Prólogo: ¿Cuál es tu versión?

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Todos presten atención, es hora de comenzar la reunión anual para rememorar los días oscuros. El primero en tomar la palabra es el conejo blanco, bueno su hijo.

Se levanta de su asiento y ágilmente se desliza entre los presentes, se siente el frío en la habitación con cada paso. El hijo del conejo blanco, White Ravy, heredó de su padre una cabellera como la nieve, lacia y suave como la tela más cara, que cae por su espalda como manto, amarrada con un pequeño laso al final. Tiene afilados ojos rojos, parecidos a la sangre que corre por nuestros cuerpos, por último, unas hermosas orejas de conejo a lo alto en su cabeza, de color plateado brillante, con el centro rozado, la causa de envidia de muchas mujeres. Es alto y ágil, a la vez puede parecer frágil con su aire de finura, las ropas delicadas, pero caras y su piel tan pálida, como si nunca hubiera sido tocada por los calientes rayos del sol, nadie se esperaría que sea, junto a otros descendientes, un asesor de la reina, general de las tropas, comandante del pueblo. Es, en conjunto con la reina, el anfitrión de la reunión.

—Como dice el libro, escrito por mi padre —comenzó a contar la historia que ya sabía al derecho y al revés—. Salió a buscar un pedido en el mundo humano. Esperaba con su reloj de bolsillo a que fuera la hora en que las puertas se abrieran. No notó que alguien entre los arbustos observaba su peculiar existencia. Cuando llegó la hora del desayuno, se abrió el agujero. Él entró, pero alguien más lo siguió. Al mi padre, el antiguo asesor de la reina, notarlo intentó perder al intruso en el cuarto de muchas puertas. Que es la primera prueba para llegar a nuestros dominios. De alguna manera ella logró pasar y llegó al, en aquel entonces, Este de Tréboles a través del Mar de Lágrimas. —Fue interrumpido por un joven de remota existencia.

—Pero, mi tío dijo que era el Sur de Espadas, a la cena —así se comenzó una vana discusión, que se repetía en cada reunión sobre la hora de la llegada: cena, almuerzo, desayuno o noche, ¿cuál era la real? Solo pocos saben y todavía lo callan.

Los días pasan diferentes en el dominio de las maravillas. Bien puedes comenzar el día a la hora del desayuno, el almuerzo o la cena. Estos serían mañana, medio día y tarde. A veces el este es oeste o el sur es norte, ha pasado que el sur es el noreste, todo depende de la forma en que gire el mundo de las maravillas ese día. Un desayuno (mañana) puede durar un minuto, para luego ser seguido de una cena (tarde) de cinco horas. Las horas no son exactas, solo se basan en las comidas. Todo está dividido, como no debe ser. De una manera sencilla, que cambia todo el tiempo, para poder mantenerse en balance y armonía con todos sus peculiares habitantes.

—Mi abuelo me dijo que Alicia entró por El Bosque de Naipes. A la hora de dormir.

Dormir es cuando no hay sol, en ese momento todo está cambiando, los engranajes moviéndose para preparar un nuevo ciclo completamente diferente a los anteriores. El País de las Maravillas se mueve constantemente, para satisfacer a todos sus habitantes y sus únicas necesidades. Hoy puede que la entrada sea por Las Montañas Invertidas y mañana sea por El Cielo que es Tierra o La Tierra que es Cielo. Nadie nunca sabe por dónde va a ser, solo dejándose llevar por la intuición y el ordenado desorden que es este país podrán encontrar todo lo que necesitan para vivir.

—¡Todos presten atención! Continúa White —la Reina, bueno, Reinas silenciaron a todos.

La Reina, era muy grande. Por eso se dividió en dos y tuvo unos gemelos, que no se encontraban presentes en la reunión. La reina de la derecha siempre se viste de blanco y la de la izquierda de negro. Ambas son buenas, pero la negra siempre pide la opinión de los demás, mientras la blanca es más cruel y solo piensa en lo que ella cree necesario. Entre ambas logran reinar con la cantidad correcta de justicia e injusticia como debe ser.

Wonderland, Am I Right? (YAOI)Where stories live. Discover now