Harriet

By papiDamon

6.4M 413K 188K

Misterio atrayente. Peligro mortal. Belleza hipnotizante Basta con verla una vez para que caigas en su enca... More

ADVERTENCIAS
Prologo
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPITULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 20
CAPITULO 21
CAPITULO 22
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25
CAPITULO 26
CAPITULO 28
CAPITULO 29
CAPITULO 30
CAPITULO 31
CAPITULO 32
CAPITULO 33
CAPITULO 34
CAPITULO 35
CAPITULO 36
CAPITULO 37
CAPITULO 38
CAPITULO 39
CAPITULO 40
CAPITULO 41
CAPITULO 42
CAPITULO 43
CAPITULO 44
CAPITULO 45
CAPITULO 46
CAPITULO 47
CAPITULO 48
CAPITULO 49
CAPITULO 50
CAPITULO 51
CAPITULO 52
CAPITULO 53
CAPITULO 54
CAPITULO 55
CAPITULO 56
CAPITULO 57
CAPITULO 58
CAPITULO 59
CAPITULO 60
CAPITULO 61
CAPITULO 62
Extra 3; especial por el millón
CAPITULO 63
CAPITULO 64
CAPITULO 65
CAPITULO 66
CAPITULO 67
CAPITULO 68
CAPITULO 69
CAPITULO 70
CAPITULO 71
CAPITULO 72
CAPITULO 73
CAPITULO 74
CAPITULO 75
CAPITULO 76
CAPITULO 77
CAPITULO 78
CAPITULO 79
CAPITULO 80
CAPITULO 81
CAPITULO 82
CAPITULO 83
CAPITULO 84
CAPITULO 85
CAPITULO 86
CAPITULO 87
CAPITULO 88

CAPITULO 27

70.9K 4K 2.1K
By papiDamon

Hice un cambio en la historia. Dorian ya no es "Dorian Freeman" ahora es "Dorian Swann".

Si ven por ahí un Dorian Freeman díganme por favor para corregirlo.

Ahora si, espero disfruten la lectura.

CAPÍTULO 27

Aline.

La llamada con Harriet me dejó con una sensación que nunca antes había sentido. Ha pasado un día y aun siento eso, no se como explicarlo, pero es incómodo. No puedo dejar de pensar en las cosas que dijo ni en lo que pasó entre nosotras.

Fui increíble, nunca había hecho algo así, pero no me arrepiento. Me encantó lo que me hizo sentir, fue algo nuevo para mi y también muy placentero. Jamás había sentido lo que siento con Harriet, jamás le había tenido tanta confianza a alguien como se la tengo a ella.

Después de lo que pasó me sentí tan avergonzada y no sé por qué.

Las cosas que dijo en la llamada no salen de mi mente, han rondado en mi cabeza desde ayer, cada que las recuerdo esa extraña sensación entre mis piernas se intensifica.

<<No dejo de pensar en ti, pequeña>>

Me encanta la forma en la que me dice pequeña. Yo tampoco puedo dejar de pensar en ella.

<<No puedo dejar de pensar en lo que hicimos ayer, en lo mucho que lo disfrutaste y lo mucho que yo lo disfrute>>

Yo tampoco puedo dejar de pensar en lo que hicimos, esa nueva sensación que me hizo sentir fue tan placentera. No puedo negar que quiero que se repita.

<<Pronto te bajaré la calentura y te haré gemir de nuevo>>

Dios... comienzo a sentir calor. No entiendo que me pasa, estoy deseosa porque eso pase. Me avergüenzo por pensar así pero no puedo evitarlo, su forma tan directa de decir lo que quiere y piensa, aunque a veces me sorprende, me encanta demasiado.

Me doy aire con las manos cuando el calor aumenta, siento mis mejillas ponerse rojas e intento evitar pensar en eso, pero me es imposible. Sus manos recorriéndome mi cuerpo, sus manos tocando mis senos. Su boca chupándolos y haciéndome sentir algo inexplicable en todo el cuerpo. Su boca recorriendo mi cuello...

-¡Aline! -el grito de mamá se hace saltar en mi lugar, la observo con el ceño fruncido-. Te e hablado más de diez veces ¿en que estas pensando?

Titubeo varias veces antes de responder.

-Yo... no, en nada, lo siento.

Su ceño se frunce más, quita la comida del fuego y se acerca. Me toma del rostro para que la mire, pone una mano sobre mi frente dejándola ahí por unos segundos.

-¿Por qué estas tan roja? ¿Te sientes mal? Estás caliente -inquiere con preocupación.

No se que responder, siento que me pongo más roja.

-¿Qué te pasa hija?

Con cuidado quito su mano de mi rostro.

-Nada, estoy bien.

-Aline, pero mira lo roja que estas y además pareces tener temperatura.

No necesito mirarme para saber que estoy roja y ¿enserio estoy caliente?

-Mamá estoy bien, ¿Qué era lo que necesitabas? -intento cambiar de tema.

-Dime si te sientes mal, estas demasiado roja -exige cruzándose de brazos.

-Ya te dije que estoy bien.

Suspira y asiente. Regresa a donde estaba antes.

-¿En que estabas pensando? -pregunta.

-En nada -respondo rápidamente-. ¿Qué era lo que necesitabas?

Me mira con los ojos entrecerrados varios segundos, comienzo a ponerme nerviosa sin saber por qué. Toma algunos platos de la alacena sin dejar de mirarme, me pongo de pie dándome la vuelta cuando siento que me pongo más roja.

Respiro varias veces intentando... ni siquiera se que intento. Solo sé que me he puesto nerviosa por no sé qué razón, la forma en la que me miró como si supiera lo que pasó. Ay no. No, no puede saberlo, yo no se lo e contado, quiero hacerlo, pero me da tanta pena.

-Aline -me llama, la miro-. Entiendo si no quieres contarme que es lo que te pasa, pero solo dime si estas bien.

-Estoy bien, enserio.

Asiente, no pregunta más y eso me relaja. Me pide que la ayude a preparar el desayuno, lo hago, no pongo la atención que debería a lo que estoy haciendo, por mi mente no deja de rondar Harriet.

Treinta minutos después el desayuno esta listo, huele delicioso. Quiero y necesito contarle a mamá lo que pasó, pero me da tanta vergüenza que me contengo. En todo el rato no a dejado de mirarme y se que quiere saber que me pasa.

-Mamá, hay algo que quiero decirte -susurro tan bajo que no me escucha-. Mamá.

Hablo un poco más fuerte, llamo su atención y enseguida me arrepiento.

-¿Qué pasa? -pregunta sirviendo la comida en distintos platos.

-Hay... algo que quiero contarte -susurro y siento como comienzo a ponerme roja de nuevo.

Deja lo que esta haciendo para mirarme. Frunce el ceño de nuevo y se acerca para quedar frente a mí, lo que me pone más nerviosa.

-Te escucho.

Respiro profundamente.

-Cuando salí con Harriet, bueno.... Pasó algo -digo mientras siento el corazón acelerárseme.

Su ceño se frunce más.

-No me asustes Aline, ¿Qué paso? -indica con preocupación.

-No es nada malo -murmuro-. Pero... yo quiero decírtelo.

Ella asiente. Pienso durante varios segundos como decírselo.

-Entre Harriet y yo pasó algo -susurro, siento mis mejillas calentarse.

Ladea la cabeza confundida, abre la boca para hablar, la cierra, se queda seria durante varios segundos aumentando mis nervios, después abre los ojos en exageración y se lleva la mano a la boca mirándome con total sorpresa.

Muerdo mi labio intentando calmarme. Ninguna habla durante un largo rato.

-Cuando dices que pasó algo ¿te refieres a algo sexual? -pregunta rompiendo el silencio que comenzaba a desesperarme.

Trago saliva y asiento. Sus ojos se abren más y suelta una exclamación que es ahogada por la mano que aun sigue en su boca.

-¡Oh por dios! ¿Estas hablando enserio?

Cuando no puedo más con la vergüenza aparto la vista. Con delicadeza mamá toma mi barbilla para que alce la cabeza y la mire.

-Ali...

-Si -susurro interrumpiéndola.

-¿Y tú... estas bien?

Sin poder evitarlo una pequeña sonrisa se forma en mis labios.

-Si -suspiro-. Fue increíble.

Admito. Mamá sonríe, toma mis manos entre las suyas.

-¿Quieres hablar de ello?

Asiento. Ella asiente también, voy a hablar, pero me interrumpe.

-Espera -la sorpresa vuelve a su rostro-. Entonces ¿Ya no eres virgen?

Su pregunta me deja muda e inmóvil. ¿Qué? ¿Enserio preguntó eso? Lo soy aún. ¿o no? Si, si lo soy.

-Mamá... -reprocho avergonzada-. Lo soy.

Asiente y espera a que continúe, pero no se que decir. ¿Qué le digo? <<Harriet puso su boca ahí y me gustó>> No, definitivamente no. <<Ella hizo algo y se sintió bien>> Bueno, eso suena mejor.

-Ella... hizo algo que se sintió bien -murmuro.

La sonrisa de mamá se ensancha.

-¿Qué hizo?

-No voy a decirte -respondo enseguida.

Suelta una risita.

-Bien, bien. Pero si quiero que me digas algo; ¿te sentiste cómoda?

Sonrío.

-Muy cómoda -admito-. Harriet fue muy linda conmigo.

No puedo evitar sonreír como idiota.

Estoy decida a contarle más cuando mi celular suena, mi corazón se acelera cuando veo que es Harriet. Mamá mueve las cejas con complicidad haciendo que me sonroje más. Tratando de calmarme respondo.

-Hola -digo y siento la mirada de mamá sobre mí.

-Hola, pequeña, ¿Cómo estás? -sonrío al escuchar su voz.

Amo que me diga pequeña.

-Bien, ¿tu?

-Mucho mejor ahora que hablo contigo.

Mi sonrisa me ensancha.

-¿Estas ocupada? -pregunta.

Pienso unos segundos antes de responder.

-No.

-¿Ya desayunaste?

-Tampoco.

-Que bueno porque pasaré por ti para ir a desayunar y después iré de compras y quiero que me acompañes.

Me quedo varios segundos en silencio, otra cita. Otra cita con ella, puede que parezca muy tonto, pero me emociona tanto.

-¿O no quieres? -pregunta y me doy cuenta que no respondí.

-¿Qué? No, lo siento. Claro que quiero -respondo mientras siento eso de las mariposas revolotear en mi estómago.

-Perfecto, estoy ahí en cuarenta minutos.

-De acuerdo...

-Adiós, linda.

Cuelgo la llamada, miro a mamá.

-Harriet me invito a salir -digo-. ¿Puedo ir?

Mamá sonríe y aplaude emocionada.

-¡Por supuesto que sí!

Me lanzo sobre ella abrazándola, le doy un beso en ambas mejillas.

-¡Gracias! -me separo de ella-. Iré a cambiarme.

-¿No vas a desayunar?

Niego.

-Dijo que iríamos a desayunar.

Mamá asiente, salgo de la cocina dirigiéndome a mi habitación. Dentro de esta voy directo al pequeño closet donde esta mi ropa, saco varias blusas y pantalones para decidir que usar. Tengo poca ropa, la mayoría es muy vieja y esta desgastada, es horrible, pero tengo que conformarme con eso.

Busco lo que se vea mejor. Ninguna. Suspiro con frustración, termino colocándome una blusa blanca que se ve un poco decente, un jean desgasto. Ni siquiera miro la ropa cuando me paro frente al espejo, se que no es bonito, tomo un cepillo y comienzo a pasarlo por mi cabello, lo amarro en una coleta, pero no me gusta y vuelvo a soltarlo.

Miro la hora en mi celular y me sorprendo cuando veo que ya pasaron treinta y cinco minutos. Con rapidez salgo de la habitación, en el comedor no hay nadie, pensé que ya estarían desayunando. Voy a la cocina, mis padres, Axel y... Harriet están ahí.

Los cuatro fijan su vista en mí. Harriet sonríe e inevitablemente también lo hago, esta se acerca a mí, deja un pequeño beso en mis labios que hace que me sonroje bajo la atenta mirada de los demás.

Me sorprende verla con un jean y una blusa. Nunca la había visto vestida así, siempre usa vestidos, pero se ve muy bien.

-Hola, pequeña -dice pasando su brazo por encima de mis hombros.

-Hola -susurro.

Pasan algunos segundos en silencio antes de que Harriet lo rompa.

-Fue un placer verlos, pero Aline y yo tenemos que irnos ya.

Mamá se acerca y se despide de ambas con un abrazo. Me acerco a papá, le doy un beso en la mejilla y un abrazo, de Axel solo me despido con un gesto de mano evitando mirarlo. Salgo de casa con Harriet a mi lado, caminamos hasta su auto, quita el seguro de las puertas y ambas subimos.

Me acomodo en el asiento y abrocho el cinturón de seguridad. Harriet hace lo mismo, enciende el auto, pero no lo pone en marcha. Su mano toma mi barbilla con delicadeza girando mi cabeza hacia ella. Lo primero que veo son sus preciosos ojos azules, son tan atrayentes e hipnotizantes, me encantan. Tiene una linda sonrisa plasmada en su rostro, detallo su rostro. Ella realmente es perfecta. Su dedo pulgar toca mis labios haciendo que los entreabra en un gesto inconsciente, baja por mi cuello rozándolo contra este. No sé porque, pero se siente tan bien que haga eso.

Sigo tocando mi cuello acelerándome la respiración. Pasa su mano por la parte trasera de mi cuello mientras acerca su rostro al mío, roza nuestros labios antes de juntarlos en un beso que me hace temblar. Mueve su boca sobre la mía con habilidad y rapidez, intento seguirle el ritmo, no sé si lo hago bien o mal, pero no se aparta así que supongo que es la primera.

Nunca nadie me había besado en la forma que lo hace ella. Su lengua se adentra en mi boca, sigue sorprendiéndome cuando hace eso, pero me gusta, la mueve de una forma que me hace imaginar cosas que me avergüenzan. Chupa mi labio inferior antes de alejarse. Deja un pequeño beso en mi boca, se relame los labios y vuelve a acomodarse en el asiento.

Tiene los labios rojos e hinchados. Estoy aturdida y con la respiración hecha un desastre. Harriet pone el auto en marcha, enciende la radio y tararea algunas de las canciones. Todo el camino transcurre en silencio, intento calmar mi corazón acelerado y las ganas de pedirle que vuelva a besarme de esa forma.

Poco después llegamos a un lujoso restaurante. Me siento incomoda en este tipo de lugares. Dejo que Harriet pida por ambas, no quiero ni siquiera ver los precios. La comida estaba deliciosa, quisiera por lo menos una vez ser yo quien pagara, pero me es imposible. Después de que Harriet pagara salimos del lugar.

Ahora vamos en camino a... no tengo idea a donde. No reconozco las calles, nos detenemos en un semáforo, Harriet marca un numero y se lleva el celular a la oreja.

-Quiero pedirte a dos de tus guardaespaldas -dice después de haberle dado los buenos días a la persona.

Lo que dice me hace fruncir el ceño. ¿Guardaespaldas? ¿Para qué?

-No, no me pasó nada. Iré de compras y necesito a alguien que cargue todo lo que compraré -explica.

Aunque no este hablando conmigo asiento entendiendo.

-Gracias, dame el numero y les mandaré la dirección. De acuerdo, adiós.

El semáforo cambia a verde justo cuando cuelga. Al poco rato su celular suena, teclea algo en este y lo deja. Sigue conduciendo durante mas de veinte minutos, se mete en el estacionamiento de un enorme centro comercial al que nunca he entrado. Vuelve a tomar se celular, le manda un mensaje a alguien, la respuesta llega enseguida, levanta la vista, mete el celular a su bolso y dice:

-Vamos linda.

Ambas bajamos del auto. Harriet toma mi mano, caminamos entre los autos llegando frente a dos hombres trajeados.

-Buenos días, señorita Freeman -saludan ambos educadamente-. Buenos días, señorita.

Me saludan.

-Buenos días -habla Harriet.

-Buenos días -susurro.

Reanudamos la caminata entrando al centro comercial con los dos hombres detrás de nosotras. El lugar es increíble, nunca había estado en un lugar de estos, es exageradamente enorme, el piso es reluciente, me puedo ver reflejada en él. Siento varias miradas sobre nosotras al vernos tomadas de la mano, Harriet no le da ni la más mínima importancia a eso y me hace sentir más segura.

Me sorprendo al ver que varias personas también van con hombres trajeados detrás de ellas. Definitivamente este es un lugar para ricos. Nos detenemos frente a la primera tienda; Victoria's Secret. Nunca e entrado a una tienda de estas, Harriet nos guía hasta la sección de ropa interior. Los hombres se han quedado en la puerta de la tienda por indicación de Harriet.

Una trabajadora del lugar se acerca preguntándonos si necesitamos ayuda, Harriet niega, pero no se va. Observo encantada todos los preciosos conjuntos de lencería que hay, hay de encaje, bastante sexys. Otros que cubren un poco más. Va hasta los primeros toma uno de cada color distinto que va tomando la trabajadora.

Sigue tomando y tomando ropa interior hasta que las manos de la mujer están llenas. Le pregunta si llevara todo eso y Harriet asiente, se retira y poco después regresa sin nada. En poco tiempo sus manos vuelven a llenarse de lencería, se retira otra vez y Harriet se acerca a mí.

Se posa detrás, sus manos levantan mi blusa dejando mi espalda descubierta.

-¿Qué estas haciendo? -susurro verificando que no haya nadie mirando.

No responde, mueve algo en mi sostén, baja mi camisa y le aleja. Se acerca de nuevo a la ropa interior, revisa varios hasta tomar un sostén de encaje bastante atrevido en color rojo. Se da la vuelta y me mira.

-¿Te gusta? -pregunta extendiéndolo hacia mí.

-Es lindo -admito.

-Me lo tomaré como un sí.

Me doy cuenta de que ya a tomado uno de ese color, se lo hago saber y sonríe.

-Lo sé, este es para ti y no fue una pregunta -explica tomando otros del mismo estilo en distinto color.

Frunzo el ceño.

-Pero...

-Pero nada -me interrumpe-. Anda ven y elige los colores que te gusten.

-¿Qué? No.

-Si -afirma, toma mi mano y tira de mi acercándome a la lencería.

-Pero Harriet...

Pone un dedo sobre mis labios callándome.

-Harriet, nada. Elige los que te gusten y no quiero escuchar nada relacionado con lo del dinero o precios. Yo voy a pagarlo así que no tienes nada de qué preocuparte -dice y advierte dejándome muda.

Estaba a nada de decir eso del dinero. Niego, no voy a aceptar.

-Si no los eliges tú, los elegiré yo -avisa tomando otro conjunto.

-Harriet -la llamo, me mira.

Me acerco a ella.

-Dime.

-Se que el dinero no es un problema para ti y enserio agradezco que quieras comprarme algo, pero no me siento cómoda con que vayas a gastar tanto dinero en mi -susurro.

Sonríe, se acerca quedando frente a mí, sus manos van a mi rostro, acunándolo entre ellas. Acaricia mis mejillas con sus pulgares, su intensa mirada se fija en la mía.

-Ali, como tu lo acabas de decir; el dinero no es un problema para mí. Quiero tener un detalle contigo, pequeña -murmura acercando sus labios a los míos-. Además, más tarde en mi departamento podrías ponerte la lencería para mí.

Roza nuestros labios, hipnotizada por sus preciosos ojos asiento. Su sonrisa se ensancha.

-Esperare ansiosa llegar al departamento.

Dice antes de dejar un pequeño beso en mis labios. Me reprocho por haber aceptado, no es que no quiera, pero los precios no son nada baratos y ya es suficiente con que pague cada vez que salimos. Tira de mi para que elija lo que me guste.

Observo cada cosa atentamente, todo es tan lindo. Yo no uso este tipo de ropa interior, no niego que me gusta, pero jamás podría comprarla. Harriet me anima a tomar lo que yo quiera, dudo, pero al final tomo tres conjuntos. Ella rueda los ojos, ignorándome toma varios conjuntos de distinto color, pero del mismo modelo que elegí.

Le repito, digo varias veces que con lo que tome es suficiente, pero vuelve a ignorarme dándole la ropa interior a la mujer, que volvió hace unos minutos. Me pongo nerviosa con cada nueva prenda que toma. Media hora después están cobrando todo lo que Harriet lleva.

Es demasiado, pero enserio, demasiada ropa interior. Tardan mas de veinte minutos cobrando y metiendo la lencería en bolsas con el nombre de la tienda en ellas. Cuento las bolsas, en total son 57.

-Serían cinco mil dólares -dice la mujer frente a nosotros.

¿Qué? ¡¿Qué?! No. Eso es demasiado, exageradamente demasiado dinero. Con una tranquilidad que me sorprende Harriet saca de su cartera una tarjeta que le entrega a la mujer. ¿Enserio va a pagar toda esa cantidad? No puedo creerlo ¿Enserio tiene tanto dinero? Simplemente no puede ser que vaya a gastar tanto.

La mujer le entrega un enorme ticket a Harriet junto con su tarjeta, esta le agradece y guarda ambos. Le hace una ceña a los hombres que esperan en la puerta, estos entran y vienen hasta donde estamos tomando las bolsas. Sin esperarlos Harriet tira de mi para que salgamos de la tienda.

Sigo en shock por la cantidad de dinero que acaba de gastar y lo tranquila que se ve. Pero lo que gastó ahí no se compara con lo que gastó en las otras tiendas. Entramos a tiendas, muchísimas otras más, pero enserio demasiadas. Todas tiendas a las que jamás pensé que entraría.

A cada lugar que vamos se nos quedaban mirando, me sentí estúpida al darme cuenta que no lo hacían porque estuviéramos tomadas de la mano, si no por Harriet. Estaban mirándola solo a ella. Horas después salimos del centro comercial, los hombres que vienen detrás de nosotros fueron varias veces a dejar algunas bolsas al auto.

Harriet compró muchísimos vestidos, tacones, tenis, perfumes, pantalones, blusas... ni vendiendo todos mis órganos alcanzaría para pagar siquiera la mitad de todo el dinero que Harriet gastó como si nada. No puedo creer lo tranquila que sigue después de haber gastado tanto.

Los hombres meten en el auto las bolsas que tienen en las manos, los asientos traseros y el maletero están completamente llenos. No cabe ni una bolsa más. Harriet les agradece, se alejan subiendo a su auto.

-¿Qué te pasa, linda? Haz estado muy seria -pregunta Harriet.

Aparto la vista de la ventana, no se cuantos llevamos de camino, pero ninguna de las dos a hablado.

-¿No querías venir o no te gusto? -insiste.

-No es eso -susurro-. Me encanta pasar tiempo contigo, pero fue... extraño.

La miro, tiene el ceño ligeramente fruncido.

-¿A que te refieres con extraño?

-Nunca había ido a un lugar así, todas las personas en el lugar eran como tú, yo me sentí extraña -no se ni siquiera explicarlo.

Se mantiene en silencio durante algunos segundos.

-¿Cómo yo? ¿Eso que significa? -inquiere.

-Nada, ignora lo que dije.

-Era muy fácil decirme que no querías venir -afirma molesta.

Frunzo el ceño.

-¿Qué? Harriet enserio no es eso, me encanta salir contigo. Pero jamás había entrado a un lugar de esos y mucho menos a todas las tiendas a las que entraste. Tal vez tu estés acostumbrada, pero no yo.

Suspira.

-Lo entiendo -asegura.

Me relajo, no quería que se molestara. En algún momento del camino Harriet toma mi mano entrelazándola con la suya, eso me hace sonreír como idiota. Ninguna vuelve a hablar. Media hora después por fin llegamos al enorme y lujoso edificio donde vive. Estaciona su auto en el estacionamiento de este, le pide a un hombre, que supongo que trabaja ahí, que por favor suba todas las bolsas a su departamento.

Dentro de este quedo tan sorprendida como la primera vez, es precioso. La estancia principal es enorme, ni siquiera toda mi casa es tan grande como el lugar. La mayoría de las cosas que hay son negras, aun no hay muchos muebles por lo que supongo que acaba de mudarse aquí.

En la que cree que es la sala hay un televisor gigante. Es increíble. El departamento es enorme, elegante y lujoso. Me encanta. Cuando el hombre termina de subir todas las bolsas Harriet le agradece y este se va. Me pongo nerviosa cuando nos quedamos solas recordando lo que hicimos.

Ambas las llevamos a la segunda planta, ella me indica donde ponerlas. Sobre la cama de una enorme habitación, es la misma habitación donde estuvimos la otra noche. Intento no pensar en eso. Sobre la cama hay montones de ropa, ¿Por qué tanta ropa? Cuando terminamos estoy sin aliento, no sé cuántas veces subimos y bajamos las escaleras, pero fueron demasiadas.

Me siento sobre la cama observando un lindo vestido color rojo mientras Harriet revisa las bolsas con ropa interior. Aparta la mayoría y deja sobre la cama tal vez unas diez.

-Toma -dice acercándolas a mí-. No voy a aceptar un no, es tuyo.

Intercalo mi vista entre las bolsas y ella. Claro que las quiero, pero no puedo evitar que me de pena. Estiro la mano para tomar una, saco lo que esta dentro, son tres sexys conjuntos de encaje, los observo detalladamente, me encantan. Los dejo de lado y me pongo de pie yendo hasta ella.

Con cierta timidez paso mis brazos por si cintura poniéndome de puntitas para alcanzar sus labios. Es más alta que yo. Se inclina un poco sobre mi haciendo que nuestros bocas se toquen en un pequeño beso.

-Gracias -susurro mirando sus ojos.

Ella sonríe mordiéndose el labio inferior.

-Podrías agradecer quitándote lo que llevas puesto y ponerte uno de los conjuntos para mí -expone tocando mi cuello con su pulgar.

No puedo pensar con claridad cuando hace eso. Asiento. Ensancha la sonrisa, toma la lencería que ella quiere y me la tiende.

-Ponte ese -ordena.

Vuelvo a asentir, me doy la vuelta para adentrarme en el baño, pero me detiene tomándome del brazo.

-Quiero que te lo pongas aquí, frente a mi -aclara devolviéndome a donde estaba antes.

Pone un dedo sobre mis labios cuando voy a hablar. Se sienta en el borde de la cama y me posiciona frente a ella. Quiero hacerlo, pero me da vergüenza, ella ha sido la primera persona con la que estado completamente desnuda y aunque no me sentí incomoda, fue extraño.

-Cuando quieras -dice mirándome a los ojos.

Trago saliva. Respiro profundamente, tomo los bordos de mi blusa levantándola hasta sacarla por mi cabeza. Siento mis mejillas calentarse mientras su mirada se fija en mi pecho, desabrocho el botón de mi pantalón, bajo el cierre y deslizo la tela por mis piernas.

Harriet se relame los labios recorriéndome entera, me muerdo el labio con nerviosismo. Me doy la vuelta para quitarme el sostén.

-Me gusta tu trasero -susurra detrás de mí.

Siento sus manos tocar mis muslos con roces que me erizan la piel. Quito el broche de mi sostén, deslizo las tiras por mis hombros y este cae al suelo al mismo tiempo que Harriet mete dos de sus dedos en el borde de mis calzones y tira de ellos, dejándome desnuda.

Da un ligero azote en mi trasero que me sorprende, pero a la vez me gusta. Cubro mis senos con mis manos cuando me pide que me de la vuelta, sin necesidad de mirarme se que tengo las mejillas cubiertas por un intenso color rojo. Me ayuda a colocarme la lencería, una vez que la tengo puesta me siento más cómoda.

-Me encantas, pequeña -murmura mientras recorre con la mirada mi cuerpo.

Eso hace que me muerda el labio disimulando la sonrisa que se forma en mis labios. Se pone de pie llevándome al baño donde hay un gran espejo, me posiciona frente a este y ella se pone detrás de mí.

Observo mi reflejo y me sorprendo con lo que veo. Jamás había usado algo así, me encanta. Es un sexy conjunto en color rojo, deja una gran parte de mis senos a la vista. Me veo... sexy. Me observo durante varios minutos encantada con lo que veo, Harriet no me quita la mirada de encima y eso me pone nerviosa.

Tiene una mirada tan intensa e intimidadora. Se acerca posando sus manos en mi cadera, me aparta el cabello del cuello, pasea su nariz por este haciendo que eche la cabeza hacia atrás dándole libre acceso. Sus manos tocan mi abdomen subiéndolas hasta mis senos, los aprieta ligeramente, jadeo. Da pequeñas lamidas en mi cuello para después succionar distintas partes del mismo. La extraña sensación entre mis piernas comienza a aparecer.

-Me gusta como te vez con esto puesto, pero prefiero verte sin nada.

Expone desabrochando el sostén. En segundos vuelvo a estar desnuda, trago saliva al verme reflejada en el espejo y ver la forma en la que Harriet mira mi cuerpo. Sus manos van a mis pechos apretando mis pezones con algo de fuerza, jadeo de nuevo.

Volvemos a la cama, con rapidez se quita la ropa quedando en ropa interior. No me da mucho tiempo para observar su cuerpo ya que se sienta en la cama y me lleva con ella, quedo ahorcajadas sobre sus piernas. Lleva las manos a mi trasero apretándolo, me gusta.

Acerca su boca a la mía juntándolas en uno de esos besos que me dejan aturdida y con las piernas temblando. La sensación entre mis piernas comienza ser insoportable, recorre mis muslos con suaves roces que me hacen cerrar los ojos y dejarme llevar.

Su mano se enreda en mi cabello, tira ligeramente de el exponiendo mi cuello. Comienza con las lamidas y succiones que tanto me gustan, baja más metiéndose uno de mis senos a la boca, tira con sus dientes del pezón haciendo que una placentera sensación me recorra entera. Gimo.

Hace lo mismo con el otro, siento el calor por todo mi cuerpo. Quiero sentir su lengua recorrerme de nuevo y que alivie la presión en mi centro. Se entretiene un rato con mis pechos hasta que los deja, suelta mi cabello. Y vuelve a atacar mis labios de una forma salvaje y apresurada que no puedo negar que me encanta.

Toca la cara interna de mis muslos, me causa cosquillas el gesto y me remuevo haciendo que su dedo roce mi vagina. Me sobresalto al sentir aquello, Harriet sonríe y vuelve a hacerlo. Trago saliva cuando el tacto se hace directo con mi zona, mueve su dedo de arriba abajo poniéndome a jadear.

Otro dedo toca un punto de mi zona que me hace soltar un escandaloso gemido, ni siquiera me avergüenzo por eso, lo que hace se siente tan bien que no me importa hacerlo. De pronto nos da la vuelta a ambas cambiando de posición.

Quedo recostada en la cama, sobre la ropa y ella encima de mí, entre mis piernas.

-Flexiona las piernas -me ordena y obedezco.

Sigue frotando su dedo en ese punto tan sensible haciendo que no pueda pensar en nada. Solo en lo mucho que estoy disfrutándolo. Cierro los ojos jadeando.

-¿Te has o te han metido los dedos alguna vez? -pregunta de repente.

-¿Qué? -pregunto sin aliento.

Su forma tan directa de decir las cosas me sorprende.

-Responde -insiste.

Niego y ella sonríe. Espera... ¿ella va a...? Al instante comienzo a ponerme nerviosa

-¿Tu vas a...? -dejo la pregunta a medias esperando que entienda a que me refiero.

-Solo si me dejas a hacerlo.

Asiento sin saber que decir. ¿Dejaré que lo haga? Me causa cierta curiosidad el que lo haga, pero hay algo que me hace dudar.

-¿Dolerá? -susurro.

Harriet toca mi mejilla con delicadeza.

-No, linda -asegura-. Te parecerá incomodo al principio, pero te gustará después.

La sinceridad en su mirada me hace saber que dice la verdad. Confió en ella así que asiento. Vuelve a sonreír.

-Chúpalo -pide poniendo su dedo medio frente a mi boca.

Sin rechistar lo hago, mete su dedo en mi boca y lo chupo, no sé porque, pero el hacerlo me excita. Un sabor ¿salado? No sé cómo describirlo, inunda mi boca y de pronto soy consciente de que es el dedo con el que me toco ahí.

El <<me encantó tu sabor>> viene a mi mente.

Baja su mano por mi cuerpo llegando a mi zona. Vuelve al toque en ese punto sensible nublándome los pensamientos de nuevo, cuando menos lo espero siento su dedo en mi entrada y me tenso. No para los movimientos mientras la punta de su dedo entra un poco en mí.

La respiración se me atasca en la garganta ante la intromisión. Lo mete completo, no lo mueve y tampoco me muevo. No duele, pero es incómodo y extraño, otro de sus dedos vuelve con los movimientos en ese punto que me hace cerrar los ojos y jadear su nombre.

Me pierdo en el placer y las maravillosas sensaciones que me recorren que apenas me doy cuenta cuando su dedo entra y sale de mí. Lo hace con tanta facilidad, no puedo creer lo mucho que lo estoy disfrutando. Siento la boca de Harriet chupar mis senos enviando señales directo a mi centro.

Rodea mi pezón con su lengua, lo chupa y después tira de el con los dientes. Mi mano va a su cabeza queriendo que se mantenga ahí y no pare. Mi vientre se contrae, siento como... un nudo ahí, no se como explicarlo, que lucha por romperse. Me retuerzo debajo de ella enloquecida por lo que me hace sentir.

Un poco más y una placentera sensación me recorre entera, la siento hasta en la punta de mis dedos del pie.

-Oh, Harriet... -jadeo.

Saca su dedo de mí, se quita de encima y yo me quedo mirando al techo. Me siento aturdida y relajada. Estoy agitada, acalorada y sudada. La sensación sigue recorriendo mi cuerpo. No sé cuánto tiempo después me doy cuenta que estoy completamente desnuda y que Harriet está observándome atentamente.

Rápidamente busco algo con que cubrirme, escucho como ríe.

-No tengo problema si te quedas así, me gusta la vista -murmura con diversión.

Niego mientras siento el rubor instalarse en mis mejillas. Tomo una almohada para cubrirme, se pone de pie y se agacha para recoger mi ropa. La observo, es demasiado atractiva. Se sienta a mi lado teniéndome las prendas.

Con delicadez acaricia mi mejilla.

-No quiero que estés incomoda, pequeña.

Dios... es tan linda. Sonrío.

-¿Estas bien? -pregunta apartándome el cabello de la cara.

-Si -asiento.

Sonríe y se pone de pie.

-Te dejare para que te vistas tranquila -dice caminando hacia la puerta.

-Gracias -susurro antes de que salga.

Me pongo de pie, siento las piernas temblorosas, coloco mi ropa interior, la blusa y el pantalón rápidamente. Me quedo parada en medio de la habitación pensando en lo que acaba de pasar, una sonrisa se forma en mis labios y suspiro. Fue tan increíble. Harriet hizo que lo fuera.

Con duda me dirijo a la puerta, la abro y asomo la cabeza buscando a Harriet. No la veo. Pienso en si salir a buscarla o quedarme aquí y esperar a que venga, me decido por la primera.

-¿Harriet? -la llamo mientras toco la puerta de la habitación de enseguida.

No hay respuesta. Abro la puerta, no está, de hecho, no hay ni siquiera un mueble. Cierro la puerta, voy a la siguiente, la llamo, no hay respuesta, entro no hay nadie. Hago lo mismo con otras más y no la encuentro. Todavía faltan varias habitaciones, sigo sorprendida por lo enorme que es el departamento.

Toco la última puerta sin recibir respuesta. La abro, hay una enorme cama al final de la enorme habitación. Esta pintada de negro en su totalidad, hay varios muebles pegados a la pared, estos tienen varios cajones. Frunzo el ceño cuando mis ojos ven una... ¿cruz? ¿Qué? Con curiosidad me acerco.

¿Qué...? ¿Por qué tiene eso? Ella no parece ser de las que crean en Dios. ¿y porque es tan grande? Confundida paso mi mano por ella, es de cuero y esta acolchonada, es de color negra y mide mucho más que yo. Esta contra la pared. Mi ceño se frunce más cuando veo que tiene ¿esposas?, en las la punta de las cuatro esquinas. ¿Qué mierda...?

¿Por qué tiene eso? ¿Es para una obra de Dios? Pero... cada vez me confundo más. La curiosidad puede conmigo y me acerco a los muebles, abro un cajón, me quedo muda al ver lo que hay dentro. Son esposas, están sobre una tela de seda negra, tienen plumas o peluche, no tengo idea de que es, alrededor de ellas. Sin poder evitarlo estiro mi mano para tomar unas.

¿Para que Harriet quiere esto? Las dejo abriendo otro cajón, en este hay pequeños pedazos de tela de seda en color negro y rojo. Tomo uno examinándolo, por la forma creo que es un antifaz, pero no tiene los hoyitos para ver. ¿Será para dormir? No lo sé, pero me gusta, la tela es muy, muy suave.

Abro otro, dentro hay distintos pares de guantes en color negro. Los toco, son de seda también, sé que debería dejar de revisarlos, pero la curiosidad me gana. Dejo eso, pongo mis manos en el de enseguida...

-Te recomiendo que no lo hagas, Aline -una voz a mis espaldas me sobresalta.

Al instante alejo mis manos del mueble y maldigo. No quiero voltear, debe haberse molestado.

-Eres muy curiosa, pequeña -murmura y la siento detrás de mí.

-Lo siento -susurro-. Yo estaba buscándote, pero... no... abrí la puerta y me dio curiosidad.

No responde y comienzo a ponerme nerviosa. ¿Por qué tuve que entrar? Se posa delante de mí, me toma de la barbilla para que la mire. Su intensa y penetrante mirada se fija en mis ojos aumentando mis nervios. No tiene expresión alguna en el rostro, no puedo saber si esta molesta.

-¿Eres creyente? -la pregunta sale de mis labios antes de que pueda detenerla.

Frunce el ceño y después comienza a reír. Me relajo, no está molesta, pero sigo confundida. Sube su mano a mi rostro, acaricia mis labios con su pulgar, los entreabro por el tacto.

-No tienes idea de lo mucho que me gusta tu inocencia -susurra fijando su vista en mis labios.

-¿Qué? -suelto aun sin entender nada.

-Nada, pequeña.

-Pero...

Pone su dedo índice sobre mis labios callándome.

-Después te explicare -dice-. Ahora salgamos de aquí.

Quiero preguntar, pero me abstengo. Salimos de la habitación que me a sembrado muchas dudas, Harriet cierra la puerta con seguro y me siento avergonzada por haber entrado.

La sigo hasta la habitación donde estábamos antes. Harriet ahí me tiende algunas bolsas donde esta la ropa interior, me indica que es lo que compro para mí. Le agradezco. Se da la vuelta y comienza a buscar entre los montones de bolsas en el suelo, aparto cinco y me las tiende.

-¿Qué...?

-Son para ti, linda -me interrumpe.

-Harriet... -comienzo a decir.

-Harriet nada -advierte-. Son pantalones, blusas y tenis.

Explica. No voy a aceptarlo.

-Lo agradezco, pero ya es suficiente con lo que gastaste en la ropa interior.

Ella rueda los ojos.

-No voy a aceptar un no, es tuyo -voy a hablar, pero ella vuelve a hacerlo-. Los necesitas, pequeña y aparte, quiero tener un detalle contigo.

-Es que, Harriet...

-Nada. Te lo repito, no voy a aceptar un no, es tuyo y no está en discusión -finaliza la conversación.

Intento volver a replicar, pero vuelve a callarme.

-Ahora toma las bolsas y vayamos a subirlas al auto.

Harriet aparca frente a mi casa. Me giro hacia ella, está observándome, sonrío. Con timidez me estiro hacia ella para alcanzar sus labios, dejo un pequeño beso en estos. Intento volver a mi asiento, pero me lo impide poniendo su mano en la parte trasera de mi cuello atrayéndome hacia ella.

Junta nuestros labios en un intenso beso. Recargo mis manos en su asiento para mantener el equilibro. Chupa y muerde mis labios haciendo que olvide donde estamos, la habilidad y pasión con la que me besa me desconecta de la realidad. Su mano se cuela por debajo de mi blusa rozando mi piel.

-Me encanta lo suave que eres -murmura sobre mis labios.

Jadeo. Succiona mi labio inferior antes de soltarme y dejarme volver a sentarme bien. Intento calmar mi respiración y enfocarme cuando bajo del auto, Harriet lo hace también, abre el maletero para que tome las bolsas. Aun no me siento cómoda aceptando lo que compro, pero es caso perdido discutir con ella.

Mamá me ayuda a meter las bolsas, saluda a Harriet y vuelve a adentro.

-Gracias por la ropa -susurro.

-No es nada, linda -asegura.

Me da un pequeño beso en los labios, se despide, sube a su auto y arranca dejándome con una estúpida sonrisa en el rostro. Siento algo por Harriet, algo mucho más allá de la atracción y eso me asusta.

**************
En estos momentos me gustaría ser Aline.

Disculpen la tardanza, e estado muy ocupada con la escula.

Adelanto del siguiente capítulo:

"-No se como sea físicamente, pero deseo profundamente que sea tan sensual, atrayente y cautivadora como su voz -expresa con un suspiro-. ¿Es así doctora Freeman? Me lo tomaré como un si. Por cierto, me encanta su nombre; Harriet".

Estado: enamorada del que dijo eso.

No se hasta cuando vaya a actualizar, aun me falta mucho para terminarlo y estoy muy ocupada con tareas, pero espero que pronto.

Nos vemos en el siguiente capítulo, adiós.

Continue Reading

You'll Also Like

37.8K 2.8K 16
[EN PAUSA POR EL MOMENTO] Un 𝗱𝗶́𝗮 𝗻𝗼𝗿𝗺𝗮𝗹, asistir a la 𝗲𝘀𝗰𝘂𝗲𝗹𝗮, divertirse, hablar con 𝗮𝗺𝗶𝗴𝗼𝘀, hacer planes después de la escue...
139K 4.3K 7
A él no le interesa ocultar que los asesinatos son parte de su Currículum vitae. Él es maniático, posesivo, impulsivo y muy agresivo. Él necesita dom...
33.9K 2.1K 33
[{EN PROCESO}] Evangeline Rootz una adolescente que lucha en contra de sus inseguridades aquellas que la han dejado marcada por parte de su pasado, E...
20.9K 1.9K 12
Todo empezó con ese abrazo. Quiero aclarar que hago esta historia para divertirme, no hay que tomarla enserio, si no les gusta el ship sigan navegand...