Diana
Todo está hecho un desastre, Dahiana solo hace estupideces, busco a Pitt sin éxito, necesito que me escuche y devuelva lo que me pertenece, si quiere sacar provecho lo entiendo pero que se quede con todo es demasiado, lo mío, me pertenece y lo quiero de regreso.
Este fue su plan desde el inicio, dejarme sin nada.
Las palpitaciones en mi pecho se hacen más fuertes.
Todos estos días he estado recibiendo fuertes noticias, no veo por donde puedo sostenerle la cola, Pitt es muy terco y no escucha nada de lo que digo, me irrita que no veo nada más allá de lo que sus ojos captan, puede ser tan estúpido.
Mientras yo sacrifico él insiste en dejarme de lado.
Me hago un nudo en el cabello, necesito pensar, quiero destruir todo a mi camino empezando por esa perra oportunista, logro envolver a Pitt y ganarse el favor de Lisa, ha ganado mucho terreno mientras finge ser un animal manso.
No entiendo que le ven, no es nada, solo una estúpida más del montón.
—Te estaba buscando, llevo el día en ello.
—Ya me encontraste , ¿Qué sucede?
—Necesito que regreses todo a mi madre.
—No haré eso.
—Si, si lo harás—pierdo el control de mi voz sin percatarme—No puedes quedarte con lo que es mío, lo puedo compartir como tu esposa pero no cederte todo.
—No es necesario que hagas eso, el divorcio no tardará nada.
Su actitud es distante y fría.
—No habrá divorcio, si quieres seguir como hasta ahora no habrá separación.
—Si lo habrá, puedes pedir lo que quieras, no obtendrás nada de mi más que esto.
—Pitt.
—No tardes en firmarlo y regresa con tu madre, de paso aprovecha y págate un buen psicoterapeuta haber si consigue hacer algo contigo.
—No iré a ningún lado, pondré a mis abogados ha trabajar en esto, Dahiana no sabe lo que hace y no tenía derecho de hacerlo.
—Si quieres hazlo pero solo gastarás dinero y tiempo, Dahiana te ha hecho un bien, y aunque no estoy muy feliz con ello intento mantener mi palabra, no me forces a quedar mal.
—¿Lo has estado planeando todo este tiempo? ¿Tú tienes que ver con su apresamiento no es así?
—Los Lennox no olvidamos y yo no perdono, hace tiempo que para mi solo Lisa es familia, los demás son solo parásitos que eliminaré uno por uno.
—Estoy siendo directa, Pitt.
—Te dije una vez que tú nunca conseguirías nada bueno de mi a las malas, iniciaste esto hace mucho y estabas convencida de que todo saldría como planeaste, yo acepté lo que hice, di la cara pero no lo hice solo, tú también estabas allí y en ningún momento te negaste como dices, sin embargo, eso ya no me interesa más, mientras no insistas con lo que no te toca te ignoraré, de ahora en adelante para mi nunca has existido, no conozco a ninguna Diana Morfis, nunca he visto su rostro y menos estuve casado con ella.
—No digas eso.
—A partir de ahora soy libre de ver hacia donde desee.
—¿Con Vanessa no es así?
—Eso no te interesa.
—Esa oportunista de verdad logro engatusarte, te oculta cosas y tú la idolatras como la más pura.
—Es mi mujer, estoy al tanto de lo que hace, y no me molesta lo que haga.
—Deja de decir que es tu mujer, no lo es, no lo es, no lo es. Yo lo soy, yo, Diana.
—Hablando de eso creo que es tiempo de que lo sepas, de todos modos lo harás así que da lo mismo, recuerdas la mañana...
Solo alcanzo a leer sus labios y todo queda en silencio.
Es lo único que pido, cállate, proceso lo que sale de su boca mientras los oídos me sirvan.
No es cierto, lo que ha dicho no es verdad, no puede serlo. Quiero callarlo, necesito que se calle.
No le creeré, solo busca molestarme y vengarse.
—¡Eso no es cierto! ¡No lo es! ¡No lo creeré!
Llego hasta a él tomándolo de la mano que nunca me ha querido dar.
—Tú eres mío, solo mío Pitt, entiéndelo, mírame, veme cómo estoy, todo esto es por ti, porque te amo, te daré todo, lo haré, yo lo haré, solo escúchame, déjame acercarme.
—Diana ya basta.
Noto el desprecio en sus ojos, mi madre tenía razón, solo hay odio en ellos y es lo más creíble de todo lo que me dice.
Termina de hablar con una sonrisa retorcida y se aleja en silencio, todo parece dar vueltas, nada tiene sentido, todos están en mi contra, juegan sucio, me lanzan al suelo y pisotean.
Lo que yo hice lo hice por amor, porque no lo ve, ella puso una venda en sus ojos, al principio cuando nos casamos él estaba dispuesto, Pitt quería pero tuvo que entrometerse.
La odio.
Limpio la mesa mandando todo al suelo, busco en mi bolso lo que necesito para tranquilizarme, mi cabeza no se calla con una sola idea golpeándome cada segundo.
El llanto de la desesperación me abarca evitando que algo en mi pueda tener algún tipo de enfoque.
Mis pensamientos no son claros, ninguno de ellos me deja tranquila.
Busco el celular y marco su contacto.
Contesta, vamos.
Me siento como una loca dando vueltas por la casa, a nadie le gusta que vayan a su hogar y tomen sus cosas como suyas, eso molesta, a mi me descontrola.
No toques lo mío y estaremos en paz.
Es tan básico.
—¿Ya estás ahí?
—Llegué hace unos minutos, aún estoy afuera del edificio pero puedo ver las luces encendidas, ¿Estás segura de que esto es lo que quieres?
—No preguntes, solo hazlo, destruye todo.
—De acuerdo, te informaré cuando esté hecho.
Doy la orden luego de usarlo, nadie se burlará de mi, no dejaré que lo hagan.
Pitt, maldito Lennox.
Lo tenías todo planeado desde un inicio, mi madre lo sabía y dejo que hiciera lo que quiso conmigo.
Pagarás por mal agradecido, te he dado todo y aun eso no te ha parecido suficiente, ¿Qué se supone qué lo es? ¿Qué hay que hacer para que el señorito Lennox esté complacido?
Haz estado jugando conmigo desde el inicio, lo haz estado haciendo.
—Maldito Lennox.
—Diana—escucho a Lisa a mi costado—¿Qué te sucede?—se acerca y empiezo a reír entre sollozos.
—Ya está hecho—confieso—Lo hice, yo lo hice y él lo sabrá, con los Morfis no se juega si sabes que puedes perder.
—¿Qué?—me sacude de los hombros—¿Qué hiciste ahora?
Suelto su agarre y me levanto temblando hasta la mesa donde se encuentra lo que me hace ver la realidad.
Todos son unos miserables gusanos que no me merecen y hay que acabar con ellos, así se acabará y él volverá.
Apuesto que ella lo sabe, lo sabía y ha estado jugando conmigo. Ya entiendo sus provocaciones tan lanzadas, por eso ha estado diciendo cosas extrañas.
—Estás hecha un desastre—recoge las jeringuitas y platos sobre la mesa mientras apenas me mantengo equilibrada sobre el sofá—Diana mírame—me pide cuando apenas puedo escuchar lo que dice—¿Qué hiciste? dímelo para poder ayudarte.
—Nadie puede ayudarme, no lo hicieron antes y no lo harán ahora, ya es muy tarde para ella, es la culpable de todo, me lo dijo a la cara, la muy maldita alardeo de ello ante mis ojos—las lágrimas parecen ser incontrolables mientras recorren mi rostro —dijo que era su hombre. Se lo merece, esa perra se burló de mi, dijo cosas, me humilló, ella y Pitt lo hacen desde hace tiempo y no dejaré que lo sigan haciendo. Yo estoy dispuesta hacer lo que sea Lisa, lo que sea pero que no se burlen de mi.
Lo miserable que me siento mientras la veo ir y volver con una jarra de agua la cual tira en mi cara, apenas la siento y me parece divertido.
—Otra vez—pido viéndola—Hazlo otra vez.
—Diana por Dios, dime que has hecho, ¿De quién hablas? ¿Para quien es tarde? Vamos dímelo.
Ella.
—Él ya debe estar en su piso, pronto me dará buenas noticas.
—Ven conmigo—me apoya sobre su hombro llevándome arrastras hasta la ducha, el contacto del agua con mi piel me parece dormido, no siento nada, solo quiero callar esa voz en mi cabeza, es su culpa, ella es la culpable, por eso lo hice, no me arrepiento, no lo haré, la odio, la detesto, quiero que muera.
—Yo hice todo para que fuera mío, incluso tomé clases de cocina para consentirlo, ¿Y Pitt qué hizo? ni vio lo que prepare, alistaba la cama y él se iba a dormir con otras, vine aquí por él y me echa a la primera oportunidad, le di la oportunidad de crecer y solo me ha dejado en la calle. Sin nada. No tengo nada.
—Vamos—me saca hasta la cama—Llamaré por ayuda.
—Nadie puede ayudarla.
—¿A quién?
—También te hice un favor Lisa, ella también quería a tu hombre.
Sonrío viéndola no entender nada, no importa, pronto lo sabrá.
—Vanessa entenderá que nunca debió meterse conmigo.
El teléfono suena y ella se lanza por el colocando el alta voz.
—Ya no tendrás más problemas—informa él del otro lado de la línea—He preparado todo para que parezca un robo que ha salido mal.
Lisa deja caer el celular y se lleva la mano a la boca viéndome con lágrimas en los ojos.
—Está hecho.
Se lo advertí. Yo lo hice. Una y otra vez pero creyeron que era un juego, yo no juego, solo gano y si pierdo nunca lo hago sola.