-mami, vas guapísima- dijo su niño del otro lado de la línea, luego de ver la foto que le había prometido enviar.
Ni el pequeño ni su herman melliza lo notaron, pero la situación fue cuanto menos incomoda, con Alba haciendose fotos para enviar al chat de su ex y Claudia recibiendo fotos de su ex mujer con un vestido de noche.
no era algo demaciado espamentoso, a Alba no le parecía ni muy largo ni muy corto, ni muy suelto ni muy ajustado. La verdad es que era un vestido negro, bastante cómodo y sin mucho chiste. Pero solo iba a salir con la Mari y Sabela
-Jo. Muchas gracias cariño- respondió ante el halago del niño.
-vale bebés, ya me tengo que ir. Haced caso a mamá.
- que sí. Somos guenos.- le aseguró la niña.
-tú diviértete mami. -agregó él.
-adios amores.
Salió en cuanto el coche de Sabela paró frente al portal. El bar en el que solían juntarse estaba cerca, pero caminar en la noche (a pesar de que solo sean las nueve) era peligroso para una mujer. Bueno, caminar por la calle a cualquier hora es peligroso y no hacerlo también podría serlo. Una mierda, vamos...
- hola guapa- la mari saludó desde el asiento del copiloto.
...
- ...y la chavala va y me dice 'soy hetero, pero no sé qué me pasa contigo' -María hace una voz que hace que Sabela suelte una carcajada, contagiando a Alba.
Estaban las tres sentadas en un bar pequeño, normalmente era tranquilo, esa noche debía ser la excepción, pues había varias personas y música de fondo.
- nada tía, que yo con las 'heteras' -hace comillas con los dedos.
- no puedo y siempre he dicho que no tengo paciencia para estas cosas...
- peeero -sabela hizo un exagerado gesto con el dedo índice hacia arriba.
- pero yo qué sé, chica. No me apetece dejarla ahí con eso en la cabeza, que lo acaba de descubrir y yo me piro y tal.
- vamos, que ta ha molado de verdad.
- No. Osea, me cae bien y tal, pero aún no lo sé.
- ¿que edad tiene? ¿Trabaja o estudia?
- veintiuno, casi veintidós... es joven, sí. pero eso no significa que sea una chiquilla confundida. Busca algo más serio y estable.
- hablais de los veinte como si tuvieramos cuarenta años...- comentó la rubia
- tú a los veinte estabas preñada de dos- le recordó María a Alba.
- y tú a nada de casarte con Pablo.
- Alba tiene un punto- sabela le dio un sorbo a su coca cola
Alba, Claudia, Pablo y María solían ser Ese par de parejas que siempre iban en par... par de pares.
Vacaciones, navidades incluso habían planeado tener hijos a la vez (nunca de forma seria, pero la idea ahí estaba. Estas cosas que se dicen en broma pero nunca se sabe), pero hubo un pequeño bache en la relación de pablo y maría en el momento en que Claudia y Alba concretaban la idea de tener bebés. Para cuando Olivia y Ander cumplían su segundo año, maría y pablo se separaron definitivamente y un año después lo hicieron Alba y Claudia.
- ya pero tía, tu también podrías darle algo de vidilla a tu coño ¿sabes?
Alba bufó. ya iban a empezar...
- que desde claudia no has estado con nadie.
- Mi coño tiene mucha vidilla- frunció el ceño la más baja.
- vidilla de dedos ajenos digo- aclaró la rubia de pelo largo
El teléfono de Sabela interrumpió la conversación.
- es mi prima, debo contestar -salió del lugar, que tenía música un poco más fuerte de la adecuada para una llamada telefónica.
Alba comenzó a prestar atención a la música cuando una voz que le sonaba de algo comenzó a cantar. Resonaba por todo el lugar por los amplificadores, pero el sonido venía del escenario.
- oye, lo siento -sé apresuró a decir su amiga. Tú a tu tiempo con lo de salir con gente, tía... no quiero que sientas que...
Llevó su vista hacia dicho lugar. Todo fue en cámara lenta; La morena, de pelo corto, a la que estaba acostumbrada ver repleta de aceite para autos, estaba sobre le escenario, con unos pantalones blancos a juego con la chaqueta, y su pelo estaba peinado hacia arriba. Parecía una estrella.
- esta bien mari -dijo aún sin haberle prestado atención a la mitad de su discurso de disculpa. No por enfado, pero había algo (o alguien) que estaba ocupando toda su atención.
Y es que no se lo creía... Nadie diría que podría aparecer frente a su portal, sudada y sucia a pedir usar la ducha.
Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando susurró cerca del micrófono
"don't you ask"
- ¿Que ha pasado? -María había visto a Sabela entrar.
- mi prima se ha puesto de Parto. Tengo que irme.- dijo sacando di ero de su cartera.
- joder, que inoportuna la cría... no hay problema, tía.
- tranquila, Sab. Nosotras nos encargamos- se negó a aceptar el dinero que Sabela dejó en la mesa. Sabela era la persona responsable y con auto que se suponía, las llevaría a casa de la vuelta.
- nada de tranquila. Os pedís un coche de estos que se piden por el móvil y me llamáis cuando estéis en casa. Me voy y no hay discusión, que tengo una prima parturienta.- besó su mano y dio un golpecito en las cabezas de las rubias, como si el beso se pasara de su mano a ellas.
- muchas gracias por escucharme- otra vez la voz de Natalia.
- esta es la última, es una cover de C. Tangana. Espero que la disfrutéis.
Comenzo a tocar la guitarra, su voz era tan suave y a pesar de que no estaba viéndola, Alba sentía que estaba cantando solo para ella. Que solo ella estaba viéndola.
No había oído esa camcion en su vida, pero estaba segura de que, aunque fuera preciosa, jamás se compararía a aquella versión de la chica.
- ¿tu qué crees...? ¿Alba? ¡Alba!
- ¡Ay! ¡Mari, tía!
- ¿no me has prestado nada de atención?- preguntó. Acto seguido, se fijó en la causante de su distracción.
- aahhh, vale, ya he entendido- dijo mirando a Natalia.
- ¿qué? No, no es lo qué cres yo...
- ¡Alba!- Natalia apareció detrás de ambas, habiendo vajado del pequeño escenario.
- hola Natalia.- dijo rápida y nerviosamente.
- hola... Natalia- maría saludó con una sonrisa de quien tiene algo entre manos.
- Soy María, Amiga de Alba. Alba me ha hablado de ti- giñó un ojo.
- encantada... sí soy la nueva vecina de Alba.
- Hala, ¿qué ya se ha muerto Ornella?
- ¡María! No, claro que no.
- ya decía yo que esa señora era reptiliana. No sé con quién lo estaba comentando el otro día...
Natalia contuvo una carcajada, porque se hacía una idea de con quien lo estaba hablando.
- mi furgoneta se ha descompuesto frente a la casa de Alba. Hasta que no la repare, no podré moverme de allí.
-¿y que haces aquí cantando?
- bueno, tengo que comer mientras tanto. Alba ha sido tan amable de prestarme su ducha de vez en cuando.
-sí, alba siempre es tan solidaria- sonrió mirando a la morena de arriba a abajo, incrédula de lo que veía.
- ¿te tomas unas cañas con nosotras? Yo invito.
- aceptó estar con vosotras, pero la caña me la pago yo, que para eso he currado.
se sentaron juntas. La conversación fue más que fluida, ¿pero como no iba a serlo? si maría se empeñaba por activa y por pasiva de que aquellas dos se concentran la una en la otra, aveces desapareciendo por completo de la conversación e incluso del campo visual de ambas, cuando fue a por más cervezas y ninguna lo notó sino hasta que la propia María presumió aquel gesto de bondad hacia ellas.
-estas las invito yo- dijo dejando los botellines frente a ellas.
- no podías no salirte con la tuya, ¿eh?- vaciló la más alta y agradeció levantando un poco su botellín y acompañando este gesto con una sonrisa y un asentimiento de cabeza.
- bueno -continuó con el relato en el que alba no tardó en volver a interesarse.
- los tíos me ven con la guitarra no se como coño supieron que hablaba español pero comenzaron a repetir "despacito" en bucle y termine sobre el escenario cantando despacito sin saberme más que el estribillo y nadie lo notó, como hablaban servio y tal...
Alba no había dejado de sonreír ya no sabía si por la historia o por esas tres cervezas que hacían un gran efecto en su cuerpo poco tolerante al alcohol.
- ¡Joder, es tardísimo! Chicas tengo que cuidar a mi tía Que ha venido de vicita y no puedo volver tarde- mintió maría que llevaba al menos diez minutos siendo ignorada.
- Esto es para su Uber.- le dio dinero a Alba Yo tengo dinero, Alba. No te preocupes -se adelantó al comentario de su amiga.
- nos vemos en otro monento- dijo tan rápido que no dio tiempo a ninguna a revatir absolutamente nada.
Natalia y Alba se quedaron a solas.
- ¿otra ronda? Yo invito- ofreció la más alta.
Alba no pudo negarse a aceptar.
- ¿asi que hoy no estás en modo Mami?- sonrío encendiéndo un cigarro y ofreciéndole uno a la rubia.
- siempre estoy en modo Mami. Puedo compaginarlo con todos los demás modos. -aceptó el cigarro y dejo que lo encendiera.
- ¿y cuales son los demás?...- puso su mano peigrosamente cerca de la pierna de la rubia, sin llegar a tocarla
- pues hay varios -sonrió levantando las cejas, tomó la mano tatuada de la morena y la puso sobre su pierna, como quien no quiere la cosa y expulsó el humo de ESA forma.
- ¿te dedicas a cantar? cambió el tema con una sonrisa de satisfacción al ver que aquel pivón de metro ochenta casi se atragantó con el humo y la cerveza ante aquel gesto y que sus mejillas habían enrojecido levemente.
A pesar de esto, no tardo en recuperar la compostura.
- me dedico a sobrevivir. hago lo que pille. Así me gano la vida. En este bar, en otro, en la calle... da igual.
- ¿desde hace mucho estás allí?
-¿en la furgo? Sí. Es mi casa. Es más acogedora de lo que se ve por fuera... deberías verla algún día.- Natalia decidió jugar a su juego.
- deberías mostrármela.- volvió a expulsar el humo. Todo indicaba que la súper mami no planeaba achantarse.
-pues si quieres verla... deberías compañame.- y ella no sería menos.
...
Fueron andando hasta la furgoneta, porque Natalia la convenció alegando tan solo eran cinco calles repletas de post adolecentes borrachos hablando de sus desgracias o morreandose.
-bienvenida a mi mansión.- dijo dándole la mano para que suba en el vehículo.
-no tendrá una ducha llena de cachivaches de juguete, pero se está bien.
Evidentemente, el lugar no era muy grande y estaba repleto de cosas, pero era muho más acogedor y bastante menos impersonal de lo que la rubia había imaginado.
La cama era relativamente grande, en realidad ocupaba más de la mitas de la furgoneta, aún así no conseguía ser una cama matrimonial.
Alba incluso podía permanecer parada sin Rozar el techo.
-tiene sus años, la restauré cuando tenía como veinte... en unos meses van a ser siete años, pero resiste cómo una campeona.
Hubo un breve silencio en el que Natalia tomó de la mano a la rubia, invitando la silenciosamente a sentarse en la cama (que era el único lugar donde podría sentarse además del suelo y los asientos de conductor y copiloto).
Cruzaron miradas por casi dos segundos. Mientras la morena estiraba su brazo y acomodaba un mechón de pelo detrás de la oreja de Alba. sin poder evitar rozar su fina piel con las llemas de los dedos
Alba creía que pasaría lo que creía que pasaría, pero hacía tanto que no se veía en aquella situación que nada le parecía enrealidad muy claro.
- vale, me estás poniendo nerviosa, si quieres te como lo boca y lo que quieras que te coma ahora, pero dímelo- soltó de repente. Porque su paciencia era, para algunas cosas, casi infinita. Pero no era el caso.
- comeme lo que quieras, rubia. -respondió quitándose la camiseta y la chaqueta de un tirón, dejando ver un sujetador de encaje que alba no dudó en acariciar, dejandole a la morena, la confianza para besar el cuello de la rubia y descubrir lo que parecía ser una nueva droga.