2. Hentai Girl || Kei Tsukish...

By Tapikora

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𝐻𝑒𝑛𝑡𝑎𝑖 𝐺𝑖𝑟𝑙 [No necesito usar palabras simples Pero ¿por qué? Quiero que seas mío ... More

HENTAI GIRL
Acto 1 ➢ Hentai girl
PROLOGO
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
ACTO 2 ➢ Tormented Girl
CAPITULO 13

CAPITULO 5

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By Tapikora

CAPÍTULO 5

la amiga.

Había muchas cosas que Anna odiaba en el mundo, demasiadas a decir verdad, pero sin duda alguna, la que ocupaba el número uno era tener antojo de dulce y salado y no tener dinero para comprar ambas cosas. Y aquello era exactamente lo que le estaba pasando en aquel preciso momento.

La de cabellos blancos sentía el sudor frío recorrer su espalda mientras observaba indecisa aquel pastel de carne en su mano derecha y el paquete con mochis de fresa que estaba en su otra mano. El mundo se le estaba cayendo encima en aquel momento.

— Tan indecisa como siempre, Anna-chan.

Al oír aquella voz que tan bien conocía, Ikaguya se giró sobre los talones encontrándose con una chica. Su mejor amiga: Misuhara Mina. Era cierto que hacía cerca de un año que no se veían, pero ese tiempo no había cambiado su amistad en absoluto. Seguían hablando por teléfono y mensajeándose casi diariamente, pero lo que si fue una completa sorpresa fue encontrársela en aquella tienda.

— ¿Mina-chan? ¿Qué estas haciendo tu aquí? —exclamó la albina emocionada, abrazando a la de cabellos castaños. — No me digas que es lo que estoy pensando.

— Efectivamente, es lo que estas pensando. — respondió con una sonrisa.

— Cuando lo dijiste, pensé que estabas bromeando. — aseguró Anna, aun algo shockeada por la situación. — Pero no sabes cuanto me alegro de verte.

— Ya somos dos, ya no sabía que hacer sin mi pequeña amiga pervertida. — soltó una suave risita. — ¿Y bien? ¿Qué estabas haciendo hace un momento?

— Estaba por comprar algo de comer e ir a ver a Kage-kun en su entrenamiento de voley, ¿Quieres venirte? — interrogó entusiasmada la de cabellos blancos. La idea de mostrarle al fin a su mejor amiga el rostro de Tsukishima no dejaba de rondar su cabeza.

La de ojos color rosado no pudo evitar mirar de forma divertida a Anna. — Viendo cuales son tus intenciones, no puedo decirte que no.

Y sin más dilación, ambas amigas se dirigieron a la cancha de voleibol del Karasuno, no sin que antes Mina ayudara a Anna a comprar las cosas en las que tanto tiempo había perdido. Con una sonrisa en el rostro y el estómago lleno, minutos después ambas féminas irrumpieron en medio del entrenamiento, llamando la atención de todo el equipo allí presente.

— ¡Buenos días a todos, chicos! — saludó Anna con una enorme sonrisa en el rostro.

Al ver a la pareja de amigas, Daichi decidió dar un pequeño descanso a los muchachos para que se acercasen a saludarlas, cosa que claramente el también haría. Kageyama fue el primero en acercarse a ellas, con el cabello revuelto y una notable fragancia de feromonas a la que Anna ya estaba más que acostumbrada.

— Anna-chan, te dije que no vinieras a babear al entrenamiento, maldita pervertida — el de cabello oscuro se percató en ese momento de la presencia de Mina. — ¿Quién es tu amiga?

— Voy a hacer como que no he oído lo primero que has dicho — respondió la de cabellos blancos, con tono amenazador. — Ella es Misuhara Mina, mi mejor amiga en primaria. Va a ingresar en el Karasuno.

— Es un placer conocerte al fin, Kageyama-kun — habló la castaña con una dulce sonrisa. — Anna me ha hablado mucho de ti.

— ¡Ikaguya-chan, te he echado de menos! — la inconfundible voz de Yamaguchi llegó a los oidos de la aludida.

— Yama-kun, nos hemos visto esta mañana en clases — aseguró divertida — Además, te he dicho mil veces que me llames Anna-chan.

— Lo siento, aun no me acostumbro a ello. — murmuró avergonzado, provocando una gran ternura en la de ojos azules.

— ¡Anna-chan, no me dijiste que tenías una amiga tan linda!

Las palabras de Nishinoya provocaron un leve sonrojo en las mejillas de Mina, cosa que nadie, a excepción de Anna, fueron capaces de notar. La peliblanca sonrió divertida.

— ¡Noya-kun, ella es mi amiga soltera Misuhara Mina! — la presentó, pasando su brazo por encima de su hombro. — ¿Dije ya que está soltera?

— Yo soy Nishinoya Yu, un gusto.

Después de aquellas pequeñas presentaciones y alguna que otra charla sin demasiado sentido, Anna se alejó del pequeño grupo que se había formado para acercarse a Tsukishima, quien se encontraba algo apartado del resto. Cuando vio que la chica se acercaba, Kei tensó sus músculos como un acto reflejo. Al ver eso, Ikaguya sonrió.

— ¿Qué ocurre, virgenshima? ¿Acaso te pongo nervioso? — canturreó divertida.

— Claro que no, fea. — aseguró, cruzándose de brazos — ¿Se puede saber que demonios quieres ahora? Tu presencia me molesta.

La fémina rodó los ojos y le tendió una pequeña bolsa de color azul. — Siento haber tardado en devolvértela, quería lavarla.

Por unos segundos, a Tsukishima le pareció ver un ligero sonrojo en las mejillas de la chica, pero apartó esos pensamientos de la cabeza cuando se dio cuenta de que estaba pensando en Anna. Ella no se sonrojaría por algo como eso. Tomó la bolsa entre sus manos y la abrió, encontrándose con la sudadera amarilla que le había dejado varios días atrás. Un recuerdo cruzó su cabeza y sonrió con arrogancia.

— Llevo un tiempo preguntándome... ¿Duermes con una lucecita encendida o te escondes debajo de las sabanas para que no te ataque un monstruo? — se burló el rubio.

Cualquiera juraría que en la frente de Anna, una vena cobró vida, y lo próximo que sintió el rubio fue un enorme vacío en su estomago como consecuencia del puñetazo que la chica le había asestado. Soltó todo el aire junto con una maldición, pero aun le quedaron fuerzas para detener el siguiente puñetazo, que esta vez se dirigía hacia su rostro.

— Maldito... — murmuró Ikaguya con enfado — No vuelvas a decir algo así o te juro que te haré algo peor que matarte.

— Me gustaría ver que eres capaz de hacer, aunque dudo que me hagas demasiado si estamos a oscuras. — respondió de vuelta el rubio, a sabiendas del doble sentido que podía tener aquella frase. Acercó su cuerpo al de la chica, no sin antes echar un vistazo para asegurarse de que nadie tenía la atención sobre ellos. — Ahora que descubrí tu punto débil, las cosas van a ser distintas para nosotros.

Los ojos de Kei se abrieron de par en par cuando se dio cuenta de que poco a poco el rostro de Anna se iba acercando al suyo, hasta dejar sus labios muy cerca de su oído. Entonces ella susurró:

— Preparate para sufrir, virgenshima. — murmuró con tono serio, pero con una pizca de suficiencia. — No sabes a quien acabas de amenazar.

Fue en ese entonces cuando Kei se dió cuenta por primera vez, que Anna no era como las chicas normales con las que había tenido que lidiar. Ella era mucho peor, mucho más peligrosa y, mucho más incognoscible. Había entrado en la boca del lobo.

— Maldita pervertida, no vas a...

— ¡Anna-chan, casi lo olvido! — la grave voz de su primo, llegó a los oídos de Anna, llamando la atención de ambos adolescentes. — Nuestro entrenador ha decidido hacer un encuentro amistoso contra el Nekoma, y Daichi y Sugawara han insistido en que te invite a vernos jugar.

— ¿Puedo llevar Mina-chan conmigo? — interrogó ella, ignorando el rostro molesto de Kei.

— Claro, no creo que haya problema. — aseguró, rascando su nuca. Tobio se acercó a su prima para susurrarle algo. — Por cierto, Nishinoya-kun me ha dicho que te pida el número de telefono de Mina.

La de cabellos blancos sonrió alegre, clavando su azul mirada en su amiga de la infancia, quien habla de forma torpe pero alegre con el muchacho de mechón rubio. — Claro, yo me encargaré de todo, Kage-kun.

— ¡Chicos, hora de volver al entrenamiento! — ordenó Daichi al equipo.

— Mándame luego la fecha y dirección de vuestro partido, ten un buen entrenamiento. — Dijo Anna con una sonrisa. Se giró hacia Tsukishima y susurró. — Tu también, virgenshima.

Después de pronunciar aquellas palabras, Ikaguya se alejó de los chicos y caminó hasta su amiga, quien se encontraba despidiéndose del libero del equipo Karasuno.

— Vamos a tener que organizar una noche de chicas para hablar de muchas cosas, Mina-chan. — sugirió Anna. — Por cierto, deberías apresurarte y fregar el suelo antes de que alguien se resbale, esta lleno de babas.

— Yo podría decir lo mismo de ti. — se defendió la castaña. Anna la miró sin entender y Misuhara rodó los ojos divertida. — Si no sabes a lo que me refiero, ¿Me puedes explicar por qué el Minion de dos metros de ahí no deja de comerte con la mirada?

La carcajada que Anna soltó en ese preciso momento, resonó con fuerza por todo el pabellón de voley. El comentario de su amiga la había pillado completamente desprevenida y no pudo evitar tener aquella reacció.

— Eso, amiga mía, acaba de hacer mi día.

Después de despedirse de su amiga para dirigirse hacia su casa, Anna recordó que debía comprar unas zapatillas nuevas para bailar, ya que las suyas estaban bastante desgastadas y viejas. Tardó cerca de treinta minutos en hacer aquella compra, por lo que cuando finalmente se encaminó hacia su hogar, la noche ya había caido.

Caminaba tranquilamente por las calles, abrazando ligeramente la bolsa con su compra reciente en el interior cuando ocurrió. Todo pasó muy rápido. El sonido del claxon de un coche resonó, una bici calló al suelo y el vehículo dio un volantazo.

Cuando Anna alcanzó a girar su rostro, observó como el coche se dirigía directamente hacia ella, aun emitiendo aquel molesto y ruidoso sonido que la avisaba de que iba a ser atropellada. Cerró los ojos esperando sentir el fuerte impacto, pero en lugar de eso, sintió algo cálido rodearla y luego, el molesto sonido desapareció.

— ¿Estas bien? ¿Te has hecho daño? — una voz masculina fue lo primero que Anna logro escuchar cuando por fin se calmó. Era la voz de su salvador.

— G-Gracias. — murmuró ella con un hilo de voz.

La oscuridad no le permitió diferenciar bien el rostro de aquel chico, pero un cabello negro como la noche resaltaba frente a ella, al igual que aquellos brillantes ojos castaños. En ese momento se dio cuenta de la posición en la que se encontraban: el cuerpo del chico misterioso estaba en el suelo, con su mano derecha apoyada en la cintura de la chica, y ella sobre él, con ambas manos sujetando con fuerza la camisa de su salvador.

Rápidamente se separó de él. — ¡L-lo siento!

— No tienes que disculparte, pero deberías tener más cuidado la próxima vez, pequeña.

— ¡Oye! — se quejó la peli blanca, haciéndose la molesta — ¿A quien demonios llamas pequeña?

Una gruesa y grave carcajada brotó de la garganta del chico. — Veo que ya se te ha pasado el susto. Entonces, creo que debería irme. Nos vemos.

Él ya se había girado con la intención de marcharse cuando la voz de Anna lo detuvo.

— ¡O-oye, espera! — lo llamó. — No se tu nombre.

— Me llamo Tetsuro Kuro.

— Ikaguya Anna.

Kuro sonrió de lado y alzó su mano en señal de despedida.

— Espero volver a verte, pequeña.

Hola a tod@s, querid@s lectores,

Siento haber estado tan ausente estos días, pero he estado hasta arriba de tareas y exámenes en la universidad, y no he podido actualizar antes.

Supongo que también habréis notado lo poco subido de tono que ha sido este capítulo, y es que quería meter algo de historia para que no fuese todo tan repetitivo.

También deciros que planeo actualizar nuevamente a lo largo de esta semana, aunque el día dependerá de lo amoros@s que seáis con este capítulo UwU.

Sin más dilación, aquí me despido.

Un beso enorme,

Tapikora.

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