Black Onyx [1]

By foxys02

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La piedra de onyx negro te brinda protección de todos los males, quien la posea debe ser una alma pura e inoc... More

Nota De Autora
El INICIO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
PRIMERA LUNA
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 6, PARTE 2
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 8, PARTE 2
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 9, PARTE 2
SEGUNDA LUNA
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 10, PARTE 2
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPITULO 12, PARTE DOS
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
TERCERA LUNA
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 15, PARTE DOS
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 16, PARTE 2
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 17, PARTE 2
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 18, PARTE DOS
CAPÍTULO 19
CUARTA LUNA
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 20, PARTE 2
CAPÍTULO 22
Las fotografías de Diana Ayleen [Personajes]
CAPÍTULO 22, PARTE 2
QUINTA LUNA
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 23, PARTE 2
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 24, PARTE 2
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 29, PARTE 2
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 32, PARTE DOS
CAPÍTULO 33
SEXTA LUNA
CAPITULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
EL ADIOS, PARTE 1
EL ADIOS, PARTE 2
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
EL FINAL
Nota De Autora
Notita Autora

CAPÍTULO 21

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By foxys02

Dato: Jessica borró lo que pasó en el limite de la memoria de Diana, a petición de ella. Y solo recuerda huir de las sombras en el bosque y Vicente herido por una daga.

──•─────── ) ● ( ────────•──

LA FAMILIA

──•─────── ) ● ( ────────•──


DIANA AYLEEN

(Dos semanas despues...)

—Despacio —Ordené y gruñe a regañadientes—Mas lento, o dolerá.

Apreté su pecho con mis pequeñas manos.

—Puedo solo, gracias, pecas—espeta Vicente, mientras bajamos los últimos escalones a duras penas y veo como trata de ocultar una mueca de dolor.

Evité el contacto con su cintura y el parche que cubría la herida, para no

—Te está ayudando, más te vale ser amable o te dolerá enserio—Amenaza Jessica que no despegó la vista de unos papeles en su escritorio.

El beta rueda los ojos, y me dejó ayudarlo de mala gana. Lo llevé a los sofás cerca de la biblioteca del estudio, él se desplomó sin cuidado sobre uno de ellos. Me crucé de brazos, y lo miré feo, así nunca iba a mejorarse.

Él sonríe con falsa inocencia.

—¿Yo que hice? —Niego la cabeza, sin ganas de discutir otra vez con él. Ya van dos veces en la mañana que no me hace caso —¿Ya descubrieron de lo que está hecha esa daga? Y ¿por qué todavía no pude sanar bien esta mierda?

Mire a Jessica, esperando la respuesta con curiosidad. La rubia alza la mirada, ojeó a su amigo y luego a mí, esboce mi mejor sonrisa para evitar su rechazo, casi hago un puchero para acabar con su rotundo silencio, pero ella frunció la suya sin ceder. Suspiré desilusionada.

Que ingenua fui al creer que me darían respuesta.

—Ya entendí—Caminé hacia ella, le doy un corto beso en sus labios que ella corresponde con tomar mi cintura y hacer más duradero nuestro beso, para luego dramatizar contra su boca —¡Se cuando no me quieren! —Jessica sonrió divertida. Me volteé, para salir del lugar con la frente en alto.

Vicente alzó una ceja.

—¿En serio?

Le saqué el dedo del medio y él me saca la lengua. Subí los cinco escalones que debía para salir del estudio, cerré la puerta con brusquedad, que se notara mi enojo.

Pero la intriga me ganó, acerque mi oreja para poder escuchar su conversación, como la mujer chismosa que soy. Lo admito. Abrí una paleta de fresas que me había ganado en la partida de Mario Cars contra Zept y Nik, y la llevé a mi boca, saboreándola discretamente. Escuche la voz de Jessica fuerte y clara, sin una pizca de vergüenza.

—Como te digo, Vicente, anoche me escabullí de la cama y fui con una señorita al invernadero.

Mi sangre hirvió de envidia y celos, sin poder soportarlo, abrí la puerta bruscamente para preguntarle de quien se trataba. En serio que me nuble como nunca, podía romper hasta la paleta entre mis dientes.

—Ajá, asi te queria oir.

Jessica me miraba con esa media sonrisa que lo decía todo y se recostó en su silla esperando a que yo mediera cuenta, Vicente también se burlaba de mi con la mirada, entendí que fue una trampa. Además, recordé que yo fui la señorita en el invernadero, anoche.

Diosa, que vergüenza.

Puedo sentir el rubor en mi nariz y mejillas. Como dije, los celos afectaban mi forma de pensar y terminaba peor de lo que estaba. Reí torpe. E hice un estúpido intento de arreglar la situación.

—Olvidé decirle que la quiero, Alfa. —confieso.

Ella asiente, sin quitar su presumida sonrisa.

—Yo también la quiero, Luna—Admite, causando que mi corazón se acelere—Suerte en tu entrenamiento, bombón.

Abrí los ojos, y me doy una palmada en la frente, lo había olvidado por completo.

...

—Vamos, solo una patada, sin miedo —Amina señala su estómago, me le quede viendo incrédula. Chasquea los dedos en mi cara, para que despertara— Rulos, lastimosamente no puedes matar con la mirada a tus oponentes.

Golpea su estómago, para "alentarme".

—No quiero hacerte daño, Amina— Niego con la cabeza, rotundamente.

Ella sonríe burlesca, y hace un ademán con sus manos.

—Una patada tuya no me hará daño, no seas tonta.

Eso me ofendió un poco, pero no lo suficiente. Sigue siendo un firme:

—¡Nooooo! —intenté huir del cuadrilátero de boxeo del gimnasio, escalé las cuerdas, pero no fue la suficientemente rápida.

Amina me tomó de la cintura y me bajó.

—¡Vamooos!

Mi pierna actuó, y le di una patada dolorosa para mí, en su estómago. Ella retrocedió con sus manos sosteniendo su abdomen, soltó un quejido y corrí, me incliné a su altura para verla mejor.

—Lo siento, lo siento, no debí hacerlo—Levanta la cabeza, con una sonrisa —Oh-oh.

No sé cómo le hizo, pero en menos de dos segundos caí de culo al piso acolchado. Y gemí adolorida, tocando la parte lastimada mientras que mi oponente canturreaba su quinta victoria consecutiva.

—Otra victoria para Amina Belanger — comienza a bailar.

Le puse el pie aprovechando que esta distraída y cayó junto a mí. Ella me miró sorprendida por unos momento, tocó el acolchado para ver si de verdad había pasado, y luego esbozó una pequeña sonrisa llena de orgullo.

Me acosté, cansada, sudorosa y estirando cada parte de mi cuerpo como goma de mascar, Amina me imitó enseguida, solo que ella estaba perfectamente fresca como recién salida de spa.

A veces olvidaba que Amina es vampira y no humana como yo. Sabía que ellos eran tan o más emocionales que los mismos humanos, que aman con mayor intensidad que los licántropos. Pero enamorarse podía ser una tragedia para ambos, el vampiro perdía control con la sangre humana y vampiro con vampiro era mal combinación. Solo quedaban los licántropos y brujos como grandes parejas, debería conseguirle uno a ella.

Sé que ella es bisexual, que tiene muchos y muchas en lista de espera. Ella es hermosa, fuerte, valiente y te cuida como nadie, no me sorprende que tenga a media manada detrás. Es un buen partido, y no será difícil ser su cupido. Sintió mis ojos puestos en ella, sin mirarme, me dio una sonrisa a medias que me dejo aun mas colgada de su hermoso perfil.

Es que, ¿Cómo sigue soltera? Me parecía absurdo.

—Rulitos, sé que soy divina pero tampoco mojes el piso.

Sonreí sarcástica, y me puse frente a ella, aun recostada.

—¿Cómo sería tu pareja ideal? —Pregunte directamente.

Alza una ceja, y sus facciones se endurecieron.

—Inexistente—Se levanta.

Me huele a un desamor pasado. Apreté los labios y la seguí fuera del cuadrilátero, iba a insistir, pero ella me tira una toalla en la cara dificultando mi visión y habla. Gruñí exasperada mientras me limpiaba la cara con ella, antes de enfrentarla.

—¿Por qué le temes al amor, Amina?

Se voltea, con la toalla en el cuello. Sus ojos verdes estaban calmados, pero su mandíbula apretada me dio escalofrío.

—No tengo espacio en mi agenda para esa mierda, pareja requiere tiempo y tengo una niñita metiche que cuidar 23 horas al día.

Un poco resentida por su forma de decir que estaba aburrida de ser mi guardiana; Decidí, con la cabeza caliente, que iba a pedirle que ya no lo fuera más, que siguiera su antigua vida.

—Yo voy a hablar con Jessica... —Fui interrumpida por su hermano.

Apenas nos vio, corrió velozmente hacia nosotras. Por su cara y sus manos sudorosas que limpiaba en su pantalón cada dos segundos, cualquiera diría que vio al mismo lucifer. Jamás, ni en mil años, esperaba verlo así de... asustado. Nervioso, habla entre pausas para respirar:

—Necesito un escondite, uno bueno ¡Pero ya! —Atlas me miró, luego Amina, y estuvo un rato buscando alguna idea de nosotras.

—¿De quién?—Cuestioné confundida, Atlas parecía costarle decirme quién lo tenía tan alterado.

—¿Llegaron? —Amina lo alejó un poco de mí.

—Hola—Digo.

—No eres el unico que necesita esconderse—Insinuó Amina.

Alcé mis brazos y los sacudí para que me voltearan a ver y funcionó, más o menos

—¿¡Quiénes!?

Los mellizos me miraron, ahora ambos estaban en el mismo estado de histeria, que hablaron al unísono sin notarlo.

—Las lunas y alfas de Asia.

Ahora la ansiedad de ellos se pegó en mí. Diosa, famila de Jessica, esto es un paso muy grande.

—¡¿No que llegaba la próxima semana?! —Exclame alterada.

Atlas se pasa las manos con exasperación por la cara, volteó a la puerta del gimnasio un segundo, luego tomó de los hombros a Amina, como todo un loco, le rogó:

—Ayúdame, compañera de útero, antes que...—Fue interrumpido por dos gemelas idénticas que entraron ruidosamente al gimnasio.

—¡Atlas! —Gritaron ellas, y con super velocidad se abalanzaron sobre él.

Vampiras.

Ambas tienen rasgos asiáticos, piel blanca impecable y pelo negro, sedoso, aparentaba 20, pero al ser vampiras, nunca se sabe. Ambas comenzaron a darles besos en la cara y boca, sofocando sus órdenes que lo soltaron, por un momento creí que su instinto hibrido saldría a la luz porque sus ojos se oscurecían de furia al tenerla encima. Fruncí el ceño, un poco confusa.

—Si estuviste prófugo toda tu vida, ¿Cómo te acercaste a ellas? —Debía preguntar, Atlas fue callado a besos.

—Él fue nuestro primer novio, en el siglo 18—Responde una.

Suspiré aliviada, creí que él había hecho algo con ellas, algo indebido. ¿De las dos a la vez? Que sin vergüenza. No podía esperar más de los mellizos más coquetos de toda la Manada. Ambos mujeriegos de pie a cabeza, que "sorpresa".

—Y ahora que está redimido, podremos casarnos con él —Continuó la otra.

Esa era la locura por el amor que Amina le falta en su instinto vampírico y quería despertar. Atlas parecía asfixiado y asustado por la palabra "matrimonio". A ese no lo lleva al altar ni la mujer más linda y perfecta del mundo. Amina y yo nos burlamos en su cara, él le sacó su dedo medio a Amina, despues me miró modulando la palabra "ayuda".

Se me ocurrió una idea.

—Como Luna suprema, puedo casarlas aquí y ahora ¿Cierto, Amina? —Ella asiente distraída, las gemelas me miraron y esbozaron una sonrisa de emoción.

Atlas se separó, y las alejó con sus brazos cada vez que se querían acercar.

—¡Alto, Alto! Yo ya soy hombre comprometido.

Las gemelas gritaron, enfurecidas, con sus mejillas rojas:

—¿Que?

—¿Quién es esa perra para matarla?

Altas me miró fijamente, y esbozó una sonrisa boba.

—El amor de mi vida.

¿Aah?

Las gemelas se voltearon, y yo también en busca de una chica que no existía. Al voltear otra vez, los mellizos Belanger ya no estaban por ningún lado, como humo se desvanecieron.

Era una mentira. Mala decisión dejarme sola con ellas, muchachos.

Las gemelas comenzaron a hablar en japonés y solo pude distinguir sus llantos de tristeza. Me les acerqué, puse mis brazos sobre sus hombros, ellas eran de mi tamaño así que no hubo problema.

—Hablemos de los preparativos para casar ese hombre, mis bellas chicas—Sonreí, y ellas chillaron emocionadas—Que esa chica con la que supuestamente está comprometido tendrá que servir de dama de honor.

#

JESSICA FAVRE

Mi castillo, es su castillo, pero ¿Era necesario traer a todos mis primos?

La mitad de mi personal salió despavorido, y ahora solo tenía a mi beta lastimado, tratando de entender a unos primos que solo hablaban japonés. Diana estaba muy amiga con mis primas Eim y Mei, estaba segura de que tramaban algo, reían y susurraba secretos; eso era lo único bueno que podía rescatar de este imprevisto: Que Diana se esta divirtiendo con mi familia.

Tome un sorbo de mi whisky. Me sentía tan estresada con su visita, y los niños corriendo por el salón no me ayudaban. Generalmente los niños no me molestaban, pero al ser millones de licántropos con hiperactividad y soberbia ensuciando mi alfombra, me volvía más gruñona de lo normal.

Los Favre se reproducen como conejos.

Vi bajar a Zept de las escaleras, dio un vistazo por todo el salón con suma seriedad y volvió a subir. Lo entendía, quien pudiera ser él y estar todo el día en la sala de juegos con servicio al cuarto cada una hora.

—Jessica, cariño, estas tan guapa —Mi tía Naomi se me acerca y me da un gran abrazo. —Felicitaciones por su luna, es encantadora.

—Gracias, tía.

Al ser vampira, seguía luciendo de 25 años después de décadas, su cabello negro, rasgos asiáticos en su rostro sin arrugas y figura delgada la hacían despampanante.

Su belleza la heredaron los 16 hijos que tuvo con el aburrido y agrio de mi tío segundo, por parte de mi familia paterna. Ella sonrió, y se me acercó un poco, dando un vistazo sospechoso a los alrededores.

—¿Has visto a Amina? No la puedo encontrar en ningún lado—Susurró, cada vez baja el tono de su voz—No he hablado con ella hace dos años, la extraño.

Le doy una sonrisa forzada.

—Amina Belanger está ocupada con unos pendientes de la manada, pero ya viene. —tome sus manos, para tranquilizarla—No dejaría botada a una de sus lunas, tía.

Como lo hizo con Diana.

Se muestra desilusionada, pero se aleja sonriente hacia su alfa, Theo Favre, quien reía con mi padre de cosas que sólo los hombres podían encontrar "cómico".

Me da lástima Naomi. La monotonía del vínculo que ellos generaron desde el primer día que la marcó que termino con la felicidad de ambos, eso temía, que la relación disminuya a ser solo lo que te da fuerza, poder, respeto.

Sacudo la cabeza despejando esas ideas. Necesito relajarme un momento. Caminé entre mis primos, hasta llegar a las chicas risueñas sentada en los sofás.

—Voy quitarles a mi luna, primas —Diana toma mi mano y la saque de entremedio de ellas. Comenzaron a quejarse en japonés. —Es mía, lo siento, lo siento.

Ella me siguió en silencio. La saqué al jardín, donde más de mis primos jugaban con el balón. Diana se apegó a mí cuando los niños pasaron a toda velocidad frente a nosotras persiguiendo el balón. Una niña me llamó la atención, solitaria y leyendo un grimorio sentada en el suelo.

—Mika, sin magia mientras no tengas a una tutora —Ordené, la niña asintió con las mejillas rojas.

Cuando ya nos encontramos lejos del jardín y la jauría de castillo, entre los árboles y flores, la tomé de la cintura y alzó la mirada por primera vez. Fascinada por sus ojos con pinceladas de colores diferentes, verde y café, pude después de un largo rato, respirar con tranquilidad y disfrutar el silencio que el bosque me proporcionaba.

-Paz-Dije en un suspiro.

Comencé a besarla con movimientos suaves y gozando cada uno de ellos, como nuestras lenguas se acariciaba con experiencia.

Mi cuerpo bajó la guardia, y me aísle de cualquier sonido que no fuera los latidos de su corazón que era una melodía tan excitante. Me permití no pensar en nadie más que en ella.Y deslicé mis manos dentro de su vestido, apreté su trasero con suavidad, ella gimió tan bajo y provocativo que apenas lo escuché, pero me causó un celo insoportable.

—¿En el bosque? —Pregunta agitada por mis besos en su cuello.

Agarré los extremos de su braga debajo de su vestido, y las baje con cuidado hasta la punta de sus tacones. Ella se sostuvo de mis hombros para poder quitarselas, las guarde en el bolsillo de mi pantalón. Y comence ascender.

—En el bosque, el invernadero, la luna, —Proclamé en cada beso en su caliente vientre, hasta poder llegar a su boca, acune su rostro en mis manos y la estampo contra un arbol—Donde sea puedo hacerte el amor, Bombón

********

bueno, bueno. Hola.

Seguimos el jueves en el bosque con Diana y Jessica.

Gracias por leerme y votar (((((:

Bye.

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