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By damonsscum

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By damonsscum

EN 1895, CUANDO TOMMY tenía cinco años, se fracturó la muñeca y gritó "¡Arthur!", a lo que su hermano corrió a ver qué sucedía. Él estuvo junto al más pequeño durante el regaño y curación de su fractura, pero también aguantó los gritos de su padre sobre por qué él no lo había estado cuidándolo.

Algo así pasó cuando Tommy regresó a su hogar tres meses después de estar en el hospital y le gritó a Arthur por qué no había estado ahí con Pearl cuando Harry la tomó.
Cuando su hermano trataba de explicar la situación, el líder se molestaba más y gritaba aún peor, haciendo sentir al mayor pequeño, indefenso y como un infante.
Desde entonces Arthur había estado molesto con Tommy y viceversa, pero aún así, debía acudir a sus llamados.

— Señor Shelby, sus hermanos están aquí — anunció Mary. —. También, hay un señor que se describe a sí mismo como el "judío errante" y, la señorita pidió verlo a usted ya mismo, se escucha molesta.

— Eh, lleva a mis hermanos a la cocina y dales té y ron, el caballero judío puede estar en la sala de estar y dígame dónde está mi esposa, por favor — suspiró sin abrir los ojos.

— La señorita está en el establo.

El ojiazul caminó agotado al establo, donde no podía quedarse mucho tiempo al tener a todo el mundo esperando dentro de su hogar.

— Cariño, ¿querías verme?

— Llevas tres meses estable, ¿y quieres que te mutilen una vez más? Es que eres un maldito egoísta, Thomas. Solo piensas en ti mismo.

— Buenos días a ti también — susurró. —. Escucha, esta vez lo lograré, ¿sí? Cuando lo logre, todos estaremos en protección y paz — sonríe.

— ¿Sabes qué me llama la atención? Tienes tan mala suerte, que la turmalina negra ni siquiera pudo protegerte de nada — bufó. —. Haz lo que quieras entonces, pero no vuelvas a insultar o agredir a Arthur, ¿sí? Que él ha estado más para mi estos días, tú ni siquiera pudiste consolarme en las noches, cuando sentía que el cielo se caía — reclama.

— Pearl...

La muchacha se despidió de los caballos y entró a la casa, la cual estaba algo despoblada y no entendía el por qué. Subió a su habitación, pero una voz conocida la detuvo.

— Cariño, ¿cómo te encuentras?

— Alfie — susurró con una sonrisita. —. Eh, mejor, pero Thomas fuma como chimenea y bebe como si no tuviera hígado, él no debería. Tú, ¿cómo estás?

— Estoy-

— Señor, por favor pase por acá — exclamó Mary, molesta.

— Jodido infierno, estas empleadas tan... bueno, te veré luego, cariño — sonrió.

Pearl asintió y lo observó irse, entonces volvió a su camino, que era la habitación.

Tommy, entró a donde Alfie unos segundos antes, encontrándolo observando su hogar, interesado.

— Buen día, señor Solomons — tosió incómodo.

— Sí, lo es — responde. —. Muy lindo el lugar que tienes aquí, Thomas — halagó. —. ¿Qué es? ¿Una ejecución hipotecaria, por una deuda de juego de algún pobre jovencito qué llenaste de opio en uno de tus casinos, o fueron solo rumores?

— ¿Un trago? — pregunta Tommy.

— Tu esposa dijo que no debes beber, ¿eh?

Tommy no respondió, se sentó en una de las sillas de su escritorio e ignoró las palabras del judío, no estaba muy contento de tenerlo ahí, pero era casi esencial que estuviera.

Alfie comenzó a contarle los rumores que decían sobre él en Londres, con afán de hacerlo sentir cosquillas pero eso no sucedió.
El gitano dejó salir el humo de su boca e incómodo, tiró la ceniza. No le importaban las burlas del hombre, ni la verdadera razón por la que había ido.

— ¿Sabes algo, Alfie? Esta mañana intenté leer el periódico, y noté que la única consecuencia de mi terrible accidente es que ahora necesito anteojos — dijo con una mueca.

— Conozco a un tipo que puede hacerte unos de estos — dice sacando unos lentes de su bolsillo interior. —. Así que no solo podrás leer el periódico, ¿eh? Si no, también podrás ver el futuro. Así podrás ver como perderás a tu esposa si la sigues tratando como lo haces — suspira.

Tommy tenía las cejas fruncidas. ¿Por qué cada que lo veía tenía que salir el tema de Pearl? ¿Por qué no simplemente la podía superar como ella a él? ¿Tenía que lamentarse toda su vida por no quedarse con la chica?


En la cocina, Arthur, John y Michael se encontraban inquietos al no saber por qué Tommy los quería ahí, sin embargo, sabían que no era algo bueno. Arthur y John discutieron sobre el aborto que la novia de Michael debería hacerse, pues el menor decía que sería lo más fácil y el mayor que sería para una buena causa.
Dogs y Michael tenían la cara torcida, ver al mayor de la familia tan sentimental, les parecía extraño.

— Tommy me dijo que cuando sonara debíamos ir al gran salón. Tiene un plan — avisa.

Todos entraron a la oficina, impresionados de ver al judío ahí de pie. Arthur fue el último y al verlo, paró en seco e intentó salir, molesto y ciertamente intimidado.

— Arthur, ven acá — demanda Tommy.

— ¡Shalom! Arthur, shalom — sonríe.

— Alfie — asiente.

Tommy, quien no estaba de muy buen humor, observó la escena y más que molesto, estaba incómodo.
John, incluso se estaba aguantando la risa, ya que sentía la gran incomodidad de su hermano.

Todos oían lo que Alfie le tenía que decir al Blinder, pero ninguno estaba escuchando realmente, todos estaban en otro mundo.

— Felicitaciones, Tommy. Este hombre asesinará y mutilará para ti con Dios en su lado.

— Bien, mientras estaba en el hospital diseñé un plan-

— ¡Increíble! Diseñaste un plan pero no pudiste abrazar a tu esposa, bien ahí Tommy — interrumpe el judío.

— No podemos confiar en que los rusos nos pagarán — siguió, irritado. —. Vamos a tomar lo que es nuestro. Necesitamos saber qué hay en ese tesoro y es por eso, lamentablemente y con todo el dolor de mi corazón, es que necesitamos al señor Solomons — anuncia.

— Tommy, cariño, ¿cómo querrás- Oh. ¡lo lamento! — decía Pearl enrojecida.

— No, no, ¿qué necesitabas, linda? — preguntó con una sonrisa.

— No, no, continúa, yo... me voy, lo siento — negó nerviosa.

— Dime, vamos

— Eh... solo me preguntaba, ¿de que querrás el té para el desayuno hoy? — pregunta nerviosa.

— Mhm, ¿ayer tuvimos té de limón? — ella asintió. —. Entonces té negro.

— ¿Algún otro preparativo que deseen, señores? — sonríe.

— ¿El mío puede tener whiskey? — preguntó Dogs.

— Tenemos trabajo, baboso.

— Entonces, ¿sin whiskey? —

— Sin desayuno, animal. Gracias, Pearl, estamos todos bien — sonrió John.

— Disculpen la interrupción, entonces.

— Es un encanto, ¿eh? — susurra Alfie.


[...]


Arthur y John estaban ebrios en la fiesta de los rusos, pero no ebrios, nivel uno.
Estaban ebrios a nivel de bailar como cosaco.

— ¿Crees que ella esté segura?

— ¿Quién?

— Pearl.

— Maldición, cógete a otra, Arthur. Piensa en otra cosa, joder — exclamó disgustado. —. Si Tommy te encuentra pensando todo el día en su mujer, te sacará los ojos.

— ¿Cómo dejar de pensar en ella, hermano? — preguntó limpiándose las lágrimas.

— Eres un maldito caso perdido.

En otra parte, Tatiana guió a Tommy a un tipo de cámara que según, se había construido doscientos años atrás para proteger las joyas del Rey.
Dentro, había una gran cantidad de guardias armados, también estaban los duques y, Alfie, a quien tenían amarrado de las manos.

— Eh... siento que no confían en mi, Tommy — dijo en tono burlón.

— El señor Solomons es el único joyero en Londres en quien confió — responde el gitano.

— Bien, como acordamos, su joyero seleccionará piezas por un valor total de setenta mil libras — anuncia Tatiana, una vez lo soltaron.

Alfie no estaba cómodo ahí, pues la raza rusa no eran sus personas preferidas.
Tommy, quien seguía en un pésimo humor, observaba al judío pelear con los señores, cosa que era constante, pues estos querían evaluar las cosas en una cantidad mayor y él, a una menor para que pudiera elegir más cosas.

No hubo nada realmente interesante en ese tipo de subasta y cuando alcanzaron los treinta y siete mil seiscientas libras, Solomons pidió otra cosa.

— ¿Tiene huevos?

— Los huevos de Fabergé no son parte del trato — reclamó el duque.

Aún así, Tatiana alcanzó uno, al que Alfie admiró con gracia.

— Esto hace que la selección llegue a las setenta mil libras — asintió.

Thomas escupió en su mano, Romanov lo miró con asco, pero terminó haciendo lo mismo, cerrando el trato. Pero él era un idiota, pues seguía confiando en los rusos.

— Ahora, señor Shelby, se unirá a sus hermanos y el señor Solomons se irá.

Como se dijo se hizo, Alfie no miró a Tommy al irse, incluso cuando este quiso ser atento y despedirse.
Tatiana guió al invitado de vuelta al salón, donde un espectáculo de fenómenos lo esperaba. No pasaron mucho tiempo ahí, pues la muchacha rápidamente lo llevó a otro lugar, donde pretendía tener relaciones con él.

— ¿La quieres a ella? — preguntó.

— ¿Por qué mierda dirías eso ahora? — preguntó el mayor molesto.

— Tommy, la amas — susurra.

Las lágrimas en los ojos del Blinder comenzaron a notarse y el violentar contra el cuerpo de Tatiana no ayudaba en nada, pues ahora se sentía complemente culpable de lo que se encontraba a punto de hacer.

Y como infante, se dejó caer en el pecho de la rusa y lloró, actuando inocente e indefenso, buscando el comfort que necesitaba, con otra mujer. Pearl siempre quiso conocer esa parte de él, pero Tommy dejó de ser expresivo luego de rato y, ahora, pocas veces le demostraba que también era un ser humano.
Verdaderamente parecía un niño en ese momento, aferrándose a la muchacha como si fuera a morir cuando lo desprendieran de ella. Se sentía culpable pero tampoco quería salir de la habitación, pero la imagen de su mujer le recorría la cabeza, haciendo que las lágrimas salieran de sus ojos.

— ¿La quieres esta noche? — preguntó.

Tatiana actuaba como si Pearl fuera una difunta y Tommy, igual.
La muchacha no conocía a la reciente Shelby, pero sabía que había sido secuestrada y violada por Sabini, por eso, presentía que no dejaba que su marido la tocara, pero eso no era lo cierto, ya que era él quien no la tocaba, el que no la procuraba, el que solo la tenía como trofeo de una guerra que él ganó. Aunque tampoco quería engañar a su mujer. Pensaba no aguantar el dolor que ella sentiría, uno que además, él también se llevaría.

— Observa... — susurró Tatiana. —. En el palacio de Tiflis había un sacerdote — dijo quitándose su vestido. — Ponía sus manos, aquí — explicó tomándolo del cuello. —, con esa estrangulación también había éxtasis, se llama Khlysty, una iglesia siberiana.

— Por favor, basta...

— Estás casi colgado, casi muerto — susurraba acercándose a él. — y en ese momento, las mujeres que perdieron a sus hombres en la guerra se acostaban, y se tiraban al fantasma — asintió mirándolo a los ojos.

Tatiana comenzó a ahorcar a Thomas, pero él luchaba con quitársela de encima. Sus lágrimas eran notorias, pero la mujer las ignoraba. Él no quería estar así con ella, pues sabía que Pearl lo estaba esperando en casa, bebiendo té y leyendo un libro de poemas de Edgar Allan Poe junto a la chimenea.

Hubo un punto en donde la fuerza de la rusa fue anormal y él comenzó a verlo todo borroso, pensó que iba a desmayarse y dejó de luchar, se le había debilitado el cuerpo y no tenía fuerzas.

Ella se rozaba contra él y después, Thomas comenzó a tener recuerdos de las veces que había tenido sexo con su esposa.
La primera vez que lo hicieron fue la más repasada, pues para los dos fue importante y ahí, fue cuando realmente dejó de luchar contra la muchacha, tomándola de las caderas e incitándola a que siguiera haciendo lo que hacía, pues en su mente, él llegaba a su habitación y miraba la joven silueta de su esposa mirando como siempre, por el gran ventanal que tenían y al verlo en el reflejo de la luna, se giró para sonreírle. Pronto su imaginación terminó y sintió como si se estuviera ahogando, entonces comenzó a desabrochar el cuello de su camisa y tosió, cayendo rendido en el suelo del lugar y Tatiana, a su lado.

— Deberías beber esto, es agua bendita.

— Aléjate de mi — exclamó sintiendo ganas de vomitar.




Al día siguiente, apenas el sol dio su primer rayo, los hermanos salieron del lugar, asqueados, todos menos John, quien se la había pasado excelente.

— ¿Por qué nos trajiste aquí, Tommy?

— No sé, Arthur. No sé ni por qué me quedé — negó.

Subieron al auto y nadie dijo nada, mudos hasta que al menor le dieron ganas de mear.

— ¿Cómo estuvo tu noche, Arthur? Además de que le lloraste como niño a su chupete. ¿Qué le dirás a Dios de esto, eh? — sonríe el menor.

John se recargó en el vidrio trasero y lo miró molesto, guardando silencio por varios segundos.

— Le dice todo a Linda — susurra. —, cada detalle. Desde que estás con otra, hasta que miras a esa mujer — enfatizó inaudiblemente.

Arthur lo miró con odio, John se retiró.
Tommy encendió un cigarrillo sin sospechar de lo que sus hermanos tenían entre ellos.

— Te extrañaremos cuando te vayas, Arthur. Mi mujer planea hacerte una fiesta de despedida — sonríe.

— Su mujer — anuncia John.

— Conduce el maldito auto — susurra enojado.

— ¿Y quién es la mujer a la que le lloró, eh? — preguntó burlón.

Los hermanos no respondieron por obvias razones, Tommy frunció el entrecejo y se dispuso a conducir lejos, muy, muy lejos de aquel maldito lugar.

Ni John, ni Arthur sabían que su hermano había vuelto a engañar a Pearl y, seguramente, era un secreto que se iba a llevar a la tumba.

En casa, la muchacha estaba preocupada pues no sabía si su esposo estaba bien y después de una larga oración por su protección y salud, justo como él la había imaginado, estaba bebiendo té, releyendo "Tamerlán y otros poemas" del autor, Edgar Allan Poe.




























Buenas :D
No saben lo mucho que odio la tercera temporada y más este episodio, es increíblemente incómoda de ver para mi, lo siento para quien le guste pero para mi es la única temporada mala que hubo en la serie xd

BUENO, EH.
Como sé que me odiarán por este capítulo de hoy, les dejo una foto de Anabelle Wallis (Grace, a quien sí, todxs odiamos) con el cabello castaño, porque fuera de su personaje, esa mujer me puede atropellar y yo le diría gracias.


- con amor,
Mary, x.

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