Sinful | Draco Malfoy ✓

By dilfdracostan

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Era el verano antes de comenzar la escuela, y Aurora estaba preparándose para entrar a su último año en Hogw... More

𝐓𝐈𝐍𝐀'𝐒 𝐍𝐎𝐓𝐄
𝐒𝐈𝐍𝐅𝐔𝐋
𝓹. The Sinclair Manor
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𝓮. Epilogue
𝓖𝒓𝒂𝒄𝒊𝒂𝒔

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By dilfdracostan

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Aurora estaba alistándose para ir a su primera clase del día, que para su suerte, era Pociones.

Ella y Sonja caminaron hacia el Gran Comedor, donde vieron a Laura y Leon ya sentados y con comida en sus platos.

—Buenos días gent-

—Cállate.

Laura interrumpió a su hermano, el cual ahora la miraba incrédulo. Sonja se sentó al lado de ella, regalándole una sonrisa.

—Hola Sonny —le dijo, sonriéndole cálidamente.

Leon bufó, murmurando algo por lo bajo y comiendo nuevamente la avena en su plato.

—Hola Leon —rió Aurora, sacando pedazos de manzana del plato en el centro— ¿Tienes pociones hoy?

—Sí. Dime que tú también, no quiero andar de mal tercio por aquí —le susurró él, mientras apuntaba a las dos chicas en frente.

Ella rió al ver cómo Sonja tocaba el pelo de Laura, preguntándole que usaba para que su cabello se viera tan suave. Aurora asentió.

—¿Crees que se den cuenta? –le susurró de vuelta.

—Conociendo a mi hermana, creo que no, ¿tú?

—Lo dudo.

Ambas los miraron al darse cuenta de que estaban observándolas, y bajaron rápidamente la vista hacia sus platos, riendo.

Al terminar de desayunar, los cuatro se encaminamos hacia las mazmorras para su clase.

Al llegar, el corazón de la castaña dio un vuelco al ver a Draco con su usual camisa metida bajo sus pantalones de chándal. Fueron rápidamente a sentarse a nuestra mesa, y sacaron sus respectivos libros.

El salón ya estaba lleno de alumnos conversando, algunos con caras somnolientas, y otros simplemente mirando sus textos escolares.

—Bien, hoy trabajaremos con la poción simplificada de amor, la cuál debería estar lista para el final de la clase —dijo él, sin despegar la mirada de su pergamino.

Aurora sintió sus mejillas sonrojarse al recordar cuando ambos prepararon la poción en el verano.

Frotó sus muslos disimuladamente para calmar el calor que se concentró entre sus piernas al pensar en sus manos de Draco por todo su cuerpo.

—En la página 34 podrán encontrar los ingredientes. A trabajar —dijo, con un pequeño aplauso al terminar su oración.

La castaña evitó mirarlo para que no viera lo atontada que lucía.

—Iré yo a buscar los ingredientes —le dijo Leon, dándole un pequeño apretón en el hombro.

Ella asintió con la cabeza, y buscó la página en su texto para mostrarle lo que debía traer.

Con una mirada de agradecimiento, Leon se levantó de su asiento y fue en dirección a el almacén de aula.

Laura y ella se quedaron solas un momento, y la última se inclinó sobre la mesa para hablarle a Aurora.

—Sabes, deberías decirle al Profesor Malfoy que disimula sus miraditas, hasta acá puedo ver cómo te desviste con la mirada —le susurró en un tono de burla, causando que sus ojos se agradaran y ganándose un pequeño golpe de su parte.

—Laura, ¡baja la voz! —le advirtió, a lo que ella sólo soltó una risita.

Evitó levantar la vista para no hacer obvio que estaban hablando de él, así que se puso a ver la página del texto frente a ella, a pesar de saber de memoria cómo era el procedimiento para preparar la poción.

Después de un rato, Leon llegó con los ingredientes entre sus brazos y los dejó caer sobre la mesa.

—Bien, comencemos —le dijo él, a lo que ella asintió.

Ambos comenzaron por cortar con cuidado cada uno a de las hierbas que tenían en frente.

El caldero frente a Aurora ya estaba hirviendo, por lo que con cuidado, agregó las especias en su mano.

Leon también ayudó, revolviendo con cuidado la mezcla frente a ambos.

Laura y Sonja parecían ir bien con la suya, pues ambas reían mientras se empujaban entre ellas con suavidad, de una manera muy coqueta según ella.

Rió por lo bajo, y codeó am chico a su lado para que las viera.

Leon levantó la vista confundido, pero siguió la mirada de Aurora y en su rostro se expandió una expresión divertida.

Al cabo de un rato, ambos ya estaban casi listos con su trabajo, por lo que comenzaron a limpiar un poco su mesa.

Leon miró unos segundos a Aurora.

—Rora ... tienes-

Ella lo miró, y él estaba haciendo un gesto en su rostro, señalándole que estaba manchada en su mejilla. Ella frunció el ceño y subió su mano para limpiarse.

—¿Ahí? —preguntó. Él soltó una risa.

—No, mira, déjame.

Y antes de que ella pudiese protestar, la mano del chico había subido a su mejilla lentamente, arrastrando cualquier pedazo de suciedad que hubiese en ella.

—Listo —susurró él, sin alejar su mano de su rostro.

Aurora se sintió algo incómoda ante la cercanía, pero de todos modos le murmuró un agradecimiento en respuesta.

No pasaron ni 10 segundos, hasta que una voz los hizo quitar las miradas del otro.

—Señor Fitzgerald, me gustaría dejar en claro que mi salón de clases no es el lugar para andar coqueteando.

Su voz sonaba seria y fría, lo cual causó escalofríos en la espalda de Aurora. Ella llevó su mirada hacia él, pero la de él estaba prácticamente lanzando dagas hacia Leon.

—Profesor, yo-

—También me gustaría recordarle que las calificaciones de años anteriores no son las mejores como para andar pavoneando en mi salón. Le recomendaría que su grueso cráneo se enfocara más en entender lo que está estudiando a conversar en clases, ¿se entiende?

Aurora quedó congelada ante el tono autoritario del platinado hacia su amigo, el cuál se encontraba con las mejillas sonrosadas de la vergüenza.

A este punto, el lugar estaba en completo silencio y todas las miradas estaban en dirección a la pequeña situación que estaba ocurriendo en su mesa.

Ella sintió que no era justo que lo tratara así en frente de toda la clase, prácticamente humillándolo.

—Sí, claro —cedió él.

Profesor —demandó el rubio.

—Sí, Profesor Malfoy —repitió Leon, un tono avergonzado en su voz.

La mirada de Draco fue por un momento hacia Aurora, la cual lo estaba mirando algo decepcionada.

Jamás lo había visto ser grosero hacia alguien, menos hacia un amigo importante para ella.

Aurora miró con pena al castaño a su lado, el cuál le mandó una sonrisa haciéndole entender que estaba bien.

Antes de terminar la clase, Draco ordenó que vaciaran sus preparaciones en unos viales y las dejaran con sus nombres en los estantes del fondo.

Cuando la castaña estuvo a punto de salir del salón, la voz de Draco la detuvo.

—Señorita Sinclair, necesito que se quede un minuto, tengo que hablar con usted —ella miró a Laura, que era le única que quedaba en el salón, pues Leon y Sonja tenían que ir a buscar unos libros urgentemente a la biblioteca.

Ella giró y se cruzó de brazos con una mirada desafiante en el rostro.

Draco alzó las cejas ante esto, pero volvió de inmediato a su expresión neutral.

—Me temo que debo atender un asunto urgente con Laura, tendría que ser después —dijo ella, sin ganas de conversar con él después de la manera en que había tratado a su amigo.

Draco llevó su mirada a la chica que estaba atrás de Aurora, la cuál tenía una expresión nerviosa en el rostro.

—Yo puedo ir sola, Aurora. De verdad, te veré después —dijo ella, ganándose una mirada asesina de su amiga.

Cerró los ojos y soltó un fuerte suspiro, y se giró para darle una sonrisa falsa al platinado frente a ella.

—Adiós profesor —se despidió Laura, y salió prácticamente corriendo del lugar.

Ambos se quedaron en silencio, mientras Draco lanzaba un hechizo para bloquear la puerta del lugar.

Se cruzó de brazos y se apoyó en su escritorio, sin dejar de mirar a Aurora.

—¿Qué? —espetó ella, impaciente por terminar esa conversación lo antes posible.

—¿Cómo que 'qué'? —preguntó incrédulo— ¿Vas a ignorar lo que sucedió?

—Oh, ¿te refieres a como humillaste a mi amigo en frente de toda la clase? Claro que no voy a ignorarlo —soltó ella, el veneno salía de su boca.

Draco rodó los ojos y bufó.

—Te estaba tocando —dijo él, su tono de voz cada vez más enojado. Ella soltó una risa sarcástica.

—Me estaba ayudando a limpiar una mancha en mi rostro.

—¿Con esos ojos de perrito enamorado? —dijo él, mientras daba unos pasos acercándose a ella.

—No seas dramático, Draco. Él simplemente estaba limpiando una mancha en mi mejilla, estás actuando como si me hubiese cogido frente a ti —espetó ella, también dando un paso adelante.

Draco entrecerró sus ojos, y se acercó más a ella, de tal manera que ella se vio obligada a retroceder hasta chocar con un mesón a sus espaldas.

Él apoyo sus manos a cada lado de su cuerpo sobre la superficie, causando que a Aurora se le cortara la respiración por un segundo.

—No me gusta que otro chico te toque de esa manera —murmuró él, con su rostro ahora a centímetros de Aurora.

Ella tragó saliva, tratando de apartar los nervios de su ser.

—Estás celoso —afirmó ella, causando que el platinado soltara una carcajada en modo de burla.

—¿Celoso? —bufó, echando su cabeza hacia atrás— ¿Celoso de esa pobre excusa de chico? ¿De esa cosa larguirucha y con el cabello todo desordenado? —dijo en tono de burla.

Aurora asintió, sin estar segura de qué decir exactamente ante sus palabras.

—Claro que estoy jodidamente celoso, Aurora. ¿Crees que no es difícil no poder tocarte ni reclamarte como mía frente a todo ese puño de chicos que prácticamente te comen con la mirada? —confesó él, tomándola completamente desprevenida.

—Draco-

—Claro que me siento celoso, Aurora. Te quiero para mí, quiero que seas solo mía, ¿tanto te cuesta verlo? —terminó el, sus narices prácticamente chocando y sus respiraciones aceleradas.

Ella tragó saliva una vez más, y con cuidado, llevó sus manos a los antebrazos de Draco, sintiendo como se estremecía bajo su toque.

—No tienes por qué estar celoso. Te quiero a ti, sólo a ti. Tienes mi palabra, Draco —susurró ella, de manera que Draco casi no la escuchó.

Él cerró sus ojos mientras apoyaba su frente contra la de ella, y sus manos iban con lentitud a apretar su cintura.

—Perdóname si soy jodidamente celoso, pero no soporto la idea de que alguien más te tenga como yo a ti —susurró de vuelta—. Dejé que mis emociones me controlaran, perdón.

Ella negó con la cabeza.

—Lo entiendo, Draco, de verdad. Créeme que también tengo miedo. Nuestra re-

Ella se detuvo en seco, pues no sabía si lo que ambos tenían era una relación en sí.

—Lo que tenemos es algo arriesgado para ambos, lo sé —hizo otra pausa—. Pero yo quiero que funcione.

El agarre en la cintura de Aurora se hizo más fuerte. Ella escuchó cómo Draco dejó salir un suspiro de frustración.

—Es lo que más quiero, créeme —dijo él, finalmente abriendo sus ojos.

Ambos se miraron tan profundamente, que la castaña juró que pudo ver los secretos más profundos de su alma.

Y lo vió. Vio todo el afecto y calidez que su mirada entregaba para ella, y sólo para ella.

Draco llevó sus labios hacia la boca de Aurora, dándole un beso profundo y apasionado. Él quería hacerle saber todo lo que no podía decirle con palabras, y demostrárselo con su toque.

Él esperaba que ella entendiera lo importante que se había vuelto para él su compañía, y quería hacerle saber lo mucho que deseaba pasar cada puto segundo del día inundándose en ella.

Aurora era una droga, pero la droga más buena que podía haber, y era seguro que Draco ya era adicto a ella, tan adicto, que el sólo hecho de perderla le hacía sentir como si le arrancaran el corazón a sangre fría.

Draco sabía que lo suyo iba a ser complicado, pero tenía la esperanza de que todo fuese más fácil cuando ella al fin se graduara.

Poder llevarla libremente a una cita, darle rosas y quizás contratar una de esas ridículas bandas muggle para que le tocaran una canción.

Pensaba en todos los lugares a los que la llevaría de viaje, orgullosamente de la mano, para que todos sientan envidia al ver a la mujer que tenía a su lado.

Aurora también fantaseaba con eso. Poder ir de la mano con él sin miedo a que les dijeran algo, recorrer todos los museos posibles, y visitar las enormes bibliotecas en Londres mientras él la abrazaba por detrás y le decía cosas lindas al oído.

Ambos sabían que sería difícil poder estar juntos, pero sabían que valía la pena esperar.

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