mundo ardiera, eso que importaba ya—. Tal parece que no hago mal en pensar que te verás bien sin importar de qué forma te vistas o peines. —Agregó, no siendo totalmente consciente de lo que hacía y decía—. Miku es una mujer realmente única, ¿No es así?

De pronto, todo el ruido alrededor se detuvo.

Los ojos azules de la castaña reflejaron una congelación momentánea en lo que la chica que los poseía se recuperaba de lo que acababa de escuchar y esbozaba una tierna sonrisa. Hizo lo mejor que pudo para no lucir como si hubiese tenido una pequeña crisis - lo que si sucedió. -, no frente a él al menos.

Ya estaba bien. Para ella, todo lo dificultoso que sucedió ese día había valido la pena.

Estaba satisfecha con el resultado final.

—Hehe. Quizás Red-kun necesite aprender a medir el peso de sus palabras cuado habla con chicas. —Bromeó la Nakano, riendo, para la tranquilidad del rojo.

—Jajaja ¿En serio es así? —Y el le siguió el juego, masajeandose la nuca—. Lo más probable es que tengas razón, pero no es como que pueda hacer mucho al respecto la verdad.

—Eso está bien. Seguirás siendo tú después de todo. —Eso sin duda le hizo el día al chico con armadura—. ¿Nos vamos ya? Los demás deben estar esperándonos.

—Yep, vamos. No hay razón para seguir haciéndolos esperar.

Suficientes emociones para ellos en una noche, desde ahora lo tomarían todo con más calma y se concentrarían en disfrutar lo que quedaba del festival.

¿Qué decir?

Para este punto lo cierto es que se lo merecían.

[•••]

Gaiou estaba más decidido de lo que lo había estado desde que llegaron a ese mundo a joderlo todo con su mera presencia y no tenía la menor idea de por qué se sentía así. Según él no había razones reales para tomarse todo tan en serio, pero parecía que a su cuerpo ese hecho le daba totalmente igual, porque de cualquier modo estaba corriendo cual correcaminos.

Ahora... Había olvidado por dónde se fueron Ichika y su jefe, por lo que ahora estaba dando vueltas como el completo estúpido que es mientras la busca para... Para decirle lo que sea que vaya a decirle, que tampoco sabe que será, pero de alguna manera lo hará.

Algo preocupado dirigió su mirada hacia el gran reloj que indicaba que quedaban solo diez minutos para que los Fuegos Artificiales dejaran de iluminar el cielo, y eso lo hizo sudar un poco.

—Tengo que... Ir más rápido. —No obstante era consciente de que eso no importaba demasiado. Necesitaba saber a dónde debía ir, porque siendo una calle podrian literalmente tomar un transporte donde sea. Aunque afortunadamente parecía no ser el caso.

«Un momento... Red dijo todo eso pero.» Buen (mal) momento para percatarse de algo bastante determinante dentro de toda esa locura. «De verdad estoy llendo a la nada sin un plan, ¿No es así?»

...Si. lo estaba.

Estrelló la palma de su mano derecha contra su cara, porque así de estúpido se sentía. Se dejó llevar por sus impulsos en un momento que no era adecuado para ello y ahora estaba en problemas por eso mismo.

Se detuvo del todo al necesitar pensar en lo que haría a continuación, y viendo cómo estaban las cosas, no parecía que hubiera mucho que se pudiese hacer para evitar que todo terminara como un fiasco. No sin afectar a Ichika y su trabajo, lo que menos quería hacer por respeto a ella, ya que pensaba, que fuera cómo fuera, a la chica realmente le gustaba esto, y no quería arruinarlo.

Pero, cuando todo parecía estar perdido...

Un lazo se interpuso en el campo de visión del albino, disparándolo de vuelta al mundo real.

—Parece que tienes problemas. —La confiable sonrisa de Yotsuba llegaba en un momento más que perfecto—. ¿Necesitas ayuda con algo?

—... Oh sí. —Ni siquiera se dió un momento para cuestionar qué hacía allí o cuando había llegado. Cosas más importantes estaban en la mesa y debían ser tratadas rápidamente—. Hay algo con lo que puedes ayudarme.

—Te escucho.

Siendo dos en vez de solo uno las cosas cambiaban mucho y el horizonte se ampliaba. Pero él no estaba pensando solamente en qué haría cuando la encontrara. No.

Gaiou estaba viendo más lejos, permitiendo que las ideas surgieran hasta que hubo una que lo hizo sonreír de lo grandiosa que era. Soltó una risa algo inquietante y se acercó a la peli-naranja para comenzar a transmitirle el plan que tenía en mente. Ella prestó total atención y de inmediato comenzó a mentalizarse para hacerlo rápido y hacerlo bien.

Ocho minutos y a contra-reloj, pero todavía tenían mucho que dar.

A seguir moviéndose.

Un par de minutos más han pasado, así mismo podemos ver a una chica de cabello rosa, ojos azules y yukata de patrones a base de rayas de colores vividos y diferentes tipos de flores. Esta se encontraba parada, tarareando una melodía completamente aleatoria mientras esperaba, porque si, eso es lo que estaba haciendo. Aguardar a que su transporte, el auto de su jefe, llegara.

Entonces...

—¡Ichika!

La nombrada reconoció al instante la voz que la llamaba con fuerza, originandose de algún punto a sus espaldas que la obligó a girarse, dando con la persona que buscaba en la parte más alta de unas escaleras que daban a una carretera prácticamente desierta a causa del festival. Aún con esa distancia separandolos, ella fue capaz de ver el ojo izquierdo de Gaiou brillando en la bella oscuridad de esa hasta ahora agitada noche, y la sonrisa altanera que traía con él.

—Tú... Estás aquí.

—Ha. Por supuesto. ¿Quien diablos crees que soy? —Dijo con gran firmeza impresa en su tono de voz, bajando de escalón en escalón, hasta encontrarse frente a ella y así poder mirarla directamente a los ojos—. De todos modos... No podía dejar que te fueras sin saber... Que voy a ayudarte con ellas.

—...¿Qué?

—En algún momento vas a tener que rendirles cuentas por no estar ahí, ¿No es así? —Resaltó y se cruzó de brazos—. En ese caso, voy a ayudarte cuando tengas que disculparte. Después de todo es en parte culpa mía por haber sido tan ineficiente y dejar que te marches. —Agregó—. Viendo las cosas así, es claro que ambos fallamos. Así que lo justo será que los dos tomemos la responsabilidad por ello.

No comprendió sus intenciones al instante, pero entre más lo pensó y analizó, y entre más tiempo observó el apasionado destellar de sus ojos, fue más sencillo para ella quedar convencida de que, fuera lo que fuera... Lo estaba haciendo porque hasta ahí lo había guiado su corazón.

Y eso era lo único que necesitaba saber para estar feliz y de acuerdo con ello. Pero... De cualquier manera había algo que aún le picaba en la curiosidad.

Aún había algo que deseaba tener claro.

—Gaiou. —Ya quedaba muy claro que ella no tenía pensado volver a utilizar el honorífico al dirigirse a su persona—. ¿Por qué esto le importa tanto a un tutor? ¿Eh?

¿La reacción inicial del albino? Cerrar los ojos y ampliar su sonrisa aún más.

Ichika aprovechó la oportunidad, y corrigió su pregunta, ya que parecía que eso era lo que él estaba esperando antes de responder.

—¿Por qué esto te importa tanto? —Indagó nuevamente.

—Ha. Eso es bastante sencillo en realidad.

Y por último, abrió los ojos al tiempo que golpeaba su pecho con su puño izquierdo, de modo que dejaría en claro que no dudaba en lo absoluto de lo que él mismo estaba por afirmar. Ya era consciente de lo que todo eso significaría y al tipo de situaciones en las que terminaría por aceptarlo tan pronto, pero ya había estaba bien.

Que el Gaiou del futuro se enoje por ello.

—Es porque tú y yo somos amigos.

La Nakano dejó salir un suspiro de liberación al escuchar eso. Para ella era genial que él abriera esa puerta, porque eso significa que, tarde o temprano, lograrían llegar a comprenderse de verdad. Y no serían solo ellos, ciertamente estaba esperando que el grupo completo, el de diez personas, se hicieran grandes amigos en el transcurso de este viaje.

Eso no se veía nada lejano ahora. Eso era bueno.

—Muy bien. En ese caso toma esto. —Puede que parezca un cambio de tema muy abrupto, pero en realidad no podría ser más distante de eso. Al acercarse a él y entregarle ese montón de papeles, Ichika planeaba ayudar a reforzar todo lo que Gaiou había dicho hace apenas unos segundos.

—¿Eh? —Lo había pillado por sorpresa, y eso no cambió aún después de darle una revisión rápida al texto en esos papeles—. ¿Un libreto?

—La peli-rosa asintió—. Verás. Hace exactamente dos años, asistí a un concurso dónde se buscaban nuevos talentos para el medio. Desde entonces se me ha dado un gran número de personajes a los que darle vida, sin embargo nunca fue nada realmente grande, hasta este momento.

—Hmph. —El albino dudó un poco, pero la realidad era que estaba interesado en lo que le contaba así que asintió también, dando a entender que tenía toda su atención—. Continúa.

—Semanas atrás, me dijeron que estaban realizando un casting para una película de alto presupuesto. Lo que significa que... Finalmente tengo la oportunidad de debutar. —Finalizó—. Tengo una oportunidad, y esta vez es enserio.

—Ya veo... De eso se trata todo esto. —Viendolo así, si que era importante. Y era normal que reaccionara así, después de todo, aunque el supiera de su trabajo, nunca se enteró los detalles—. Entonces es por esto que te esfuerzas tanto ¿Eh?... Puedo ver qué significa mucho para ti.

—¡Si! Y, bueno... Aún tenemos unos cuantos minutos antes de que vengan por mi, así que... —Apuntó hacía el libreto con entusiasmo—. ¿Podrías ayudarme a practicar? Es que no he podido hacerlo hoy y debo estar segura de que todo estará bien.

—Podrias hacerlo mentalmente y ya, ¿Lo sabes verdad?

—¡Eh! ¡Vamos! —Insistió, amenazando con volver a colgarse de él si seguía resistiéndose—. Dijiste que somos amigos, y los amigos se apoyan, ¿No? —Eso ya era un berrinche—. ¡¿Entonces qué te cuesta?! ¡Por favor!

—Agh. Maldita sea, alejate de mi. —Gaiou soltó un pesado suspiro y asintió nuevamente... Ya estaba comenzando a arrepentirse de sus decisiones—. Está bien. Pero solo yo podré leer esta cosa.

—¡Me parece perfecto!

—Bien entonces... Comencemos.

—Okay. Por favor.

Un resoplido después, el albino comenzó a leer a súper velocidad todo lo que decía el libreto, de esa forma pudo darse cuenta que una de las escenas predefinidas era algo bastante característico de una Película con temática escolar. Situandonos en el momento de la graduación, y con ello, el adiós y buena suerte que deben desearse tanto alumnos como maestros ya que ahí se separarán sus caminos, para ser más específico.

No alcanzó a descubrir el porqué antes de concentrarse en ayudar a la chica a su lado, pero leer eso le dejó un sabor de boca algo amargo.

—Felicidades por graduarte. —Hizo lo mejor que pudo para hacerlo convincente y que a la vez sonara natural. Definitivamente lo segundo no salió del todo bien, pero al menos era aceptable—. Te esforzaste mucho para llegar hasta aquí... Estoy orgulloso de ti.

—S... Sensei. —Con titubeos al comienzo, pero rápidamente recordó con quien estaba y, desde ahí, tomar confianza fue muy sencillo para ella—. Muchas gracias por todo lo que ha hecho por mí. Usted también se ha esforzado y créame, voy a apreciarlo por siempre. Sensei... Estoy muy feliz.

«Ella...» Gaiou quedó en blanco por un segundo.

—¡Me alegro mucho de que haya sido mi profesor!

Brillaba mucho.

«... Ella estará bien, sin duda.» Concluyó, llegando a tranquilizarse en gran medida al estar seguro de que ella daría lo mejor en ese casting, y no habría nada que se lo impidiera.

Pero se dejó llevar y no pudo hacer otra cosa que disimular cubriéndose el rostro, como si hubiese sucedido otra cosa, algo diferente a lo que realmente fue. Ichika cayó en la trampa muy fácilmente y le creyó, quizá porque por la naturaleza del momento tenía la guardia baja y no esperaba que intentara engañarla. Cómo sea, lo agradeció bastante.

—¿Eh?... ¿Estás bien? —Al verlo en esa posición, comenzó a especular cosas—. ¿Podría ser que mi actuación fue realmente buena?

—Qué va. —Negó, fingiendo una voz forzada, como si estuviera levantando demasiado peso—. Es solo que no pude soportarlo. Me diste mucha pena ajena.

La manera en que Ichika lo miró luego de eso por poco lo hace reír.

Nah. En realidad no se aguantó las ganas de hacerlo. Su cara se veía demasiado graciosa para desperdiciar la oportunidad.

La chica se quejó y el la ignoró para poder seguir riéndose a gusto. No obstante, aunque lo quisieran no podrían estar de esa forma por siempre debido a estar trabajando contra el tiempo, y el destino de encargó de recordarselos cuando escucharon una bocina seguida de las luces frontales de un auto haciendo que el mismo fuera percibido mientras se acercaba a ellos. El momento de decir hasta luego había llegado.

—Ah. Es el auto de mi jefe... Supongo que fue suficiente con eso.

—Si... También lo creo.

—¡Bueno...! —La chica entrelazó sus manos a sus espaldas, mientras caminaba hacia atrás—. No te preocupes. ¡Definitivamente voy a obtener ese papel!

Al verla darse la vuelta dejó de contener la pequeña sonrisa que estaba queriendo dejar salir pero que no había podido debido a su orgullo y reticencia a aceptar que era por ella.

Sin embargo, esa sonrisa no duró mucho, pues Gaiou era consciente de que si ella se iba, no lo haría de la mejor forma posible, y no lo haría porque aún no le había dicho todo lo que se tenía guardado.

Aún no estaba satisfecho... Pero tenía planeado hacer algo al respecto.

Justo ahora.

—Ichika.

La peli-rosa paró en seco al escuchar su nombre de la boca de Gaiou. Extrañada a más no poder pretendería girarse a encararlo, pero el chico de ojos lilas se le adelantó por mucho e hizo que se volteara jalando de su brazo derecho con firmeza, pero a la vez preocupándose por no lastimarlo. Esta acción confundió a la chica todavía más, y lo que vino después sencillamente no se lo esperó.

Él posó sus palmas sobre ambas mejillas de la Nakano, ganándose el ciento diez porciento de su atención. Ichika estaba fuera de si. Su cerebro no era capaz de procesar rápidamente nada de lo que estaba sucediendo.

¿Y para empeorarlo? Ja... Para ello le bastó con ver directamente a los brillantes ojos del chico, totalmente fijos en los suyos. Sin embargo este brillo no se parecía en nada a la usual. No poseía rastro alguno de la enorme hostilidad que demostraban en todo momento, tal cual había sido su primera impresión de ellos cuando tuvo su primera oportunidad de observarlos de cerca. Nada de eso, esta vez, en cambio...

Él se veía tan gentil... Que parecía ser una persona totalmente diferente.

—Haznos un favor a ambos y borra esa cosa de tu rostro. —Inició su ofensiva lleno de una determinación increíblemente aterradora—. Borra esa sonrisa falsa de tu cara. De verdad estás haciendo que me moleste.

Y ahora sus palabras no coincidían con lo que quería expresar.

—¿E-Eh? —No podía creer que esto estuviera sucediendo de nuevos. Dos veces, en una sola misma noche. Sin duda era una locura.

Lo peor de todo es que los orbes lila del albino ni siquiera le estaban permitiendo divagar como había intentado hacerlo. La estaba manteniendo concentrada solo en él, buscando que no fuera a perderse ni una sola palabra de lo que estaba apunto de decir.

—Eres el tipo de persona que siempre pone una sonrisa en su cara aunque por dentro de esté muriendo de preocupación. Eso lo sé, y me fastidia como nada. —Explicó seriamente, ya habiéndola soltado—. ¿Acaso crees que ellas necesitan tener a un jodido muro inamovible como ejemplo a seguir? Bah, que tontería. No eres una maldita máquina. Si te sientes mal, solo demuéstralo, si necesitas ayuda pídela y si quieres gritar hazlo sin pensar, pero por ningún motivo sigas tratando de aparentar que estás pasando por una realidad llena de arcoiris cuando sabes perfectamente que no es así. —Mitad consejo, mitad regaño. Lo que él consideraba como el discurso perfecto—. No las hieras de esa forma, Ichika... No te hieras de esa forma.

Aunque... Viéndolo mejor, tal vez se extra limitó un poco. Quizá eso fue demasiado, quizá no debió tocarla de esa manera. No pudiendo simplemente hablarle y esperar a que atendiera.

Oh diablos ahora notaba la cantidad de errores que acababa de cometer, pero mierda, tenía que mantenerse firme o podría tirar todo su esfuerzo a la basura.

—Créeme. —No la podía mirar siquiera a la cara, o pensar claramente. Y ahí la razón de su siguiente error—. Es bastante lamentable tener que ver como un cara tan linda se arruina así, sin un motivo real.

... Un error un tanto curioso, ciertamente.

Cómo fuera, logró su objetivo. La quintilliza deshizo esa "mueca tan desagradable" - según él. - todo producto del impacto que tuvieron esas palabras sobre ella. Y aún cuando es cierto que no había nada ahí, para él seguía siendo preferible a qué continuara tratando de engañar a todos así.

O eso pensó, hasta que presenció cómo volvía a poner una sonrisa en su rostro. Pero esta vez era completamente distinto y así lo sentía.

Un pequeño escalofrío recorrió todo su cuerpo e hizo lo mejor que pudo para que no se notara la manera en que se estremeció sin razón - aparente. - alguna. Ni siquiera él comprendió qué demonios había sucedido, pero no lo cuestionó y se quedó con el primer pensamiento que tuvo al respecto.

Hubo un cambio, y eso era lo importante.

—Sabes... Pensé que finalmente me había convertido en la hermana mayor cuando empecé a trabajar. Decidí no contarle nada a mis hermanas hasta que no me volviera una mujer independiente. Me quedé en silencio y deliberadamente ignoré nuestra promesa de ver los fuegos artificiales juntas. Y no me lo perdono, pero...

—...

—Si no hago esto, no seré capaz de volver a verlas a la cara jamás.

En ese instante, tanto su mirada como la de Gaiou fueron a parar en el cielo que seguía siendo iluminado por una buena cantidad de explosiones controladas. Seguía siendo una vista tan agradable como podría serlo. Era una lastima que no pudieran disfrutarlo cómo era debido.

Por ahora.

—¿Ya casi se termina el tiempo, verdad?

—No pienses en eso. No vale la pena.

—...Je. —Le tomaría la palabra ahí mismo—. Me sorprende que te dieras cuenta de algo como eso. De verdad no me lo espere.

—¡Hmph! ¿Y como podría alguien como yo hacer eso tan fácilmente? ¿Eh? —Se cruzó de brazos al hablar con la verdad. Aceptando que no era precisamente muy empático que digamos—. Solo... Fue cuestión de tiempo para que notara que había algo diferente en tu sonrisa, sobretodo cuando tengo que lidiar con las de tus molestas hermanas.

—Diferente, uh...

—El chico asintió—. Solo las de ellas se veían sinceras.

La peli-rosa no contestó a eso de inmediato. En su lugar rió, sintiéndose descubierta pero a la vez feliz de que eso sucediera.

Se veía como si le debería un favor. Lo recordaría.

—Oh no... Parece que no puedo mentirle a Gaiou. ¿En verdad seré atrapada de inmediato si lo hago, no es así? —Bromeó—. Gaiou es muy perspicaz.

—¿Segura de que no tiene que ver con que seas mala para la actuación?

—¡Eres muy directo!

Luego de los correspondientes "jajas", esta vez desde ambos lados, era muy obvio que estarían en paz desde ahora, considerando que las cosas habían estado muy tensas entre ellos desde hace varias horas. Pero sabían que se debía a sus personalidades más que nada, así que no guardaban ningún tipo de resentimiento hacía el otro. Solo hacían lo que querían. Eso es todo.

El auto que esperaba por Ichika mantenía sus luces encendidas y su conductor estaba callado pues tuvo la impresión de que esos dos necesitaban un momento para hablar. Razones suficientes para esperar un poco, pero no tanto.

Ni siquiera sabían que decirse para despedirse y por ello Ichika decidió sencillamente comenzar a caminar y encargarse luego de eso.

Gaiou, por otra parte.

—Oye. Sobre lo del casting...

—¿Si?

Sentía que no le haría mal poner en práctica todo el asunto de la amistad con ellas desde ya. Tendría que aprovechar ahora que el esfuerzo parecía valer la pena, antes de que se arrepintiera.

—No te preocupes. Sé que vas a destrozarlos a todos. —Afirmó, sacando lo mejor de si mismo para darle ánimos—. Eres una magnífica actriz después de todo... ¿Cómo podrías no lograrlo?

—Gaiou es muy extraño contradiciendose de esa manera.

—No hagas que retire lo que acabo de decir por favor. Que como te habrás dado cuenta, no soy bueno en este tipo de cosas. —Ante ese comentario la peli-rosa no pudo evitar reír.

Solo para volver a darle esa mirada que le decía que quería algo de él.

—Tengo algo de curiosidad, y se debe que hablaste con tanta seguridad hace un momento pero... —La chica ladeó la cabeza y sujetó el mentón, gesto que medio hizo sudar al albino—. ¿No te parece que es muy raro que digas eso luego de solo haberme visto practicar una vez? ¿Cómo podrías tú saber eso?

—...

Para la confusión de la Nakano, el Tutor terminó desviando la mirada, como alguien lo haría antes de confesar que hizo algo malo. Solo que bajo estas circunstancias la verdad es que no había nada malo que pudiera haber hecho - o eso creía. - y por ende no había razones para que se comportara así. Lo que ella desconocía es que él se sentía descubierto y atrapado por razones totalmente diferentes. Razones que a pesar de todo no iba a ocultar, más que nada porque no era capaz de ver los "problemas" que le traería aceptar algo así.

—B-Bueno... —¿Expresion abochornada y voz titubeante? Okay, esto...—. Lo sé porque yo... Quizás...

—...¿?

—Yo... Tal vez me quedé a verte la vez que te acompañé a trabajar.

(Me voy a arrepentir de haber puesto eso ahí.)

Ichika quedó shockeada. No lo podía creer, mucho menos viniendo de una persona como él.

Y ya para estás alturas, ignorando la posibilidad de que solo lo hubiera hecho por mero aburrimiento - que fue lo que realmente lo motivó a quedarse. - al fin le encontraba sentido a muchas de las cosas que sucedieron ese día, y a muchas otras que el propio Gaiou dijo.

—E-Entonces tú...

—No me malinterpretes, no es que esté tratando de ser amable o algo así. —Claramente no entendió lo que trataron de decirle—. Te vi, y por eso reconozco que eres muy buena en ello. Te has esforzado mucho en ello, es imposible que no obtuvieras la recompensa adecuada por ello y, bueno... Pienso que eres grandiosa... A pesar de que seas un desastre como estudiante.

El albino se negó a volver a mirarla a los ojos como todo el Tsun-... Bipolar que era, y esperó escuchar alguna burla o comentario de ese estilo, pero lo único que pudo escuchar fue a el calzado de la peli-rosa haciendo sonar el piso con fuerza, junto a pasos apresurados, lo que lo hizo devolver su vista al frente solo para encontrarse con una mancha rosa apunto de taclearlo.

Quedaba claro que ella había decidido mandar todo a la goma. Ya no le importaba si se veía mal, ya no le importaba si se enojaba con ella y ya no le importaba su propio razonamiento lógico. Lo que ella quería era lanzarse y darle un abrazo a modo de agradecimiento.

Y eso fue lo que hizo.

—¡Hey! ¡¿Q-Qué demonios estás haciendo?! —Como era de esperar, Gaiou explotó—. ¡Deja de actuar de esa forma! ¡Suéltame!

—¡Dices eso pero no estás intentando empujarme!

—¡No tientes tu suerte!

—¡Deja de ser tan gruñón!

La bocina del transporte de la Nakano volvió a sonar como una advertencia que le decía que se apresurara y se vió obligada a soltar al albino. Este no dijo ni hizo absolutamente nada más que quedarse ahí parado mientras veía como abría una de las puertas a los asientos traseros del vehículo.

—¡Gaiou!

Cuando ya estaba preparándose para marcharse, aún sabiendo que tendría que volver después, Ichika volvió a esforzarse en llamar su atención.

—Deberias sonreír así más a menudo. —Comentó justo antes de entrar al auto—. Creo que luces todavía más guapo así. —Dicho eso, era hora de escapar—. ¡Adiós!

—...¿Qué?

Y se fue sin darle oportunidad de decir nada más al respecto.

Nada que hacer. Tendría que aguantarse el ruido de los tipos en su cabeza un rato más ya que de todos modos no había entendido lo que sucedió.

Largó un suspiro cansado tras despejar y su mente y miró una última vez al cielo, que ahora era el mismo de siempre. Comprendió al instante que tenía que irse rápido.

Seh. Hace un último esfuerzo no era tan malo ya.

—Haa... —Se estiró un poco para desperezarse y fijo rumbo al sitio de dónde vino—. Más vale que esas galletas que Arck prometió sean buenas o alguien va a terminar en la estratosfera.

[•••]

La hora de la verdad.

— Última participante. —Su turno por fin llegó—. Nakano Ichika.

«Muy bien... Aquí voy.» Se levantó sin dudar y con un porte diligente, avanzando a pasos tranquilos hasta el centro de la sala, a la vista de quienes hacían labor de jurados en la audición.

—Comencemos. —Habló uno de ellos, procediendo a leer el libreto—. Felicidades por tu graduación. Te lo ganaste.

—Sensei... Muchas gracias por todos esos momentos...

«Concentrate.» Dejó que las cosas siguieran su curso en gran parte, pero no por eso dejó de ser cuidadosa con todo lo que decía. Ella no estaba nerviosa, solo deseaba hacerlo lo mejor posible, porque así se lo había propuesto, y porque todos esperaban que diera el 110% de si misma al ejecutar esa actuación.

En algún momento notó que tenía sobre ella más atención de lo usual, y su mente comenzó a divagar.

«¿Lo estoy haciendo bien?» Una pregunta que parecía algo extraña para alguien que no dudaba de su capacidad. Sin embargo, no se trataba de eso. «¿Estoy sonriendo de la manera adecuada?»

Esa era otra cosa que de verdad quería hacer como era debido, sin dejar que todo lo que la preocupó antes se interpusiera en su camino.

«En una situación cómo esta... ¿Cómo sonreirían las demás?»

Inevitablemente su mente comenzó a reproducir una tras otra, un centenar de imágenes diferentes mostrándole la calidez en las sonrisas de sus queridas hermanas.

«¿Cómo...?» Unas ganas repentinas de morderse el labio la asaltaron, pero lo evitó por el bien de su desempeño en el casting.

Y, si antes no presentaba ningún tipo de nerviosismo, lo obtuvo cuando de la nada todas esas imágenes dejaron un único espacio completamente oscuro y vacío. Uno que la impulsaba a acercarse a él mismo, para descubrir si en verdad era tan solitario como parecía, pues su corazón le decía que era todo lo contrario.

Cuando lo alcanzó, descubrió que estaba en lo correcto, y no pudo evitar que su corazón acelerara su ritmo a sobremanera.

«¿Cómo sonrió él en ese momento?»

Su corazón se aceleró, pues en medio de todo ese torbellino de recuerdos, hubo un sitio apartado que le mostró a cierto albino que, a pesar de su usualmente antipática forma de actuar, le demostró que la entendía más que nadie, y más aún, le dejó muy en claro que confiaba en ella aún con todas sus diferencias de por medio.

Todas esas emociones volvieron a ella en el momento adecuado.

—Sensei.

Y no tuvo miedo de dejarlas salir.

Al final no imitó a la perfección aquel "ejemplo", pero eso estaba bien. Tenía por seguro de que eso es lo que esa persona le diría si estuviera ahí.

Ella tendría que aprender a brillar con luz propia desde ahora.

[•••]

Sentado en un pequeño muro que resguardaba una zona verde, Gaiou estaba esperando mientras intentaba no quedarse dormido debido a lo silencioso del sitio y de paso por las secuelas del estrés que sintió recientemente. Muy ser superpoderoso y todo, pero seguía siendo capaz de sentir agotamiento, como básicamente cada forma de vida existente en el multiverso.

Tras haber cerrado sus ojos un momento en un intento por preservar sus energías - la verdad es que estuvo apunto de caer en los brazos de Morfeo porque se relajó demasiado. - lo que parecían ser dos pares diferentes de pasos lo alertaron, más no reaccionó inmediatamente, sino que se esperó a que ambos individuos dejarán de moverse para abrir los ojos.

Tal como lo sospechó y cálculo, ella había vuelto.

—Eres bastante dedicado como para quedarte aquí, chico. —Comentó el peli-negro con bigote. Se notaba que ahora estaba más relajado, lo que era normal.

—Haa... Supongo que alguien tenía que asegurarse de que ella volviera a casa de una pieza. —Se excusó, levantándose de su asiento para luego proceder a estirarse un poco. Acto seguido, puso sus ojos en la peli-rosa, e hizo la pregunta más esperada—. ¿Cómo te fue?

—Uh, ehm... Realmente no sé por dónde empezar. —Dijo ella, rascándose la mejilla derecha con un dedo.

—¿Entonces...? —El albino insistió con la pregunta, levantando una ceja.

—Fue un éxito rotundo. —Le informó el extra—. Ella pasó sin problema alguno. Arrasó con todo.

—Woah. —No le sorprendía—. ¿En serio? —Pero tenía que disimular.

A su duda, el asentir de ese hombre sirvió como respuesta.

—Nunca imaginé que Ichika sería capaz de hacer una expresión como aquella. Fue simplemente magnífico. —Alabó el desempeño de la chica, apoyándose en algunos aplausos que eran sinceros a pesar de su poco ritmo—. Pero también soy consciente de que por si sola no lo habría logrado... ¡Esto definitivamente es gracias a ti!

—Wha-.

—De hecho. Con todo esto... —Paró un momento, poniendo a Gaiou de los nervios al comenzar a verlo de arriba a abajo—. No puedo negar que has despertado algo de mi interés.

—...

—...

Silencio.

Gaiou:

—¡Niña, nos vamos ya!

—¡¿Eh?!

—¡Espera! ¡¿A dónde te la llevas?!

Buen momento para correr. Demasiado bueno.

De vuelta en el camino. Una calle perfectamente vacía a altas horas de la noche los saludaba.

Gaiou caminaba delante de Ichika para poder hacer de guía, además claro, para revisar que no los estuvieran siguiendo o algo así. Que si, esto no era latinoamérica, pero de lugares oscuros por la noche no se fiaba y menos si estaba acompañado de una humana. Es mucho mejor prevenir que lamentar después de todo.

—Por aquí. No están esperando.

—¿Esperando...? —Cuestionó—. ¿Acaso todos siguen en el festival?

—No. De hecho vamos a un parque cerca de aquí. Ahí deberían estar los demás.

—Oh... Ya veo...

Al instante notó el pequeño "bajón" que la peli-rosa sufrió, más no dijo nada, y no lo hizo porque no lo veía necesario luego de soltar todo lo que quería expresarle hace ya un buen rato. Le dijo que la ayudaría con eso y no había cambiado de opinión en lo absoluto. Solo confiaba en que ella lo tuviera presente y no se preocupara demasiado... Afortunadamente ese era el caso.

Luego no me digas que no hice nada para advertirte que si dejabas que esto se volviera algo personal habrían consecuencias. —Alpha llegó para recordarle ese detalle importante.

«No sé de qué hablas.»

Efectivamente, no lo sabía.

Pero eventualmente lo descubriría, y eso le era suficiente al Ex-Royal Knight para considerar que su trabajo ahí estaba completamente hecho. De todos modos era mucho trabajo explicarle en que tipo de trampa se estaba metiendo.

Experiencia es experiencia, y ésta tal vez sea buena para él.

—Mis hermanas... Ellas deben estar muy molestas conmigo. —Terminó realizando una suposición lógica, a la vez que trataba de ser positiva al respecto—. Quizá debería disculparme con ellas.

—Yeah. Definitivamente deberías hacerlo, de eso no hay duda alguna. —Viendo que el momento esperado por fin se acercaba, el albino creyó que sería buena idea responderle, para distraerla de ese tipo de pensamientos, ¿Y por qué no? Darle algo de esperanza—. Pero... ¿No crees que es muy pronto para que te rindas?

En ese momento y con la abertura ya creada, el Dios se hizo a un lado para que la chica a la que guiaba pudiera ver lo que él tenía en frente, algo que hizo que los ánimos de Ichika mejoraran considerablemente y provocó que se cubriera la boca por la sorpresa.

Las chispas generadas por la pólvora que se quemaba hicieron la labor perfecta de linternas sustitutas a manos de esas cuatro chicas, las cuales voltearon en su dirección en cuanto notaron su presencia.

—¡Hey, chicos! ¡Que bueno que llegaron! —La primera en saludarlos fue la menor entre ellas: Itsuki.

—No pudimos aguantar más tiempo así que comenzamos sin ustedes... ¡Pero les guardamos varios de estos! —Dijo la enérgica Yotsuba.

—Les dije que debían esperar un poco más, pero bueno, ya sabes. —Arck, que también estaba ahí al igual que el resto de tutores, se acercó al albino y le dió un pequeño golpe en el hombro. Solo ellos sabrán el por qué—. Siempre hacen lo que quieren.

—No me sorprende.

—A veces de verdad parece que fueran niñas. —Comentó Red mientras se comía una paleta.

—No sé si tienes la autoridad para decir algo así. Literal eres la persona más infantil que conozco. —Replicó el oji-rubí haciendo lo mismo.

—Shhh. Esa es información que nadie necesita saber.

Aprovechando la estupefacción de la Orquídea, el Doom Bringer empezó a tomar distancia. Y parecía que Fuutarou había tenido la misma idea porque estaba a más de diez metros del resto. Aunque en su caso esto parecía estar justificado, pues a su lado podía ver a Raiha, totalmente dormida.

«...No.» Menos mal se detuvo a si mismo.

No era momento de ponerse a pensar en esas dos. No cuando sabía que estaban perfectamente bien por su cuenta... Necesitaba distraerse.

—Oye Yotsuba... Gracias por asistirme. —Al pasar a un lado de la chica del lazo se permitió revolverle el cabello. Gesto amistoso que la chica gustosamente correspondió con su usual sonrisa—. De no ser porque aceptaste comprar todo eso, esto habría sido mucho más difícil.

—¡Hey, deberías darte más crédito! ¡Esto fue tu idea después de todo!

—Pero tu ayuda la hizo posible, eso cuenta mucho más.

—Sabes. Nosotros también ayudamos. —Resaltó Míster—. No estaría nada mal un "Gracias compas. Les debo una".

—Nunca les pedí que se quedaran. Ustedes están aquí de chismosos.

—...Bruh.

—True shit. —Confirmó el de rojo. Arck por su parte solo sonrió para dejar el asunto ahí.

—¡Oye tú!

«¿Ahora qué?» No era secreto para nadie que Nino no era santo de la devoción de Gaiou, y siendo que bajo esas circunstancias estaba prácticamente obligado a escucharla, habían varias cosas que podrían terminar mal. Tenían suerte de que estuviera "de buenas" y tranquilo. Nadie explotaría, eso era seguro.

De cualquier modo, no tenían la menor idea de qué era lo que la chica buscaba intentando hacerle conversación en primer lugar, ya que eso jamás había pasado hasta ahora.

Cruzaron miradas y dejaron un sitio a un silencio que duró algunos segundos en lo que analizaban las posibles verdaderas intenciones del otro, o eso diríamos si no supiéramos todos que el único confundido aquí era Gaiou, y la otra solo estaba intentando descubrir si todo esto lo había hecho porque si o solo era muy estúpido.

Plot Twist: Son las dos cosas.

Finalmente la peli-cereza suspira en resignación y encara al albino. Luego, trás observar brevemente a su hermana mayor, decide desahogarse y decirle al tutor lo que se estaba guardando. Aunque extrañamente parecía no estar muy contenta con tener que hacerlo... Pero al mismo tiempo si lo estaba.

—BUEN. TRA. BA. JO. —Soltó entre dientes.

—... —Y, lejos de encontrar palabras para responderle, Gaiou solo asintió y eso pareció ser suficiente para ella, pues procedió a darse la vuelta y alejarse.

Todo el mundo quedó con la quijada por los suelos luego de presenciar eso.

Todos menos Arck, que estaba esforzándose por no descojonarse justo ahí y terminar arruinando el ambiente.

«Jajajaja. Así que solo entre Tsunderes se pueden entender. Vaya, estos dos podrían ser muy buenos amigos si no fueran tan testarudos.» Pensó mientras contenía su risa.

«¿Qué mierda acaba de suceder?» Pero lo cierto es que Gaiou no había entendido un carajo, así que ahí quedó todo.

Nada fuera de lo común.

—¡Miku, trae eso! Vamos a jugar con los fuegos artificiales.

—Voy.

—¡Chicos! Hay suficientes para todos. ¿Qué tal si se nos unen?

—Nah. —Axel.

—Paso. —Gaiou.

—Esto es de ustedes. —Esta vez fue Red.

—Disfruten su momento, nosotros solo estamos aquí para asegurarnos de que todo estará bien. —Y por último la voz de la razón: Arck.

—Uhhh... No es justo. —Lamentablemente para Yotsuba, ya había aprendido que tratar de ir en contra de ellos no funcionaba, así que tendría que lidiar con ello—. ¡Oye, Uesugi! ¿Quieres uno?

—No me metas en esto. Ni siquiera entiendo cómo me convencieron de quedarme.

—¡Que aguafiestas! —Y lo decía sonriendo, ja.

—...¡Chicos!

El festivo ambiente se vió interrumpido por el repentino llamado de atención hecho por Ichika, más que nada a sus hermanas, pero generalizando para no dejar cabos sueltos en el proceso. Consiguió lo que buscaba rápidamente, y de inmediato se inclinó ante el "público", demostrando su arrepentimiento por su forma de actuar.

—Lo siento mucho. —Se disculpó sin esperar un segundo—. Las cosas terminaron así por mi culpa, en verdad, en verdad... Lo siento.

—Pues tiene razó-.

—Ahora no gato. Ahora no. —Interrumpió Red tras haberle tapado la boca al peli-negro a muy buena hora.

Grande Red (que algo de cariño debe recibir antes de que comience a joderle la vida ininterrumpidamente).

—Oh vamos. No te preocupes por eso Ichika. —Itsuki estaba dando señales de ser la que mejor se tomaba situaciones como está, puesto que siempre era la primera en reaccionar—. No es tan malo.

—¡Cierto! ¡Al final todo salió bien y estamos aquí! ¿No? —Exclamó Yotsuba, recibiendo un calmado "Si" de parte de Miku.

Y parecía que todo eso no iría más lejos... Pero.

—¡Oh! ¿En serio?

Nino no era tan permisiva y comprensiva como sus hermanas. Ella si que sentía la necesidad de darle a la mayor el respectivo regaño que le correspondía por llevarlos a tener que recurrir a un plan tan improvisado para no perder el día juntas.

—¿Por qué no trataste de contactarnos aunque fuera, eh? ¿Tanto te costaba? —Acusó abiertamente y sin contemplaciones—. Que todo esto sucediera es definitivamente tu culpa.

—Y-Yo... —La peli-rosa no hizo más que bajar la mirada, aceptando su responsabilidad—. Si...

—Hmph. Dicho eso...

Los Dioses sonrieron al ser capaces de ver venir lo que seguía. El que sin duda alguna, sería el punto más alto de toda esa movida y extremadamente caótica noche.

—No haber sido totalmente clara al decir dónde estaba el punto de encuentro fue cosa mía. —Agregó, volviendo su tono de voz uno mucho más gentil y empático—. Así que también tengo parte de la culpa.

—¡Y mía también! —Itsuki se unió a aquello. Se sentía algo emocionada aunque a la vez avergonzada por tener que reconocer cosas de ese estilo—. Realmente detesto mi pésimo sentido de la orientación. De haberlo hecho mejor definitivamente podríamos haber tenido más tiempo juntas, lo siento.

—No me esforcé lo suficiente. Les fallé completamente. —Dijo la castaña, evitando ver al resto—. Lo lamento.

—¡No entiendo que está pasando pero de todos modos diré que también fue mi culpa jajaja! —Y por supuesto, no podían faltar Yostuba y sus ocurrencias—. De cualquier modo estuve muy concentrada con Raiha y no me importó nada más. ¡De verdad lo siento!

—Chicas...

—Ichika, ven. —Llamó la de las cintas gemelas, extendiendo un pequeño fuego artificial a las manos de la peli-rosa—. Toma. Este es para ti.

«Ja. Al final no necesitó que la ayudara en nada.» No era lo que esperaba la verdad, pero no es como si estuviera insatisfecho con ello. No, de hecho era todo lo contrario.

Tenía la firme idea de qué así se supone que deberían suceder las cosas.

—Mamá siempre decía que si una falla, las cinco juntas debemos superarlo.

—Y que si una de nosotras es feliz, las cinco debemos serlo.

—Esos sentimientos tienen que ser compartidos entre nosotras.

Las cinco varas se acercaron a la pequeña flama proporcionada por una vela puesta en el suelo, y no pasó mucho tiempo antes de que las puntas de las mismas comenzaran a brillar con mucha fuerza.

—Felicidad.

—Tristeza.

—Enojo.

—E incluso amor.

En el momento en que las luces incandescentes de la pólvora fueron disparadas al cielo y llegaron al punto más alto que les era posible alcanzar, los dos seres más poderosos de todo el multiverso pusieron en alerta todos y cada uno de sus sentidos, hecho que se vió reflejado en el destellar de sus ojos al mismo tiempo.

Una pequeña e imperceptible onda espacial alcanzó rápidamente a los fuegos artificiales justo en el instante antes de que estos explotarán y los cubrió, recargando cada uno gracias a varias capaz de energía de colores azulados y violáceos. Colores característicos en Arck y Gaiou respectivamente.

Y cuando el momento de brillar llegó...

—¡Wow!

Estos lo hicieron con tanta fuerza, que todo el espectáculo anterior quedó como un punto imposible de comparar debido a la abismal diferencia entre el antes y el ahora. Las estrellas tomaron el protagonismo de la noche, estando más presentes que nunca, todo gracias a esos dos.

Las chicas estaban maravilladas con el espectáculo que ofrecían cientos y cientos de luces azules y moradas explotando una y otra vez en perfecta formación, ni siquiera habían pensado en preguntarse como era eso posible de lo asombradas que se encontraban. Para ellas todo solo había sido la mejor compra que Yotsuba pudo hacer en toda su vida, y quizá era mejor que se quedara de esa manera.

Por otro lado. Axel y Red casi escupen lo que estaban comiendo al percibir ambas energías de la nada cuando no debería ser posible. Voltearon hacia Arck y Gaiou confundidos aunque imaginaban sus razones para haber hecho eso. Aún así no pensaban que el esfuerzo estuviera del todo justificado.

—Wah... —Pedro soltó un suspiro lleno de satisfacción al presenciar la adorable escena frente a ellos—. Hey, ¿Estás bien?

—Hmph... —Gaiou asintió en respuesta, sin embargo era muy notoria la forma en que respiraba de forma agitada—. Costó mucho filtrar eso, aunque fuera tan poca energía. —Agregó mientras disimulaba su cansancio. Finalmente suspiró en resignación—. Aún no es tiempo.

—Arck no pudo evitar preocuparse un poco, pero rápidamente lo dejó ir para no terminar haciéndolo enojar en un momento como ese—. Entiendo.

—... Realmente parece que te estás aguantando las ganas de decir algo.

—Je. Probablemente.

Tal vez utilizar palabras estaba demás, y con ese pensamiento en mente, Arck recurrió a métodos más complejos a la vez que simples, procediendo a palmear la espalda de su hermano, esperando que comprendiera el mensaje.

El albino se mantuvo en silencio y no rechazó su acción. Posiblemente porque no le importaba, posiblemente porque seguía tratando de mantener su imagen de chico rudo, pero la verdad es que, conociéndose tan bien, era imposible que no lo pillara.

"Bien hecho."

Si... En definitiva haría cómo que nada sucedió justo ahora.

Y Arck definitivamente haría cómo que no vió esa sonrisa orgullosa. Reír en silencio era una muy buena opción al final de todo.

Desde ese punto, todo se redujo a que los presentes se concentraran en descansar y disfrutar de lo que les quedaba de esa salida. Las quintillizas no tuvieron problema en entenderlo, y una gran parte de los tutores tampoco, pero estaban agrupados por separado.

Las Nakano se divertían mientras los tutores observaban desde sus posiciones y Raiha dormía a un lado de su hermano. Perfectamente equilibrado, como todo debería serlo.

—Oigan aún quedan cinco bengalas.

—¿En serio? ¿Esas son todas las que quedan? —Comentó una extrañada Miku—. Creo que nos emocionamos demasiado.

—Si, también lo creo.

—¡No importa! De todos modos no he terminado.

—Haa. Si que parecen un montón de niñas.

—Ja, ja, ja. Ya déjalas Kuutarou. Esta es su noche. —Dijo Red, el más próximo al olvidado quinto—. ¿Que hay de malo en que se diviertan como mejor les parezca?

—Ya. Al menos podrían, no sé... —El aludido resopló—. ¿No hacerlo a media noche?

—Para buscar una forma de pasar el rato no hay tiempo.

—Pero si para mis horarios de sueño.

—Lo mismo, pero de todos modos no me quejo. —Intervino el peli-azul—. Es entretenido.

—¿Viste? Hasta el perezoso más perezoso que conocemos lo está disfrutando. ¿Por qué no puedes hacerlo tú Fulano? —Dijo el de corbata, aprovechando la oportunidad para molestar al otro peli-negro.

—...Da igual.

Y mientras ellos conversaban sobre cosas triviales.

—¡Yo quiero esta de aquí!

—Yo esta.

—Y yo esta.

—Supongo que yo tendré está bengala en ese caso.

—Hmmn...

Miku se esperó a que todas sus hermanas escogieran lo último que había en la bolsa de las compras, hasta que solo quedó una pequeña cuerda de color rojo que demarcaba la parte que podía quemarse, siendo el resto de color gris hecho de un material diferente más seguro.

—¿Eh? Miku, la vara de fuegos artificiales es mucho más divertida, ¿No quieres que intente ver si aún venden alguna?

—No. Esta está bien.

—Oh. Parece que de verdad te gusta.

—Uhm...

La de los audífonos se tomó su tiempo para pensar en su respuesta a pesar de lo trivial que ese comentario fue.

Con un repaso rápido de lo que los llevó hasta ese punto, cierta escena llegó a su mente, tomándola por sorpresa, pero a la vez haciéndola sentir bastante cómoda por razones que no tenía totalmente claras.

—"¡Yo soy su pareja!".

Ese era... Un buen recuerdo para ella.

—Si. —Dijo sin cuidado y con una gran sonrisa en sus labios—. Lo amo.

...

De pronto Red sintió unas inmensas ganas de estornudar junto al escalofrío más grande que ha sentido jamás. Uno que curiosamente, no fue para nada desagradable.

Y para sorpresa de nadie, decidió no prestarle atención a algo tan extraño a pesar de que jamás en su vida le había sucedido.

Tras un buen rato, Ichika comienza a prestar más atención a lo que había a su alrededor, y de esa forma fue capaz de notar que en el grupo conformado por los chicos y la pequeña Raiha, faltaba una persona. Siendo ésta a la que más ganas tenía de ver ahí, ya que él fue quien lo orquestó.

Dejó lo que estaba haciendo e inmediatamente se propuso buscarlo con la mirada, suspirando con alivio al verlo sentado en una banca bastante alejada, lo que era mejor a qué hubiese decidido marcharse. Luego de pensar un poco lo que debería hacer, se disculpó con sus hermanas por tener que irse de nuevo y emprendió camino en esa dirección.

Se acercó con cautela pero bajó la guardia al no notar ninguna reacción de parte del albino y se quedó parada frente a él. Gaiou estaba sentado con una pierna cruzada, los brazos cruzadas y los ojos cerrados. Se notaba que estaba relajado, y eso le preocupó a la chica ya que no quería molestarlo, pero luego llegó a la conclusión de que si no quisiera que estuviera ahí, ya se lo habría dicho.

—Hey. —Empezó con un saludo simple, una buena manera de iniciar una conversación—. ¿Sabes algo?... Creo que no te he agradecido lo suficiente por apoyarme con todo esto aún cuando no tenía nada que ver contigo. Fue bastante amable de tu parte. Tanto que fue imposible de esperar la verdad. —Agregó, soltando una risa ligera al hacer referencia a su chocante personalidad.

—...

Creyó estar llendo por buen camino al ver cómo "asentía", lo que para ella fue como si dijera "Está bien", y a su vez lo tomó como una señal que le decía que era buena idea continuar. Por supuesto que pensaba hacerlo, ya que las oportunidades que tenían para hablar un poco hasta ese día eran extremadamente raras.

—Me sentiría muy mal si no hago por ti en retribución, y cómo sé que no vas a aceptar ningún tipo de regalo... —Nadie se lo dijo, ella solita lo descubrió—. Supongo que lo mejor será hacerte el favor de dejar de estorbar en tu trabajo. ¿Qué te parece? —En espera de algún tipo de respuesta más coloquial, dejó que su curiosidad tomara un poco el mando y cortó gran parte de la distancia que los separaba—. Podemos ser compañeros... Y trabajar jun-...

Primera señal de alerta: el chico volvió a "asentir". Sin embargo fue muy pronto, demasiado como para no considerar la idea de que no tenía interés en escucharla y solo le estaba dando cuerda. Pero luego pasó algo que deshizo la factibilidad de esa posibilidad.

Segunda señal de alerta: se presentó otro tipo de movimiento, más irregular por así decirlo.

Esperó un poco para analizar la situación...

Y se movió cual rayo al darse cuenta que el tipo estaba apunto de caerse, porque en verdad no estaba simplemente relajándose ahí.

«Oh cielos... ¿De verdad te dormiste en una posición tan incómoda?» Afortunadamente alcanzó a atraparlo en un buen momento para que no le costara demasiado el estabilizarlo. De todos modos se sorprendió mucho. Por un segundo imaginó que solo quería verse cool, pero no. «Debes estar realmente cansado, ¿No es así?»

Tuvo que hacer un gran esfuerzo para posicionarlo en un sitio donde estuviera cómodo y eso se debía a qué Gaiou era increíblemente más pesado de lo que parecía. Lo mejor pudo hacer fue acomodar la cabeza del oji-morado en su hombro porque no sabía si podría sostenerlo el tiempo suficiente para dejarlo recostarse en sus piernas, como tenía planeado.

—Necesito... Hacer más ejercicio...

Nah. Él necesita bajarle a las galletas... Y a eso de fusionarse con armaduras ultra tecnológicas, tal vez (?)

—Haa... Supongo que está bien si te lo digo en otra ocasión. —Anotó mentalmente aquello y prestó más atención a la persona bajo su cuidado temporal—. Je. Es bastante lógico que no seas capaz de mantener esa cara de gruñón mientras duermes... Ojalá fueras así normalmente.

Desde esa distancia era perfectamente capaz de escuchar y sentir la serena respiración de su tutor, el mismo que seguramente no podía escuchar nada de lo que estaba diciendo. Pero eso no le importaba. Tener la oportunidad de verlo así sin que la mandara al demonio - lo que habría sucedido si no hubiera estado dormido desde un principio. - era suficiente para la Nakano. Se sentía como si viera un hecho que solo sucede una vez cada cientos de años en la naturaleza.

Rió al ver la ironía del momento.

Incluso alguien tan agresivo tenía que ser capaz de desprender un aura así de agradable y lucir aunque fuera un poco vulnerable alguna vez, ¿No es así?

—Descansa... Te lo mereces. —Susurró con un tono relajantemente dulce, apoyando su mejilla en la frente del albino—. Has trabajado muy duro.

¿No estaría mal si se aprovechan un poco de la situación, verdad?

Después de todo... Es muy probable que no vuelva a suceder jamás.

O eso es lo que ella creía.

—Otra vez, muchas gracias y... Buenas noches, Gaiou.

Ya sería cuestión de esperar a ver qué deparaba el futuro para descubriría si eso era realmente cierto.

Y es así, de esta manera como, después de haber sorteado una gran cantidad de obstáculos y problemáticas, que el Festival de Fuegos Artificiales llega a su fin.

Muchas cosas cambiarían desde este punto, muchas otras tomarían mucha más fuerza y aunque algunas seguirían probando lo que es estar surmegidas en la oscuridad, todavía poseian la esperanza de su potencial evolutivo para convertirse en algo mejor.

Solo que todo eso son... Historias que se contarán en otra ocasión.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

終わりました!

Nuevo capítulo, nuevas preguntas que nadie se hace y solo pongo para torturarme un poco más porque soy tremendo masoquista.

¿Los tutores serán capaces de mantener el ritmo en su camino a crear fuertes lazos con esas cinco chicas? ¿El escritor dejará de poner imágenes del manga porque es muy flojo para escribir todo lo que debería? ¿Red podría ser un bastardo más suertudo de lo que ya es? ¿Los multarán a todos por manipular pólvora sin un permiso especial?

¡Descubra todo eso y más en el siguiente capítulo de Tutores Divinos!

Continue Reading

You'll Also Like

88 12 2
resumen rápido un ser secuestra digo trae sin su consentimiento a varios protagonistas de distintos animes y series
286K 24.7K 72
Agustina Ortiz,hermana menor de Valentina Ortiz es una Omega recién ingresante a la secundaria,ser Omega no es fácil menos a esta edad (historia crea...
7.8M 466K 96
Esta es la historia de Katsuki Bakugou y _____. Dos adolecentes con una misma meta, ser héroes profesionales, pero también un mismo sentimiento. ¿Qué...
174K 22.6K 48
Por un caso que esta investigando la aurora Hermione Granger llega a la mansión Malfoy en busca de su ex compañero, llevándose la sorpresa de que el...