Murmullos de Skrain

By Angie_Eli_Carmona

4.2K 723 107

La guerra entre dioses y humanos está en su punto más alto. Las tropas se preparan, los reinos enemigos se u... More

Introducción
Capítulo 1. «Palacio de los horrores»
Capítulo 2. «Reunión no anticipada»
Capítulo 3. «Llegada al infierno»
Capítulo 4. «Las fiestas del despilfarro»
Capítulo 5. «Amor en llamas»
Capítulo 6. «Presentaciones, reencuentros, y pláticas»
Capítulo 7. «Prueba de poder y resistencia»
Capítulo 8. «Recuerdos de la infancia»
Capítulo 9. «Deseos profundos»
Capítulo 10. «Comunicación fallida»
Capítulo 11. «La lectura del llamado»
Capítulo 12. «Las bestias desconocidas»
Capítulo 13. «Ojos hambrientos»
Capítulo 14. «Los gigantes y su historia»
Capítulo 15. «Los espejos del alma»
Capítulo 16. «Roces inconvenientes»
Capítulo 18. «Poder, codicia, deseo»
Capítulo 19. «Astras, gigante de la guerra»
Capítulo 20. «Resurrección maldita»
Capítulo 21. «Nacimiento desastroso»
Capítulo 22. «La influencia del tiempo»
Capítulo 23. «Ejerce la influencia divina»
Capítulo 24. «Camuflaje histórico»
Capítulo 25. «Cinco grandes consejos»
Capítulo 26. «La madre de todo»
Capítulo 27. «Las pistas en lo más mundano»
Capítulo 28. «Influencias divinas»

Capítulo 17. «Siempre fue él»

105 23 4
By Angie_Eli_Carmona

Ranik estaba cansado de sufrir. Sufrir en sueños, sufrir en vida. Sufrir por extrañar a Amaris, sufrir por no saber lo que seguía.

Guerra, devastación, sufrimiento, es cierto que todo parecía estar a la vuelta de la esquina, más, también, que la actitud de Raniya hacía las cosas distintas. Se burlaba de todo, parecía un tanto ajena al mundo que la rodeaba, parecía tener motivaciones, pero al mismo tiempo no le importaban, sí, y la dualidad de esto lo confundía.

Tal vez aquel mismo sufrimiento había puesto a Ranik en un estado de ánimo tan penitente que ni siquiera se había dado cuenta del sufrimiento de los demás. Y es que, entre todos, el ánimo de Varia era tan cambiante, tan flexible, que ni él mismo, que había estado tanto tiempo a su lado, podía leerlo. Aún así, aquel día, después de decidir que ya no sufriría tanto por algo tan complicado, empezó a notar la diferencia en su comportamiento.

Raniya les había dado una nueva misión. Iban a ir por los elfos, sí, pero necesitaban encontrar una entrada secreta, buscar entre los mitos y leyendas hasta encontrar una manera oculta de entrar al Inframundo, de llegar a él sin ser descubiertos por Cara, aquella nueva diosa que mantenía al mundo mortal e inmortal separados, y que en algún tiempo fue una aliada, pero de la que ya nadie sabía nada.

Ahí es donde el asunto se complicó. Todos fueron a la biblioteca, buscando, mientras que Raniya reía y jugaba con su corte. Varia no parecía muy feliz. No hablaba tanto como solía hacer siempre, tenía una mirada vaga y de vez en cuando balbuceaba cosas inentendibles. Parecía estar en cualquier lugar excepto ahí, con Ranik, buscando. Este se inclinó, mirándola fijamente, notando que la penitencia también hacía bellos los rasgos alargados y finos de Varia. Incluso sus labios, fruncidos, tenían cierto aire atractivo aún cuando no sonreía.

Varia se percató de que Ranik la estaba observando. No estaba acostumbrada a eso, a qué él la mirara a ella y no ella a él. Sus ojos, esos ojos celestes y flotantes, del color del agua en su estado más tranquilo, se concentraron en ella con una curiosidad palpable. Ella era la diosa del amor, veía y entendía las emociones de cada ser que la rodeaba. Aún así, le costaba mucho entenderlo completamente a él, porque sus emociones no eran tan terrenales, (las que su poder podía ver, a las que estaba ligado), sino que eran mucho más trascendentales, de esas que hacían que Ranik tuviera una consciencia plena de sí mismo hasta tal punto que ya ni siquiera se preocupaba por su estado físico o mental, sino por el de los demás. Se preocupaba por Amaris, por Connor, por sus amigos, por todos aquellos que habían sido en algún momento importantes para él.

-Di lo que piensas y deja de mirarme -dijo ella cuando ya no pudo contenerse. Mirarlo, así, era demasiado. Ranik siempre había sido atractivo a sus ojos, pero el mismo hecho de que él no sintiera lo mismo que ella, que ni siquiera la notara, ayudaba bastante.

-No pareces especialmente feliz hoy -fue lo que él dijo. Varia sonrió, y él se dedicó a preguntar-: ¿Estás bien?

-Ranik, que parezca que estoy feliz no quiere decir que lo esté. Que no tenga los ánimos para mantenerme bien ante los ojos de los demás tampoco debería de importarte mucho. Sigue buscando.

-Yo... -él se quedó callado, por un segundo, sin saber exactamente qué decir. Nunca la había visto así, con esa actitud, tan seria. Sus ojos ya no tenían nada de amarillento o aquel color cercano al anaranjado, se veían completamente castaños. Mirarla, así, lo dejó incluso atontado.

-Estoy cansada de estar aquí. Si quieres saber algo de mí -se levantó, aquel cuerpo delgado, largo, y esbelto quedó en toda su amplitud frente a él, parecía flotar-, entonces búscame en mi piso.

-No, Varia, por favor -pidió él-. Tienes milenios de vida más que la mía. Debes de saber más de lo que crees, y en algún lugar de todo ese conocimiento está lo que buscamos.

Vari1a sonrió. Parecía que le gustaba que le rogaran, más no era eso. La tenía agarrada de la muñeca, y sus manos, con ese calor que emanaban, hicieron que él se sonrojara antes de que pudiera notarlo.

-Bueno, me quedaré -cedió-, pero, primero, hay que desestresarnos un poco.

Estiró las manos y cerró los ojos. Para cuando los abrió, frente a ellos había una banda, su música resonaba por todo el lugar.

-Esto es una biblioteca, Varia, ten un poco de pudor -dijo Akhor en un tono un tanto malhumorado. Por su parte, Dafaé, que con sus miles de espejos ya había dado todo un espectáculo al mostrar que podía leer más de treinta libros a la vez, alzó su rostro y sus ojos azules brillaron, divertidos.

-Ella siempre es así. Déjala y terminará más rápido, insiste en molestarla y durará más.

Dicho aquello, volvió a su lectura. Connor, que trabajaba en conjunto con ella, hizo un pequeño asentimiento y también siguió con su trabajo. Por su parte, los gemelos le insistieron a Alannah para que bailara para ellos, mientras que Suzzet y Skrain empezaron a tararear de forma graciosa.

-Levántate -mandó Virnea. Por primera vez no estaba concentrada en los demás, sino solo en él, mirando fijamente a Ranik y estirando su mano para invitarlo a que bailara. Él le siguió la corriente. Ella no estaba siendo excéntrica o imprudente, de hecho la música era hasta tranquila para sus gustos habituales, hacía que su baile realmente se concentrara en la relajación y no tanto en el desenfreno.

Ranik se dejó llevar. Ella puso las manos de él en su cintura, mientras que movía los pies pausadamente, un paso delante del otro. Por un momento todo se ralentizó, el tiempo dejó de avanzar, y él tuvo la sensación de que ahí, entre tantas cosas, en realidad no había nada, nada aparte de ellos dos, sus movimientos, roces, y matices.

No bailaron mucho, unos minutos después de estar así, mirándose al otro fijamente, ella cedió, lo tomó de la mano, y terminó aquella presuntuosa cosa que había comenzado. Caminaron entonces a través de la biblioteca, buscando y observando los libros con ojo crítico. Varia no parecía especialmente concentrada, más ya no estaba decaída como minutos antes.

-Tal vez si me contaras un poco de tú anterior vida podría saber más y ayudarte a buscar -dijo él. Varia se detuvo, y, en un tono irónico, contó:

-Akhor, Raniya, y yo, éramos hermanos. Crecimos en un pequeño pueblo muy alejado de la civilización y la vida. Akhor era el mayor, que siempre andaba buscando formas creativas de mantenernos con vida, y Raniya, ella era... -suspiró-. Siempre nos cuidó como una madre a mí y a todos mis hermanos. Ellos ya están muertos, descansando en un mundo muy lejano al nuestro. Nunca los veremos de nuevo.

-¿No dijeron que fuiste una reina, que te casaste con Olemus? ¿Por qué tú sí y no ella?

-Porque huí y negué mi origen, me convertí en todo lo que siempre quise ser, y cuando Olemus regresó de la muerte, ya era una próspera cortesana de la que nadie sabía nada, excepto que era bellísima. Conocí a tantos reyes como no tienes idea, pero nunca, nunca, dejé que me dominaran. Eso fue lo que me hizo famosa. ¿De qué te sirve eso, Ranik? Son mundos distintos, realidades completamente alejadas, tiempos también. Todo ha cambiado.

-¿Y cómo trajeron a Olemus de la muerte? -preguntó Ranik. Varia suspiró, no parecía tener ganas de hablar de eso-. ¿Qué te pasa hoy?

-Yo... -su mirada vaciló por un instante, más al siguiente ya estaba enojada, su cabello flameando y sus ojos también. Mirándolo fijo, contestó-: No te importa.

-No tienes porqué enojarte conmigo. No soy yo el que te puso así, y si fui yo, pues dime qué hice.

-Ser un inútil incompetente -respondió ella. Ranik frunció el ceño, Varia suspiró, luego miró hacia la esquina más cercana, dónde, por el pasillo aledaño, Adaliah y Skrain caminaban. Parecían reír, se miraban fijamente de vez en cuando con cierta complicidad que Ranik no podía comprender-. Me gusta ganar, y en esta competencia lo único que he visto es drama, estupidez, romance, todo lo que le gusta a Raniya, pero en alguien más. Akhor es un iluso, vive viendo a Adaliah, tiene un amor incansable por ella, y ella, en realidad, está destinada a Skrain.

-No puedes decirlo -dijo Ranik, con los ojos fijos en la pareja. Varia sonrió, y, confiada, agregó:

-Lo sé. Sé lo que sienten. Veo la atracción, sí, pero también veo algo más. Sus almas están entrelazadas por algo, algo que los llama y que les dice que se acerquen, pero que no pueden ver. ¿Sabes? La primera vez que yo te ví, que te ví como un hombre, yo creí que...

-¿Creíste qué? -preguntó Ranik. Varia ya no estaba concentrada en la pareja, que de hecho estaba bastante lejos, sino en él. La luz del sol iluminaba sus ojos, aquellos rayos apenas titilantes de la tarde en crescendo. Él no pudo evitar tomar un mechón de su cabello, que estaba cerca de sus pestañas, y acomodarlo. Varia había decidido llevar un pequeño flequillo aquel día, y Ranik no había dejado de tener ansias de acomodarlo. Ella no contestaba, y Ranik se ponía cada vez más ansioso. Sus sentidos hicieron eco, permitiéndole sentir lo que ella, su presencia, y su mismo cuerpo, era. Su respiración, entrecortada, sus labios, entreabiertos, sus manos, quietas. Ella nunca estaba quieta, eso debía ser razón suficiente para que notara que algo estaba distinto aquel día.

-Yo... -Varia no podía decirlo. No había querido admitirlo, ni siquiera para su mente, la mente de diosa que lo veía y sentía todo distinto.

Todo había comenzado un día, temprano, cuando el sol apenas estaba saliendo. El mundo se abría, el verano comenzaba, el calor, abrazador, llegaba a las costas, y Varia estaba ahí, sin ser nada, nada excepto el viento, excepto el calor, o la luz del sol. ¿Se podía ser todo, y al mismo tiempo nada? Ella lo fue. No tenía cuerpo, no había nadie para verla, excepto él.

Ranik. Aquel marinero bello, hermoso, que había percibido su presencia.

-El verano está aquí -había dicho. No había nadie a su alrededor, nadie excepto ella. Entonces lo había sabido, que él, entre todos, era especial.

Varia no podía hablar de eso. No, no lo admitiría. No admitiría que, en aquel tiempo, cuando ella era solo el verano, cuando no tenía cuerpo, casi se pierde a ella misma, excepto porque, cuando casi sucede, él apareció. Apareció con su risa, sus ojos, e inteligencia, con esa forma de amar que nadie parecía apreciar. Un niño dotado entre tanta monotonía, uno en un millón. Un milagro.

-Estoy cansada de no ser nada -dijo-. Incluso antes, antes de todo esto, solo era un títere. No tengo motivo de ser, y sé, muy dentro de mí, que ustedes ganarán, y yo terminaré como nada, a lo que siempre estuve destinada a ser.

-Pero Varia tú no eres nada. Tú eres...

Varia dejó sus instintos ir antes de que las cosas fueran más a lo profundo, que llegaran a lo que realmente sentía. Sí, tal vez recurrió a lo carnal, a besar a Ranik, a dejarle ver qué lo deseaba, más él no sabía que tanto, ni hasta donde estaba dispuesta a ir con tal de tenerlo cerca.

Ranik no se separó, sino que dejó que el beso siguiera, siguiendo, al igual que Varia, sus instintos. En un momento los dos estaban acorralados uno contra el otro, más, al siguiente, con respiraciones inconstantes, rápidas, y cortadas, se separaron.

-No estás usando tú poder conmigo -dijo Ranik. No fue una pregunta, ni una afirmación, más bien lo dijo con sorpresa, porque ni el mismo podía entender como su propio cuerpo había sucumbido de tal manera ante ella. Era algo más que deseo, y él también lo había notado.

-Revivieron a Olemus haciendo un sacrificio en las puertas del infierno, más no cualquiera, sino las más ardientes -Varia entró en conciencia y dijo aquello, como si todo fuera normal, como si el que estuvieran tan cerca no hiciera algún daño en su interior- Dafaé dió su más grande don, y así abrió las puertas, y pudimos entrar, entrar a las cuevas de los espejos.

-Creo que encontramos la respuesta entonces -murmuró Ranik, incrédulo. Estaba sonriendo, sonriendo realmente. No se había sentido así en mucho tiempo, es más, tal vez nunca-. Yo, no sé si esto esté bien, Varia, pero -tomó su mano, luego se sinceró-. Sigo queriendo a Amaris, porque es mi amiga, porque siento que le debo algo. Ella me ha hecho vivir, me dió un poco de su vida, y yo... no es que sienta que le debo ser fiel a lo que sentía, aquel amor, sino que ahora, contigo, todo es...

-Deja de pensar tanto las cosas, Ranik -le devolvió ella-. Déjate llevar.

***

N/A. Y sí, después de miles de años de ausencia he vuelto. Espero que les guste el capítulo y que tengan la paciencia para esperar una semana hasta el siguiente. De verdad vengo inspirada y tengo ya una idea de lo que quiero para esta historia, así que espero su apoyo, y que de aquí nos vayamos suelto hasta el final. ¡Gracias por su apoyo a todos los que comentaron y me dijeron que esperarían a qué volviera la inspiración!

Se les quiere,

Angie.

Continue Reading

You'll Also Like

1.9M 183K 183
¿Qué tan dispuesto estás para renunciar a tu vida por la persona a quien amas? Chase White convive con un pasado oscuro y perturbador con el que de...
35.9K 4.9K 43
Regulus esta dispuesto a todo por el amor que nunca tuvo pero ahora está a su alcance y Severus esta arto de ser la víctima bañado de un villano .. J...
147K 19.5K 68
Sinopsis Tras encender el gas para perecer junto a quienes codiciaban la fortuna de su familia, Lin Yi transmigró a otro mundo, ¡y estaba a punto de...
47K 12.2K 148
⚠️Solo a partir del capítulo 401, primera y segunda parte en mi perfil.⚠️ En un giro del destino, Jun Hao, un despiadado matón callejero conocido por...