Conociendo lo prohibido ©️ (E...

Door NarcirisFerrerV

549K 32.8K 13.8K

TRILOGÍA HÁBITOS INSACIABLES. (Libro I) Vanessa apenas empieza a separarse de la sobre protección y tabúes d... Meer

Conociendo lo prohibido
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6^
Capítulo^7
Capítulo^8
Capítulo 8/2
Capítulo 9^
Capítulo 10^
Capítulo 11^
Capítulo 12^
Capítulo 13^
Capítulo 14^
Capítulo 15^
Capítuto 16^
Capítulo 17^
Capítulo 18^
Capítulo 19^
Capítulo 20^
Capítulo 21^
Capítulo 22^
Capítulo 23^
Capitulo 24^
Capítulo 25^
Capítulo 26^
Capítulo 27^
Capítulo 28^
Capítulo 29^
Capítulo 30^
Capítulo 31^
Capítulo 32^
Capítulo 33^
Capítulo 34^
Capítulo 35^
Capítulo 36^
Capítulo 37^
Capítulo 38^
Capítulo 39^
Capítulo 40^
Capítulo 41^
Capítulo 42^
Capítulo 43^
Capítulo 44^
Capítulo 45^
Capítulo 46
Capítulo 47^
Capítulo 48^
Capítulo 49^
Capítulo 50^
Capítulo 52^
Capítulo 53^
Capítulo 54^
Capítulo 55^
Capítulo 56 ^
Capítulo 57 ^
Capítulo 58^
Capítulo 59^
Capítulo 60^
Capítulo 61
Capítulo 62^
Capítulo 63^
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 51^

4.2K 283 215
Door NarcirisFerrerV


Pitt

Después de todo la noche promete, incluso cuando aun no tengo respuesta de su parte, a pesar de eso me enfoco en el tiempo restante y en que no haya mayores distracciones mientras reviso los mensajes que afirman todo está bien.

—¿Ya estás listo?—pregunta Lisa aproximándose.

—Lo estoy—muevo mi cabello hacia atrás—Después de todo es un día para celebrar.

—¿Tienes algún obsequio?

Respiro.

—Claro que lo tengo, ella lo merece después de todo.

Veo su brillo y la sonrisa en su rostro.

—¿Qué sucede?—inquiero observándola.

—Me alegra que estemos juntos, además hay mucho de lo que debemos hablar, debo ponerte al día.

—¿Debe ser ahora?—veo el reloj en mi muñeca.

—Lo puedo hacer luego, pero ¿Qué hay de Diana?

—¿Qué sucede con ella? Creí que eso ya estaba cerrado.

—No lo está—se acerca—Está muy lejos de estarlo.

—¿Qué pasó con ella mientras no estuve?

La veo dudar, elevar el mentón y verme fijo.

—Está loca, eso pasó. Dahiana se fue a un hotel y ella insiste en quedarse aquí, permanece encerrada en su habitación y cuando sale es totalmente insoportable.

—Dime algo que no sepa Lisa, Diana me tiene sin cuidado aunque aun debo culminar con ella.

—Te ves muy bien, no puedes negar que somos hermanos.

Bufeo viéndola reír llena de orgullo, lo de la perfección corre por nuestras venas y no hay manera alguna de que lo contradiga.

La tomo del brazo cruzándolo con el mío en cuanto ambos caminamos firmes por la sala donde las luces brillan con intensidad, el ambiente parece ser el indicado para nuestra entrada ante los ojos de quienes nos esperan, es la noche por la que he esperado hace tiempo y por fin ha llegado a mi.

Trataré a mis enemigos con la misma piedad que me han mostrado.

Lo de Derek ya es pasado, no me interesa ese eslabón, ya lo pisé, utilicé como quise y un poco más, él solo era el inicio de todo, cualquier pequeño accidente que pueda sufrir de ahora en adelante me tiene sin cuidado.

Doy pasos llenos de orgullo al ir del brazo de la que me sigue en esta línea de sucesión, la única persona que ante los mismos ojos que me ven era a la única que había considerado como familia.

—Buenas noches—dice Lisa dándole un abrazo a Matilde quien debo decir luce elegante para la fiesta.

—Bienvenidos mis niños—dice ella viéndome como si esperara algo de mi parte.

—Felicidades—digo sin acercarme mientras permanezco de pies viendo lo ordenado del lugar y algunas chicas del servicio más Bean y Felipe.

—¿Buscas a alguien?—inquiere Felipe.

—¿A quién buscaría?—lo veo directo a los ojos.

—Tal vez a tu esposa, ¿Cuéntanos dónde está?

—No sé de que esposa me hablas.

—No empiecen—dice Lisa.

—Lisa tiene razón, este no es su día, no lo arruinen—continúa Bean dentro de un reproche cortésmente disimulado.

—Puedes tomar asiento Pitt, no estamos cobrando por ellos además de que esta es tu casa—espeta Matilde llevándose una sonrisa de mi parte.

—Te equivocas, es la casa de Lisa no mía.

—Ya veo, no lo sabía.

—No me sorprende, hay muchas cosas que no saben pero nada de que preocuparse. ¿Habrá pastel?

Ella sonríe.

—Claro que habrá, que clase de cumple años se celebra sin el.

—Si ya estamos todos podemos empezar.—pide Felipe impaciente haciéndole una señal a las chicas de servicio para que se acerquen.

—Veo muchos regalos.—dice Matilde.

—Yo también traje obsequios, espero disculpes que los hayas olvidado.—hablo de pies viendo la hora en mi reloj de mano— Si no estoy mal llegarán justo ahora.

Meto las manos en mis bolsillos sin mover mi mirada de sus rostros, todos quedan viendo a quienes entran tras mi espalda y yo no me molesto en girar mientras Lisa medio sonríe viéndolos, una satisfactoria sonrisa aparece en mi cara en cuanto veo la confusion que es causada con la llegada del par más impar que puede existir o tal vez no, yo no juzgo.

—Abuela, feliz cumpleaños.

Ella hace una cara extrañada mientras ellos se posicionan junto a mi, cada uno a mis distintos costados mientras se quedan en silencio esperando alguna explicación.

—¿Qué sucede? Espero no sea que no logras reconocerme, según he escuchado soy el vivo rostro de mi madre.

Felipe se inquieta sobre su silla.

—No entiendo a lo se refiere joven, ¿Quién es este Pitt?

—Este como dices tiene nombre.—se defiende él.

Felipe traga lento, él no tarda en saber y reconocer la sangre caliente que se encuentra frente a él, aún así, Matilde parece negarse hacerlo.

—Te presento a uno de los nietos que dejaste abandonados en las calles islandesas y del mundo.

Da un paso adelante.

—Adam Lennox señores, para servirles.

Noah bufea empezando a caminar hacia ellos y es como si el ambiente cambiara totalmente.

—Ninguno de nosotros va bien con ese término, eso no es parte de nuestro vocabulario.

Todos se enfocan en él aunque Noah por si solo se hace notar, Lisa dice que es el más sensato de todos, sin embargo, no me creo nada de eso, he visto sus ojos y sé lo que vive allí.

—Es curioso que seas quien lo dice.—habla Adam.

—Ustedes... —Felipe intenta hablar pero lo detienen.

—Felipe Lennox por fin nos conocemos—habla Noah yendo directo hasta él—Hay muchas cosas que me gustaría preguntar.

—Ponte en la fila—dice Adam—me aguantado por mucho y no tardaré más.

Los que están frente a ellos poseen un hambre igual o más grande que la mía, ambos no conocieron nada de su procedencia hasta que Nini me presentó ante ellos, los dos estaban llenos de preguntas y ya eran casi adolescentes, con caminos elegidos y que no estaban dispuestos a cambiar, yo nunca tuve interés en hacerlos dudar de ellos ni me considere con el derecho de hacerlo.

Vaya cuarteto el que han dejado.

—Aparentemente alguien aún no lo termina de entender—espeto viendo a Matilde no responder—Son tus nietos quienes creías muertos, creí que te daría más alegría el verles, son tu obsequio de cumpleaños.

—Todos compartimos la misma dicha—suelta Adam—Por ejemplo yo he sido muy dichoso de presenciar este día.

—Tus hermanos murieron mucho antes de ver la luz—dice Matilde—es imposible que estos dos sean de mi sangre, Pitt.

—Te equivocas—aclaro—según el acta oficial declarada por Nicol Rodríguez, cuando llegó al lugar del incidente un cuerpo femenino de treinta seis años se encontraba sin vida, luego de realizar el debido procedimiento notó que una caja de pastel cubría su abdomen no dejando notar el embarazo que esta tenía, por otro lado, la verdad es que le avisó con cuidado y prisa a su compañero llevándose el cuerpo de allí hasta un lugar donde poder realizar una cesárea de emergencia, ambos bebés seguían con vida, siete meses cada uno de ellos, uno de pelo rubio, como mi madre, y otro de pelo castaño como Maison.

—Eso es imposible—se exalta—Yo lo hubiera sabido de ser así.

—¿Entonces a cuantos debo de agradecer que no sea el caso?—me le adelanto—la mujer que llevó acabo la cirugía se encargó de que nadie supiera lo que había pasado y se hizo cargo de ambos niños hasta que salieran de todo riesgo, por suerte aquella misma mujer conocía el rostro de la muerta sobre su camilla y sabía muy bien que si entregaba aquellos niños habría sido lo mismo que dejarlos permanecer en sus bolsas, lo que me pregunto es porqué, porqué tendría dudas de entregar  aquellos recién nacidos a su familia correspondiente.

—Ya va siendo hora de que te calles—reclama Felipe—Eso no puede estar pasando—no deja de ver a Adam quién sin duda al igual que Lisa son copias vivas de Laura.

—Estamos aquí, eso es suficiente prueba de quienes somos, allá ustedes si lo aceptan o no—dice Adam viendo al hombre que lo detalla.

—La razón de mi presencia no es reconocimiento, aprecio ni menos o más, hace tiempo quería hacerlo y las circunstancias presentes son perfectas.—se explica Noah—¿Y es que qué mejor que una fiesta de cumpleaños?

—Si no estoy mal su sueño es ser presidente así que no le hagan mucho caso.

Noah le regala una mirada a Adam quién parece no respetar a nadie.

—Ambos son unos niños—Felipe habla más que nadie en la sala—Son unos niños y...

—A quién le importa la edad—sigue Adam—eso no me ha sido de problema para hacerme de una...

—No empieces con eso frente a mi—reclama Noah con eso de su supuesto deber como oficial de la justicia.

—Todos sabemos que aquí nadie es correcto—Adam lo ignora—Por ejemplo, aquí tenemos a los sicarios de toda una familia en una sola noche, arréstalos por eso.

Se burla.

—Aunque te advierto que tengo otros planes.—su tono cambia.

—¿Pitt qué clase de broma es esta?—investiga Matilde—Entiendo que estés loco pero esto supera hasta tus propios limites.

—Son mis hermanos menores y también tus nietos, los últimos hijos de tu hijo mayor Maison con mi madre Laura.—Lisa se deja notar.

—¿Cómo es posible? —pregunta Bean—Todo este tiempo pensé que no habían nacido.

—Pitt ya lo dijo.

Noah se mueve junto a Lisa.

—Creí que sería más emocionante pero creo que a la anciana ya le bate la yuca.—suelta Adam.

—Si lo que dicen es cierto a la persona que le hablas es tu abuela, así que muestra respeto muchacho.—exige Bean al lado de su padre.

—Muéstrame tu culo arrugado y lo haré.

—Adam.—habla Lisa y el encoge de hombros mientras yo solo observo la situación y disfruto del drama.

—¡Todos son iguales, del mayor al más pequeño, todos dejan claro que son hijos de esa zorra barata que engatusó a mi hijo y lo hizo comerte las estupideces que hizo, por eso está muerto!—se expresa Matilde.

Adam ríe bajo llegando hasta ella, se pone en cuclillas y queda viéndola, toma su mano, gira a verme y regresa su mirada a Matilde.

Noah lo observa en silencio, Lisa no mueve ni un músculo y Felipe no ha vuelto a decir nada.

—Laura, su nombre era Laura—recalca Adam en un tono bajo y serio con su mano descansando sobre la pierna de Matilde entrelazada a la suya— Y ten mucho cuidado, yo no me crié contigo, solo eres una desconocida que comparte mi sangre y si tengo que aplastarte lo haré sin dudarlo—se pone de pies dejando un beso sobre su mano—Es un gusto querida abuela, ansiaba mucho el conocerte.

Matilde queda viéndolo y se enfoca en si el otro de sus nietos dirá algo, pero Noah solo analiza lo que sucede, sonríe y se aparta.

—Ya nos veremos luego—dice el castaño antes de desaparecer.

—Bueno—Adam une sus manos en un aplauso— Ha sido muy bueno para la primera impresión, ¿Cuál será mi habitación?

Me rio para mis adentros, es obvio que solo lo hace por molestar, por mi que se quede donde quiera, yo me enfoco en Felipe y él parece hacerlo en Matilde, es cierto que ya es mayor pero eso no quita ni borra sus pecados.

—¿De verdad son los hijos de Laura?—inquiere Felipe llevándose nuestras miradas.

—¿De verdad eres mi familiar? —pregunta Adam con ironía— Que decepción.

Solo lo provoca y me gusta el que sea directo.

—Si es así deberían tener unos veinte dos años.—continua Felipe conmocionado, al parecer esto ha logrado más impresión en él que cualquier otro.—¿Dónde habían estado? ¿Por qué no se presentaron antes?

—No me gusta el frío—dice Adam—Y como aquí no desaparece el calor.

—Lisa te lo encargo, tengo algunas cosas hacer—informo notando que por ahora ya no tengo nada más que hacer aquí, mi mensaje acaba de ser entregado y lo que venga de ahora en adelante no es solo decisión de uno.

—¡Pitt!

Me detengo girando a verla.

—Tenemos que hablar.

—Te escucho.

—A solas.—su rostro está en total seriedad, una que no recuerdo haber visto antes, incluso el color en su rostro es distinto al que tenía cuando entré y eso no me molesta.

—Acabo de llegar y ya empiezan los secretos familiares—Adam se queja—Bueno, de todos modos no me interesa.

—Ven conmigo, te mostraré la casa—Lisa sonríe, el semblante en su rostro ha cambiado totalmente y parece enfocada, por otro lado, Adam es impredecible, sé que no le interesa lo que hago pero nuestro desquite va en común por lo que espero no haga una estupidez.

—Espera—me pide Felipe,—¿Podemos hablar?

Adam me ve y yo a Felipe, estoy confundido, entiendo la sorpresa pero su reacción es más tensa que la de Matilde quien creí estaría dando saltos para atrás.

—No tengo tiempo para discutir ahora.

—No quiero discutir, quiero hablar.

—¿Sobre?

—Ellos—no ve a Adam si no que se fija en mi—Tus hermanos, cuéntame todo, cómo es posible.

—Yo lo haré—pide Adam—Así puedo familiarizarme ya que a Noah no le interesa alguno de los dos debe dar la cara.

Lisa me ve pidiéndome que lo deje, noto a Matilde quien no le mueve los ojos de encima y camino sin decir más nada, ahora debo poner mucho en marcha, todavía debo deshacerme de algunos y saber quien molesta a Vanessa.

Porqué diablos tuvo que haber un incidente de esos justo ahora, necesito estar enfocado y su estado me molesta, no sé como darle algo de paz mientras yo ya he dejado las batallas y me introduzco a la gerra.

—Aun la fiesta no termina—escucho que dicen a mi espalda cuando vuelvo a girar.

—¿Había una fiesta?—me doy la vuelta al preguntar viéndola—A mi no me lo pareció.

Ella me sonríe llena de altanería mientras le hace una señal a una de las chicas de servicio quien se acerca con algunas copas de champagne.

La ignoro y salgo por el auto, entro en el con la intención de partir, Noah no dijo ni hizo mucho, todo lo contrario se mantuvo bajo perfil, contaba con que Adam hiciera de las suyas y no me decepciono, ahora Lisa podrá quitarse un poco de ese peso que lleva, sé que le hará bien compartir con sus hermanos menores sin dejar de lado lo demás, necesitaba un escape y espero este pueda ser uno, arranco el auto viéndome obligado a frenar de repente cuando lo veo posicionarme en medio del camino, bajo el cristal mientras se acerca por un costado como si nada.

—Antes de irte—me habla Adam—No sé si esto vaya hacer de alguna ayuda pero hay algo que debo contarte, es acerca de tu novia.

Giro a verlo.

—¿Vanessa es su nombre?

—¿Qué quieres Adam?

—Creí que te gustaría saber quién es el culpable del desastre que te dejaron.

Pongo atención en lo que dice, no sé qué sabe pero necesito algo ya que Brad no dice nada.

—¿Quién?

—Solo quiero saber algo antes de contarte, ¿Qué harás con el culpable?

—Lo sabrás cuando lo encuentre.

—¿Sin importa quién sea o porque lo hizo? ¿Si quiera has pensado en las razones?

—Adam.

—Unos amigos míos tienen a un sujeto, puedo presentártelo y que él mismo te lo cuente.

—¿De quién hablas? Ya deja los rodeos y si sabes quien ha sido solo dilo.

—Lo mejor será que tú lo escuches.

Aprieto el volante cuando la inquietud empieza a comerme.

—¿Dónde lo tienes?

—También está ese sujeto, Brad, llámalo y pídele que deje de buscar, no encontrara nada.

—Veo que sabes mucho, has estado ocupado.

—Siempre lo estamos.

Busco mi teléfono y hago la llamada correspondiente, Adam entra al auto y parto con él hasta donde sea que indica, la mano me come en ansiedad, algo en todo esto no me cuadra, mi mayor distracción esta a solas y eso no me gusta, debo volver y saber que está bien.

Brad queda en llegar lo más pronto al lugar de la ubicación que le envío, él es uno de los mayores interesados en esto mientras yo quiero saber quien es el perro que me ha tenido de cabezas todos estos días dando vueltas sin ninguna noticia mientras Adam aparece con ella en manos y me la ofrece como si nada.



Detallo el lugar donde me encuentro, dos sujetos se localizan en la entrada mientras camino por un pasillo con una sola bombilla, no es la primera vez que estoy en esta clase de lugares por lo que no me sorprendo, en Islandia me vi forzado a conocer el mundo y cómo se mueve, las perversidades que pueda ver aquí no lograrían sacarme de foco.

—Es este—dice Adam dejándome frente a un sujeto amarrado de manos y lanzado sobre el suelo, no logro ver su cara pero es bastante obvio que alguien ha estado jugando con él.

Le doy una pequeña mirada a el menor de nosotros parado a mi lado quién se encoge de hombros.

—Solo le di una pequeña bienvenida.

—¿Quién es?

Niega con la cabeza.

Me le acerco ignorando el hedor a sangre y lo poco higiénico del lugar.

—¿Cuánto tiempo ha estado así?

—Tal vez unos días, tal vez semanas o tal vez solo unas horas.

Escucho girando su cuerpo, su rostro está alterado por los golpes que ha recibido pero aun así no es nadie que haya viso antes, abre los ojos y me ve pero no parece sorprenderse.

—¿Me conoces?—inquiero sacando un pequeño pañuelo de mi bolsillo—Al parecer unos bandidos te han atacado—limpio la sangre de su rostro pero aun así es la primera vez que lo veo—Solo tengo una pregunta para ti, después de eso mi amigo quizás tenga otras y lo que te suceda es decisión suya.

Tomo aire con calma.

—¿Por qué molestas a mi mujer?

Ve a Adam quien permanece detrás de mi.

—Parece tenerte miedo—digo viéndolo—Pero deberías temerme mucho más a mi.

Se  ríe.

—Tú no eres nadie Lennox—habla él con esfuerzo—Pueden golpearme todo lo que quieran, no les diré nada, no importa quien se pare frente a mi, no traiciono como lo hacen ustedes.

Analizo lo que sale de su boca y me pongo de pies.

—¿Cómo supiste de él?—pregunto.

—Pura casualidad.

—Sabes que no creeré en esa respuesta.

—¿Dijiste que somos familia cierto? Entonces tómalo como una bienvenida.

—Adam.

—Ya te lo he dicho, solo hice un favor y por lo demás no me responsabilizo, solo protejo a mi familia y tú no eres el único integrante en ella.

—Si te entiendo bien solo podrías hablar de una persona.

Guarda silencio.

—¿Qué hay de Noah, sabe algo de esto?

Bufea.

—Si fuera así ninguno de nosotros estaría aquí.

—Ok.

—¿Qué harás con él?

—Brad es quien necesita un desahogo, y si es como dices respeto al tiempo entonces tiene un jefe, y ese es al que quiero.

Abandono el lugar partiendo hacia ella, no hay manera en que le pueda decir que tengo al culpable de su llanto cuando aun no se quien más está en esto, Adam lo dejo claro y sé que no me lo dirá.

Más problemas que no dejan de sumarse.



Entro viendo los muebles que han traído, no los ha tocado ni organizado nada, la busco por la casa, primero en su lugar preferido del lugar y luego en la segunda planta donde la encuentro estar en la habitación principal sobre una escalera de espaldas intentando hacer unos agujeros para los que supongo son los horribles palos de cortina que hay sobre el suelo.

Me aproximo despacio observando el desorden que hay en toda la habitación, sabanas, cortinas, su ropa y fundas de almohadas.

No nota que estoy y sacudo un poco la escalera haciéndola soltar el pequeño taladro que lleva en manos y regañarme por ello.

—Creí que necesitabas ayuda.

—¡Eres un idiota!—baja de prisa y la observo venir a mi.—Que hubiera pasado de haber perdido el equilibrio y caído.

—Te hubiese atrapado.—le regalo una sonrisa tomándola de la cintura hacia mi.

—Te ves elegante, ¿Dónde estabas?

—¿Eres de esas mujeres tóxicas que les piden fotografías a sus parejas para ver dónde están?

—No—sus manos se colocan sobre mi pecho—Soy de las que te aparece de la nada en medio de una fiesta y te envía tragos a la mesa, creí que te había quedado claro en Islandia.

—¿Sabes que puedes contratar gente para que haga esto?

—Quiero hacerlo.

—La casa es muy grande.

—Tienes razón, deberíamos invitar a alguien más a vivir con nosotros.

—¿Qué?

—Solo digo.

—No.—muevo su cabello tras la oreja que lleva casi totalmente perforada—Hay algo importante que debo contarte—me ve un poco—Lisa no es la única hermana que tengo, hay dos más—frunce el ceño—Solo no quería que lo supieras de otra forma cuando me tienes aquí contigo.

—No entiendo, ¿Te acabas de enterar? ¿Dónde habían estado?

—Es una larga historia y son un dolor de cabeza pero son familia, tal vez esto, sea lo que sea es lo que necesiten— su mano se posa sobre mi cabeza.

—¿Y tú que necesitas?

Veo sus senos por un instante y carraspeo.

—¿Dónde dormiré esta noche?

—Antes de eso hay algo que deseaba preguntarte, es sobre las muñecas, ¿Te molestaría que las...

—Puedes hacer lo que quieras.

Me sonríe.

—¿Y qué hay de Brad?

—La próxima vez que lo veas estará mejor, al igual que tú cuando veas esos alambres envueltos.

—¡Pitt!

—¿No habían otras cortinas?—la distraigo moviéndome por el lugar tomándo todas las telas y lanzándolas hasta el primer piso.

—No están tan feas.

No digo nada.

—Si te vieras como yo te veo en estos momentos no creerías que realmente eres tú.

—No sé de que hablas.

—Siendo un amo de casa.

Suelto todo lo que llevo colándome las manos sobre la cintura, ella tiene razón, últimamente solo actúo por impulso sin detenerme a pensar en lo que hago y hasta yo me confundo.

La escucho reír con naturalidad y de alguna forma caprichosa eso me llena al saber que lo hace con el alma y no es una de esas sonrisas falsas que ha estado mostrándome los últimos días.

—Sigo siendo el mismo Pitt que conoces Vanessa.

—Claro que lo eres, solo que con un poquito de color.

—Que tu veas otro lado de mi que los demás nunca harán no significa que mi mundo sea diferente.

—¿Y qué hay del incidente? ¿Alguna noticia nueva?

No es la primera vez en el día que me pregunta eso.

—No he sabido nada, en cuanto lo tenga lo sabrás.

Parece disgustarse y empezar a recoger todo lo que hay sobre la cama, me acerco por detrás colando mi cabeza por su cuello.

—Si quieres usar de las feas no hay problema, pongámoslas todas hasta que el sol las desgate.

—Como usted diga señor amo de casa.

La muerdo y se queja empujando lejos de ella.

—No me alejes doncella.—advierto viéndola—Tú querías esto ahora no te quejes.

—De quererlo, quererlo...

—Vanessa.

—¿Si señor?

—No me llames así.

—Ven.

—Hazlo tú.

Me río empezando a retirarme el saco que llevo puesto, continúo con los zapatos quedando en la misma condición que ella y sintiendo lo frío del suelo, no entiendo cual es su problema y costumbre de estar siempre descalza, prosigo con la camisa y ella me ve.

—Ven a mi.

—No.

—¿Entonces voy por ti?

Se encoge de hombros y empieza a dar pasos hacia atrás chocando con la pared en la cual se queda firme viéndome, eso provoca algo en mi que intento calmar y respetar su tiempo de luto sin exigirle nada de lo que tanto deseo, hace tiempo que no sucede y eso hace rato que me hace ruido.

—¿Qué se supone que hacen las parejas cuando viven solos?—pregunto caminando hasta la puerta.

—No lo sé, es mi primera vez.

—Que bueno que lo confirmas.

Bufea y giro a verla seguirme por el pasillo.

—¿Qué?—inquiero deteniéndome—¿He dicho algo gracioso?

—Es solo que recordé la primera vez que compartí habitación con Missael.

—Pareces estar orgullosa de eso, ¿Algo más que deba saber sobre Sandoval?

—No por ahora.

—¿Cómo?

—Tengo hambre.

—Vanessa.

—No me interesa saber sobre tu primera vez con Diana.—habla bajando las escaleras y me pregunto cuando será el día que dejaré de escuchar ese nombre en todas las esquinas que doy la vuelta—Es un perra.

La sigo a través de las cajas por toda la sala hasta tomar su mano, hay mucho de lo que le hablé durante nuestro viaje a Italia como también hay mucho que me he reservado.

—¿Estás celosa?

Me suelta.

—Cuando esté celosa es porque acepto que esa persona tiene potencial para ser mi rival, y principalmente tu atención.

—Estoy de acuerdo con eso.

—¿De acuerdo con qué exactamente señor Lennox?

—Con que no tienes rival.

—Lo pensaste, te vi, lo hiciste.

—Estoy cansado, iré a descansar.

—Contestando tu pregunta—habla cuando finjo tener intención de partir hacia no sé donde cuando todo el lugar está ocupado—Así es como se vive en pareja.

—Me gusta.

—Claro que te gusta.

La acerco lo más posible a mi escondiendo mi cabeza por su cuello, siempre disfruto de ese aroma único que posee y me pertenece.

—¿Tienes algún secreto que contarme?—pregunto sobre su piel dejándole pequeños besos alrededor.

—Contigo es imposible tenerlos.

—¿O sea que no hay nada que quieras decirme?

—¿Hay algo que tú quieras decirme?

Continúo con los besos en su cuello logrando meter mis manos bajo su blusa.

—Pitt.

—¿No planeas decirme cuanta agua de pantis me has dado hasta ahora?

—¿¡Que!?—se burla como una niña haciéndome verla— ¿Qué yo qué?

—Sabes lo que has hecho.

—No he hecho nada.

—La has estado ligando con el café que me llevas a la oficina.

—Estás loco Pitt Lennox, bien loco—continúa riendo en cuanto la cargo y enreda sus piernas sobre mi cadera.

—Eres hermosa cuando sonríes, así es como deseo verte, reanimas a más de uno cuando lo haces  incluyéndome a mi.

—Estás en primera fila.

—Soy el único en la fila.

—¿Y qué hay del resto? Estoy segura que habían unos cuantos más.

—De un momento a otro todos desaparecieron al verme, supongo que tengo suerte.

—Y supongo que sus familiares nunca más volvieron a saber de ellos.

Su frente me alcanza mientras habla y descansa sobre la mía, siento una familiar nostalgia la cual me lleva a los recuerdos de mi niñez y me hace ver alguna imagen de Maison y Laura cuando hacían de las suyas y no dejaban de mostrar lo fuerte que era su conexión.

—Así es como quiero que sea.

—¿Qué?—pregunto.

—Nuestra vida de pareja.




Ga verder met lezen

Dit interesseert je vast

2.1M 230K 61
¿Cuál es el trabajo de tu sueños? ¿El qué te paga un sueldo con el que jamás habías soñado? ¿O en el qué tienes un jefe ardiente como el infierno? ¿Y...
LEGADO Door Alessi

Tienerfictie

145K 6.7K 45
Dos familias llenas de poder y riqueza Dos familias que siempre estuvieron en contra Y dos herederos que no saben perder Alexandra Pemberton nunca h...
1.3M 207K 53
La vida de Mariajo es tan anodina, que incluso aburre a los aburridos. Sin embargo, la visita de un hombre impresionante a su farmacia, en la que ell...
1.5M 108K 82
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...