Aiden

By JaimeMijares

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Ethan quedó mentalmente destruido después de pasar por un muy fuerte trauma, y en un intento de mejorar su sa... More

Prólogo
Personajes
Capítulo 1: El nuevo vecino
Capítulo 2: Isabel
Capítulo 3: Charlestone es mi territorio
Capítulo 4: Los secretos de Ethan
Capítulo 5: Otro asesinato
Capítulo 6: Pesadillas
Capítulo 7: ¿Quieres ser mi novia?
Capítulo 8: La mentira se volverá realidad si finges lo suficiente
Capítulo 9: La calma antes de la tormenta
Capítulo 10: Feliz cumpleaños, Ethan
Capítulo 12: Me gusta su hipocresía
Capítulo 13: ¿Qué debo hacer ahora?
Capítulo 14: Rabia
Capítulo 15: El discurso
Capítulo 16: Tenemos que hablar
Capítulo 17: Manipulador
Capítulo 18: Desde que conocí a Ethan
Capítulo 19: ¿Por qué lo hice?
Capítulo 20: Steve Stevens
Capítulo 21: Fue mi culpa
Capítulo 22: La maldición de Charlestone
¿Qué les parece este dibujo?
Capítulo 23: Esto es increíble
Capítulo 24: Destrúyeme
Capítulo 25: La dura realidad
Capítulo 26: Las cosas empeoran
Capítulo 27: El amor de un padre
Capítulo 28: Confrontación
Capítulo 29: Revelaciones y más revelaciones

Capítulo 11: Psicópata

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By JaimeMijares

Por un momento siento que el mundo a mi alrededor se detiene.

No me veo a mí mismo, pero estoy seguro de que mis labios deben estar blancos.

Esto no puede ser verdad.

Levanto la mirada y veo a Aiden con su característica sonrisa arrogante.

Y luego de guiñarme un ojo, se va.

Creo que voy a vomitar.

Isabel se acerca a mí, la preocupación clara en su rostro.

-¿Estás bien, Ethan?

Sacudo mi cabeza.

-Ah, sí, es sólo que...-veo el libro que Aiden me regaló-no esperaba que Aiden me regalara esto.

-¿No te gustó?

Me encojo de hombros-Ni siquiera lo he leído, es muy pronto para saber si me gustará o no.

Ella mira el papel en mi mano.

-¿Qué dice ese papel? Te inquietó bastante.

Veo un momento el papel que venía con el libro, y me lo guardo en el bolsillo del pantalón.

-No es importante.

Estoy seguro de que eso no la convenció, pero al menos no continuó insistiendo.

...

Llego a mi casa a eso de las 10:30, mis padres seguramente están dormidos.

Entro en mi habitación y me siento en el borde de la cama, me froto las sienes con frustración y suelto un suspiro.

Debiste cerrar la ventana.

Mierda.

Lo sabe, Aiden sabe que me metí en su casa.

Según el papel, Aiden se enteró porque fui tan descuidado de escapar por la ventana y no cerrar.

Y pensar que lo tenía todo planeado.

Llevaba ya tiempo vigilando a Aiden para saber a qué hora de la madrugada sale de su casa, y hasta dónde esconde la llave.

Lleve mi teléfono para tomar fotos a lo que encontrara, y así no dejar indicios de que hubo alguien ahí.

Y llevé guantes para evitar dejar mis huellas marcadas por todos lados.

Pero no contaba con que Aiden volvería tan temprano, de haberlo sabido, hubiese sido más cuidadoso y hubiese cerrado la ventana.

Maldición.

Okay, no hay que perder la calma.

Aiden sabe que estuve en su casa, pero eso no necesariamente significa que sabe lo que encontré. Me aseguré de dejar la carpeta dónde y cómo la conseguí.

Entonces sigo teniendo una ventaja, pequeña, pero la tengo.

La cuestión es que aún no sé cómo proceder con la información que tengo.

...

-¿Estás bien?-me pregunta mi madre.

-¿Ah?

-Te quedaste en blanco por un momento, ¿te pasa algo?

-Eh, sí, es sólo que...-Debiste cerrar la ventana-tú me conoces, y sabes cómo me obsesiono.

-¿En qué pensabas?

-No es importante.

De reojo veo a mi padre leyendo un periódico.

-Oye, papá,-capto su atención-estos asesinatos, ¿tú sospechas de alguien?

Él se encoje de hombros-Podría ser quién sea.

Mi madre me mira con curiosidad.

-¿A qué vino esa pregunta? ¿Tú sospechas de alguien en particular?

Sí, de Aiden.

-Sólo fue una curiosidad. Papá lo dijo, podría ser cualquiera, tocará vivir con la incertidumbre hasta que lo atrapen.

Ella piensa un momento, y luego asiente en señal de que está de acuerdo.

...

3:00 p.m.

Mis padres se fueron a la iglesia hace poco más de una hora, a rezar por la señora Gutiérrez.

Pobre mujer, parece que saber la verdad sobre su hijo no le cayó nada bien.

Por lo que me dijeron, le dio un ataque tras descubrir la verdad, y ahora su salud es delicada.

Aunque lo que le está pasando es horrible, sólo reafirma lo que creo.

La verdad a veces te libera, a veces te destruye.

La mentira se volverá realidad si finges lo suficiente.

Tenía pensado acomapañar a mis padres a la iglesia, pero preferí quedarme porque tengo demasiadas cosas que pensar.

Como el hecho de que Aiden sabe que me metí en su casa.

Maldición, ¿cómo fui tan descuidado?

La ventana, él no hubiese sabido que yo estaba ahí si hubiese cerrado la maldita ventana.

Lo tenía todo pensado, pero no consideré la posiblidad de que Aiden volviera antes de lo planeado, y ese fue mi error, no plantearme todos los escenarios.

Si ya antes tenía que ser cuidadoso, ahora debo caminar como si el suelo estuviera infestado de minas.

¿Y es que no es así?

Cuándo caminas por terrenos desconocidos, tienes que andar como si andaras sobre minas.

Porque el primer paso errado, puede fácilmente ser el último que des.

Me froto las sienes con frustración, y tras un bufido, me levanto del sillón.

Necesito aclarar mi mente, así que hago lo que siempre me funciona, salir a caminar.

Abro la puerta y salgo de mi casa, pero apenas salgo de mi casa veo a la última persona con la que me quisiera topar.

Aiden está vestido con su ropa de badboy de siempre, su cabello castaño peinado hacia atrás.

En cuánto sus ojos bicolores conectan con los míos, su sonrisa se amplía.

Yo por mi lado no muestro emoción alguna.

No sabría decir cuánto tiempo pasa, pero nos quedamos mirando en silencio.

Él con una sonrisa.

Yo inexpresivo.

Sus ojos llenos de diversión.

Los míos no transmiten nada.

Casi como si hubiésemos llegado a un acuerdo sin decir nada, camino devuelta a mi casa, con Aiden detrás de mí.

Todo en silencio, y es que, al menos todavía, no hay nada que decir.

Aiden se sienta en una silla de la cocina, y yo me dirijo a buscar lo que necesito para preparar café.

Pongo el filtro, y pongo el café, mido el agua y procedo a enchufar la cafetera.

Espero pacientemente mientras el café se prepara.

De vez en cuando siento la mirada de Aiden sobre mí, y me siento tentado de enfrentarlo, pero no lo hago.

Cuando veo que el café está listo, desenchufo la cafetera, abro un cajón y saco dos tazas.

Sirvo en ambas, una se la paso a Aiden y la otra me la quedo yo.

Y todo lo hice sin intercambiar palabra con Aiden. Fue tan natural, como si en otra vida lo hubiese hecho mil veces.

A veces me asusta un poco lo espontáneas que son mis reacciones con Aiden.

Los insultos, los comentarios sarcásticos, todo me sale tan natural.

Nos miramos el uno al otro, como si tratáramos de decidir quién hablará primero.

Soplo un poco mi café, le doy un sorbo. Quema, pero no es nada que no pueda soportar.

Tomo la palabra-Supongo que lo sabes.

Él no tarda en responder-Sí, lo sé.

Doy un suspiro y abro la boca para hablar, pero él se me adelanta.

-Y debo decir que estoy impresionado.

Lo miro confundido.

Él debe haber notado la confusión en mi rostro, porque procede a explicarme.

-Supiste a qué hora salgo a caminar, y no dejaste huellas por ningún lado, por lo cuál supongo que usaste guantes.

Asiento.

-Lo que no me queda claro es ¿por qué lo hiciste?

No supe inmediatamente qué responder, por lo que opté por decirle la verdad. Tal vez pueda aprovechar esto.

-No confío en ti.

Me mira con los ojos entrecerrados-¿Tú crees que soy el asesino?

-Sí.

Él parece pensar por un segundo.

-¿Encontraste algo?

Bueno, eso podría significar que no sabe que encontré lo que encontré.

-Al principio pensaba que eras el asesino.

-¿Y ahora no?

-Volteé todo lo que encontré en busca de algo que te delatara, y no encontré nada. Supongo que tú no eres el asesino.

Él me mira como si me estuviera analizando, como si buscara la mentira.

Yo trato de mantenerme sereno. Soy buen mentiroso, pero con Aiden, tengo que mejorar esa habilidad.

-Bueno,-dice él-18 años, un adulto joven, ¿qué piensas?

Me encojo de hombros-Para serte sincero, casi no noto la diferencia entre esto y ser un adolescente.

-Con el tiempo la notarás más.

-Supongo que la gran diferencia es que ahora que soy adulto tengo más libertades.

Él sonríe pícaramente-Concentir está entre esas libertades.

Ruedo los ojos.

-Imbécil.

No decimos nada durante algunos segundos, que se me hacen extrañamente cómodos.

Hasta Aiden decide hablar.

-Entonces...¿esto de meterte en mi casa se volverá algo frecuente?

-Depende, ¿tú volverás a entrar sin permiso a la mía?

Él sonríe-Ah, ya entendí. Ojo por ojo...

Completo por él-...diente por diente.

Nos miramos, y sonreímos.

Entre locos se entienden.

Debo dejar de recordar eso. ¿Entre locos se entienden? Yo estoy bien, no me pasa nada.

Un sonido interrumpe el extraño momento. Mi teléfono.

Saco mi teléfono y sonrío al leer el nombre: Isabel.

Isabel: Hola, bebé.

Con un corazón.

Sonrío con ternura, Isabel sería la novia perfecta para quién sea.

-¿Quién es?

-Isabel.-respondo sin mirarlo, al mismo tiempo que le respondo.

Yo: Hola, linda. ¿Cómo estás?

Y envío.

-Ah, claro, la fachada.

Bufo-Pudrete.

-Me pregunto cuánto durará.

-Lo que a mí me dé la gana de que dure.

Isabel: ¿Quieres salir mañana?

Yo: Sí, tengo tiempo.

Miro a Aiden.

-Es extraño, Ethan.

Mi ceño se frunce en confusión.

-¿Qué cosa?

-Aparte de ti y de Isabel, no he visto a ningún adolescente con teléfono.

-Están prohibidos para los jóvenes porque implica acceso a Internet y un mundo de tentaciones, pero a Isabel a mí se nos permite usarlos por ser ejemplares.

Luego añado, con un encogimiento de hombros.

-Las ventajas de ser un santo.

Él se ríe y yo sonrío levemente.

-Deberías irte, Aiden, mamá y papá llegarán en cualquier momento, y no tengo ganas de inventar excusas de por qué estás aquí.

-Ah.

Se levanta para irse, pero se detiene a medio camino.

-Ethan,-volteo a verlo, y tiene su sonrisa arrogante de siempre-ahora que eres adulto, no hay barrera legal.

Le sonrío con la misma arrogancia-Pero todavía está la barrera del consentimiento.

Él se caecajea.

-Eso no será un problema. Tú quieres hacerlo, el problema es que te resistes, pero no será para siempre.

Ruedo los ojos.

-Adiós, Aiden, nos vemos luego.

-Adiós, Ethan.

Veo cómo sale por la puerta, y bufo con molestia.

¿Qué cree Aiden? ¿Que un día tocaré a su puerta rogando por sexo?

Sí, es guapo.

Sí, he considerado la idea.

No, no me lanzaré a su cama, o al menos no tan fácilmente.

Porque no cabe duda que Aiden es atractivo, pero yo no soy ciego y veo más allá.

Desde que lo vi supe que algo andaba mal en él, y lo que encontré en su casa me lo confirmó.

Pero, ¿cuándo usaré el arma que tengo contra él?

¿Antes o después de acostarme con él?

Tengo que pensar muy bien de qué manera usar la información que tengo en mi poder, así que tendría que ser lo antes posible...

Un momento...

...Isabel.

Sí, es verdad que no me siento igual con ella que ella conmigo, pero aún así no puedo hacerle eso.

Y Aiden, por quién sí me siento atraído, no puedo acostarme con él.

Qué mierda tan complicada.

Mañana tendré una cita con ella, y otras citas vendrán hasta que algún día me enamore de ella.

Luego de quedarme pensando, me levanto de la silla y me dirijo a mi habitación.

Subo las escaleras, cruzo el pasillo, y entro.

Veo mi ventana, cerrada, como yo debí dejar la de Aiden, pero por idiota no lo hice.

Me lanzo a la cama y comienzo a pensar, como siempre. Me saldrán canas si sigo por este camino.

Aunque pensándolo bien, las canas tal vez no se vean tan mal con mi cabello castaño.

No puedo evitar reír ante la idea.

Ya luego pensaré en qué hacer respecto a Aiden, ahora mismo lo que quiero hacer es descansar.

Ah, y mi cita con Isabel, que me acerca un paso a amarla de la misma manera en la que ella me ama a mí.

En algún momento me gustará-me repito eso varias veces-En algún momento me gustará.

Deberias dejar eso.

Tu novia falsa.

Sacudo mi cabeza para apartar esos pensamientos, ¿desde cuándo me importa lo que Aiden diga?

Bufo con molestia. Mi vida sería tan fácil si Aiden no hubiese llegado a complicarla.

Saco mi teléfono y comienzo a revisar las fotos que tomé de la carpeta que encontré que es el expediente psicológico de Aiden.

Básicamente un montón de palabrería, así que salto a la palabra que, para mí, resaltó entre todas.

Psicópata.

Nota de autor

Bueno, qué decir.

Aiden psicópata. Algunos se habrán sorprendido, otros no. Dejé varias pistas sueltas:

Apenas duerme.

El azul es su favorito.

Falta de empatía y ningún respeto por reglas o moral, cosa que nos demostró más de una vez.

La cuestión ahora es: ¿Aiden es inofensivo, o el tipo de psicópata que las películas nos muestran? Ya luego lo sabremos...

Ethan usó sus poderes de mentir para librarse del problema en el que se metió, y Aiden, aparentemente, se lo creyó. ¿O sólo fingió que le creyó?

Tantas preguntas sin respuesta. Yo mismo me estreso.

Ethan, estoy decepcionado. ¿Qué es eso de que Aiden se ríe y tú sonríes? No me digas que estás bajando la guardia.

Ethan:*rueda los ojos* Cierra la boca, ¿quieres? Yo sé lo que hago.

Yo:*sonríe maliciosamente* ¿En serio? ¿Sabías lo que hacías cuando dejaste la ventana abierta?

Ethan*le lanza mirada asesina que da miedo* ¡Eres un maldito hijo de puta...

¡Y como siempre decimos!

Lean si les llamó la atención.

Voten si quieren.

Comenten si les da la gana de hacerlo.

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