Conociendo lo prohibido ©️ (E...

By NarcirisFerrerV

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TRILOGÍA HÁBITOS INSACIABLES. (Libro I) Vanessa apenas empieza a separarse de la sobre protección y tabúes d... More

Conociendo lo prohibido
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6^
Capítulo^7
Capítulo^8
Capítulo 8/2
Capítulo 9^
Capítulo 10^
Capítulo 11^
Capítulo 12^
Capítulo 13^
Capítulo 14^
Capítulo 15^
Capítuto 16^
Capítulo 17^
Capítulo 18^
Capítulo 20^
Capítulo 21^
Capítulo 22^
Capítulo 23^
Capitulo 24^
Capítulo 25^
Capítulo 26^
Capítulo 27^
Capítulo 28^
Capítulo 29^
Capítulo 30^
Capítulo 31^
Capítulo 32^
Capítulo 33^
Capítulo 34^
Capítulo 35^
Capítulo 36^
Capítulo 37^
Capítulo 38^
Capítulo 39^
Capítulo 40^
Capítulo 41^
Capítulo 42^
Capítulo 43^
Capítulo 44^
Capítulo 45^
Capítulo 46
Capítulo 47^
Capítulo 48^
Capítulo 49^
Capítulo 50^
Capítulo 51^
Capítulo 52^
Capítulo 53^
Capítulo 54^
Capítulo 55^
Capítulo 56 ^
Capítulo 57 ^
Capítulo 58^
Capítulo 59^
Capítulo 60^
Capítulo 61
Capítulo 62^
Capítulo 63^
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 19^

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By NarcirisFerrerV


Vanessa

El tiempo ha transcurrido y él solo ha permanecido allí, sentado sobre una esquina de la cama dándome la espalda, no sé como debería de tratarlo o tal vez simplemente debería salir de aquí y dejarlo estar solo.

El estómago me da vueltas y no puedo dejar de verlo teclear en su teléfono, seguramente se está testeando con su noviecita islandesa, y no es por mal, la chica me cae bien pero no puedo evitar apretar los dientes cuando me viene a la mente su imagen junto a la de él.

Me molesta.

La luz de lámpara empieza a parpadear, ha estado haciendo eso desde que llegué, es molesto y hay veces que junto al crujido de la madera puede asustar.

—¿Qué piensas que aun no duermes?—gruñe sin voltear a verme.

—¿Tomarás esta habitación o te iras?—inquiero golpeando la lámpara, esa bendita cosa me esta dando ganas de estrellarla junto al suelo.

—No iré a ningún lado y tú tampoco—precisa como si fuera mi dueño—esta es la única habitación disponible, al menos que estés pensando en quedarte con Lisa—se burla.

—¿Qué hay de las demás? vi otras cuando llegue.

—Están prohibidas—sentencia—no son para ti.

—Entonces vete tu a ellas—lo empujo utilizando mis pies.—¿Crees que simplemente creeré lo que dices? sé que hay más lugares así que vete.

—Ya te dije que están prohibidas—levanta la voz—ahora cálmate y déjame dormir.

¿Prohibidas solo porque tú lo dices?

—Entonces me quedaré junto a la chimenea—me levanto y camino hacia a la puerta.

—Vanessa—el castaño de ojos azules me llama girando un poco la cabeza.

—¿Qué?

Me da una mirada por encima del hombro como si estuviera a punto de estallar pero permanece en silencio.

¿Y ahora qué tiene? qué me pregunto que qué tiene si siempre se carga esa cara de berenjena arrugada.

Un momento es frío, un segundo tierno y el resto del tiempo el rey de los idiotas, estoy totalmente segura que debe ser el rey en un reino solitario y muy lejano.

Él se levanta en silencio, camina hasta el gavetero abriendo la última gaveta, y lo veo de reojo sacar una colcha gris.

—No me hagas repetírtelo—su voz ronca me amenaza —te quedarás aquí.

—No.—respondo.

—Nadie ha estado en esos lugares hace más de quince años—espeta después de su silencio—y tú no serás quien irrumpa en ellos.

No entiendo porque le molesta pero supongo que tal vez era el lugar de sus padres y por eso está irritado.

Regresa a la cama con la colcha junto a él tomando el otro extremo de la cama, observo como toma una almohada y se acuesta con los pies en dirección a la lampara cubriéndose y tan solo dejando visible un brazo por fuera de la sabana y su cabeza.

—¿Qué haces?—pregunto acercándome a él jalándole la colcha.

—Creo que es bastante obvio—contesta con los ojos cerrados—dormir.

—¿Así?—observo la posición en que se encuentra.

—¿Qué tiene?

—Tus pies.

—¿Qué pasa con ellos?

Respiro antes de contestar.

—Asegúrate de que si vas hacerme una pregunta realmente no conozcas la respuesta.—suelta él dándole un jalón a la colcha haciendo que la suelte.

—Idiota.

—Campesina.

—Es pueblerina.

—Como te quiera llamar, al final terminas siendo lo mismo.

—¿Qué?

—¿De verdad no te vas a callar?—levanta un poco la cabeza.

—No.

—Veamos—se descubre un poco llevando la sabana a su cintura—ya que estás tan parlanchina cuéntame alguna historia que conozcas—acomoda la almohada tras su cabeza.

¿Historia? ¿Se refiere a un cuento? ¿A caso es un niño?

—No me digas que no conoces ninguna—me molesta.

—Claro que conozco muchas.—miento, no recuerdo la ultima vez que escuché una historia—¿Además por que tendría que hacer eso? solo duérmete y listo.

—¿Qué clase de niñez tuviste?—bufea.

Sus palabras me hacen recordar la historia que escuché acerca de sus padres, a la vez mi madre no solía hacer ese tipo de cosas cómo contar historias antes de ir a la cama y tampoco hubo un padre para hacerlo, ya que este desapareció luego de dejarla embarazada, al menos eso es lo que ella dice, pero creo que si me hubiera gustado contar con ese pequeño espacio familiar pero bueno.

—Solo quiero saber porque haría lo que dices—me acerco tomando asiento en la cabecera de la cama—si quieres escuchar una historia consigue a alguien más.

—Te dejaré quedarte sobre la cama si lo haces.

—Prefiero irme al piso.

—¿Estás segura?—me reta en un tono divertido.

—Si.

—Si no estoy mal recuerdo que de niño solía encontrar algunos bichos raros corriendo por ahí.—mueve su mano en el aire.

—Me crié en un pueblo, no tengo problemas con ellos.

—Algunos son del tamaño de mis pies—remueve la sabana mostrándome sus dedos.

—¿De verdad crees que creeré eso?

—Puedes creer lo que quieras.

—Ajá.

—Entonces bájate—me reta.

—Lo haré cuando desee.

Empiezo a creer que fastidiarme es su pasatiempo favorito, y más que una secretaria buscaba una mojigata, no veo otra razón por la cual traerme, si solo he estado dando vueltas por la casa o esperando en un rincón ha que se decida molestarse. No diré que me quedo callada tan solo porque es mi jefe, solo creo que dentro de mi quiero ver hasta donde llegará esto.

<<Lo sé, es algo podrido lo que está por pasar por mi mente, pero bueno, no negare lo que siento>>

—Una vez mientras estuve de visita en el orfanato escuché una acerca de un niño que solía ser alegre y curioso—se da la vuelta sobre la cama quedando sobre su espalda—una tarde este niño se encontraba escondido en la oficina de su padre comiéndose el pastel que su madre había preparado por motivo de su fiesta de cumpleaños, cuando la señora se entero que el bizcocho no se encontraba donde lo había dejado supo que el pequeño tenia algo que ver así que corrió en busca de él, ella sabía muy bien donde debía buscar ya que era donde el siempre hacía de las suyas—sonríe—al encontrarlo ella vio que su hijo ya había acabo por completo con el pastel de chocolate que pasó preparando toda la mañana, al verlo esta sonrió y abrazo a su pequeño. Al inicio él pensó que lo molerían pero al sentirse rodeado por lo cálido de sus brazos devolvió el abrazo que con amor le habían proporcionado aun con la preñez que esta llevaba. En instantes su padre apareció y le reclamó por haberse comido el pastel pero su madre inmediatamente lo defendió diciendo que era su cumpleaños y no estaba obligado a compartir. El padre se acercó a su hijo y contó que junto a su madre irían por otro pastel, ya que era muy tarde para preparar otro y ella ya estaba cansada. Luego de eso ambos salieron dejando al pequeño junto sus obsequios al cuidado de otras personas junto al otro bebé y nunca más volvieron, fin.

<<No creo que ese sea el fin>>

—¿Qué pasó con los padres?—inquiero ya conociendo el final de la historia.

—Abandonaron a sus hijos.

¿Así es como se siente? abandonado.

Nunca se me ha dado muy bien el comprender los sentimientos de los demás cuando los míos son todo un caos pero no creo que el escuchar a alguien expresarse y asentir vaya a matarme. Pero claro esa opción existiría si no se tratara de él, ese hombre frío y distante que mis ojos ven. Aunque me sorprende que hable de estas cosas conmigo.

—¡Oh!—exclama moviendo la almohada de posición—conozco otra parte de la historia, resulta que el pequeño se encontraba en su habitación cuando llegaron personas extrañas, nunca las había visto antes pero estas decían ser su familia, dijeron que cuidarían de ellos pero claro, él no entendía que ocurría y se preguntaba donde estaban sus padres que no llegaban, tiempo después alguien contó que se encontraron dos cuerpos sin vida, y luego de darse cuenta que lo que cargaba la señora sobre ella no era solo la caja de pastel los cuerpos pasaron a ser cuatro. Días después se le entregaron algunas pertenencias que estos llevaban consigo.

—¿Y qué ocurrió después?—pregunto viéndolo, es obvio que lo que me cuenta le afecta más de lo que se esfuerza por mostrar.

—Nada—vuelve a darse la vuelta— no pude terminar de escuchar todo, es una historia incompleta.

—Entonces hay que darle un buen final.

¿Desde cuando soy tan optimista?

—No hay buenos finales, esto es la vida real no una historia fantasiosa de esas que lees.

Incluso si de verdad quisiera serlo desde que lo escucho hablar toda buena intención que nazca en mi muere instantáneamente.

—Yo creo que el niño después de muchos años se dio cuenta que lo que le ocurrió a sus padres no fue su culpa y dejó de torturarse por eso convirtiéndose en un hombre fuerte y estarían orgullosos de lo que ha logrado y en lo que se ha convertido.

Inventar teorías es lo único que me queda ya que desconozco que hacer en este tipo situaciones, mi mente se queda en blanco cuando las personas se ponen sentimentales y en este caso en particular cualquier cosa que diga podría resultar ser más dañino de lo que creo. Tampoco pienso que a él le gustaría saber que sé que el niño de la historia es él.

Al menos ahora sé que es un idiota con sentimientos y remordimientos mucho más grandes de lo que  pude haber imaginado.

—Creo que lo mejor será dormir—comenta—no te muevas mucho o te lanzaré al suelo.

—Inténtenlo idiota. 

Se ríe.

Y muy adentro me alegra que lo haga.

Bajo de la cama y me quito las zapatillas que me aprietan ubicándolas junto a la mesita de noche, sin duda mis pies me están matando, no entiendo como hay chicas que pueden pasar el día usando tacones, simplemente son una tortura llevarlos por más de veinte minutos.

Remuevo las argollas de mis orejas y las dejo sobre la pequeña mesa de noche.

Así que eran de su madre muerta.

Wey espera, ¿Me estás jodiendo?

¿Le pregunto?

No, no le pregunto, mejor si, bueno no.

—Vanessa—me llama—¿qué clase de mujer eres?

—No lo sé, pero creo que lo estoy descubriendo—espeto tranquila con mi respuesta, ya que no es un secreto que es lo que hago—y tú, ¿qué clase de hombre eres?

—Solo soy yo, y listo.

Waoh, que excelente respuesta, muy abierto como siempre.

—Me refiero a si eres la clase de hombre que soñabas ser.

—Dímelo tú, ¿Te gusta como te fo... ?

—No.

Bueno si, pero ese no es el punto.

Carraspeo.

—¿De verdad esperas que creas que es el tipo de cosas que solías pensar?

—Mmm—se da la vuelta sobre su espalda—Déjame pensar.

Cruza sus manos tras su cabeza y se queda viéndome en silencio, me pone nerviosa cuando me da esa clase de mirada, además, realmente no creo que eso sea en lo que pensaba de niño.

—Tal vez ser un stripper.

¿En serio?

—Pero ahora que soy adulto y lo pienso mejor puede que en unos veinte años me convierta en Sugar daddy.—suelta divertido.

—Pitt.

—¿Qué? son mis sueños no los tuyos, no es mi culpa que hayas crecido soñando con un lindo castillo y una gran familia feliz.

—Te equivocas, nunca he soñado con tener una familia—confieso despreocupada.

—¿No te gustan los niños?—pregunta mirando al techo.

—Si me gustan, pero eso no significa que ande soñando con ellos o en formar una gran familia, en cambio a ti si no te imagino con niños.

—No tienes porque hacerlo, para eso esta Diana, ahora ya deja de hablar perico.

Estúpido.

Por un instante al escucharlo hablar olvidé lo que sucederá mañana, aun no logro descifrar que clase de hombre es Pitt, están misterio, explosivo, arrogando y estúpido a la vez.

—Supuestamente me trajiste para trabajar pero aun no me has pedido hacer nada, solo he estado dando vueltas.

—¿Y eso es malo?

—¿Para qué me has traído? no veo que pinto yo en todo esto.

Se queda en silencio.

—¿Pitt?

—Mañana será un día largo Vanessa, te recomiendo que duermas—

—Aún no contestas mi pregunta.

—Te dije que si ya conocías la respuesta no era necesario que preguntaras.

—Es que...

—Dejémoslo así—me interrumpe.

—No, no lo haré, todo el tiempo dices cosas extrañas, o me mandas a callar, y sabes qué, me harte, disfrazas las palabras y actúas de manera estúpida, ¿Cómo se supone que comprenda algo de lo que dices o de lo que quieres?—tomo aire—Dime, ¿puedes hacerlo? ¿Cómo es que estamos en esto? se supone que eres mi jefe y yo tu secretaria y no me molesta lo que ha pasado hasta ahora porque yo lo acepté, yo quise hacerlo y está bien pero ahora todo es distinto, creí que eras un hombre soltero y resulta que mañana te casaras, me haces ir a la despedida de soltera de tu prometida, me pides tener cuidado, Diana actúa como una loca y Lisa me amenaza, ¿Qué se supone...

—¿Te amenazo?—me interrumpe inclinándose hacia adelante hasta quedar sentado—¿Quién has dicho que te amenazo?—hunde el ceño y parece que estuviera a punto de matar a alguien.

¡Dios! metí la pata.

—Más que una amenaza creo que fue una advertencia.

—¿Qué te dijo?

—No lo entendí pero ese no es el punto, la cosa es que...

—¿Qué te dijo?—levanta la voz.

No le diré que dijo que no debía de meterme entre él y su Diana, no quiero que piense que estoy celosa o que vengo a quejarme con él.

Suspira.

—¿Me lo dirás o no?—suena irritado.

—No.

—Entonces no habrá problema, simplemente ignora a Lisa, a veces suele hablar de más.—vuelve a dejarse caer sobre la almohada.

—Al menos ella lo hace.

—¿Qué significa eso?

—Nada señor silencio, no significa nada.

—Si tienes algo que decir solo dilo y deja el juego de palabras Vanessa.

Oigan quien hablan de juego de palabras.

—¿Amas a Diana?—inquiero sin pensarlo dos veces.

—No la odio, ¿algo más?

Si.

—¿Qué clase de hombre eres?

—Dímelo tú, aparentemente eres buena juzgando a las personas así que dímelo, ¿Qué clase de hombre soy? —llega hasta a mi y se queda viéndome—también tengo curiosidad por saberlo.

—Recuerdo haber escuchado una historia—murmuro removiéndole la mirada—una vez un campesino que salía todas las mañanas por leche y huevos al llegar a su granero encontró que las gallinas habían puesto más huevos de lo normal y la cascaras de todos eran completamente color esmeralda, así que llamó a sus vecinos confiables y más cercanos para mostrarles el raro suceso, menos a uno, un hombre que vivía solo y tenía fama de ladrón entre su zona, la cual fue creada por un comentario de uno de los que había sido invitado, todos los que fueron llamados y vieron los huevos estaban asombrados, más tarde el señor decidió tomar algunos para llevarlos a la ciudad y conseguir algo de dinero por ellos pero cuando regreso descubrió que su casa, tierra y graneros habían sido saqueados por los mismo vecinos que le había contado sobre los huevos. El supuesto ladrón lo espero en la puerta de su casa todo golpeado sosteniendo una de las gallinas que había logrado salvar y la devolvió a su respectivo dueño diciendo que lo lamentaba, que eso había sido lo único que pudo salvar ya que los demás lo hubieran matado de haber intentado detenerlos y se retiro dejándolo confundido.

—¿Se supone que debo de entenderlo?—su mirada azulada busca la mía.

<<No lo sé, la verdad es que ni yo lo entendí>>

—Querías que te contara un cuento—lo enfrento—ya lo hice así que no podrás decir que no conozco historias.

Guardo silencio.

—Pero creo que el aprendizaje es que no siempre debes confiarte de las apariencias nobles que ves, y no lo sé, tal v...

—Siento lástimas por los hijos que vayas a tener.—suelta burlándose mientras regresa a su posición inicial.

—Cállate.

—Pobre niños—prosigue molestándome colocando la colcha sobre él.

¿Cómo es que llegamos a este tema?

—Te gustan los niños, y esa es la razón por la que apoyas los orfanatos, ¿no?—pregunto.

—No lo hago porque me gusten, simplemente para ellos ya es bastante duro crecer sin padres, y no hay porque agregar más.

—Si te gustan—murmuro acostada, tomando la fina sabana junto a la almohada y arropándome de espaldas a él.

—¿Ya te callarás?

Ya lo hice.

En este viaje he podido ver partes suyas que jamás pude haber imaginado, así que no ha estado tan mal.

-Pitt-

Temprano me asegure de que todos los detalles de anoche estuvieran arreglados a tiempo, las cosas hasta ahora van saliendo según han sido planeadas. No dejo de ver el viejo reloj sobre la madera, me vuelve loco lo lento que pasa el tiempo, el lugar se siente frio y vacío, Lisa y Vanessa aun duermen, y sobre la cama está tendido ese traje que espera por mi.

<<Estoy loco porque este maldito día acabe>>

Anoche sin darme cuenta me puse algo sentimental con ella, no sé que ocurrió pero empecé hablar y cuando me di cuenta mi boca ya había expulsado casi todo, no recuerdo si alguna vez hablé con alguien acerca de ello pero a lo ya hecho arena encima y olvidado.

Esta casa me ablanda.

—¿A dónde vas?—suelto notando que se asusta al notar mi presencia—¿Qué estabas haciendo?—la veo estar apretando su seno.

—Nada que te incumba—espeta subiéndose el tiro del vestido que aún lleva puesto.

—No crees que es mejor cuando yo lo hago—sonrío.

—Nunca aprenderás a tocar—me regaña metiéndose a la cama.

Me doy la vuelta y regreso hacia la puerta dándole dos toques a la madera con el puño.

—Toc-Toc—me burlo—me tomaré el atrevimiento de entrar a follarte como lo que eres—me aseguro de que la puerta esté bien cerrada.—¿ya no estás ebria?

Camino hacia la cama.

—Nunca lo estuve, y puedes irte con tus intenciones por donde mismo llegaste.

Ignoro sus palabras y llego hasta ella arrancándole de un jalón la colcha viendo sus hermosas piernas, lo delgado del vestido me deja ver lo erecto de sus pezones mientras intenta levantarse pero la detengo haciéndola caer sobre la cama.

—¿Qué más seguirás contándome?—inquiero metiendo mi rodilla entre sus piernas, su cabello hecho un desastre por lo mal que durmió anoche no me molesta, hasta me gusta la resistencia que intenta poner sabiendo que lo desea igual o más que yo. Con una mano sostengo las suyas contra el colchón por encima de su cabeza y con la otra libre subo su vestido notando sus bragas, la empiezo a tocar por encima de panti notando que está mojada, lo que me gusta, ella ya había empezado el trabajo, intenta soltarse de mi agarre pero no la dejaré ir tan fácil, anoche estuve controlándome para no hacerle nada pero hoy es distinto, deseo más que nunca estar dentro de ella, dejar todo salir en su sexo, quiero sentirme su Dios.

Le doy la vuelta abriendo su vestido, todo de ella es perfecto, su aroma, su piel, la sensación de su cuerpo contra el mío, aprieto sus nalgas y me doy cuenta de lo duro que lo tengo, controlarme no es lo mío y todo este tiempo con ella lo he estado haciendo, muevo sus manos hasta atrás de su espalda mientras libero mi miembro, quiero terminar de arrancarle ese vestido pero las ganas me ganan. Muevo las bragas de lado creando espacio suficiente, la sensación de rozarla hasta lograr pasar por su estrechez es tan placentera.

La siento incomodarse mientras recuerdo irme con cuidado, aún no está lista para recibirme de lleno y eso me desespera, quiero hacerla entender, deseo que vea quien soy.

—No usaste condón—la escucho decir.

—Lo olvidé—me burlo sin dejar mis embestidas de lado.

—Eres un idiota—jadea y aprieto mi agarre, estoy a punto de llegar pero ella aun se encuentra lejos de estar allí.

—¿Por qué te detienes?—lanza y sonrío al ver que está clara que le gusta tenerme dentro.

—Querías condón,—sonrío de lado—¿o ya no es así?—le doy la vuelta removiendo el vestido de su cuerpo, sus grandes y perfectos senos son un pecado, y el saber que yo soy el único que ha tenido acceso a ellos me llena de orgullo—¿entonces ahora lo quieres sin condón?

—Ya da los mismo—suelta mientras me lanzo en su pecho desnudo llevando a mi boca sus duros pezones, los devoro con vehemencia pasando mi lengua sobre ellos, dejando pequeñas mordidas a su alrededor, me percato de como se lleva la mano a su sexo y la detengo en el intento, yo seré quien le cause placer, no la dejaré con las ganas de querer volver a tocarse sola como cuando entre a la habitación, le demostraré la diferencia que hay entre sus manos y las mías.

Su mano se enreda entre mi cabello mientras llego a su boca convirtiendo en un delito lo que sucede entre su lengua y la mía, Vanessa se ha vuelto tan salvaje y descuidada o tal vez simplemente por fin comienza a soltarse en serio, levanto su pierna sin perder tiempo en volver a estar en ella, sus gemidos sobre mis labios me endurecen más, ella se acomoda para recibirme por completo pero no quiero maltratarla.

—Estoy bien—dice jalándome hacia ella.

Empiezo a embestirla sin dejar de verla, siento que nunca me cansaré de esto, la fricción de su cuerpo y el mío, el peligroso placer crece más y más cada vez que estamos juntos y esa es justa la razón por la que elegí.

Me dejo caer a un lado cuando llego y la veo suspirar cerrando los ojos.

Ahora solo me queda ver realmente de que estás hecha Vanessa Dolan.


Vanessa

Suena la alarma de mi teléfono, abro los ojos y noto que Pitt ya no está. Remuevo la colcha que ha dejado cubriéndome y coloco los pies descalzos sobre la fría madera, él debió de irse temprano, después de todo su día especial ha llegado.




Nota de autora: Como todas las semanas gracias por los votos y comentarios, me subió mucho los ánimos ver que el capítulo pasado tuvo votos y comentarios tan solo minutos después de publicarlo y waoooh, son las mejores.

Próximo capítulo esta misma semana. He visto algunas de ustedes recomendando la historia en Facebook y Instagram así que de verdad muchas gracias, me alegra mucho.

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