━━ CAPÍTULO OCHO
░ 彡⛓ LUNA LLENA Y
NOCHES DE DISCOS ❜
JULIO. 1978.
📍INGLATERRA, LONDRES.
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Kaila no se consideraba creyente del amor. Para nada. Le gustaba leer romance algunas veces, pero para ella todo era sólo ficción. Creció con unos padres que desde pequeña le demostraron que el amor no existía en esa casa, sus padres no la amaban. Su hermano si, o eso decía él, aunque ella no estaba realmente segura.
¿Acaso se podía amar a alguien como... ella?
No, no lo creía posible. Kaila era torpe, no pensaba al hablar y era demasiado impulsiva.
—¿Amas a alguien? —le preguntó de repente a su hermano.
Estaban sentados en el pequeño y viejo sillón que tenían mientras Kaila leía un libro y Jack un cómic, disfrutando de la música de ABBA.
Al escuchar la pregunta, Jack giró la cabeza tan rápido que Kaila creyó que se rompería el cuello.
—Te amo a ti —respondió después de unos segundos.
—Ya... pero ¿amas a alguien más?
—¿A quien más podría amar? —preguntó Jack de manera burlona.
—No lo se, ¿si quiera tienes amigos?
—Sí, tengo un amigo —Jack paso las páginas de su cómic de manera distraída.
—¿Lo amas, a tu amigo? —la pregunta hizo que su hermano dejara el cómic de lado y girara para ver a su hermana. Kaila lo imitó.
—¿De que clase de amor estamos hablando?
—¿Existen diferentes clases de amor?
—Sí: familiar, amistoso y romántico —explicó su hermano.
—¿Y el amor a los libros en cual se clasifica?
Ante la pregunta, Jack sonrió. Ahora es cuando Kaila comenzaría a hablar y hablar sobre los libros y porque deberían estar en distintas clasificaciones de amor y ahí es cuando empezaría a cambiar de tema rotundamente.
—Me habías preguntado algo sobre mi amigo —dijo el rubio.
—¡Ah, si! —Kaila dio un sobresalto y se acomodo en el sillón—. Bueno ¿y? ¿Lo amas?
—Sí, creo que si.
El silencio los inundo, dejando de fondo la última canción del álbum de ABBA. Cuando el vinilo que termino de girar, Jack se levantó a buscar otro. Tras haberlo colocado, volvió al sillón y retomo su lectura en el cómic.
Luego de varios minutos, Kaila volvió a preguntar:
—¿Con que clase de amor lo amas?
—¿A quién? —el rubio se hizo el desentendido mientras pasaba las hojas del cómic.
—A tu amigo.
—¿Viste lo sexy que es Thor? —ahora fue Jack el que cambio el tema.
—Sí, esta tremendo —Kaila sonrió y luego negó con la cabeza al darse cuenta de las intenciones de su hermano—. Vamos dime, ¿con que amor lo amas?
—La curiosidad mato al gato, Rockstar.
—Tienes suerte de que no soy un gato, no podrías vivir sin mi.
— FUGITIVES ⛓
░ Kaila x Sirius ˚₊· ͟͟͞͞➳
ACTUALMENTE. 1993.
📍COLEGIO HOGWARTS
DE MAGIA Y HECHICERÍA.
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Kaila se despertó al sentir la cara mojada. Al abrir los ojos pudo ver a un enorme perro negro sobre ella, lamiéndole la cara. La rubia se incorporó y con una mueca de asco se limpió la cara.
Canuto bajo de la cama y volvió a su estado humano.
—¿Qué sucede? —preguntó Kaila.
—Es luna llena —anunció Sirius. Kaila lo miró sin entender—. Y hay una tormenta eléctrica.
Segundos después, Kaila pudo despabilarse un poco y se dio cuenta de lo que Sirius decía. Emocionada, Kaila se levantó tan rápido de la cama que tuvo que volver a sentarse porque se había mareado.
Cuando se recompuso, soltó un chillido de emoción y abrazó a Sirius.
—¡Es hoy! —chilló—. ¿En que crees que me convertiré? Podría ser un caballo, o una pantera, o algún animal salvaje que de mucho miedo para poder ir por la calle y espantar a todos... —se detuvo—. Espera, ¿no había que preparar una poción para eso?
Sirius sonrió con autosuficiencia.
—Mientras tu roncabas, yo salí y prepare la poción según la recuerdo —dijo, mostrando un pequeño frasco con líquido adentro.
Kaila se encogió de hombros y, tras tomar la varita que había robado para poder escapar, Sirius comenzó a jalarla fuera de la casa de los gritos, mientras Kaila comenzaba a hablar una vez más sobre los posibles animales salvajes en los que se convertiría.
—Oye, ¿dijiste que ronco? —se interrumpió—. ¿También habló dormida? ¿Dije algo sucio o parecido?
—¿Deberías de...?
—¡Mira, ya llegamos!
Salieron del pasadizo y, agachados, se dirigieron a lo más profundo del Bosque Prohibido, alejándose de las miradas curiosas de algún alumno que se haya desvelado y estuviera observando por la ventana.
—Bien —Sirius le pasó la poción y tomó a Kaila por los hombros—. Cuando yo me convertí en animago no sentí nada en el proceso, pero en caso de que sientas tus huesos romperse o algo así, tranquila es un proceso normal. Procura estar siempre calmada ya que podría afectar en la transformación y quedarte mitad animal y mitad humana... Lo siento, usualmente era Remus el de las palabras reconfortantes.
Kaila suspiró y asintió.
—Bien —tomó una bocanada de aire, se llevó la varita al corazón y recitó—. Amato animo animato animagus.
Se llevó el frasco a la boca y tomó la poción. Tiro el frasco al suelo cuando sintió como sus dedos y cuerpo comenzaba a entumecerse. Notó como el pelo comenzaba a crecerle en los brazos. Sintió un cosquilleo por todo el cuerpo pero no sintió ningún dolor. Su cuerpo se estilizó y sintió como se hacía cada vez más pequeña.
Alzo la cabeza para ver a un enorme perro negro frente ella. Trató de moverse hacia el pero sintió como algo peludo se enroscó en sus piernas. Una cola de gato. Quiso gritar de emoción pero en lugar de un grito se escuchó un maullido.
¡Era un gato!
Sirius pudo ver a un gato atigrado gris. Tenía unos brillantes ojos celestes como los de Kaila. Y podía notar su típica sonrisa maniática y un brillo travieso en los ojos.
Aún así, se sintió algo mal. Kaila se había emocionado tanto por convertirse en un animal salvaje e intimidante y terminó convirtiéndose en un tierno gatito.
Cuando Sirius volvió a su forma humana, Kaila se concentró para imitarlo. Cuando lo logró Sirius habló.
—No tienes por que desilusionarte —balbuceo—. Ser un gato no es algo malo, ¿sabes? Tienes muchas ventajas. Piensa que somos animales domésticos podríamos pasar desapercibidos fácilmente y...
—¡Soy un gato! —chillo Kaila, saltando de la emoción como una niña pequeña—. Eso es genial, soy genial. ¡Oh, por Merlín! Soy un gato, ¿puedes creerlo?.
Sirius sonrió.
—Volvamos a la casa de los gritos, ¿crees que Garfield esté ahí? ¿Crees que me entienda? Podré hablar con los gatos. Debería usar botas y un sombrero. Podría ser como el gato con botas, pero primero tendría que practicar mi acento español.
Sirius volvió a sonreír y comenzó a seguir a Kaila hacia el sauce boxeador, mientras esta parloteaba sobre más genial cosas que podría hacer como un gato.
—¿Sonaré como un gato? Haber, escucha: ¡Miau!