Esclavos de la guerra (Shinge...

arisardina tarafından

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Las guerras nunca eran buenas, sin importar el propósito con el que se llevaran a cabo, solo traían sufrimien... Daha Fazla

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El niño corrió y llegó hacia un hombre que estaba caminando observando varios puestos, cuando estuvo frente al hombre el niño lo miró con una expresión algo alarmada, cosa que sorprendió al hombre al que se había acercado. Andaira observó de lejos como el niño se colocaba detrás del hombre mientras señalaba hacia donde ella se encontraba. El hombre, que tenía un esmoquin negro y un gorro elegante que tapaba su largo y castaño cabello que hacía juego con una barba que comenzaba a crecer, levantó la mirada para observarla con sus ojos ámbar.

Andaira sonrió de forma leve hacia el hombre como saludo cuando sus miradas se conectaron y el hombre alzó las cejas sorprendido mientras abría levemente la boca, la pelirroja supuso que se debía a su banda amarilla que le identificaba como una candidata a guerrera, por lo que no le dio mucha importancia y pasó su mirada al niño, que le miraba aún escondido detrás el hombre. 

Las intenciones de Andaira no eran malas, pero entendió la reacción del niño, su mano ausente y el que hubiera intentado robar a pesar de ello le indicaba que la vida no había sido buena con él. La pelirroja solo quería acompañarlo al campamento de refugiados para asegurarse de que estuviera bien, pero si conocía y confiaba en ese hombre ya podría dejarlo seguir su camino. Por lo que Andaira sonrió al niño y se llevó las manos a su bolso, del cual sacó su cartera y cogió un todos los billetes que tenía, los cuales no eran muchos, y los colocó sobre el poste más cercano que tenía y colocó una piedra sobre estos para evitar que la brisa marina se los llevara. 

El niño que se había estado escondiendo detrás del hombre alzó las cejas sorprendido por eso y miró incrédulo a Andaira, quien le sonrió por última vez antes de pasar la mirada al hombre de ojos ámbar, quien seguía mirándola con sorpresa. La pelirroja inclinó la cabeza como saludo y señal de respeto y después se dio media vuelta para alejarse del lugar guardando de nuevo la cartera en su bolso. 

Se alejó varios metros y antes de girar una esquina para dirigirse a Liberio la pelirroja observó como el niño cogía los billetes que ella había colocado mientras sonreía de forma amplia y hablaba de forma animada con el hombre de esmoquin, quien tenía su mirada clavada en ella con una expresión que no pudo llegar a descifrar, pero igualmente la pelirroja le dedicó una pequeña sonrisa como despedida antes de irse contenta por haber ayudado a que ese niño hubiera pintado una sonrisa tan pura como la que le vio al coger los billetes. 

***

Andaira se acomodó la manga de su camisa observando a la enfermera, quien apuntaba unas cosas en un papel con una sonrisa, ya había pasado un mes desde que regresaron y se encontraba mejor, las heridas estaban en gran parte curadas y habían cicatrizado en su gran mayoría, aunque aún no estaban cerradas del todo y le provocaban algo de dolor de vez en cuando. 

-Creo que ya puedes dejar de venir, solo tienes que seguir curando las heridas como has hecho hasta ahora y cambiar las vendas, pero la herida ya está casi curada. -La pelirroja asintió con la cabeza a la enfermera y se levantó de su camilla. 

-De acuerdo, muchas gracias por haberme atendido, que tenga un buen día. -La pelirroja sonrió cortésmente a la enfermera y después salió de la consulta. 

Al salir la pelirroja se dirigió a la zona exterior que daba al recinto que rodeaba al hospital, donde varios enfermeros ayudaban a los enfermos. La joven dirigió directamente su mirada hacia el banco donde su primo solía sentarse con el enfermo de guerra que había ido con ellos el día en el que regresaron de la guerra, el señor Kruger. 

Pero en el banco no se encontraba su primo pequeño, en su lugar se encontraba el abuelo de Zeke, que hablaba con el señor Kruger de forma tranquila. Andaira frunció de forma leve el ceño, según tenía entendido el abuelo de Zeke se encontraba mal mentalmente debido a las penurias que tuvo que pasar con sus dos hijos, por lo que sabía su hijo, el padre de Eren, pertenecía al movimiento de Eldianos que buscaban que su etnia volviera a ser una potencia mundial, era un compañero de su tío, quien murió hace veinte años cuando los pillaron. 

Andaira empezó a acercarse a ellos con intención de preguntar acerca de su primo Falco, el adolescente le había acompañado al hospital para visitar a su amigo herido de guerra y siempre le esperaba para poder regresar juntos a casa y de paso dar un paseo, le extrañaba que se hubiera ido sin ella. 

-¡Es mi culpa! ¡Todo es mi culpa! -La pelirroja se sobresaltó al escuchar como el señor Jaeger empezó a gritar llevándose las manos a su propia cara mientras daba un grito lleno de horror, rápidamente la joven se acercó a él corriendo y cuando estuvo a su lado puso una mano sobre su hombro intentando transmitirle algo de tranquilidad. 

-Señor Jaeger, intente coger aire, no ha hecho nada. -La pelirroja sacudió levemente el cuerpo del hombre, quien seguía gritando de forma histérica con sus manos en su propia cara tapándose los oídos, el señor Kruger se mantenía mirando la escena con una expresión neutral, aunque la pelirroja no le prestó atención alguna. La adolescente quitó las manos del hombre de sus orejas para que pudiera escucharle y le habló con un tono tranquilo intentando brindarle paz para que se relajara. -Por favor señor Jaeger, intente relajarse, venga, vayamos con su doctor. 

De repente un doctor y una enfermera se pusieron al lado de la pelirroja, quien se apartó haciendo una pequeña mueca apenada de ver al señor Jaeger de esa forma, recordaba verlo de pequeña e incluso había llegado ir a su consulta un par de veces, pero a lo largo de los años el hombre se fue volviendo más senil y sus pecados fueron haciéndose cada vez más pesados para su débil cerebro.

-Disculpen, lo perdimos de vista por un momento. -La enfermera dirigió esas palabras a Andaira y al señor Kruger con una expresión algo nerviosa, la pelirroja negó con la cabeza y se llevó la mano derecha a la zona de su propio pecho para coger con su mano el collar que Sasha le había regalado una vez hacía ya más de cuatro años, un supuesto talismán de protección del cual no se había separado y que solía tener bajo la ropa cuando se encontraba con sus compañeros guerreros o los generales Marleyenses, aunque en su tiempo libre solía tenerlo fuera para poder tenerlo a mano. 

-No se disculpe, cuiden de él, por favor. -La enfermera asintió con la cabeza de forma leve y después levantó al señor Jaeger junto al doctor para llevarlo al interior del hospital. Andaira hizo una pequeña mueca al escuchar los lamentos del hombre mayor, recordando como ella misma se despertaba de una forma similar debido a las pesadillas y se preguntó si llegaría un punto donde perdería la cabeza tal y como lo había hecho ese hombre. 

-¿Lo conoces? -Una voz grave y ronca sonó a su lado, la pelirroja giró la cabeza y observó el perfil del señor Kruger, quien seguía observando al señor Jaeger siendo arrastrado hacia el hospital. 

-Si, es el abuelo de un amigo mío, por desgracia con el paso de los años ha ido volviéndose en la persona que ves ahora... Por cierto, soy Andai... -La pelirroja no pudo acabar de presentarse, pues el señor Kruger le interrumpió sin llegar a dirigirle la mirada.

-Sé quien eres... Falco me ha hablado de ti. -La pelirroja alzó de forma leve las cejas algo sorprendida por que el hombre fuera tan cortante, no era como su primo se lo había descrito. 

-Si, Falco también me ha hablado de usted, creía que estaría aquí, ¿Sabe a donde fue? -El señor levantó su mano derecha y señaló hacia la derecha suya, donde se encontraba la puerta que daba al exterior del recinto del hospital. 

-Me dijo que le esperaría fuera. -Andaira asintió de forma leve con la cabeza y fijó su mirada en el ojo vendado de ese hombre, puesto que en ningún momento el hombre realizó contacto visual con ella. 

-De acuerdo, muchas gracias por hablar con él, le ha brindado mucha fuerza y sale más animado después de hablar con usted. Se lo agradezco, espero que se mejore. -Después de decir estas palabras la pelirroja empezó a caminar hacia la salida del recinto, cuando pasó frente al hombre intentó crear contacto visual para darle una sonrisa de agradecimiento, pero no fue posible que ese contacto visual se realizara debido a que el único ojo al aire libre del hombre se encontraba tapado por su largo pelo, por lo que la pelirroja decidió dejar ahí la interacción con ese hombre y se dispuso a salir del recinto del hospital. 

Una vez afuera Andaira observó a su primo Falco apoyado en el muro perteneciente al recinto del hospital con una expresión tranquila observando el cielo despejado que había ese día, al notar la presencia de su prima el adolescente rubio dirigió su mirada a ella y le sonrió de forma amplia. 

-Hola Andaira, ¿Qué te han dicho? -Andaira se acercó a su primo y le revolvió el pelo de forma cariñosa mientras sonreía de forma leve y después empezó a caminar teniéndolo a él a su lado. 

-Me han dicho que ya no tengo que volver más, la herida está casi cicatrizada, así que todo está bien ya. -La pelirroja observó como la sonrisa de Falco se hacía más amplia debido al alivio que eso le causaba. -Así que tal vez no tenga que llevar el brazo así al festival. 

-Aún no me creo que vayamos a tener un festival aquí en Liberio. -Falco observó a su alrededor sonriendo con entusiasmo. -¿Alguna vez has estado en uno? 

-No, es la primera vez que los países hacen una alianza como esta con Marley, también será mi primer festival, dicen que van a poner varios puestos de comida perteneciente a diferentes partes del mundo, espero que también pongan música. 

-Eso sería genial, podremos comer todo lo que queramos y bailar hasta caer rendidos, nos han dicho que estaremos libres en lo que dure el festival, solo tenemos que ayudar como camareros en la fiesta que se realizará con los lideres de otros países. -Andaira observó a su primo menor con una pequeña sonrisa debido a lo contenta que le ponía ver esos ojos ámbar con un brillo de felicidad. 

-Es una buena experiencia, ¿Me guardarás un baile? Podrás bailar con Gabi el resto del tiempo, pero guárdame aunque sea un pequeño bailecito. -Andaira observó como las mejillas de Falco se ponían de un rojo intenso en cuestión de segundos, cosa que hizo que ampliara su sonrisa, le gustaba ese amor tan inocente que su primo sentía y las reacciones que tenía cada vez que se mencionaba el tema. 

-No seas como Colt... Él aprovecha cada oportunidad que tiene para reírse de eso. -La pelirroja negó de forma leve con la cabeza mientras sonreía y colocó su mano sobre la espalda de su primo menor. 

-No nos reímos de ti, solo nos gusta verte así. ¿Piensas declararte a ella? -La pelirroja observó como las mejillas del menor se pusieron aún más rojas, cosa que llamó su atención.

-Yo... Técnicamente ya lo hice. -Andaira alzó las cejas sorprendida e inclinó levemente su cabeza para observar mejor la cara de su primo en busca de una explicación. -Cuando regresamos del entrenamiento, después de haberla superado corriendo... Le dije que me esforzaba de esa forma por ella, pero ella no lo entendió y me echó en cara que me metía en su camino y que eso no era ayudarla. 

-Oh... ¿Y no piensas aclarárselo? Eso no es una declaración como tal, ya sabes que Gabi solo piensa en llegar a ser una Marleyense honoraria, esta muy centrada en ello y no mira más allá. 

-No lo sé... Tal vez cuando encuentre el momento adecuado. -Falco se encogió levemente de hombros dirigiendo su mirada hacia el piso teniendo aún sus mejillas completamente sonrojadas, la pelirroja sonrió de forma leve y acarició la espalda de su primo menor intentando reconfortarle. 

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