Eran las 11 de la noche y Connie estaba en la tina conmigo. Y sí, tenía una bañera pero casi nunca la utilizaba, casi siempre usaba la regadera. Al menos hoy tenía una razón.
—Oye Harry —comenzó, su espalda estaba pegada a mi pecho, por lo que no podía verla a los ojos.
—¿Qué pasa?
—En estos dos meses que he estado contigo, ¿te has sentido diferente? —preguntó, quizás nerviosa. Yo mordí mi labio.
—¿Respecto a...? —quise darle vuelta al asunto pero ella me interrumpe.
—Conmigo —giró para verme.
—No lo sé —respondí algo perdido— No sé, de verdad. Me gustas mucho, es la verdad —confesé, siempre me había parecido linda mucho antes de este enrollo.
—Oh —suspiró.
—¿Ya no quieres continuar? —me atreví a preguntar, quizás con algo de miedo.
—No es eso. Es solo que me quedé pensando cuando me dijiste en la editorial que pronto vas a escribir. Y temo que no estés inspirado y cuando entregues un adelanto, sea una mierda. Si es así, tienes que hacérmelo saber, no quiero quitarte tiempo.
Siempre veía a Connie con una sonrisa, hoy la veo muy preocupada. Es cierto que pronto escribiré, sin embargo, lo había olvidado. Con ella mi mente va a otro sitio.
Tomé su mano y ella se acercó más a mí. Recostó su cabeza en mi pecho y enredó sus piernas desnudas con las mías.
—No te preocupes por eso. Siento que lo estamos haciendo bien. Connie, te seré honesto siempre me has parecido atractiva, hablábamos de cosas sencillas como los recados de la editorial o un simple saludo matutino, pero ahora que te conozco un poco mejor puedo decir que me pareces preciosa por dentro y por fuera —ella me sonrió, mi corazón comenzó a palpitar de forma excesiva cuando besó mi mejilla.
—Gracias. Nunca pensé que estaría así contigo, pero me agrada —no respondí— Haz algo —la escuché atento—, quiero que escribas a mano en un papel lo que te gusta de mí. Quizás así te des cuenta de algo. De verdad quiero que este plan funcione.
—¿Ya pensaste tu parte del trato? Es decir, ¿lo que tú quieres por ayudarme en esto? —pregunté curioso, ella no había pedido nada aún.
—Aún no sé, pero creo que lo sabré —bromeó un poco. Ella estaba de perfil, pero aún así noté cómo su sonrisa bajó.
—Solo házmelo saber —acaricié su cabello mojado— Mierda, eres demasiado preciosa —le sonreí, algo tímido. Ella igual me sonrió cuando me oyó.
—Basta, ¿por qué eres un chico tan tierno? —tocó mi pecho, hasta llegar a mis pectorales— Me gustan tus tatuajes —susurró en mi oído— Tienes un montón, eso es interesante —bajó el tono de su voz, lo siguiente fue que su mano tocó mi pene bajo el agua de la tina.
—Joder —cerré mis ojos, comenzó a acariciarme, arriba hacia abajo— Dios... no pares —tomé su barbilla con mis dedos— Bésame ahora, por favor... —rogué como desesperado.
Connie me besó, pero su mano no paraba de tocarme. Con su pulgar, se enfocaba en la punta de mi miembro. Me sentía en las nubes ahora mismo, sus movimientos eran maravillas para mí. Apreté mis labios, ahogando mis gemidos pero aún así los dejaba salir desde lo más profundo de mí. Estaba tan ronco, producto de la satisfacción. Dejé mi cabeza caer un poco hacia atrás, mientras mis ojos se torcían.
—Estoy tan cerca... mierda, me voy a venir —la miré, con mi boca semiabierta. Sin embargo, toqué sus suaves senos, concentrándome en ello— Me haces sentir tan malditamente bien.
—¿Te gusta? —fue más rápido, ya estaba por liberarme. Pre-semen se asomaba en la punta de mi miembro, estaba tan hinchado por el placer— Sé que te gusta.
—Joder, sí. Me gusta demasiado, me gustas tú... mierda, no pares, ah —cerré mis ojos cuando líneas blancas de mis fluidos salieron disparando de mí. Ella seguía sin parar de tocarme, yo nada más solté un enorme gemido hasta que fui calmándome.
—¿Estás bien? —me sonrió, pero yo me sentía algo débil.
—Estoy bien, solo fue... wow —murmuré, la acerqué a mí— Eso estuvo bien —besé su mejilla— Ahora quiero tenerte. Acariciarte durante el resto del día. Joderte tan malditamente duro en mi cama. ¿Qué piensas sobre eso, uh? —dejé besos en su hombro hasta llegar a cuello. Su cuerpo se estremeció por mis toques.
—Sí... me gustaría, solo hazlo —susurró.
Un par de días después, comencé a prepararme mentalmente que tengo que escribir un adelanto. Sin embargo, nada sucedía. Mientras traté de hablar con Eliza por teléfono, pero no contestaba mis llamadas. Intenté visitarla, pero no abría.
Como esta noche saldría con amigos y Connie, decidí escribir lo que ella me propuso. Quizás con eso descubra si mis sentimientos han avanzando. Así que traté ser honesto. Con mi bolígrafo, tomé ese pedazo de hoja de papel y comencé a escribir.
He descubierto que me gusta tu risa cuando cuento algo sin sentido. Pero es porque me pones nervioso en ciertos momentos.
Me gustan tus abrazos, se sienten muy sinceros. Y aún más cuando tomas mi mano.
Demonios, quizás esto sea muy cursi. Pero estoy siendo sincero.
Te encuentro muy adorable cuando contestas llamadas en la recepción de la editorial.
Y me gusta cuando te beso, tus manos se posicionan en mi cintura.
Y escribí un par de cosas más. Y terminando de ponerlo en orden, me doy cuenta que Connie de verdad me gusta. Y es una lástima que esto sea solo por un tiempo. Para ser honesto, dolerá cuando nos separemos. Aún podríamos seguir siendo amigos, pero todo será diferente.
Llegando la noche, fui al Bistró. Connie dijo que me vería allí, así que no fui por ella.
Devin estaba ahí, Niall también, un par de amigos de la universidad que no tardé en saludar, y finalmente vi a Eliza. No creí que viniera, pero cuando ella me miró, trató de irse para evitar saludarme.
—Por favor Eliza, no puedes huir de mí toda la vida —quedé frente a ella.
—Lo sé, perdón. Me puse nerviosa cuando te vi —tomó de su copa de vino.
—Luces muy hermosa esta noche —fui sincero, dándole una mirada rápida a su vestido negro.
Ella se sonrojó, pero no dijo nada.
—Evitaste todas mis llamadas —le dije y ella asintió.
—Sí. Lo lamento, es que no puedo. Eres mi amigo y te apoyo en todo, solo que los celos se han apoderado de mí y también el dolor que me provoca saber que solo seremos amigos —sollozó— Perdón, yo no soy así.
Sin más, la abracé. Ella recostó su cabeza en mi hombro.
—¡Harry ya llegó Connie! —me avisó Niall para luego marcharse, yo me separé de Eliza para verla.
—Hola chicos, buenas noches —nos sonrió con amabilidad.
Connie venía con pantalones de vestir azules y una blusa ajustada de tirantes negra. Se miraba muy elegante, y no pude evitar sonreírle. Me daba gusto verla llegar.
—Connie, te presento a Eliza, una gran amiga —puse mi mano encima de su espalda.
—Es un placer Eliza, Harry me ha dicho maravillas de ti —le sonrió, mi amiga también le sonrió, lo cual me pareció una buena señal.
—Es un placer igual, pero no me mientas, seguro lo sabes todo —espetó y se fue de nuestras vistas.
Yo me quedé asombrado, al igual que Connie.
—Yo... créeme, es difícil para ella. No sé qué le pasa —miré por donde se fue Eliza.
—Lo de no querer verme fue muy en serio. Perdón, quizás no debí venir —suspiró, empezó a ponerse algo nerviosa.
—No digas eso. Te ves hermosa, y me alegra que estés aquí —besé su mejilla, ella sonrió un poco.
—Gracias, pero se supone que esta noche es para pasarla con tus amigos. No quiero que Eliza me odie más si solo estás conmigo —suspiró.
—No te preocupes, ven, te invitaré una bebida —tomé su mano y la llevé a la barra— Buenas noches, un Jaibol, por favor —le pedí al barman y el hombre asintió de inmediato.
La miré por unos segundo; se veía muy bien esta noche. Tan hermosa que me perdía por un momento.
—He escrito para ti, ya sabes, las cosas que me gustan sobre ti —dije y ella sonrió— Gracias —le dije al barman cuando me entregó la bebida—, ten toma.
—Espero hayan sido cosas buenas —tomó de su bebida.
—Lo son, y la verdad es... Connie, me gustas —tomé su mano. Ella se puso nerviosa— No quiero incomodarte, mierda, es algo extraño.
—No es nada, solo me tomaste por sorpresa —se ríe— Adelante, continúa.
—Quizás no estoy aún enamorado, tal vez los sentimientos no son tan extremos, pero sé que todo lo que hacemos juntos me apasiona. Estoy seguro que no querré decirte adiós —admití, esto ya era mucho.
—Tú también me gustas, Harry —terminó por decir.
Yo sonreí, y ahora pienso que no quiero escribir nada de ruptura. Todo va bien entre nosotros, ¿por qué debería?
—¿De verdad? —traté de juguetear, ella comenzó a reírse y no pude evitar reír con ella— ¿Por qué? Quisiera saber tus razones.
—Siempre te creí atractivo. Y no te conocía, pero sabía que eras muy amable. Siempre me saludabas —tomó de su bebida de nuevo—, y yo me sorprendía porque muchos escritores o trabajadores del editorial me saludan por compromiso. Pero tú no.
Hubo un pequeño silencio, a pesar del ruido del lugar.
—Y ahora que te voy conociendo, no solo eres bueno en la cama —murmuró para nosotros, ambos reímos— sino que como persona eres mucho mejor de lo que pensaba. Y me agrada eso, me gustas también.
Íbamos a darnos un beso, pero su celular nos interrumpe. Ella mira la pantalla de su celular y suspira. Se nota preocupada.
—Tengo que irme, perdón. Es mi hermana de nuevo.
—¿Todo bien? —alcé una ceja, igual de preocupado. No es la primera vez que pasa.
—Es que ella..., perdón, tengo que marcharme ahora —besó mi mejilla y salió prácticamente corriendo.
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Hace tiempo que no hago notas de autor, desde hace varias novelas porque siento que nadie las lee jaja. ¿Les está gustando esta historia? A veces tardo en subir pero es porque no sé si les está gustando lol.
Creo que a partir de este cap, se viene el drama REAL. Y estoy emocionada para que lo lean. Gracias por leer.