𝐀𝐥𝐦𝐞𝐧𝐝𝐫𝐨 𝐞𝐧 𝐟𝐥𝐨�...

By mowuti

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Gekkō 月光 El almendro,sus hojas cada tanto se colaba por la ventana de mi cuarto, y tú eres igual que él, entr... More

Āmondo no hana
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By mowuti

''¿Cómo te encuentras hoy? ¿Cómo estuvo tu semana?''

Nuevamente su mente se encontraba en las nubes, ¿Era algo obsesivo? Era una escapatoria de la realidad en la que no podía salir de cama por su monstruo personal.

Sus ojos se posan en  la ventana de su cuarto, observando el cielo celeste del soleado día, "¿Hoy podré?"
Y al tomar el móvil, visualizo en las redes sociales como las cuentas de inspiración le recuerdan que ellos pueden hacer algo por su vida y "Yo solo lloro, rogándole a mis dioses que me quiten el pesar de ser yo."

Su cuerpo destapó rápidamente y tomó asiento en su cama, el pijama se encontraba arrugado, "Debería de lavarlo... debería de bañarme." No necesitaba observar el cuarto para saber que también lo tenía que limpiar.

Tenía tantas cosas para hacer, y tan pocas energías, pero detestaba ver aquel cuarto desordenado.

Con canasto de ropa sucia en mano, caminó por su cuarto, tomando la ropa que iba a poner a lavar, liberando así un poco el suelo. Suspiró al terminar y se metió al baño para asearse por completo.

Luego de ponerse un pijama limpio observó su móvil sentada en el borde de la cama, con la expectativa de ver alguna notificación. Pero nada, y era de esperarse, no tenía amigos y solo su madre me llamaba.
Otra vez volvió a cubrir su cuerpo con sus sabanas, y sus pulmones se encontraban acostumbrados al oxigeno repetitivo, por lo que podía pasarse un largo rato escondida del sol, de la luna y del foco del cuarto cual prende para no sentirse una inútil.

—Hoy te levantas, porque te levantas. —Su roomate abrió su puerta sin tocar, asustando a la bolita que se escondía en la cama. —

Y antes de que pudiera presentar protesta, las sabanas fueron arrancadas, y la ventana levantadas. —No permitiré que te sumerjas en ese lugar. — La tomó por los brazos y la sentí en su cama para acto seguido levantarla. —

Sintió como su vista se nublaba, a lo que la mayor tomó atención y la sostuvo. —¿Estas bien?

Gekkō asintió y ambas caminaron hacia la sala de estar de su apartamento, situado en un apartado de la ciudad de Tokio. —Nos vamos a ejercitar. —Le otorgó sus tenis que usaba en sus buenos tiempos para caminar alrededor de la manzana. — Y luego haremos un día de spa.

Iniciaron con una rutina relajada, pero no sin antes estirar sus cuerpos, ya que no querían terminar adoloridas al día siguiente.

Eran primas, se llevaban súper bien y gracias a que sus universidades quedaban en la misma ciudad, lograron vivir juntas, sin saber de la gran depresión que Gekkō cargaba consigo?m, donde recibió el diagnóstico tiempo después de no poder seguir con su día a día ya que el estar en su cama era todo lo que su cuerpo le permitía.

[...]

Se encontraban en el suelo, agitadas con sus rostros llegando a tonos carmesí por la rutina que recién terminaba.

—Yo... hace... tanto... tiempo...

—Sí... yo tampoco... hacía...

—Ejercicio. —Suspiraron al mismo tiempo. —

—¿Cuanto nos queda? —Tomó asiento en el alfombrado suelo, mientras acomodaba su cabello que caía en su rostro. —

—Ya... terminamos, ¿Cómo te sientes?

—Exhausta, pero... motivada.

—¡Sí, ahora vamos a hacernos mascarillas!

Con las pocas energías y la gran motivación que les quedaba, se dirigieron hacia el cuarto de Luce, la prima mayor, en búsqueda de las mascarillas y exfoliantes para el rostro. —¿Quieres que te haga uñas de gel? —Le ofreció mostrándole su cabina de luz UV, a lo que Gekko acepto con un asentimiento de cabeza. —

La noche terminó en dos jóvenes de 17 y 18 años que descansaban en el suelo con sus mascarillas en el suelo, quedándose profundamente dormidas.

Sus días eran simples partiendo en sus rutinas, estudiaban y regresaban a casa, pero sabían darle un toque especial a las horas de sus días, su prima mayor siempre ha intentado impedir que la menor tocara fondo, motivándola a que cada día realizara actividades diferentes a la par.

No recordaba la fecha en el que todo inició, y desconocía el porque comenzó, el principio de dicho sentir le era irreconocible, y solo sabia el gran dolor que le causaba, el como detuvo su vida.

[...]

"¿Tienes intereses?"

Su mente pensaba en todo como siempre, y de vez en cuando una buena idea se le venía a la cabeza, emocionando por completo a la mujer que terminaba de secar sus lágrimas.

Con rapidez tomó su móvil y escribió su idea en su bloc de notas, sabía que lo olvidadiza que era por lo que siempre anotaba todo.

Su vocación era la literatura, y temía el día en el que perdiera interés por eso, como siempre solía pasar.

—¿Puedes colgar la ropa de la lavadora? —Su prima golpeó su puerta y habló desde el otro lado. —

Ella aceptó y se levantó de su cama luego de unos minutos, con su vista buscó sus pantuflas y al encontrarlas, se las colocó para así salir de su cuarto por primera vez desde la cena del día anterior.

Luego de colgar toda la ropa camino hacia la
cocina, su estómago rugía de hambre aunque ella no quisiera comer, sabía que tenía que hacerlo igual.

Con un tazón de fideos con salsa en mano, se dirigió hacia el sofá, pensaba seriamente a diario sobre cómo podía acabar con dicha situación, pero no sabía cómo.

Solo pudo abrir su laptop para acto seguido comenzar a plasmar sus ideas en sus documentos de Word, donde en una carpeta se encontraban todas sus novelas que jamas tuvieron una finalización, se esforzaba a diario para escribir un nuevo capitulo pero su mente era una caja vacía.

Al igual que su corazón, todo en ella era un gran vació emocional, el llanto a veces se detenía y las emociones se desvanecían, la frustración de no poder levantarse de cama también estaba ahí, pero desaparecía a los segundos.

Con la música al volumen medio en sus audífonos comenzó a escribir, intentando no dejarlo a los minutos gracias a tu eterno bloqueo mental.

En otra carpeta se encontraban los archivos de su poesía, o intento de poesía, como ella solía decirle. 

La tarde comenzó a volverse noche en la ciudad de Tokio, por la ventana se veía el atardecer que llamaba a la luna, robándole la atención a la distraída joven, quien separó sus dedos de las teclas y apreció los colores dignos de una maravilla que sus ojos se sentían poco valiosos de observarla.

Su prima abrió la puerta del hogar, con bolsas del mercado en sus manos, a lo que ella rápidamente se levantó de su lugar para ayudarla. — Podemos cocinar tu comida favorita, ¿Quieres?

Sus ojos esmeralda, brillantes como la luz de la luna, se abrieron emocionados, hacia tiempo no recibía tal mimo por la complicada situación economía que las roomate pasaban.

Las Gyozas eran sus favoritas.

Luego de guardar todas las compras, se dirigieron nuevamente al sofá. —No, no tengo hambre. —Rechazó amablemente su prima a los fideos de la joven, a lo que ella le dio una mirada de regaño. —

—Tienes que comer. —Habló por primera vez en el día. —

—Bueno, dame. —Arrebató el bol de sus manos y comenzó a comer. — ¿Puedo invitar a unos amigos a dormir? —Su prima menor le dirigió la mirada curiosa. — No los conoces.

—Me refiero a que porque me pides permiso a mi, es tu casa. —Acotó mientras mordía levemente su palito. —

—Tú también vives aquí, tienes que estar cómoda sea o no tu casa. —

Se sintió regañada por el tono de su prima mayor, por lo que soltó una tímida sonrisa. —Sí, estoy cómoda con eso. —

—Perfecto, si quieres puedes quedarte a conocerlos, seguramente te van a agradar.

Gekkō asintió y luego de lavar lo que había usado para cocinar, avisó que iba a usar el baño para darse una ducha.

—Voy a limpiar tu cuarto, ¿Puedo?

Las lágrimas comenzaban a amenazar su salida en los ojos de Gekkō, esos gestos le eran tan hermosos que la emocionaban, hacía tiempo su cuerpo dejó de tener las energías suficientes como para limpiarlo, como para simplemente existir y respirar.

—Sí, muchas gracias. —Se adentro a la ducha con el agua prendida que comenzó a caer sobre su cuerpo, sintiendo como su cuerpo se erizaba por completo. —

Pasaron los minutos, y el agua fue cerrada, dando por finalizada la ducha de diez minutos, coma u cuerpo rodeado en una toalla como su cabello, salió del baño, y recordando que había dejado abandonada su laptop en la sala de estar por lo que la fue a gustar para así regresar a su cuarto.

Dándose cuenta de que la sala de estar no estaba vacía, en cambio, se encontraban unos jóvenes desconocidos antes la vista de Gekkō.

Realizó una reverencia rápidamente gracias a sus nervios, causando que su toalla cual rodeaba su cabello, cayera al suelo. «Por... qué» Se preguntó. «Nunca pregunté a qué hora llegarían, porque tampoco me imaginaba que llegarían ahora.»

Recogió la toalla del suelo, corriendo con posterioridad hacia su cuarto intentando demostrar que la situación no le avergonzaba en lo más mínimo, y un mensaje le llegó a su móvil a los pocos segundos. "Lo siento, vi la escena pero me quedé helada por la situación. :(" Era un mensaje de su prima, quien había presenciado todo desde la cocina.

Claramente la reciente situación le había avergonzado hasta el corazón pero no se considera una mujer que demostrara su debilidad, nunca logró descubrir el porqué de esa personalidad, pero dejó caer la toalla arrojándola a su cama y dirigiéndose a su armario, para así escoger un atuendo cual ponerse. Y este consistía en un Mom jean y un suéter bordo que fuera por dentro de su pantalón, remarcando así su cintura cual recibió por su genética. Arregló su cabello, maquilló levemente su rostro y rodeó su cuello con un sencillo collar.

«Tranquila, salúdalos, plática, regresa a tu cuarto y ya.» Abrió la puerta en un gran impulso y camino hacia la sala de estar, con una fingida sonrisa en su rostro. —Hola. — Saludó con una reverencia, causando que los presentes se levantarán de sus lugares e imitarán su acción. — Soy Gekkō, un gusto. — Su sonrisa era igual de brillante que la luz de la luna. —

Luego de presentarse se dirigió hacia la cocina con su pulso acelerado, y al verificar que ya no era el centro de atención, suspiró soltando todo el oxígeno retenido.

Percatándose a los segundos de la segunda presencia que se encontraba en la cocina, quien notó todo lo realizado por la joven. —Gojou Satoru. —Se presentó ante ella, logrando asustarla por lo que soltó un pequeño brinco.

Sus almas se observaron por primera vez a los ojos, notando la iriscendencia que sus ojos formaron al entrar en sintonía, un pequeño arcoíris se les hizo presente como pigmentos, que para los demás no estaban ahí, pero ellos veían lo etéreo de sus pacificas y perdidas miradas, descubriendo en ese momento que los momentos vividos con anterioridad no se comparaban con los que a partir de ese instante iban a vivir y experimentar.

[...]

HOLAAAAAA, muchas gracias x leer uwuwuwu
cmo están?? espero q súper bienn, abríguense porfi q hace mucho frío 🥺😭

les quería contar q m hice una cuenta d tik tok y ahí subo lo q escribo o sea fragmentos d mis novelas, tmb voy a subir one shots, poemas (comencé a practicar mi poesía hace ya un tiempo y voy mejorando uwu m siento orgullosa ahre), todo lo q quiera uwu. espero q se puedan pasar x ahí si están interesadxs uwu

tiktok: mowuuti

muchas gracias x leer, votar y comentar. <33

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