Colección de One-Shots: Loudc...

By lucky-one456

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Estos serán relatos cortos sobre el enamoramiento de Lincoln Loud hacia sus hermanas y conocidas en la ciudad... More

Polly x Lincoln (1/?)
Luna x Lincoln (1/?)
Lana x Lincoln (1/?)
Carol x Lincoln (1/?)
Leni x Lincoln (1/?)
Luna x Lincoln (2/?)
Lori x Lincoln (1/?)
Linka x Lexx (1/?)
Luna x Lincoln (3/?)
Christina x Lincoln (1/?)
Leni x Lincoln (2/?)
Luan x Lincoln (1/?)
Lily x Lincoln (1/?)
Sam x Lincoln (1/?)
Luan x Lincoln (2/?) (+16)
Lily x Lincoln (2/?)
Carol x Lincoln (2/?)
Lola x Lincoln (1/?)
Lana x Lincoln (2/?)
Lynn x Lincoln (1/?)
Becky x Lincoln (1/?)
Fiona x Lincoln (1/?)
Lily x Lincoln (3/?) (+16)
Lola x Lincoln (2/?)
Lily x Lincoln (4/?)
Sam x Lincoln (2/?) (+16)
Katherine x Lincoln (1/?)
Sid x Lincoln (1/?)
Maggie x Lincoln (1/?)
Lily x Lincoln (5/?)
Linka x Lynn (1/?)
Lori x Lincoln (2/?) (+16)
Liby x Lincoln (1/1)
Leni x Lincoln (3/?)
Luna x Lincoln (4/?)
Lily x Lincoln (6/?)
Paige x Lincoln (1/?)
Lucy x Lincoln (1/?)
Paula x Lincoln (1/?)
Linka x Leon (1/?)
Luan x Lincoln (3/?)
Lynn x Lincoln (2/?)
Lily x Lincoln (7/?)
Carol x Lincoln (3/?)
Linka x Loni (1/?) (+16)
Maggie x Lincoln (2/?)
Becky x Lincoln (2/?)
Darcy x Lincoln (1/?)
Lily x Lincoln (8/?)
Agnes x Lincoln (1/?)(+16)
Lynn x Lincoln (3/?)
Lola x Lincoln (3/?)
Di Martino x Lincoln (1/?)
Lily x Lincoln (9/?)
Luna x Lincoln (5/?)
Lisa x Lincoln (1/?)
Lola x Lincoln (4/?)
Lana x Lincoln (3/?)
Polly x Lincoln (2/?)
Lucy x Lincoln (2/?)
Luan x Lincoln (4/?)
Lynn x Lincoln (4/?)
Darcy x Lincoln (2/?)
Rita x Lincoln (1/2)
Carol x Lynn Sr (1/?)
Lynn x Lincoln (5/?)

Linka x Loni (2/?)

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By lucky-one456

Píntalo blanco...

I

1956

Había partido de la casa siendo muy joven, sabía que no tendría oportunidad en esa ciudad. No era bueno en nada más que en saber costura. Su familia no apoyaría a alguien para que fuera un sastre.

Antes de partir de casa, fue a la habitación de su hermana en la noche y le prometió que volvería para ver que fuera alguien de bien. Ella se quedaría mirando desde su ventana hasta que se perdiera por las calles.

Encontrar trabajo no fue tan difícil como pensaba, pero los trabajos no eran como él se hubiese imaginado. No duró mucho en ello porque no era lo que él quería.

Con el tiempo se quedó sin dinero y pasó varias semanas sin comida. La desesperación por tener que afrontar todo ello era inmensa. Y fue que por buscar una solución, se enlistó para ir a Corea.

Aquel chico despistado e inocente sabría lo que era estar cerca de la muerte, la verdadera amistad y lo que es echar de menos a esa persona especial.

Linka echaba de menos a su hermano Loni, no le parecía justo que su familia lo haya dejado a un lado solo porque no era tan listo y quería hacer algo que lo alegraba. En ese momento, solo le quedaba la correspondencia de su hermano.

La guerra había acabado en el 53, pero él recién pudo regresar a Norteamérica dos años después y meses más tarde a su antiguo hogar.

Le dijeron que podía permanecer en el ejército, pero el rechazó toda oferta de allí. En su mirada se podía apreciar la perdida de la esperanza por un buen futuro.

II

—¿Están seguros?

—Claro, madre —le aseguró el pequeño Lion.

—Escuché decir a Linka por el teléfono que él vendría —respaldó Lexx lo que le dijeron.

Rita se sintió un poco dolida, no obstante, ella sabía que no le podía reclamar algo porque no hizo nada cuando su esposo lo corrió de la casa.

Era una tarde que estaba por terminar, las personas caminaban con tranquilidad en esas calles, las aves empezaban por acomodarse en su nido, algunos animales nocturnos empezarían su ronda.

Linka no le había dicho a nadie sobre la llegada de su hermano a la ciudad, no tenían que saberlo en ese mismo instante. Estaba en camino a su encuentro.

Al entrar a la cafetería, observó todo lo que había en frente suyo. No pudo notar a su hermano hasta que alzó su cabeza.

Vestía un jean azul, un saco gris, una bufanda verde oscura, unas gafas oscuras. Su cabello era más largo de lo que alguna vez fue. Había estado sentado en la barra desde que llegó, y al lado suyo tenía una maleta enorme.

Link solo se sentó al lado de él y lo observó detenidamente, se notaba muy cansado y muy triste. Loni ni se percataba de su entorno, solo bebía de sorbo en sorbo su café.

—¿No me esperabas, hermano? —preguntó sonriente.

Inmediatamente y sin previo aviso, Loni abrazó con mucha fuerza, pero era por lo tanto que la extrañó. Linka pudo sentir que la intensidad del abrazo bajaba.

Por varios segundos se mantuvo solo abrazándola, ella era muy paciente. Por muchos conocidos sabía que no es nada fácil saber que estás vivo cuando la guerra terminó.

—Hasta ahora recién puedo decir que estoy vivo —terminó el abrazo con una ligera caricia en el rostro de su hermana.

—Ha pasado tanto que... —no sabía qué podía decir.

Ambos no tenían aún las palabras correctas para decir la importancia del uno y del otro. Linka se notaba muy ansiosa de tener que charlar con su hermano sobre todo lo que hizo. Pero ella antes de eso necesitaba saber algo aún más importante.

—¿Vendrás a casa?

Linka esperó por varios segundos alguna respuesta, ya estaba preparada por si la respuesta fuera negativa, que era lo más probable. Loni posó su mano sobre la de ella.

—¿Ellos me aceptarían?

Era lógico para ella que su hermano aún estuviera dudando de si regresar a un lugar de donde se fue porque no era lo que sus padres esperaban de él. Linka no pudo evitar ver unos gestos de temor a lo que respondería.

—Loni... ¿tú quisieras verlos? —ahora ella temía a la respuesta.

—Yo no... sí... en realidad no sé. La última vez no estaban dispuestos a soportar que yo fuera alguien con una meta simple —bebió un poco de su café—. No estoy seguro si podrían saber que solo fui un soldado por necesidad.

—¿Quieres estar seguro?

—Ahora es una de las cosas que más deseo.

Pasaron cerca de dos horas en ese lugar charlando sobre lo que hizo antes de partir a Corea y ella sobre las cosas allí en su hogar. Y al salir del restaurante, le cedió su saco a Linka para que no pasara frío al acompañarla a casa.

—¿Puedo quedarme con tu saco? He notado que está un poco sucio por café... te prometo que te lo regresaré cuando nos volvamos a ver —lo pidió esperando una respuesta positiva.

—Claro... siendo sincero... las noches en Corea eran más frías por las continuas lluvias —lo dijo sin poder mirarla.

Cuando se despidieron, él solo iba a decirle "adiós", pero ella no iba a aceptar solo eso y le dio un beso en su mejilla. Ambos se miraron por dos segundos a los ojos y dieron media vuelta. Leif los observaba desde la ventana de la sala de estar.

Linka entró a su casa, no vio a nadie en la planta baja y, sin esperar, fue a dejar el saco en la lavadora. En realidad, nunca estuvo sucio.

Leif se dio cuenta que pasó desapercibido por lo distraída que se mostraba su hermana. Se paró centímetros atrás antes del marco de la puerta, miró hacia abajo y pudo ver a su hermana mirando el saco en sus brazos.

El rubio dio media vuelta cuando notó como su hermana acariciaba el saco con una ternura y delicadeza pocas veces vista en ella. Si Leif hubiese tenido una taza de café, definitivamente hubiese bebido un sorbo y tratado de ignorar aquello.

III

Bajó del autobús cerca de un motel cerca a la salida de Royal Woods. Al estar cerca de ese lugar, empezaron a caer gotas. La lluvia empezaría lentamente.

Rentó una habitación por los próximos tres días, necesitaba tiempo para poder buscar con calma un lugar allí en su antigua ciudad.

Estaba sentado con una silla cerca de la ventana, no podía conciliar el sueño tan fácilmente, no desde que su vida empezó a peligrar en cada camino recorrido o tomado para recargar fuerzas.

Luego de media hora, dio preferencia a la cama para descansar, pero antes que nada, necesitaba un baño. Al salir de la ducha, abrió su maleta y sacó un pijama.

Antes de cerrar la maleta, reviso que su revólver estuviera descargado, ya no quería cometer equivocaciones. La noche sería larga.

Habían pasado varios minutos desde que cerró su ojo. Un trueno retumbó en ese lugar. Loni se lanzó al suelo, se cubrió con la cama y con su mano buscó algo sobre la cama. Pasaron cerca de diez segundos para que se diera cuenta que solo había sido un trueno.

Se quedó bocarriba en el suelo, no pasó por alto todos los truenos que seguirían al primero. Su respiración se normalizaría al recordar que eso no era una mina. Se durmió solo por mucho cansancio, cerca del amanecer y tirado en el suelo.

IV

Sus padres dijeron que necesitaban hablar con él, no tenían problemas en que él regresara a casa. Linka dijo que iba a tratar de que él viniera, y si no se daba el caso... ellos tendrían que buscarlo.

En esos tres días que pasaron, Loni pudo encontrar un pequeño departamento en un quinto piso cerca al centro de la ciudad, pero no era el gran lugar. El dinero que tenía ya se le estaba agotando, pero esperaba que conseguir trabajo no fuera un problema.

Antes de empezar a buscar empleo, se puso en contacto con Linka para poder verse otra vez como le prometió. Le daba pena el cómo veía a su hermana, no era normal. Tampoco en ella.

Tener una foto de ella en el bolsillo de su chaqueta militar era muy reconfortante, pero cuando le preguntaban sobre la chica... era complicado. Los pocos que vieron la foto le decían que era muy joven, pero que seguro lo quería mucho.

—¿Y cómo era el entrenamiento en los cuarteles? —tenía curiosidad la peliblanca.

—Era muy duro, no había lugar para un retiro, nos entrenaban para ser unas máquinas de matar —lo dijo muy apenado.

—¿Y lo lograron? —estaba temerosa de la respuesta.

—No lo sé... en realidad nadie lo sabe —hizo una pequeña pausa y luego continuó—. Pero un amigo me dijo que si seguíamos vivos es porque fuimos lo más cercano a eso —estaba cabizbajo moviendo el tenedor de un lado a otro en su plato—. Hubo algo que nunca olvidaré.

—¿Qué cosa?

—Cuando teníamos a esos coreanos o, como decía mi jefe de pelotón, "amarillos" ... los obligábamos a decirnos sus planes... amenazábamos con matar a su compañero o a él, pero... —miró a Linka con dudas.

—¿Pero?

—Por más que apuntábamos a la cabeza del otro o a la suya... su compañero prefería recibir el disparo —llevó un poco de la comida a su boca, al degustar prosiguió—. No puedo estar seguro, pero... ellos tenían un código de honor que siempre debían proteger al suyo. Un amigo me dijo que eso lo hacía el más recio para darle valor al más endeble porque la muerte... presenciarla... no es nada agradable... y si no lo hacía, él débil flaquearía y confesaría todo —dejó el tenedor a un lado para reflexionar—. Siento que no pueda hablar sobre otra cosa en este momento...

—Descuida, Loni —Linka le acarició su brazo con ternura—. Quiero entenderte, es por eso que quiero saber todo de ti, sé que no es fácil para ustedes poder llevar todo eso.

—¿Tienes conocidos que fueron?

Estaban almorzando en un restaurante de la ciudad, era algo modesto el lugar, pero a Linka poco le importaba el lugar, sino la presencia de él. Ella le contó que algunos hermanos y primos de sus amigas se enlistaron como él y que ninguno regresó bien, solo eran pocos los que soportaron eso.

Linka estaba esperando que Loni se relajara para preguntarle sobre si iba a visitar a sus padres y hermanos menores. Por su parte, él se adelantó.

—Solo necesito tiempo... no soy rencoroso, pero... fue una etapa difícil y aún me quedan los recuerdos —miró a su hermana tratando de poner una mejor cara—. Quiero ser sincero.

—Te entiendo —lo dijo muy esperanzada.

Linka estaba con esperanzas de que su hermano volviera a casa, ella esperaba que sus padres le permitieran volver para ya no perderle el rastro por años.

V

Encontró empleo en una fábrica de carnes, sinceramente poco le importaba el tipo de trabajo, con tal de que no sea algo ilegal. Entraba a las siete salía a las seis de la tarde y solo tenía libre el sábado.

Su labor consistía en cortar, empaquetar y mover las reses, todos allí eran mucho mayores que él. Entró porque el dueño notó en él a un chico que necesitaba ayuda.

Linka no les dijo a sus padres sobre el empleo de Loni, eso poco le daba confianza. Solo se lo dijo a Leon, porque el pequeño quería conocer más sobre ese hermano mayor del que tanto hablaban Levi, Lars, Leif, Lexx y, en especial, Linka.

La paga de Loni no era la mejor, pero era necesario ajustarse los primeros meses hasta poder encontrar algo mejor.

Loki, Luke, Lane y Lynn se enteraron semanas después de la llegada del pródigo. Linka no quería verlos a ellos, mucho menos a Loki y Lynn. A uno lo detestaba con el alma por no apoyar al que era como su mejor amigo y al otro por ser un idiota en todas sus letras.

El rubio cuando veía las carnes apiladas, recordaba las veces cuando ponían uno sobre otros los cuerpos de los asiáticos muertos para usarlos de barricada. La cortadora de carne lo ponía tenso, le traía a la mente las ejecuciones que vio de unos soldados coreanos hacia los americanos.

Todos los días después del trabajo, llegaba a su pequeño departamento, subía una silla a la azotea y fumaba mirando al cielo. Al caminar durante horas por esa espesa jungla coreana, una de las pocas cosas que lo calmaba era mirar al cielo y pensar que todo acabaría.

Linka sabía la dirección y las horas de trabajo de su hermano, cualquier día podría pasar por allí para darle una pequeña visita.

VI

El personal en su trabajo se iba reduciendo y el salario también, pero era eso o no tener empleo en esos momentos. Por lo menos sobreviviría algún tiempo más, no obstante, si no encontraba trabajo en su ciudad... lamentablemente tendría que irse a otro Estado. Eso sería demasiado triste para él como para ella.

—¡Linka!

—¿No me invitas a pasar?

Tenía su arma a la mano, esos repentinos golpes en la puerta lo sacaron de sus pensamientos y lo pusieron muy alerta. Atendió a su hermana en una pequeña abertura de la puerta a la altura de sus ojos, y antes de abrir guardó el arma en el cajón de su mesa de noche.

—¿Te parece si salimos?

—No lo creo... por ahora no... no estoy bien de dinero.

—¿Y eso importa? Loni, eres la persona que más quiero, no importa eso. Solo quiero recuperar nuestro tiempo perdido —le dio un abrazo con dulzura.

—S-Sí me das una semana, p-puedo llevarte al cine.

—Nada, salgamos, necesitas relajarte.

Tomó su abrigo y miró con discreción su mesita de noche antes de cerrar la puerta. Bajaron con cuidado, no querían llamar la atención de los vecinos de ese edificio. Loni no sabía exactamente de qué hablar, Linka lo tomó en un momento donde reflexionaba sobre lo que sería de su futuro.

—¿Y toda va bien en casa?

—Pues sí, todos están esperándote —lo tomó de su brazo—. Ya no es como antes, te lo puedo asegurar, Loni —lo miró con una sonrisa.

—Vaya... eso me deja sin palabras —desaceleró el paso—. ¿Y qué has planeado tú? Me refiero a tu futuro.

—Creo que estudiaré mecanografía y un idioma... siempre se necesita una asistente que no se le escape nada —lo decía con mucha seguridad.

—Me parece bien... me alegra que ya te proyectes a algo bueno.

—Cuando consiga ese empleo y reciba mi primer salario, compraré muchas cosas para todos y para ti —estaba muy segura de sus palabras.

Caminaron en silencio por una calle, Loni se percató de que había un carrito de hot dogs. Se acercó hacia él sin quitar el brazo de su hermana.

—¿Qué haces?

—No es mucho, pero quiero invitarte algo.

—No es necesario...

—Insisto, Lin. Ya llegarán tiempos mejores y tendrás a alguien que te de algo mejor —recibió el suyo y el de su hermana.

Linka lo recibió con una mueca de tristeza, pero lo comió con gusto, no quería ser desagradecida. Loni sabía que tendría que ajustarse con su pasaje de autobús y su almuerzo de tres días.

—No quiero a nadie más —terminó el hot dog y arrojó la envoltura en una lata de basura, se notaba un poco enojada.

Siguieron el camino en silencio, hasta que uno lo rompiera. De manera inesperada pasaron por una oficina de correos y servicio postal.

—Recuerdo que yo misma venía a dejar las cartas aquí —se le había pasado ese repentino enojo.

—En Corea no era fácil recibir y enviar cartas —se paró con su hermana frente a esa oficina—. El tiempo allí era aleatorio, podía ser un día muy caluroso, como también podía ser un día muy lluvioso, eso impedía recibir y recibir a tiempo la correspondencia.

—Mi única misión solo era esperar tus cartas, siempre pensé en todas las dificultades de comunicación que tendrían en ese lugar —lo miró a su hermano.

—Un día el que llevaba el tipo de la correspondencia se enfermó de una de esas enfermedades tropicales, se necesitaba alguien para que llevara y recibiera los paquetes, me ofrecí —tomó con fuerza el brazo de su hermana por recordar el evento—. Fui en uno de esos coches todo terreno, el que conducía tenía que dejarme e ir a otra base, otro tipo me regresaría. Pero...

—¿Tu vida peligró?

—Esa fue una de las veces de las que realmente estuve más cerca de la muerte... salimos exactamente como a las dos de la tarde, el camino a la playa era muy escabroso y estar alerta a cualquier indicio de ataque. El vehículo empezó a desacelerar, se descompuso de manera imprevista y... un disparo de uno de los árboles que estaban a casi doscientos metros de distancia impactó en el rostro del tipo... tuve que cubrirme debajo del asiento, muchos disparos siguieron, pero fallaban. Luego de varios segundos, me di cuenta que cesaron y, sin meditarlo tanto, luchaba por encender el coche y avanzar. Lo logré antes de que un disparo me impactara directo a la cabeza —suspiró de alivio como si lo estuviese viviendo ahí mismo.

Linka le tomó su rostro y le dio un beso en los labios. El no desaprovechó aquella oportunidad. Ella le acariciaba el rostro con su mano derecha y él tomaba esa mano con cariño. Lentamente se separaron sin dejar de mirarse con algo de vergüenza.

—Hubiese querido que sea en un mejor momento.

—Lo es, cualquier oportunidad la es —no pasó por alto su semblante triste—. ¿Lo hice mal? —Linka sintió que algo no andaba bien.

—No, no lo hiciste mal. Esto ambos desde hace mucho lo esperábamos, ¿me equivoco?

—No, para nada —le tomó de la mano para caminar—. ¿Recuerdas cuando eras muy despistado?

—Sí... aún lo sigo siendo, solo que... no se nota —lo dijo con sinceridad.

—En ese tiempo... me hubiese gustado ser más sincera y tener palabra —se podía notar la culpa.

—Eras menor... me hubiese sentido alguien nefasto... a pesar de que mi amor no ha cambiado para nada, solo está yendo un poco más allá. Mamá tuvo palabra, pero no fue suficiente —sonrió mirándola.

Caminaron hasta llegar a un lugar parecido a un callejón, pero con tiendas abiertas y personas caminando de un lado a otro. Se sentaron en las bancas del medio de ese pase.

—Ser despistado me costó muchas cosas cuando me fui de casa —miraba al vacío—. Me trataban como un idiota al inicio, me dieron castigos muy duros... desde allí trate de no ser tan... tan... tan yo —se frotó el rostro con fuerza.

Linka trató de calmarlo diciéndole cosas positivas y alguna que otra cosa dulce. Loni miraba a Linka y se enfocaba solo en su rostro. Era muy linda, tenía toda una vida por delante.

—Loni... podríamos intentarlo... ¿no? —lo miró esperando una respuesta—. Te prometo que será muy madura.

—Linka... ¿sabes lo que es un hombre muerto?

—Solo te puedo decir que es un hombre que no puede respirar, lo opuesto a ti —lo dijo muy seria.

—Eres demasiado para cualquiera, y con muchas más razones también para mí —le dio un tierno abrazo, tenía la cabeza de ella en su pecho, se movía de un lado a otro con delicadeza—. ¿De verdad te gustaría estar conmigo?

Solo un beso fue la respuesta. Ese día Linka descansaría con Loni, con antelación les dijo a sus padres que iría donde una amiga a pasar el día.

VII

Trataba de centrarse en su trabajo y Linka. A veces se preguntaba si ella nunca busco un novio o pensó en tener uno. Estaba muy feliz de estar con ella. Le recordaba esos buenos momentos donde ella era la que lo entendía mejor.

Solía ser un fastidio por ser torpe, pero eso no le impedía ser querido por la pequeña Linka. Como muestra de agradecimiento por ser tan buena hermana, le hacía listones y uno que otro vestido. Cuando podía la acompañaba a caminar por el vecindario. Quizás eso sería la base de ese cariño especial. Todo llegaría a un punto donde él ya no dejaba de pensar en la chica. Uno de los motivos por lo que no luchó por quedarse en su casa fue ese amor fuera de lo común hacia su hermana.

Linka solía decir que iba a salir con amigas cada vez que quería ver a Loni. A ella no le importaba ver a su novio salir de una fábrica, quizás sus amigas lo hubieran pensado dos veces al estar con un tipo así, pero Loni era el mejor hombre que había en la tierra.

Nunca pensó que su hermano fuera expulsado solo por no ser como sus demás hermanos mayores. Pasaban los años y aún no le iba a quedar en la cabeza el que lo expulsaran por creer que era idiota y sin futuro. Tuvieron que pasar varios meses para que se le pasara la tristeza junto el arrepentimiento debido a un suceso aparte para que aceptara que su hermano no lo vería hasta que ella fuera mayor para tomar la iniciativa de buscarlo. Felizmente le llegaron cartas por parte de él cuando se enlistó en el ejército. Ya se imaginaba lo que su hermano pasaría. Ella solo supo cosas sin profundizar de las cosas que vivía su hermano en ese tiempo. Toda carta era un tesoro, y es por eso que las tenía guardadas en un cofre mediano. Lo bueno es que el tiempo

Esos meses de relación y pequeña convivencia eran muy amenos por ambas partes. Tal vez no eran como las parejas normales, pero ellos mismos vivían su mundo.

—¿Podré visitarlos uno de estos días?

Linka lo abrazó con mucha ternura, eso la hacía feliz. Sus hermanos menores querían saber de él, lo extrañaban al igual que Linka. Un día antes de que fuera, lo afeitó y cortó el cabello con esmero, nadie más que ella podía hacer eso, le dijo que se sentiría celosa si otra persona lo hacía.

Tomaron el autobús los dos juntos para ir a la avenida Franklin. Tuvieron que caminar unas nueve calles desde la parada de autobuses. No hubo tanto drama al tocar la puerta, solo silencio que se prolongó buenos segundos.

Rita abrazó a su hijo con muchas emociones en ella, pero también el sentimiento de amor maternal. Su padre tuvo que tomar mucho valor para pedirle perdón en ese mismo momento. Sus hermanos menores se presentaron para saber si los recordaba, pero en especial Leon que no lo recordaba tanto.

Todo parecía ir bien de ahí en adelante, pero pronto sabrían lo que era ser un hombre muerto o, como dirían a los hombres del viejo oeste, un condenado.

VIII

Loni fue expulsado de su trabajo por una pelea con el tipo que llevaba el registro de los camioneros y daba los seguros que cerraban el camión. Se dio cuenta que el hombre estaba cambiando parte de la carne que salía y le encaró aquello. El punto es que lo golpeó de una manera muy salvaje. Su jefe tuvo que despedirlo por más que descubriera lo que hacían. Le dijo a Linka que fue reducción de personal.

Se presentó para ser ayudante en una tienda de calzados, y fue aceptado de inmediato. No obstante, cuando cumplía las dos semanas le sucedió un problema del que nuevamente se genero por su poca paciencia y agresividad reprimida. Un tipo acosaba a una compañera de trabajo y, al salir a su defensa, terminó por dejar muy ensangrentado al tipo. Personas de los alrededores y de la tienda llamaron a la policía. La chica tuvo que decir que Loni solo la defendía. El dueño en ese instante no dudó en despedirlo porque le daría mala fama.

Las siguientes semanas que pasaron, no durmió casi nada. Dormía, a lo mucho, cuatro horas porque las demás solo pensaba en lo descontrolado. Decidió ir a un psicólogo que pagaba su seguro que le proporcionó el ejército. El psicólogo lo derivó a psiquiatría y allí le recetaron algunos calmantes y otras cosas. Sinceramente pensó que la vida le estaba jodiendo.

Su hermana no lo visitó esas semanas pocas veces porque salió de viaje con sus padres y hermanos donde la tía Ruth. Al ir a verlo, no se esperaba verlo como si fuera un muerto en vida.

—¡¿Qué esto?! —tomó varias pastillas que estaban sobre la mesita de noche.

—Son unos... unos... los necesito —no sabía ni como ocultar su problema.

—Pensé que a esta hora estabas aún en el trabajo, ¿acaso no fuiste?

—Necesito buscar otro, solo es eso —tomó las pastillas con algo de brusquedad y las guardó en la mesita.

Cuando abrió la mesita, Linka pudo ver el revólver de su hermano, eso le pareció algo extraño. Loni se dio cuenta de eso.

—Es solo por protección. Sabes cómo es este lugar, no es para nada seguro.

—Loni, el que no sea un lugar bonito, no quiere decir que tengas tu arma en ese cajón —se notaba seria.

No era un genio como Levi como para no darse cuenta que le sucede algo a su hermano.

—¿En verdad qué es lo que te pasa, cariño? —le acarició su mejilla.

—Nada... solo... no puedo dormir bien por las noches —tomó su mano la besó en sus dedos.

—¿Me estás ocultando algo?

—No lo creo.

—Entonces me ocultas algo.

—No lo sé...

Hizo que su hermano se levantara de la silla que estaba al lado de su ventana que daba a la calle y lo acostó en la cama. Ella se acostó sobre su brazo izquierdo y mirándolo al rostro.

—Mi seguro no durará mucho y necesito de esas pastillas.

—¿Por qué?

—No puedo estar tranquilo sin ellas... siento que todo está contra mí.

Ella le dio un beso en su mejilla, él solo sonrió un poco, ella era el motivo de poca cordura.

—No estoy seguro de lo que perseguirá toda mi vida —volteó su cabeza donde Linka—. Si la vez que maté a uno de esos chinitos o la vez que tuve que torturarlos o lo cruel que fue ese momento de belicismo entre nuestro país y aliados frente a los amigos y ese país.

Linka durmió con él ese día, no lo dejó en ningún momento. Loni miraba a Linka, la puerta y el cajón de su mesita de noche, pero durmió más de cuatro horas. Antes de que durmieran, Linka le dijo que trabajaría en una guardería.

IX

Loni tuvo trabajo en una lavandería que estaba en las afueras del centro de la ciudad. Era el que conducía los camiones repartidores de la ropa. Era lo ideal para él.

Llegó el cuatro de julio y todo Royal Woods adornó las calles con muchas banderas del país y muchos símbolos patrios. Casi todas las personas de la ciudad estarían en ese desfile que organizaría el ayuntamiento.

Era todo un jolgorio, niños con muchas banderas y entonando el himno de la Nación. Loni y su familia estaban en una de las tantas calles viendo todo eso. Linka notó que su novio estaba triste.

—Si me preguntas, no estoy triste... solo molesto, y no por mi país, sino por los que me gobiernan —sonrió solo un poco—. Pero esta celebración me recuerda a como nos recibieron, eso fue lo mínimo.

Luego iban a almorzar en casa porque los señores Loud harían un almuerzo por el día de la independencia. Lo que Loni, Linka y los menores no sabían era que sus padres invitaron a sus hermanos mayores.

La llegada de Loki, Luke, Lane y Lynn fue algo que no se esperaban, mucho menos Loni. El resentimiento quería tomar lugar en Linka, pero Loni tuvo que calmarla.

—Sinceramente no pensé que regresarías de Corea, hermanito —lo dijo con un tono casi burlesco dejando las cenizas de su cigarrillo en el cenicero.

—¡Loki, basta! —fue lo que dijo Rita.

El ambiente era muy hostil, más que nada por los cuatro visitantes respecto a Loni. Quería entender el enojo, pero no sabía que su padre fue culpable de eso. Siempre mostraba su desprecio hacia su hijo por ser un idiota y tener que tratar de tenerle comprensión en todo. Sus hermanos tomaron indirectamente eso y lo volvieron suyo.

Linka salía del baño porque necesitaba lavarse el rostro del enojo que le causaban sus hermanos junto al comportamiento de ellos. Al salir se topó con Lynn, este la tomó en sus brazos y la llevó a la habitación que fue de los mayores.

—¡¿Qué quieres?!

—¿Ya no puedo jugar con mi hermanita como antes? —olfateaba su cuello con algo de lascivia.

—¡No! —quitó con fuerza sus brazos y manos—. Ya tengo novio, así que dile adiós a ese error del pasado.

—¿Sí? ¿Y qué hará? ¿Me matará como si fuera un puto amarillo?

—Él no es así —se fue molesta de allí.

Para él no fue difícil deducir que Linka logró lo que tanto anhelaba desde que fue una pequeña puberta engañadiza.

Loni soportó todo eso solo por no dejar que su agresividad se mostrara en su familia, pero él no contaba con que Loki supiera aquello y lo contara. El tratar de saber el cómo se enteró fue lo de menos.

—Así es, su hijo y hermano es un psicópata de primera, golpeó a dos personas de manera salvaje y por esos motivos fue despedido de sus trabajos, y también que recibe medicamentos para su "locura" —lo dijo con mucha malicia.

Loni se paró inmediatamente, eso asustó un poco a Loki, pero solo tomó su chaqueta y se fue de allí muy enojado. Linka trató de seguirlo, pero su madre la tomó de su mano y no la dejó salir.

—Necesita relajarse, solo deja que se calme —le dijo con tranquilidad. Miró a Loki con seriedad—. Ni te atrevas a venir a la casa sin pedir permiso, es mi palabra.

Loni se fue caminando a su departamento, pero antes se fue a un callejón a patear unos cubos de basura y cualquier cosa que hubiera allí. Se lamentaba por seguir siendo un idiota y no hacer un alto sin necesidad de ser agresivo.

X

Linka estaba en la puerta, ya había tocado por varios minutos. La puerta se abrió y vio que su hermano estaba con un semblante depresivo y ansioso. Dejó su abrigo en una silla y cerró la puerta.

—¿Por qué no me dijiste todo eso?

—No quería que te sintieras... no quería decepcionarte.

—De ningún modo lo haría, yo sé un poco por lo que has pasado... ¿acaso no me tienes confianza?

—No es eso.

Loni se sentía abrumado y presionado por todo, y sin querer se desquitaría con la persona que no debía.

—Linka... todo esto debe acabar.

—No e-entiendo.

—Yo ya no tengo nada de futuro, estar cerca de mí... no es nada bueno para ti.

—Eso no tiene nada que ver, yo te quiero mucho —lo abrazó con fuerzas.

—¡No, esto acaba!

Linka no lo quería soltar, el quería salirse de su agarre, pero ella no iba a soltarlo fácilmente. El forcejeo llevó a que ellos cayeran en la cama de él. No lo pensó dos beses para besarlo con desesperación.

—No me dejes, no lo hagas —dijo con ganas de llorar.

—No hay... caso... debes alejarte —trataba de hacerle un alto a los besos de ella.

—¡No lo haré! —comenzó a desvestirlo con desesperación— ¡Hazme el amor! ¡Hazme tuya sin más! ¡¿Eso es lo que quieres, no?! Yo hasta ahora no te di eso, debe ser eso —comenzó a besar su cuello mientras hablaba con desesperación.

—¡Linka! —por no descontrolarse, no aplicaba su verdadera fuerza— ¡Basta!

—¡No! ¡No voy a aceptar un no por parte de mi novio! —ahora quería quitarle el cinturón.

Lo que hacía Linka le recordó a la manera de relajarse de los soldados en ese lugar de Corea. Le vino el recuerdo de sus recorridos por determinados sitios.

Loni no soportó todo eso y ahora él estaba sobre Linka. Tomó con fuerza sus brazos, los separó y empezó a besarla en todo su cuello. La peliblanca sintió excitación en un inicio, pero luego empezó a temblar al notar rudeza por parte de Loni.

—L-Loni... p-puedes parar si quieres.

No le respondía y de un momento a otro le rompió los botones de su blusa para abrirla de un movimiento, no esperó mucho para lamer y acariciar los pezones de su hermana. Ella se mantenía entre la excitación y el susto. Pero Loni no se quedó allí y empezó a frotar su mano derecha en el muslo izquierdo de su hermana mientras la besaba con fuerza. Finalmente Linka se aterró al notar que los dedos de su hermano estaban en su intimidad.

—¿L-Loni?

—¡¿Sabes lo que hacíamos para relajarnos después de un asalto?!

—No lo sé... —se podía notar claramente su temor y su agitación.

—Nos acostábamos con las putas asiáticas... nos las tirábamos con mucha rudeza... no había un solo día al regresar de los combates donde no me acostara con ellas... solo quería olvidar lo que pasaba... solo quería... salir de ese lugar...

Dejó de hacerle las cosas anteriores mencionadas a su hermana, se sentó dándole la espalda. Ella solo lo miró volteando su cabeza, salía lentamente de ese temor y excitación.

—Yo sé que tuviste algo con Lynn, con solo sus miradas y el como me miraba... es como estar a mano, ¿no? —Linka no dijo nada—. Cada vez que terminaba mi sesión con alguna de ellas... pensaba en lo mucho que sería mejor mi vida al regresar... solo era el efecto del éxtasis del momento... no hay salvación para un condenado... —volteó un poco su cabeza solo para mirarla— lo que dijo Loki solo es el inicio —se levantó, antes de meterse a la ducha le dio un beso en la frente de su hermana—. Aquí termina todo, ya viste porque no hay un futuro conmigo... adiós.

Se desnudó y se acostó con su brazo y pierna izquierda salidas de la bañera. El agua caía con fuerza y calmó con su frescura al rubio.

Linka vio su blusa rota una vez más antes de quitársela y tirarla en un callejón. No debió provocar nada en él, debió haber escuchado a su madre y no presionarlo a que sea más abierto con ella. Pero más que eso, debió dejar de presionarlo con la excusa de ser su novia.

XI

Linka no sabía si visitar a su hermano, tenía miedo de que él se alterara más de lo que estaba e hiciera una locura, no contra ella, sino contra él mismo. Cuando cargaba un bebé en la guardería o conversaba con los niños pequeños, recordaba sus momentos de infancia con su hermano. Algunas veces pensaba en tener una familia con él.

Rita le dijo que quería ir a verlo, habían pasado casi cuatro semanas después de esa discusión entre él y Linka.

Al llegar al lugar donde vivían, uno de los vecinos reconoció a Linka y le dijo que su novio ya no vivía allí. Les dijo que había escuchado que se mudaría a un lugar más alejado.

Regresaron con resignación, pero mañana buscarían a Loni. Rita se dio cuenta de la palabra que usó aquel hombre.

—¿Por que dijo que tu novio ya no vivía allí? —lo dijo tomando un rostro de seriedad.

—L-Loni lo decía para que nadie se propasara conmigo... solo eso.

—Seguro —miró con seriedad el camino.

Le dijeron al señor Lynn y a los menores que Loni ya no vivía en ese lugar. El señor Lynn les dijo que mañana se desocuparía y buscaría con ellas. Linka no iba a esperar, estaba desesperada y asustada de que se haya ido lejos o que le haya pasado algo malo.

XII

Se fue caminando en dirección a la empresa de lavandería, sabía que por allí cerca había edificios donde se rentaba habitaciones. Pero ese lugar era muy peligroso, las ansias y desesperación le ganaban.

Loni estaba bebiendo en un bar de allí cerca a donde vivía, eran cerca de las dos de la mañana, salió tambaleándose porque había bebido solo un poco de más.

Nadie se le acercaba con rudeza porque sabían que él lo era mucho más y siempre estaba acompañado de su revólver. Cuando llegó tuvo que pelearse con una pandilla, eran un poco mayores que él. Salió muy golpeado, en cambio, ellos se quedaron muy adoloridos y con rostros sangrantes. Esos tipos se quedaron con rencor hacia él.

Trataba de olvidar todo lo malo y lo bueno que le sucedió hasta el momento con la bebida. No había un solo día en que no fuera a ese bar desde que puso fin a lo de él con ella. Pensaba que todo sea malo o bueno lo haría generar emociones y sentimientos que podrían irse al extremo.

Al salir, su embriaguez no fue tanta como para no escuchar los gritos ahogados de una chica que estaba siendo atacada. Se dirigió a ese callejón.

Ni bien se acercó, recibió un navajazo no tan profundo en su estómago, pero que lo hizo caer. Los tipos que dejó moribundos la otra vez estaban usando a la chica de carnada para atraerlo, después abusarían de ella. Sabían que el no era alguien de mal camino.

Loni pudo ver que esa chica que estaba siendo atacada por ellos era Linka. Los chicos se pudieron percatar que era su conocida por como se miraban. Empezaron a patearlo y hacer que viera como uno de ellos violaría a la chica.

Estaba muy aturdido por los golpes y el dolor, pero... ya no había opción. La maquina de matar estaba lista para ser liberada.

Sonaron cuatro disparos seguidos, todos esos disparos fueron directos a la cabeza. Pero ahí no acababa la cosa. Linka observaba con mucho horror como Loni tomó el cuchillo y no paraba de introducirlo una y otra vez en el estómago del tipo que iba a abusar de ella.

Su rostro y ropa estaban repletos de sangre, en su mirada se podía observar rabia y cansancio, su mente ya no podía más con todo lo que cargaba.

—Si ver como muere alguien es algo muy intenso... imagínate cómo se siente matar a alguien que, quizás también, tuvo mis problemas —pudo notar que su hermana estaba impresionada por el horror—. Nos entrenaban para matar... matar para sobrevivir y luego... solo luego... poder darnos una medalla y las gracias por servir a la nación... nada más... solo eso —se incorporó con rectitud, como un soldado—. "Tú ya estas condenado... eres un hombre muerto" ... así me dijo mi instructor al notar que era un idiota.

Loni no soportó todo eso y cayó de espaldas en todo ese charco de sangre, estaba llorando y a la vez sonriendo porque ella estaba viva. Las sirenas de la policía y ambulancia se acercaban como también alguna que otra persona fisgona.

XIII

Para cuando Linka reaccionó fue tarde, Loni fue llevado a prisión. Dio su testimonio, no mintió en ningún momento al decir que lo hizo por proteger a su hermana. Sin embargo, no fue suficiente para que le creyeran debido a que su hermana estaba en un estado de shock. Sin contar los registros médicos y los testimonios sobre su agresividad.

Linka después de una semana salió de ese estado al escuchar a su hermano menor decirle que Loni estaría por lo menos veinte años en prisión. Ya no había nada que hacer con Loni, eso decían sus padres... su misma familia lo condenaba.

Lo visitó dos meses después de que entró a prisión. Loni al ir donde estaba su visita, no pudo evitar que ella se sorprendiera por su aspecto. Tenía sus brazos con moretones, un ojo con una inflamación y morado, y muchas cosas más.

—L-Loni...

—Linka... estás bien —lo dijo muy alegre.

—¿Por qué? ¿Por qué te hicieron eso?

—No me dejé tratar como un idiota... ya no quiero ser uno... —soportó las ganas de llorar.

Linka resistió las ganas de abrazarlo porque no estaba permitido. Solo pudo guardarse sus lágrimas, por lo menos, en ese momento.

—Esta es la primera y última vez que me vienes a ver... ya no hay vida para mí... siempre seré un condenado.

—N-No me pidas eso... porque no lo haré.

—Lo sé... yo lo sé...

Tomó sus manos y las beso con dulzura. Linka lo tomó de su rostro, quería verlo muy de cerca.

La visita se terminó y se prometió en cumplir el pedido de Loni. Él, por su parte, causó problemas que lo llevaron a las celdas de castigo, esas que estaban en lo más profundo de la prisión. En esas celdas pudo llorar por lo que hizo.

XVI

Tenía una maleta mediana, salió con una camisa verde, jeans y botas. Habían pasado dieciséis años, su comportamiento le evitó cumplir toda esa pena. Fue mucho tiempo de reflexión.

Iba a irse para tomar el autobús, pero alguien tomó su maleta. Él pensó que le querían robar.

—¡¿Qué te he dicho de tomar las cosas ajenas?!

—Lo siento, mamá.

Loni miró a la niña, era una pequeña rubia. Su peinado le recordó al que él tenía antes.

—Se debe pedir permiso —la mujer se dirigió a Loni—. ¿Puedo llevar tu equipaje... Loni?

Sus miradas se quedaron estáticas por la impresión, después de muchos años. Ella no había cambiado, solo se notaba más adulta.

—¿Eres... eres Linka?

—Sí...

Se acercó lentamente a ella, pero hizo un alto, no quería despertar aún de los tantos sueños que tenía. Pero no, eso era muy real.

Ella no iba a ser paciente por más tiempo y lo abrazó con mucho amor. Lloró en sus brazos, él no soportaría más y la acompañaría en ello. Aquello se extendió por bastante tiempo.

—Pensé que ya no te vería...

—No, ya no te visitaría, pero te esperaría... yo supe inmediatamente que necesitarías tiempo para reflexionar sobre todo lo que fue de tu vida hasta ese momento... yo sé que lo hiciste.

—Así es... eso es verdad —juntó su frente con la de ella.

La niña los miraba con curiosidad, jamás vio a su mamá llorando de esa manera.

—¿Él es mi papi?

—¿Qué te he dicho de no hablar en voz alta?

—Ups, lo siento mucho, mami —lo dijo muy apenada.

Loni se quedó estupefacto al escuchar lo que le dijo ella y la respuesta de la niña a su hermana. Linka se dio cuenta.

—¿Recuerdas que trabajaba en una guardería? —el asintió afirmativamente—. Ella era una bebé que fue dejada hace seis años en ese lugar —miraban como la niña corría de un lado a otro y se tropezaba, pero sonreía—. La llevaron a un orfanato, pasaron cinco años y ella ya era grande, pero nadie la quería adoptar... decían que nadie adoptaría a una idiota... —Loni sintió tristeza por lo que le decía Linka— pero a mí no me importó y desde hace un año que vive conmigo... me agarró cariño de manera rápida... y yo la quiero mucho —lo miró a los ojos a Loni—. Una familia no está completa si no hay un padre...

Eso que dijo su hermana le agradaba, pero pensaba que no era lo correcto para ellas.

—He estado en prisión... ¿qué ejemplo sería para ella?

—Yo te amo y eres mi hermano, ¿soy peor o mejor que tú? —miró a la niña—. A ella nadie la quiere... lo supe cuando vi a la gente a su alrededor... como sucedió contigo... Loni —se notaba triste.

—Pero...

—Pero ya no eres un condenado, ya no eres un hombre muerto... y si lo fueras... ella y yo lo somos tanto como tú.

Loni estaba en un dilema, pero al mirar a la niña sintió empatía pues no se notaba algo despistada y torpe.

—¿Cómo te llamas, pequeña?

—Me llamo Leni, mucho gusto... ¿te puedo decir papá? —le extendió su mano y preguntó de manera inocente.

—Claro, puedes decirme así... sería un honor para mí, pequeña Leni — le recibió el saludo, y ambos se sonrieron.

Fue suficiente para que Linka tomara la maleta y la llevara a la cajuela de su coche. Los tres subieron al coche. Loni se percató que tomaba el camino fuera de la ciudad.

—Desde hace tiempo que no vivo en nuestro hogar... solo sé que están bien por Leon —lo miró a los ojos—. Ellos me condenaron cuando se enteraron de lo nuestro... excepto Leon. Es una granja, pero está alejada de cualquier problema... todo para una vida tranquila.

Le dio un beso, uno de los tantos que soñó en prisión. En las celdas, pudo apreciar que siempre fue feliz, que sus problemas mentales solo se resolvían si era totalmente sincero con un especialista y no culpándose por todo. Sobrevivió a la guerra, regresó y estuvo con la persona que más amaba y era su defensa contra la locura, pero más que nada, era su felicidad.

XV

Cada vez que caía la noche, cada vez que caminaba lagos trechos, cada vez que llovía, cada vez que se sentía un calor infernal, en cada descanso, en cada momento de servicio y en muchas cosas más... ella siempre estaba allí, en sus pensamientos, para no permitir que él cayera.

Cuando las balas, las granadas, las minas, las bombas aéreas y las torturas lo tenían a un paso de la muerte... solo pensaba en Linka.

Es por eso que cada tiempo libre no dejaba de escribir las cartas para su hermana y apreciar lo vivo que estaba para mandarlas y recibir las de ella. Por eso tenía que vivir. Vivir por y para verla a ella...

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Sí o sí, la historia que sigue será Lyracoln o Lilycoln. Ya mucho lo he pospuesto. Espero que hayan disfrutado la lectura de ahora, cuídense...

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