Las gotas el sudor se deslizaban por el cuello de Louis y se resbalaban bajo el cuello de su jersey. Tiró suavemente de este con su mano buena, con la otra no podia estaba encerrada en un caliente yeso. Uno de los pinceles rodó por el suelo, y Louis, en su recalentado estado letárgico, se abalanzó sobre él. Fallo por varios centímetros, el utensilio para arte de plástico sonó al chocar contra al suelo, acompañada de un suspiro de Louis frustrado.
Se inclinó para llegar a el, demasiado perezosos para moverse de su silla, cuando una cabeza con rizos de repente bloqueó su visión. Vio que Harry se inclinó, con sus pantalones de montar por a bajo de las caderas, y cogió el pincel, dándoselo a Louis con una sonrisa.
-¿Ya cansado, Lou? -Harry le preguntó, riéndose del gesto aturdido de su amigo. -Los niños ni siquiera han llegado aquí.
-Hace calor. -Louis se quejó. -¡No puedo creer que me asignaras la mesa para pintar la cara! Sabes que soy un terrible artista!
-Si tienes calor, quítate ese suéter. -Le dijo Harry deliberadamente, haciendo un gesto hacia el blanco, y lanoso suéter que Louis llevaba. -Y la razón por la que estás aquí es porque nadie más lo haría. ¿Crees que yo quería dejar que te acercaras a las caras de los niños con la pintura? ¿Después de los dibujos que has hecho?
-¿Por qué no puedes hacerlo tu? -Louis se quejó de nuevo, tirando de la mano de Harry. -Por favor, Harry, ¡Yo no quiero!
-No puedo, Lou. -Rió Harry, enredando sus dedos con los de Louis: -Tú sabes que no puedo, tengo que ver que el resto de la feria funcione sin problemas.
-No entiendo el punto de una feria de invierno, de todos modos. -Louis hizo un mohín petulante. -¿No deberían ser ferias de verano, cuando el clima es bueno, y uno puede estar fuera?
-En el verano, los niños tienen más que hacer, en el invierno es cuando los niños pasan la mayor parte de su tiempo dentro, jugando videojuegos o viendo la tele. -Explicó Harry, agachándose para mirar Louis a los ojos,con una pequeña sonrisa aún en los labios. -Para eso es la feria de invierno, para darles algo más que hacer.
-¿Por qué haces eso? -Se quejó Louis, soltando la mano de Harry para tirar de sus rizos. -¿Por qué siempre tienes que ser tan lógico?
-Deja de quejarte. -Rió Harry, con las manos descansando suavemente sobre los muslos de Louis mientras se inclinaba hacia Louis con sus manos extendidas hacia adelante. -¿Vas a quedarte con tu suéter?
-¿Deseoso de sacarme mi ropa, Styles? -Louis sonrió con locura a su amigo, torciendo los rizos de seda con sus dedos. Los ojos de Harry se deslizaron hacia el cierre, empujando la cabeza más hacia adelante por el contacto Louis, un pequeño suspiro de felicidad se escapo de su boca.
-No voy a tomar el lugar de pintar la cara por ti. -Harry murmuró mientras su cabeza cayo finalmente a descansar en el muslo Louis, como si su cuello había renunciado a tratar de mantenerse en posición vertical. -¿Crees que por jugar con mi pelo, yo voy a hacer lo que quieras?
-Yo no creo eso, Harry. -Dijo Louis, sonriendo a su amigo, que estaba casi estaba ronroneando en este momento. -Acabo de poner mis manos en el, y ya te convertiste en papilla.
-Tienes buenas manos. -Resopló Harry, su aliento acariciaba la pierna Louis. Un escalofrío sacudido su cuerpo, la piel de gallina se alzo en toda su piel. Se aclaró la garganta con torpeza, la sangre había aumentado en sus mejillas. Sacó sus dedos del cabello de Harry, ganando un gran pero suave gemido de protesta, y se sacó el jersey por la cabeza. La camiseta blanca que llevaba llegó hasta el estómago, antes de establecerse de nuevo alrededor de sus caderas. Sus manos encontraron inmediatamente su camino de regreso a los rizos de Harry, y un pequeño suspiro involuntario salieron de la boca de Harry por el contacto.
Se quedaron así por una cantidad incalculable de tiempo, antes de que Suzanne, uno de los otros maestros, se acercara para ver qué estaba pasando. La anciana insistió en tomarle la temperatura de Harry, claro que no se sentía enfermo. Harry malhumorado tomó el termómetro sólo para tranquilizar a la anciana, ignorando la risa histérica de Louis.
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Louis no era un campista feliz. Odiaba a los niños, odiaba esta sala, odiaba su vida, y, sobre todo, odiaba el perfecto rostro de Harry. Los niños querían pinturas elaboradas en sus rostros, como una mariposa, o una máscara del hombre araña, o la Mona Lisa. Los niños habían dejado de venir una vez que se dieron cuenta de que Louis era más o menos el peor artista aunque hubo algunos que volvían, con caras limpias, y exigiendo más, y más, pinturas difíciles, sólo para ver a Louis luchando.
-Muy bien, Carter, vamos a darle un descanso Louis. -Rió Harry, colocando una mano sobre el hombro del joven, quien hizo un mohín, evidentemente, le gustaba torturar a Louis. -Puedes volver más tarde, ¿De acuerdo?
-Gracias. -Susurró Louis, cayendo en la silla cuando Carter echó a correr, antes de mirar a través de los ojos entrecerrados a su amigo -Eres un idiota.
-Louis. -Harry se rió. -No alrededor de los niños.
-No alrededor de los niños. -Se quejó Louis oscuramente. -Me odias.
-¡Yo no te odio! -Exclamó Harry, sin dejar de reír. Se adelantó, colocando sus rodillas en medio de las piernas de Louis, envolviendo sus brazos libremente alrededor de la cintura de Louis. -Tu solamente odias la pintura.
-Sí, y tú lo sabes. -Louis gimió, poniendo sus propios brazos alrededor del cuello de Harry, entrelazando sus dedos en la base de los rizos del cuello de Harry. -Ellos están tratando de hacer esto difícil para mí.
-Sólo porque los dejas. -Harry sonrió perezosamente hacia él, arrastrando los pies hacia adelante para que sus brazos pudieran envolver todo la cintura alrededor de Louis, inclinando la cabeza ligeramente hasta ponerla sobre las manos de Louis. - Si les dijeras que no, se irían. Estás dejando que te pasen por encima.
-¡No sé cómo manejar a los niños! -Gritó Louis. -Son pequeños monstruos, y no tienen cerebros.
-Sabes tratar bien las niñas. -Señaló Harry. Louis resopló, su flequillo aleteo brevemente en su frente.
-Las chicas se relacionan conmigo. -Le dijo Louis, dándole una mirada mordaz. -Y de hecho ellas saben escuchar.
-Sí, ellas escuchan, porque saben que no vas a hacer lo que ellas quieran. -Explicó Harry, con los ojos en blanco. -Sólo tienes que utilizar la misma severidad juguetona con estos niños como lo haces con las chicas.
-¿Cuándo terminará esto? -Louis preguntó bruscamente. -¿Cuándo nos podemos ir a casa?
-A la una. -Rió Harry, jugando con el dobladillo de la camisa de Louis. -Estás atrapado aquí hasta entonces.
-Nooo. -Louis gimió. -Son sólo las 11:30.
-Sobrevivirás -Rió Harry.
-No me dejes solo con estos bobos. -Louis declaró. -Por favor.
-Veré lo que puedo hacer. -Se rió Harry, negando con la cabeza un poco, con cuidado de no desplazar los dedos de Louis. Louis chilló indignado.
-¿Por qué no te quedaste conmigo antes? -Se lamentó Louis. -¡He estado sufriendo aquí por dos horas! ¡Y todo lo que has estado haciendo es riéndote de mí desde el otro lado de la habitación!
-¿Quieres que me ría de ti aquí? -Preguntó Harry descaradamente, ganando un fuerte tirón en el pelo de un petulante Louis. -Está bien, lo siento, era demasiado divertido, no quiero arruinar tu diversión.
-Eres un idiota. -Louis repitió, sonriendo en contra de su voluntad por la pequeña sonrisa que adornaba el rostro de Harry.
-Tú me amas. -Respondió Harry y Louis peleó con el rubor que amenazaba con colorear sus mejillas.
-Cállate. -Se quejó, y Harry se rió en respuesta.
-Vamos. -Suspiró Harry, empujando a sí mismo para ponerse de pie, poniendo los ojos por como Louis gimió en señal de protesta. -Tenemos que abrir la pintura para la cara. Déjame ir y dejarle saber a Jess que yo voy a estar por aquí, para que pueda mantener un ojo en el resto de la feria.
Louis asintió con la cabeza, jugando torpemente con el dobladillo de su camisa mientras esperaba el regreso de Harry. Miró hacia arriba, examinando la habitación, y los niños en ella. No había visto a las gemelas en todo el día, pero eso no es necesariamente malo. Sería una apuesta segura decir que estaban en el gimnasio, lo que explicaría por qué no las había visto. Sus ojos se posaron de nuevo en Harry, que estaba ridículamente bueno con la camiseta azul marina que llevaba puesta. De repente le bajo en calor por el cuello, Louis se movió incómodo en su asiento, se aclaró la garganta y tiro de su camisa fuera de su torso brevemente.
Harry se paseó de nuevo hacia Louis, con una sonrisa aún en su rostro, con los hoyuelos siempre presentes. Sacó otra silla, sus bíceps estaban luchando contra la manga de su camisa. Louis tragó saliva, lamiéndose los labios brevemente mientras trataba de mantenerse en calma.
-Entonces... -Dijo Harry, sentandose frente a Louis y lanzando sus pies en el regazo de su amigo. -¿Qué tenemos que hacer?
-¡Yo no sé! -Louis rió, golpeando los pies de Harry suavemente, pero sin hacer ningún intento de bajarlos. -Tú eres el que me puso aquí.
-Estás loco. -Harry sonrió. -Estuviste haciendo esto por dos horas. ¿Cómo que no sabes lo que estás haciendo?
-Porque no he estado prestando mucha atención. - Louis le dijo con aire ausente jugando con las zapatillas de deporte de Harry.
-Es mejor ahora que estoy aquí, ¿No? -Harry sonrió. -Vamos, esto no puede ser tan malo.
-¡Lo es! -Louis exclamó. -¡Sólo los conoces como ángeles ya que tu les agradas! Pero en realidad son pequeños demonios.
-Shhh... -Harry sonrió. -Es que no lo estás tratando lo suficiente.
-Es por eso que eres el maestro, y yo soy el camarero. -Louis le dijo -Yo trato con los adultos, y tu con los niños.
-Tiene que haber niños en tu trabajo. -Dijo Harry, dand le a Louis una mirada mordaz. -Trabajas en un restaurante en donde van familias.
-Sí, sí. -Louis estuvo de acuerdo. -Pero yo dejo a Liam tomar esos. Él va a atender las mesas, pero en los descansos yo trabajo y el esta con Zayn.
-Eres ridículo. -Se rió Harry, dándole una mirada cariñosa. -¿Qué pasa con ellos de todos modos?
-¿Qué quieres decir? -Louis preguntó confusamente. Harry levantó una ceja.
-Están siempre el uno con el otro. -Di jo Harry.
-En realidad están uno sobre el otro. -Señaló Louis, teniendo el placer del sonrojo de Harry.
-Bueno, sí, ellos estan así... -Harry se detuvo, dándose cuenta de que en realidad no tenia mucho sentido. -Sólo quiero decir: parece que están siempre bailando uno alrededor del otro. Al igual, cuando estan cerca de los demás, se buscan el uno al otro, pero son un poco... no sé, es difícil de explicar.
-No... -Louis suspiró. -Entiendo lo que quieres decir. Realmente no sé lo que pasa con ellos, han sido amigos desde siempre. Supongo que han perdido de vista los límites.
-Si. -Harry murmuró. -Perdido de vista los límites.
-No lo quiero decir de una mala manera. -Dijo Louis a toda prisa. -Sólo quiero decir, ya sabes, hay una línea divisoria entre las relaciones imposibles y las románticas, de lo contrario la gente tendría sexo con sus amigos.
-Bueno, Lou. -Dijo Harry. -Hay personas que lo hacen.
-Lo sé, pero quiero decir los más, en regla general, no como una excepción. -Explicó Louis. -Hay un nivel de atracción física que viene con ser amigos, pero la mayoría de la gente se resiste a la idea de tener sexo con sus amigos. Eso es lo que quiero decir con límites.