Los Guardianes del Edén-[Cons...

Por MaoriSolem

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Eliak es un muchacho proveniente del planeta Letharnus. Bajo él reside la constelación de Orión; misma que le... Mais

A D V E R T E N C I A
꙳ ﹡P E R S ☪ N A J E S ꙳ ﹡
Introducción
Capítulo 1 Eliak
Capítulo 2 Alarysh
Capítulo 3 Verdad y Mentira
Capítulo 4 Cyberiex
Capítulo 5 Idrah
Capítulo 6 2BK
Capítulo 7 lucha por tu libertad
Capítulo 8 Trato con Orión
Capítulo 9 Egoísmo
Capítulo 10 Habitación
Capítulo 11 Ceremonia de recolección
Capítulo 12 Recolectores
Capítulo 13 Despedida
Capítulo 14 Bosque Zempoala
Capítulo 15 Zumbleria
Capítulo 16 Coliseo de Tregua Parte 1
Capítulo 16 Coliseo de Tregua parte 2
Capítulo 17 Acuerdo y falsa tregua
Capítulo 18 Escape
Capítulo 19 Alianzas
Capítulo 20 Conveniencia-Desconfianza
Capítulo 21 Ideología sangrienta
Capítulo 22 Armonía frustrada
Capítulo 23 Confianza
Capítulo 24 Cueva
Capítulo 25 Guardianes.
Capítulo 26 Propósito.
Capítulo 27 Puerta
Capítulo 28 Meteora
Capítulo 30 responsabilidad
Capítulo 31 Área individual
Capítulo 32 Escombros y palabras hirientes
Capítulo 33 Exigencia-Compañerismo
Capítulo 34 Aislar
Capítulo 35 El despertar del marginado
Capítulo 36 La melodía del perdón
Capítulo 37 Fantasmas del pasado
Capítulo 38 Juicio de Lágrimas
ESPECIAL: Capítulo 39 La fragilidad de la felicidad
Capítulo 40 La piedad de la verdad
Capítulo 41 El protector del mapa
Capítulo 42 Cicatrices - Parte I
Capítulo 42 Cicatrices - Parte II
Capítulo 43 Atisbos de valoración
Capítulo 44 Orgullosa felicidad
Capítulo 45 Supera tus limites
Capítulo 46 Salto de valentía
Capítulo 47 El alma del Meteora
Capítulo 48 El ultimo día
FELIZ AÑO NUEVO ✨
Capítulo 49 El último adiós
Capítulo 50 Inesperado golpe al corazón
Capítulo 51 La tristeza de Orión
Capítulo 52 Lo que alguna vez pisaron tus pies
Capítulo 53 Bajo los ojos de la amenaza
Capítulo 54 Una inesperada visita
Capítulo 55 La decadencia de Orión
Capítulo 56 La melodía de un rasgado corazón
Capítulo 57 La belleza en el vacío de tus ojos
Capítulo 58 Desasosiego
Capítulo 59 Enfrentando la tormenta
Capítulo 60 Bienvenido al burdel de los suplicios
Capítulo 61 El monarca de hierro
Capítulo 62 La fina grieta de la venganza
Capítulo 63 La ira de Orión
Capítulo 64 Adictiva consecuencia - p1
Capítulo 64 Adictiva consecuencia p2
Capítulo 65 Lo que quiero forjar
Capítulo 66 Somos polvo de estrellas
Capítulo 67 Levius
Capítulo 67 La cegadora verdad
Epílogo

Capítulo 29 Rol

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Por MaoriSolem


Cuando salieron del Meteora les costó bastante convencer a Ezruan de abandonar el lugar. Pues el muchacho se mantenía insistente con conocer la cabina de pilotaje o adentrarse en las zonas de descanso y demás habitaciones que parecía tener el navío. Gavedian se vio en la obligación de tener que darle una orden para que abandonara la ida de explorar el Meteora. El muchacho, sin tener otra opción más que seguir a su líder, agachó la cabeza y accedió a caminar junto a los demás en dirección a la ciudadela.

Al momento de llegar a la ciudadela se encontraron con Kioga sentado sobre una pequeña banca de madera que reposaba debajo de un enorme roble, cerca del área de bebederos. El anciano estaba con los ojos cerrados y sus manos cubiertas de manchas y arrugas por la vejez puestas sobre sus rodillas, aparentaba estar meditando o estar concentrado en alguna actividad espiritual.

El anciano entreabrió los ojos cuando escuchó las voces de los portadores acercarse a él. Se levantó lentamente limpiando el polvo de su túnica y colocó sus manos detrás de su espalda.

—Sí que se tomaron un gran tiempo, díganme, ¿encontraron la manera de encender el Meteora? —Preguntó apacible. Alarysh y Eliak se volvieron hacia Dratchem con cara de superioridad en sus rostros.

—Te lo dije—Le susurró Alarysh a Dratchem.

—Dijimos—Corrigió Eliak.

—Sí, sí como tú digas, "dijimos"

—No empiecen...—Advirtió Gavedian, luego se volvió hacia Kioga—Digamos que tenemos otra pista de cómo hacerlo pero tuvimos que parar antes de averiguarlo con exactitud—El hombre alzó sus manos demostrando la pequeña herida de quemadura sobre la palma de sus manos. Kioga alzó las cejas y soltó una pequeña risa.

—Si...Noté que tampoco llevaban puestos los guantes que se supone estaban dentro del buro de sus recamaras...Pero me pareció interesante no advertirles ese detalle.

— ¡Oiga, eso fue cruel! —Expresó Chiara sobándose sus manos. Kioga se rió al instante y compuso un rostro de pena.

—Lo siento, admito que quizá fui un poco inapropiado, pero pensé que ustedes también debían de pasar por lo mismo que nosotros en su momento. Al menos ustedes fueron más listos que nosotros y se apartaron a tiempo antes de quemarse las manos por completo—Admitió con nostalgia en sus palabras.

— ¿Entonces debemos llevar guantes de forma obligatoria?—Preguntó Ezruan.

—No necesariamente, nadie los obliga a hacerlo.

—Menos mal, desde que tengo memoria uso esas cosas y estoy harto de ver mis manos cubiertas de tela negra ¡Me gustan mis manos! y ahora que no tengo necesidad de cubrirlas me parece molesto tener que hacerlo—Se quejó Eliak.

—Si...A mi también me incomoda usarlos—Confesó Ezruan.

— ¿Tipo de incomodidades Lethanies? —Preguntó Alarysh con aire de burla.

—No es por incomodidad, es que suelo mutar mis manos para atacar y es molesto tener guantes sobre ellas cuando hago eso.

—Ya veo...

—Me alegra que hagas mención de tu habilidad Andrómeda, porque eso es precisamente lo primero que trabajaremos, me temo que es en lo único que puedo instruirlos de forma acertada, de ustedes depende el entrenamiento físico y fortalecimiento de equipo—El anciano se giró hacia Eliak—¿Orión, recuerdas la pregunta que me hiciste en la cueva?

Eliak se quedó unos segundos pensativo, paseo la mirada hacia arriba como si tratara de recordar algo pero en estos momentos no era bueno con la memoria.

—Ciertamente, recuerdo haberle hecho más de una pregunta, señor—Kioga se rio comenzando a pasar la yema de sus dedos sobre las hebras de cabello blanco de su barba.

—Cierto, pero hubo una en especial que te dije que respondería en su momento.

Eliak hizo una expresión de haberlo recordado.

— ¡Oh si, sobre la habilidad destructiva y eso! —Kioga asintió y después observó al resto.

—Sus habilidades tienen funciones que cumplen con ciertos roles dentro del equipo, por ejemplo; Aldebarán—Se apuntó así mismo y luego a Gavedian—Nuestra habilidad es de contraataque junto a la de Andrómeda y Casiopea. Las habilidades de estas constelaciones cumplen principalmente con ese rol.

Gavedian miró a Ezruan y Dratchem para después sonreírles, ambos muchachos le correspondieron a la mirada mientras expresaban sorpresa sobre sus rostros.

Kioga se giró hacia Alarysh y Chiara.

—Cygnus y Canis, las habilidades de sus constelaciones cumplen el rol de defensa, aunque sí puedo ser honesto, Cygnus es la única constelación que puede cumplir dos roles: Contraataque y defensa.

— ¿Oyeron eso? mi constelación es genial—Dijo Alarysh con arrogancia en sus palabras. Kioga le sonrió soltando unas cuantas risas.

—Eres un poco más animado que el antiguo Cygnus, eso es bueno—Luego se giró hacia Eliak y Xerakh.

—Por ultimo las habilidades de Lyra y Orión son destructivas, es decir, de ataque.

Eliak miró a Xerakh y caminó junto a él para después volverse hacia Alarysh.

—Oíste eso Alarysh, nosotros somos más geniales—Lo imitó Eliak esgrimiendo una sonrisa victoriosa.

—Destructivos...Lo que quiere decir, muchas desventajas—Corrigió Xerakh a Eliak.

—Xerakh...No ayudas.

—No es mi intención ayudarte, si no corregirte.

Eliak resopló con cansancio.

Dratchem soltó una risotada sarcástica que fue callada de inmediato por él mismo, dejándoles en claro que estaba burlándose de ambos.

— ¡¿Cómo carajos quiere usted que me crea que las habilidades de hacerse invisible y mover cositas a tu alrededor, sean destructivas?!

—Las habilidades de Lyra y Orión funcionan un poco diferente al resto, sobre todo la de Lyra, quien tiene la constelación más destructiva. Pero precisamente cómo Lyra lo acaba de mencionar, el tener una constelación con demasiado poder significa muchas desventajas también—La mirada de Kioga se intensificó—La habilidad de Lyra en realidad consiste en desintegrar materia y Orión en manipularla junto a la energía a su alrededor. Cada constelación tiene su habilidad primaria y secundaria, en estos momentos Lyra se ve obligado a usar su habilidad secundaria por que usar su habilidad primaria ocasionaría una destrucción enorme en su entorno.

Todos miraron a Xerakh consternados.

—Aguarde... ¿Habilidad secundaria? —Preguntó Gavedian.

—Es algo que ustedes deben descubrir solos, lo lamento—Los portadores lo miraron con desanimo.

—Qué raro...—Mencionó Alarysh—El líder siempre debe tener la habilidad más fuerte, así es siempre en todas las películas de acción.

Kioga se rio.

—Tener la constelación más destructiva no significa que sean los más fuertes—Miró hacia Eliak— ¿Escuchaste, Orión?

Eliak asintió agachando la mirada.

—De hecho, Orión es la única constelación sin poseer una habilidad secundaria.

Dratchem soltó una risotada satisfactoria, había comenzado a molestar a Eliak con palabras desalentadoras hacia él. El rubio peló los ojos mirando hacia otro lado tratando de evitar contacto con los demás.

—Por lo que veo, Lyra es el único de ustedes en descubrir su habilidad secundaria...

—No—Intervino Chiara—Canis también, uso los campos de fuerza y mi habilidad de entendimiento también.

—Excelente, Canis.

—Creo que yo también ya la eh descubierto...—Era Alarysh quien hablaba—Además de mis alas me di cuenta que sanaba muy rápido, literalmente una herida en mi cuerpo no tardaba más que dos o tres minutos para comenzar a cicatrizar.

Kioga le sonrió asintiendo con la cabeza y acariciando su barba.

—Así es Cygnus, esa es tu habilidad secundaria.

— ¡Es genial! —Expresó con emoción pensando en lo irónico de su situación, de haber estado aun en su planeta, dentro de su sector, para ellos sería una especie radiactiva y sería ejecutado o enviado a investigación. Y saber que en realidad era un chico con poderes fantásticos dentro de él y que el universo estaba en sus manos, sin duda alguna era aterrador y emocionante a la vez.

—A todos los demás, me parece que tendrán que esperar y descubrirlo conforme su misión avance, excepto Orión.

— ¡Si gracias ya quedó claro que yo no tengo habilidad secundaria! —Kioga se rio nuevamente disculpándose con Eliak.

—Por el momento, me gustaría observar su desempeño con su habilidad, ver hasta donde son capaces y que tan bien controlan su constelación—Se giró hacia Gavedian—Aldebarán, comenzaré contigo, sígueme al círculo de piedra.

El hombre asintió a la indicación, debía admitir que se encontraba un poco inseguro, pues nunca antes había tenido que demostrarle algo a alguien sobre su habilidad, no desde sus doce años o desde su periodo de experimentación dentro de la cúpula. Gavedian tragó en seco colocando sus pies sobre el suelo adoquinado. Se quedó un momento quieto pensando en las expectativas altas que podría tener su antecesor y levantó la cabeza con decisión.

—De acuerdo, futuro líder, demuéstrame ¿Cuántos portales puedes abrir?

Gavedian asintió, alzó sus manos colocándolas hacia enfrente de su cuerpo, cerró los ojos y bajó sus dedos meñique y anular y con sus tres dedos restantes comenzó a formar movimientos circulares con sus manos entrelazando algunas acciones. Al instante una luz azulada inundó el sitio abriendo los portales de golpe frente a Gavedian.

—Puedes abrir dos portales al mismo tiempo ¿Cuántos de forma continua?

Gavedian abrió los ojos para posar su mirada sobre Kioga, luego realizó otro movimiento abriendo y cerrando cinco portales de forma simultánea.

—De acuerdo, cinco portales de forma continua entonces... ¿Necesitas descansar o puedo pedirte una última cosa?

—Creo que necesito descansar mínimo seis minutos, señor.

Kioga asintió otorgándole a Gavedian sus solicitados seis minutos.

—Mientras esperamos, me gustaría discutir acerca de lo que ya me has mostrado.

Gavedian asintió tratando de recuperar las energías que esos movimientos le habían quitado, los demás portadores se limitaron a sólo observar desde sus respectivos lugares.

—Primeramente, me gustaría felicitarte por la habilidad de abrir los portales de forma tan veloz, ese es un buen punto. Sin embargo, la cantidad de portales que puedes abrir al mismo tiempo es muy poca, sólo dos son suficientes para que escapes tú y el resto del equipo, no obstante, en algún momento dos no bastara para salvar a personas inocentes que puedan verse involucradas en algún escenario de batalla.

—Ya veo...

—La cantidad de portales que puedes abrir a la vez deberán ser de cuatro concluyendo tu entrenamiento, ahora, la cantidad de portales que abres de forma continua es un buen número, me di cuenta que algunos se cierran cuando pasa una cierta cantidad de tiempo, llegué a contar diez tics, es un buen tiempo.

Gavedian asintió acatando la información.

—Ahora me interesa ver ¿Qué tan grande puedes hacer un portal?

—Lo suficiente para que quepa mi navío—Contestó Ezruan en voz baja pero para su sorpresa, Kioga logró escucharlo.

—Interesante dato...

—Creo que puedo hacerlo un poco más grande—Opinó Gavedian un tanto dudoso.

—Demuéstralo entonces.

Los portadores observaron a Gavedian con detenimiento, esperando a que el hombre procediera a realizar su acción. Gavedian juntó ambos parpados tratando de encontrar la concentración necesaria, volvió a alzar sus brazos frente a él colocando sus manos en la misma posición, se movió un poco lejos de Kioga para apuntar el portal hacia otro lado y comenzó a realizar sus movimientos circulares y cruzados, golpeando el viento con elegancia. Poco a poco destellos azulados se veían frente al hombre, alzando sus mechones rojos alrededor. Los destellos empezaron a ser más frecuentes y la expresión de Gavedian cambió a una de mucho esfuerzo uniendo el entrecejo. Sin más, un enorme portal se presentó frente al Tylanie, moviendo con fuerza la copa de los árboles, alzando las hojas y ramas chocando entre sí con frenesí.

Los demás llevaron sus brazos sobre sus rostros tratando de cubrirse,  se percataron de que una fuerza comenzaba a jalarlos hacia el portal, intentaron aferrarse al suelo pero comenzaba a ser inútil. La fuerza del portal empezó a intensificarse alzando los cabellos y prendas de todos. Kioga trató de alejarse dando pasos hacia atrás mientras que su túnica se alzaba alrededor.

— ¡Gavedian, cierra el portal! —Gritó Dratchem entre el bullicio.

— ¡Eso mismo estoy intentando hacer!

— ¡Orión, utiliza a tu constelación y detennos a todos, Aldebarán, trata de calmarte ordenando tus ideas! —Ordenó Kioga.

Eliak se la pensó un poco ya que nunca había intentado algo similar, pero acató la orden sin más. Alzó los brazos a ambos lados y unió los parpados con fuerza para comenzar a controlar a todos. Al instante, el resto de los portadores junto a Kioga dejó de moverse gracias a Orión que ejercía fuerza sobre sus cuerpos.

Gavedian los miró asustado con el pecho subiendo y bajando.

— ¡Aldebarán trata de respirar y concéntrate!

El hombre se volvió con brusquedad hacia Kioga, luego hacia el portal y entonces procedió a hacer justo lo que su antecesor le solicitó. Cerró los ojos nuevamente, inhaló lentamente sosteniendo la respiración y exhaló unos segundos después. Volvió a repetir la misma acción unas siete veces más, comenzando a poner su mente en blanco encontrando la calma. Pero entonces la voz de Eliak logró ofuscarlo de nueva cuenta, perdiendo la concentración que ya había logrado obtener.

— ¡No creo poder aguantar más! —Gritó Eliak con la voz entrecortada.

— ¡Creo que no estas ayudándolo si gritas eso, lo pondrás más nervioso! —Dijo Alarysh en el mismo tono de voz.

— ¡Ya casi! —Anunció Gavedian—Sólo un poco más—El hombre comenzó a mover sus manos logrando que se hiciera un poco más pequeño pero no conseguía cerrarlo de golpe, percibió que su ritmo cardiaco estaba acelerado, necesitaba respirar más lento y tranquilizarse. Pero entonces, Eliak sin poder más, soltó a los portadores cayendo al suelo de rodillas ocasionando que todos lanzaran un grito ahogado mientras trataban de aferrarse al suelo lo mejor posible. Gavedian se volvió hacia atrás asustándose más por la impotencia de no poder lograr cerrar el portal y mantener a todos a salvo. No obstante, el rubio volvió a recuperar un poco de aliento y alzó nuevamente las manos deteniendo a todos justo en el momento exacto antes de que el portal terminara tragándolos.

— ¡Gavedian, sólo haz lo que me enseñaste maldita sea, respira como debes hacerlo y olvídate del resto, estoy tratando de contenerlos!

Gavedian miró a Eliak y entonces asintió con determinación, se volvió hacia el portal y sin más se olvidó del resto. Los sonidos de pronto se volvieron sordos enfocándose únicamente en el latido de su corazón, respiró cada vez más lento provocando regular el ritmo cardiaco y sin pensarla más, alzó sus brazos abriendo los ojos fijándose únicamente en el portal. Realizó sus movimientos mientras ponía toda la fuerza de Aldebarán en ese sitio.

El portal poco a poco comenzaba a disminuir hasta convertirse en pequeños destellos azules que chispeaban de forma constante a su alrededor.

Justo al momento de que el portal desapareció, Gavedian cayó al suelo jadeante sintiendo que sus fuerzas abandonaron su cuerpo. Miró sus manos que aun temblaban por la adrenalina y entonces recordó a los demás, volviéndose con brusquedad para cerciorarse si estaban bien. En el momento de voltear, Eliak bajó los brazos abandonando a Orión, los demás también cayeron al suelo por la impresión y la fuerza que estaban poniendo sobre sus piernas.

—Eso dio miedo—Dijo Chiara respirando con rapidez—Gracias Eli- —Pero no terminó de agradecerle cuando miró que el muchacho había comenzado a vomitar debido al sobre esfuerzo que obligó a su cuerpo experimentar.

—Qué asco—Expresó Dratchem poniéndose de pie  presentando dificultades en el proceso.

— ¡Oye imbécil, te salv- —No terminó de decir la frase cuando ya estaba vomitando de nuevo. Dratchem se burló para después mirar a Gavedian interrogante.

—No entiendo, ¿Por qué no podían dejar que el portal nos tragara, acaso no podías abrir otro e ir por nosotros después?

—Así no funciona—Era Kioga quien contestó por su sucesor—Cuando se abre un portal sin pensar en el destino, es probable que abras un bucle donde puedas quedar atrapado en el mismo tiempo pero en diferente plano. Parecido al portal en el que están ahora dentro del Tylas antiguo...

—De acuerdo, eso da más miedo aun. Un portal dentro de otro portal—Admitió Alarysh sobre el pasto.

Gavedian estaba por decir algo cuando notó un hilo de sangre recorrer el orificio derecho de su nariz. El hombre llevó su mano con rapidez hacia el líquido rojo carmesí, lo observó anonadado sobre sus dedos mientras trataba de evitar que cayera más. Luego se percató que Eliak estaba comenzando a pasar por la misma situación sentándose al instante mientras intentaba limpiarse. Gavedian movió su cabeza hacia Kioga en busca de alguna orientación.

—Fue sobreesfuerzo, eso ocurre cuando fuerzas tu constelación y tu cuerpo aun después de saber que estás pasando el límite.

—Nunca me había sucedido eso—Comentó Gavedian desorientado.

—Ni a mí—Admitió Eliak en su lugar.

—A mí sí...Muchas veces—Dijo Chiara tratando de recordar con exactitud todas las ocasiones en que se había sobre esforzado—De hecho, la vez del coliseo estuvo a punto de sucederme, cuando coloqué el campo de fuerza sobre ustedes...

—Entonces eres una niña muy fuerte, Canis—Le contestó Kioga a lo que Chiara le sonrió de oreja a oreja.

—Interesante...Más molestias agregadas a la lista—Dijo con fastidio Dratchem.

—Yo no creo que sea una molestia, más bien sería un aviso a que podrías colapsar si no te detienes—Opinó Ezruan.

—Así es Andrómeda, el resultado del sangrado no sólo es esfuerzo a tu constelación, si no de tu cuerpo también. Deben recordar que su cuerpo almacena un poder descomunal que normalmente no debería tener que contener. Es importante tener en cuenta que son mortales y que si su cuerpo colapsa es aún más peligroso que si su constelación se sobre esfuerza.

—Esto ya me dio más miedo...Me preguntó ¿Cómo forzaré mi constelación? —Se preguntó Alarysh.

—Excelente pregunta Cygnus, ¿Por qué no pasas a averiguarlo? —Sugirió Kioga sonriéndole con amabilidad—Aldebarán, te sugiero ir a descansar, no te preocupes por lo ocurrido, me has demostrado que puedes hacer más de lo que deberías, para al final del entrenamiento espero que ese portal sea del tamaño de Meteora y a su vez, puedas controlarlo a la perfección.

—Sí, señor—Asintió Gavedian apenado poniéndose de pie para irse a colocar junto a Eliak, miró al muchacho tratando de ayudarlo para ponerse nuevamente de pie pero Eliak se negó a ser tocado, alejándose y recuperando él solo su postura para dirigirse a los bebederos y lavarse la boca y quitarse el mal sabor del vomito. Gavedian suspiró mirando a Alarysh quien ya caminaba hacia Kioga colocándose sobre el círculo de piedra adoquinada.

El moreno se colocó sobre el piso de piedra mirando hacia los demás y después hacia Kioga, le sonrió nervioso, pues Alarysh era nuevo en esto y no sabía cómo hacer que su constelación despertara cuando él se lo pedía, lo había intentado en el coliseo y nunca funcionó más que la vez que intentó salvar a Eliak. Alarysh suspiró nervioso, comenzó a juguetear con sus manos y apartó los pensamientos negativos de su cabeza. Se despojó de su playera colocándola sobre el suelo repleto de pasto y entonces levantó la mirada.

— ¿Es necesario quitarte la camiseta? —Preguntó con molestia Dratchem.

—Si no lo hace supongo que sus alas la destrozaran, como le sucedió con su antigua playera—Respondió Ezruan por Alarysh.

—Le estaba preguntando a él no a ti asqueroso ser despreciable con intereses cuestionables.

—Di lo que quieras pero al menos no tengo tus asquerosos modales—Se defendió.

—Muchachos...Por favor—Amenazó frustrado Gavedian, ambos jóvenes se miraron con fastidio, luego Dratchem se apartó un poco más del resto demostrando lo molesto que estaba con la situación. Ezruan peló los ojos poniendo su atención hacia Alarysh y Kioga.

—Bien, adelante Cygnus—Autorizó Kioga mirando de reojo la pequeña escena entre Dratchem y Ezruan. Alarysh, quien también se encontraba mirando a ambos muchachos con anterioridad, miró a Kioga y asintió ante la autorización previa. El joven cerró los ojos tratando de imitar la concentración de Gavedian, comenzó a respirar lentamente buscando la concentración que sentía necesitar. Permaneció así durante casi diez minutos pero no logró nada.

— ¿Cygnus, está todo bien?

—Alarysh es nuevo en esto...Literalmente no tiene más que tres días utilizando a su constelación—Explicó Eliak regresando de su pequeño aseo bucal.

—Gracias por entrometerte, mi compañero no deseado de vida—Le contestó Alarysh con sarcasmo. Eliak le sonrió de forma hipócrita para después guiñarle el ojo.

— ¡¿Tres días?! —Expresó Kioga con asombro, después carraspeó recuperando la serenidad que la información de Eliak le había quitado—Disculpa mi reacción, Cygnus, me parece que te espera más trabajo que a los demás.

— ¡Aguarde, quiero seguir intentándolo! Sé que puedo hacerlo, lo siento en mí.

—Como gustes...

Alarysh asintió y procedió a continuar con el mismo método durante casi trece minutos, poco a poco olvidó donde estaba y quienes estaban junto a él, fue como si se encontrara consigo mismo. Incluso no percibía su propia respiración y lo único que sus oídos lograban captar era el latido de su corazón que podía jurar se escuchaba tan relajante como el sonido de las cuerdas de su guitarra. Su mente se puso en blanco encontrando la sensación de Cygnus sobre su espalda. El rostro de Alarysh dibujó una fina línea sobre sus labios y de forma abrupta sus alas surgieron sobre su espalda reflejando los rayos del sol sobre el cristal de sus plumas.

El rostro de los presentes expresó un asombro completamente honesto.

—Es hermoso...—Dijo en voz alta Chiara de forma inconsciente, todos se volvieron hacia la pequeña de forma interrogante— ¡Las alas! —Se apresuró a corregir—Las alas de Alarysh lo son.

— ¿Ya tan pronto rompiendo la tercera regla, Chi? —Bromeó Eliak entre risas. Chiara se giró hacia el muchacho inflando las mejillas provocando que su rubor se hiciera más notorio.

— ¡Hablo de sus ala, Eli, deja de molestar! —Eliak soltó una carcajada que fue secundada por Gavedian y Ezruan.

—Sólo bromeo—Aseguró cruzándose de brazos con una sonrisa de oreja a oreja.

Alarysh los miraba un poco nervioso, debía admitir que el comentario de Chiara lo hizo sentirse un poco incómodo. Pero de igual manera y por educación, decidió devolverle una sonrisa antes de girarse hacia Kioga en busca de alguna instrucción.

—De acuerdo, pésimo control sobre tu constelación debido a que la obtuviste hace a penas algunos días...Es completamente justificable—Kioga movió la cabeza hacia arriba— ¿Qué tan alto puedes volar?

— ¿Alto? —Preguntó temeroso.

—Que miedo—Expresó Eliak en voz alta.

— ¡No me estas ayudando, idiota!

—Digo, ¡Que genial subir a varios metros de altura mientras sientes la posibilidad dentro de ti de caer y morir en el intento! —Compuso Eliak en un tono sarcástico y falso.

—Vete a la...—Alarysh no fue capaz de terminar la frase cuando la voz de Kioga los interrumpió a ambos.

—Guardianes con temor a las alturas, que problemático...—Dijo para sí mismo mirando hacia otro lado con decepción sobre sus ojos—Puedo tolerarlo viniendo de Orión, ¡¿Pero de Cygnus? una constelación completamente aérea, no, lo siento.

El anciano miró a Alarysh amonestándolo con la mirada, el muchacho bajó la cabeza demostrando lo apenado que se encontraba, comenzó a recordar su encuentro con los grises, pensando en la altura en que había volado mientras intentaba recrear la escena en su cabeza para comenzar a volar. El muchacho alzó las alas entornando la vista hacia el cielo, tragó en seco percibiendo que su corazón poco a poco comenzaba a acelerarse. Respiró con profundidad ordenando sus ideas y sin pensar nada más comenzó a aletear de forma simultánea, percibió como su espalda se ensanchaba y una fuerza desde dentro lo jaloneaba, debía admitirlo, lo encontraba un poco doloroso y tenía que acostumbrarse a eso.

Alarysh comenzó a elevarse cada vez más alto, cerrando los ojos con fuerza y evitando mirar hacia abajo, pero en uno de sus aleteos descontroló sus alas, lanzando plumas de cristal hacia abajo sin intención alguna.

Chiara reaccionó con rapidez colocando un escudo de fuerza alrededor de todos para evitar que las plumas impactaran sobre ellos, no obstante, una de ellas logró escaparse de la habilidad de Canis incrustándose directamente en el brazo de Dratchem. El Casterli se quejó despojándose con rapidez del material sobre su piel, observó la pequeña herida y después posó sus ojos azules de forma gélida sobre Alarysh.

— ¡Lo lamento, aun no puedo controlar bien esto! —Gritó con la intención de que su voz fuera escuchada a pesar de la altura.

— ¡Aterriza! —Ordenó Kioga desde su lugar. Alarysh la pensó un poco antes de ceder a tener que observar hacia abajo, miró hacia el suelo para disponerse a bajar y de forma inmediata sintió un mareo enorme. Su estómago se encogió percibiendo las náuseas que la altura se aferraba a ocasionarle, así que se apresuró a aletear hacia abajo pero aun no sabía cómo aterrizar, por lo que al tratar de colocar sus pies de vuelta hacia el suelo, cayó rodando sobre el pasto. Alarysh recuperó la postura casi al instante, pues el miedo y las náuseas no lo dejaron reaccionar de forma correcta.

— ¿Sabes por qué lanzaste las plumas hacia nosotros? —

Alarysh negó con la cabeza.

—Estabas asustado y Cygnus reaccionó en defensa por ti, como te expliqué antes, tu constelación es defensiva y por ende cuando se sale de control suele ponerse en dicho estado. Hoy no me demostraste como puedes sobre esforzar tu constelación pero si me demostraste que sucede si se sale de control a causa de tus emociones. Lo que te pediré sonará casi imposible para ti, pero debes comprender que todos tenemos que hacer un esfuerzo para que esto funcione y algunos tenemos que hacer un poco más de la cuenta—Kioga aclaró su garganta antes de hablar— ¡Vence ese temor a las alturas y asegúrate de controlar tu constelación cuando tú quieras que emerja!

— ¡Si, señor! —Kioga le otorgó una enorme sonrisa tras observar el entusiasmo del muchacho.

—Tendrás que entrenar un poco más que los demás—Sentenció colocando una mano sobre el hombro de Alarysh—Andando, puedes regresar a tu lugar.

Alarysh asintió tratando de introducir sus alas de nuevo, tardó varios minutos en lograrlo pero al final obtuvo su resultado, tomó su playera y volvió a colocársela mientras pensaba en cómo lograría hacer lo que el anciano acababa de solicitarle, estaba un poco frustrado pero no lo admitiría, era alguien orgulloso y detestaba que las cosas no salieran como debían salir.

—Canis, ¿Por qué no vienes aquí a demostrarme que tanto has aprendido durante tus años de larga vida?

— ¡Sí! —Chiara corrió a colocarse sobre el circulo de piedra adoquinado, en su rostro esbozaba una larga sonrisa donde sus ojos se encogían de la emoción que le ocasionaba todo. La niña alzó las manos hacia arriba y sin necesidad de concentrarse mucho, un campo de fuerza emergió sobre los espectadores, este se fue haciendo cada vez más ancho hasta cubrir un perímetro de seis metros chocando contra las ramas de los árboles que se alzaban alrededor. La niña rio con ternura y en un movimiento elegante con su mano derecha, cerró el campo de fuerza para girarse hacia Kioga, quien la miraba impresionado.

—Puedo hablar cuarenta y siete idiomas incluyendo la tecnología avanzada de los Idrah y la de los Zumblerianos, intenté comprender la tecnología solar de los Lethanie pero no me dio tiempo suficiente de estudiar la cabeza de mi proveedor. Pero fui capaz de comprender el idioma de los navíos.

El anciano la miraba anonadado, no sabía que decir. La niña hizo una pausa para dirigirse a Eliak, como si se hubiese olvidado que estaba frente a Kioga demostrando sus habilidades.

—Ahora que el anciano Kioga nos menciona... ¡Tu nombre esta graciosamente bien elegido!

Eliak rio irónico.

—Gracias, cortesía del nuevo Aldebarán—Respondió con ironía sin mirar a Gavedian, quien lo observaba de reojo un poco incómodo.

— ¿Por qué, que significa? —Preguntó Alarysh intrigado.

—Desastre, en Lethanie antiguo—Respondió Ezruan con seriedad.

— ¡Y su constelación es destructiva! —Agregó Chiara con emoción, Kioga carraspeó para recordarle la posición en la que estaba, la niña se sobresaltó apenada girándose con rapidez hacia el hombre frente a ella— ¡Lo lamento, lo olvidé!

—Estoy sumamente anonadado, pero creo que esa no es la palabra correcta para expresar lo conforme que me has dejado con tu demostración...Sin duda alguna, el vivir ciento veintitrés años dio sus frutos, no obstante, tu inmadurez sigue siendo un aspecto que regular, trabaja en ello pequeña y sigue como lo has estado haciendo hasta ahora.

Kioga le guiñó el ojo y la niña asintió con entusiasmo yendo directo a su lugar con pasos saltarines, colocándose justo al lado de Alarysh.

—Vaya...Al fin alguien recibe un buen comentario—Agregó Dratchem.

—Y ya que estas opinando Casiopea ¿Por qué no pasas tu a demostrarme? —Lo reprendió de forma educada Kioga. Eliak se burló al instante del Casterli, quien caminaba con fastidio hacia suelo de piedra.

— ¿Qué puedo demostrar? puedo correr a mucha velocidad y eso es todo.

Kioga asintió.

—Necesitaras instrucción entonces...Corre lo más rápido que puedas alrededor de mí, en círculo.

Dratchem lo miró confundido arqueando una ceja, suspiró sin tener otro remedio y procedió a realizar lo solicitado por Kioga. Se colocó en posición, parpadeó y cuando se concentró lo suficiente, comenzó a correr a toda velocidad alrededor de Kioga. Los demás únicamente lograban divisar un destello rosado alrededor del anciano, la velocidad de Dratchem era tanta que ni siquiera podías distinguir su figura corriendo. El anciano se quedó parado de forma apacible con las manos detrás de su espalda, tenía un rostro inexpresivo pero se notaba que estaba examinando la situación. Los cabellos de su barba se alzaban a toda velocidad junto a su túnica gris, la velocidad de Dratchem había comenzado a formar un remolino de tierra alrededor alzando algunas hojas y rocas del suelo. Cuando notó que Dratchem ya no elevaba más la velocidad, el hombre arqueó una ceja suspirando en el acto.

—Detente, Casiopea.

Las piernas del muchacho poco a poco se inmovilizaron logrando detenerse con éxito casi al instante en un sólo derrape. Dratchem miró a Kioga con el pecho subiendo y bajando del cansancio, de su rostro caían algunas gotas de sudor que la velocidad le había provocado.

—Tienes un buen alcance—Continuó Kioga—No obstante, no es el suficiente y detecté que sueles reprimirte, no tengo idea de por qué no eres capaz de elevar tu velocidad, al contrario, noto que la bajas.

Dratchem abrió la boca con la intención de alegar, pero Kioga alzó la mano para dejarle en claro que no había terminado aún y no era su turno de responder ante sus observaciones, mucho menos cuestionarlas.

—La razón por la que te pedí correr a mí alrededor en círculo, fue para cerciorarme a que tanta velocidad puedes ir. Cuando tu logres que tu oponente se quede sin oxígeno a causa de tu velocidad infringida a su alrededor, entonces habrás alcanzado un buen nivel.

— ¿Qué tiene que ver la velocidad con el oxígeno?

—Nada...Sólo el peso molecular de una persona que puede ser reducida a causa de la velocidad aplicada—Contestó con sarcasmo Chiara.

—Ya...Cerebrito—Respondió Dratchem liado, luego se giró hacia Kioga—Lo tendré en cuenta, gracias—Dijo con seriedad para regresar a su lugar.

El anciano le sonrió Al menos agradeció Pensó observando como el Casterli regresaba a su lugar, después miró a dirección a Ezruan, quien ya se encontraba tratando de alejarse de Dratchem ya que el portador de Casiopea lo obligó a moverse de ese sitio gritándole inconformidades sobre su raza.

—Andrómeda...—Articuló Kioga para llamar su atención antes de que se posicionara nuevamente lejos de Dratchem. El muchacho alzó la mirada apenado por el comportamiento del Casterli hacia él, luego se dirigió hacia el suelo de roca adoquinado mirando hacia abajo.

—Yo emm...Puedo mutar mi alma en once especies diferentes de las cuales la mayoría son Lethanies, no tengo permitido salir de mi planeta, también puedo mutar partes de mi cuerpo...—El muchacho desviaba su mirada hacia Dratchem, quien lo miraba con profunda ira, incluso más que a Eliak.

—Andrómeda ¿Podrías olvidarte de Casiopea? pareciera como si estuvieses nervioso de sus movimientos o algo.

—Lo lamento—Se disculpó avergonzado, percibió una leve ira dentro de él que no solía sentir con regularidad. El comportamiento de Dratchem hacia él y su raza estaban comenzando a herir su orgullo—Dentro de las especies que puedo mutar incluyen razas como los Grises, Miranos y...

Ezruan dejó la oración en el aire, pero Kioga no le dio importancia.

— ¿Puedes transformarte de forma continua? es decir ¿Pasar de una especie a otra?

—Únicamente dos, señor.

—Quiero verlo, necesito observar tu velocidad de cambio—Ezruan asintió buscando la concentración para despertar a Andrómeda. Tomó aire conteniéndolo por unos momentos dentro de él y en un abrir y cerrar de ojos, su cuerpo comenzó a mutar al de una criatura semejante a un lobo. Era un poco más largo que un lobo normal, una cola gris alargada y ancha y las orejas de la misma forma. Sus ojos destellaban en azul junto a las marcas de sus patas y sus colmillos eran semejantes a los de un león dientes de sable. Y en un parpadeo el muchacho cambió a la siguiente raza, misma que tomó por sorpresa a Dratchem.

Ezruan había mutado en un Casterli con rasgos semejantes a las del mismo muchacho. Cabello morado y ondulado atado en la coleta, orejas, cola y color de piel como las de un Casterli y sus clásicas marcas de la raza del portador de Casiopea sobre sus mejillas. Los ojos de Dratchem se abrieron de par en par, sus pupilas se redujeron a un solo punto negro, poco a poco la retina de sus ojos estaba adoptando un color amarillento y su pupila, que estaba reducida en un punto, se alargó como la de un felino. Comenzó a rechinar los dientes y sus colmillos crecieron denotando la ira que estaba tratando de contener. Eliak lo miró de reojo, pues sabia como era exactamente la manera de verse de Dratchem cuando se encontraba en estado de furia y además, en modo de ataque.

Ezruan, quien había mutado en el Casterli con la intención de devolverle las palabras a Dratchem, ladeó su cabeza hacia el muchacho de cabellera rosa y lo miró con picardía. Misma mirada que cambió al instante tras notar que el muchacho ya se le había echado encima lanzando un puñetazo que impactó directamente al pómulo izquierdo de su rostro. Ezruan se tambaleó tocándose la parte herida para posteriormente comenzar a reírse nervioso, como si de una gracia se tratara. Dratchem no tomó esto nada bien, estaba por lanzarse encima y arremeter con toda su ira cuando Gavedian, impulsado por las miradas de Kioga, llegó por detrás tomándolo con fuerza del brazo y lanzándolo hacia atrás. Gavedian no tenia idea de donde había sacado las fuerzas para arremeter contra un Casterli, quizá fue la humillación que estaban ocasionándole frente a Kioga, desilusiones sobre más desilusiones . 

— ¿Se puede saber qué carajo estás haciendo? —Cuestionó Gavedian.

— ¡Ese imbécil se está burlando de mí y de mi raza!

— ¿No es lo mismo que despreciarme por los prejuicios de la mía? —Se defendió Ezruan cambiando a su forma normal. Kioga miraba atónito tanto a Ezruan como a Dratchem, luego posó su mirada sobre los demás notando que Alarysh tenía su celular en las manos.

— ¿Qué haces? —Le preguntó Eliak a Alarysh.

—Grabando, quiero ver esta escenita más tarde recostado en la cama, seguro la disfrutaré mejor—Eliak se rio a carcajadas echando un vistazo en el celular del muchacho.

— ¡También quiero verlo! —Dijo Eliak con emoción mientras Alarysh asentía del mismo modo.

Ezruan se giró hacia Kioga apenado por su comportamiento infantil. El anciano estaba mirándolo con reprimenda pero en sus ojos había un atisbo de asombro también.

—Andrómeda, estoy molesto por esa acción tan infantil, lo mismo va para ti, Casiopea—Ezruan agachó la cabeza, mientras que Dratchem se levantaba del suelo con movimientos pesados, desviando la mirada—Sin embargo, puedo decir que cumpliste tu cometido con demostrarme tu desempeño, estoy sorprendido por tu habilidad de mutación, ni siquiera me di cuenta cuando estabas mutando en la otra especie. Sin embargo, el que puedas cambiar de forma en sólo dos especies de forma continua, es un límite muy grande, espero que eso cambie a por lo menos cuatro especies por tiempo antes de que tengas que detenerte a descansar. Tu constelación puede hacer mucho más de lo que crees, pues compartes una galaxia también, debes tener eso en cuenta.

Ezruan asintió de forma seria.

— ¿Comparte una galaxia? —Peguntó Alarysh guardando su celular en el bolsillo de su pantalón.

—Así es, la constelación y galaxia de Andrómeda, de allí mismo proviene la habilidad de mutación, de la vida que puede almacenar una galaxia.

—Ay que privilegiado—Agregó Chiara mirando a Ezruan regresar a su lugar, lejos de Dratchem. Tenía la cabeza agachada aparentando estar sumamente avergonzado de su comportamiento, más aun de haberle causado una decepción a Kioga.

—Una galaxia...—Pensó en voz alta Eliak— ¡Eso suena genial!, todos deberíamos tener una—Expresó Eliak mirando al Lethanie, en realidad lo estaba felicitando por su manera de defenderse contra Dratchem. Pero Ezruan no fue capaz de captarlo ya que estaba demasiado ensimismado en su pésimo error.

—De acuerdo, Orión, demuéstrame que tu también mereces una galaxia—Habló Kioga sonriéndole con entusiasmo. Eliak se sobresaltó en su lugar volteando con brusquedad hacia el anciano, se encontraba un poco ansioso por esa pequeña demostración, porque a decir verdad, era pésimo controlando su constelación.

Eliak caminó dando pasos lentos con la cabeza agachada tratando de ocultar el nerviosismo en su rostro, comenzó a perderse en el color de las pequeñas hojas del pasto que pisaba y cuando menos pensó, su vista ya había encontrado el circulo de piedra adoquinado. El muchacho levantó la mirada encontrándose con los ojos del anciano que cubrían sus cejas enormes.

—Demuéstrame, ¿Qué puedes hacer?

—Bueno, como dijo Dratchem... "Mover cositas a mi alrededor" —Imitó el muchacho exactamente en el mismo tono que su compañero. Kioga se rio y negó al instante. Honestamente, las palabras de Dratchem no estaban nada alejadas de la realidad, no hacia gran cosa más que mover objetos y personas a su antojo y si no se encontraba limitado por las emociones que se debatían en su cabeza era decir que tenía buena ventaja. Eliak se quedó pensando un momento en que podía hacer para demostrar su desempeño, ya que ciertamente Kioga no parecía querer darle muchas instrucciones, se preguntó si quizás estaba tratando de hacer que se sintiera más presionado.

Fue entonces que Eliak pensó en algo que podría demostrar, una estrategia que había usado como mercenario en sus pocos trabajos nada deseados. El muchacho tomó su lanza alzándola frente a él y entonces de volvió hacia Kioga un poco indeciso.

—Puedo manipular un objeto controlando sus acciones mientras hago otra cosa, o bien, manipular otro objetivo—Kioga alzó las cejas y dio autorización de que lo demostrara. El muchacho elevó su lanza con la mano derecha, comenzando a controlarla para que lanzara estocadas cortando el viento, mientras que con su mano izquierda elevaba un poco a Kioga, no lo suficiente para no alterarlo o faltarle al respeto. Kioga levantó la mano en señal de haber obtenido suficiente por parte de Eliak, el muchacho accedió y se detuvo.

—De acuerdo, eso no está mal, proporcionas ataque y al mismo tiempo defensa, utilizando tu cuerpo como ambos medios, pero... ¿Haz utilizado a Orión con la intención de destruir algo?

La pregunta tomó por sorpresa a Eliak, sin saber exactamente como contestar, incluso observó de forma fugaz a Gavedian, quien también lo miraba de forma interrogante.

—Em...Ciertamente, no. Solía limitarme cuando era pequeño, ya que me enseñaron que entre menos la utilizaba era mejor...

— ¡¿Quién te enseñó semejante error?!

Eliak se giró hacia Gavedian, quien había desviado la mirada sintiéndose un tanto culpable. Kioga siguió los ojos del rubio en la misma dirección, se quedó un momento quieto mirando a su sucesor y suspiró con decepción.

—Debo suponer que tienen un tipo de vínculo "paternal" —Eliak comenzó a negar desesperadamente y con furia en sus palabras pero Kioga lo ignoró—De acuerdo, olvídate de ese consejo y ahora no quiero que te limites, deja salir a Orión sin pensar en que es mejor no hacerlo.

Eliak lo miró pensativo, sin duda alguna los nervios habían aumentado al cien por ciento, incluso más.

— ¿Ves esa enorme roca de allá? —Le preguntó Kioga apuntando hacia el lugar— ¿Puedes intentar destruirla en pedazos utilizando a Orión?

— ¿Eso es posible?

— ¡Por supuesto que lo es! Controlas la materia y energía, puedes separarla si a ti se te antoja.

Eliak se miró asombrado las manos, luego levantó la mirada hacia la dirección que Kioga le había indicado percibiendo que su corazón estaba comenzando a acelerarse, tenía que detener eso ya que Orión solía reaccionar de forma negativa con el ritmo cardiaco. El muchacho cerró los ojos realizando el mismo tipo de ejercicio de respiración que Gavedian le enseñó, al menos eso podía reconocérselo. Alzó las manos en dirección hacia la roca mientras escuchaba a Kioga dar la indicación a los demás de colocarse un poco más atrás para tomar precauciones de Orión.

—Que miedo...—Expresó Alarysh imitando a Eliak, lo que provocó que el rubio se desconcentrara aumentando el nivel de ansiedad en él—Un sólo error dentro de ti y puedes provocar una muerte sin intención. 

De pronto las ramas de los arboles comenzaron a chocar contra si de forma desenfrenada, las hojas eran arrancadas de sus ramas, rocas se elevaban e incluso pedazos de hierba eran desprendidas del suelo.

—Alarysh...Creo que no te conviene molestar a Eliak ahora—Opinó Ezruan mirando nervioso a todos lados. Alarysh se encogió de hombros arrugando ligeramente la nariz.

—Sólo trato de hacerlo sentir como el me hizo sentir antes—Se defendió notando la mirada de reprimenda de Gavedian.

—Mejor escoge otro momento, Cygnus—Comentó Kioga—Orión, tranquilízate y enfócate en la roca y nada más.

Eliak los miró asustado y luego se giró hacia la roca tragando en seco. Suspiró y procedió a realizar el mismo procedimiento durante algunos minutos, poco a poco las cosas a su alrededor cayeron y dejaron de elevarse, pero no fue más que una pequeña cantidad de tiempo, pues al instante, justo en el momento de comenzar a elevar la enorme roca, nuevamente las cosas a su alrededor empezaron a descontrolarse. Eliak abrió los ojos mientras hacía fuerza en su objetivo, imaginando como destrozarla desde dentro o incluso fuera, pero no lo conseguía. Puso la mente en blanco, percibiendo el clásico olor a oleo que solía distinguir cuando se concentraba, la voz de Kae y Leaco cantando junto a él mientras pintaba, pero sobre todo, el sonido de la brocha o el grafito del lápiz contra el papel. Notó sus manos hormigueando pero también un temor terrible dentro de él, quizá se debía al poder limitado durante años que estaba desbordándose con furia en su interior. Estaba tan ensimismado que no escuchaba las voces de los demás detrás de él. Pero entonces, pensamientos erróneos atacaron su cabeza de forma continua, memorias desagradables se disparaban como fotografías antiguas provocando las emociones negativas que tanto se enfocaba en disminuir surgieran sin contenerse. De pronto, La mirada de Eliak parecía estar distante.

— ¡Orión! —Gritó Kioga después de varios intentos por captar la atención del muchacho y entonces Eliak reaccionó al instante, abrió los ojos encontrándose con la roca apenas agrietada pero a su alrededor era un caos. El muchacho comenzó a temblar y tan pronto como pudo, se desprendió de Orión bajando los brazos. Eliak se giró hacia los demás respirando con exaltación tratando de entornar la mirada tras encontrarse con los portadores cayendo al suelo.

— ¡Lo siento! —Se apresuró a decir—Eso me pasaba en la cúpula, siempre me salgo de control, prefiero seguir limitándome—Eliak seguía diciendo cosas elevando la velocidad de sus palabras, Kioga se levantó calmándolo porque si no lo hacía, podría ocurrir otro episodio, se la pensó para pedirle a Lyra que hiciera demostración, ya que si Orión había provocado eso, Lyra era probable que pasara a mayores.

—Orión, tranquilízate—Ordenó y Eliak comenzó a respirar de forma apacible—No sé qué tipo de problemas tengas para que tus emociones estén siempre tan descontroladas, necesitas regular eso porque entonces Orión será quien te controle a ti y no tu a tu constelación. Cuando logres destruir alguna cosa durante tu entrenamiento entonces sabrás que tienes buen manejo de tus mociones, mientras, te aconsejo manejar mejor tus problemas internos.

Eliak asintió apenado recibiendo todos y cada uno de los consejos de Kioga, el hombre le ordenó regresar a su lugar para después mirar a Xerakh un tanto indeciso. Eliak se colocó a lado de Xerakh un poco pensativo, estaba mirando hacia otro lado, como si tratara de ignorar lo que había sucedido. 

Xerakh alzó la voz sin expresar absolutamente nada.

—No tengo mucho que demostrar, hice la promesa de no utilizar mi habilidad más que cuando fuera necesario, este no es un momento de necesidad...

—Claro que sí, no se trata de tu habilidad primordial, no pienso pedirte que me demuestres esa habilidad.

—Me puedo hacer invisible durante treinta minutos—Xerakh comenzó a disolverse de forma continua—Puedo usar mi habilidad hasta seis veces y puedo desmaterializar a alguien más junto a mi—Xerakh puso su mano sobre Chiara obligándola a desaparecer junto a él para posteriormente reaparecer de nueva cuenta—Eso es todo...No necesito mostrar más.

Kioga lo miró anonadado procesando toda la información del muchacho Arthene de golpe, le pareció un asombro contradictorio. Lyra manejando a la perfección su constelación, siendo el más destructivo de todos.

—Me atrevo a decir que eres quien mejor maneja su constelación, junto a Canis y después Andrómeda. No tengo absolutamente nada que decirte acerca de tu constelación, debo suponer que tu manejo perfecto proviene de tu falta de emociones, que si bien puede parecer algo favorable, sabemos que en un equipo, no lo es, pero eso lo hablaremos después.

El anciano se dirigió esta vez al resto.

—Dentro de lo que cabe, fue una demostración fructífera, después puliremos lo hablado con sus deficiencias. Los felicito por sus puntos de acierto, por el momento les doy la solicitud de retirarse a descansar y comer un poco, creo que el sol está comenzando a ocultarse. Nos llevó más de lo que creí que nos llevaría.

Todos asintieron cansados acatando las palabras de Kioga, dándose la vuelta para comenzar a caminar seriamente hacia la vivienda, fue entonces cuando la voz del anciano los hizo detenerse.

—Todos menos Aldebarán, necesitamos hablar.

Todos miraron a Gavedian quien se había detenido en seco, se quedó plantado mirando hacia el anciano esperando las palabras que tenía que decirle. Notó que Eliak se le quedó mirando por ciertos segundos y después se marchó junto a los demás. 

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