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By damonsscum

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By damonsscum

          DESPUÉS DE UN MES y medio de intentar concebir, Pearl tenía que afrontar su miedo y acudir a su cita médica.
Tommy la esperaba emocionado en el recibidor, mordiendo su labio en señal de nerviosismo.

— ¿Lista? — preguntó al verla.

— Sí.

La tomó de la mano y la guió afuera, donde ya había estacionado el coche. Tommy lucía muy contento, pues aquel día sería el que les dijeran si Pearl estaba o no embarazada.

— ¿Qué te parece Nolan y Anya? — susurró la muchacha.

— ¿Qué hay de Theodore y Diana? — responde extrañado. —. ¿Pasa algo? Has cambiado varías veces de nombres.

— Nada, solo que pienso qué tal vez no sería apropiado llamarlos como Dioses. La gente no lo comprendería, son nombres extraños así que, prefiero usar Nolan y Anya o Theodore y Diana — negó. —. ¿Qué opinas?

— Opino que no debería importarte lo que los demás opinen, serían tus hijos y no hay por qué pensar en los demás — suspira. —. Ares nunca terminó de gustarme, pero Perséfone es un lindo nombre.

— Ella no tiene una constelación, así que no quiero que se llame así — negó. —. Nolan, Alexander, Margaret o Anya. Nada de Dioses.

— Pearl, no voy a avanzar más hasta que me digas qué te pasa — susurra. —. Tú no eres así.

— No me pasa nada, solo estoy nerviosa. Cuando era menor escuché a un doctor decirle a mi madre que sería difícil para mi embarazarme porque no podía ganar peso — suspiró. —. Si es verdad que estoy embarazada, tengo miedo de abortar. No puedo conjurar magia en ese tema, soy yo misma.

— Pero tu familia pidió por tu protección, cariño. No te pasará nada malo, además, si ocurre, yo voy a estar a tu lado en todo momento — sonríe.

— No entiendes... yo, Tommy... hay que pensarlo dos veces, tal vez no sea la mejor opción tener un bebé — negó. —. No quiero que crezca con miedo por lo que su naturaleza dicta.

— ¿Qué?

— Si es niña, será bruja por descendencia, se desarrollará como una y tendré que enseñarle latín, explicarle cómo funcionan sus dones, ayudarla a controlarlos, prevenirla de dejarse llevar por el ocultismo negro... y si es niño, joder, el lío que se armará si es niño — suspiró.

— ¿De que hablas? Pearl, podría-

— En tu familia es una bendición tener un varón, pero en la mía no. Solo pocas brujas Harrison tienen varones y normalmente son puestos de lado, pues nacen sin dones y no se les puede enseñar, simplemente son mortales — sonríe. —. Sé que quieres un varón, pero... si estoy embarazada, realmente espero no dártelo.

Tommy asintió confundido, no entendía bien lo que le decía.

— No quiero tener un varón, mi familia me despreciaría.

El mayor guardó silencio y siguió con la ruta, sintiéndose algo mal ante el propio desprecio de Pearl contra un embrión. Entonces pensó que, tal vez ella tenía razón y un bebé, no sería la mejor opción pero, ¿cuánto tiempo llevaba él pidiendo por un hijo?
Años y tenerlo con la mujer que él amaba, era una bendición.


[...]



En Londres, estaba helando. Cursaban el mes de Diciembre, el veintitrés exactamente e Inglaterra solía ponerse bastante fría en aquellas fechas.
El hospital estaba algo lleno, pues la gente contraía gripe durante el cambio de tiempo.

— Buenas tardes, tenemos cita con el doctor Walters a las seis — susurró Tommy.

— ¿Nombre de la paciente?

— Pearl Shelby — respondió.

— Acompáñenme, por favor. El doctor los atenderá enseguida.

La enfermera los dejó en una sala privada, donde había otra pareja discutiendo el nombre de su bebé. Pearl comenzó a sudar frío, no quería entrar, estaba demasiado nerviosa.

— Señor y señora Shelby — anunció otra enfermera. —. Adelante, por favor.

— Gracias.

El viejo canoso les sonrió grandemente y los saludó estrechando sus manos. Miró a la muchacha y asintió, pidiéndole que se pusiera la bata en el tocador.

— Señores, ¿listos? Estoy seguro de que hoy es su día — anuncia contento.

— Esperamos lo mismo, doctor.

— Señora Shelby, ganó peso.

"Ganó peso".
Los ojos de Pearl se nublaron y detuvo sus acciones por un segundo.
"Ganó peso".
Sus pesadillas llegaron, haciéndola pestañear con rapidez.
"Ganó peso".
¿Pero cómo? ¿Cómo había ganado peso? No podía ser así, ella no ganaba nada. No pudo haber ganado peso así como así, no podía, se rehusaba a ganarlo. Se rehusaba a creer que había ganado peso, pero, ¿y si realmente había ganado? No, no era posible. Ella no podía ganar peso, no, no era verdad. El doctor solo estaba bromeando. Ella estaba delgada, debía mantenerse delgada. No podía aumentar de peso, no, no era verdad, ¿o sí? Seguramente le estaba jugando una broma. Seguramente lo decía porque a nadie le gusta ver un saco de huesos pasar.
Seguramente sólo lo decía por Tommy, para que sus esperanzas de que su esposa estuviera embarazada aumentaran. Claro que era por eso, ella no podía, no debía, no se permitía subir de peso. No había ganado nada. Nada.

— ¿Pearl? — susurró su marido.

— Señora, hágame el favor de recostarse en la camilla, por favor — pidió amablemente.

Temblando y a punto de llorar, Pearl obedeció al médico. Tommy se colocó a su lado y acarició su cabello, mirándola con cariño.
Walters revisó que todo estuviera en orden y después de algunos minutos de cuestionamientos, el hombre asintió.

— ¿Cuándo tuviste tu último periodo? — preguntó poniéndose de pie.

— Mhm... podría decirle que hace dos meses — suspiró.

Walters apuntó algunas cosas en su libreta y asintió, le sonrió a la pareja y juntó las manos. Pearl estaba sudando frío.
Estaba embarazada.

— Muchas felicidades, señores. Tres semanas de embarazo — sonríe.

Thomas pestañeó y se prohibió a sí mismo llorar frente al médico, tomó a su esposa de las manos y besó el dorso de estas. Pearl, sonrió falsamente derramando un mar de lágrimas, no tanto por felicidad.

— Necesito que vengan el próximo mes para chequeo mensual — el Blinder asintió.

— Buenas tardes, muchas gracias.

— A ustedes; muchas felicidades.

Si hubiera alguien que leyera el lenguaje corporal de las personas, se hubiera dado cuenta instantáneamente que Pearl quería morirse ahí mismo.
No podía, no.
Era imposible. Jamás debió. Jamás debió intentarlo. Jamás debió haberse arriesgado.

— Un bebé — susurró Tom.

— Sí.

Se sentía culpable, aquel era el sueño de Tommy, pero aunque ella pidió por meses un bebé, jamás pensó las consecuencias que un embarazo llevaría, jamás recordó que tenía que cambiar su figura.
Su esposo estaba eufórico y hablaba rápidamente sobre lo feliz que estaba, pero ella no lo estaba escuchando, lloraba silenciosamente mirando la luna menguante.
Tampoco podía arrepentirse ya, pues si se arrepentía de algún tipo de bendición que la Diosa Madre le daba, jamás volvería a escuchar sus plegarias.


[...]


— ¡Señores! — exclamaron todas las empleadas en la puerta. —. ¿Y bien?

— ¡Tres semanas! — anunció la muchacha fingiendo emoción.

Una ola de felicitaciones cayó sobre ellos y contentos (o al menos uno) agradecieron los gestos. Jude dijo que iba a tejer algunas calcetas y gorritos de colores para el bebé, Mary y Frances dijeron que diseñarían la habitación y Sandra dijo que iba a diseñar un menú especial para el pequeño o pequeña.
Cuando la pareja entró a la casa, Tommy pidió llamar a los familiares de ambos para anunciar la linda noticia, a lo que Pearl se negó pues decía que sería de mala suerte decirle a todo el mundo sobre el reciente embarazo y seguramente alguien llegará a imaginarse al bebé y podría hacerle mal de ojo.

— Necesito llamar a mi madre, ¿podrías darme un momento sola? — pidió.

— Claro, amor. Te esperaré arriba, te amo.

— Yo te amo igual — sonrió.

Cuando Tommy se fue, esperó a escuchar pasos en las escaleras y tomó el teléfono.

— Necesito hablar con Meredith Rowen — dijo nerviosa.

— ¿Sí? — la voz de Collin, el mayordomo, resonó.

— Collin, soy Pearl. Necesito hablar con mamá, es urgente — pidió temblando.

— ¿Sí, diga?

— ¡Mamá! Necesito hablar contigo, ahora, por favor.

— ¡No me digas! ¡No me digas! — se escuchaba eufórica.

— Mamá, estoy embarazada— dijo con una media sonrisa.

En la otra línea se escuchó a Meredith hacer un escándalo en Londres, sus risas y gritos reflejaban la felicidad que solo un embarazado deseado podría traer y su hija lo estaba aceptando poco a poco.

— No puedo esperar para conocer a mi preciosa nieta — su voz de quebró.

— ¿Nieta? Madre, dijiste que no me dirías nada si me bendecían — recordó suavemente.

— Sí, pero... lo siento, amor, es la emoción. Oh, tú abuela estará tan feliz.

— ¿Sabes qué hizo Tommy por este bebé? Se aprendió el rezo a la Diosa Madre por mi — rió con las mejillas rojas.

— Son las cosas que hace un hombre enamorado,  linda. Thomas te ama, él te ama a ti y a su bebé — la madre sonrió en el teléfono.

Hubo un pequeño silencio, la culpa y el miedo volvió a invadir a la muchacha pero ahora no era porque ganaría peso, sino porque temía por la seguridad del bebé.

— Quiero mudarme, pero él se niega. Dice que este es nuestro hogar, que es aquí donde pertenecemos — escuchó a su madre suspirar.

— Thomas ama esa casa porque el alma eres tú, hija. La compró pensando en ti, sabiendo que tú vivirás con él ahí. Él piensa que si se van, las cosas no se sentirán igual porque el valor emocional no será el mismo — la menor rió en seco. —. ¿Has limpiado esa casa como te dije?

— No lo entiendes; todos sus enemigos saben dónde vive. Mamá, no importa cuantas veces haga la limpia, el sentimiento de miedo e inquietud no desaparecen jamás — negó.

Meredith le explicó por unos buenos diez minutos que eso era algo que siempre iba a experimentar con él, pero al mismo tiempo le dijo que no importaba como se sintiera, si no limpiaba la casa como ella le había explicado, su relación absorbería los males que había dentro de las paredes.

— Gracias Madre, pero-

— Pero nada, necesitas hacer lo que te digo si no es que quieres terminar como tú tía Helga y su ex-marido — recalcó. —, y por lo que más quieras, protege a tu bebé.

— ¿Qué te hace pensar que no lo haré?

— No lo sé, tal vez el hecho que comes cuando te acuerdas — rió. —. ¿Quieres que llame a tu padre para que se lo digas?

— No, estoy exhausta. Quiero ir a descansar — sonríe. —. Pensaba llamarlo Ares si era niño, Perséfone si era niña. Tommy quería Margaret y Alexander.

— Joder, que nombres más feos los de Tommy. Se nota que los escogió él.

— ¡Lo sé! Pero, después pensé en Nolan y Anya o Theodore y Diana, nombres más comunes, menos... extravagantes — susurra.

— Pienso que deberías llamarle como tú desees, ¿no? Será o serán tus hijos — sonríe. —. Pero, ¿qué te parece Hera y Hermes?

— Eh, no. Hera volvió loco a Hércules y Hermes no es tan lindo. Supongo que estaré entre los nombres que te dije.

— Son lindos nombres igual, cariño. Estoy muy feliz por ti, porque por fin lograrás tu sueño de ser madre y, sé que serás la mejor de todas. Espero que tú hijo o hija sea bendecido con amor y protección, espero que tu embarazo sea saludable y tú parto igual, te deseo las mejores bendiciones de este mundo. Muchas felicidades, para ti y Tommy.

Pearl supo que Meredith estaba muy feliz pero al mismo tiempo nerviosa, pues era algo sensible contra el tema del embarazo. Ella siempre había querido tener más hijos, pero su salud se lo impedía y sabía que era un riesgo procrear.
Pero estaba eufórica por su hija, nadie podría quitarle la felicidad de ver a su hija convertirse en madre.

— Te quiero, cariño. Tengo que colgar porque tu padre y yo estamos hechos un desastre en la oficina, tenemos trabajo.

— Entiendo mamá, sí. Te amo y dile a papá que lo amo también.

— Claro que lo haré, linda. Estoy aquí para ti cuando lo necesites, te amo.

— Bien, te quiero. Espero verte pronto.

Meredith colgó en la otra línea y el irritante sonido se hizo presente en el oído de Pearl.
En Londres, la mujer corrió a la oficina para abrazar a Douglas quien estaba escribiendo una carta para el Rey.

— ¿Y ahora qué te sucede, Mer?

— Pearl está embarazada — susurró.

Douglas sonrió como nunca y abrazó a su mujer, entonces dejaron el trabajo en paz un momento y comenzaron a discutir el tema contentos de ser próximos abuelos.

En Birmingham, Pearl se había alejado del teléfono y había comenzado a caminar a su habitación con una gran sonrisa en el rostro.

— Señorita, el correo — sonríe Mary.

— Oh, gracias — asintió amablemente.

La castaña caminó escaleras arriba, Tommy leía un libro de poemas de los que tenía su esposa. Le sonrió al verla y caminó hasta ella.

— Correo — susurra.

Shelby abrió todas, pero jadeó con la última.


"Feliz Navidad para usted y su familia.
De Luca Changretta y familia".


— Salimos de una y entramos a otra, ¿no? — preguntó la menor apretando la mandíbula. —. ¿¡Te metiste con los malditos Changretta, imbécil!? — gritó molesta. —. ¡Es que eres idiota, Thomas Shelby! ¿¡A quién mierda se le ocurre joder con la mafia italiana!?

— ¡El padre mandó a uno de sus hombres a matarte por venganza! — grita de vuelta. —. John mató a su hijo, Arthur al padre

— ¡Son unos jodidos imbéciles, maldición! — negó. —. ¡Tú no sabes en el lío en el que te metiste! ¡La mafia mató a toda mi familia paterna y mi padre tuvo que ser rescatado por unos campesinos en Rumanía! — escupió.

— ¡Yo no sabía que fueran a cobrar venganza de esta forma! — se excusó.

— ¿¡Ah, no!? ¡Mataste a su hermano y a su padre, idiota! ¿¡Qué querías que te mandaran!? ¿¡Un puto bouquet de flores y frutas!?

— ¡Yo no sabía que iban a mandarnos una jodida mano negra! ¿¡Sí!? ¡Yo no maté a ninguno! — gritó rojo de ira.

— Te juro que si alguien me vuelve a tocar o toda la mierda que me han hecho y te dicen que me van a llevar, no hagas nada. No me importa quién es ya, pero yo ya no deseo sufrir, ya no quiero esta mierda de experiencias. Ya da igual quién mató o quién no, quién puso en prisión a quién, quién rompió relación con quién. Para ellos, todos somos familia y vendrán por cada uno de nosotros y no dejarán a nadie — susurró. —. Con la puta mafia no se juega, fue lo primero que me enseñaron de pequeña. No voy a poner esfuerzos ya, no voy a luchar, no voy a retar; nada. Yo solo quiero estar en paz, ya me da igual — negó. —. Yo llamaré a Polly, Ada, y Michael, tú llama a tus hermanos.

— Pearl...

— Ya está hecho, Thomas. La muerte nos vigila todos los días. Nos acosa de pie bajo el marco de la puerta, mantiene el ojo bien abierto y va escogiendo a sus muertos conforme la luna decida posar su luz. Hoy puede ser John, mañana puede ser Polly, pasado puede ser Ada, el sábado puede ser Linda y el domingo puedo ser yo y, ¿qué podemos realmente hacer? Nada. Jugaron a ser divinidades y se encontraron con el verdadero Demonio. Te amo y lo haré hasta que dé mi último suspiro, pero esto, esto jamás te lo voy a perdonar. No después de que me dijeran que estoy esperando un hijo, no — susurró.

Tommy, quien tenía los ojos llenos de lágrimas, se cayó al suelo de rodillas y abrazó el vientre de su mujer. Pearl, lo abrazó de vuelta, consolando su llanto.
La mirada de la muchacha se clavó en la carta y repitió el nombre "Luca" en su cabeza.
Luca. Mhm, sonaba como un bonito para un bebé.



































buenas buenas c:
gente no puedo ser la única q piensa q luca changretta es alto *daddy PERDÓN pero q me mande la mano negra a mi

E BUENO la vdd no tengo mucho q decir hoy, espero que todxs estén muy bien !

si les gustó, háganmelo saber y si tienen algún comentario, igual ! <3

lxs quiero mucho yyy
quiero recordarles q paul anderson (arthur) y tom hardy (alfie) son re amigos en la vida real y son re tiernos


- con amor,
mary, x.

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