—Hey Harrington ¿Te llevas todo? No quiero volver a ver tu asquerosa cara por aqui.
—Hazte a un lado. Estorbas, O'Kelly—hablo sorprendentemente calmado, impasible. Algo que, si ciertamente, no era el Aslan que entro en la correccional, definitivamente seguía sin ser el que estaba por salir.
Aún parecía irreal el hecho de que saldría, que se iría y dejaría todo. Extrañaba Hawkins, en serio que lo hacía. Y mentiría si dijese que no sentía miedo de que Hawkins no lo había extrañado a él ¿Y si no lo necesitaban? Suspiro desde lo más fondo de su ser, y trato de seguir guardando sus pertenencias.
Al último de aquel desgastado cajón, en un bollo apretado y mal cuidado, estaba el hoodie con que había llegado al lugar. Era de Steve, por ende, más grande y ahora quedaba bien en él.
—¿Y esos ánimos, idiota? Saldrás, yo si fuese tú ya estaría pintando las paredes de los guardias. Ya sabes, un recuerdo de mi parte.
—En algunos años saldrás de aquí. Hasta eso, disfrutaré por ti. O simplemente podría escabullirme por la noche y sacarte de aquí—habló jugando, o eso creyó su amigo
—Nos atraparían fácil—Evan, quien fue su compañero y hombro en esos años, miro su única pierna. Era increíble como a pesar de no tener aquel miembro podía encargarse de lo más pesado en su ciudad
—Pero podríamos intentarlo
—¿Y luego qué?
—Podríamos robar bancos y secuestrar personas. Ser los nuevos Bonnie y Clyde versión homo-sonrió de lado.
—Te echaré de menos, Strike.
—Y yo a ti, Media asta.
El silencio le permitió saber que el guardia se acercaba. La tan característica caminata de los uniformados a su cuarto, ya no se sentía como antes.
—Harrington, te esperan. Deprisa—dijo el guardia con voz monótona. Usando la voz que solo usaba cuando más guardias se encontraban cerca. Es así que tiró las pertenencias que aún se encontraban en la mesita de noche a la maleta.
—Me olvidas y te golpearé hasta que me recuerdes, lo prometo—dijo Aslan
—Sí, sí, claro. Cuidate del tercer Strike.
El resto del camino fue silencioso, aquel lugar en donde solo podías oír bullicio, hoy se encontraba diferente. Inevitablemente su mente empezó a repasar cada situación vivida allí. Cada duda, problema o situaciones no resuelta, invadían su ser. Desde el primer día que le recordaron de su salida no pudo evitar preguntarse si Evan estaría bien, si sería capaz de poder levantarse por si solo. Si el resto del grupo se metería en problemas. Suspiró, extrañaría a esos bastardos.
Aslan miro al hombre frente a él, él quien los había cubierto en más de una ocasión, lo estaba acompañando a la puerta de salida.
—Es una pena—mencionó por primera vez el vigilante al notar que los demás guardias se iban hacia otra dirección—Evan te extrañará.
—Evan... Siempre puede. Yo no me preocuparía si fuese tú, aparte te tiene a ti y a los demás chicos.
Lo primero que sintió fue la brisa del verano chocar contra su cara, inhalo.
Observo un auto a lo lejos, y retuvo el aire.
—¡Ash!—Era Steve, Steve había ido.
Exhalo
—Es el jefe. Pero aun así, cuídalo—Esos dos sí que eran polos opuestos. Uno bajo el ala de la ley, el otro corrompido hasta los huesos—Porque soy capaz de buscarte por todo el condado
Antes de que pudiese seguir con su amenaza, su hermano se acercó corriendo tan rápido como pudo. Y al estar a unos metros, se detuvo, mirándose unos segundos. Sin poder darle crédito a todo lo que estaban viendo en frente suyo.
—Sabandija, así que tú tenías mi hoodie
—Babosa, sigues usando ese producto—miró el cabello del contrario. Aslan fue quien corto la distancia y abrazo a su hermano. Esperando ese momento por mucho tiempo
—Así que cambiaron la chatarra eh ¿Es por eso que dejaste de enviarme cartas? Comprometido con tu vehículo, no conocía ese gusto tuyo, hermano. Amaba a su hermano, y de algún modo, amaba el hecho de que no había dejado de ser un idiota, incluso con él.
—Práctica de baloncesto... Y estoy viendo a una chica.
Aslan lo miro un segundo, incapaz de imaginar a su hermano con una chica. Él, quien siempre compartió abiertamente su idea de estar solteros para siempre y tener un perro en una casita lejos de sus padres
—Oh, vaya esto es muy inesperado ¿Qué sigue después? ¿Hijos?—pregunto bromeando el pequeño de los Harrington, verdaderamente confundido, con una sensación inesperadamente incómoda—¿Qué? No me digas que nos esperan bebes—continuo con ojos tan abiertos, al no recibir respuesta de su hermano
—Calmate. Solo, es una idea que se cruzó por mi cabeza
—¿Qué hay de nuestros planes?
—Creo que jamás hubiese funcionado. Estoy seguro de que yo perdería al perro y tú me echarías al jardín.
Aslan lo miro
—¿Y hace cuanto tiempo que se conocen?
—Oh, no me conoce. Es decir, de vista sí, supongo. Es complicado.
—Ah, creo que de los dos, tú tuviste que ir a la correccional. Mira que acosar a la gente...¿Mínimo sabes su edad?
—Hoy le hablaré, hoy es día de biblioteca.
—Así que, un cliché eh. Si te denuncian, tranquilo. Ahora estoy acá ¿Cómo se llama?
—Nancy. Tiene un hermano casi de tu edad. Podrías enseñarle como ser genial, parece ser un cerebrito
—¿Qué es ser genial?—susurró sin querer indagar como su hermano conocía más datos de aquella chica. Steve siguió hablando de Nancy hasta que paro el auto en una gasolinera.
Aslan espero a que su hermano se distrajera un segundo para agarrar el poco dinero que vio en el suelo del auto y corrió hacia la tienda. Definitivamente no soportaría otra ''característica bella de Nancy''.
Eligio tres barras de chocolate, galletas y una bolsa de malvaviscos. Jamas entenderia como a Byers le gustaba esa marca desconocida y pegajosa.
Observo hacia afuera, Steve aun no termina de cargar gasolina. Así que decidió hacer tiempo mirando otros dulces.
—Ash no es correcto—hablo un pequeño Will.
—No seas asustadizo, nadie se dará cuenta, créeme—siguió colocando dulces debajo de su sudadera— ¿Listo?—Ambos niños observaron la puerta de la tienda. Harrington sonrió. Y cuando volteo para ver a su amigo, este estaba llorarando silenciosamente.
De manera instantanea los hombros de Aslan se pusieron pesados, la culpa lo invadio hasta la medula. Soltó todos los dulces y se acercó al castaño.
—Perdóname, Will. No quería obligarte a nada. Ven—sostuvo su mano.
Primero fueron a la sección de bebidas, el mayor tomó una botella de agua y luego fueron por unos pañuelos. Byers no mencionó palabra alguna. Aún trataba de calmarse. Finalmente, caminaron hasta la caja registradora. El de mayor estatura miró detrás de su amigo, y fue directo. Allí en lo más alto de aquel estante, estaba la galleta favorita de Will
—Creí que no tenías dinero—habló feliz, mientras caminaban de regreso.
—Lo estaba guardando para arreglar mi skate.
Ah, ¿Que estaria haciendo Will? ¿Lo dejarian ver en persona?
—Sabandija, no podremos comer eso juntos. Me veré con unos amigos esta noche—dijo Steve detrás de él, asustándolo.
—¿Quién dice que es para ti?—indignado habló. Sintiendo la burla en el tono de su hermano—Es para un amigo.
—¿Qué amigo?
—Oh no lose ¿Tal vez el que no dejo de hablarme? El seria una buena opcion, si
No actualizo hace meses las otras historias y salgo con esto.
En mi defensa, tenía este borrador desde hace cuatros/cinco años ah. Y bueno se me dio por publicarlo.
Solo para aclarar, el prota es masculino a.
Edit: 17.03.24