Historia Original de miss_jazz7
EL PLAN
Gulf se quedó en su cuarto, llorando hasta altas horas de las noche. No podía conciliar el sueño, no podía creer que le hubieran hecho aquello.
Pavel siempre le decía que el
mundo era peligroso, pero él no lo creía, las veces que había salido sólo había visto
bondad. Bueno, quizás si salía y pasaba una noche entera afuera... quizás le demostraría a sus padres y a sus hermanos que no tenía porque enfrentarse a un matrimonio de conveniencia. Que podría buscar marido por su cuenta.
Así pues, se dió una ducha, se vistió, se arregló y salió por la ventana. Sabía que sus padres estaban preocupados
por él y estarían dando vueltas alrededor de su cuarto. Por otro lado, también sabía los horarios de los guardias que paseaban cerca de su cuarto y por donde solían montar guardia. Lo sabía porque se pasaba la vida encerrado en su cuarto y mirando por la ventana.
Salió sin problema por entre
las sombras y se dirigió hacia
el pueblo. Lo encontró muy
diferente a como solía estar
en las mañanas. Los mercados ambulantes estaban cerrados, no había niños en las calles jugando, ni gente adulta comprando, pero sí había gente muy joven, más o menos de su edad, bebían, bailaban, reían, se lo pasaban bien.
Caminó y miró a los grupos, era todo muy natural, era
como debería ser su vida, si le dejaran tener vida.
Sacó su teléfono de su bolsillo y le mandó un mensaje de voz a su amiga Parprae.
"¿Cómo estás? He discutido demasiado fuerte con mis padres yo... no quiero hablar de eso ahora... sólo te diré que me he escapado, estoy en el pueblo, quiero despejarme, voy a pasear, cenar algo por aquí y ya veré qué hago. Por favor,Mno le digas a nadie donde estoy"
Al momento, recibió una
contestación, también en
una nota de audio
"Gulfie, ¿cómo que te escapaste? ¿Pero qué te hicieron? Madre mía, ten mucho cuidado, voy a estar pendiente del teléfono. Mándame tu ubicación en
línea y, si necesitas ayuda, te enviaré a alguno de mis
guardias"
Gulf le envió su ubicación. Hacía tiempo que él y Prae habían aprendido a cuidarse entre ellos, sabían que el mundo no era perfecto, pero tampoco le tenían miedo.
No se iba a quedar en casa
esperando a que un alfa le
mordiera para poder empezar su vida.
Decidió entrar a un restaurante de comida rápida, tenía muchísima hambre. Allí había un gran jaleo de gente riendo y hablando a voces. Se sentó en la barra, se quitó la chaqueta de cuero y se echó hacia atrás su largo cabello rizado.
Un olor entre vino tinto y cacao captó su atención, todo en él se sintió en calma y paz con aquel olor, pero era demasiado tenue.
Quería encontrar la fuente,
sumergirse en ese olor y no
separarse nunca de la persona cuyo olor le estaba dejando sin cordura. A él y a su omega.
—¿Qué te pongo? –dijo una
camarera, haciendo que volviera en sí. Era espabilada
y por su olor, parecía una
beta.
—Un perrito caliente y un
refresco.
—¡Marchando!
—¿Estás solo, dulzura? –
preguntó un chico, bastante
mayor que él, sentándose a su lado. Sin duda, ese chico
no era su chico de vino y cacao. A su omega no le
interesaba.
—Bueno, no he venido con
nadie, si es lo que preguntas... –respondió y continuó olfateando el ambiente, buscando aquel tenue olor que le estaba capturando.
¿Dónde estaba ese alfa que olía tan bien? Por que sí, era
un alfa, eso lo tenía claro, sus
hermanos también lo eran y
olían así de fuerte.
—¿Y quieres que yo te haga
compañía? –preguntó, con
lascivia.
—Rob, deja al chaval, está claro que es muy joven y no sabe como decirte que te largues –dijo la camarera.
El tal Rob desapareció y Gulf le sonrió a la camarera.
—Tu cara me suena –dijo la
chica —¿vienes a menudo por aquí?
—¡No, que va! Soy... de... ¡Las
montañas! ¡Eso es! ¡Las
montañas!
—Las montañas.. ajá... bueno,
chico de las montañas, aquí
tienes tu pedido.
—¡Gracias! –dijo y se acomodó en la silla —¡Eh! – exclamó. Un chico, que pasaba por allí, le dió un azote —¿Por qué has hecho eso? –preguntó, molesto.
—Tienes buen culo.
Gulf se quedó en shock, ¿es que no se iba a disculpar?
—¡No te he dado permiso!
—¡Soy un alfa y tú no tienes
ninguna marca! –dijo el chico y se acercó a él.
Un gruñido detrás de Gulf le heló la sangre.
Era lo más fuerte y varonil que hubiera oído. Percibió el olor del alfa que había gruñido, vino tinto y cacao. Todo en su cuerpo reaccionó por sí solo y dió unos pasos hacia atrás.
Sintió unas manos en su
cintura y no tuvo miedo, su
cuerpo se sentía en paz. El alfa misterioso volvió a gruñir.
—Alfa... –dijo Gulf, con su
más pura voz de omega, sin
poderlo evitar.
—No sabía que era tu omega, lo siento –se disculpó.
—¿Tratas así a todos los
omegas?
—Yo... eh.
—Por que un omega no tenga
marca, no tienes derecho a
hostigarlo, ¿me has oído?
—Si, claro que sí.
—Largo.
Gulf no quiso voltearse, estaba en brazos de un alfa.
Un verdadero alfa y su cuerpo no quería alejarse de él.
—¿Estás bien? –preguntó y Gulf se giró en sus brazos —¡Dios mío! –exclamó al verle.
—¿Qué? ¿Estoy mal? –preguntó, tocándose la cara y el pelo.
—No, no, para nada –dijo y
sonrió —estás perfecto. Eh..
estaba solo, tomando una
hamburguesa, veo que tú ibas a cenar también, ¿nos
hacemos compañía?
—¡Si, por favor!
—¿Son estas tus cosas? –
preguntó.
—Sí.
—Las llevaré a la mesa.
Aquel extraño puso el plato y el vaso de Mew en el asiento vacío y luego le apartó la silla para que sentara.
Cuando se sentó frente a él, Mew le miró con detenimiento. Tenía el pelo
negro, liso, la piel blanca y los ojos muy grandes.
—¿Cómo te llamas? – preguntaron ambos a la vez y
rieron.
—Bueno... llámame Gulfie.
–Gulfie... suena bonito, como
tu –dijo y el chico escondió el
rostro tras sus manos —puedes llamarme MS.
—Encantado, MS.
—El placer es mío. ¿Qué hacías aquí solo?
—Discutí con mis padres y me escapé de casa...
—Mmm... únete al club –dijo y levantó su vaso de refresco.
Gulf lo chocó —¿por qué los padres creen que pueden decidir sobre nuestras vidas
así porque sí?
—¿Verdad? ¡No lo soporto! ¡Que seamos jóvenes no quieres decir que seamos inútiles!
—Totalmente de acuerdo –
resopló —al menos en tu caso
¿vas a poder hacer algo para
que dejen de controlar tu
vida?
—No lo creo... mi familia es..
especial.
—Igual que la mía.
—¿Y si dejamos de hablar de
nuestras familias? –preguntó
Mew.
—¡Me parece perfecto! ¿Qué
guieres estudiar?
—¡Sastreria! –respondio.
—¿Eso que es?
—Voy a hacer trajes.
—¡Oh! ¡Ya sé a quien llamar
para un traje! –dijo y Gulf rió.
—¿Y tú?
—Yo estudiaré Economía y
Política.
—¡Vaya! Seguro serás un gran líder político.
—¿Por qué dices eso? – preguntó MS abriendo los ojos.
—Bueno, un sexto sentido de omega –respondió, encogiéndose de hombros —
noté tu forma de ser, tu alfa en su expresión más dominante cuando me defendiste, había.muchísima determinación en ti.
—No pude apartar los ojos de
ti desde que entraste -admitió
—no quiero ofenderte, pero es la verdad. Estuve a punto de ir cuando ese tal Rob no te dejaba en paz... pero cuando es tío te tocó... –gruñó y Gulf sonrió. No podía evitarlo, le gustaba que aquel chico fuera así por él —ah, perdóname, me estoy pasando de la raya...
—No. Para nada. No me
importa... si eres tú. Percibí tu olor cuando entré –admitió —te he estado buscando desde que entré al bar.
MS le miró, se mordió el labio
inferior y, lentamente, por
encima de la mesa, juntaron
sus labios.
—Ojalá te hubiera encontrado antes –dijo MS y le miró con pena.
—Lo mismo digo –respondió el chico.
—¿Olvidamos nuestros problemas y salimos a pasear?
Pagaron sus consumiciones y salieron a la calle, allí no
quedaba nadie. Gulf se acercó a MS, sentía cierto
miedo debido a la noche, pero no se iba a alejar de él.
—¿Te apetece ir por los lindes del bosque? –preguntó MS.
Cualquiera en su lugar se
hubiera negado, hubiera
cogido un taxi derechito a casa, pero Gulf no era cualquiera. Confiaba plenamente en MS.
Fueron hasta el bosque y MS le tomó de la mano y se internaron hasta un pequeño claro. Desde allí podía escuchar el pequeño jaleo procedente de los bares cercanos, no estaban lejos del
pueblo.
Se tumbaron en el suelo y
observaron las estrellas.
—Tus ojos parecen dos lunas –dijo MS y Gulf rió.
—Me lo dicen a menudo.
—Ahora, cada vez que vea la
luna, podré acordarme de ti –
dijo MS.
—No quiero volver a casa –
dijo Gulf y las lágrimas surcaron su hermoso rostro.
—Yo tampoco –dijo MS.
Lentamente, se acercaron el uno al otro y se besaron.
Gulf sintió que su respiración se cortaba cuando sintió a MS encima de él.
—Tranquilo, no te haré nada...
—Hazlo –dijo Gulf, sin pensar.
Sus padres le habían prometido con vete a saber
quién, lo más probable es que fuera con un viejo de dinero que lo tendría encerrado en la habitación. Quería.sentir lo que era el sexo con una persona de su edad, entregarse a una persona porque quisiera, sabía que no eran las condiciones, pero tampoco tenía claro cuando iba a poder volver a escaparse y MS era su elegido... o lo sería
sino tuviera ya un prometido.
—¿De verdad quieres que lo
haga?
—Sí –dijo, con firmeza.
Así pues, con mucha
delicadeza, MS comenzó a desnudarle, se sentía
demasiado expuesto, avergonzado, era la primera
vez que hacía aquello y lo hacía con una persona que
había conocido hace menos
de dos horas y que no volvería a ver nunca más. Trató de apartar aquel pensamiento de su mente, porque le deprimía.
MS era muy especial, como le
había defendido y como le
trataba. Era como si, para el
alfa, solo existiera un omega
en el mundo y ese omega fuera él: Gulf Kanawut.
Gulf se mordió el labio inferior, estaban totalmente
desnudos bajo la luz de la
luna, la lluvia de estrellas
era testigo de lo que estaban
haciendo y ambos sólo pedían un deseo: que ese chico al que se estaban entregando fueransu futuro marido.
Era dificil.
Imposible.
Pero lo deseaban. Deseaban
poder decidir sobre sus vidas
aunque fuera por una vez.
Un gemido salió de lo más
profundo de la garganta de Gulf y miró hacia el cielo, la luna se reflejó en sus ojos y MS besó su cuello, embriagándose de su olor.
En cada embestida ambos
estaban tan a punto... sabían
las consecuencias de llegar
al final, pero habían sido lo
suficientemente maduros para empezar aquello, continuarían hasta el final y le harían frente.
No obstante, MS salió después de provocarle el orgasmo a Gulf y antes de poder egar al final, eyaculando sobre el vientre del chico y no llegó a anudar.
—Te juro que en otras condiciones hubiera anudado..
—Lo sé...es lo mejor..
Gulf lloró y MS le abrazó.
Las horas pasaron y ellos solo
estuvieron allí, mirándose a
los ojos, besándose.
—¿Y si nos escapamos? –
preguntó MS.
—Mi familia nos encontrará.
—Ya, la mía también.
—Ambos tenemos familias
poderosas, por lo que parece.
—No te haces a la idea –
respondió MS.
Gulf se sentó y se puso la ropa interior y los pantalones. Estaba sopesando muy seriamente contarle la verdad a MS. Solo así podrían solucionar este embrollo y estar juntos.
—¿Tu familia es muy
importante? –preguntó MS —
porque la mía también lo
es –dijo el chico, pensativo,
vistiéndose y poniéndole una
chaqueta sobre los hombros
a Gulf —verás, la razón de que haya discutido con mis padres es porque... ¡No puedo creerme que en pleno SXXI vaya a decir esto! ¡Han organizado un matrimonio de conveniencia!
—¡Mis padres también! ¡Me
quieren casar con un viejo!
¡Dicen que como soy un
omega, necesito alguien que
me proteja!
—¡Yo lo haré! –dijo Mew —te protegeré, te haré feliz. Además, soy joven, podré
darte todos los cachorros que
quieras. Y mi familia tiene
dinero y poder, no te faltará
de nada –le besó —y tampoco te faltará amor. Es posible que ese viejo tenga más dinero que yo, busque las formas para embarazarte, incluso tenga los más altos recursos para protegerte, pero jamás te.va a hacer tan feliz como yo.
—Sé que lo sentiste cuando te
defendí, tú fuiste a mis brazos, estabas cómodo entre mis manos. Si lo que miran es por tu protección, no pararé hasta ser el sodado perfecto para ti, el hombre perfecto, el marido perfecto.
—Tenemos tiempo –dijo Gulf —según mi hermano, a los veinticinco me casarán.
—¿Ya ti?
—También –respondió — tenemos nueve años, nueve años para llevar lo nuestro en sumo secreto, terminar nuestros estudios y desempeñarnos en nuestros respectivos trabajos –añadió —si ahora mismo voy a tu padre, me va a mandar a pastar –dijo y resopló —Me
convertiré en un hombre que
tu padre no podrá rechazar
para ti.
—¡Al parecer esto lo han
organizado mis hermanos! –
exclamó Gulf.
—Es igual. Te juro que haré
todo lo posible.
—¿Y qué hay de mí? ¿Cómo voy a poder superar a la persona con la que te han prometido?
—Bueno, tu belleza es increible. Tienes unos rasgos de omega... impresionantes. Y además eres de buena familia. Si tu familia tiene dinero y poder, no creo que haya problemas.
—No creo que tu actual prometido sea una competencia para mí –dijo —mi familia es muy poderosa.
MS quiso preguntar, pero se
abstuvo, no quería que el chico pensara que estaba con
él por su dinero.
Se quedaron en el claro y, a la mañana siguiente, se despertaron con el cantar de
los pájaros.
—Buenos días.
—Sí que son buenos –dijo Gulf.
El chico se sentó y se encogió
de dolor.
—Oh, mi amor, ¿estás bien?
Sólo... dolorido.
—Lo siento tanto...
—Yo no, ha sido mi primera vez y estoy contento de que haya sido contigo.
—También fue mi primera vez –dijo MS y suspiró — debería irme, pero dame tu teléfono y tu dirección, te escribiré cartas todos los días y te Ilamaré.
—¡No me creo que lo vayas a
hacer!
—Sí y, además, ¡te voy a
cortejar!
—¿Me vas a cortejar? – preguntó Gulf, serio.
—Si, no me importa que estés
prometido. Te enviaré flores y chocolates todos los días.
—No me envíes chocolates todos los días o engordaré. –
dijo, riendo.
Así pues, tras intercambiarse
las direcciones y los teléfonos
de contacto, bajaron al pueblo y ahí se despidieron con un beso.
—¿Cuándo nos volveremos a
ver? –preguntó Gulf.
—Cada luna llena suelo estar
libre, como es obvio. Pero te
llamaré todas las noches.
Gulf le abrazó y aspiró su aroma a vino tinto y cacao.
—Mi nombre es Gulf -le
dijo.
—El mío Mew –replicó y le dió un beso en la frente —y te juro que te acabaré llevando al altar, mi omega.