La chica nueva

By Trixmikaelson

4.9K 1.3K 2.2K

Tras 3 años yendo de casa en casa, Katrina se propone empezar una vida lejos de todo aquel que la conoce. En... More

Nota + Personajes
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Epílogo
Capítulo extra
NECESITO AYUDA

Capítulo 31

70 23 41
By Trixmikaelson

―¿Estás seguro de que no quieres quedarte con nosotros? ―pregunto a Troy por enésima vez.

―Creo que necesitáis estar solos en casa, Kat. Por vuestra comodidad y por la mía.

―Conmigo estará bien, Liv ―dice Liam―. Sabes que soy el más decente de todos.

Florence, Franco y Sky comienzan a protestar, Polly se ríe y Josh me dedica una sonrisa sincera. Tras dejar a Lorelai dormida en el coche, se acerca a mí mientras el resto discuten sobre el mejor lugar para que Troy se sienta como en casa.

―Todo esto es surrealista, ¿no te parece? ―murmura para que sólo yo lo escuche.

―Sí, pero en plan bien, ¿no crees? ―Josh asiente.

―Me gustaría quedar un día de estos para hablar tú y yo. A mí no me engañas, cremita. Sé que algo te pasa, te lo noto en la cara.

―Ya lo hablaremos, Josh. Necesito una noche sin preocuparme por nada.

―Sabes que me tienes para lo que necesites, ¿no?

―Lo sé, mi niño, lo sé ―Josh pasa un brazo sobre mis hombros y deja un beso en mi cabeza―. Gracias por ser el hermano que nunca tuve.

―Oh, mi chiquitina, que se pone sentimental ―dice achuchándome entre risas―. Eres un grano en el culo, como cualquier hermana pequeña, pero te quiero mucho. Siempre serás mi familia, cremita ―tras un último y largo abrazo y las protestas de los demás, quienes desean tumbarse ya en sus camas, cada uno se dirige a su coche o al de su acompañante. Leo y yo vamos en coches separados, ya que cada uno ha venido en el suyo, pero, una vez que aparcamos, subimos a casa cogidos de la mano.

―Hogar dulce hogar ―digo al entrar.

―Temía no volver a tenerte aquí esta noche ―confiesa Leo.

―Te dije que lo tenía todo controlado ―digo tras entrar en la cocina.

―No me digas que no temías que las cosas salieran mal, Kat. Esa gente no es de fiar.

―Es cierto ―respondo tras beber un vaso de agua―, pero hay que ser optimistas, al menos de vez en cuando.

―¿Quieres hablar o prefieres esperar a mañana? ―pregunta rodeándome con su brazos.

―Debemos hablar, pero prefiero hacer otras cosas esta noche ―digo cogiendo su camiseta y atrayéndolo a mí para, posteriormente, besarlo. Lo beso como si llevara años sin besar a nadie, a pesar de haberlo besado hace apenas dos horas. En el momento en el que su lengua se mueve ferozmente por mi boca, un gemido involuntario se me escapa sin permiso.

Leo me eleva para sentarme en la encimera sin apartar su boca de la mía. Cuando yo le quito la camiseta, comienza a devorar mi cuello. Sus besos y mordiscos van bajando hasta llegar a mis pechos. Es entonces cuando decide quitar mi top y mi sujetador para centrar su boca en uno de mis pezones mientras acaricia y pellizca el otro. Echo la cabeza hacia atrás sin poder controlar la excitación. Quería tanto esto que no puedo creer que esté pasando.

―Leo ―gimo en un susurro.

Él se aparta para volver a mi boca, bajándome de nuevo y juntándose todo lo posible a mí. Sin despegar sus labios de los míos, moviéndose ambos en una perfecta sincronía, desliza una de sus manos por dentro de mis leggins y dirige las yemas de sus dedos a mi entrada, apartando sin ninguna delicadeza la tela que las separan de su objetivo.

―Joder, Kat, estás tan preparada ―dice con voz ronca sobre mi boca.

―Siempre lo estoy para ti ―digo llevando una mano al bulto en sus pantalones―. Quítatelos.

Mientras él me obedece, yo me deshago del resto de mi ropa. Cuando ambos nos encontramos como Dios nos trajo al mundo, me arrodillo sin preguntarle antes y, tras mirarlo llena de deseo, introduzco su gran miembro en mi boca. Pretendía torturarlo un poco antes, pero se veía tan apetitoso que no he podido resistirme.

Leo lleva una de sus manos a mi pelo mientras yo aumento la velocidad en la que introduzco y saco su pene de mi boca. Tras introducirlo casi del todo, hasta donde entraba, provocando una arcada en mí, lo saco y paso mi lengua por toda su extensión mientras miro a Leo. Tiene los ojos cerrados y jadea a menudo. Cuando los abre y se encuentra con mi mirada, se muerde el labio y yo vuelvo a introducirme su hombría sin dejar de mirarlo.

―Kat, tienes que parar ―dice con voz agitada―. Amor, si no paras ya, voy a correrme en tu boca.

Yo aumento la velocidad ayudándome de mi mano derecha, que se encarga de la parte que queda fuera.

Apenas unos segundos después, siento su semen salir disparado en mi garganta. Saco su miembro y vuelvo a pasar mi lengua por él para terminar depositando un beso en su punta.

Leo coge mi mano y me levanta. La mano que no sujeta la mía vuela a mi cara, pasándola por los alrededores de mi boca.

―Estás manchada ―dice apartándola con parte de su semen en ella. Sin dejarle hacer más, chupo sus dedos manchados―. Me vuelves loco ―dice volviendo a besarme con pasión.

Me impulso rodeando su cuello con mis brazos y quedo colgada de él como un koala. Sus brazos no tardan en rodearme y, de esa manera, me lleva a su cama.

Una vez tumbada, abre un cajón y saca un preservativo de él. Tras ponérselo a la velocidad de la luz, se tumba sobre mí y me besa mientras introduce dos dedos a la vez en mi interior, masajeando, a su vez, que mi clítoris con su pulgar.

―Leo ―gimo. Un montón de sonidos escapan de mi boca mientras él devora mi cuello.

―Dime que quieres esto ―dice mirándome a los ojos.

―Con todas mis ganas ―respondo como puedo.

Sin más dilación, se introduce en mí de una sola estocada. Los gemidos no tardan en llegar, acompañados de algunos besos. Después de un rato, lo empujo levemente, dejándolo desconcertado, para recolocarnos y sentarme yo encima de él.

Comienzo a bajar y subir todo lo rápido que puedo para luego moverme en círculos con él en mi interior. Noto que estoy llegando y vuelvo a subir y bajar con Leo abrazándome. En el momento en el que llego a mi clímax, echo mi cuello hacia atrás y gimo demasiado alto. No pasan ni diez segundos hasta que Leo termina también.

Nos quedamos en esta posición, frente con frente, durante un tiempo que no sabría delimitar. Lo que sí sé es que estoy en paz, porque él es mi calma, mi placer y mi felicidad.

―Te quiero tanto ―dice abriendo los ojos, mirándome mientras pasa sus dedos por mi espalda.

―Yo también te quiero, Leo.

Tras darle un casto beso, me tumbo a su lado y me cubro con las sábanas mientras él va a tirar el preservativo.

―¿Qué quieres hacer, Kat? ―pregunta una vez está tumbado a mi costado.

―Quiero quedarme aquí contigo, aunque me muero de hambre ―mi respuesta le provoca una risa genuina.

―Me refiero a qué quieres hacer con esto. Con nosotros ―aclara mientras las yemas de sus dedos se pasean por mi espalda provocándome cosquillas.

―Todo es complicado ―murmuro―. Quiero decir, no voy a fingir que no siento nada por Jason, o, incluso, por Troy, pero si pudiera decidir cómo despertarme cada mañana, sé que quiero despertarme a tu lado. Puedo quererlos, pero...

―Pero... ¿qué? ―presiona.

―Pero lo que siento por ti va mucho más allá de eso ―susurro.

En un hábil movimiento, Leo me coloca bajo su cuerpo y me besa con fervor. En ese momento me doy cuenta de que no puedo estar sin él. No sé cómo he resistido estos meses sin tocarlo de esta manera.

Perdida entre sus besos sé que podré ser realmente feliz así, con él.

Sin dejar de besarme, tantea con una mano mi entrada para comprobar que vuelvo a estar preparada para él. En cuanto está seguro, vuelve a hundirse en mí sin previo aviso, no sin antes colocarse otro preservativo.

Y así, entre risas y orgasmos, estoy cien por cien segura de que estoy enamorada de Leo.

***

―Entonces, cenamos en Navidad todos juntos, ¿verdad?

Josh lleva nervioso por la cena de Navidad toda esta última semana. Quedan sólo dos días y sigue inseguro, a pesar de que hemos detallado todo a las mil maravillas.

―Joshy, me estás estresando. Leo y yo cenaremos mañana por Nochebuena en casa de sus padres y nos quedaremos ahí a dormir. Por la mañana, nos reuniremos con Sky y el resto del equipo del DC para comer, donde también estarás tú junto con tu preciosa prometida.

―Aún no se lo he pedido ―murmura.

―Y, finalmente, cenaremos en el restaurante favorito de Polly, que estará cerrado para nosotros. Ahí se unirán Freddie, tus familia, la de Lorelai, Jason, Regina, Mark, Trevor y Lara.

Desde la salvación de Troy, hace ya dos largas semanas, todos se pasan por el DC cuando yo trabajo. Jason y Regina se disculparon con Leo por culparle de algo que no podía estar más lejos de la realidad, y ahora la segunda y yo nos llevamos bien. Sus amigas y yo seguimos sin cuadrar, pero ellas me importan una mierda. Jason y Regina parecen ser felices, pero conozco al chico desastre y sé que algo esconde. Aún así, todos nos llevamos bien ahora. Incluso Josh los adora, por eso están invitados a esa cena. Piensa pedirle matrimonio a Lorelai y quiere nuestro apoyo moral.

No hace falta recalcar que el anillo lo elegí yo. Josh tiene unos gustos horrendos para las joyas, pero, por suerte, me tiene a mí. Él sólo tuvo que encargarse de tomar las medidas de su dedo anular cogiendo a escondidas uno de sus anillos.

Troy lleva cinco días fuera de la ciudad. Cada día me escribe para asegurarme que está bien, pues la amenaza de Carl sigue atormentando mi paz de vez en cuando. ¿Qué narices hace fuera?

―¿Y si me dice que no?

Quito mi vista de la pantalla de ordenador en la que estoy escogiendo las fotos que pondremos en la pedida para mirar a mi mejor amigo.

―Josh, Lorelai está completamente enamorada de ti. Estoy segura de que está deseando casarse contigo. Además ―añado sentándome a su lado y agarrando su mano―, nunca va a encontrar una mejor persona con la que pasar el resto de su vida. Sería tonta si dijera que no.

Josh me acerca para abrazarme, quedando ambos en una posición un poco ortopédica.

―Entonces, ¿serás mi dama de honor? ―pregunta tras separarse de mí con una sonrisa traviesa.

Ya estamos otra vez.

―Eso tendrá que decidirlo Lorelai, Josh ―digo levantándome―. Además, ¡ni siquiera te ha dicho que sí aún!

Corro a esconderme tras una pared justo cuando me lanza un cojín.

―No sé por qué te aguanto ―dice fingiendo estar ofendido.

―Oye, cambiando de tema ―evado su comentario y vuelvo a situarme a su lado―. Anoche Leo me dijo que me amaba.

―Y, ¿a qué esperabas para contármelo? ―grita.

―A que dejaras de lloriquear ―respondo encogiéndome de hombros.

―En fin, voy a ignorar eso. ¿Qué le respondiste?

―Pues... Bueno, yo... No te rías, ¿vale? ―balbuceo.

―Cremita, dilo ya.

―Le dije que yo te amaba a ti.

Su cara palidece en cuestión de segundos. Aguanta un poco más, Kat.

―¿Qué? ―murmura aún pálido.

―¡Es broma, idiota! ―estallo en carcajadas sin poder aguantar más. Josh me golpea reiteradamente con un cojín, pero sólo por ver la cara que ha puesto sé que ha merecido la pena.

―Eres la persona más tonta que he conocido en mi vida. Es que, dios, ¡me has asustado!

―Lo siento, sólo quería demostrarte mi avance en las clases de interpretación.

―Pues puedes ir presentándote a un casting en Hollywood, loca, que estás loca.

―¿Estás enfadado? ―pregunto levemente preocupada.

―No; en realidad, estoy orgulloso ―me mira y ambos estallamos en carcajadas―. Venga, dime qué le dijiste a Leo.

―¿Qué le iba a decir? Que también lo amo. Lo amo más que a mi vida, tú lo sabes.

―Ya, sólo quería escucharlo.

El sonido de mi teléfono me obliga a buscarlo por toda la habitación. ¿Dónde diablos lo he dejado?

―¡Está aquí! ―grita Josh desde el lado opuesto de la sala.

―¿Diga? ―respondo al recuperar mi teléfono.

―¿Kat?

Alejo el teléfono para comprobar que es ella.

―¿Sofía?

―Sólo llamaba para desearte una Feliz Navidad. ¿Todo bien por ahí? 

―Sí, ¿tú qué tal? Siento mucho todo. Lo sabes, ¿verdad?

―Sí, Troy ya me explicó cómo ocurrió lo de James. Siento que he sido una estúpida enfadándome contigo.

―Estabas en todo tu derecho, Sof.

―Bueno, cuéntame. Me han dicho que sales con un sexy profesor. Quiero saberlo todo.

∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞

Ay, que mi Josh se quiere casar. Yo quería ser su esposa :(

Me encantaría leer vuestros comentarios, me hacen muy feliz.

El siguiente cap lo subiré el miércoles.

¡Cuidaos mucho!

Continue Reading

You'll Also Like

282K 28.1K 46
[LIBRO 1] No respires cerca de él. No lo mires a los ojos. No le preguntes por su collar. No busques las razones. Es él, la imagen de la perfección m...
481K 57K 73
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...