Conociendo lo prohibido ©️ (E...

NarcirisFerrerV द्वारा

550K 32.8K 13.8K

TRILOGÍA HÁBITOS INSACIABLES. (Libro I) Vanessa apenas empieza a separarse de la sobre protección y tabúes d... अधिक

Conociendo lo prohibido
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6^
Capítulo^7
Capítulo^8
Capítulo 8/2
Capítulo 9^
Capítulo 10^
Capítulo 11^
Capítulo 12^
Capítulo 13^
Capítulo 14^
Capítulo 15^
Capítuto 16^
Capítulo 17^
Capítulo 18^
Capítulo 19^
Capítulo 21^
Capítulo 22^
Capítulo 23^
Capitulo 24^
Capítulo 25^
Capítulo 26^
Capítulo 27^
Capítulo 28^
Capítulo 29^
Capítulo 30^
Capítulo 31^
Capítulo 32^
Capítulo 33^
Capítulo 34^
Capítulo 35^
Capítulo 36^
Capítulo 37^
Capítulo 38^
Capítulo 39^
Capítulo 40^
Capítulo 41^
Capítulo 42^
Capítulo 43^
Capítulo 44^
Capítulo 45^
Capítulo 46
Capítulo 47^
Capítulo 48^
Capítulo 49^
Capítulo 50^
Capítulo 51^
Capítulo 52^
Capítulo 53^
Capítulo 54^
Capítulo 55^
Capítulo 56 ^
Capítulo 57 ^
Capítulo 58^
Capítulo 59^
Capítulo 60^
Capítulo 61
Capítulo 62^
Capítulo 63^
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 20^

9K 561 420
NarcirisFerrerV द्वारा


Islandia
Ceremonia de bodas

Vanessa

Desde que bajé del auto cada rosa, mesa o arreglo que he visto ha sido asombroso, sin duda es la boda de los sueños de una chica de la clase de Diana.

Las personas en el lugar visten muy elegantes y no puedo evitar sentir las miradas recaer sobre mi llamativo atuendo. El vestido negro que elegí resultó ser más de lo que esperaba, cuando lo probé en la tienda no recuerdo que mi busto se notara tanto, por otro lado me siento mal conmigo misma luego de analizar las últimas noches, una estuve de tragos muy campante con Diana y luego volví a tener sexo con él.

Me muerdo los labios solo de recordarlo.

—Nosotros iremos delante— indica Lisa luciendo un vestido amarillo y llevando el pelo recogido junto a un maquillaje sencillo.

—Puedo ver todo tu pecho.—musita Pitt vestido de negro acercándose a mi costado mientras arregla su corbata.

—¿Y?—le corto los ojos, pensé que no se dirigiría a mi por el resto del día.

—¿Intentas hacer que no me case distrayéndome así?—ladea un poco la cabeza viéndome mi escote.

—¿Y recuérdame por qué querría que hicieras eso?

—Mejor cúbrelo o estos idiotas pasaran toda la noche detrás tuyo.

—No haré eso.

—¿No lo harás?—repite en un tono bajo.

—Eso dije.—recarco.

—Últimamente estás muy rebelde.—se acerca sin dejar de ver mis ojos como si buscara intimidarme y no le mantengo la mirada.

—Pitt—lo llama una señora vestida de rosa y él detiene sus pasos—querido nieto que bueno verte—se acerca al castaño dejando un beso sobre su mejilla.

—Pienso lo mismo—le da una sonrisa arreglando su cabello.

¿A caso no pudo terminar de arreglarse antes de salir? ¿Qué acaso olvida que es su boda y todos tendrán los ojos sobre él?

La señora de pelo blanco se queda viéndome.

—¿Y esta belleza quien es?—me da una sonrisa dejando ver sus dientes algo amarillos.

—Su nombre es Vanessa, Vanessa Dolan— me presenta.

—Mucho gusto.—digo devolviéndole la sonrisa.

—El gusto es mío cariño—hace un gesto de cortesía—¿negro eh?—le da un vistazo a mi vestido sosteniéndola la tela.

—Ah si, era lo último que quedaba en la tienda.

Pitt bufea.

—Ya veo—la señora arrastra la lengua—te ves hermosa, Pitt—se voltea hacia él—hay algo que me gustaría discutir contigo antes de la ceremonia.

Él endurece el rostro.

—Claro—termina de acercarse a mi—¿podrías realizar el nudo?—me pide clavando esos ojos azules sobre mis labios—y haz algo con ese escote.—espeta viendo mi pecho.

—Haz algo con tu existencia—Volteo cortándole los ojos empezando a caminar por el lugar arrepintiéndome un poco del vestido pero ya no me queda de otra además siento que expresa muy bien el sentimiento que particularmente ahora me gobierna.

Hay casi tantas cámaras como rosas, algunas sillas y la típica música de fondo.

Las escenas donde una chica vestida con vaqueros entra interrumpiendo la boda no dejan de llegar a mi mente, el juez diría algo como: si hay alguien que no este de acuerdo con esta unión, que hable ahora o callé para siempre y justo ahí aparece ella gritando: detengan todo, esto no puede ser, él y yo nos amamos mientras corre hasta lanzarse sobre él.

Pero solo son cosas de películas supongo.

Camino hacia Lisa tomando asiento junto a ella hasta que escucho algunas campanas empezar a sonar. Pitt también acaba de tomar lugar y no deja de darme miradas incomodas, los ojos de su tío no tardar en colocarse sobre mí.

Me pongo de pies al ver que todos lo hacen y volteo para ver a la novia vestida de blanco con una tiara sobre su cabeza caminar junto a un señor de pelo negro y algunos cincuenta años quien supongo es su padre.

Ambos caminan por encima de los pétalos blancos tirados sobre el suelo.

La expresión de felicidad y orgullo en su cara me da asco, si solo supiera con quien realmente se va a casar no estaría tan campante.

Ambos llegan al altar y Pitt se acerca al cincuentón quien murmura algo a su oído mientras el castaño no tarda en tenderle la mano a su prometida quien en unos minutos será su esposa.

Diana no deja de sonreír y siento como un nudo empieza a formarse en mi pecho.

¿Qué diablos hago aquí?

—Hoy nos encontramos aquí reunidos—comienza el juez—para celebrar la unión de esta hermosa pareja, Pitt Lennox y Diana Morfis quienes afirman ante ustedes su deseo de entrar en este pacto matrimonial y compartir todas sus alegrías como tristezas.

Felipe le da una mirada extraña a Pitt, mientras él sonriente voltea ver a su suegro.

<<Familia de locos>>

—Pitt Lennox Arias, Aceptas a Diana Jenn Morfis como tu esposa, para vivir con ella, amarla, honrarla y consolarle en la salud, enfermedad, prosperidad, adversidad y mientras vivan renunciaras a todas las otras conservándote solo y para ella?

¿Es en serio? ¿Conservarse? ¿Es que a caso no han visto la cara de puto que se carga? Es obvio que el sujeto lo primero que hizo al nacer fue asegurarse si traía vagina o pene.

Siento como mi corazón va a mil mientras veo a ambos estar de rodillas tomados de la mano.

Empiezo a desear que voltee aunque sea una sola vez. Déjame ver tus ojos antes de...

—La acepto—lo escucho decir y algo en mi pecho se hunde—Yo Pitt te recibo a ti Diana como mi esposa y prometo serte fiel y cuidar de ti en la riqueza, pobreza, salud como en la enfermedad todos los días de mi vida.

Mi corazón cae ante algunas punzadas que han logrado alcanzarlo, trago lento y amargo cuando su unión se funde en un beso.

Es como si muy dentro de mi estuviese esperando inconscientemente que dijera que no, ¿por qué? ¿Qué ganaría yo con eso? No es como si él tuviera afecto por mi, Pitt no es hombre para mi ni yo mujer para él, ambos somos como el agua y el aceite. Es cierto que ha sido excitante y entretenido pero no más que eso, mi corazón no puede empezar a sucumbir ahora con esa clase de sentimientos.

No por él, no lo permito, no lo quiero.



-PITT-

Y así declaro el inicio de una nueva partida en medio del infierno.

Ahora según un papel con par de firmas sobre el Diana es mi esposa, y supongo que todos deben estar contentos, después de todo lo que querían ya se cumplió.

Por años había estado corriendo de esta unión hasta que el día por fin logró alcanzarme.

Hasta ahora los Morfis han sido la familia más rica y poderosa de toda Islandia sin incluir su influencia por el resto del mundo, hace unos treinta años era todo lo contrario, se podría decir que los Lennox eran los dueños del mundo hasta el momento donde todo se desmorono.

Lo siento por Diana pero esto no será pasteles y pura miel como ella espera.

Los errores del pasado que aun queman, las malas decisiones, los enemigos que aun se conservan, que hoy todos rían y celebren, ya que el diablo nunca revela todas sus cartas de golpe.

—Pitt felicidades por la boda—Felipe se acerca con dos copas en su mano—ahora lo siguiente será empezar con lo acordado, los Morfis nos entregaran los conductos y nosotros nos encargaremos de hacer que produzcan.

—¿Nosotros?—enarco una ceja divertido—eso suena a complicidad y la verdad es que prefiero algo más fuerte—rechazo su oferta—tal vez whisky—le muestro el vaso en mi mano llevándolo a mi boca.

—Solo espero no te vayas a emborrachar y hacer un espectáculo.—espeta a mi lado.

Cállate perro, el simple hecho de tenerte cerca me asfixia.

—¿Por qué no? es mi boda—le doy dos golpes sobre el pecho—relájate o nunca conseguirás mujer—me burlo del maldito.

—Todo ha salido bien, me alegra—reconozco la tosca voz de Derek, el padre Diana, ahora mi suegro.

—Así es—celebra Felipe recibiéndolo.

Todos parecen multiplicarse como cucarachas.

—Con su permiso, dejaré a ambos disfrutar de su hermosa y grata compañía—coloco el vaso vacío en manos de Derek—siempre tan complaciente querido suegro—le sonrío de lado y me alejo.

—¿A donde vas?—aparece Lisa metiéndose en mi camino.

—Donde sea que no estén—señalo hacia el jardín sin detenerme .

—Pitt—me llama en ese tono que sabe no me gusta.

—Ya lo sé.

Lo sé muy bien querida hermanita. Todo debe salir bien o todo nuestro esfuerzo habrá sido en vano.

Suspiro.

Por estas cosas es que no quería estar a cargo, pero ya que no se puede hacer nada con el asunto por lo menos hagamos un poco de desorden aquí.

El jardín se encuentra todo iluminado, no entiendo para que tantas rosas, unas cuantas habría estado bien, ni que fuera un maldito funeral, aunque para ser sinceros podría ser.

Ambas partes invirtieron mucho en esto, cada detalle según Diana soñó y pidió.

Me enfoco en el gran bizcocho de tres pisos en medio del lugar, me acerco minuciosamente, todos parecen estar distraídos con la música, tomo el cuchillo y digamos, lo introduzco en el.




-VANESSA-

Lisa se ha movido junto a un grupo de invitados dejándome por mi cuenta, como lo he estado casi todo el tiempo. El lugar se ve bastante animado, hace rato no veo a Pitt quien seguramente anda de apasionado con su esposa.

Me siento a solas alejada de la gente ya que no conozco a nadie más que a mis supuestos jefes. Siento que me congelo con la mayoría de mi piel expuesta, es que solo a mi se me ocurre.

Intento mantenerme caliente tomando algo de vodka y no entiendo como es que a la gente logra gustarle esto, prefiero totalmente la cerveza.

—Hola linda,—siento una mano caer sobre mi hombro junto con un asqueroso aliento a nicotina, ¿por que tan sola? ¿quieres algo de compañía?

Lo quiero es golpear a alguien.

—No gracias.—muevo mi hombro dejando caer su mano sin molestarme en voltear a verle.

La verdad es que en este momento prefiero estar en cualquier parte del mundo menos aquí.

Me levanto dejando el trago sobre la mesa.

—Vamos no seas así, es una boda y tú con esa cara larga—insiste siguiéndome.

—Ya te dije que no—adelanto el paso y siento como una mano fría sostiene mi muñeca.

—¿Qué haces?—estallo intentando soltar su agarre, todo en mi esta que arde y que ahora aparezca un idiota borracho a querer molestarme solo hace que me enfurezca más.

—Solo hablaremos, no te hará daño.—se burla mostrándome su asquerosa lengua.

—Ya te dicho que no.—intento soltarme.

—Vamos, dime cuál es tu nombre—me retiene.

—Pitt Lennox, tipo de sangre A negativo, nacido el 5 de mayo, Tauro y 27 años —aparece el idiota sujetando el brazo del que me sostiene—ahora ya puedes largarte de mi fiesta—suelta su brazo dándole un leve empujón.

—Solo estábamos hablando.—expulsa el tipejo dando unos pasos atrás.

—Si lo tengo que volver a repetir romperé todos y cada uno de tus huesos,—tensa su mandíbula—además no parece que ella lo haya disfrutado.—mueve la cabeza hacia mi.

—No era necesario que hicieras eso.—comento interrumpiéndolo después de aparecer como si fuera mi héroe.

Mueve la mano en el aire viendo al sujeto indicándole que se largue logrando que este se aparte algo perturbado.

—Tal vez no pero ya lo hice y hecho esta—da media vuelta hacía a mi—te dije que cubrieras ese vestido.—sostiene el tiro del vestido.

Le corto los ojos.

—Si lo dijiste, pero no lo hice.—me tiemblan los brazos, el frío está acabando conmigo pero no pienso dejar que lo note y darle la razón.

—Y justo ese ha sido el problema.—me reclama molesto.

—A mi no me pareció un problema.—me burlo alejándome de él.

—Maldición Vanessa,—me sujeta—ese sujeto tuvo sus asquerosas manos sobre ti, y ya me encuentro lo bastante inquieto así que para de provocarme.

—No te he pedido que hicieras nada por mi, si debes hacer algo por alguien ve y hazlo por quien ahora es tu esposa.

No dejo de sonar como una mujer dolida pero no me importa.

—No te equivoques— advierte sosteniendo mi barbilla—Lo he hecho porque quise y por lo que ya te he dicho, eres mía, métetelo en la cabeza.

—No soy de nadie —le doy un manotazo— Y menos mujer de un solo hombre.

—¿Qué?

Así es.

—Lo que escuchaste —empiezo a alejarme dejándolo parado a solas como lo que es, un idiota— Y Pitt —lo llamo sin voltear a verle— Felicidades por tu boda, espero tengas una larga y placentera luna de miel.

¿Doncella pasional? ¿qué soy suya? y no sé que más mierdas ha dicho.

—Lo sería si vienes a mi cama está noche—vocifera como si estuviéramos solos en el planeta.

¿Esas son la clase de cosas que un hombre recién casado debería decir? ¿cuando todos los ojos están sobre él?

—Deja de soñar despierto.—respondo.

—No lo hago, te esperaré.

—Haz lo que quieras.

—Créeme que siempre lo hago.

No esta vez, no conmigo.

Camino fuera del lugar frotando mis brazos, supuestamente hay calentadores alrededor del lugar pero no logro sentir que realmente estén trabajando, quiero volver a mi isla y quejarme por el calor, el frío no esta hecho para mi.

Veo al chofer que nos trajo junto al auto y le pido llevarme de regreso, con suerte mañana podre volver ya que Pitt estará de luna de miel y no tendré porque estar aquí, no creo que Lisa me necesite, desde un inicio desconozco si ella realmente me quiere aquí.

—¿Ya te vas? —la abuela de Pitt aparece tomada del brazo de un joven.

—Si, no me he sentido muy bien —mis brazos no dejan de temblar.

—Está bien, pero Pitt informó que todos permaneceremos en la casa y supongo que eso también te incluye a ti —suelta ella acercándose a mi.

—No lo sabía —mis labios tiemblan.

—No te preocupes, el chofer te llevará y espero luego podamos tener una conversación, me gustaría escuchar más sobre ti Vanessa, y no te preocupes, allá no hace tanto frío como aquí, aunque para serte sincera esta es la época más acalorada.

—¡Ja! —se me escapa— Debe ser difícil.

Ella sonríe y se da la vuelta mientras yo entro en el auto.

                                  〰️〰️〰️〰️

Al llegar a la casa una muchacha muy cordial me guía hasta la que se supone es mi habitación, no comprendo como es que quiere que todos nos quedemos juntos cuando se supone debería quedarse a solas junto a su esposa.

Al entrar me sorprendo al ver mis cosas a un lado de cama.

¿Pitt pidió mover todo hasta aquí? ¿De verdad también tengo que compartir la misma casa que él mientras soy consciente que se folla a su esposa?

Suspiro tomando la maleta y colocándola sobre la cama.

Confirmo que no falte nada y al abrirla lo primero que veo son las argollas y no comprendo porque aun las tengo.

—¿Te gustan?—escucho una voz a mi espalda y de inmediato reconozco la voz.

¿Qué hace aquí y cómo rayos es que llego tan rápido?

—¿Qué haces aquí?—camino alrededor de la cama buscando con que cubrirme.

—Salí en cuanto te vi subir al auto—confiesa dejando el seguro sobre la puerta.

Lo veo quedarse viéndome parado con las piernas separadas y las manos dentro de sus bolsillos.

—¿Podrías decirme que hago aquí?—busco en sus ojos una respuesta que no encontraré—¿No se supone que deberías de estar haciendo a tu esposa ver estrellas?

Bufea.

—Después de una tarde tan aburrida al menos espero divertirme un poco está noche—se encoge de los hombros.

—¿Dónde está tú esposa?—inquiero volviendo a meter todo de regreso a maleta.

—No lo sé.—camina dentro de la habitación.

—Parece ser una buena chica, no le vayas a romper el corazón.

Para ser honesta no me importa lo que hagas con su corazón.

—Si me pides eso entonces tendré que romper otra cosa, para quedar a mano digo.—suelta divertido pasando un dedo sobre la cama.

—Entonces regresa con ella.

—Deja de hablar de ella, es molesto, odio cuando haces eso.

—¿Hacer qué?

—Por qué no dejamos las preguntas y me muestras un poco más de lo de la otra anoche.

Volteo los ojos y me dirijo hacia la puerta abriéndola, no soy tan estúpida para dejar que algo pase esta noche o en el futuro, si acepto eso me convertiré en una verdadera zorra sin dignidad.

—Vamos sal, lo que buscas no lo encontraras aquí—espeto sosteniendo la puerta.

Él bufea y se apresura en llegar a mi, retrocedo sin poder evitar que su mano llegue a mi cuello.

—Déjame o gritaré—le advierto viéndolo.

—Déjame escucharte, me gusta cuando gritas—sus labios rozan mi cuello y puedo sentir como mi cuerpo empieza a calentarse.

—Aléjate—lo empujo con fuerza y él se lanza sobre mi acorralándome contra la pared.

Sus labios se acercan a los míos devorándolos en un salvaje beso que destroza mis labios, hay tanta vehemencia en sus mordidas que siento me hará sangrar.

Mis nervios se disparan mientras siento todo de él junto a mi, no puedo dejar que la adrenalina que empieza a desatarse en mi me controle, ya no, esa es una línea que nunca cruzare, durante mi corta vida he visto muchas relaciones echarse a perder por terceros y yo no seré uno, definitivamente no dejaré que Pitt me utilice así.

—Esto ha sido una pequeña muestra de porque eres mía.—murmura junto a mis labios.

Bufeo.

—No soy tuya.—aclaro nuevamente.

—Lo eres, tú eres mi...

Se detiene dejando de verme a los ojos.

—No soy tú nada.—busco su mirada.

—Lo eres, no seré el único en este día que pasó a ser de alguien más.

—Tú eres el de la alianza en su mano, no yo, y por cierto, hay algo de lo que debo informarle señor.

—Puedo poner una en la tuya si ese es el problema.—me interrumpe.

¿De verdad no puede ser más arrogante y estúpido?

—Si creías que aun después de casarte seguirías con estos jueguitos te equivocaste, si decides continuar actuando de esta manera lo primero que verás al regresar de tu luna de miel será mi carta de renuncia sobre tu escritorio—le informo convencida de lo que digo—yo no tengo vocación de alfombra para que pases por encima mío cuando quieras—lo alejo—ahora por favor vete de mi habitación.—vuelvo a sostener la puerta.

—¿Cuánto alcohol has tomado?—inquiere hundiendo el ceño.

—Pitt estoy hablando en serio, ¿por qué crees que de todos los colores en el arcoíris me iré a fijar el que ya está ocupado?

Bufea.

—Volvemos con eso, ya te dije que yo...

—Tú nada, no me interesa, así de simple. Vuelve con tu esposa y empieza por respetarla.

—¿A caso crees que eres la única mujer sobre esta tierra?—espeta divertido.

—No me interesa ser la única si tu serás mi compañía.

—¿Estás celosa?—se burla.

—¿Cómo estaría celosa? jamás me permitiría sentir algo por ti.

—Pero si que te has permitido sentir otras cosas de mi dentro de ti.

—Tampoco es como que seas el único que pueda hacerme sentirlas... incluso mejor.

Bufea.

—Inténtalo—su agarre en mi brazo amenaza con ser más fuerte.

—No estaba buscando tu aprobación y sin más ya vete, quiero dormir.

Ahora es donde todas las reglas del juego cambian, si Pitt creía que haría lo que quiera conmigo le demostraré que yo siempre he sido la del poder.


-PITT-

—No iré a ningún lado—repito sosteniéndola contra la puerta.

—Perfecto, entonces te puedes quedar el lugar—dice zafándose de mi agarre y saliendo hacia el pasillo.

—Vanessa—la sigo—Vanessa detente y ahórrame el numerito.

—Pitt, ¿por qué los gritos?—me llama Lisa quien creí se había quedado en la fiesta pero ahora aparece en el pasillo.

—Nada—me detengo perdiendo a Vanessa de vista entre la escalera, ¿qué haces aquí?—volteo a verla—creí que te quedarías hasta que todo acabara.

—¿Por qué haría eso si tú estás aquí corriendo detrás de tu secretaria?—se queja—ya te lo advertí.

—Entonces no es necesario que lo vuelvas a repetir—me llevo las manos a la cadera—¿algo más o ya te irás a tu habitación?

—Eso hacía.

—Bien, termina de hacerlo—empiezo a caminar hacia la escalera.

—Pitt—vuelve y me llama en ese tono—ella aún no puede saberlo, no hasta que todo este terminado.

—Buenas noches Lisa.

—Diana llegará pronto, no lo olvides—vocifera cuando me encuentro en el ultimo escalón, esta casa es lo bastante grande como para perderte entre los pasadizos sin ser consciente de ello, y Vanessa justamente tuvo que darle un arranque por descubrirlo, si no hubiera sido por la aparición repentina de Lisa podría evitarme esta absurda búsqueda.

Legalmente este lugar debería ser mío, al menos eso estipula el testamento de mi padre, aun así hasta ahora estando consciente de todo el fraude he decidido dejarlo un poco más de tiempo en manos de mi abuela Matilde y su hijo bueno para nada Felipe, ellos se enorgullecen del apellido que los mantiene demostrando estar dispuesto hacer cualquier cosa y llevarse a quien sea por delante para lograrlo.

Hay veces a las que al enemigo hay que aplaudirle todos sus chiste hasta el momento correcto donde puedas arrancarles la garganta evitando que puedan gritar por auxilio y se ahoguen en su propia miseria.

—¿Cómo es que siempre haces para llegar a los lugares donde menos debes estar?—pregunto viéndola tratar de abrir la puerta del pasadizo—nunca lograrás hacerlo así.

—¿Y cómo salgo de aquí?—pregunta inquieta con el vestido negro lleno de telarañas.

—Conozco una salida directa a mi habitación, ¿quieres que te la muestre?

—Eres un idiota—empieza alejarse entre la oscuridad del lugar, entiendo que este molesta, la metí en todo esto y ella aún no tiene ni idea, se pregunta que hace aquí sin saber que ya cumplió con su papel original.

Desde que la vi lo supe y Lisa quien no estuvo muy segura al inicio terminó aceptándolo.

Logro encender las viejas bombillas que aún funcionan logrando ver como ella va por allí como si conociera todo el lugar.

—Deberías detenerte, una vez escuché que por aquí habían algunas ratas gigantes.

—Te equivocas de chica si crees que eso me asustara—vocifera mientras intenta sostener su vestido.

—No te las quites aquí—la detengo de quedarse descalza en el lugar—podrían haber trozos de cristales por ahí.

—¿Por qué habrían cristales por aquí?—continua removiendo las zapatillas.

—¿Por qué siento que últimamente haces lo que quieras? si te lo digo es porque es así.

—Dices muchas cosas y no todas son ciertas.—remueve uno de sus calzados.

—Solía beber y fumar por aquí—confieso mientras ella resopla.

—Ni sé porque me sorprende—se queda descalza empezando a sacudir su vestido.

Observo el lugar estar repleto de telarañas y supongo que hace años nadie entraba en ellos.

—Te mostraré algo—digo tomando su mano haciéndola seguirme.

—No ire a ningún lado contigo.—ella jala su mano dejando mi agarre.

Me acerco a ella y la levanto colocándola sobre mi hombro, me desespera la actitud que ha tomado y no tengo intención de perder el tiempo.

—Es aquí—espeto bajándola después de sentir sus puños destrozándome la espalda.

Limpio la pared buscando donde se encuentra hasta lograr verlo—Acércate—pido y ella empieza a alejarse hasta que logro tomarla de la mano y hacer que regrese y lo vea—son sus letras—muevo las botellas vacías y cigarros del suelo.

—¿Qué y de quienes?—suelta con desdén.

—Mis padres—musito reconociendo que este es el único lugar donde realmente no quería volver a estar, pero ella tuvo que entrar aquí tentándome a querer volver a verlo—la primera es de mi madre.

"Aquí es donde crece y se esparce, es donde me declaro por siempre tuya y tú mío, donde los hermosos frutos de nuestra pasión han de ser felices, es donde dispongo todo de mi como tuyo, que todos sean testigos de esto que quema como el fuego y ha de sobrevivir a toda futura gerra hasta que desfallezcamos como lo que somos, dos amantes dispuestos a pelear contra lo que sea sin miedo a la nada."

—No logro entender lo que dice la segunda—espeta moviéndose por el lugar—¡Mierda!—grita y la veo elevar el pie ensangrentado.

—No te lo dije—reclamo removiendo el vidrio del pie.

—Hazlo despacio.—se queja empujándome.

—No te quejes y camina, salgamos de aquí.

—Pero aún no he leído el otro, quiero saber lo que dice.

—Conozco lo que dice, te lo contaré cuando estemos fuera de aquí—la levanto sobre mi pecho sosteniendo sus dos piernas a mi costado—¿Entonces ahora si estás dispuesta a que te muestre mi habitación?

—Estúpido, si no hubiera sido por ti no estaría aquí y no me hubiera pasado esto.

—Tú fuiste la que bajo las escaleras como loca, eso es peligroso, ¿sabes?

Me muerde el pecho.

—¿Por qué no usas esos dientes en otro lugar?

Intenta bajarse.

—Te dije que el lugar estaba lleno de cristales, ahora no te quejes y déjate ayudar.

—No lo necesito.

—Aun así te la ofrezco.

Salimos del pasadizo llegando a la cocina donde espero encontrar un botiquín, Lisa debe estar encerrada en su habitación y el resto no llegara en un largo rato, o hasta que se den cuenta que no estamos aunque seguro intentaran mantener las apariencias quedándose un largo rato.

Tomo a Vanessa sobre mi hombro cuando noto que intenta poner resistencia, no la puedo tener por ahí regando el lugar de sangre.

—Siéntate —digo dejándola caer al lado de la cama— Muéstrame el pie.

Se niega.

—Muéstramelo y quedáremos a mano, no me gusta deber favores —me agacho quedando al nivel de sus rodillas removiendo el lado abierto del vestido levando el pie ensangrentado— No recuerdo muy bien pero creo que tomé algunas dos clases de sutura.

—¿Que? —jala el pie inclinándose para verlo.

—No es momento para ser cobarde —jalo el pie de regreso tomando el algodón y alcohol— No dolerá casi nada —humedezco el algodón limpiando la herida.

Ella se queja.

—Creo que por aquí vi algo de hilo... —rebusco dentro del botiquín.

—Ni creas que convertirás mi pie en una de las próximas piezas de Frankenstein —expulsa intentando soltar el pie de mi agarre.

—Deja de pelear —me levanto haciéndola recostarse sobre la cama— Solo serán unos seis puntos—miento viéndola asustarse— O quizás diez, todo depende de cuanto recuerde —empieza a patearme con ambas piernas— Detente o serán dieciséis —sostengo sus piernas inclinando su pie herido sobre la cama— No  es nada profundo, pero si debes cuidarlo o se infectará.

—Eres un idiota —suelta volviéndome a patear.

—Aun así estoy de regreso a tu habitación. —vuelvo agacharme terminando de limpiar la herida, colocando algo de gasa y cinta adhesiva bajo el piel.

—Y te irás.

—No lo creo. —coloco todo dentro la caja.— ¿Por qué haría eso?

—Ya te lo dije.

—Dijiste muchas cosas, por ejemplo eso de no solo de un solo hombre, ¿Qué es eso? —pregunto viéndola revisarse el pie.— Vanessa.

Se levanta y camina hacia a mi.

—Soy Vanessa Dolan, no pertenezco, por ende no soy de nadie —sostiene el cuello de mi camisa con ambas manos guiándome a centímetros de ella— Soy  libre de hacer y hacerlo con quien quiera, gracias por lo que me has enseñado hasta ahora, lo he disfrutado—habla sobre mis labios lo que me resulta bastante  excitante por la actitud que tiene— Pero nuestro juego ya se acabó y no me quejo, hubo buen servicio pero ya puedes irte, hay más en la cola.

Eso es lo que tú crees.

—¿En serio? —mis brazos la rodean de la cintura estando a centímetros de su boca— ¿Crees que será tan fácil?

Bufea.

—Lo dices como si hubiera algo que superar —espeta bajando sus manos lentamente por mi pecho.

—Es demasiado grande para ser superado —le doy un agarrón de nalgas.

—He visto mejores —me provoca mintiéndome lo que no me gusta.

—Solo has visto uno y es este—tomo su mano haciéndola sostener mi miembro endurecido sin dejar de apretar su nalga.

Ella se ríe como si hubiera contado un chiste.

—Dices eso porque aún no te he contado sobre él.

—¿Él? —repito— No hay ningún él.

Deja de reír y su mirada cambia totalmente.

—Si lo hay, y su nombre es Missael.

पढ़ना जारी रखें

आपको ये भी पसंदे आएँगी

4.3K 515 30
Incorrect quotes de Sonic prime, Sonic boom y Sonic movie 2, Sonic X no ya que no me lo eh visto
136K 29.1K 59
La mano del rubio se coló bajo la máscara del anbu acariciando su rostro suavemente, los azules lo veían con debilidad y un gran amor, Itachi se dejó...
217K 24K 41
Sarah no quiere sufrir. Ella tiene su vida muy clara: su futuro está al lado de un coreano. ¿Entonces por qué cada vez que tiene la oportunidad cae...
Ai No Kusabi - Vol. 2 Nozomi Black द्वारा

किशोर उपन्यास

37.6K 1.5K 10
間の楔 Amor de alta alcurnia No tienes permitido usar ropa, privado de libertad y dignidad, humillación hecha por el maestro todos los días. Tres años...