𝑨𝑻𝑻𝑨𝑪𝑲 𝑶𝑵 𝑻𝑰𝑻𝑨𝑵...

Από --wind-flower--

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"El amor llega de diferentes formas, puedes sentir amor de manera romántica, fraternal, de admiración. Sentir... Περισσότερα

𝕴𝖓𝖙𝖗𝖔𝖉𝖚𝖈𝖈𝖎ó𝖓
1. 𝕻𝖔𝖗𝖈𝖔 𝕲𝖆𝖑𝖑𝖎𝖆𝖗𝖉
2. 𝕬𝖗𝖒𝖎𝖓 𝕬𝖗𝖑𝖊𝖗𝖙
𝕰𝖘𝖕𝖊𝖈𝖎𝖆𝖑- 𝕵𝖊𝖆𝖓 𝕶𝖎𝖗𝖘𝖈𝖍𝖙𝖊𝖎𝖓
3. 𝕰𝖗𝖊𝖓 𝕵𝖊𝖆𝖌𝖊𝖗
4. 𝕬𝖓𝖓𝖎𝖊 𝕷𝖊𝖔𝖓𝖍𝖆𝖗𝖙
5. 𝕸𝖎𝖐𝖆𝖘𝖆 𝕬𝖈𝖐𝖊𝖗𝖒𝖆𝖓
6. 𝕰𝖗𝖜𝖎𝖓 𝕾𝖒𝖎𝖙𝖍
7. 𝕳𝖆𝖓𝖌𝖊 𝖅𝖔𝖊
9. 𝕭𝖊𝖗𝖙𝖍𝖔𝖑𝖉𝖙 𝕳𝖔𝖔𝖛𝖊𝖗
10. 𝕷𝖊𝖛𝖎 𝕬𝖈𝖐𝖊𝖗𝖒𝖆𝖓
11.𝕾𝖆𝖘𝖍𝖆 𝕭𝖑𝖔𝖚𝖘𝖊
12. 𝕵𝖊𝖆𝖓 𝕶𝖎𝖗𝖘𝖈𝖍𝖙𝖊𝖎𝖓
13. 𝕰𝖗𝖊𝖓 𝕵𝖊𝖆𝖌𝖊𝖗
14. 𝕬𝖗𝖒𝖎𝖓 𝕬𝖗𝖑𝖊𝖗𝖙
15. 𝕻𝖎𝖊𝖈𝖐 𝕱𝖎𝖓𝖌𝖊𝖗
16. 𝕰𝖗𝖜𝖎𝖓 𝕾𝖒𝖎𝖙𝖍- 𝕻𝖗𝖎𝖒𝖊𝖗𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖙𝖊.
17. 𝕰𝖗𝖜𝖎𝖓 𝕾𝖒𝖎𝖙𝖍-𝕾𝖊𝖌𝖚𝖓𝖉𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖙𝖊
18. 𝕸𝖎𝖐𝖆𝖘𝖆 𝕬𝖈𝖐𝖊𝖗𝖒𝖆𝖓
19. 𝕬𝖓𝖓𝖎𝖊 𝕷𝖊𝖔𝖓𝖍𝖆𝖗𝖙
𝕰𝖘𝖕𝖊𝖈𝖎𝖆𝖑 - 𝕷𝖊𝖛𝖎 𝕬𝖈𝖐𝖊𝖗𝖒𝖆𝖓
-Nota bonita que deberían leer ♡
20.𝕻𝖔𝖗𝖈𝖔 𝕲𝖆𝖑𝖑𝖎𝖆𝖗𝖉 - 𝕾𝖊𝖌𝖚𝖓𝖉𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖙𝖊
21. 𝕬𝖗𝖒𝖎𝖓 𝕬𝖗𝖑𝖊𝖗𝖙 - 𝕾𝖊𝖌𝖚𝖓𝖉𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖙𝖊
22. 𝕰𝖗𝖜𝖎𝖓 𝕾𝖒𝖎𝖙𝖍 - Pedido.
23. 𝖄𝖊𝖑𝖊𝖓𝖆
24. 𝕻𝖔𝖗𝖈𝖔 𝕲𝖆𝖑𝖑𝖎𝖆𝖗𝖉
25. 𝕷𝖊𝖛𝖎 𝕬𝖈𝖐𝖊𝖗𝖒𝖆𝖓- Pedido
26. 𝕰𝖗𝖊𝖓 𝕵𝖊𝖆𝖌𝖊𝖗

8. 𝕽𝖊𝖎𝖓𝖊𝖗 𝕭𝖗𝖆𝖚𝖓

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Από --wind-flower--

— ¡No! ¡Basta! ¡¿Por qué?! — los gritos que salían desgarraban la garganta del joven, que luchaba con sus fuerzas para escapar.
Los oídos de él fueron impregnados por el llanto desesperado y palabras pidiéndoles que se detuvieran

— ¡Reiner! —

Reiner despertó agitado después de aquel recuerdo, o pesadilla, realmente ya no lograba distinguir si esos actos fueron reales o no. Su corazón late con fuerza, mientras su cuerpo está temblando y lleno de sudor.

Las pesadillas y recuerdos eran bastante recurrentes desde que había vuelto. Ya habían pasado un par de meses desde la misión de Shiganshina.

Desde ese momento, sus pesadillas se volvieron constantes, tanto que tenía miedo de dormir. Sus ojeras eran notorias, su piel era pálida y delgada. Reiner Braun era como un cuerpo sin vida.

Quería olvidar todo lo ocurrido en la Isla, quería olvidar las muertes que provocó.
Pero por más que lo intentaba, no lo lograba, pues cuando dormía, su mente se encargaba de hacerlo recordar.

Sabía que eso era una forma de pagar su condena, aunque no sentía que fuera suficiente, él merecía morir. Cuando se enteró de la posible guerra de Marley contra la alianza del medio oriente, sintió una especie de alivio interno. Porque eso significaría que no volvería a la Isla hasta que todo terminara y si el rumor de la nueva tecnología contra titanes de las otras naciones era cierta, podía ser una forma de escape y de morir.



De nuevo despertaba exaltado después de ese recuerdo, al igual que noches anteriores, despertaba empapado de sudor, con lágrimas en los ojos y un dolor punzante en su cabeza y pecho. Odiaba ese sentimiento, todos los días era lo mismo: despertar en la madrugada llorando y aterrado.

Deseaba no volver a dormir, prefería pasar las noches con insomnio antes de dormir. Con pesadez, se levantó de la cama, aún estaba oscuro, pero no creía ser capaz de dormir nuevamente.

Tomó un poco de agua que se encontraba en su mesa de noche y se dirigió a la ventana de la habitación. La calle estaba vacía y silenciosa, solo se escuchaba el sonido de los animales nocturnos. Levantó la mirada al cielo y vio la luna en pleno esplendor. Esa misma luna lo acompañó hasta Paradis. Era igual, tanto en su hogar como en la Isla; las estrellas, el cielo, el sol y el viento, todo era igual.

¿Por qué las personas no podían serlo? ¿Por qué dentro de los muros son demonios? ¿Realmente lo que Marley les enseño sobre su raza, era correcta? Reiner no lo sabía, y no quería saberlo.

Años estuvo entrenando como guerrero para dar orgullo y honor a su familia. Ser un guerrero era el mayor logro de cualquier Eldiano, así podría pagar sus pecados como hijos de Ymir.
Pero ese logro, lo volvió un cuerpo sin vida, lo volvió un ser cruel e inhumano, al final, él también era un demonio.

════════ ❁ ════════

Nuevamente una pesadilla lo había despertado, el sol entraba directamente en su habitación. Con cansancio, se levantó y se arregló. Se colocó su uniforme y la banda de color rojo que lo identificaba como guerrero.

"Al menos este uniforme es más fácil de colocar"  Reiner sonrió levemente al pensar en eso, porque realmente era tardado colocar las cintas y arneses alrededor de su cuerpo cuando fue parte de la legión.
Soltó un suspiro y salió de ese lugar, se dirigía al cuartel donde entrenaban a los nuevos guerreros. Realmente no quería que su prima fuera una guerrera, pero él no podía hacer nada para impedirlo. La niña estaba tan decidida en serlo y en heredar su titán.

Reiner caminaba por las calles de Liberio, observando las casas y la gente caminar, ese día estaba más brilloso de lo normal, el cielo se veía más azul, las nubes parecían pintadas y el sol se asomaba ante las montañas. Ese escenario le gustó, todo parecía más bonito ese día.

Finalmente salió del gueto, a pesar que los oficiales ahí lo veían con superioridad y asco. Reiner solo ignoro sus miradas y siguió caminando, ahora el ambiente era más pesado, pues se sentía observado, aunque portara ese brazalete rojo, la gente solo hablaba de lo incompetente que era el portador del titán acorazado.

Él solo se dedicó a ignorar lo que algunos oficiales murmuraban. Se encontraba ensimismado en su mundo, queriendo borrar las imágenes de sus pesadillas, hasta que sintió una ráfaga de viento pasar por cerca de él, una mujer había corrido a su lado, asustándolo momentáneamente.

Vio como algo salió volando de las manos de la mujer, provocando que ella se regresara y se agachara a recoger el objeto, que era una hoja de papel, pero en el momento que lo hizo, algunas hojas que mantenía en su pecho se cayeron, provocando que de regaran en el piso.

Reiner se acercó dando pasos apresurados, para agacharse y comenzar a ayudarle a recoger los papeles.
Ella se asustó un poco al sentir la presencia de alguien más, pero se tranquilizó al ver qué la estaba ayudando, avergonzándose un poco al pensar que la vieron.

Cuando terminaron, se levantaron del piso, mientras él le extendía las cinco hojas que tenía en su mano. Ella tomó los papeles en sus manos tratando de acomodarlas y poner todo en orden.

— Muchas gracias — murmuró, aún concentrada en revisar que todo estuviera bien con esos documentos.

—No es nada, deberías de ir con más cuidado —

La fémina sintió un nudo en el estómago al oír la voz del hombre frente a él, así que de inmediato levantó su cabeza de esos documentos y enfocó su mirada en la persona frente a ella.

"Dios mío"

Ahora se sentía más avergonzada al verlo, pues ese hombre era demasiado alto y musculoso;  con un rostro realmente atractivo. Su cabello era rubio y estaba algo largo, tenía una pequeña barba creciente y a pesar de notar su expresión cansada y unas ojeras bajo sus ojos. A ella le seguía pareciendo extremadamente guapo.

Mientras ella lo analizaba, Reiner hacia lo mismo, el ver a la hermosa chica frente a él se quedó momentáneamente perdido en los ojos de la fémina. Le gustó la forma y el color de estos, además transmitían tranquilidad, haciendo que Reiner se descolocara un poco al ver a alguien tan bonita. La única chica que le había parecido atractiva, fue Christa, que ahora respondía por el nombre de Historia.

Pero la mujer frente a él, le robó el aliento por completo en ese par de segundos, carraspeo un poco al sentir que los ojos de ella lo observaban con detenimiento, hasta que vio como sus orbes se posaban en su brazo. Específicamente en donde portaba la banda de color roja.

Reiner vio como ella retrocedía un poco y volteaba su mirada a otro lado, y lo entendía, sabía porque ella lo hacía, pues de inmediato supo que era una Marleyana. El rubio suspiro y se hizo a un lado para continuar su camino, sin embargo una mano se aferró a su brazo, impidiéndole seguir.

Braun, sorprendido, dirigió su mirada hacia la chica, quien mantenía la cabeza baja y con una mano apretaba fuertemente sus papeles contra su pecho.

— ¿Ocurre algo señorita? — preguntó ante la acción de ella, dudoso de lo que le diría.

La vio removerse un poco nerviosa, pero finalmente soltó un suspiro y elevó su mirada. El portador del titán acorazado sintió su respiración atorarse al ver esos ojos que lo observaban de forma gentil, ella aclaró su garganta.

— Si no es una inconveniente para usted, me gustaría acompañarlo a su destino, como agradecimiento — dijo tratando de mantenerse segura y tranquila ante la presencia de aquel hombre. Usualmente ella no era tan directa, pero sabía que sería imposible verlo de nuevo, pues la banda roja no solo le indicaba que su origen era de la gente de Eldia, sino que era un guerrero portador de algún titán.

— Pero solo le ayude a levantar cinco papeles, no debe agradecer—

La seguridad de la chica se esfumó, sintiéndose avergonzada. Quitó su mano del brazo del rubio y se separó de él, tratando de voltear su cara y que no mirara su nerviosismo ( y desilusión) en su rostro. Asintió levemente con su cabeza y decidió continuar con su camino antes de comenzar a sentirse como una tonta.
Primera vez que se atrevia a hacer una propuesta como esa al ver a alguien tan atractivo e indirectamente le rechazaron.
La idea que tenía era acompañarlo y después de eso preguntarle su hora de salida y tal vez, con el pretexto de agradecimiento, invitarlo a cenar o algo.

Pero claramente no salió como ella esperaba.

Soltó un suspiro y aceleró el paso, se le hacía tarde para su trabajo y probablemente su jefe , que también era su padre, la reprendería por llegar después de las 8:00 de la mañana.

════════ ❁ ════════

(T/N) despertó de golpe ante los gritos de su madre, diciendo que si no se apuraba, volvería a llegar tarde a la biblioteca, donde su padre era el dueño y ella era quién le ayudaba. Se levantó de la cama feliz, había soñado algo verdaderamente hermoso, que tristemente no podía recordar. Pero le gustó esa sensación de felicidad que sintió mientras dormía, realmente no quería despertar, quería seguir durmiendo para volver a soñar lo mismo.

Pero mientras ella despertaba feliz de un gran sueño, Reiner volvía a despertar empapado de sudor, con el dolor en su pecho y su respiración entrecortada. Él ya no soportaba eso, no quería seguir con las mismas pesadillas, quería dejar todo de lado y volver a tener un sueño reparador.

Se preparó para partir nuevamente al cuartel, para después salir y comenzar con su rutina de día a día. No había mucha gente en las calles, solo aquellas que iban con prisa a trabajar. Salió más temprano de lo normal de casa, pues las pesadillas no lo dejaron conciliar el sueño.

El sol aún no se alzaba entre las montañas, por lo que la claridad aún no llegaba del todo.

Llegó al lugar donde el día anterior había ayudado a la chica más bonita que había visto desde que regresó.
Se reprendió mentalmente al recordar cómo sin querer, había rechazado su propuesta y cuando había tratado de alcanzarla, la vio perderse entre las calles de la ciudad, mientras avanzaba a un paso acelerado.
No le quedó más que seguir su camino, pues llegaría con retraso.

Sonrió levemente al recordarla, arrepintiéndose nuevamente, no todos los días una chica ( de Marley, cabe aclarar) le hacía una propuesta como esa.

Se detuvo al verla caminar frente a él, traía un maletín en la mano mientras caminaba lentamente. Sintió su corazón latir rápidamente, al parecer de todo lo malo que hizo, algo hizo bien para que la vida le diera la oportunidad de verla otra vez.

Aceleró el paso, esta vez no iba a desaprovechar la oportunidad.

—¡ Disculpe señorita ! — medio gritó al estar cerca de ella, no quería detenerla de golpe, tomándole el brazo,  pues no quería asustarla.

Vio como ella giraba en su dirección y como sus ojos se agradaban de sorpresa.

— Lamento si el día de ayer le di a entender que rechazaba su invitación — dijo Reiner cuando estuvo frente a ella, a una distancia muy corta, provocando que el corazón de la chica latiera fuertemente.

— No, no tiene porque disculparse, yo —
Pero fue interrumpida por el rubio frente a ella, cortando su respiración al oír lo que le dijo.

— Si me permite, me gustaría acompañarla hasta su destino, señorita —

— Mi nombre es (T/N)—
Le dijo con el rostro colorado y una emoción naciente en su interior. — y acepto su propuesta ... —

— Reiner —

Con una sonrisa ella asintió, murmurando su nombre, grabándoselo en sus labios.

Ambos caminaron entre algunas calles, con un silencio algo incómodo entre ellos. Silencio que el rubio decidió romper.

— y ¿A dónde se dirige? —

— A la biblioteca — respondió con suavidad para verlo al rostro — mi padre es dueño del lugar y yo le ayudo, usualmente el viene más temprano a abrir, así que yo salgo después de mi casa y camino sola a la biblioteca —
"Por favor capta la indirecta".

— Ya veo, realmente su padre se levanta muy temprano —

Un silencio volvió a aparecer, ya faltaba poco para llegar.

— Nunca le había visto, siempre camino por esa calle y no recuerdo ver a alguien similar a usted —

— Voy al cuartel más tarde, solo que hoy decidí llegar más temprano — murmuró él rubio mientras ponía su mano en su nuca. — siempre voy a la misma hora de ayer —

— Entiendo, realmente me gustaría llegar más tarde al trabajo, pero mi padre piensa que una biblioteca es lo más importante de una ciudad, pues en los libros se albergan miles de historias e información — dijo con una sonrisa — y bueno, siempre hay personas que buscan un lugar tranquilo para estudiar o leer, así que hay algunas personas que  desde temprano llegan a la biblioteca —

Ambos se detuvieron al ver qué habían llegado a su destino.

—Joven Reiner, ¿A qué hora sale de cumplir su deber como guerrero? — preguntó ella, mientras de volteaba frente a él para seguir viéndolo.

— A las 7 — respondió con una ligera emoción dentro de él pero que trababa de mantener oculta con una expresión seria en el rostro.

(T/N) se removía nerviosa, pero realmente quería seguir hablando con él, algo dentro de ella le decía que debía estar cerca de él.

— Mi padre me deja ir a esa hora a casa, ¿le gustaría ir a cenar? — pregunto con seguridad, ansiosa de que su respuesta fuera positiva.

Reiner se volvió a avergonzar, sintiendo como su saliva se atoraba cuando iba a dar su respuesta, tosió un poco,  tratando de mantener su cara seria y así poder negarse a su invitación. No es que no quisiera salir con ella, estaba deseoso de hacerlo, pero no podía, no cuándo su origen se lo impedía. 

—Lamento tener que negar a su invitación —

(T/N) se desilusionó ante esas palabras, pero aún con esperanza, siguió intentando.

— Oh, entiendo, entonces que dice de este fin de semana —
Su corazón golpeaba con fuerza en su pecho, esperando que está vez la respuesta fuese positiva. Pero nuevamente la desilusión la atacó al ver qué él negaba. El rostro del guerrero era inexpresiva, una sombra cubría sus ojos y ella juro ver una mirada de profunda tristeza y arrepentimiento.

Y antes de que (T/N) pudiera decir algo, Reiner le deseo buenos días y se fue.
Provocando un nudo en la garganta de la fémina, así que no le quedó más que observarlo irse.

Con el paso de los días, ambos continuaron su rutina, ella ayudando a su padre y él siendo el mismo guerrero de siempre. Pero, algo si había cambiado en la rutina de Reiner y es que sus pesadillas ya no eran sobre Paradis, o la muerte de Marco. No es que hubieran desaparecido por completo, pero eran menos recurrentes. Pues ahora lo que invadía su mente, esa esa preciosa chica que había conocido.

Soñaba con su sonrisa, con su voz. Soñaba con el día que la conoció, soñaba con el día que la acompañó a esa biblioteca, soñaba con la cita que rechazó.

Claro, las pesadillas seguían ahí, y aún había noches donde despertaba llorando, pero, el deseo de volver a ver a (T/N) era mayor. Que poco a poco, sus pesadillas se transformaron en deseos y anhelos.

Ese día, Reiner despertó con el rostro un poco sonrojado y una sonrisa en sus labios, su corazón latía feliz en su pecho y cuando vio su reflejo en el espejo, creyó ver a una persona diferente.

No era el mismo Reiner de hace unos meses quien le devolvía la mirada, en realidad le recordó a aquel Reiner que llegó a ser feliz en Paradis. Su piel se veía más saludable, las ojeras bajo sus ojos habían desaparecido casi por completo, y su mirada cansada y llena de tristeza, fue remplazada con unos ojos brillosos.

Vio la hora en su reloj y se dio cuenta que llegaba a tiempo. Con rapidez se colocó su uniforme y salió de su casa en dirección al lugar que albergaba miles de historias y de información interesante, tenía que llegar a la biblioteca antes de que ella lo hiciera.

Cuando llegó, se detuvo en el edificio continuo a la biblioteca, recargandose mientras trataba de recuperar el aire que perdió por haber corrido.

Se sentía emocionado y nervioso, en ese momento, podía sentir lo que realmente era, un adolescente experimentando un nuevo sentimiento.

Cuando escuchó unos pasos cerca de él, volteó su mirada a esa dirección. La chica frente a él se detuvo mientras lo miraba con asombro. No creyó volverlo a ver y el verlo ahí, parado frente a ella, provocó una calidez en su pecho.

— Hola — le dijo el rubio mientras tenía una tímida sonrisa.

— Hola, ¿Qué te trae por aquí? — preguntó con cierto nerviosismo, el aura que transmitía Reiner era diferente, se veía animado y su rostro parecía tener color y vida. Si antes le había parecido atractivo, ahora más.

— Vine a disculparme por lo de la otra vez, yo realmente quería cenar contigo — Reiner sintió sus mejillas calientes, soltó un suspiro y se preparó mentalmente para volver a hablar — Yo realmente quería ir a esa cena contigo, pero no me pareció correcto, una joven como tú no merece el tiempo de alguien con sangre de demonio como yo, pero, si me das otra oportunidad —

Sin embargo Reiner no pudo terminar la frase, pues ella lo había interrumpido con su risa.

— ¿El que tú seas de Eldia te preocupaba? — (T/N) vio como el rubio asentía con cierto nerviosismo, provocando otra sonrisa en ella — No tienes que preocuparte por eso, siempre he creído que las acciones de tus antepasados no tienen nada que ver con la actualidad, no fuiste tú quien provocó muerte y destrucción en pueblos inocentes, sino tus antepasados —

Eso último que dijo inquietó por completo a Reiner, poniéndolo más nervioso, pues él si provocó muerte y sufrimiento en personas que ignoraban la realidad. 

(T/N) dejó se sonreír al ver cómo la mirada de Reiner se oscurecía con sus palabras, su mirada reflejó culpa y tristeza.

Ahí fue cuando se dio cuenta que dijo algo mal, pues ella por un momento había olvidado esa banda roja en el brazo del rubio. Pero antes de que pudiera disculparse, Reiner habló.

— Yo soy igual que mis antepasados, hace unos meses y hace cinco años provoque mucho caos, dónde personas murieron, personas que quería murieron, pero, solo te pido está oportunidad de salir —

Reiner se sorprendió al sentir el cálido cuerpo de ella. Lo estaba abrazando, mientras le repetía en voz baja que seguía sin ser su culpa y esa acción, hizo que Reiner soltara unas cuantas lágrimas. Aquellas que no pudo soltar cuando mató a Marco, lágrimas que no soltó cuando Bertholdt murió, lágrimas por haber perdido a sus amigos.

Pero, tal vez, solo tal vez, su única condena sería morir dentro de un par de años debido a la maldición de Ymir.

Tal vez, su destino no era morir.

Tal vez, solo tenía que amar.

Y así, ser amado.

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