CALL OF DUTY AND LOVE (Clexa...

By powerfan2311

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Clarke Griffin pertenece a una ONG que centra su atención humanitaria en los paises de centro África. Su trab... More

Capítulo 1. COD
Capítulo 2.COD
Capítulo 3.COD
Capítulo 4.COD
Capítulo 5.COD
Capítulo 6.COD
Capítulo 7.COD
Capítulo 8.COD
Capítulo 9. COD
Capítulo 10.COD
Capítulo 11. COD
Capítulo 12. COD
Capítulo 13. COD
Capítulo 14. COD
Capítulo 15.COD
Capítulo 16.COD
Capítulo 17. COD
Capítulo 18. COD
Capítulo 19.COD
Capítulo 20.COD
Capítulo 21. COD
Capítulo 22.COD
Capítulo 23. COD
Capítulo 24.COD
Capítulo 25.COD
Capítulo 26.COD
Capítulo 27. COD
Capítulo 28. COD
Capítulo 29. COD
Capítulo 30. COD
Capítulo 31.COD
Capítulo 32.COD
Capítulo 33.COD
Capítulo 34.COD
Capítulo 35.COD
Capítulo 36.COD
Capítulo 37.COD
Capítulo 39.COD
Capítulo 40 COD. FINAL

Capítulo 38.COD

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By powerfan2311

El olor a café que inundó sus fosas nasales fue el causante definitivo de salir del mundo de los sueños y regresar a la realidad, aunque, esa realidad era bastante parecida a un sueño, donde Lexa y ella eran las protagonistas absolutas.
Dentro de su burbuja de ensoñación, lo primero que hizo fue estirar el brazo hacia el otro lado de la cama al no notar en cuerpo de Lexa pegado al suyo, y para su desagrado, estaba vacío. Miró el reloj, poco más de las  siete de la mañana. Escuchó de fondo a alguien que trasteaba en la cocina. Se quedó boca arriba y suspiró de felicidad. Ya llevaba dos meses viviendo con Lexa y, aunque echaba de menos a sus padres, compartir con Lexa su vida era la mejor decisión que había tomado. Además, el trabajo en ese hospital le gustaba mucho, no solo atendía pacientes, sino que enseñaba a un joven venido de guinea que estaba en el último curso de medicina y compartían no solo el trabajo, sino sus experiencias, ella como cooperante de la ONG y él como estudiante en su país y los conflictos y problemas a los que se enfrentaba diariamente. Eso hizo despertar en Clarke el sentimiento de que podía ser de ayuda de nuevo en esos países, pero................. lo cierto es que quería disfrutar de ese noviazgo con Lexa que estaba siendo maravilloso.
Solo había una cosa que le preocupaba y es que Lexa fuera reclamada para irse de misión, algo que era bastante probable. No solo estaría separa de ella unos días o semanas, sino que, habiendo vivido en sus propias carnes los peligros a los que se veía sometida Lexa en esas misiones, no estaba segura de poder soportar la espera de saber si le había pasado algo.

Apartó ese pensamiento de su cabeza y se levantó de la cama. Se puso una bata para cubrir su cuerpo en el que llevaba unos pantaloncillos que dejaban al aire sus preciosas piernas y una camiseta corta, y fue en busca de su dosis de amor de la mañana, compuesta de caricias, algún que otro abrazo y por supuesto unos cuantos besos de su comandante.

Encontró a la Lexa de espaldas, trajinando con la cafetera y unas tazas. Unos vaqueros ajustados, una camisa................... unas buenas vistas para esa hora de la mañana. Se dio un pequeño golpe en la frente, ese culo se había convertido en una obsesión, pero.................... bendita obsesión. Se puso detrás de ella, rodeó su cintura y pegó su mejilla a la espalda de Lexa. Inhaló con intensidad ese aroma que ya se sabía de memoria y que adoraba que inundara sus sentidos.

-buenos días comandante.  

-buenos días doctora.

Lexa se dio la vuelta dentro de esos brazos y le regaló a Clarke su dosis de esa preciosa sonrisa que era bien recibida por parte de la rubia, que lo agradeció con un beso dulce y cariñoso.

-sabes que me vuelves loca con tu uniforme, pero con estos vaqueros......... - Clarke bajó sus manos de las caderas de Lexa a su culo donde presionó con fuerza - joder voy a tener que tratarme esta obsesión mía por tu trasero.

-jajajajaja, a mí no me importa, siempre y cuando pueda hacer mío esta puntito negro que tienes aquí - Lexa acarició ese lunar que Clarke tenía sobre su labio superior y después lo atrapó entre sus labios.


El beso se alargó más de lo esperado, pero se decían tantas cosas con ese simple contacto, que estarían horas haciéndolo, de hecho, algunas noches, aquellas en que alguna de las dos regresa a casa cansada de su trabajo diario, se dedicaban abrazarse en el sofá o en la cama y unían sus labios hasta que saciaban su necesidad de sentirse, y se dejaban llevar por el sueño.

El pitido del microondas  les sacó de su burbuja de amor y dejaron de unir sus labios para que fueran el verde y el azul los que conectaran.

-me parece bien esa propuesta - dijo Clarke, para después inspirar profundo y captar ese aroma a café  mostrando su necesidad de cafeína a esas horas de la mañana. 

Clarke le robó la taza de café a Lexa y se alejó de ella para sentarse en un taburete de la cocina.

-eeeehhhh, que ese era mío - dijo la castaña recibiendo una pequeña burla de su rubia.

-¿qué te parece si esta noche salimos a cenar fuera?

-Me encantaría , pero creo que llegaré tarde, tenemos un entrenamiento nocturno.

-jooooooo - se quejó la rubia - tenía pensado hacer algo............... especial.

Los ojos traviesos de Clarke le mostraron a Lexa que la intenciones de su doctora no tenían nada de inocentes, lo que produjo un leve hormigueo en la entrepierna de la comandante y una curvatura en sus labios que mostraban satisfacción por ese algo especial que suponía tenía Clarke en mente.

-¿podemos dejarlo para mañana? - Lexa se acercó a Clarke y besó dulcemente sus labios para rogarle que así fuera.

-¿te he dicho alguna vez que me encanta que me beses así?

-y a mí me encanta besarte así.

El amor que desbordaban era capaz de llenar todos los rincones de ese apartamento y parecía no tener límite. Clarke cada día se enamoraba más de Lexa y Lexa, jamás había tenido esa necesidad de volver a casa para encontrarse con la persona dueña de su corazón.  

xxxxxxxxx

¡¡¡¡¡Cumpleaños  Feliiiiiz, cumpleaños feliiiiiiiz, te deseamos Adaaaaaaaam, cumpleaños feliiiiiiz!!!!!!!!!

Todos los invitados aplaudían con entusiasmo mientras el pequeño Woods soplaba las once velas de su tarta y sonreía lleno felicidad. Constance le propuso a Lexa hacer una fiesta de cumpleaños para Adam en su casa, invitando a sus amigos del colegio y del equipo de futbol, que eran casi los mismos y también a parte de la familia. Por supuesto, parte del equipo de Lexa estaban en ella, Lincoln, con el mayor de sus hijos que con doce años, se llevaba muy bien con Adam, Octavia en compañía de Raven, los primos Bruce y Nate junto con Chen, y no podía faltar Clarke. Por suerte, había coincidido en viernes, así que estaban haciendo una merienda para todos y después, aquellos que quisieran podrían quedarse hasta tarde y acabar con toda la comida que había, ya que a lo que había cocinado Constance se unió, todo lo que los invitados habían llevado. La tarde estaba siendo muy agradable y había llegado el momento de repartir el pastel y abrir los regalos. 

Después de apagar esas velas y que los aplausos acabaran, Adam no tardó en ser abrazado y colmado de besos por su madre y por Lexa que estaban cada una a un lado del pequeño. Le entregaron un paquete que destapó con rapidez. Era un pequeño ordenador de esos diseñado y preparado para el trabajo en el colegio y con el que también podría hacer videollamadas a la comandante cuando ésta, estuviera de misión  o cualquier día sin necesidad de depender del teléfono u ordenador de su madre, además varias veces, para hacer los deberes de ciencias había recurrido a Clarke para que le ayudara y así también podría llamarle. El regalo era muy del agrado del pequeño que agradeció el obsequio abrazando de nuevo a su madre y después a su tía que miraba con orgullo a su sobrino.

A continuación, Adam fue recibiendo más regalos del resto de invitados y al acabar, él y todos su amigos salieron al jardín para jugar. Lexa apoyó su hombro en la puerta que daba a ese jardín observando a Adam y a sus amigos, le dio un sorbo a su cerveza e inspiró con fuerza. Estaba feliz, feliz por como le iba la vida. Después de un tiempo donde su desempeño militar había estado muy cuestionado, había recuperado su reputación con un trabajo serio y responsable y, en lo personal..................... su relación con Constance había mejorado mucho y la que tenía con Adam era muy especial, pero lo mejor, era compartir su vida con esa mujer tan maravillosa como era Clarke y que llenaba su corazón de una fuerza y un vida que jamás pensó experimentar, aunque en ese momento, observando las risas y los juegos de Adam, aparecía un atisbo de tristeza por la pena que le daba el que Guillian no pudiera ver crecer a su hijo y como, con cada año, se parecía más a él.

Clarke, a pesar de estar hablado con Raven y Octavia, no le quitaba ojo a la castaña y viendo como tenía los ojos perdidos en Adam y la expresión de su rostro, podía deducir lo que pasaba por su mente. Muchas de las conversaciones que tenían en esos momentos que disfrutaban la una de la otra de su mutua compañía en casa, de paseo o en su vida diaria, tanto Guillian como Adam aparecían en ellas y hablaba con orgullo de ellos y lo mucho que se parecían. La doctora, estaba segura que Lexa, siempre vería en Adam un recuerdo de su hermano que ponía un poco de tristeza en su corazón.

Se disculpó con sus amigas y se acercó hasta Lexa, rodeando sus caderas con sus brazos y apoyando su mentón en el hombro de la comandante. Ésta reaccionó, posando su mano libre en las de Clarke que quedaron enlazadas sobre su estómago y dibujó una pequeña sonrisa en sus labios por el gesto de su chica.

-se le ve muy feliz - dijo Clarke.

-sí........................ once años ya, crece tan deprisa - contestó Lexa

-Lo estáis haciendo bien, es un gran chico.

Lexa se dio la vuelta dentro de esos brazos donde se quedaría toda la vida y se perdió en ese azul al que sonrió con todo su amor.

-lo estamos haciendo, ahora tú también eres parte de su vida y te toca hacer parte del trabajo, sobretodo los deberes de ciencias.

-jajajaja, así que solo me querías para eso ¿no?

-pues claro............... aunque he de reconocer que hay otras cosas que me encantan de ti.

Lexa cerró la distancia entre sus bocas y ese beso calmó un poco el amargor de la falta de su hermano en esos momentos de la vida de Adam. Lexa regresó su mirada hacia su sobrino y Clarke presionó su cuerpo con fuerza sobre el de Lexa para que supiera que siempre estaría a su lado.

Ese momento fue interrumpido por el teléfono de Lexa. Lo sacó de su bolsillo y miró el número, era de la base militar. Se disculpó con Clarke y se alejó unos metros de ella, que se quedó algo extrañada y más cuando los teléfonos de Lincoln y de Octavia sonaron instantes después.

-vas a tener que acostumbrarte - escuchó Clarke detrás de ella, era Constance. La doctora le miró algo sorprendida - el aviso para irse siempre es inesperado............. las primeras veces cuesta un poco conciliar el sueño y estás pendiente del teléfono por tener noticias, pero al final te quedas con ese momento en el que se despide de ti, te abraza y te promete que siempre va a volver.................. y le crees.

Efectivamente, esas llamadas informaban a los militares que tenían que acudir a la base en una hora y que allí les informarían de la misión a realizar. Lo que sí sabían es que iban a estar fuera al  menos dos semanas.

Lincoln se había despedido de su hijo que se quedaría con Adam y Constance el fin de semana para llevarle a casa de su madre el domingo por la tarde. Nate, Bruce y Chen se fueron juntos y quedaron en la casa Octavia y Lexa. Todos tenían todo lo que necesitaban en la base sin necesidad de pasar por casa, así que la comandante y la cabo Blake también irían juntas, de manera que Raven podría llevar a casa a Clarke, pero antes................. antes debían despedirse de sus chicas. Era la primera vez que iban a separarse desde que las dos parejas empezaron su convivencia y sería muy duro para las cuatro.

Raven no tardó en llevar a Octavia a un lugar algo más íntimo en esa casa ya que aun quedaban muchos invitados a esa fiesta de cumpleaños. Por su parte, Lexa se acercó a hablar con Constance, aunque la castaña clara ya sabía lo que pasaba, muchas veces había pasado por ese momento, primero con Guillian y después con Lexa. El siguiente del que despedirse fue Adam. Clarke observó como hablaban tía y sobrino acabando los dos entrelazados en un fuerte abrazo. Finalmente era su turno. Lexa se acercó a ella, le sujetó con cariño de la muñeca y la arrastró hasta el garaje, un lugar que en ese momento sabía que estaba desierto. Al llegar, y antes de que Clarke pudiera decir nada, Lexa atrapó sus labios, los acarició con dulzura y su lengua pidió permiso para avanzar un poco más, cosa a la que Clarke accedió abriendo un poco sus labios, haciendo que su lengua le diera la bienvenida a la de Lexa.

Clarke posó sus manos sobre las caderas de Lexa y ésta acunó con su manos las mejillas de la rubia. Al acabar el beso, Lexa dejó su frente pegada a la de Clarke.

-tengo que irme.

-lo sé.

Se hizo un silencio donde solo se escuchaban sus pausadas respiraciones y los pulgares de Lexa acariciaban con cariño el rostro de Clarke.

-en principio, creo que solo va a ser una semana................... puedes................ ¿puedes llevar tu a Adam a los entrenamientos? Constance no puede tiene que...........

-claro, no hace falta que me expliques nada, sabes que adoro a ese pequeño.

-gracias - esta vez Lexa dejó un casto beso en los labios de la doctora. 

-¿es peligroso?

-no sé los detalles, además, no puedo contarte nada o tendría que matarte - Lexa sonrió por la broma que acaba de decir, típica de las películas de espías - pero creo que solo es escoltar un convoy.

Clarke alzó una mano y acarició esos hoyuelos que aparecieron en las mejillas de Lexa y nacían del mismísimo paraíso, después se perdió en ese verde que, no solo le miraba con amor, sino que se disculpaba por tener que dejarla.

-¿me harás el favor de tener cuidado?

-claro............ no creo que esta vez tenga que salir detrás de una rubia que corra entre los árboles y las balas.

-espero que no.................. - sonrió Clarke recordando ese momento y como Lexa salió detrás de ella para salvarle la vida -   porque ahora no tendrás al lado a la mejor médico para curarte las heridas.

-no, no tendré a la mejor y.........  - Lexa besó las mejillas y la frente de Clarke - y la más bonita doctora.

El corazón de Clarke estaba descontrolado, por un lado, el pensar que Lexa tenía que irse y, a pesar de que sabía que era su trabajo, que lo hacía muy bien y que era algo que tenía que pasar, el miedo a que le pasara algo,  estaba dominando sus sentidos, pero por otro, las palabras dulces y tiernas de Lexa calmaban su corazón, porque esa dura y seria comandante, era toda una romántica en esas distancias cortas.

-en cuanto sepa algo y pueda, te llamo.

-ya había olvidado el por qué no quería enamorarme de una militar.

-pensaba que era porque somos unas cabezas huecas que solo seguimos órdenes - la comandante curvó levemente los labios.

-jajaja, cierto, pero tu me has hecho cambiar de opinión y me has enseñado que las comandantes, también tienen un gran corazón.

-y tu me has mostrado que debo hacer algo más que sobrevivir.............. que te parece si a mi vuelta, nos tomamos unos días, nos podemos ir a la playa, un poco de sol, muchos cócteles de esos con sombrillita, paseos por la arena al atardecer..............

-¿y por la noche? - dijo Clarke esbozando una de esas sonrisas que enloquecían la entrepierna de Lexa.

-por la noche...................... eso te lo dejo a ti - los ojos de Lexa mostraban que las dos pensaban en lo mismo sobre las cosas que podrían hacer por la noche, y por la tarde, y al despertar.............

-entonces me parece bien.  

Esas fueron las últimas palabras antes de que Lexa volviera a besar esos labios y regresaran a la fiesta para despedirse de los demás invitados antes de irse. Raven y Clarke se quedaron abrazadas en la puerta de la casa mientras observaban como se alejaba el coche donde iban sus dos ojiverdes.

-¿puedo quedarme contigo esta noche? - preguntó la latina - es que no se si podré dormir.

-claro, creo que nos vendrá bien a las dos.

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Una vez reunidos en la base, el general Kimble les había explicado todos los detalles de la misión. Habían localizado y incautado una gran cantidad de armas y dinero en un pueblecito del Yemen y tenían que trasladar ese armamento al aeropuerto de la base militar más cercana para llevarlo de vuelta a Estados Unidos, ya que eran armas robadas al ejército. No parecía una misión peligrosa, además no solo iba el equipo de Lexa sino dos equipos más, pero en lugares como en le medio oriente, nunca sabes de donde te puede venir un ataque. 

Ya iban en el avión y Lexa estaba con la mirada algo distraída, tenía varios mapas e informes en sus manos que parecía estar ojeando, pero Lincoln le conocía y sabía que su cabeza estaba en otro lado, o mejor dicho, en una persona en concreto.

-creo que ya se sabe los informes y los mapas de memoria comandante.

Lexa se sobresaltó por las palabras inesperadas de su amigo, después miró esos documentos - puede ser, pero nunca esta de más repasarlo una última vez.

-cierto, pero no se yo si son esos papeles los que tiene en cabeza o............... a cierta doctora rubia. 

Lexa sonrió y enfocó sus ojos verdes en los oscuros de su sargento esbozando una pequeña sonrisa.

-supongo que me conoces más que yo misma.

-son muchos años practicando.............. algo le preocupa comandante - Lincoln lo afirmó, no era una pregunta - y sé que no es la misión.

- Linc, sabes que salir de misión nunca me ha ............. no se como decirlo, era y es mi trabajo y no me importaba cuando, donde, o el tiempo que iba a durar........... pero cuando Guillian murió, eso cambió un poco, la responsabilidad de Adam, cuidar de él, si a mí me pasara algo..............

-nada va a pasarte, para eso estoy yo, para proteger tu culo - el moreno sonrió mostrando esa blanca dentadura y casi convenciendo a Lexa de que tenía razón, que él jamás dejaría que le pasara algo, igual que ella a él.

-y yo el tuyo, amigo...................... lo que quiero decir es que pensaba en él, pero me sentía bien porque hacía lo que tenía que hacer, pero ahora................

-ahora esta Clarke - dijo Lincoln.

- sí - asintió Lexa - sigo haciendo lo que me gusta, pero ahora siento como si me faltara algo, como que se queda en casa una parte de mí.

-y lo hace, ella es tu alma gemela y es normal que la eches de menos.

-es más que eso Linc............. ahora me preocupa más si me pasa algo porque me odiaría por abandonarla....................... cuando me he despedido de ella he visto miedo en sus ojos y............. no quiero eso para ella. Con mis padres, con Constance, incluso con Adam, tenía algo de inquietud por ellos, pero Clarke....................

Lincoln puso una mano en el hombro de Lexa - eso es el amor comandante y me alegro que lo hayas encontrado con Clarke, es una gran mujer.

Lexa hizo un repaso rápido en su mente a esos meses de convivencia con su bonita doctora y habían sido maravillosos, e imaginaba una vida llena de momentos inolvidables, de los que ya tenía unos cuantos, en realidad, todos los días, porque llegar a casa o esperar a que llegara Clarke,  y encontrarse con esa preciosa sonrisa, esos ojos color cielo y poder saborear esos labios que eran pura ambrosía, eran el mejor combustible para llenar de amor y felicidad su corazón  

-hagamos bien nuestro trabajo y volvamos a casa, comandante - dijo Lincoln que, cuando quiso alejarse de la castaña, ésta le llamo.

-¿Linc?

-¿Sí?

-crees que............. - Lexa parecía nerviosa y el sargento se sorprendió - ¿crees que sería precipitado si................... si le pido que se case conmigo?

Lincoln carcajeó y miró a Lexa con cariño - no sé si soy el más indicado para que me lo preguntes, recuerda, tres ex esposas - el sargento alzó la mano levantando tres de sus dedos - pero................ siempre que le he pedido a una de mis ex, que se casara conmigo, lo hacía guiándome con el corazón y no la cabeza, pero mi problema era, que no cuidaba ese matrimonio y eso, es la gran diferencia entre nosotros, porque sé, que tú si vas a cuidarlo y llenarlo de amor.

El corazón de Lexa se aceleró con las palabras de su amigo porque si dejaba decidir a su corazón, ahora mismo se tiraba en paracaídas de ese avión y buscaba a su rubia para pedirle unir sus vidas de forma terrenal porque sabía que sus almas ya lo estaban eternamente.

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-oye rubia, esta almohada esta muy dura - dijo Raven mientras le daba un par de golpes a la misma y después volvía a apoyar su cabeza sobre ella. Después se pegó más al cuerpo de Clarke - me has dejado el lado más blando, seguro que aquí es donde más folláis culo bonito y tu - volvió a decir la latina interrumpiendo el sueño de Clarke, aunque lo cierto es que no lo estaba haciendo.

-Rav quieres estarte quieta, intento  dormir.

Raven se puso boca arriba y resopló sacando los brazos por encima de la sábana - es que no puedo dormir y no sé como tu puedes hacerlo.

-no lo puedo hacer porque no paras de moverte. 

Clarke se dio la vuelta para poder mirar a su amiga y esta se giró un poco para hacer coincidir sus miradas en la penumbra de esa habitación.

-¿crees que estarán bien? - preguntó la latina.

Clarke suspiró - claro, saben cuidarse.

-¿no tienes miedo que a culo bonito le pase algo?

-intento no pensar en ello o mejor dicho, no voy a pensar en ello, solo esperar a que entre por la puerta lo antes posible y seguir disfrutando de nuestra relación.

-¿puedo abrazarte para dormir?

-vale, pero las manos lejos de mis tetas.

-jooooooo, a falta de mi cabo primero, son un buen consuelo.

Raven puso cara de pena y Clarke rodó los ojos, su amiga era incorregible, pero debía reconocer que en ese momento le necesitaba. Iba a ser la primera noche sin Lexa desde que vivían juntas y le echaba terriblemente de menos,  su aroma, el calor de su cuerpo, sus caricias y sus labios................ Sabía que eso podía pasar y pensaba que estaba preparada para esperar noticias de la comandante cuando tuviera un servicio, pero por cómo latía su corazón de alterado, tenía claro que no lo estaba.

El cansancio hizo que las dos acabaran cayendo en los brazos de Morfeo, no solo esa noche, sino que varias más que compartieron. Algunas llamadas o videollamadas con sus chicas, habían apaciguado sus nervios y, aunque seguían algo inquietas, asumieron que debían vivir con esa preocupación y optaron por pasar por separado las noches, aunque sí quedaban para verse o se llamaban habitualmente antes de ir a dormir. También les estaba costando habituarse a no trabajar juntas, aunque eso podría durar poco, había quedado una plaza libre de enfermería en el hospital donde estaba Clarke y ésta, tenía muchas posibilidades de quedarse, pues los directivos estaban muy contentos con su trabajo, así que era algo que por lo menos, compensaba la inquietud de ambas por sus ojiverdes.

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Había pasado una semana y después de un día duro de trabajo, Clarke llegó a casa y se dio un relajante baño, se sentía algo sola por la falta de Lexa a su lado, pero lo compensó con las fotos que Annie le había mandado sobre su estancia en África en las que compartía enfoque con la comandante. Perdida en la sonrisa que mostraba la castaña en esas fotos, su teléfono sonó sobresaltándose al ver el número y reconocer que era Lexa. Contestó con rapidez.

-¿Clarke? ¿Clarke? ¿me oyes?

-¿Lexa? sí te oigo - la voz de Lexa se escuchaba algo lejos, pero de forma nítida - ¿estás bien?

-sí, perfectamente, ¿y tu?

-echándote mucho de menos.

Tras esas palabras se hizo un pequeño silencio en la línea que rompió la comandante.

-yo también................ hemos tenido alguna complicación y tardaremos más en volver, pero no parece que haya peligro.

Otro silencio.

-cuando vuelva tendré unos días libres y............ si puedes tomarte unos días.........

-claro - Clarke no le dejó terminar la frase - me encantaría pasar unos días solo para nosotras.

A ambos lados de la línea telefónica dos sonrisas traviesas dejaban intuir lo que esos días a solas significaba. Tanto el trabajo en el hospital de Clarke como el de Lexa en la base hacía que no tuvieran mucho tiempo libre y los fines de semana solían compartir mucho tiempo con Adam, así que eran pocos los momentos que tenían para ellas solas y, aunque lo aprovechaban muy bien, no estaría de más disponer de unos días para ellas solas lejos de todo.

Mantuvieron una corta conversación donde se contaban las anécdotas del día entre palabras de cariño, risas y planes para cuando Lexa volviera, y donde sus corazones calmaban la añoranza de la otra en esos momentos.

- tengo que dejarte - dijo Lexa algo apenada -  debemos hacer un reconocimiento.

- ten cuidado.

-siempre lo tengo............. te quiero Clarke.

-yo también te quiero Lexa.

Con poca o ninguna gana, cortaron la comunicación. Eran breves momentos lo que duraban esas llamadas, pero significaban mucho para ambas, estaban a cientos de kilómetros la una de la otra, pero de esa forma se sentían más cerca.

Lexa sujetó fuerte el teléfono y sentada en su silla, apoyó el aparato electrónico sobre su frente y cerró los ojos visualizando a su bonita doctora. No era su costumbre llamar a casa todos los días, con Adam o con Constance, incluso sus padres, solo lo hacía una vez a la semana o menos, pero con Clarke ...................

Un ruido hizo que levantara la vista, era su esquipo preparándose para salir. Octavia se acercó a ella a la que entregó el teléfono.

-¿todo bien comandante?

-sí, y gracias por la comunicación.

-no hay problema, Raven me ha amenazado que si no le llamo todos los días pues............. ya sabe, es Raven.

-jajajajaja, sé que no debería decir esto, pero me alegro que esa latina te haya amenazado porque eso hace que yo también pueda llamar todos los días. 

Las dos mujeres se sonrieron.

-están preocupadas por nosotras - dijo la cabo Blake.

-y no podemos culparlas porque nosotras estaríamos igual.

-sí, al menos esta vez, no tenemos que rescatarlas.

-jaja, no.................... pero no nos importaría si así las tuviéramos a nuestro lado.

-supongo que no.

-vamos cabo, hagamos las cosas bien y volvamos a casa con ellas............

xxxxxxx

Había terminado su turno, en realidad, dos turnos seguidos porque había hablado con Lexa y le había dicho que ese día estaría de vuelta, aunque no podía confirmarle la hora, así que, había hecho ese turno doble para tener esa tarde y el día siguiente libre por si su bonita comandante se retrasaba.
Ese día, su transporte había sido el metro, la primavera había traído agradables temperaturas y prefería pasear un rato y coger el transporte público a conducir entre un mar de coches que le podía poner de malhumor.

Se había comprado un café y sentado en el banco de un pequeño parque bastante tranquilo que había al lado del hospital. Tenía ganas de llegar a casa, pero ese día había tenido una paciente que le había hecho darle vueltas a la cabeza a algo y ese le pareció un buen momento y un buen lugar para pensar.

Flashback

-¿Entonces es grave doctora Griffin?

- voy a ser sincera Mary, las pruebas han detectado una masa irregular y maligna en uno de tus ovarios.

-¿cáncer?

-sí, pero no parece muy grave, en principio la masa es bastante pequeña, y solo está afectado el ovario izquierdo, pero hasta que no abramos, no podemos saber si hay algo más.

-¿me darán quimioterapia?

-es muy posible, en la cirugía se intenta retirar el total del tumor, pero es conveniente seguir un tratamiento para eliminar cualquier resto que pueda quedar.

La chica tenía más o menos la edad de Clarke y había llegado hacía unas semanas al hospital con malestar general, llevaba varios días encontrándose mal, poco apetito, había perdido peso, pero no había querido ir al hospital, hasta que su novio, Paul, le había convencido para hacerlo.
Clarke le atendió, le mandó varias pruebas y le recetó algunos medicamentos para paliar ese malestar. Le había recomendado volver a casa para descansar y regresar al hospital un par de semanas después cuando tuvieran los resultados de todas las pruebas que le había hecho o que le harían. Clarke tenía sospechas de lo que podía ser, pero prefería esperar a tener todos los datos posibles. El problema es que ese día había vuelto sin tener mejoría, lo que había hecho que Clarke acelerara la realización y análisis de las pruebas médicas confirmando sus sospechas, habían detectado un problema en uno de sus ovarios que se confirmó que era un tumor maligno.

Mary estaba tumbada en una cama de uno de los boxes del hospital y perdió la mirada en ninguna parte concreta y muy pensativa.

Clarke se inclinó sobre ella y sujetó su mano con cariño, sabía que esa información le había afectado mucho.

-eso tiene muchos efectos secundarios, ¿cierto? - dijo la joven - mi tía fue tratada de cáncer y.............. su aspecto.................. se le veía tan débil................... lo pasó muy mal y su marido también, finalmente murió un año y medio después.

-no te pongas en lo peor Mary, ya te he dicho que no parece muy grave, puede que el tratamiento sea leve y casi no tengas esos efectos.

-pero.....¿y si no es así?¿y si se complica? .......... ya no podré tener una familia, hijos....

-no tiene por qué ser así, lo hemos cogido a tiempo y podrás recuperarte.

Hubo un pequeño silencio.

-vamos, descansa un poco...................si quieres puedo hablar yo con Paul y contarle...........

-no - le cortó la chica cuando nombró a su novio - no le digas nada.

-él debe saberlo, el primer día que vinisteis esta muy preocupado, se nota que te quiere mucho y será un apoyo para ti, tienes que..........

-he dicho que no - volvió a interrumpirle Mary a Clarke con un tono que salió más fuerte de lo deseado - lo siento no quería........... se que me quiere pero...........

-esta bien, es decisión tuya.

-no quiero que él...................... no quiero ser una carga para Paul y que después................. tengo que pensar.

-en estos casos es importante tener cerca a la gente que te quiere, Mary.

La chica no dijo nada más y Clarke salió del box muy preocupada, es cierto que escuchar la palabra cáncer y más en una mujer cuando es en los ovarios, útero o pecho, es algo muy perturbador, pero por suerte, el caso de Mary no parecía grave y aun así, se lo había tomado muy mal. Todo el día le había estado dando vueltas a la cabeza, y en un pequeño descanso fue a la cafetería a tomar algo y vio en una mesa a Paul cabizbajo y triste, girando con indiferencia  un pequeño vaso de café. Supuso que Mary se lo había contado, pero no era tan grave como para que el chico estuviera así. Decidió acercarse a él para darle ánimos.

-hola Paul, ¿qué tal?

-doctora Griffin - el chico se retiró una lágrima de su mejilla.

Clarke se sentó justo enfrente - No te preocupes, todo va a salir bien.

-eso me ha dicho, y estoy feliz por ella, pero......................

- la operación es sencilla - le interrumpió Clarke - es posible que no llegue a perder el ovario y si lo hace, con el otro puede hacer vida normal, no creo que el tratamiento de quimio...........

-¿quimio? - dijo Paul con cara de extrañeza - no entiendo doctora.

-sí, el tumor.............pensé que te había contado .............. vaya creo que he metido la pata.

-¿qué pasa doctora? ¿Mary tiene algo grave?

-lo siento, no puedo contarte nada si ella no............

-pero ha dicho quimio y tumor, ¿tiene cáncer?

-Paul yo.............

El chico se echó hacia atrás con frustración.

-Mary me ha dejado, dice que se va a vivir con sus padres, que se lo ha pensado mejor, que lo nuestro no funciona.......................... doctora Griffin, llevamos tres años juntos, amo a Mary desde la primera vez que me sonrió, la primera vez que mis ojos se cruzaron con los de ella y quiero pasar el resto de mi vida junto a ella y no me importa si está enferma, pero............. - Paul metió la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó una cajita, la abrió, y allí había un hermoso anillo de compromiso - iba a pedirle que se casara conmigo, lo habíamos hablado, queríamos formar una familia..................... no sé por qué ha cambiado de opinión, si es por su enfermedad no me importa, puedo cuidarla................. dígame la verdad ¿es grave? - Clarke soltó aire despacio - por favor - dijo Paul sujetando una de las manos de Clarke entre las suyas.

Los ojos de Paul mostraban una súplica en la que Clarke intentaba no sucumbir. Se había dado cuenta que Mary y él se amaban mucho y le hacían pensar en el amor que había entre ella y Lexa, y no entendía por qué Mary lo alejaba de ella cuando más lo necesitaba.

-debo respetar su decisión como su médico, pero te entiendo....... Habla con ella otra vez, dile todo lo que sientes.

- Le han trasladado a una habitación y no me pueden decir a cuál porque ella no quiere que lo sepa, ha avisado a sus padres para que se queden con ella.

Clarke se apiadó de él, porque creía entender lo que pasaba. Mary no quería ser una carga para él, conocía los efectos de esos tratamientos y, por muy leve que fuera, siempre había consecuencias. Era cierto que en esta caso estaba la posibilidad de perder el ovario lo que siempre podría dificultar tener hijos, pero si el derecho estaba intacto, después de la quimio, Paul y ella podrían formar una familia, pero suponía que Mary se había puesto en lo peor y quería dejar libre al chico para no ser una carga y que no tuviera problemas para formar una familia con otra mujer. Clarke estaba viendo en Paul a un hombre muy enamorado y estaba convencida que siempre estaría a su lado, aunque pasara lo peor.

-bueno, no puedo contarte nada por la confidencialidad de médico paciente, pero................... por un descuido puedo dejar su historial encima del mostrador y.......... alguien que pasara por al lado podría ver el número de habitación.

-¿haría eso por mí doctora?

-no, porque no debo, pero.............. puedo tener un descuido.

Clarke sonrió dulcemente a Paul, tenía la esperanza de que, si ese chico hablaba de nuevo con Mary, podría convencerla de dejar que cuidara de ella.

-gracias – dijo Paul devolviendo la sonrisa.

-Por cierto, no te dejes eso en el bolsillo – dijo Clarke señalando el anillo de compromiso – estoy segura que puede servirte de ayuda.

...........

No había vuelto a ver a Paul después de proporcionarle el número de habitación de Mary. Su turno había acabado y se dirigía a vestuarios cuando alguien le sorprendió por detrás, le dio la vuelta y le envolvió en un fuerte abrazo, levantándola incluso del suelo. No tardó en darse cuenta que era Paul.

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ha dicho que sí doctora !!!!!!!!!!!

-Paul, pero que...........

El chico le soltó dejando que pudiera ver su rostro sonriente.

-hemos hablado y............. me lo ha contado todo, se que va a ser duro, pero le he dicho que quiero estar con ella, que en el amor hay que estar para lo bueno y también para lo malo y que debemos superar esto juntos, que la amo y que jamás podría ser una carga para mí.

-me alegro tanto, se que eso va a ser muy bueno para su recuperación.

- y tenía razón doctora, el anillo me ha ayudado.............. nos hemos comprometido, yo quiero casarme cuanto antes, pero ella prefiere esperar a que todo pase .

-eso es bueno, quiere decir que piensa en que todo saldrá bien y eso es un primer paso.

-estoy feliz, muy feliz, gracias de nuevo doctora – Paul volvió a abrazarle - espero que usted también encuentre a esa persona especial con quien compartir su vida y ser feliz..................

FIN DEL FLASHBACK

Pensaba en esas últimas palabras de Paul mientras saboreaba su café, ¿qué si había encontrado a esa persona especial con la que compartir su vida? La respuesta era sí. ¿y si era feliz? Sí lo era, y mucho, y no tenía dudas que Lexa era la persona con la compartiría el resto de su vida.

Se bebió el último sorbo de café que quedaba en su vaso, se levantó y lo depositó en una papelera. Salió del parque en dirección a la parada del autobús, pero por el camino, no sabe el qué, pero algo le hizo parar delante de un escaparate. Su corazón se aceleró con la mirada fija en algo en concreto que había detrás de ese cristal y sabía que era una señal para darle la valentía de hacer algo que deseaba desde que empezó a compartir su vida con Lexa. Podría ser algo precipitado y podría esperar porque no necesitaba nada más para ser feliz, pues ya lo era, pero en su interior sentía que era el siguiente paso y que iba a darlo más bien pronto que tarde.

Con decisión, empujó la puerta para entrar en ese lugar y con el objetivo muy claro de lo que quería.

xxxxxxx

Había llegado a la capital poco después del medio día y tenía una ganas terribles de llegar a casa y abrazar a su bonita doctora, pero debía acabar unos informes de la misión. Por suerte, todo había ido bien y todos habían vuelto a casa, pero habían tenido que hacer una intervención para incautar más armas donde habían descubierto un contenedor con una decena de chicas secuestradas, posiblemente para llevarla a Europa y prostituirlas, pero como los delincuentes sabían de la cercanía de los militares las habían abandonado allí encerradas varios días antes y la mitad de ellas estabas muertas por las altas temperaturas dentro de ese contenedor, la falta de aire y de agua. Eso le había afectado mucho y llenado de mucha rabia, no podía entender la  maldad de esas personas de dejar a esas chicas en manos de la muerte, por ello su trabajo cada vez le parecía más importante, sobre todo el que había estado realizando en África y en el que se iba a centrar intentado evitar, dentro de sus  posibilidades, todos esos abusos. 

En cuento acabó con todo el papeleo y tuvo una pequeña reunión con el general Kimble, puso rumbo a casa para encontrarse con la dueña de su corazón. Le había dicho que llegaba ese día, pero no pudo concretarle la hora. Lo que sí sabía es que había hecho doble turno para tener esa tarde y el día siguiente libre, así que estaba segura que la encontraría en casa y no iba a avisarle que había llegado para darle una sorpresa, compraría unas flores, sabía que a Clarke le encantaban esos detalles, además de un poco de helado, sabía lo que iban  a hacer en cuanto llegara a casa, sonrió con picardía, y un poco de calorías sería bueno para recuperar el ejercicio físico que realizarían o que al menos, ella tenía en mente hacer junto a Clarke y en un lugar muy concreto del apartamento. 

Antes de entrar en casa había llamado a Adam para decirle que estaba de vuelta y que, en cuanto pudiera, iría a verlo.

Abrió la puerta del apartamento con una gran sonrisa en su rostro, pero el silencio que encontró le extrañó un poco, ¿se habría alargado el trabajo en el hospital?. Dejó la mochila que llevaba en una de las sillas del comedor y entró en la cocina, volvió a sonreír porque había un plato y un vaso en el fregadero, eso confirmaba que Clarke había regresado a casa después del trabajo. Abrió la nevera para beber algo y allí había un bol con algo de ensalada y un sándwich. Seguramente habría preparado algo ligero para comer con ella, pero ya eran pasadas las cuatro y Clarke debió comerse su ración. Ahora estaba segura de donde encontrarla. Un turno doble era agotador y posiblemente se habría echado un rato en la cama para una pequeña siesta.

Efectivamente, al llegar a la puerta del cuarto encontró a su bonita doctora. Estaba en medio de la cama, de medio lado cara a la ventana y de espaldas a ella. Las piernas las tenía algo flexionadas y una pequeña manta le tapaba desde un poco por encima de la cintura hasta los tobillos y sus pies protegido del frío con unos pinkies con corazones. Esos detalles le hacían realmente adorable.

Rodeó la cama para descubrir un rostro dormido y relajado, con varios mechones rubios algo alborotados tapando parte de su cara. Dejó el pequeño ramillete de flores delante de ella no sin antes, depositar un tierno beso en su mejilla lo que provocó una arruguita en la frente de la rubia y un movimiento encantador de su nariz. Besaría sus labios, pero estaba segura que no podría resistirse a tener solo un roce y acabaría despertándole al hacer más intenso el beso. Si se había dormido mientras le esperaba es porque de verdad estaba agotada y lo cierto es que ella también lo estaba, el viaje había sido largo y después de quince días de tensión, su cuerpo también demanda un descanso reparador y que mejor que dejarse llevar por Morfeo teniendo entre su brazos a su bonita doctora, a la otra mitad de su alma, a la persona que era su hogar.

Se quitó las deportivas, la chaqueta vaquera que llevaba y se tumbó en la cama justo detrás  de Clarke. Lo hizo despacio, levantando un poco la manta para colarse debajo y pegar todo lo que pudo su cuerpo al de Clarke. Rodeó su cintura con su brazo y hundió su nariz en esa melena rubia embriagándose de su aroma y del calor de su cuerpo, era imposible imaginar un lugar mejor donde estar.

La vida le había hecho una mala jugada al ver morir a su hermano delante de sus ojos por salvarle la vida a ella, pero se lo había compensado poniendo a ese ángel rubio en su camino.

Se aferró a ella convirtiendo en nada la separación entre ellas y se dejó envolver por las alas de su ángel para llevarle al mundo de los sueños donde el azul y el verde lo inundaban todo del color de la felicidad.

xxxxxxxxxxx

Empezó a mover los párpados saliendo de ese descanso que había sido más reparadora de lo que pensaba, pues su preocupación por Lexa seguía en su corazón hasta que no se encontrara con esos bonitos ojos verdes y esa perfecta sonrisa. La esperó con algo ligero para comer, pero su cansancio pudo más y quiso esperar, pero acabó cayendo en los brazo de Morfeo.

Aun sin abrir los ojos notó un calor agradable a su espalda,  más bien rodeando todo su cuerpo, y una aroma a flores, concretamente a margaritas que no recordaba tener en la habitación. Agudizó más su oído y abrió un poco más los ojos, con el primero escuchó una respiración pausada y tranquila a sus espaldas y con la segunda acción, descubrió un precioso ramillete de esas flores de color blanco lo que alegró de forma desmesurada su corazón porque sabía quien lo había dejado en ese lugar. Se hizo consciente de que el cuerpo de Lexa era el que rodeaba el suyo y su corazón se alegró enloquecidamente entendiendo por qué, su sueño había sido tan reconfortante.

Estiró la mano y acercó las flores a su nariz para absorber más su aroma evitando despertar a su bonita comandante con ese movimiento pues sabía que estaría agotada, aunque la necesidad de perderse en su rostro le sedujo y no pudo evitar que un instante después se girara dentro de esos brazos que rodeaban su cuerpo. Suspiró con satisfacción al contemplar ese rostro digno de una diosa. Acarició esa perfecta barbilla y esas mejillas que ocultaban esos hoyuelos que derretían sus piernas  y algo más al norte de las mismas cuando se mostraban en todo su esplendor. Sonrió al comprobar que la respiración de la comandante se había alterado ligeramente y siguió delineando esas cejas, esa nariz, esos labios hasta que esos huequitos, donde había todo un mundo de felicidad, la suya, aparecieron en esas mejillas sabiendo que su bonita comandante estaba despierta. Su corazón explotó de felicidad cuando ese verde se mostró ante ella y se unió al azul de sus ojos.

-buenas tardes doctora.

-buenas tardes comandante.

Las dos inspiraron con intensidad antes de unir sus labios suavemente, un contacto tan necesitado como reconfortante, tan duradero como dulce, un beso con el que recuperar todo esos besos perdidos esas dos semanas.

El contacto se fue haciendo más intenso, sobre todo por parte de Clarke que se subió a horcajadas sobre las caderas de Lexa y su lengua se volvió juguetona sobre los labios de la castaña consiguiendo su objetivo sin resistencia, que no era otro que encontrar ese órgano caliente y también juguetón que se escondía en la boca de Lexa.

La rubia encajó sus caderas entre las piernas de Lexa buscando el contacto de sus sexos y comenzando a balancearse obteniendo como respuesta un gemido que Lexa dejó escapar de su garganta. Sin despegar sus labios de los de Lexa, llevó sus manos a los botones de esa egoísta camisa que mantenía secuestrada la piel de su comandante y que ella quería poseer con prontitud. Lexa enredó sus manos en esa  sedosa melena rubia y facilitaba que el contacto no se perdiera.

La temperatura de sus cuerpos iba en aumento y no parecía tener límite mientras su lenguas siguieran en contacto y sus  manos tuvieran piel que descubrir y recorrer. Sus sexos comenzaban a estar muy húmedos y calientes, y la necesidad de ser liberados aumentaba a cada segundo sin control. Las caderas de Clarke seguían con su balanceo, acompañado ahora, por las de Lexa, haciendo esa unión más placentera.

Lexa paró el beso y alejó el rostro de Clarke del suyo para fijar su verde, ya casi desaparecido de sus ojos por el deseo, en ese azul también oscurecido y sonreírle con ternura.

-te he echado tanto de menos, Clarke - Lexa acariciaba con sus dedos las mejillas de la rubia.

-y yo.............. pero ahora ya estás aquí - Clarke dejó un beso corto, pero lleno de amor en los labios de Lexa - y pienso recuperar el tiempo - esta vez el beso era más húmedo y caliente.

Clarke cortó el beso para incorporarse y de un movimiento rápido coger su camiseta por el borde y sacarla por su cabeza dejando su torso libre a la mirada llena de deseo de Lexa. La castaña llevó sus manos a las caderas de Clarke y las fue subiendo con lentitud, disfrutando de esa piel suave y ya caliente de la rubia hasta llegar a sus pechos. Los acarició, los acunó, y sus dedos jugaron con esos pezones que agradecieron las atenciones endureciéndose y ofreciéndose sin pudor a esos manos diabólicas.

Clarke dejaba escapar jadeos de placer y Lexa quedaba hipnotizada por esa imagen de su doctora.

-eres tan hermosa Clarke y me haces tan feliz.

Clarke había escuchado esa palabras que Lexa regalaba a sus oídos, pero lo que de verdad llenaba su corazón de amor y le hacía bombear con tanta fuerza que parecía querer salirse de su pecho, era esa mirada llena de adoración, esa mirada que le hacía sentirse especial y ser todo su mundo para la comandante.

Se sonrieron y Clarke se inclinó para besar esos carnosos labios hinchados por el trabajo que ya habían realizado sobre los suyos.

-tú sí eres preciosa Lexa ........... - Clarke interrumpió su propia frase e hizo que Lexa se incorporara para retirar la ropa de su torso, incluido su sujetador y que las dos quedaran en las mismas condiciones - y soy muy afortunada de que seas solo para mí.

Clarke empezó por hacer suyos esos labios y después el interior de la boca de Lexa a la vez que restregaba con deseo su cuerpo sobre el de la comandante. Abandonó esa zona para dejar un reguero de besos y lamidas por el mentón y el cuello de Lexa para llegar a esos montículos que se agitaban con cada respiración, y hacerlos de su posesión con su boca y sus manos. La poca ropa que les quedaba desapareció para que no hubiera impedimento en es entrega mutua.

Esa versión dominante y sensual de Clarke era una debilidad para Lexa y su deseo crecía sin control a la vez que su necesidad de dejarse hacer por su bonita doctora convertía su cuerpo y en concreto su sexo, en un volcán lleno de lava ardiente ansioso por ser conquistado.

-Clarke..............mmmm................ aaaaahhhhhhh - jadeaba con voz ronca la comandante.

La rubia se dio un festín con esos pechos y en concreto con esos pezones, pero los movimientos de Lexa le indicaban que su necesidad se encontraba algo más al sur, así que no se demoró más y pasó a su objetivo principal, ese sexo del que ya era capaz de percibir su aroma y que encontró abundantemente húmedo y caliente.  Antes de llegar a ese lugar, centró su atención unos instantes y, como hacía siempre que su boca dibujaba las curvas de ese cuerpo, en esa herida donde Lexa recibió una bala por ella, esa herida que mostraba que le había salvado la vida y que su amor por ella le hacía anteponer su vida a la suya propia.

Sus dedos se ocuparon de ese botón endurecido e hinchado que era el clítoris de Lexa y su boca, tuvo como objetivo esos pliegues humedecidos que escondían el verdadero y ansiado tesoro que buscaba la rubia. Después de devorar ese sexo, Clarke levantó la mirada para deleitarse con el perfecto cuerpo de Lexa entregado a ella. Esa visión era embriagadora, tenía a su disposición ese cuerpo tonificado y en ese momento perlado de sudor, con unos pechos turgentes y agitados por una respiración incontrolada y un cuello tenso y curvado que volvía a tentarle. Como premio, Lexa levantó la cabeza y ese mundo de color azul y verde volvió a colisionar, la comandante demandaba más de esas atenciones de su doctora y Clarke le contaba que iba a seguir con ellas hasta que la explosión de placer inundara todo su cuerpo.

Clarke regresó su interés a ese triángulo de placer que había dejado huérfano de atenciones por unos instantes, pero cambiando sus objetivos, su boca se centró en ese clítoris ya tensó y preparado para explotar, y sus dedos a ese orificio que rezumaba humedad y que profanó con dos de ellos.

Lexa dejó salir un grito de placer cuando sintió esa intrusión y flexionó sus rodillas y abrió más sus piernas para dar más accesibilidad a la rubia y mostrándole que eso que hacía era de su total agrado.

Las embestidas cada vez eran más rápidas, más profundas y el orgasmo de Lexa se construía con rapidez, llevaba quince días sin sentir el cuerpo de Clarke sobre el suyo y la necesidad de ser amada por ella hizo que la explosión de placer no tardara en llegar.

-Claaaaaarke............ aaaaahhhhhhhh........ voy a ............... AAAAAAHHHHHHHH

Las paredes sedosas y calientes de la vagina de Lexa atraparon con dulzura los dedos de Clarke que no dejaron en su empeño de seguir conquistando ese paraíso, ya que los jadeos de placer de su comandante, sentir el temblor de su cuerpo al ser atravesado por las endorfinas de ese placer recién recibido,  encendían más su deseo por ella.

Paró las embestidas, pero no el movimiento de sus dedos con los que acarició ese punto que llevó de nuevo al éxtasis a Lexa que tensó su cuerpo, arqueó su espalda e instantes después cayó rendida en el colchón de esa cama entre jadeos y temblores, y con su cuerpo inundado, no solo de endorfinas que le llevaban de viaje por el paraíso, sino de un amor que sabía que Clarke le había entregado con cada beso, con cada empuje, con cada caricia............
 
Clarke liberó sus dedos de ese lugar donde iba a volver sin mucha demora, para ascender por ese cuerpo que se había rendido a ella, e ir al encuentro de esos labios que necesitaba besar para alimentarse de ese placer que ella misma había desencadenado en su preciosa comandante.  Y es que esos labios eran un verdadero manjar y tenía la suerte de ser solo para ella.

El beso era lento, dulce, Clarke había saciado en parte su hambre por sentir la piel de Lexa en la suya y Lexa............. Lexa se había dejado hacer porque, si amar a su doctora era una delicia, dejarse amar, era una verdadera cascada de sentimientos que le hacía olvidarse de todo y vivir en un mundo perfecto construido solo para ellas dos.

-esto sí ha sido una buena bienvenida - dijo Lexa con algo de dificultad pues su respiración todavía estaba descontrolada y su pecho seguía agitado, ascendiendo y descendiendo con rapidez para llevar a sus pulmones un aire que hasta ese momento había sido irrelevante ante el placer recibido.

-pues tengo más cosas en mi cabeza para celebrar que estás de vuelta - susurró Clarke en el oído de Lexa con esa voz ronca y llena de deseo.

Esos ojos que habían recuperado algo de su azul, mostraban la picardía de esas palabras y esa voz................. a Lexa, sin haber descendido todavía de ese cielo al que esa rubia le había llevado, le provocó de nuevo un cosquilleo en su entrepierna, pero sabiendo que ahora iba a satisfacer esa necesidad, abusando del cuerpo de su bonita doctora en cuanto recuperara algo de fuerzas.

Clarke quedó con su mejilla apoyada sobre el pecho algo más calmado de Lexa, y sobre el que pasaba sus dedos dulcemente centrándose en esos abdominales  y de nuevo en esa herida de su costado que su buen hacer, había hecho que solo quedara una pequeña cicatriz. Mientras, Lexa acunaba con su brazo izquierdo el cuerpo de la rubia y acariciaba su espalda con tanta ternura que el vello de la piel de Clarke se erizaba al sentir todo el amor que le transmitía, además de saber que esos dedos iban a hacer muchas cosas mucho más traviesas fuera y dentro de su cuerpo a no mucho tardar. 

-¿salimos a dar un paseo?  - dijo Clarke unos minutos más tarde, después de disfrutar de sus caricias en silencio.

-estaría bien - contestó Lexa - ¿has conseguido los días libres?

-sí, tengo un par de días turno doble para conseguir el viernes y el lunes que viene libres y poder coger cuatro días, ya he reservado en un pequeño hotel al lado de la playa, me han asegurado que la habitación tiene balcón orientado al mar y es muy tranquilo.

- mmmmm ¿cuatro días? ................... ¿voy a tenerte para mi sola durante cuatro días seguidos las veinticuatro horas del día? - dijo Lexa poniendo la mano en la barbilla de Clarke y haciendo que sus ojos se cruzaran.

-sí - Clarke intentó mostrar una sonrisa inocente, pero sus ojos le delataban, pues esas palabras de Lexa insinuaban cosas que le agradaban mucho.

-bien - Lexa le devolvió la sonrisa.

-¿a caso tiene pensado hacer algo concreto para esos días?

-ajá - ronroneó Lexa a la vez que hacía girar sus cuerpos y quedaba encima del cuerpo de la rubia - tengo muchas cosas en mente, doctora -  susurró sobre el cuello de Clarke para después comenzar a devorarlo con su lengua y sus labios.

-mmmmm................  ¿y puedo saber que cosas son esas, comandante? - jadeo Clarke que ya sentía el calor en su cuerpo por los efectos que la boca y las manos de Lexa estaban procando al surcar y explorar su piel. 

-no voy a contártelo - dijo Lexa buscando de nuevo ese azul que le tenía loca de amor - voy a demostrártelo.

Esas fueron la últimas palabras escuchadas sobre esa cama puesto que lo siguiente fueron jadeos, gemidos, besos y los sonidos de sus cuerpos siendo devorados por sus bocas y poseídos por sus manos.

Lexa no tardó en devolverle a Clarke el placer recibido hacía unos instantes. Repitió el camino que la rubia había realizado en su cuerpo, primero llenó de besos su boca, su cuello hasta llegar a esos abundantes pechos que no ofrecieron resistencia, con unos pezones enloquecidos por alimentar una boca lujuriosa que sació en ellos parte de su deseo. Siguió por ese vientre plano que le conducía a su destino en ese pequeño y caluroso viaje. Un clítoris hinchado y caliente, recibió con entusiasmo esas atenciones y respondió a ellas excitándose con tanta alegría que Clarke no pudo evitar sentir el primer orgasmo cuando a eso, se le unieron las manos de Lexa torturando deliciosamente sus pechos y dejando sus pezones tan duros como su clítoris.

No bastante con eso, Lexa volvió a los labios de Clarke, pero no dejó desatendido su centro ya que introdujo dos dedos en su sexo y comenzó las embestidas en él. Acompañó con sus caderas esos emoujes para recibir también un contacto en su centro que con el placer que envolvía el cuerpo de Clarke había acumulado una presión en ese lugar que también tenía que se liberado.

Tanto la doctora como la comandante jadeaban con cada empuje, cada invasión de ese sexo rebosante de humedad, caliente y tensionado que se abría a esos dedos como una flor en primavera. El calor y la excitación de sus cuerpos empezaba a ser insoportable, pero conseguían mantenerse en la cima de esa montaña disfrutando del contacto de cada parte del cuerpo de la una en la otra, sus lenguas, sus labios, sus pechos y esos dedos que disfrutaban de un paraíso caliente, que cada vez se envolvía más en una tormenta de sensaciones que iba a ser imposible de controlar.

El éxtasis explotó en las dos casi a la vez, Clarke cayó la primera por esa montaña rusa, pero no tardó en arrastrar a Lexa con ella pocos segundos después. Se habían echado mucho de menos, estar separas era una verdadera tortura para ambas, pero sabían que con las responsabilidades de Lexa en el ejército esa iba a ser la primera vez, pero no la última, aun así, sobre esa cama, con sus cuerpos jadeantes, sudorosos y extasiados de placer, con sus corazones desbocados de amor, estaban demostrándose que recuperar ese tiempo no iba a ser un problema para ellas.

xxxxxxxxx

-Me encanta sentir la brisa vespertina del mar en mi rostro, ese aroma a libertad............... me da tanta paz.

-y a mí me encanta ver como esa brisa amansa a la salvaje leona que se enconde dentro de mi doctora - dijo Lexa colocándose detrás de Clarke y envolviéndola entre sus brazos.

-jajajajja ¿salvaje yo? si soy un corderito - Clarke se giró dentro de ese abrazo.

-claro y ¿cómo me han aparecido estas marcas en el  cuello?  - Lexa estiró el cuello mostrando dos pequeños moratones en el lado izquierdo de su cuello.

- he de decir en mi defensa que me obligaron a hacerlo  - Clarke dibujó en su rostro una de esas sonrisas que a Lexa le hacía flojear sus piernas

-¿obligarte?

-sí, es culpa tuya por torturarme tan fuerte con el arnés, tanto, que me vuelves loca y pierdo el control, paso a no ser consciente de mis actos, así que, alego locura temporal.

-bien, pues dejaré de usarlo si............

-ni se te ocurra - Clarke acortó la distancia entre sus bocas - porque me encanta perder la cordura cuando me follas salvajemente, además, con un poco de maquillaje puedo hacer desaparecer esas marcas.

-a ¿sí? pues entonces tienes permiso para hacerlo cuando quieras.

Esta vez fue Lexa la que comenzó el beso, un beso que se alargó más de lo que pesó en un principio, pero no iba a quejarse. 

Acababan de hacer el amor después de un día tomando el sol en la playa, practicar algún deporte acuático, reponer energías en el abundante buffet y refrescarse con algún coctel bien dotado de frutas tropicales y hielo. 

Llevaban tres días en un hotel de Long Island que se encontraba a pocos metros de la playa. Aprovecharon la cercanía a Manhattan para hacer un poco de turismo por la cuidad de los rascacielos, hacer algunas compras, pasear cogidas de la mano, darse algún capricho en algún restaurante, disfrutar de la playa y por supuesto, seguir alimentando su amor.

En ese momento se encontraban en la terraza de su habitación del hotel con el anochecer amenazando con dejar escapar la noche. Al día siguiente tenían que volver a la capital y Clarke le había estado dando vueltas a una cosa y............... ese momento parecía el idóneo. Debía ser valiente, dar el paso, y si el resultado no era el que esperaba, pues tampoco pasaba nada, sabía que el amor entre ella y Lexa cada vez se hacía más grande y que ese deseo llegaría, pero iba a intentarlo en ese instante.

 - Lexa - susurró Clarke en los labios de su comandante.

- dime preciosa.

- soy tan feliz a tu lado- Clarke acarició la nuca de Lexa con sus dedos y apoyó su frente sobre la de la comandante.

-yo también - contestó Lexa acariciando la nariz de la rubia con la suya.

-Estos días que has estado lejos.......................... han sido horribles y me  ha hecho pensar que....................

-Clarke yo................ siento tener que dejarte cuando tengo una misión  - le interrumpió Lexa sintiéndose culpable por abandonar a su doctora esos días.

-no, no es un reproche Lexa - Clarke ayudó a esa afirmación con un casto y dulce beso en los labios de su comandante -  entiendo que lo que haces es importante para ti, se que quieres ayudar a la gente que más lo necesita y es algo que me enamora más de ti y por eso..................................

El corazón de Clarke se aceleró tanto por lo que pensaba hacer que parecía que se iba a salir de su pecho, pero ya había dado el primer paso y ya no iba a parar. Clarke se separó de Lexa y le hizo un gesto para que esperar en ese lugar mientras ella entraba en la habitación, cogía algo de un cajón y regresaba a ese balcón.

-sé como me he sentido yo y por tanto, también lo que has sentido tu estando separadas, sé que te sientes culpable por ello y no quiero que lo pienses, quiero que cada vez que vayas a ayudar a toda esa gente sepas que............... - la voz de Clarke casi se quebró al mostrar lo que llevaba en sus manos, una pequeña cajita.

-Clarke..................  - Lexa solo pudo pronunciar el nombre de su bonita doctora cuando apareció delante de sus ojos esa cajita intuyendo lo que Clarke iba a pedirle.

-Lexa, quiero que sepas que siempre estaré a tu lado, que te apoyaré cada vez que el ejército te reclame y te aleje de mí, porque sé que es para hacer algo en lo que crees, algo que tu corazón, ese que amo tanto, te dice que debes hacer para proteger a los más débiles, que voy a estar esperándote para curar tus heridas o celebrar tus éxitos después de esas misiones y que todo ello quiero hacerlo siendo..... tu ............ siendo tu esposa.

Clarke abrió la cajita y dejó ver un anillo con forma de infinito adornado con un zafiro de color azul, y al encontrarse con los ojos de Lexa, vio como un par de lágrimas escapaban de esos expresivos y hermosos ojos verdes y entonces de su boca salió la pregunta.

-Lexa, ¿quieres casarte conmigo?

Lexa se había quedado sin palabras, sus ojos eran los únicos que podían expresar lo que sentía en ese momento y era una felicidad infinita.

No lo podía creer, a la vuelta de esa misión tenía casi decidido que quería que Clarke fuera su esposa y más cuando un día de la semana anterior fue a recoger a Clarke al hospital y en una pequeña joyería cercana a un parque, había visto en el escaparate ese objeto que sabía, era el que su bonita doctora debía llevar en su dedo y que mostraría todo el amor que sentía por ella y lo feliz que le hacía. Lo que no podía imaginar es que ese anillo era el mismo con el que Clarke le estaba pidiendo que se casara con ella, solo con un pequeño cambio, el color de ese zafiro. Estaba buscando el momento para tener la valentía de pedírselo a Clarke, pero se le había adelantado.

-Clarke yo...............

Lexa no podía hablar, pero no iba a dejar sin respuesta a su doctora. Le sujetó por la muñeca y la arrastró hacia donde tenía su bolsa de mano y extrajo de la misma una cajita idéntica a la que tenía Clarke en sus manos. La rubia abrió los ojos sorprendida y ahora fue a ella a la que se le escaparon unas cuantas lágrimas cuando Lexa abrió esa cajita y encontró un anillo idéntico con el que ella le estaba pidiendo matrimonio a Lexa solo que el zafiro era de color verde en lugar de azul.

-sí Clarke, quiero casarme contigo, quiero compartir los éxitos de mis misiones y también de tu trabajo, quiero que cures mis heridas como yo intentaré curar las tuyas, quiero proteger a esa gente más débil porque sé que tu harías lo mismo y quiero regresar a casa y encontrarme con mi esposa, la mujer más hermosa y maravillosa que la vida podía regalarme.

Se intercambiaron los anillos y enlazaron sus manos centrando sus miradas en ese gesto, ese en el que el azul y el verde también se unían, pero no con sus iris, sino con esos anillos donde era Lexa la que portaba el azul y Clarke el verde.

Como no podía ser de otra forma, sus labios se unieron para  sellar esa promesa de amor eterno.

Ninguna podía creer como el destino había hecho que ambas quisieran pedirle a la otra casarse en esas mini vacaciones y sobre todo que hubieran elegido el mismo anillo para hacerlo. Clarke pensó en el azul para que Lexa le sintiera más cerca y había sido lo mismo que Lexa tuvo en mente al elegir el verde en el anillo que le entregaba a Clarke.

Como no podía ser de otra forma, ese atardecer fue acompañado del amor que brotaba de esa habitación y que le daba la bienvenida a la noche. Lexa se entregó a Clarke y Clarke a Lexa sin restricciones, sin pudor, haciendo un viaje juntas por ese mundo lleno de caricias, besos y por supuesto placer, un placer compartido que alimentaba más esa unión entre ellas y que no tenían dudas iba a perdurar eternamente.

xxxxxxxxxxxxxxxxx

¿Qué? ¿Algo qué comentar?

¿Esperabais que fuera Clarke la que le pidiera matrimonio a Lexa? En realidad, las dos pensaban lo mismo, ¿no son adorables

Lo prometido es deuda, todo amor y dulzura en estos últimos capítulos. ❤❤❤❤ (y mucho smut 🔥🔥🔥🔥)

Pd: prometo boda, noche de bodas y niños, ¿os parece bien?

Un powerabrazo

Pd2:  quiero el capítulo lleno de estrellitas y comentarios jajajaja y sino, pues no pasa na 🤷‍♀️🤷‍♀️

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