Habían pasado dos semanas desde el día en que Mario y Betty hicieron el amor. Él no había podido regresar a Bogotá. En Managua se habían complicado las negociaciones y le quedó el tiempo justo para llegar a tiempo a la siguiente escala, que era en San José de Costa Rica. Precisamente ese día estaba viajando desde Managua a San José por carretera y desde allí también en carro continuaría hasta Panamá, la última etapa de su viaje. Sofía y Berta llevaban todo el día intentando hablar con él pero no había habido modo de localizarlo.
Parecía que en Ecomoda ese día todo se ponía en contra. Sandra estaba
enferma con gripa y no había ido a trabajar. Betty había tenido que salir a hacer unas gestiones urgentes en los bancos. La acompañaba Freddy con la moto. Patricia estaba desaparecida, al parecer había salido a hacer unas compras después del almuerzo y todavía no había regresado. Y para colmo a Hortensia, la recepcionista, la habían llamado con urgencia de la escuela de su hijo pequeño que acudiera lo antes posible porque el niño se había caído y se había roto un brazo. Para evitar dejar la recepción sola, Armando le había dicho a Aura María que bajara ella esa tarde.
La pobre Mariana, que estaba preparando unos informes que Armando necesitaba con urgencia ese mismo día, tuvo que pedirle ayuda a Sofía. Era la primera vez que ella hacía esos informes y estaba bastante agobiada. Así que ella y Sofía se encerraron en la gerencia de puntos de venta con órdenes del presidente de que no fuesen molestadas para nada.
Armando le pidió a Berta que intentara de nuevo localizar a Calderón. No sabía donde había guardado los informes de unos nuevos clientes que también urgía encontrar. Pero ni modo. Debía estar viajando por alguna zona en la que no había cobertura telefónica.
Armando estaba desesperado. ”¿Qué es lo que ocurre esta tarde? Parece que todo y todos se hayan confabulado en contra de esta empresa... No quedará de otra que buscar ese informe en los archivos de Mario. ¡Si al menos
hubiésemos podido hablar con Sandra! Pero por lo que me contó Aura María la muchacha estaba con fiebre muy alta y no debe haber oído el teléfono.”
Le estaba pidiendo a Berta que le buscara esos informes cuando entró una llamada de producción pidiendo que les llevaran unos muestrarios. La pobre Berta miró a Armando como preguntándole qué hacía primero... era evidente que no se podía dividir en dos... y ella también empezaba a estar un poco estresada pues era la única secretaria que quedaba en la planta ejecutiva a cargo de atender todos los teléfonos que ese día parecían haberse también confabulado en contra de ellos y no dejaban de sonar.
A.: Vaya Berta. Llévele ese muestrario a los de producción. No podemos permitirnos el lujo de que se detengan esas máquinas. Ya me ocuparé yo de buscar los informes en la oficina de Mario.
Ber.: Como usted diga doctor. Si quiere cuando regrese le ayudo a buscarlos. Armando respiró hondo para intentar relajarse un poco y se dirigió a la
vicepresidencia comercial.
Miró entre los papeles que había sobre la mesa y en los archivadores, pero no halló lo que estaba buscando.
”Hermano, no le va a quedar de otra que buscar en la computadora. Seguro que Mario tiene guardada esa información en un archivo.”
Encendió la unidad central y la pantalla de la computadora de Mario y esperó unos instantes a que se cargara el sistema. Vio que había un acceso directo a la carpeta de “Mis documentos” y entró en ella.
Halló dentro de esa carpeta tres subcarpetas con los siguientes nombres: CLIENTES
PROVEEDORES
ALFABETO
Abrió en primer lugar la carpeta de clientes. Intentó hallar el nombre del cliente que buscaba: ”Álvaro Facundo,” pero ni modo. Lo buscó por el nombre de la empresa ”Belleza y Moda,” pero tampoco estaba. ”¿Mario se habrá equivocado y estará archivado dentro de la carpeta de proveedores?” Buscó en esa carpeta, pero tampoco halló nada a nombre del cliente ni de la empresa. Cuando cerró esta carpeta le llamó la atención la tercera carpeta: “ALFABETO”. ¿Qué será eso?
De repente se dio cuenta de que podía ser lo que estaba buscando... ALFABETO... ALvaro FAcundo de la empresa BElleza y MOda... ”¡Sí, eso debía ser lo que estaba buscando! Claro que el “listo” de Mario se equivocó y en vez de escribir “ALFABEMO” puso “ALFABETO”. Y lo más seguro es que ni se dio cuenta...” -Suspirando con alivio- ”Menos mal que lo he encontrado porque necesitaba ese informe sin falta.”
Abrió la carpeta ALFABETO y halló tres archivos con los nombres siguientes:
DIARIO DE OPERACIONES GASTOS OPERATIVOS ESTRATEGIAS FUTURAS
”¡Vaya usted a saber en cuál de los tres archivos se halla la información que necesito! Con lo desorganizado que es Calderón, cualquiera sabe. Lo mejor es que imprima los tres, Mendoza. Con la hora que es, le va a tocar seguir trabajando esta noche en el apartamento y se lo va a llevar todo no sea que deje lo que más necesite.”
Dicho y hecho. Imprimió el contenido de los tres archivos, los guardó dentro de una carpeta y regresó a presidencia.
En cuanto se instaló en la habitación del hotel de San José, Mario llamó a Betty a su casa. Ya pasaban de las nueve y media de la noche. Betty se había llevado el teléfono inalámbrico a su habitación y desde allí le contestó.
B.: ¿Aló?
Ma.: ¿Betty?
B.: ¡Hola Mario! Esperaba tu llamada.
Ma.: ¿Cómo estás, mi amor?
B.: Bien ¿y tú?
Ma.: Un poco cansado. Ese viaje por carretera es agotador. Menos mal que ya estoy instalado en el hotel y a punto de ir a dormir.
B.: -Sorprendida- ¿Cómo así? ¿Te vas a dormir ya? No son ni las diez de la noche...
Ma.: Como lo oyes. De todos modos no sabría qué hacer en esta ciudad.
B.: ¿No tenías que entrevistarte con unos empresarios?
Ma.: Sí pero eso será mañana... Hemos quedado a las nueve en el vestíbulo del hotel. Estoy deseando acabar este viaje. No te puedes imaginar lo que te echo de menos.
B.: ¡Y yo a ti, Mario! Y no sólo como... novio. Oj oj oj oj. En la empresa hemos tenido hoy un día de locos. Sandra estaba enferma, la peliteñida se desapareció, Hortensia tuvo que irse porque su hijo se rompió un brazo... y todo cuando faltan sólo unos días para la junta directiva... Estarás acá para la junta, ¿cierto?
Ma.: Sí, eso espero... Mañana pasaré el día acá en San José y pasado mañana sigo bajando hasta Panamá donde estaré otro día para entrevistarme con unos posibles clientes y en cuanto acabe tomaré el primer vuelo a Bogotá... Estoy deseando verte, ¿sabes? La próxima vez que viaje vendrás conmigo.
B.: ¡Eso no va a ser posible!
Ma.: ¿Por qué, Betty?
B.: Pues por el trabajo en Ecomoda y por... mi papá...
Ma.: Ya hablaré yo con Armando y con tu papá si es preciso, pero no vuelvo a viajar solo. ¡Si es necesario nos casamos! ¡Se me han hecho muy largos estos días sin ti!
B.: -Halagada por las palabras de él- ¡Pero si hemos hablado dos veces, como mínimo, todos los días! Cuando llego a la oficina lo primero que hago es atender tu llamada... y por la noche antes de irme a dormir volvemos a hablar... Por cierto... gracias por las flores...
Ma.: ¿Te gustaron?
B.: Sí, son muy bellas...
Ma.: No tanto como tú... Betty... cuando regrese quiero que conversemos... Yo quiero hablar con tu papá... que seamos... novios formales... Que
consolidemos nuestra relación...
B.: Oj oj oj oj. ¡Betty la fea con novio formal!
Ma.: No, mi amor. Tú para nada eres fea. Eres preciosa... y yo... yo soy muy afortunado de tener tu amor...
Betty está encantada con las palabras de su novio. Desde que hicieron el amor estaba más cariñoso que nunca. Continuamente le decía cosas bonitas... Incluso le había enviado flores en varias ocasiones... Ella está cada vez más convencida de que Mario había cambiado y que la amaba de verdad. Como diría su jefe, poco a poco su novio se había ido ganando su confianza... su amor siempre lo había tenido... pero a Betty le había costado bastante confiar en él... Ahora sí estaba segura de que Mario la amaba a ella y sólo a ella... Pensó en su vida al lado de Mario y no pudo evitar recordar aquella tarde en
su apartamento y en lo poco que le había gustado hacer el amor con él... Fue sólo un pensamiento fugaz que la turbó. ”Lo importante es que él te ame... Todo lo demás ya... se arreglará...”
B.: Mario... te amo...
Ma.: Yo también te amo, Betty.
Cuando colgó el teléfono Mario Calderón tenía instalada en su rostro una sonrisa boba. Hacía ya varios días que no podía ni quería negarse más a la evidencia. Se acabó de convencer cuando le presentaron en Managua a una guapa y provocativa modelo que desde que lo vio no hizo más que insinuársele... En otra ocasión hubiese caído rendido a sus pies... Pero con muy buenas maneras se excusó con ella y con el cliente y se retiró muy
juicioso a su habitación.
”¿Qué le hicieron, Calderón? Esto no le había pasado jamás en toda su vida.
¡Despreciar así a ese bombón...! Y no es que no le provocara... No se trata de eso... Se trata de que yo no puedo hacerle algo así a mi Betty. Ella confía en mí... Y yo no puedo traicionarla... ¡Definitivamente lo han embrujado, hermano! Y lo peor es que a usted le encanta estar así... ¡Nunca pensé que me fuera a enamorar de Beatriz Pinzón Solano...! ¡De Betty la fea! Claro que de fea no tiene absolutamente nada… Es hermosa… Es la mujer más hermosa de todas... al menos para mí lo es... Betty, eso que le he dicho es verdad... en cuanto llegue a Bogotá voy a hablar con su papá y vamos a formalizar
nuestra relación... No quiero que vaya a venir otro “tipo” y me la vaya a robar... ¡De eso nada! Y en pocos meses... nos casamos... Cuando regrese se
lo voy a proponer... ¿Qué tal que aproveche la tarde de mañana para visitar alguna joyería...? La quiero sorprender con el anillo de compromiso... Ella no se lo espera... ¡Cuando se lo cuente a Armando no se lo va a creer! Mario Calderón casado... Ja ja ja ja... ¡Esto es increíble! Sí señor, increíble... Pero es que mi Betty también es... increíble...”