Wonderland, Am I Right? (YAOI)

jennfujoshi tarafından

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Todos saben la historia del País de las Maravillas, ¿cierto? Pero... ¿Están seguros de que esa es la verdader... Daha Fazla

Capítulo primero: Bienvenidos a Wonderland...
Capítulo segundo: Un conejo en tablero de ajedrez...
Capítulo tercero: Curiosidad de una liebre...
Capítulo cuarto: La mansión entre los árboles
Capítulo quinto: Reunidos
Capítulo sexto: El menú de hoy, estofado picante con tensión
Capítulo séptimo: La lista de los rippers
Capítulo octavo: Un hermano sobre protector

Prólogo: ¿Cuál es tu versión?

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jennfujoshi tarafından

Todos presten atención, es hora de comenzar la reunión anual para rememorar los días oscuros. El primero en tomar la palabra es el conejo blanco, bueno su hijo.

Se levanta de su asiento y ágilmente se desliza entre los presentes, se siente el frío en la habitación con cada paso. El hijo del conejo blanco, White Ravy, heredó de su padre una cabellera como la nieve, lacia y suave como la tela más cara, que cae por su espalda como manto, amarrada con un pequeño laso al final. Tiene afilados ojos rojos, parecidos a la sangre que corre por nuestros cuerpos, por último, unas hermosas orejas de conejo a lo alto en su cabeza, de color plateado brillante, con el centro rozado, la causa de envidia de muchas mujeres. Es alto y ágil, a la vez puede parecer frágil con su aire de finura, las ropas delicadas, pero caras y su piel tan pálida, como si nunca hubiera sido tocada por los calientes rayos del sol, nadie se esperaría que sea, junto a otros descendientes, un asesor de la reina, general de las tropas, comandante del pueblo. Es, en conjunto con la reina, el anfitrión de la reunión.

—Como dice el libro, escrito por mi padre —comenzó a contar la historia que ya sabía al derecho y al revés—. Salió a buscar un pedido en el mundo humano. Esperaba con su reloj de bolsillo a que fuera la hora en que las puertas se abrieran. No notó que alguien entre los arbustos observaba su peculiar existencia. Cuando llegó la hora del desayuno, se abrió el agujero. Él entró, pero alguien más lo siguió. Al mi padre, el antiguo asesor de la reina, notarlo intentó perder al intruso en el cuarto de muchas puertas. Que es la primera prueba para llegar a nuestros dominios. De alguna manera ella logró pasar y llegó al, en aquel entonces, Este de Tréboles a través del Mar de Lágrimas. —Fue interrumpido por un joven de remota existencia.

—Pero, mi tío dijo que era el Sur de Espadas, a la cena —así se comenzó una vana discusión, que se repetía en cada reunión sobre la hora de la llegada: cena, almuerzo, desayuno o noche, ¿cuál era la real? Solo pocos saben y todavía lo callan.

Los días pasan diferentes en el dominio de las maravillas. Bien puedes comenzar el día a la hora del desayuno, el almuerzo o la cena. Estos serían mañana, medio día y tarde. A veces el este es oeste o el sur es norte, ha pasado que el sur es el noreste, todo depende de la forma en que gire el mundo de las maravillas ese día. Un desayuno (mañana) puede durar un minuto, para luego ser seguido de una cena (tarde) de cinco horas. Las horas no son exactas, solo se basan en las comidas. Todo está dividido, como no debe ser. De una manera sencilla, que cambia todo el tiempo, para poder mantenerse en balance y armonía con todos sus peculiares habitantes.

—Mi abuelo me dijo que Alicia entró por El Bosque de Naipes. A la hora de dormir.

Dormir es cuando no hay sol, en ese momento todo está cambiando, los engranajes moviéndose para preparar un nuevo ciclo completamente diferente a los anteriores. El País de las Maravillas se mueve constantemente, para satisfacer a todos sus habitantes y sus únicas necesidades. Hoy puede que la entrada sea por Las Montañas Invertidas y mañana sea por El Cielo que es Tierra o La Tierra que es Cielo. Nadie nunca sabe por dónde va a ser, solo dejándose llevar por la intuición y el ordenado desorden que es este país podrán encontrar todo lo que necesitan para vivir.

—¡Todos presten atención! Continúa White —la Reina, bueno, Reinas silenciaron a todos.

La Reina, era muy grande. Por eso se dividió en dos y tuvo unos gemelos, que no se encontraban presentes en la reunión. La reina de la derecha siempre se viste de blanco y la de la izquierda de negro. Ambas son buenas, pero la negra siempre pide la opinión de los demás, mientras la blanca es más cruel y solo piensa en lo que ella cree necesario. Entre ambas logran reinar con la cantidad correcta de justicia e injusticia como debe ser.

—Como decía —continúa el joven conejo—. Ese día, El Bosque de Naipes estaba a la izquierda del Este de Tréboles. Siguiendo el camino llegó a La Hora del Té. Allí se encontró con Mad Hatter... —Otra vez fue interrumpido, como era la costumbre.

—Oh, queridísimo White, ve a cepillar tus orejas, déjame a mí continuar que esta es la parte de la historia en la que mí familia entra. —El descendiente y mayor de los Mad entró en escena.

Él era de estatura muchísimo más alta que la del conejo, con un cuerpo envidiable que hablaba por sí solo de las incontables hazañas que había logrado. Tenía el cabello negro como la noche, con unas pocas ondulaciones que le daban la ilusión de siempre estar en movimiento, poseía ojos de un alarmante color ámbar, como el atardecer, todo el tiempo se mantenían atentos, grandes y calculadores dando una apariencia peligrosamente desquiciada. Siempre llevaba una sonrisa en sus tentadores labios, los curvaba de una forma peculiar que gritaba peligro, pero era una sonrisa blanca y perfecta haciendo contraste con su sombrero negro, que tenía rojas rosas frescas, siempre recién cortadas del jardín del Joker todos los días. A todos lados siempre llevaba un bastón de caoba, que solo él podía usar. Escondido en el bastón se encontraba una espada afiliada de un opaco carmín resultado de todas las vidas que habían sido arrebatadas por esta. Su vestimenta a diferencia del conejo era antigua y llena de ese aire de la gente adinerada, con el encanto del pasado, una camisa satinada de color blanco, chaleco cremoso abotonado con destellos de color oro, siempre elegante y a la vez amenazante.

Era el más deseado entre todas las mujeres, pero a la vez el más temido. Psycho Mad, hijo mayor de tres hermanos de la familia "Mad" (loco) era el comandante de los soldados de espadas. Haciéndole honor a su nombre, y a su familia, estaba demente. Una vez comenzaba a matar, solo una taza de té lo podía calmar. Como estipulaba la maldición que corría por sus venas.

—Mi padre, como todos saben, es el Sombrerero Loco, "Mad Hatter". Él estuvo en contacto directo con Alicia. —Nadie sabía si ese era el nombre real de la chica que se había infiltrado hace ya tanto tiempo—. Ambos pelearon y él logró lastimarla. No se supo qué fue de mi padre después de eso, solo hasta que la Liebre de Marzo lo encontró una semana después en El Desierto de Reyes. —Un chico se recostó de su hombro, causando que dejara de hablar.

—Escuché el nombre de mi padre —mencionó con tono juguetón.

El hijo de la Liebre de marzo, era sin lugar a dudas la copia de su padre, solo que muy mejorada. Lazylen era de baja estatura, piel morena, ojos azules oscuros, de cabellera alborotada y rubia oscura. Sus orejas de color marrón claro caían a los lados con el resto del pelo, de forma cansina o pesada. Vestía casual y era por supuesto, el mejor amigo del mayor de los Mad. Siempre se les veía juntos y era uno de los pocos que no le temía al joven Psycho. Tal vez la razón era que estaba lo suficientemente demente para no darse cuenta del peligro que corría cerca del pelinegro.

—Decías que tu padre le debe a mi padre —sonrió ampliamente al notar el comienzo del mal humor en el joven Mad.

—Ya que llegaste, ¿cuéntanos tu historia? —Se formó una sonrisa maliciosa en los labios del mayor, con esa expresión tan peculiar, una mezcla entre diversión y maldad bien formada.

—¡Por supuesto! —Se alejó de su amigo, se irguió en toda su altura (la cual no era mucha) y comenzó a redactar—. Mi padre, La Liebre de Marzo, era el mejor amigo del sombrerero, como lo somos los hijos —lo miró divertido—. Mi procreador, encontró al dueño del jardín de té mal herido, pero con una satisfacción imposible de creer. Como dice la maldición de su familia, siempre será la hora del té. Desde ese entonces él fue librado de esta, lástima que la siguiente generación no. —Sonrió burlesco al ver la ira en los ojos ambarinos.

Se escuchó una risa penetrante, algo desquiciada y por sobre todo perturbadora causando el silencio entre todos. El sonido provenía de lo más alto del techo. Una sombra comenzó a pasar de un lado a otro, bajando por las paredes a una velocidad increíble. Ese era el "Joker". Hijo de la antigua reina de los corazones, que era la hermana mayor de la actual reina. Tarareaba una canción rápida y paró en el medio del escenario en el que estaba la liebre menor, gritando a todo pulmón.

—¡Córtenle la cabeza! —Señalando al rubio. El chico lo miró aburrido, le llegó una idea a la cabeza y contestó.

—¿Por qué deberían? No soy yo el traidor —El "Joker" lo miró molesto y antes de que contestara las reinas aparecieron.

—Joker, hijo de mi hermana, ¿has venido a hablar? —La reina blanca estaba a la derecha y la negra a la izquierda ambas hablando al unísono.

Si las dos reinas se unían con alguien entre ellas, esa persona sería desterrada y moriría en la nada, ese era el castigo del pecador. El "Joker" se arrodilló en el piso y alzo sus manos con la cabeza hacia abajo en señal de respeto, él no era como su madre por eso estaba vivo. Él era un joven, el mayor de esta generación por dos años, un poco más bajo que Mad, era delgado, de piel pálida. Tenía un cabello peculiar, pues de mitad hacia la derecha era rojo sangre y de mitad a la izquierda negro mate como el de su madre. Sus ojos eran de un color negro con matices púrpura, grandes y llamativos. Vestía a la inversa de su cabello el lado izquierdo rojo y el derecho negro. Era un galán a pesar de sus características peculiares.

—Oh, mi querida reinas. —Se rio un poco divertido—. Están igual de divididas como la última vez que las vi. —Ambas dieron un paso para estar más cerca—. ¡Han acertado! He venido a hablar —se apresuró a contestar.

—Lo suponía —contestaron ambas alejándose y sentándose en sus asientos.

—Me presento —el chico estaba en algo de desventaja, él casi no sabía nada sobre su historia, ya que la reina de corazones había sido asesinada por "Alicia"—. Soy como he sido nombrado el "Joker" de la corte, hijo de la reina anterior. —Hizo una leve reverencia—. Mi madre era sin duda la peor de todas, su historia, aunque remota dice que "Alicia" irrumpió en el jardín salvándola de su aburrimiento, decidió entonces jugar con La joven inocente. —Se movía con pasos ligeros por todo el salón—. Pero la chica no pensaba igual, en un momento de descuido la intentó matar. —Paró justo al lado de Mad—. "¡Córtenle la cabeza!" gritó la reina al notar la intención de la joven dama. —Se recostó del hombro del pelinegro—, poco sabía ella... —Pasó su mano por el hombro del chico hasta llegar al otro extremo y con el dedo pulgar hizo presión en su cuello—, que su cabeza sería la que rodaría.—sonrío, una sonrisa oscura, todos sabían esa parte de la historia.

Psycho Mad, se volteó lentamente y devolvió la sonrisa, solo que esta más oscura, sedienta de sangre, "Joker" por la seguridad de su cabeza se alejó. A paso veloz fue hasta el otro lado del salón donde se encontraba el joven White Ravy. Con destreza llegó a su espalda sin que lo notara y pasó sutilmente sus manos por las orejas del chico, causando un escalofrío por todo su cuerpo acompañado de un grito para nada masculino y caer al piso asustado. El de ojos violetas rio pícaro, extendió su mano y la dejo caer dramáticamente.

—Los menores no deben escuchar esta parte de la historia, demasiada sangre, si la escucharan... Terminarían como yo. —Con su dedo índice tocó la comisura de sus labios mientras abría los ojos de una forma exagerada, demostrando así el terror de lo sucedido de una forma algo graciosa, pero perturbadora.

Todos lo sabían; el joven a los dos años y medios de edad vio la muerte de su madre y a su vez el intento de asesino de él mismo, de todos los personajes él era el más importante, había herido el ojo de "Alicia" y ella había huido. De no ser por él todos estarían muertos, por eso su vida había sido perdonada, aunque él ya no lo recordara. La reina era una traidora por haber invitado a jugar a la joven y su castigo hubiera sido la muerte, que recibió de manos de la chica y eso no cambiaba nada, seguiría siendo una traidora hasta que alguien demostrara lo contrario. Él era un héroe sin ser distinguido y ni él mismo lo recordaba, dejándolo como uno más de la mansión.

—La reina...

Las luces comenzaron a cambiar de colores, el eco que se creaba en el lugar hacia resonar la voz masculina que tarareaba una canción mientras decía "tu, tu, ru." El ruido seguía acercándose hasta llegar al centro, primero un destello rosado, no rosado claro, sino uno oscuro y brillante. Dio una vuelta y aparecieron unas cintas de color azul claro resplandeciente, que comenzaron a formar una mano, luego otra. Pasaron por el aire y se formó la cabeza. Largo cabello rozado con destellos en azul, que caía libremente por su espalda, en lo alto de su cabeza habían unas rosadas orejas felinas que como parecían, eran muy suaves y esponjosas, piel clara, de altura igual a la del mayor de los Mad, con ojos felinos y afilados de color violeta, pero no un simple violeta, estos eran "fosforescentes" y siempre andaban atentos a cada movimiento de lo que pasara a su alrededor, lo último en aparecer fue su fina cola del mismo color de su cabello que se mecía de izquierda a derecha a veces suave y otras veces rápido. Una enorme sonrisa que sobresalía entre su tersa piel. Sonrisa gatuna en labios finos, ojos risueños y voz cantarina. Riddle Cat, el único que sabía la historia completa del País de las Maravillas, todas sus verdades y sus mentiras.

—¿Cómo están todos los presentes en la reunión? —preguntó para comenzar.

—Buenos días Rid —saludó la reina desde su asiento.

—¡Buenos días! —saludó entusiasta—. ¡Cada día están más bellas! —exclamó con felicidad, siempre tan detallistas.

—¿Qué te trae por aquí? Es raro que te muestres en una reunión —preguntó Psycho extrañado.

Riddle Cat, como su padre, no tendía a estar frente a las personas. Prefería observar desde lejos y solo hablar cuando era necesario. Era el guardián con más conocimiento entre todos los presentes y habitantes del país, pero por esa misma razón no podía contar todas las verdades que sabía.

—No es grata mi sorpresa, deberían estar pendientes... ¿No les parece que deben tener más cuidado? —Él, como su padre, siempre fue un buen consejero. Eternamente haciéndole honor a su nombre Riddle (Acertijo) solo opinaba entre acertijos. Apareció justo frente a la reina, postrado ante sus pies, con una sonrisa tan risueña como la de su progenitor—. Dígame mi reina, ¿cuántos habitantes hay en el país? —Usó un tono de voz sospechoso al preguntar.

—¿Es esto un consejo? —preguntó ella con suspicacia.

—Puede ser, puede no ser... —Y volteó su mirada hacia la gran puerta.

Un guardia entró por la puerta que daba al jardín del castillo. Parecía agitado, su cabello cobrizo pegado a su rostro, por la carrera que había dado. Loyal, el valiente guardia de la reina. De enormes ojos grises, todo un caballero, fuerte y ágil. Se acercó a las reinas y les susurró en sus oídos.

—Alguien ha traspasado la seguridad. Alice ha vuelto.

Las reinas desesperaron por un momento y luego volvieron a calmarse, le susurraron al guardia que activara la defensa del castillo y que todos los habitantes fueran evacuados al salón central. Él hizo una reverencia y se marchó.

—¡Atención! —alzaron la voz las reinas—. Alice ha venido para dar su testimonio, por favor vayan al salón central del castillo, solo por precaución. —Todos los habitantes se asustaron y comenzaron a caminar en silencio al salón central. Una vez la multitud había desalojado, solo los hijos de los antiguos guardias quedaron con ellas.

—¿Qué debemos hacer? —preguntó Mad con seriedad, mientras en sus ojos se veía esa chispa de emoción, el comienzo de un baño sangriento se acercaba.

—Busquen a Alice vigilen y si es necesario ataquen. No quiero que alguien salga herido.

—Como ordene —respondieron todos.

Cuando ellas fueron a voltearse para encarar al gato, no había nadie solo la brisa caliente que dejaba al desaparecer. El guardia volvió a entrar esta vez igual de pálido que Ravy.

—Los príncipes han desaparecido. —Todos los presentes ya tenían una idea de a dónde se habían encaminado.

—¡Búsquenlos y eviten que tengan contacto con Alicia! —comandaron las reinas casi histéricas al saber que sus hijos decidieron adelantarse sin protección ni conocimiento.

—Sobre eso...—El guardia se veía más pálido aún, si es que eso era posible—. Se detectaron cuatro... Alices —terminó, esperando algún tipo de pelea.

—¡Quiero ver a cuantas sean en el jardín de naipes a la hora del té! —comandó la reina antes de marcharse por la puerta, dejando a los cuatro vigilantes con el guardia.

El guardia hizo una leve reverencia y se marchó. Ellos cuatro se miraron entre si y una vez estaban seguros de que no serían escuchados comenzaron a hablar.

—¿Qué te parece este repentino cambio Psycho? —preguntó juguetón Lazylen.

—Me parece estupendo, siempre he querido saber cuál es la obsesión de mi padre, Laz —respondió con malicia.

—Deberían comportarse, es un asunto serio —los regañó Ravy.

—Pequeño Rav, deja que los mayores hablen —se burló Lazylen.

—Solo eres un año mayor que yo debes recordar —contraatacó el conejo.

—Aun así, es mayor, debes respetar. —Joker sonrió ladino.

—¡Vamos a trabajar! —La voz de Riddle resonó por todo el lugar.

—Aparece de una vez, es importante —se quejó Ravy.

—Si ese es el caso —se mostró justo a su lado.

—¿Por dónde debemos de ir? —preguntó Mad.

—Por aquí, por allá y no acá. —Señaló caminos al azar el joven gatuno.

—Deberías parar —ordenó el mayor entre todos, Joker.

—Entraron por la playa de lágrimas. Uno va primero y otros después, encuentren al que quieran, nos veremos con cualquiera —contestó abriendo cuatro entradas.

—Yo buscaré a los príncipes —dijo Joker mientras se marchaba por la puerta del jardín.

—No me queda de otra, iré al azar —mencionó el conejo.

—Igual yo, sorpréndeme —continuó Psycho, con esa sonrisa tan peligrosa dibujada en sus labios.

—Me tocará, este —señaló uno Lazylen.

—A mí me da igual —Riddle entró en la puerta que faltaba.

De todos, solo el gato de acertijos, sabía que cada puerta no había sido al azar, pues a cada uno desde siempre les había tocado esa puerta, siendo que se conocerían con quienes los cambiarían.

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Aquí el prólogo ya editado, aunque todavía puedo hacerle unas cuantas revisiones extras. ¡Espero les guste!

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