Sinful | Draco Malfoy ✓

By dilfdracostan

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Era el verano antes de comenzar la escuela, y Aurora estaba preparándose para entrar a su último año en Hogw... More

𝐓𝐈𝐍𝐀'𝐒 𝐍𝐎𝐓𝐄
𝐒𝐈𝐍𝐅𝐔𝐋
𝓹. The Sinclair Manor
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𝓮. Epilogue
𝓖𝒓𝒂𝒄𝒊𝒂𝒔

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By dilfdracostan

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Después del encuentro en la biblioteca, Aurora no pudo conciliar el sueño. Se desveló pensando en todas las cosas que habían pasado entre ella y Draco durante el verano, y no pudo evitar preguntarse si es que él realmente estaba interesado en ella, o todo lo había hehco por diversión.

Deseó haber tenido la habilidad de poder leerle la mente a las personas, porque oh, cuantas lágrimas se hubiese ahorrado en su vida.

Se sintió bastante estúpida e ingenua para ser una Ravenclaw, porque había caído en varios engaños de personas que ella había considerado importantes.

Ella aún recordaba esa vez que un chico de Gryffindor la invitó a una cita en su primera salida de Hogsmeade en tercer año — y le dejaba notas con un chocolate cada mañana hasta que ella finalmente aceptó.

Resultó que él sólo quería sacarle celos a una chica que realmente le gustaba, y los amigos de él estuvieron burlándose de lo tonta que fue.

Lo mismo pasó en su cuarto año, cuando ella estaba enamorada de un chico de su casa. Ellos estuvieron saliendo un par de meses, hasta que ella finalmente accedió a tener sexo con él. A la semana después, ella se enteró de que el chico había hecho todo por un tonto juego con sus amigos.

En su quinto año, simplemente dejó de intentar, y comenzó a tener encuentros casuales con chicos que le coqueteaban.

Aurora se acostó con alrededor de cuatro chicos a sus cortos 16 años, todos mayores que ella. Siempre se encontró más atraída a ellos, pues los encontraba más maduros y sabían tratarla bien — aunque fuera en un ámbito sexual.

Todo paró cuando a la vuelta de sus vacaciones de navidad ese mismo año conoció a Warren. En ese entonces, era un chico muy dulce y atento con ella, por lo que decidió darle una oportunidad.

Se enamoró profundamente de él, y comenzaron su relación que duró alrededor de un año y medio — o eso era lo que ella recordaba. Con el tiempo, Warren fue cambiando al igual que ella, y se vio atrapada en una situación tóxica por mucho tiempo.

Aurora siguió pensando en Draco, y el por qué se sentía tan atraída hacia él. Quizás era por el gusto que tenía a los hombres mayores, o quizás era porque ambos disfrutaban de la lectura y la elaboración de pociones.

Quizás era la manera en que la tocaba y le susurraba en el oído, o quizás fue la manera en que la hizo venir, no una -si no tres veces. No estaba segura del todo, pero sabía que la manera en que la llamaba amor, la llevaba a lugares que nunca había pensado que existían.

Al siguiente día, la primera cosa de la que la castaña se dio cuenta, era de que Draco no estaba por ningún lugar. Ella intentó decirse que quizás estaba ocupado con sus pociones, o quizás leyendo un libro solo.

Pero al llegar la cena, ella encontró extraño que el platinado no se haya presentado a ninguna comida, como siempre acostumbraba.

Ella quiso preguntar a su padre sobre la notable ausencia de Draco, pero no quería sonar desesperada y levantar sospechas. Pero luego recordó que no era un secreto que pasaban el tiempo juntos leyendo cuando nadie más estaba en casa.

Y haciendo otras cosas.

Cuando ya todos estaban terminando su cena, Aurora no aguantó más y se dirigió a su padre.

—Papá, no he visto a Draco en todo el día, ¿sabes dónde está? Tiene un libro que le presté y me gustaría recuperarlo —creó una excusa rápida para poder preguntar sin sonar demasiado interesada.

El señor Sinclair miró a su hija con una mirada curiosa, se aclaró la garganta y se secó la boca con una servilleta, antes de apoyar sus codos en la mesa.

—Draco se fue hoy en la mañana, cariño... ¿No te avisó?

Ahora tenía el ceño fruncido hacia su pequeña hija. Aurora imitó su expresión y un pequeño dolor en su pecho se hizo presente.

—No, no me dijo —negó con la cabeza, volviendo su mirada a su plato. 

Ella comenzó a jugar con su comida distraídamente mientras los pensamientos intrusivos llegaban a su cabeza.

Se preguntó el por qué Draco se fue sin siquiera despedirse.

¿Qué le costaba decirle ayer? ¿Acaso estaba arrepentido de lo que pasó?

Ella luego pensó en la posibilidad de que haya vuelto con Astoria, y le hizo mucho sentido. Nadie podía culparlo al volver con ella, pues la pequeña Greengrass era el modelo de mujer perfecta para él.

Sus curvas delicadas, su piel pálida, sus pómulos definidos y cómo olvidar sus hermosos ojos verdes.

Realmente hacen una buena parejapensó ella.

—¿Vas a terminar eso?

La voz de Susan interrumpió los pensamientos de Aurora, por lo que ella inmediatamente levantó la cabeza con una pequeña sonrisa.

—Oh, yo... yo creo que iré a mi habitación, estoy algo indispuesta, permiso.

Su padre asintió a su dirección, a lo que ella le dedicó una última sonrisa a todos los presentes, y se levantó de la mesa para caminar hacia su habitación. Su mente se volvió a inundar de pensamientos relacionados con él.

¿Por qué haría eso? ¿Por qué me hizo sentir que de verdad era algo importante para él? se preguntaba ella, mientras caminaba a paso lento por los pasillos de su mansión.

No pudo evitar culparse a sí misma por haberse ilusionado con algo que claramente no iba a suceder.

Ella sabía desde un principio que lo de ella y Draco jamás sería algo serio, y menos algo público.

Su pecho se apretó al pensar en que todos los momentos que habían pasado juntos habían sido una simple estrategia por parte de él para poder aprovecharse de su cuerpo.

Pero otra parte de ella no quería creer que eso era verdad. Había sido todo tan real y auténtico que ella sintió la felicidad que no había sentido en mucho tiempo. 

—Draco, si el amor es ciego, ¿por qué las personas atractivas lo tienen mucho más fácil?

Draco miró a la chica que tenía a su lado con una sonrisa en el rostro, divertido ante su pregunta.

—Bueno, es algo de lo que definitivamente no debes preocuparte, Aurora se acercó a ella para depositarle un pequeño beso en la frente.

Ambos llevaban toda la tarde conversando de cosas que realmente no tenían sentido, pero se sentían felices de poder estar juntos toda una tarde disfrutando la compañía del otro.

Aurora recordó ese día. Fue exactamente el momento en que ella se dio cuenta de que sus sentimientos hacia él iban más allá de lo físico, y de alguna manera le asustaba.

Se sentía intrigada por saber más acerca de él, pero temía preguntarle algo que lo alejaría completamente de ella.

De los Malfoy, se sabían pocas cosas, y lo único de lo que ella tenía conocimiento, era de que habían sido parte del lado oscuro en la Segunda Guerra Mágica, y que Lucius había sido uno de sus mortífagos más fieles. 

La familia de Aurora se fue a vivir a Australia desde el año 1997 al 1999, por lo que estuvieron completamente ajenos a todo lo que sucedió.

Su padre nunca le hablaba mucho al respecto, pero ella nunca protestó, ya que lo único que necesitaba saber era que el mago más tenebroso que había existido perdió, y que todo estaba bien ahora.

Unos toques en la puerta llamaron la atención de Aurora.

—Pasa —dijo ella, su cabeza apoyada en el respaldo de su cama.

Por la entrada se asomó la rojiza cabellera de Susan, a lo que ella sonrió. La mujer caminó lentamente a la orilla de la cama, y se sentó.

—¿Estás bien? Me dio la impresión de que estabas algo distraída en la cena —habló con un tono de preocupación.

Aurora la miró con una pequeña sonrisa, y negó con la cabeza.

—No... no de verdad, es sólo que estoy algo nerviosa por llegar a Hogwarts —bajó la mirada ante la mentira que le acababa de decir.

Escuchó una pequeña risa por parte de Susan, antes de que hablara.

—Sabes Aurora... he notado lo feliz que estuviste este último mes, extrañaba verte así —hizo una pequeña pausa, y la castaña levantó su mirada sin saber hacia dónde se dirigía la conversación—. Y  no creo que sea una coincidencia tu ánimo ahora que te enteraste que Draco se fue.

Aurora abrió los ojos como platos al escuchar la insinuación de su madrastra, es decir, no estaba equivocada, pero el hecho de que sospechara que había algo entre ella y Draco casi la hizo querer desaparecer de la faz de la tierra.

—Oh, Susan, creo que estás malinterpre-

—No necesitas darme explicaciones, cariño, tú eres una persona madura que sabe lo que hace... eso has demostrado durante estos últimos años, a pesar de todo lo que has sufrido, nunca terminas de sorprenderme —dijo la mujer rápidamente al notar el sonrojo de la pequeña Aurora.

—Y sólo quiero que me prometas, que pase lo que pase, jamás dejarás que alguien más te haga sentir menos de lo que eres, porque tú vales oro.

La castaña observó a Susan con una mirada algo sorprendida, ¿de verdad pensaba todo eso de ella?

—Lo prometo, Susan —fue lo único que pudo decirle, pues su pequeño discurso la había dejado sin palabras.

Sintió una sensación de calidez envolver su cuerpo — un amor maternal.

—Y por favor, sé feliz. No dejes que tus miedos te detengan de enamorarte nuevamente, eres una chica joven y mereces una persona que de todo por ti, y que te recuerde cada momento la suerte que tiene al estar contigo, pronto todo comenzará a ser mejor para ti, lo sé.

Y con eso, la mujer salió de su habitación, dejando a la joven muy confundida ante sus raras palabras.

¿Ser feliz? Aurora estaba consciente de que no tenía la mejor salud mental del mundo, pero aún así encontraba que estaba bien. Tenía una familia que la amaba, dos mejores amigos que darían todo por ella, y por supuesto, tenía sus libros.

Aunque a pesar de todo eso, ella sabía que tenía un vacío en ella. Ese vacío comenzó como un pequeño tajo en su alma cuando comenzó su relación con Warren. Ese vacío fue creciendo, y creciendo, hasta que ella ya no tenía ganas de vivir.

Ella no disfrutaba nada, y lo único que hacía durante el día era estar con el. Su relación la consumió tanto, que ella no sabía si lo amaba o lo odiaba, pero aún así siguió con él.

A pesar de que él solía coquetear con otras chicas sólo porque Aurora lo había irritado un poco, seguía con él.

Lo perdonaba siempre, cada vez que la golpeó hasta dejarla con múltiples moretones y la insultaba por sus malditos celos, ella lo perdonó.

Tenía una conexión tan fuerte con él, que lo perdonó esa vez que casi le rompió una costilla cuando encontró una foto de ella y Nicholas abrazados.

A pesar de que Warren sabía que Nic y Sonja estaban juntos, igual la golpeó. Sus pies impactaron varias veces su torso, mientras le decía que era un mentirosa, horrible y gorda, que merecía todo el dolor que le estaba causando en ese momento.

Él le repitió tantas veces todas esas mentiras, que ella llegó a creerlas, y cada vez que encontró a Warren besando a otra chica en una fiesta, ella se culpaba.

Se culpaba porque sabía que no era lo suficientemente bonita para que alguien le fuera realmente fiel, o no le mintiera.

Aquel vacío se le hizo menos grande cuando por fin pudo terminar las cosas por él, y para su suerte, Nicholas y Sonja estuvieron para ella en todo momento.

Ella se sintió feliz al darse cuenta que últimamente ese vacío había desaparecido, ella había comenzado nuevamente a leer como acostumbraba, y se encontraba disfrutando cada momento con su familia.

Al principio pensó que era algo que sucedió porque sí, pero no podía estar más alejada de la realidad.

Había sido por Draco.

Con sus abrazos, caricias y largas conversaciones, Draco había encendido algo dentro de Aurora que ella creía haber perdido por siempre.

Era una sensación completamente nueva para ella, algo mucho más fuerte de lo que había sentido con Warren. El platinado la hacía sentir linda, querida y sobre todo importante.

Draco jamás la hizo sentir insegura.

Bueno, hasta ahora.

¿Qué hice mal ahora? ¿Por qué debo arruinar las cosas buenas que me pasan sin siquiera saber cómo?

Miles de preguntas aparecían en la cabeza de la castaña.

Se encontraba tan sumida en sus tristes pensamientos, que no notó en que momento las lágrimas habían comenzado a caer sobre sus mejillas.

¿Qué hay de mal en mí?  — se preguntaba ella, sin dejar de llorar.

La única respuesta lógica para Aurora, era que ella simplemente no era digna de ser amada, que valía tan poco que nadie la amaría jamás.

Ella decidió ir en busca de un libro para despejar sus pensamientos, pues mañana amanecería con un terrible dolor de cabeza si es que no dejaba de llorar dentro de los próximos 15 minutos.

Se levantó de su cama, y en menos de diez segundos, ya se encontraba caminando por los silenciosos pasillos de su hogar.

Su dolor en el pecho volvió cuando pasó fuera de la habitación que era de Draco.

Se quedó parada un par de segundos frente a ella, hasta que agarró valor, y agarró la manilla.

Al entrar, su pena se hizo más grande, pues el olor del platinado seguía impregnado en cada rincón de la habitación.

Era una habitación un poco más pequeña que la de ella, paredes blancas con varios muebles que decoraban los espacios vacíos.

Estaba todo en orden, como si nadie hubiese entrado a ella en años. Cuando la mirada de Aurora llegó a la cama de dos plazas, frunció el ceño.

Al acercarse a ella, vio que encima del cobertor yacía un libro.

¿Quizás se le olvidó dejarlo en la biblioteca? — se preguntó.

Aurora tomó el libro entre sus manos, y comenzó a ver detalladamente la tapa del libro. Se veía algo gastada, y el título apenas se distinguía.

Don Quijote de la Mancha.

Definitivamente era de él.

Si lo guardo para entregárselo en Hogwarts, sería la excusa perfecta para quedarme al final de una clases para conversar con él — pensó.

Pero nada le aseguraba que el querría hablarle a solas cuando llegaran allá, es decir, por algo fue sin despedirse, ¿no?

Ella agarró el libro bajo su antebrazo, y caminó de vuelta a su habitación. En teoría, si había encontrado un libro para leer.

¿Iba a leerlo sólo porque es de él? 

Al llegar a su habitación, se desplomó en su cama y acomodó el libro para abrirlo.

Con cuidado de no dañarlo, agarró la tapa, y la levantó, dejando caer un pedazo de pergamino que había dentro.

Ella frunció el ceño, y debatió mentalmente si debía leerlo o no.

—A la mierda —se susurró a sí misma, antes de abrir el trozo de papel.

El corazón de Aurora dio un vuelco al ver la perfecta letra manuscrita de Draco.

"Amor, perdóname por no despedirme esta mañana, sé lo mucho que te cuesta conciliar el sueño y no quería molestarte. Quería decirte anoche que hoy partiría a casa con mi madre antes de volver a Hogwarts, pero por obvias razones, no lo hice. No me arrepiento, ya que pude probar tus labios una última vez antes de irme. Espero que me extrañes lo suficiente como para venir a mi habitación y encontrar este libro. Sé que eres curiosa y probablemente estás a punto de leerlo.

PD: Este libro es para ti, me lo leí unas cuarenta veces durante mi tiempo en el colegio, y espero que lo disfrutes tanto como yo.

Te veo en unos días,

Tuyo, DM"

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