Un nuevo amanecer

By KaryDelprato

813 16 18

Sinopsis: Mariela, cansada de la rutina, decide irse un mes de vacaciones para intentar salvar su matrimonio... More

Prólogo
Capítulo 1: "Cuando tu corazón habla, buscas comprensión y entendimiento".
Capítulo 2: "Las casualidades no existen"
Capítulo3: "Conociéndome, conociéndote" (parte 1)
Capítulo 4: Descubriendo la pasión desconocida (parte 1).
Capítulo 4: Descubriendo la pasión desconocida (parte 2)
Capítulo 5: Deseo y pasión (se lo dedico a Flavia y Carolina, fieles lectoras)
Capítulo 6: " Huele a peligro"

Capítulo3: "Conociéndome, conociéndote" (Parte 2)

66 2 0
By KaryDelprato

Me senté en esa hermosa silla intocable de pana, dispuesta a dejar que mis emociones abandonen mi cuerpo.

Desde que recibí el libro de poemas de Pablo Neruda y Gustavo A. Bécquer como regalo de cumpleaños a mis once añitos, no pude dejar de escribir poemas. La etapa niña-adolescente la tuve entre letras, sueños y fantasías. No importaba la manera que me expresara pero, me convertí en alguien con mayores sentimientos.

En ese entonces, me di cuenta que deseaba un diario. Necesitaba “hablar en soledad todo lo que sentía con alguien que solo me escuchara”. Lamenté mucho haber perdido todos los diarios en una de las inundaciones que viví cuando era una adolescente en mi país, Argentina.

Cantaba junto a Mónica Naranjo, esa canción que me gusta tanto, “Ahora”. Estaba lista para escribir lo que sentía mientras escuchaba su letra:

“Lo que quiero ahora, es tu cuerpo ahora,

ser su dueña ahora, ser su esclava ahora.

Y atarlo ahora, y adorarlo ahora,

parar el tiempo ahora y acariciarlo ahora…

Y mis palabras salían a borbotones con ansiedad. Una mezcla de imágenes me confundían y me perturbaban. Me venían como flashes nuestros momentos íntimos con Eduardo, tan lindos, tan tiernos. Tan lejanos en el tiempo.

De repente, las escenas que viví en la habitación al llegar, como relámpagos atormentaban mi mente; provocando una búsqueda incansable de momentos secretos con ese ser desconocido que me atraía de manera endemoniada.

“Ya no soy la misma, nunca más lo seré”

Debajo de mi piel algo cambió,

las sensaciones no son las mismas,

no brillan los colores,

ni las huellas son infinitas.

Mi corazón se esfuma,

no se aceleran los latidos,

quedan olvidados en el agreste camino

y perdidos en el recuerdo del ayer.

Intento observar el reflejo

de mis ojos tristes y opacos,

ya no presienten la dulzura

de tu mirada profunda…

Escribir me dejaba totalmente relajada, pero la angustia que quedaba dentro de mí, se iba poco a poco. Preferí recostarme un rato, para terminar después con mi poema.

Otro poema que escribía para Eduardo y quedaría en el cajón. Nunca me prestaba atención cuando se los regalaba, aunque se los quisiera leer yo misma. No sé qué pensaría él, que sería una tontería; sin embargo para mí era tan importante y tal vez no se daba cuenta cuánto lastimaba mi corazón.

Tenía ganas de ir más tarde a la piscina. No quería reconocerlo, pero tenía ganas de ver a Maxi. ¿Por qué? ¿Qué tiene que me gusta tanto?

Me acosté en la cama. Mientras sacaba a Maxi de mi pensamiento, leía la carta. No sé por qué me aferré tanto a mi escrito, no podía creer que Eduardo fuera tan superficial y no se sintiese vulnerable ante la confesión de mis sentimientos más profundos. Al rato, entré en un intenso sueño.

No tuve en cuenta que la habitación seguía siendo también de Maxi. Igualmente sabía que no subiría. Lo soñé intentando conquistar a todas las mujeres del lugar. Me sorprendí cuando al despertar, tenía su mirada clavada en mí, acostado a mi lado. Perdí la noción del tiempo, no sabía cuánto llevaba dormida. Cuando se dio cuenta que me iba a levantar por verlo ahí, con su índice apoyado en mis labios y haciendo un gesto de silencio, dejó salir unas palabras de su boca. Un susurro aterciopelado sentí sobre mis labios acompañado de una mirada cálida… Me estaba provocando querer ser su prisionera.

–Cuando no estamos juntos y me enfrento a las miradas de las demás, no hago otra cosa que repetir tu nombre en mi mente; recordando cada minuto que pasamos juntos y el corazón se me llena de gozo.

Morí de amor ante esas palabras tan lindas… ¡Jamás me dijeron algo así! Mi corazón estaba queriendo conectar con mi mente, donde había una barrera impidiendo dejarse atrapar ni seducir. Pero el deseo de sentirme amada fue más fuerte. ¿Me estaba enamorando de un extraño?

–¿Cuánto tiempo hace que estás acá? –le pregunté indiferente sin darle importancia a sus palabras, que me volvieron loca.

–Lo suficiente para saber que sos una mujer especial y me estás volviendo loco. Siento la necesidad de tenerte a mi lado cada segundo.

–¡No me vengás con huevadas! Que tendré cara de boluda pero no lo soy –mientras me incorporaba en la cama para levantarme, esa fue mi respuesta sin titubear.

–¿No me creés, verdad? Mejor. No soy un hombre fiel.

–Ya veo, ¿estás casado y me venís con frases conquistadoras de telenovela? Dejemos las cosas así. Deberías averiguar cómo conseguir otra habitación. Ni pienses que voy a estar acá con vos mis días de vacaciones. Vine a estar sola.

–Tenés razón. Ya mismo me iré a buscar otro hotel. Acá no hay más habitaciones disponibles. Por cierto, –mirándome un poco apenado pero curioso a la vez– tu carta es hermosa, cualquier hombre se volvería loco al leerla y te haría el amor de una manera que en tu vida te olvidarías, es una pena que tu esposo no lo haya hecho.

–¡Vos no sabés nada de mí! ¡No opines!

–Con mirarte a los ojos me alcanza para saber todo lo que te hace falta en tu vida. Y simplemente, lo que necesitas es un hombre que te ame y te lo demuestre.

Sin decir nada, a paso lento, lo vi marchar. Me levanté apurada hasta la puerta y me detuve apoyando mi mano y mi cara sobre la madera de la misma que se acababa de cerrar, sentí que estaba dejando ir a alguien especial.

Miré por la mirilla y ahí estaba. Parado, de espalda a la puerta. ¿Esperaría que lo siguiera? ¿Que le dijera que sus palabras me volvieron loca? ¿Que tenía razón? Agité mi cabeza negando esa posibilidad. Yo tenía que solucionar mis problemas con Eduardo. Él era mi amor, mi vida. Sin embargo, tenía tan lejos esa revolución en el estómago cuando él se acercaba a mí… ¿Cómo podía ser entonces que un extraño me hiciera alborotar las hormonas? ¿Sentir que deseaba y disfrutaba oír esas palabras tan profundas y llenas de amor?

No podía ser. Estaba confundida, necesitaba cariño y seguramente aceptaría cariño de quien sea. No era que Maximiliano me estaba enamorando. Era mi culpa, culpa de Eduardo que no me demostraba el amor que yo necesitaba recibir. Me sentía vulnerable ¿A qué mujer no le gusta oír esas palabras de amor? Además él era… Tan lindo... Tan único.

Un suspiro profundo vació mi pecho y dejé mi mente en blanco. Me acerqué al portátil. Me dí cuenta que había quedado abierto con mi poema a la vista. ¡Oh no! ¿Pero también estuvo revisando mi portátil? Debajo de mi poema había escrito:

Quererte así... Es vivir cada segundo del día con mi mente inundada de tu recuerdo. Meca.

Seguido de una dirección de correo electrónico: Maximilianomeca@...

–¿Pero qué quiere este hombre de mí? Y… ¿Qué va a querer? Lo que quieren todos. ¡Lo odio!

Cerré el portátil. Me propuse olvidar todo este rollo que me estaba armando en la cabeza y llamé a mis hijos. Los extrañaba y no quería que Eduardo les hubiera ido con cuentos. Todo fue una mala interpretación.

Me quedé más tranquila luego de escuchar las voces de mis bebés, mis chiquitos. Pasa tan rápido el tiempo, pensar que ya son unos hombrecitos.

Me dejó serena la conversación que tuve con ellos. Ya mi alma se sentía en paz por un lado, pero por otro, no había manera de sacar de mi mente a Maxi. Su perfume estaba en el baño. Se le habría olvidado esta mañana cuando lo encontré recién salido de la ducha. Uf qué momento aquel.

Me da gracia y hasta risa pero, ¡qué situación extraña!

Me puse el bikini, busqué la toalla, mi bolsito de playa y me fui a caminar por la arena para sentir el olor del mar. La opción de ir a la piscina la descarté por completo. Iba a intentar no tropezarme con Maxi.

Descalza, sintiendo en cada centímetro de mis pies la frescura y la humedad de la arena, me dispuse a ir dejando mis huellas y disfrutar del atardecer.

Mi solerita blanca bailaba acompañada del sereno viento. Disfrutaba ese cielo rojizo esfumado entre tonalidades naranjas, cuando de repente, la brisa trae un perfume que mi mente enseguida reconoció.

Me giré sosteniendo mi capellina blanca con una de mis manos. –¿Vos? –sorprendida me quedé mirándolo.

(CONTINUARÁ...)

Continue Reading

You'll Also Like

54.9K 2.3K 26
One shots cortos de los tumbados y más cantante masculinos. 🦥☔️ ♧ - Pedidos abiertos! 🪐 🥇- #Gabito Ballesteros 16/Marzo/2024 🥇- #Maydon 23/Marz...
3M 260K 87
Ser una princesa no es cosa fácil, pero Lena tiene claro su objetivo: convertirse en una gran reina. Todo cambia cuando conoce a Righ Bastian, un can...
106K 13.2K 34
la Soltera Samanun Anuntrakul mejor conocida como Sam, es una diseñadora de moda reconocida de todo Bangkok, una casanova incorregible con un ego po...
125K 11.5K 11
¿Cuánto esta bien entregarle al otro? ¿Con cuanto alguien se siente satisfecho? Dinero, fama, éxito.. O tal vez... ¿nuestra propia vida? Fiorella se...