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By damonsscum

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By damonsscum

   SENTADA EN EL VENTANAL, bebiendo té y observando la dura lluvia caer, Pearl recapacitaba en su historia al lado de Tommy.

No había sido el cuento de hadas que ella imaginó, pero al menos él no se había dado por vencido y seguía luchando por el amor.
La relación había mejorado (según ella) gracias a las muestras de afecto de la muchacha, esto fue bueno ya que no todo el peso caía sobre el mayor y ambos podían mantener un equilibrio.

Una leve sonrisa se le dibujó en la cara al ver el Bentley de Tommy llegar, así que bajó descalza corriendo hacia la planta baja de su hogar, esperando a que su esposo entrara por la puerta para saltar a sus brazos.

— Estaba preocupada por ti — susurró mirando sus ojos. —, me dijiste que regresarías más temprano.

— ¿Ah, sí? — responde Tom tratando de quitarse el saco, ignorando a su mujer. —. Necesito que te arregles, vamos a salir hoy en la noche — finaliza cuando por fin consigue quitársela de encima. —, apúrate.

— Sí, cariño — asiente levemente.

Cosas así pasaban siempre.
Cuando Pearl trataba de ser mejor con Tommy, él se mostraba indiferente y arrogante.
Ella no lo entendía, era difícil de entender y esa era una de las cosas que la ponían triste, que no se entendían del todo bien.

— Jude, ¿podrías ayudarme a escoger un vestido para una cena? — preguntó con voz cortada.

— Claro, señorita. Estaré en su habitación en un segundo — sonríe animada.

Pearl asintió sin ganas y subió escaleras arriba, intrigada por escuchar algunas palabras provenientes de la oficina de su marido.
Estaba ciertamente agotada, por intentar y aún así lograr nada, pero sabía que tenía que poner su mejor esfuerzo en mejorar aquella relación pues cierta parte de la culpa recaía en ella y en sus constantes cuestionamientos.

— Bien, señorita, ¿qué pensaba ponerse?

— No lo sé, Thomas no me dijo que tipo de cena sería entonces... no sé cómo debería vestirme — responde sentándose en un sofá. —. ¿Podrías ir a preguntarle?

— Con gusto, regreso enseguida — asiente.

Cuando Jude se va, Pearl se queda aún mirando el aguacero que caía afuera. No se iba a dar por vencida solo por la indiferencia de Tommy, tal vez solo necesitaba un poco más de emoción pero, no sabía qué era lo que le faltaba. Antes pensaba que su relación no iba bien porque ella no lo satisfacía en sus necesidades, pero ahora Pearl era más segura y lograba mantener postura para esas cosas. Entonces, ¿por qué no lograban tener un matrimonio estable? Él a veces solo la usaba para que sus colegas le halagaran de la increíble belleza que poseía su esposa y ella... ¿para no estar sola?

— Dijo que sería formal, señorita.

— Dime Pearl, Jude. Tenemos casi la misma edad — suspira la muchacha poniéndose de pie. —. Bien, entonces usaré un vestido negro — asiente acercándose a la empleada.

— Muy bien, entonces revisemos los negros — dice abriendo el armario.

Dentro varios vestidos se encontraban organizados, Jude revisó todos los vestidos de tono negro que su jefa pedía y al sacarlos, la muchacha se puso manos a la obra para poder observarlos con detalle.
Todos eran muy lindos, adecuados para su edad y lujosos, pero había uno que ella jamás había usado; era completamente liso, con tirantes delgados dejando sus hombros descubiertos y caía hasta el suelo, pero no era el típico vestido holgado de la época que hacía que las mujeres perdieran su figura completamente. El vestido de Pearl acentuaba cada rincón de su cuerpo, dejando mucho a la imaginación de quien la viera.

— Este es bonito, ¿verdad? — susurra levantando la prenda.

— Se ve... muy ajustado — responde la muchacha. —. ¿Qué le parece este? — pregunta mostrándole uno común, con encaje y lentejuelas.

— No, usaré este — niega convencida. —. También usaré los guantes de seda negros.

— ¿Quiere que le traiga sus accesorios?

— Al final — asiente.

La muchacha agradeció la ayuda de la mujer y le pide que regrese dentro de algunos diez minutos para ayudarla a colocarse su joyería, a lo que Jude accede rápidamente. Pearl comienza a retirarse su ropa sin pensar en nada, se vestía con lentitud pues al parecer no había mucho apuro en aquella cena.

Cuando el vestido finalmente se vio dibujado en su cuerpo después de ponerse las medias, Pearl sonrió satisfecha; lucía espectacular y su joven figura hacía que todo resaltara mejor.
Usaba aquel vestuario por simple venganza a la indiferencia de su esposo, si él no la iba a mirar, que la mirara otro. No iba a quedarse llorando porque la trató mal con algunas simples palabras.
Quería que su relación funcionara y lucharía por eso, pero tampoco iba a aguantar todo eso de Tommy.

Jude regresó y se sonrojó al ver a la muchacha mirándose en el espejo, cuando se percató de su presencia sonrió y posó graciosamente.

— ¿Cómo me veo? — pregunta.

— Luce hermosa... Pearl — sonríe. —. Ese vestido luce muy bien en usted, no a cualquiera le quedaría así — halaga.

— Oh, Jude, basta — ríe. —. ¡Ese abrigo era justo el que estaba pensando! — exclama apuntando al afelpado saco. — Gracias.

La empleada deja el abrigo en cama y se acerca a Pearl para comenzar a ondular su cabello, colocarle su tocado de diamantes, haciéndole conjunto a su collar y brazalete de la misma joya.

La muchacha comenzó a aplicar rubor en sus mejillas y rellenar sus labios con un vívido rojo carmesí. Entonces se puso sus zapatos altos y estuvo lista, pero ya no se sentía del todo cómoda e incluso pensó en cambiarse de vestido, porque sabía que a Tommy no le gustaría pero cuando comenzó a investigar qué otras prendas tenía, Jude la detuvo.

— No puede cambiarse de vestido, no — negó. —. Luce increíble y estoy segura de que todo el mundo tendrá los ojos en usted cuando entre al lugar, no importa si sea hombre o sea mujer, todas las personas presentes estarán mirándola encantados, pensando en qué tipo de pacto con satanás fue el que hizo Thomas Shelby para estar con usted y si todos la mirarán con el abrigo puesto, solo imagínese cuando se lo quite; los matará — sonríe. —. El señor me dijo que le avisara que debían irse lo más pronto posible, así que baje, siéntase una reina y deslumbre al mundo con su belleza — asiente, abriendo la puerta de la habitación.

— Gracias, Jude — suspira la muchacha.

Pearl bajó y entró a la oficina de su esposo, donde, estresado revisaba su cuaderno con anotaciones. Obviamente no la volteo a ver e incluso le ordenó de mala gana que esperara afuera, porque estaba "realmente ocupado".
Ella intentó no saltar sobre él y matarlo, pero salió del despacho relajada, dirigiéndose a la sala para sentarse a ver el ya anocheciente cielo, aún cubierto de negras nubes y una fuerte lluvia.
Tommy salió luego de unos cinco minutos, con expresión seria y los ojos rojos. ¿Había estado llorando? pero, ¿por qué motivo?

— Cariño, ¿estás bien? — preguntó la muchacha acercándose a él con rapidez.

Si lo había odiado por un momento, en el otro estaba muy preocupada. Él no lloraba con regularidad y menos cuando sabía debía salir.

— Sí, estoy perfecto. Vámonos.

Ni siquiera la había mirado a los ojos.
Ella no entendía el por qué de su distanciamiento tan repentino si tan solo en la mañana le había besado toda la cara diciéndole lo mucho que la amaba.

El camino al desconocido lugar (para Pearl) fue silencioso, solo se lograba oír el sonido de las gotas golpear fuertemente contra el coche.

— Tommy, ¿de quién es la cena?

— Es de un francés — responde.

— Sí, pero, ¿quién es? — pregunta nuevamente.

El hombre no respondió más gracias a la irritación que le había causado la insistencia de la muchacha y ella, triste, recargó su cabeza en el hombro de su esposo, pensando en que seguramente al llegar al lugar, Tommy comenzaría a actuar como el marido más espléndido del mundo y ella, tendría que seguir su actuación, tratando de evitar los pequeños detalles como el que estaba ocurriendo.

Al llegar, Tom ayudó a Pearl a bajar y aún sin mirarla, le ofreció su brazo para comenzar a caminar hacia la entrada, mientras su chofer les cubría de la lluvia dicembrina.

— Señor y señora Shelby, por favor — dice un hombre en la puerta, dándoles acceso a la casa.

— ¿Te conocen? — pregunta Pearl, sin obtener respuesta alguna.

— ¿Me permiten sus abrigos, señores?

Mientras ambos se retiraban aquella prenda, las palabras de Jude quedaron marcadas como verídicas y toda persona en la entrada la miró alucinando, pero ella, más que sentirse hermosa, se sentía apenada, porque sabía que las miradas eran a su cuerpo.

— ¿Me puedes explicar por qué mierda te pusiste eso? — susurró Tommy.

— ¿Ahora sí te importa? — pregunta Pearl con enojo. —. Espero que disfrutes como todos los malditos hombres de la noche me miran y los susurros de las mujeres sobre lo zorra que soy — sonríe falsamente.

Para evitar una escena (que la mujer claramente ya había hecho), ambos caminaron actuando enamorados al salón, en donde la boca de ambos Shelby se cayó al ver al mismo Alfie Solomons entablar plática con algún hombre de la cena. Que grandiosa coincidencia. La vida acomoda todo a su merced, ¿no es así?

— Seguramente tú tienes un gran negocio ahí enfrente — gruñe.

— Lo siento, tengo muchas cosas en la cabeza ahora mismo. Sé que te traté mal hoy pero por favor-

— ¡Qué sorpresa!

Tommy suspiró pesadamente al no poder concluir con su disculpa, la ronca voz de Solomons se hizo sonora y su sonrisa contagió a Pearl, quien de repente quiso salir corriendo.

— Buenas noches, Alfie — saluda el ojiazul.

— Buenas noches, señor Solomons.

— No sabía que eran amigos de Pascal — dice sonriente. —. Que bueno tenerlos aquí, hace mucho que no los veía a ambos, ¿cómo va el matrimonio? — pregunta sarcásticamente. —. Me imagino que va increíble — asiente.

— Estamos muy bien, mi esposa es una mujer excepcional — responde rápidamente.

— Sí... mi esposo... igual — susurra.

— Sí, que bueno verte, Alfie. Con permiso — finaliza Tommy tomándola por la cintura.

— Oh, Pearl, de hecho necesito hablar contigo urgentemente. En privado, si es posible.

— Creo que lo que tengas que decirle a ella lo puedes decir frente a mi — dice Tom.

— No, tú ve con el francés — pide la castaña. —. ¿Pasa algo, Alfie?

El judío caminó guardando una justa distancia de su amada y pidió que los guiaran a la sala de estar, en donde podrían hablar de manera más libre y cómoda.

— Yo te dije que no serías feliz con él — dice sentándose en el sofá. —. Tommy Shelby solo piensa en él y en su negocio, él quiere la corona del mundo y no le importa nada ni nadie — negó. —. Seguramente se asustó cuando le dijiste que eras bruja, ¿no?

— Alfie uní mi alma con él y mi abuela me dijo que te seguía amando. Te escribí una nota pero jamás la respondiste — suspira.

— Uniste tú alma con la de Tommy... vaya, yo te rogué que lo hiciéramos algún día y-

— Me casé con él, por eso lo hice. Es tradición en mi aquelarre, tú lo sabes. No podía unir mi alma con la tuya sin tener un certificado de matrimonio — responde cabizbaja. —. Él no siempre es así... él es lindo conmigo pero es verdad, tiene muchas cosas en su cabeza y no puede-

— Si está tan abrumado y cansado, entonces, ¿por qué se casó? Digo, estar casado en una gran responsabilidad. Si no quería estresarse por cumplir sus obligaciones como esposo, entonces no tenía por qué casarse.

— Si las cumple — responde susurrando.

— Pearl, esta relación te esta hundiendo.

— No es así, para mi es grandioso compartir mi vida junto a él y por el momento parece que todo está bien, pues no se ha quejado de ningún dolor o algo por el estilo — niega.

— ¿No piensas qué tal vez esa unión no funcionó? Tú me explicaste cómo funcionaba. Me dijiste que solo se cumplía cuando ambas almas realmente estaban enamoradas y si esas almas rompían la promesa, comenzaban a experimentar dolores en el pecho, significando la ruptura del voto — dice sin titubeos.

— Es eso o ninguno ha roto las promesas — sonríe. —. Mira, mi urgencia era decirte lo que me abuela me había comentado, quizá fue un error — negó.

Alfie asintió y no iba a insistir, pues sabía que Pearl estaba tomando la decisión correcta al ser una mujer casada. Tampoco estaba en condiciones de exigirle algo que no estaba en su posición, pero sí tenía ganas de mantener una conversación con ella.

— Sé que te molestará el comentario viniendo de mi, pero luces muy hermosa con ese vestido — susurra mirándola.

— Gracias, Alfie — responde sonrojada.

— ¿Quieres hablar de lo que te dijo tu abuela, entonces? — ella asiente.

— Me dijo "hiciste un pacto inquebrantable con un hombre al que ni siquiera amas".

— Y se supone que al que amas es a mi — asiente. —. Bien... eh, jodido infierno.

— Me lo he intentado negar, porque yo sé que lo amo, Alfie. No se porta del todo bien, pero tiene algo que te hace quererlo.

Ninguno iba a aceptar que seguían teniendo sentimientos encontrados al verse y hablar de un tema así, era increíblemente incómodo.
Pero Alfie estaba dispuesto a ayudarla si es lo que necesitaba.

— Puede que tú abuela lo sepa todo, pero tú sabes que es lo que sientes y si tú sientes ese amor que dices por Tommy, entonces no hay nada de qué preocuparte, ¿sí? Estoy seguro de que lo amas y tomaste esa decisión por algo — contesta mirando al suelo. —. El amor lo puede todo, Pearl, pero también debemos ver cuando se detiene el cariño y comienza el maltrato. Por favor, prométeme que si Tommy alguna vez llega a ponerte un dedo encima o abusa verbalmente de ti, me llamarás.

— Sí, te lo prometo — responde la muchacha. —. Lo siento, por haberte metido en una plática tan incómoda — suspira.

— Hay que salir antes de que comiencen a hablar de ti — sonríe forzadamente.

La única oportunidad que ella tuvo con Solomons, la había desperdiciado pero por una razón coherente. Coherencia que su esposo no tenía, pues las miradas de las muchachas francesas eran totalmente bienvenidas por él y el coqueteo "inocente" estaba siendo la comidilla de la noche.

— Hablamos luego, Pearl — despide el judío.

— Sí, sí, gracias — sonríe.

Mientras ella se dirigía hacia su esposo (llena de algunas miradas masculinas), le llamó la atención el leve jugueteo de una muchacha con su esposo. Las manos de esta se paseaban por el pecho de él cuando la hacía reír y la genuina sonrisa de Tommy con la rubia de ojos verdes sacudió el esqueleto de la menor y se sintió cohibida, pequeña y torpe.

— Ya... regresé, Tom — susurró débilmente.

— Ah, eres tú. Eh, puedes sentarte ahí o donde tú quieras, luego te acompaño.

El dolor que Pearl sintió al escuchar la sonrisa risa de la muchacha cuando ella se retiró fue inexplicable. La humillación que sintió fue enorme y su ego, el cual había puesto anteriormente, fue inexistente en ese momento. Sus ojos se llenaron de lágrimas y algunos lo notaron, por lo que rápidamente acudieron a la señorita de los ojos tristes.

— ¿Qué le sucede a la señorita más bella de la noche? — preguntó una conocida voz.

— Harry, al parecer está en todos lados — sonríe sin ganas.

— Desde que decidí establecerme aquí en Inglaterra otra vez, soy el hombre más codiciado — bromea. —. Pero dígame, ¿qué es lo que le sucede? No es un lindo sentimiento ver a una dama llorar.

— No es nada, solo me duele mucho... la muela — miente. —. Es un dolor insoportable, pero he tenido que acompañar a mi esposo — dijo ahora si sintiendo el dolor.

— Si gusta, puedo llevarla a su hogar. No se preocupe — sonríe compasivo.

— No, no, seguramente usted tiene un muy buen negocio aquí. Por favor, yo esperaré a mi esposo — asiente limpiando sus lágrimas.

— Insisto, déjeme llevarla. Pascal Lomelli ni siquiera es buen socio.

Dudosa, accede a la propuesta del ojiazul y se levanta, pero notó que nadie la miró más.
Su luz y actitud se habían apagado, su presencia se había ido y ya era otra en aquel lugar.

— Harry, realmente no quiero que la gente me vea salir con usted. Será una mala imagen para mi esposo, que tampoco quiero que se enfade conmigo — susurró jugando con sus manos.

— Está bien, no se preocupe — responde tratando de pensar. —. Entonces espéreme un segundo y volveré con el coche, la oscuridad les privará a los presentes de verme a mí.

— Por favor.

Harry buscó el abrigo de la muchacha y lo sobrepuso por encima de sus hombros, entonces siguió su plan y en menos de dos minutos ya se encontraba en la entrada.

— ¿Sabe como llegar a mi hogar?

— Sí, no es una ruta difícil — sonríe.

— Muchas gracias por traerme.

— No hay nada que agradecer, usted se veía muy incómoda ahí — dijo con pena.

Pearl asintió y miró por la ventana el oscuro cielo estrellado, que sorprendentemente, llovía aún.
El clima y la situación la deprimían, pero al menos tenía la bondad de Harry.
Las lágrimas nuevamente comenzaron a caer y su humillación la hizo retorcerse levemente en el asiento del copiloto. Harry notó su silencioso llanto y sin despegar los ojos de la carretera, la consoló.

— Tranquila, si usted necesita algo, yo estoy aquí. Puede hablar libremente conmigo.

— ¿Cómo sé que puedo confiar en usted?

— Fuera de que estoy aliándome con su padre, soy un caballero y si usted me pide no hablar de lo qué pasó esta noche, entonces jamás hablaré de ello — susurró.

Dudosa y nerviosa, Pearl pensó que no le quedaba nada, ni nadie. Tenía que sacarlo y hablar con alguien de una vez.

— Tuve una relación con Alfie Solomons y tenía mis dudas sobre amarlo aún, pero me he dado cuenta de que en verdad yo amo a Tommy Shelby con todas las fuerzas que me dio el Universo y... yo pensé que él también me amaba, por eso pensé que era una buena decisión casarme con él pero, no sé qué es lo que me falta, no sé qué es lo que tengo que... pareciera que no le termino de gustar.

— Los hombres somos una mierda, más en esta sociedad que nos deja hacer todo a nosotros. Pero le puedo confirmar que lo que su marido no tiene, es el ser mentiroso. Tommy es el hombre de más palabra que jamás conocí. Si usted hizo un juramento con él, entonces no lo romperá. Si lo hizo cuando eran una pareja informal, eso quedó en el pasado.

Pearl, no respondió.
Agradeció las palabras de Harry, pero no estaba convencida de lo que decía.
Espero a que llegaran a su hogar, sabía que ya estaban cerca y cuando estuvieron en la entrada, Jude salió a recibir a sus jefes, luego se sorprendió al no ver el Bentley de Thomas.

— Le agradezco en el alma que haya tenido la amabilidad de traerme, por favor, ¿puedo invitarlo a cenar? — preguntó sonriendo.

— Sería un honor para mi, pero mañana parto a Londres y me gustaría descansar.

— Le ofrezco una habitación entonces — sigue. —. Vamos, es tarde y un hombre bien vestido se verá mal entre la negra noche.

— Bien, tomaré la oferta pero partiré mañana temprano — asiente.


[...]


La puerta se abrió con estruendo y obligó a Pearl a saltar en su cama. Un ebrio Tommy comenzó a quitarse la ropa desesperado mientras caminaba a su cama.

— Déjame ayudarte — susurró la muchacha.

— Lucías como una prostituta hoy y lo confirmaste cuando te fuiste con el maldito de Harry. Me hiciste quedar mal, como siempre.

— Duerme, Tommy.

Pearl se encargó de quitarle la ropa a su esposo con lentitud y cuidado, pues él ya había cerrado los ojos, intentando dormir.
Las lágrimas caían de sus ojos mojando el pecho del mayor. Se esperaba lo peor por la mañana, cuando se enterara de que Harry había pasado la noche ahí.

— Me duele el pecho, siento una opresión bastante fuerte — susurró frunciendo las cejas.

— Mañana podemos llamar al médico si quieres, debe ser por el alcohol. Descansa, cariño — responde la muchacha terminando de quitarle los zapatos.

Así fue como Pearl, tristemente se enteró de que Tommy rompió su promesa inquebrantable.
La opresión en el pecho es la primera señal de que alguien rompió su juramento y si no se arrepentía y disculpaba con sentimientos puros, su alma se separaría de la de Pearl y entonces, él quedaría "libre", pero ella no podría volver a juntar su alma con otra, pues tendría también que romper su promesa.

Pero había de esperar en la mañana, para ver qué era lo que tenía que decir para excusarse.























Buenas, buenas.
Gente, lloré por Pearl, me da cosita, ya no es rockstar porque ya se enamoró de Tommy.
Pero así las cosas, ¿qué creen que le diga don Thomas para que ya no llore la niña?

Si les gustó pueden votar por el capítulo y comentar qué es lo que les pareció o no.

Plot twist: Jude le confiesa a Pearl que está enamorada de ella y se escapan para ser felices para siempre.

- Con amor,
Mary, xx.

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