"El amor llega de diferentes formas, puedes sentir amor de manera romántica, fraternal, de admiración. Sentir amor por tus mascotas o compañeros de vida, amor por tus amistades.
Pero, también el amor puede llegar de una forma diferente, a veces lo q...
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Bertholdt se movía con un poco de angustia en su cama, ya todos estaban durmiendo.
Podía oír los ronquidos de Reiner a su lado y de otros de sus compañeros y también oía a Connie murmurar algunas palabras. Bertholdt era una persona que se dormía temprano y sin ningún problema, pero, los nervios y la ansiedad de estar ahí le estaba provocando insomnio.
Sentía un nudo en su garganta, y culpabilidad. La culpa lo estaba carcomiendo esa noche. Antes de irse a dormir, Eren había relatado lo que había pasado cuando destruyeron la puerta de Shiganshina.
Días atrás Bertholdt les había contado como fue la caída de la muralla para ellos, claramente una mentira, pero si iban a estar ahí, debían pasar desapercibidos.
Realmente no planeaba formar lazos con alguno de ellos, pero Eren y Armin habían tomado demasiada confianza con Reiner y él, estaba seguro que con el tiempo, formarían una amistad.
Sus ojos se cristalizaron por un momento, era su culpa, todas esas personas murieron por su culpa, la madre de Eren fue asesinada por su causa. El rencor que tenía el castaño por los titanes era inmensa, a tal punto de querer exterminarlos.
A Bertholdt le parecían irónicas las palabras de el menor, pues se refería a los titanes como monstruos, si tan solo supiera que por su sangre y sus crimenes fueron castigados. Si tan solo supiera que todos los de esa isla eran monstruos.
Pero él era peor, Berthold les había arrebatado la poca paz que tenían. Sin embargo, no debía porque arrepentirse de eso, eran órdenes que recibieron, eran niños cumpliendo con su deber, eran guerreros que llevarían honor. Y ahora debía estar otros tres años en ese lugar, pero si todo salía bien, lograrían con éxito su misión y finalmente se irían a casa.
Un pequeño dolor se instaló en su pecho, pues al momento de pensar en regresar a su hogar, el rostro de Annie apareció por su mente.
Sacudió levemente su cabeza, como si con esa acción pudiera sacarla de su mente. No podía pensar en ella de una forma romántica, era su amiga y claramente no debía enamorarse. Principalmente cuando tenía a alguien más en Liberio.
