Michelle
Último partido del torneo nacional.
Nos la jugábamos absolutamente todo.
Los partidos de entrenamiento o amistosos se habían quedado muy atrás, ahora estábamos rodeadas por un público inquietante con ganas de aplaudir con todas sus fuerzas, ¡de gritar!
Entre ese público tenía localizada donde estaba sus miradas, mis seres queridos.
Mis padres y mi hermano estaban sentados uno junto al otro, y cuando pasaba mi mirada hacia ellos me sonreían y me mostraban el dedo pulgar hacia arriba para darme ánimos.
La mirada y sonrisa brillante del pequeño era la que más me animaba, era por él por quien estaba aquí y también por quien había descubierto una de mis nuevas pasiones.
No pensaba parar de luchar, iba a darlo todo hasta el final.
Al lado de ellos, estaba mi segunda familia.
Jack sentado al lado de Ades, los dos se comentan varias cosas y me miran orgullosos.
Después le siguen Jessie con Devin, Ashley con Axel y la embarazada de Lucy con su Harry.
Los dos últimos son los que más se mueven estando pendientes de si la de pelos rizados quiere ir al baño, tomar
aire, etc.
Pero mi amiga se resiste y aguanta el puede que sofocante ambiente por verme jugar.
- ¡Chicas! - Nos llama a todas Reese.
La mayoría estamos nerviosas, sin creernos todavía que hayamos llegado hasta aquí.
Yo soy la que menos, quien me iba a decir que con un accidente, la mayor tragedia de la vida de mi hermano... Iba a reformar la mía.
Porque así lo había sentido. Tenía mucho menos tiempo libre y gran parte de él lo dedicaba a seguir entrenando. Había conocido a una de mis nuevas mejores amigas y gracias a ganar este torneo me podían dar una de las mejores becas de deporte.
Mi vida se había reformado muchísimo en poco tiempo, pero no podía negar que lo había hecho a mejor.
- ¡Fuera los nervios! - Grito haciendo que todas me miren y se queden en silencio - ¡Si estamos aquí es porque nos lo merecemos y podemos con esto!
Reese me mira sonriendo ampliamente.
- ¡Eso es! No podemos dejar que puedan con nosotras ahora. ¡Tenemos que ganar! ¡Vamos a ganar! - Grita aún más fuerte que yo, lo que consigue desvanecer los miedos de nuestras compañeras.
- ¡Sí!
- ¡Eso es!
Exclaman las demás empezando a aplaudirnos.
Aunque el apoyo del público fuese bastante descarado teníamos que animarnos cada una a nosotras mismas, teníamos que creernoslo al completo para salir a la pista a darlo todo.
Ahora están más alegres y euforicas.
Mi gran compañera y yo nos miramos sonriendo seguras.
- A por todas, mi rematadora.
- Más alto que nunca, mi colocadora - Hacemos nuestro choque y somos llamadas por las entrenadoras.
Nos anuncian que salimos de titulares, y como ya sabemos bien, nos tiraremos gran parte del tiempo en la pista.
Cuando me coloco en mi posición escucho gritos diciendo mi nombre junto a vitoreos y aplausos.
Miro hacia donde están ellos y les sonrio ampliamente, pero ver que ellos no son los únicos, sino también mucha más gente del público a nuestro favor, hace que una buena sensación recorra por todo mi cuerpo.
"Me siento en la cima. Estoy en la cima. No pienso caerme ahora"
Me digo a mí misma y me prometo mantener esas palabras durante todo el tiempo de este último partido, por muy duro que sea.
...
Las piernas me pesan hasta punto de querer derrumbarme.
Todo mi cuerpo arde.
Siento que estamos por alcanzar la victoria, la tenemos en la punta de los dedos... Pero no cogida del todo.
Así debe de sentirse el otro equipo también, está demasiado igualado.
Tenemos el punto de partido, uno para nosotras y ganamos, uno para ellas y nos igualan.
Mi corazón está totalmente acelerado, me extraña que todavía no se haya salido de mi pecho.
Pero mi cabeza sigue totalmente en el juego, y también en quienes no quitan los ojos sobre mí.
Sobretodo unos grandes llenos de ilusión que confían plenamente.
Nuestra entrenadora pide el último tiempo.
Todas estamos agitadas, con ganas de gritar, saltar y llorar.
- ¡Chicas lo estáis haciendo muy bien! Finalizaremos con...
- El ataque rápido de Michi - Habla Reese totalmente confiada.
- ¡¿Cómo?! Nos lo van a leer fácilmente - Exclamo con los ojos muy abiertos.
- ¡Eso no será así! Abby estará de distracción por la derecha, como es muy alta llamará su atención y creerán que va para ella - Explica la entrenadora mirándome a los ojos.
- Michelle es tu momento de volar más alto que nunca - Dice mi amiga apoyando su brazo en mi hombro, mirándome a los ojos con los suyos brillantes.
Mantengo su mirada y asiento convencida, mordiendome el labio inferior.
- Está bien, ¡vamos a ello! - Grito antes de juntar todas las manos en medio y gritar el nombre de nuestro equipo.
Cuando el pitido del árbitro indica que vuelve el tiempo del partido, siento que todo mi interior arde.
Nuestro equipo hace un saque pasándole la pelota a Reese, Abby y yo corremos con toda nuestra velocidad a la vez.
Mi compañera es la primera que salta, imponiendo con su altura.
Veo que la más altas del otro equipo también lo hacen para defenderla e impedir que la pelota toque en su campo.
Pero estaban equivocadas...
Reese me coloca la pelota estando de espaldas a mí, llevándola justo delante de mi mano cuando las del equipo contrario se dan cuentas que han sido engañadas.
- ¡MICHELLE, VUELA! - Escucho el gran grito de todas las voces que conozco tan bien, lo que hace que todo mi cuerpo rebose energía.
Salto más alto que nunca, como si fuese una mariposa de verdad...
Hasta que con todas mis fuerzas la pelota termina contra el suelo, y caigo poniendo mis pies de nuevo en la pista cuando se escucha un gran pitido y el árbitro señala nuestro lado.
El partido ha finalizado. Hemos ganado gracias a ese último punto.
Todas gritamos dejándonos la voz y el primer fuerte abrazo que noto es el de mi mejor compañera.
- ¡ESTA ES MI BITCH! - Grita levantando mis pies del suelo y abrazándome fuertemente.
Todas corren hacia mí a abrazarnos unas encima de otras.
Llorando, gritando, temblando de todo los nervios pasados y de la emoción sentida en este momento.
- ¡Tomilson! ¡Tomilson! ¡Tomilson! - Grita el público haciendo que mis ojos se humedezcan al completo.
Agarro fuertemente mi camiseta por la parte de mi pecho y me arrodillo ante ellos.
Señalo a Ades entre todos ellos, al cual coge mi novio con sus brazos, manteniendole en alto aplaudiendo con todas sus fuerzas y derramando grandes lágrimas de orgullo por su hermana.
Había conseguido su sueño, gran parte de las gradas y mi equipo estaba gritando nuestro apellido sabiendo lo mucho que significa para mí.
Todo mi esfuerzo había sido dedicado a ese enano, y ahora mi victoria también lo era.
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Siento mucho no poder haber publicado el capitulo cuando tocaba, he tenido problemillas y quería darle la importancia que se merece.
Me siento muy orgullosa de ti, Michelle, tanto la del libro como la de mi vida🦋