Eisherz

By leisydiaz14

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«Él está encerrado en mi sótano y yo estoy condenada a enamorarme de él.» Desde el día en que Madison descubr... More

ADVERTENCIA
PREFACIO
Capítulo 1: Malakai
Capítulo 2: Despertar
Capítulo 3: Extraño
Capítulo 4: Sonrisa
Capítulo 6: Genio
Capítulo 7: Volar
Capítulo 8: Secuestradora
Capítulo 9: Cavernícola
Capítulo 10: Temperatura
Personajes
Capítulo 11: Aren
Capítulo 12: Reloj
Capítulo 13: Importante
Capítulo 14: Corazón
Capítulo 15: Beso
Capítulo 16: ¿Sorpresa?
Capítulo 17: Hermano
Capítulo 18: Proteger
Capítulo 19: Cita
Capítulo 20: Dibujo
Capítulo 21: Betsy
Capítulo 22: Límites
Capítulo 23: Almas
Capítulo 24: Pensamientos
Capítulo 25: Traición
Capítulo 26: Órganos
Capítulo 27: Cuento

Capítulo 5: Hambre

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By leisydiaz14

Estaba tan sorprendida por lo que pasaba que, cuando quise alejarme de él, terminé cayéndome de la cama. Creo que nadie me ganaba en cuanto a nivel de torpeza en momentos de impacto.

Visualicé el rostro de Eisherz sobresalir por el lado de la cama que tenía enfrente, mientras yo me sobaba la cabeza.

—Tengo hambre. —masculló, haciendo un puchero.

¿Es en serio? ¿Acaba de hablar en mi idioma, y esa es una de las primeras palabras que dice?

—Te entiendo... —murmuré, poniéndome en pie y acercándome a él con curiosidad— ¿Por qué te entiendo?

—Hambre. —repitió.

—¿Desde cuándo puedes hablar mi idioma?

—Tengo. Hambre. —insistió, remarcando las palabras.

—Joder, ¡Respóndeme! —espeté.

Él se acomodó nuevamente en la cama, con los brazos cruzados bajo su cabeza y la vista fija en el televisor.

—Qué lástima que con el estómago vacío, no funcione. —replicó hacia mí.— Ay que en awaw iak. Se me va...

—¿Necesitas comer para hablar en mi idioma? —bufé— No pienses que te voy a creer esa estupidez.

— Enab akah ab sabbat, arawaham anuk uknollak ani ayirad nab anay amma.

Creo que no miente, lista.

—Oh mierda. —me levanté de la cama— No vuelvas a hablar en tu idioma, por favor.

—Hambre. —insistió, encogiéndose de hombros.

Puse mala cara, antes de bajar a la cocina para cumplir con su pedido. No lo odio, mentiría si dijera algo como eso, pero me estresa demasiado ahora que sé que puede hablar. ¿Acaso siempre ha podido hacerlo y solo estaba jodiendo conmigo?

No me importa. Al menos ahora ya podía responderme todas las preguntas que tenía para él.

—Qué bueno que estás despierta temprano. —habló mi tío Esteban, cuando puse un pie en la cocina y él se encontraba frente al refrigerador abierto.

—Si, claro. ¡Es un milagro! —ironicé con molestia.

¿Le dijiste a nuestro chico de hielo que se quedara en la habitación y que no saliera? No, ¿verdad? Pues estás jodida si tu tío lo ve.

Mierda.

—Te espero en el coche para ir juntos al juzgado. —declaró, yendo a lavarse las manos al fregadero.

—¿Qué?

—En media hora es la lectura del testamento —añadió— No me digas que ya lo olvidaste también.

Qué pesado, por Dios.

—Lo que digas. —caminé hasta el refri. Saqué la caja de leche y los ingredientes necesarios para preparar dos sándwich de jamón, mi favorito.

De repente, el timbre de la casa comenzó a sonar. Miré a mi tío para que fuese a abrir la puerta él, pero me ignoró y continuó su camino hasta sentarse en el sofá y encender la tele.

—Maldito vago. —dejé los sándwiches a medio hacer, e hice mi recorrido hasta la puerta principal.

—¡Hola! ¡Buenos días! —me saludó una chica de pie al otro lado del umbral de mi puerta principal.

—Hola...

—Me llamo Betsy y soy tu nueva vecina. —exclamó con entusiasmo.

La chica portaba una sonrisa enorme que dejaba entre ver sus perfectos y alineados dientes blancos, mientras sostenía lo que parecía ser un pastel, con ambas manos. Su cabello era realmente largo y negro, y sus ojos estaban rasgados como los de los asiáticos.

—Me mudé a la casa de al lado con mi marido y mi perro Corni. —mis ojos se abrieron un poco demasiado, cuando ella dijo esas palabras. Parecía no tener más de veinte años, y ¿estaba casada?— Sí, ya sé lo que piensas. Pero tengo 26 años y no soy una niña Ja. Todos piensan eso cuando me ven, así que ya me he acostumbrado.

—Lo siento. —añadí sin saber qué decir.

—No lo sientas. —rió y estiró sus brazos hacia mí— Hice esta tarta de queso para vosotros. La verdad, no sé por qué siempre hacen esto en las películas. Pero me pareció interesante hacerlo aunque sea una vez en mi vida.

—Oh. —la agarré, algo incómoda.

No me gustaba mucho relacionarme con otras personas. Mis únicos amigos, si se les puede decir así, eran Landon y Logan. Cuando me tuve que mudar para poder ir a la universidad, la pasé muy mal para entablar amistad con alguien. Con el tiempo me he ido acostumbrando, pero no hace que sea fácil salir de mi zona de confort.

—Si te parece, podríamos quedar un día de estos para platicar. —sugirió— No conozco a nadie de acá, y mi marido trabaja todo el día.

—¡Madison!

Maldita voz sexy...

Giré mi rostro con rapidez, viendo a mi tío en la misma posición que lo había dejado antes. Recorrí cada pedazo de la sala principal buscando la fuente de aquella voz, no obstante, estaba vacía.

Ese había sido él, sin duda alguna.

—Oh. Amiga... —regresé la vista al frente, encontrándome con Betsy mirando hacia arriba. Fruncí el ceño, y di dos pasos hacia delante para seguir su mirada.

—Hambre. —Eisherz se encontraba sentado en la ventana de mi habitación, con los pies hacia afuera y sus ojos grises puestos en nosotras.

—Tú novio está... —murmuró la vecina algo fascinada— muy bien.

No lo mires. Es mío. No lo pienses. Solo yo lo puedo pensar.

Le hice un gesto al chico de hielo para que se volviera para adentro, pero no me hizo caso.

—Perdona. Pero debo entrar. —anuncié, con más brusquedad de la que pretendía.

—No importa. —sonrió— Tienes cosas que hacer, lo entiendo. Igual, si necesitas algo, estoy en la puerta de al lado.

—Gracias. —no quise ser cortante, pero no confiaba en ella y Eisherz me estaba dando problemas. Así que, le cerré la puerta en la cara, para luego regresarme hasta la cocina. Guardé la tarta que Betsy me dio dentro del refrigerador y procedí a terminar los sándwiches.

—¿Quién era? —preguntó mi tío.

—La nueva vecina.

Ya con todo el desayuno listo, me moví escaleras arriba hasta llegar a mi habitación y cerrar la puerta con pestillo.

—Salte de ahí. —alejé a Eisherz de la ventana, y la cerré para luego bajar las cortinas y así evitar que alguien más lo viera.

Volví la mirada hacia él, y lo encontré devorando cada centímetro del sándwich sin parar. Como si no hubiese comido en años.

Bueno, Mad. No sé si recuerdas que este chico ha estado encerrado en tu sótano desde hace más de una década, ¿no?

—¡Hey! —exclamé— ¡Ese es mi sándwich! Y tú ya te comiste uno, déjame ese a mí.

—Con lo hambriento que estoy, te comería hasta a ti.

Tierra, trágame y escúpeme en su boca.

—Voy a fingir que no dijiste eso. —puse los ojos en blanco y le di la espalda para ocultar mi sonrojo.

—¿Por qué lo harías?

—Porque lo que dijiste estaba muy fuera de lugar.

—¿Estaba fuera de lugar decir que te puedo comer si tengo mucha hambre? —señaló pensativo.— No es como si te fuera a matar, solo sería un pedacito...

Oh, amiga. No creo que esté bromeando, ni que lo haya dicho antes con doble sentido.

Regresé la vista hacia él y parpadeé con rapidez al verlo pasar su lengua por el labio inferior. ¿Acaso me comería, realmente?

Y entonces estalló en carcajadas.

—¡Idiota! —gruñí molesta, para luego agarrar la almohada y lanzársela a la cara.

—Tenías que haber visto tu cara. —murmuró entre risas.

—No tiene gracia, idiota. —caminé hacia él, y lo empujé suavemente por el pecho— Llevas años encerrado en mi sótano y no sé quién demonios eres. Podría esperar cualquier cosa.

—Yo tampoco sé quién soy... —masculló en un susurro casi inaudible, el cual yo escuché a la perfección.

—¿Qué dijiste?

—Que no sé quién soy. —declaró, sentándose en la cama.

—Estás de broma nuevamente, ¿verdad? —reí.

—No lo estoy.

—Eisherz, no me puedes decir eso ahora. —mascullé, con la garganta cerrada.— Llevo años tratando de despertarte, pensando que tú tendrías la respuesta de la muerte de mis padres. No puedes decirme eso ahora. No puedes fingir que no sabes nada. No está bien. No es justo conmigo.

—No finjo. —declaró— Lo único que me parece conocido es la forma en la que me llamas.

—¿Eisherz?

—Si. Cuando te escuché mencionarlo anoche, simplemente lo sentí muy familiar. —se encogió de hombros— Me parece que ese es mi verdadero nombre. Eisherz.

Estaba a punto de responder cuando la voz de mi tío desde afuera me interrumpió para que me apurara para ir al juzgado. A regañadientes me preparé para salir de eso de una vez por todas y que me dejara en paz.

—Escúchame, Eisherz. —me acerqué a él, quien estaba recostado sobre la cama con la mirada fija en la tele.— Necesito salir un momento. Por favor, no salgas, no merodees por la casa, no hables con nadie. Solo mantente en lo que estás haciendo y ya.

Asintió sin apartar la mirada de la serie que veía.

—Cuando regrese, terminaremos nuestra conversación. Así que pórtate bien mientras no estoy.

—Como ordenes, Madame. —añadió con voz melódica.

Ya en el juzgado, nos enteramos de que mi tía me había dejado la casa y que a mi tío solo le había dejado sus ahorros. Me regodeé en su cara, al saber que ya podría echarlo de mi hogar y dejarlo de patitas en la calle. Al final cada quién obtiene lo que cosecha.

—Te voy a dar tres días para que desaparezcas de mi vista. —anuncié al regresar a la casa.— Ni un día más.

—Maldita desagradecida. —gruñó.

—Dos días. —rectifiqué— Y si te sigues quejando, no te daré tiempo a recoger nada.

Mi tío entró en casa como alma que lleva el diablo. Su enfado se podía sentir de aquí a cientos de años luz de distancia, y a mí me resultaba demasiado satisfactorio. Por su culpa mi tía pasó por un infierno todos estos años, al tener que aguantar sus borracheras cada que le daba la gana; y, como si fuera poco, tampoco obtuvo el funeral que se merecía por su falta de tacto.

—¡Hey! —chilló una voz cantarina a mis espaldas.

Giré mi rostro, viendo a la persona que se había tardado, demasiado diría yo, en aparecer frente a mi casa.

Logan corría en mi dirección como si fuese un asesino que se había escapado de la prisión de Azkaban. Llevaba un suéter negro con la capucha cubriendo sus hembras de cabello oscuro, las manos metidas en los bolsillos del mismo, postura encorvada y pasos inseguros.

—¿Cuándo pensabas llamarme, M? —cuestionó, usando la forma en la que ambos nos llamamos desde que nos conocemos.

—Emm... ¿nunca? —ironicé.

—Hilarante.

—Nadie te manda a ser tan insistente, L.

—Salí de mi cueva llamada "sentado frente a la computadora en mi cuarto oscuro" solo para verte. —hizo un puchero— Al menos podrías fingir que te importo.

—OMG. Logan dejó su juego por mí. —ironicé con fingida sorpresa— Creo que voy a llorar.

Mi amigo era una un jugador compulsivo. Se pasaba las 24 horas del día frente a su computadora jugando online con otras personas. Desde que estaba en el colegio, se obsesionó. Recuerdo que su mamá me mandaba a buscar a mí, para levantarlo de la silla de su habitación, ya que yo era la única que lograba que se despegara de su juego.

Landon y él, eran dos polos opuestos.

Mientras que a Landon le gustaba lo tradicional: el olor a libros viejos y música clásica; a Logan le iba más el rollo moderno: la tecnología y sus avances.

—Como si nunca lo hubiera hecho. —murmuró, y en cuanto llegó hasta mí, me envolvió en sus brazos.

Olía a espagueti y refresco gaseoso...

—Sé que Landon vino a verte. —añadió, luego de que nos separamos.— ¿Por qué ninguno me contactó?

—Espera, ¿Cómo sabes eso? —pregunté, curiosa. No creía que su hermano se lo hubiese dicho.

—Tengo mis métodos, M. Y te aseguro que no son legales.

—¿Debo asustarme por eso?

—No sé si... —de repente, Logan dejó de hablar y llevó su mirada hacia un lugar dónde ya estaba acostumbrada a encontrar problemas: la ventana de mi habitación.— ¿Eso que estoy viendo es un chico sexy sin camisa, peleando con un perezoso?

—Espera, ¿qué?

Me di la vuelta, encontrándome con la tan confusa imagen de Eisherz agarrando del cuello a Mr. Hugs, quién movía las patitas con la intención de golpearlo.

¿Qué demonios estaba pasando?

❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄

¡Holiss, congeladas!

Enamorada estoy de este Eisherz juguetón 7v7

Perdón por tardarme tanto en actualizar, andaba con lo del concurso, y tuve que estar al 100% con ello. Pero ya regresé.

Ahora es tiempo de las preguntas:

¿Creen que Eisherz siempre ha podido hablar y solo engañaba a Mad?

¿Qué piensan de Logan?

¿Qué les pareció la nueva vecina, Betsy?

¿A alguien más se le hizo tierna la última imagen de nuestro chico peleando con el perezoso?

Os amo con la vida. Me piro vampiro.

XOXO

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