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IX
» 𝔦𝔫 𝔱𝔥𝔢 𝔡𝔞𝔯𝔨𝔢𝔰𝔱 𝔩𝔦𝔱𝔱𝔩𝔢 𝔭𝔞𝔯𝔞𝔡𝔦𝔰𝔢«
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𝔈l viaje de escape en carruaje fue movido.
—Entonces ¿nos estás diciendo que por fin has hecho algo bien en tu vida, Jesper?— bromeé.
—Muchas gracias, Svane.
—Ya ya, basta que me sonrojo... Ve al punto ¿Tenemos o no tenemos a la Invocadora del Sol secuestrada?—
—La tenemos— dijo presumido.
—¿Cómo?— preguntó Inej.
—Ay, tan poca fé me tenian.
—Sí— dijimos los tres al unísono.
—Pero lo lograste... No fue tan complicada, después de todo del lado de adentro ya tenían un plan B por si intentaban secuestrarla... Y nuestra distracción fue el Conductor.
—¿Cuál era el plan B de ellos?—
—Una impostora... Dentro del castillo hay una Grisha Sastre o Confeccionadora, como lo fue mi madre, le cambio el aspecto a otra Grisha que se hizo pasar por la invocadora en el cuarto de cambio... Pero presumo que la mudaron a otro lugar, aun así parece que ella misma escapó de alguna forma y aquí estamos.
—Entonces ¿El... Conductor...?
—Está siendo interrogado por el Darkling— contestó Kaz.
—¿Tu plan era que lo atraparan? ¿Que ahora nos delatara?
—Él no dirá nada, por su beneficio, no puede delatarnos, no del todo... Además para el Darkling creo que es más peligroso un traficante ilegal de una infinidad de Grishas que nosotros tres...
—A menos que ella realmente sea una Invocadora— dijo Inej.
—A menos... Pero piénsalo, para ella apenas van unos meses de entrenamiento, la Invocación toma años para dominarla absoluta y completamente e incluso hay Grishas que jamás lo logran... Hay un ruido... ¿Jesper aseguraste la cerradura?
—Pff. Claro— volví a sentir ese ruido sutil. —Para— Jesper me hizo caso y bajé casi pasando encima de Kaz.
—Svane.
—Shh
Me paré frente a la parte trasera del carruaje y allí estaba ese pequeño fulgor saliendo de la cerradura.
La caja de un color celeste pálido acabó rebelando a la chica por la que habíamos hecho la travesía.
Alina Starkov
. . .
Bajamos del carruaje ante mi alerta. y nos paramos frente al baúl que encerraba a la Invocadora.
—No queremos problemas.
—Yo tampoco, así que seguiré mi camino— intentó dar un paso, pero de inmediato Kaz extendió su bastón y yo encendí una llamarada en la mano derecha y algo de aire en la otra.
—Claramente quieres irte de Ravka Oriental, podemos ayudarte, tenemos una ruta segura que cruza la Sombra.
—Prefiero viajar sola.
—No seas imprudente, si nos sigues, todos nos beneficiaremos.
—No seré presa de nadie nunca más... Así que hazte a un lado y déjame pasar.
—Buena suerte con eso... Todos saben tu nombre y pronto tu cara si no eres inteligente— dió dos pasos.
Mis manos reaccionaron y le envié una llamarada pero se cubrió a tiempo.
—¿Qué eres?
—Sólo sé que soy tan rara como tú. Pero aprendí a ocultarme mejor...
—¿Entre ladrones?
—¿Porqué no?
—Como sea, dejame ir... Me esconderé lo mejor posible...
—No tan rápido... Aun así sigue siendo tu libertad o la nuestra— dije refiriéndome a Inej.
Ella se cubrió otra vez, y acabé en el suelo. Inej seguía parada, cubriéndose la cara con los antebrazos. Rindiéndose.
. . .
—No te ves tan enojada porque la haya dejado ir— seguíamos a la invocadora, hasta Ryevost pero pronto la perdimos en un mercado.
—Será mejor que alguien más la encuentre pronto, así nosotros tendremos tiempo e idearemos un plan sobre cómo secuestrarla sin que nos cegue y volveremos a Ketterdam con la cabeza en alto y la deuda cubierta— ajusté la correa que sostenía dos cuchillos y una pistola en mi muslo y ajusté mi bota derecha.
Pronto nos encaminamos a una taberna cercana.
—Los caballos están todos, así que...
—¿Entonces?
—¿Qué?
—¿Vas a decirme como escapó el objetivo?
—Kaz...
—La dejé ir...
—Te contrataron para hacer un trabajo.
—Sí, el trabajo era secuestrar a un farsante por un millón de kruge, encontramos a una sankta viviente que puede invocar al Sol.
—Un buen mago es un estafador, el truco es hacer que luzca real.
—Esto es diferente, la vimos invocar al Sol nosotros mismos.
—Las mejores ilusiones son las más convincentes— tomé un sorbo de mi cerveza. —De eso se trata.
—¿Puedes esconderte detrás de tu cinismo...— me reí aún con el vaso en mi boca. —Pero creo que ella es real.
—Pues yo no veo que te arrodilles a cualquier mortificador o vendaval que vemos, que te arrodilles frente a Svane, por ejemplo.
—Esto es diferente, su poder es un milagro, no traicionaré mi fe.
—Por piadoso que parezca, no trabajaremos bien como equipo si tomas decisiones basadas en celo religioso.
—¿Es una amenaza, para devolverme a Heleen?
—Inej...
—O conseguimos a esa chica o Heleen se queda con Club Cuervo y Pekka con lo que sobre.
—¿Qué?
—Se lo dije— dije alzando las cejas.
—¿Porqué se quedaría con el Club Cuervo?—
Kaz no supo contestarle, sólo se levanto y se fue.
—Kaz...
Hubo un momento de silencio entre Inej y yo.
—Hizo un trato... Nosotras ya somos libres, volvamos con la Invocadora o no... pero Kaz acabará devuelta en la calle si no lo hacemos— tomé el último sorbo que quedaba, me puse la capa sobre los hombros y subí a mi cuarto a por mi arco y carcaj.
Bajé encontrándome con Jesper.
—Voy a avisarle a Kaz que está todo listo ¿Vienes?
—Seguro... ve con cuidado, está más enojado de lo normal.
—Ah, claro.
—Ya está lista la alarma, los caballos están listos y subí nuestras cosas.
—Debemos avanzar o el Darkling nos matará. No podemos perder el tiempo buscando a la chica.
—Pues ahora sí que no vale la pena morir... Ya que no la tenemos ...
—¡Jesper!
—Pagué nuestra cuenta con lo último que nos quedaba.
—¿Enserio nos iremos sin ninguna ganancia?
—Tendremos que movernos rápido, ser sutiles...
—Como siempre— ironicé.
En ese mismo momento un estruendo se oyó fuera de la cantina.
—Es nuestra alarm
—Ay, mierda...
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