โž€ Yggdrasil | Vikingos

ุจูˆุงุณุทุฉ Lucy_BF

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๐˜๐†๐†๐ƒ๐‘๐€๐’๐ˆ๐‹ || โ La desdicha abunda mรกs que la felicidad. โž Su nombre procedรญa de una de las leyendas... ุงู„ู…ุฒูŠุฏ

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โ” Proemio
๐€๐œ๐ญ๐จ ๐ˆ โ” ๐˜๐ ๐ ๐๐ซ๐š๐ฌ๐ข๐ฅ
โ” ๐ˆ: Hedeby
โ” ๐ˆ๐ˆ: Toda la vida por delante
โ” ๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Fiesta de despedida
โ” ๐ˆ๐•: Una guerrera
โ” ๐•: Caminos separados
โ” ๐•๐ˆ: La sangre solo se paga con mรกs sangre
โ” ๐•๐ˆ๐ˆ: Entre la espada y la pared
โ” ๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Algo pendiente
โ” ๐ˆ๐—: Memorias y anhelos
โ” ๐—: No lo tomes por costumbre
โ” ๐—๐ˆ: El funeral de una reina
โ” ๐—๐ˆ๐ˆ: Ha sido un error no matarnos
โ” ๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Un amor prohibido
โ” ๐—๐ˆ๐•: Tu destino estรก sellado
โ” ๐—๐•: Sesiรณn de entrenamiento
โ” ๐—๐•๐ˆ: Serรก tu perdiciรณn
โ” ๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Solsticio de Invierno
โ” ๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: No es de tu incumbencia
โ” ๐—๐ˆ๐—: Limando asperezas
โ” ๐—๐—: ยฟQuรฉ habrรญas hecho en mi lugar?
โ” ๐—๐—๐ˆ: Pasiรณn desenfrenada
โ” ๐—๐—๐ˆ๐ˆ: No me arrepiento de nada
โ” ๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: El temor de una madre
โ” ๐—๐—๐ˆ๐•: Tus deseos son รณrdenes
โ” ๐—๐—๐•: Como las llamas de una hoguera
โ” ๐—๐—๐•๐ˆ: Mi juego, mis reglas
โ” ๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: El veneno de la serpiente
โ” ๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: ยฟPor quรฉ eres tan bueno conmigo?
โ” ๐—๐—๐ˆ๐—: Un simple desliz
โ” ๐—๐—๐—: No te separes de mรญ
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ: Malos presagios
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ: No merezco tu ayuda
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Promesa inquebrantable
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐•: Yo jamรกs te juzgarรญa
โ” ๐—๐—๐—๐•: Susurros del corazรณn
โ” ๐—๐—๐—๐•๐ˆ: Por amor a la fama y por amor a Odรญn
๐€๐œ๐ญ๐จ ๐ˆ๐ˆ โ” ๐•๐š๐ฅ๐ก๐š๐ฅ๐ฅ๐š
โ” ๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Donde hubo fuego, cenizas quedan
โ” ๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Mรกs enemigos que aliados
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐—: Una velada festiva
โ” ๐—๐‹: Curiosos gustos los de tu hermano
โ” ๐—๐‹๐ˆ: Cicatrices
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐ˆ: Te conozco como la palma de mi mano
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Sangre inocente
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐•: No te conviene tenerme de enemiga
โ” ๐—๐‹๐•: Besos a medianoche
โ” ๐—๐‹๐•๐ˆ: Te lo prometo
โ” ๐—๐‹๐•๐ˆ๐ˆ: El inicio de una sublevaciรณn
โ” ๐—๐‹๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Que los dioses se apiaden de ti
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐—: Golpes bajos
โ” ๐‹: Nos acompaรฑarรก toda la vida
โ” ๐‹๐ˆ: Una red de mentiras y engaรฑos
โ” ๐‹๐ˆ๐ˆ: No tienes nada contra mรญ
โ” ๐‹๐ˆ๐ˆ๐ˆ: De disculpas y corazones rotos
โ” ๐‹๐ˆ๐•: Yo no habrรญa fallado
โ” ๐‹๐•: Dolor y pรฉrdida
โ” ๐‹๐•๐ˆ: No me interesa la paz
โ” ๐‹๐•๐ˆ๐ˆ: Un secreto a voces
โ” ๐‹๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Yo ya no tengo dioses
โ” ๐‹๐ˆ๐—: Traiciรณn de hermanos
โ” ๐‹๐—: Me lo debes
โ” ๐‹๐—๐ˆ: Hogar, dulce hogar
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐ˆ: El principio del fin
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: La cabaรฑa del bosque
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐•: Es tu vida
โ” ๐‹๐—๐•: Visitas inesperadas
โ” ๐‹๐—๐•๐ˆ: Ella no te harรก feliz
โ” ๐‹๐—๐•๐ˆ๐ˆ: El peso de los recuerdos
โ” ๐‹๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: No puedes matarme
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐—: Rumores de guerra
โ” ๐‹๐—๐—: Te he echado de menos
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐ˆ: Estรกs jugando con fuego
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Mal de amores
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐•: Creรญa que รฉramos amigas
โ” ๐‹๐—๐—๐•: Brezo pรบrpura
โ” ๐‹๐—๐—๐•๐ˆ: Ya no estรกs en Inglaterra
โ” ๐‹๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Sentimientos que duelen
โ” ๐‹๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: ยฟQuiรฉn dice que ganarรญas?
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐—: Planes y alianzas
โ” ๐‹๐—๐—๐—: No quiero perderle
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ: Corazones enjaulados
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ: Te quiero
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: La boda secreta
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐•: Sangre de mi sangre y huesos de mis huesos
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•: Brisingamen
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•๐ˆ: Un sabio me dijo una vez
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Amargas despedidas
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Te protegerรก
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐—: El canto de las valquirias
โ” ๐—๐‚: Estoy bien
โ” ๐—๐‚๐ˆ: Una decisiรณn arriesgada
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐ˆ: Tรบ harรญas lo mismo
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Mensajes ocultos
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐•: Los nรบmeros no ganan batallas
โ” ๐—๐‚๐•: Una รบltima noche
โ” ๐—๐‚๐•๐ˆ: No quiero matarte
โ” ๐—๐‚๐•๐ˆ๐ˆ: Sangre, sudor y lรกgrimas
โ” ๐—๐‚๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Es mi destino
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐—: El fin de un reinado
โ” ๐‚: Habrรญa muerto a su lado
โ” ๐‚๐ˆ: El adiรณs
โ” ๐„๐ฉ๐ขฬ๐ฅ๐จ๐ ๐จ
โ€– ๐€๐๐„๐—๐Ž: ๐ˆ๐๐…๐Ž๐‘๐Œ๐€๐‚๐ˆ๐Žฬ๐ ๐˜ ๐†๐‹๐Ž๐’๐€๐‘๐ˆ๐Ž
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โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ: Deseos frustrados

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──── CAPÍTULO LXXI──

DESEOS FRUSTRADOS

────────ᘛ•ᘚ────────

( NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR )

◦✧ ✹ ✧◦

        A BJÖRN NO PODÍA HACERLE MÁS FELIZ que Ubbe y Drasil se hubiesen comprometido, formalizando así su relación. Desde que se había enterado de que tenían una aventura, el rubio los había instado a que dejaran de preocuparse por la opinión de los demás y se confesasen sus sentimientos, sincerándose el uno con el otro. Era cierto que al principio, cuando su propio hermano le puso al corriente de sus escarceos amorosos con la hija de La Imbatible, se le hizo extraño pensar en ellos de esa forma, como dos jóvenes presos de un amor prohibido. Pero a medida que se fue dando cuenta de la manera en que se miraban y se sonreían, le resultó imposible no querer ofrecerles todo su apoyo. Ubbe no dejaba de ser su hermano y Drasil... Drasil siempre le había recordado mucho a Gyda.

Björn observó a la joven pareja con una sonrisilla pícara en los labios. Se habían acomodado en torno a una de las múltiples mesas que se habían dispuesto a lo largo y ancho del Gran Salón para poder llevar a cabo el banquete. Hacía varios minutos que habían terminado de degustar los exquisitos manjares que se habían preparado para el nattveror de esa noche, pero los thralls que se encontraban al servicio de su progenitora continuaban sirviendo cerveza e hidromiel a los numerosos invitados. Y es que el comedor estaba a rebosar de gente.

—Me alegro mucho por vosotros —manifestó Piel de Hierro. Vio cómo Ubbe entrelazaba su mano izquierda con la derecha de Drasil y ensanchó aún más su sonrisa—. Ya iba siendo hora de que dejarais de ser tan orgullosos y cabezotas —bromeó en un improvisado tono jocoso.

Su hermano carcajeó y su amiga compuso una mueca, lo que captó irremediablemente su interés. No sabía por qué, pero tenía la impresión de que algo le ocurría a Drasil. Estaba más distraída y apagada de lo habitual, como si algo la preocupara o atormentase.

¿Sería por Lagertha?

Antes de partir hacia el mar Mediterráneo, la muchacha le comentó que temía la reacción de su madre cuando se enterase de lo suyo con Ubbe. Quizás estuviera así por eso, porque aún le incomodaba estar en público con el que ahora era su prometido.

Fue entonces cuando Drasil se puso en pie, acaparando la atención de sus acompañantes. Se disculpó con ellos, alegando que quería ver cómo se encontraba Kaia, y giró sobre sus talones, perdiéndose después en el gentío. El primogénito de Ragnar y Aslaug la vio alejarse con un rictus amargo contrayendo su atractiva fisonomía. De repente parecía desanimado, consternado incluso.

—Bueno... ¿Me vas a contar por qué te has peleado de ese modo con Ivar? —quiso saber Björn luego de unos instantes más de mutismo. No le había pasado desapercibido el repentino cambio de actitud de su hermano, pero no consideró oportuno presionarlo. En su lugar, extendió una mano hacia su jarra de cerveza y comenzó a juguetear con ella, trazando su borde con la yema de los dedos.

Su pregunta hizo que Ubbe arrugara el entrecejo.

—¿Acaso importa? Nos ha declarado la guerra —masculló entre dientes.

El rubio hizo un mohín con la boca.

—Aun así, quiero saber por qué os habéis enemistado. Siempre habéis estado muy unidos —puntualizó a la par que se encogía de hombros. En el concilio del día anterior se le había mencionado que Ubbe y Ivar habían discutido en Inglaterra, lo que les había impulsado a tomar caminos diferentes, pero desconocía los detalles. De ahí que quisiera estar bien informado.

El menor suspiró de puro abatimiento.

—Ivar cambió a raíz de lo de Sigurd. —Un molesto nudo se aglutinó en su garganta al mencionar a su hermano pequeño, aquel que había abandonado Midgard antes de tiempo. Su muerte era aún una herida abierta y supurante, al menos para él—. Ya viste cómo se comportaba. Se creía el único con derecho a dirigir el Gran Ejército... No lo dudó a la hora de contrariarme y dejarme en evidencia delante de nuestros hombres —expuso Ubbe. Se masajeó el tabique nasal en un gesto que denotaba cansancio y negó con la cabeza—. También amenazó con lastimar a Drasil.

Aquello último hizo que Björn frunciera el ceño.

Inevitablemente buscó con la mirada a la castaña, sus ojos saltando de un comensal a otro, hasta que dio con ella. Drasil había tomado asiento junto a Kaia y otras escuderas, y ahora departía con ellas mientras bebía de un cuerno vaciado.

—Ivar odia y desprecia todo aquello que esté relacionado con Lagertha —volvió a hablar Ubbe, ocasionando que el rubio restableciera el contacto visual con él. No se contuvo a la hora de hacer referencia a la animadversión que tanto él como sus hermanos sentían hacia la actual soberana de Kattegat, por mucho que Björn fuese su hijo. Lagertha no dejaba de ser la asesina de su progenitora, y eso era algo que jamás cambiaría. Puede que hubiera dejado a un lado sus deseos de venganza y que se hubiese aliado con ella, pero tan solo lo había hecho por su prometida. Porque no quería que sufriera más de lo que ya lo había hecho—. Nunca ha aceptado mi relación con Drasil, me lo dejó muy claro en York. No podía quedarme y arriesgarme a que le hiciera daño.

El mayor de los Ragnarsson soltó todo el aire que había estado conteniendo. La situación con sus hermanos estaba más tensa y tirante que nunca. No podía saber con exactitud cómo iban a acabar las cosas entre ellos, pero a ese paso no muy bien.

—¿Y Hvitserk? —consultó.

—Decidió quedarse y apoyar a Ivar. —Ubbe arrugó la nariz con desagrado.

Björn se echó hacia atrás, apoyándose en el respaldo de la silla. Cruzó los brazos sobre su amplio y tonificado pecho, escondiendo sus puños cerrados bajo las axilas, y negó con la cabeza. A veces les preguntaba a los dioses cómo podían haberse torcido tanto las cosas a raíz de la muerte de Ragnar, aunque nunca recibía respuesta.

—Esos dos destruirán el legado de nuestro padre —siseó, casi escupiendo esas palabras. Era evidente que no estaba nada contento con el comportamiento infantil y berrinchudo de sus hermanos menores—. No saben lo que están haciendo.

El más joven le aseguró que lucharían para conservar todo lo que pudieran, que no permitirían que el legado de su progenitor se echase a perder. Ragnar vivía en ellos, en todos y cada uno. Y de ellos dependía honrar su memoria y hacer que se sintiera orgulloso allá donde estuviese.

Todo cuanto pudo hacer Björn fue asentir.

Eivør vació lo que le quedaba de hidromiel de un trago.

Jamás pensó que llegaría a decir algo así, pero estaba deseando que la velada finalizase para poder regresar a casa y esconderse bajo las gruesas mantas de su lecho. La ilusión y la emoción que antes hubiera podido sentir por las celebraciones —fueran del tipo que fueran— habían sido sustituidas por una profunda apatía. Una indiferencia que la había acompañado desde que prácticamente habían regresado de Inglaterra.

Ni siquiera había buscado la compañía de Drasil. La última vez que había visto a su mejor amiga, esta se hallaba junto a su prometido y... Björn. Solo los dioses sabían lo mucho que se estaba esforzando para evitar la insistente mirada del primogénito de Ragnar Lothbrok, a quien solía pillar escudriñándola en la distancia como un lobo hambriento.

Depositó su vaso de cuerno en la mesa y emitió un suspiro, justo antes de chasquear los dedos para llamar la atención de la esclava que tenía a su izquierda. Esta enseguida se acercó a ella con la cabeza gacha y una jarra a rebosar de alcohol entre sus magulladas manos. Le indicó que rellenase el recipiente, a lo que la thrall obedeció sin rechistar, evitando a toda costa el contacto entre sus orbes glaucos y los pardos de la guerrera.

—Bebiendo no vas a solucionar nada.

La voz de Hilda se coló sin previo aviso en sus oídos, aunque no se inmutó lo más mínimo ante su presencia. La völva, que hasta ese momento había estado con Kaia y otras mujeres, se acomodó al lado de su nieta, que se limitó a contemplar el contenido de su jarra como si fuera lo más fascinante que hubiese visto jamás.

—¿Quién dice que deba solucionar algo? —Eivør se encogió de hombros con simpleza, para después darle un sorbo a su mjöd. Tenía muy buen aguante con el alcohol, de ahí que aquellas dos últimas rondas apenas le estuviesen haciendo efecto.

Hilda entornó los ojos.

—¿Desde cuándo? —Su pregunta pareció confundir a la muchacha, que la observó con una ceja arqueada. Ella, por su parte, se mantuvo firme e impertérrita—. ¿Desde cuándo hay algo entre tú y Björn Ragnarsson? —inquirió, yendo directa al grano.

Eivør tragó en seco al escucharlo, incluso parecía que el color había abandonado sus mejillas. Parpadeó varias veces seguidas y apartó la mirada de la seiðkona, que una vez más había demostrado lo astuta y buena observadora que era. Hundió las uñas en su vaso de cuerno y trató por todos los medios de no dejarse llevar por el nerviosismo que se había abierto paso en su interior.

—Yo también he sido joven, ¿sabes? Por increíble que parezca —señaló Hilda, socarrona. Cruzó una pierna sobre la otra y entrelazó las manos sobre su regazo—. Aunque Björn no es que haya sido muy discreto al presentarse en casa esta mañana... Y tampoco lo fue tu reacción al verle parado frente a nuestra puerta. —Buscó con la mirada al rubio, vislumbrándolo junto a Ubbe—. Así que dime: ¿desde cuándo?

La skjaldmö soltó todo el aire que había estado conteniendo, derrotada.

De nada servía seguir ocultándoselo a su abuela.

—Sucedió en Inglaterra —reveló tras unos segundos más de incertidumbre. No se atrevió a mirar a Hilda a los ojos, centrando toda su atención en la superficie de la mesa en torno a la que estaban sentadas—. No sé. Simplemente pasó. —Se encogió de hombros, sin querer entrar en más detalles.

—Entiendo, querida. —La anciana suspiró. Su nieta se había adentrado en un terreno demasiado pantanoso, uno del que ahora no sabía cómo salir—. Y él no parece tener intenciones de olvidar lo que surgió entre vosotros, ¿verdad? Por eso fue a verte esta mañana —tanteó, atando cabos.

Eivør se acomodó un mechón de pelo detrás de la oreja.

—Pasamos por mucho juntos en territorio cristiano. —De manera inconsciente sus iris castaños fueron a parar a la imponente figura del caudillo vikingo, que charlaba con su hermano menor en el otro extremo de la estancia—. Me apoyó mucho cuando hirieron a Dras en batalla. Él... fue prácticamente mi principal pilar —bisbiseó, justo antes de apartar la mirada cuando esta se cruzó con la de Björn.

Respiró hondo y exhaló despacio. Una parte de ella se sentía aliviada, como si se hubiese quitado un gran peso de encima al estar hablando de ese tema con alguien de confianza. Había estado guardándose muchas cosas para sí misma desde que habían regresado a Noruega, de ahí que ese momento de conexión con su abuela la estuviese ayudando bastante.

Aunque no lo suficiente.

—Te sientes dividida. —Las palabras de Hilda hicieron que volviera a la realidad. Eivør pestañeó y la observó con cautela, temiendo lo que pudiera decir a continuación—. Te sientes culpable porque no deja de ser un hombre casado. Y porque su esposa es una de tus compañeras de armas, alguien a quien ves y con quien tratas todos los días. Pero, por otra parte... Oh, cielo.

La aludida frunció el ceño en tanto un ligero rubor se adueñaba de sus mejillas. No titubeó a la hora de ponerse en pie y sacudirse la falda de su hermoso vestido, todo ello bajo la atenta supervisión de la völva, que no le quitaba el ojo de encima, como si tratara de desentrañar sus más oscuros pensamientos.

—Necesito tomar un poco el aire. —Fue lo último que alcanzó a articular antes de girar sobre sus talones y encaminarse hacia la salida del Gran Salón.

Eivør profirió un lánguido suspiro.

Se había guarecido en una de las callejuelas colindantes al Gran Salón para poder estar unos minutos a solas, lejos del bullicio y del ajetreo del banquete. Se había acomodado en los escalones exteriores de una de las viviendas mientras trataba de dejar su mente en blanco. Quería sacarse de la cabeza las últimas palabras de su abuela, aquellas que habían generado un caos de sensaciones contradictorias en su interior, pero le estaba resultando harto complicado. Estas no dejaban de hacer eco en sus oídos, como si las estuviera escuchando una y otra vez en un bucle sin fin.

Apoyó los codos en sus rodillas y entrelazó las manos, jugueteando nerviosamente con los dedos. Por Odín, ¿por qué todo tenía que ser tan difícil? ¿En qué momento las cosas se habían descontrolado tanto? Tenía demasiados frentes abiertos, y todos y cada uno de ellos estaban contribuyendo a que se sintiera más presionada que nunca. Tenía la impresión de que tarde o temprano acabaría explotando, y eso era algo que no podía permitirse.

Estaba tan ensimismada en sus cavilaciones que no reparó en que ya no se encontraba sola. El sonido de unas pisadas que se acercaban raudas a su posición hizo que virase la cabeza hacia su derecha, topándose con una figura que provocó que el aire se le quedara atascado en la garganta.

Eivør se cubrió el rostro con las manos y dejó escapar un exabrupto.

—Quiero estar sola, Ragnarsson —pronunció apenas el aludido se detuvo junto a ella. No se molestó en mirarlo, se negaba a hacerlo—. Y lo digo muy en serio. Mis niveles de sociabilidad están bajo mínimos ahora mismo —le advirtió.

Björn arrugó la nariz en consecuencia.

Menudo recibimiento.

—¿Qué ocurre, Eivør? —consultó, ignorando las malas formas de la escudera. Aquello lo retrotrajo inevitablemente a Inglaterra, cuando Drasil resultó herida en el campo de batalla y estuvo dos días convaleciente, debatiéndose entre la vida y la muerte. El comportamiento que estaba teniendo Eivør en esos momentos era exactamente igual al que manifestó en aquel entonces, como si hubiera llegado a una especie de límite—. Y no digas que nada. He visto cómo te has ido del Gran Salón, es evidente que algo te pasa —se adelantó, llevándose las manos al cuello de su camisa.

La morena se echó el pelo hacia atrás, exasperada.

La insistencia de Björn estaba empezando a agobiarla.

—No deberías estar aquí —soltó, tajante—. Cualquiera podría vernos.

—¿Es por Torvi? —inquirió el caudillo vikingo, incansable.

Aquello hizo que Eivør sonriera de manera forzada en tanto negaba con la cabeza. Björn, por el contrario, se mantuvo firme y sin variar lo más mínimo la expresión de su semblante. Se cruzó de brazos y aguardó a que su interlocutora se decidiera a brindarle una respuesta.

—¿Qué quieres que te diga, Björn? ¿Qué es lo que esperas de mí exactamente? —La skjaldmö se puso en pie y en un par de zancadas se posicionó delante del susodicho, que tuvo que bajar la mirada hacia ella. Y es que la diferencia de altura entre ambos era bastante considerable—. Estás casado. ¿De verdad piensas que voy a volver a acostarme contigo ahora que hemos regresado a Kattegat? —lo encaró sin contemplaciones. Sus orbes pardos centelleaban debido a la frustración.

Björn rompió el contacto visual y chasqueó la lengua.

—No pensaste mucho en Torvi cuando te entregaste a mí en Inglaterra.

Ante el comentario del primogénito de Ragnar Lothbrok, Eivør frunció los labios en una mueca desdeñosa. Aquello había sido un golpe bajo, sin lugar a dudas, pero no le había dicho nada que ella no supiera. Puede que pecara de impulsiva y ambiciosa, que actuara en base a sus deseos y a lo que se le antojase en cada momento, pero no era ninguna inconsciente. Sabía que sus actos tenían consecuencias, y no le suponía ningún problema atenerse a ellas. Lo que le enervaba era la actitud insistente de Björn, que no parecía tener la menor intención de rendirse con ella.

Y eso solo complicaba aún más las cosas.

—Tienes razón, no lo hice. —La muchacha encogió su hombro derecho con naturalidad, como si lo que acababa de decir fuera lo más obvio del mundo. No le importaba admitirlo, reconocer su error—. Pero tú tampoco, y eso que es tu mujer —contraatacó.

Sin nada más que añadir, Eivør se dispuso a emprender el camino de regreso al Gran Salón. No quería seguir con aquella conversación, de modo que forzó a sus esbeltas piernas a ponerse en movimiento, pasando airosamente al lado de Björn.

Aunque no consiguió llegar muy lejos.

El corazón le arrancó a latir desbocadamente bajo las costillas cuando unos dedos largos y robustos se deslizaron por su antebrazo izquierdo y se afianzaron en torno a su muñeca. El rubio tiró de ella con suavidad, atrayéndola hacia sí. La respiración de la escudera se entrecortó cuando volvió a quedar cara a cara con él, tan cerca que su hálito se entremezcló con el de Björn. Aquella proximidad la agitó enormemente.

Eivør tuvo que echar la cabeza hacia atrás para poder verle a los ojos, a ese par de cuentas azules que parecían reflejar la más furiosa de las tormentas. Realmente había extrañado perderse en ellos, en el vasto mar que conformaban.

El hombre sonrió.

—Ya no es mi esposa. —Sus palabras confundieron a la chica, que lo miró con una ceja arqueada. Björn se tomó unos instantes para poder admirar sus rasgos faciales, aquellos en los que no había podido dejar de pensar mientras navegaba por el Mediterráneo. Era hermosa, mucho—. Mi matrimonio con Torvi ha acabado. Ya no la amo —esclareció.

Eivør entreabrió los labios con desconcierto. ¿Por eso la rubia se había mostrado tan apagada y taciturna durante el banquete? Un par de vistazos a Torvi le habían bastado para darse cuenta de que su estado de ánimo no era el de siempre, mucho menos el de una mujer que recién se había reunido con su marido tras tantos meses separados y alejados el uno del otro.

Un ramalazo de culpabilidad la dejó sin aliento.

—Eso no cambia nada —musitó ella con un hilo de voz.

Sus pulmones parecieron encoger de tamaño cuando Björn se inclinó hacia ella, uniendo sus frentes en un gesto de lo más íntimo y provocativo. Rozó la punta de su nariz con la de Eivør, cuyo pecho subía y bajaba a una velocidad desenfrenada, y cerró los ojos. Pese a sus constantes negativas, la morena no se apartó, lo que le hizo sonreír de nuevo.

—Lo cambia todo, y lo sabes —remarcó el Ragnarsson.

El vello de la cerviz se le erizó cuando las manos de Björn acariciaron su espalda con deliberada lentitud, para posteriormente aposentarse en sus caderas. La más joven también cerró los ojos, sintiendo cómo la boca se le secaba ante tan tortuosa cercanía. Un cosquilleo de anticipación se había apoderado de todo su cuerpo, especialmente de su bajo vientre. Maldita sea, ¿por qué no podía ponerle fin a aquella situación prohibida? Una parte de ella quería hacerlo con todas sus fuerzas, pero la otra... La otra solo podía pensar en lo mucho que ansiaba sucumbir en la tentación.

—Me deseas tanto como yo te deseo a ti, valquiria —le susurró el guerrero al oído, haciéndola estremecer. Volvió a echar la cabeza hacia atrás, lo justo para poder conectar nuevamente sus miradas, y amagó un par de veces con besarla—. Te echo de menos, Eivør. Extraño tocarte, sentirte... —Su mano derecha fue ascendiendo por el abdomen de la mencionada hasta llegar al límite de su seno izquierdo, el cual rozó con el pulgar—. Quiero estar contigo.

Los iris castaños de la skjaldmö relampaguearon con fiereza al oírlo, siendo estos un fiel reflejo del maremágnum que se había desatado en su interior. Una oleada de calor la embargó de pies a cabeza, encendiendo una pequeña chispa. Una que amenazaba con convertirse en un incendio abrasador.

No podía negar que estaba deseando volver a probar el sabor de sus labios y a sentir la calidez de su piel desnuda bajo la yema de sus dedos... Entre otras muchas cosas. Ella también lo había echado de menos, más de lo que le gustaría admitir. Había extrañado su compañía, sus besos y sus caricias. Y el hecho de tenerlo así, a tan solo unos centímetros de hacerlo suyo de nuevo, la estaba poniendo entre la espada y la pared.

Pared contra la que Björn no dudó en arrinconarla.

Este comenzó a avanzar lentamente, como un depredador a punto de abalanzarse sobre su presa indefensa, haciendo que Eivør reculara en un acto reflejo. Hasta que su espalda chocó contra el muro exterior de una de las casas de aquella zona, negándole cualquier vía de escape.

No rompió el contacto visual con el caudillo vikingo en ningún momento. Ni siquiera cuando su mano continuó ascendiendo sinuosamente por su torso, pasando de largo sus atributos. Dejó una fugaz caricia en sus clavículas y en el lateral izquierdo de su cuello y se detuvo en su mandíbula. Allí apresó su mentón con los dedos, atreviéndose a rozar su labio inferior con el pulgar.

El corazón le latía con tanta fuerza que pensó que le iban a reventar los tímpanos, especialmente cuando Björn amenazó con rebasar los escasos centímetros que los separaban para atacar su boca. Lástima que lo único que recibiera fuese el rechazo de la morena, que le torció el gesto antes de que la unión de sus labios pudiera llevarse a término.

El hombre la miró en busca de respuestas.

—Debería volver —dijo Eivør con voz trémula. Posó las manos en el torso de Björn y lo indujo a que se apartara de ella, cosa que hizo a regañadientes—. Hilda se estará preguntando dónde estoy.

Piel de Hierro no pudo hacer otra cosa que suspirar. Estuvo a punto de hablar, de pedirle que se quedase, pero la guerrera no se lo permitió.

Eivør se abrazó a sí misma y, sin mediar ni una sola palabra más con él, abandonó el lugar a paso ligero.

▬▬▬▬⊱≼≽⊰▬▬▬▬

N. de la A.:

¡Hola, mis queridos vikingos!

Uff, de repente hace como mucho calor, ¿no? Madre mía, cómo se ha caldeado el ambiente con esa última escena (¬‿¬) Si es que la tensión sexual que hay entre Eivörn va a hacer que nos pete la patata cualquier día. Que levante la manita quien se haya quedado con ganas de más, je.

Bueno, pues con este capítulo damos inicio a una de las noches más caóticas e intensas de todo el primer libro. Porque no, amigos. La cosa no acaba aquí. Los dos próximos caps. siguen el hilo del banquete y... Madre mía, es que se va a liar pardísima, pero tengo 0 remordimientos :D Tengo escrito hasta la mitad del capítulo 75 y AAAAA. Id poniéndole velitas a la virgen, porque Lucy se ha puesto a sembrar desgracias y está a la espera de que florezcan.

Pero bueno, como siempre digo: mejor vayamos por partes.

Me gustó bastante escribir la primera escena. Ya sabéis que amo profundizar en los pensamientos y en las emociones de los personajes, tanto de los OC como de los canon, y con Ubbe conecto muchísimo </3 No sé, de vez en cuando me gusta mencionar cómo se sienten respecto a ciertos temas, porque en la serie apenas lo hacen =/ ¿No tenéis la sensación de que es morirse un personaje y el resto se olvida completamente de él/ella? Sin contar a Ragnar y a Lagertha, que son la excepción x'D Por eso, siempre que puedo, procuro mencionar a Sigurd, a Gyda, a la pequeña Siggy... Porque en la serie se pasan de insensibles la mayoría de las veces xP

El caso es que Björn ya está al corriente de todo lo que ha sucedido con Ivar a raíz de que partiera hacia el Mediterráneo, y no parece haberle hecho gracia que este haya amenazado con hacerle daño a Dras u.u

¿Y qué me decís de esa conversación entre abuela y nieta? Todos nos olíamos que Hilda iba a empezar a sospechar a raíz del capítulo anterior, y así ha sido. A esta señora no se le escapa nada y como los otros dos tampoco es que hayan sido muy discretos, pues... xD EL CASO ES QUE NUESTRA VÖLVA FAVORITA YA SABE LO QUE SE CUECE ENTRE BJÖRN Y EIVØR. Y, como siempre, no nos ha decepcionado en absoluto <3

Pero aquí hay algo raro, y eso es el comportamiento de Eivør cada vez que se aborda el tema de su aventura con Björn. Ese último comentario de Hilda... (͡° ͜ʖ ͡°)

Y ya para rematar, escena mega intensa de Eivörn. En serio, la química que hay entre estos dos es increíble xD Lástima que Björn se haya quedado con las ganas :D Pero bueno, ¿qué os ha parecido esa parte? Estoy deseando leeros n.n

Y eso es todo por el momento. Espero que os haya gustado el cap. Si es así, por favor, no olvidéis votar y comentar, que eso me anima muchísimo a seguir escribiendo =)

Besos ^3^

P.D.: ¡hemos llegado a los 14k votos y casi a los 15k comentarios! En serio, muchísimas gracias a todos los que apoyáis Yggdrasil dándole a la estrellita y dejando vuestras opiniones y/o reacciones en cada capítulo. Ya sabéis lo importante que es para mí recibir feedback por parte de mis lectores, así que mil gracias por vuestro apoyo :3

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ุณุชุนุฌุจูƒ ุฃูŠุถุงู‹

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