Tenebrae

By acm2099

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A los ocho años y tras el atroz ataque de un alfa, Temo pierde a su madre, desde ese momento, decide suprimir... More

Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Temporada 2
Capítulo XI
Capítulo XIII
Capítulo XIV

Capítulo XII

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By acm2099



Herencia

Temo pudo notar como todo el cuerpo de Ari se tensaba. El omega estaba más allá de lo decepcionado pero en aquel momento había sido necesario hacerlo de esa manera, no es que hubiera querido lastimarlo de antemano.

—¿Cómo pudiste? —Le dijo con una voz baja y dura —. Con razón nunca te encontró, como lo iba a hacer si ya sabía dónde demonios estabas —Temo intentó acercarse pero Ari lo alejó —. Tú papá confiaba en él, yo más de una vez me rompí frente a él porque te extrañaba y porque estaba muriendo de dolor sin ti y ese cabrón, él sabía dónde estabas.

—Hay una razón, Ari —el omega se abrazó a sí mismo.

—Tienes veinticuatro horas diciéndome lo mismo, Cuauhtémoc y estoy empezando a hartarme —Temo apretó los dientes —. No quiero pensarlo pero Pepe no estaba tan equivocado después de todo, ¿no? Ni siquiera se te ocurrió pensar en lo que estaba sintiendo o por lo que estaba pensado. Y si no pensaste en mí menos lo hiciste en tu padre.

—No podemos hablar de eso aquí, Ari —él asintió.

—Por supuesto que no podemos. Tu papá está aquí y definitivamente le romperías el corazón si se entera que todo este tiempo nos viste la cara de idiota —Temo bajó el rostro —. Realmente Pepe no estaba tan equivocado cuando dijo que habías sido egoísta —las palabras del omega lo hicieron crisparse.

—No puedes desconfiar de mí de esa manera —le dijo duramente rozando en la imposición. Ari lo reto con la mirada plantándose frente a él con una fuerza que distaba mucho de ser la de un omega cualquiera.

—¿Vas a usar tu voz de alfa para callarme? —Temo apretó los dientes.

—Hace un momento me estabas defendiendo de mi hermano.

—Hace un momento no sabía que le habías dicho a Mateo dónde estabas —Temo iba a debatir ese punto pero fueron interrumpidos por su padre.

—Lamento lo de la llamada, ya sabes, cosas de la empresa —el hombre miró a su alrededor —, ¿y Mateo? —Ari se tensó sólo al escuchar su nombre.

—Tuvo que marcharse, papá. Mañana tenía que estar temprano en la agencia —su papá miró a su reloj.

—Cierto, ustedes no pensarán irse, ¿verdad? —Temo le iba a contestar que realmente lo mejor era marcharse, quería tener una conversación a solas con Ari y era mejor hacerlo en casa pero su padre ni siquiera le dio tiempo —. Les alistamos una habitación, es la más grande de la casa.

Temo no tuvo corazón para negarse, no después de haber escuchado las palabras de Ari, cierto, los había hecho sufrir y aunque había una razón, podía ser que no fuera suficiente sobre todo cuando se trataba de su familia.

Fueron conducidos a la habitación por su padre que iba abrazándoles por los hombros mientras les contaba un montón de tonterías, estaba entusiasmado, celebraba su regreso y lo agradecía. Temo no se quería ni imaginar lo que pensaría su padre cuando se enterara de la verdad sobre su ausencia. Temo podía notar como Ari intentaba disimular su enojo y frustración pero para Temo era completamente notorio por su aroma, necesitaba arreglarlo, su lobo empezaba a inquietarse seriamente, exigía a su omega feliz.

En cuanto su padre les dejó solos la conversación terminó y lo único que quedó fue el aroma denso e irritado de Ari que de nuevo se abrazaba a sí mismo dándole la espalda. Su lobo lo incitaba a acercarse, lo urgía a arreglar las cosas, no podía tenerlo enojado a él y por ende a su cachorro.

—¿Realmente te vas a quedar sin decirme nada? —Le preguntó Ari enfrentándole.

Antes de regresar, tanto Mateo como el capitán Rodríguez le había pedido que hablara con Ari antes de que cualquier cosa y esa era la intención pero no tomó en cuenta su naturaleza, el deseo de su lobo por volver a estar con el omega que era suyo así que fue por eso que terminaron haciendo el amor antes que cualquier otra cosa haciendo todo incluso más difícil.

El vínculo era fuerte, la necesidad de tocarlo era casi dolorosa así que Temo hizo uso de su completo autodominio para intentar buscar las palabras que calmaran a Ari.

—Caí por el acantilado inconsciente. La corriente del río me arrastro sin un rumbo. No supe de mí hasta que desperté encadenado en una de las cabañas del capitán Rodríguez —Ari se estremeció ante el recuerdo y Temo se acercó un poco a él para intentar calmarlo con su aroma —. Mis transformaciones eran intermitentes, no podía controlarme, incluso intenté lastimar al capitán Rodríguez. Conforme los días pasaron mi fuerza y estabilidad mejoró pero aún así era un peligro, acercarme a ustedes era impensable —Temo recordó el dolor de mantenerse lejos de Ari aún sabiendo que lo estaba necesitando, su lazo dolía, su propia mente se había sentido atiborrada de su hambre por estar a su lado pero saber que en cualquier momento podía perder el control y entonces llegaba el temor de pensar que podía lastimarlo —. Él sugirió un lugar con unas personas, así que tomé la única esperanza que me quedaba; llegué a un lugar en medio de la nada, sólo con la esperanza de que ellos pudieran ayudarme.

—¿Quiénes son ellos? —Le preguntó Ari tenso.

—Unas personas que me estaban esperando. Bueno, a alguien como yo —Ari lo miró si entender—. Hay un grupo de personas que sabían sobre Don Alejandro. Descendientes de Maqastakná que durante todo este tiempo esperaron la llegada de uno igual a Don Alejandro. Ellos me ayudaron a contenerme, como lo dijo Rodríguez, nuestra cultura no está muy alejada del chamanismo y los cambia formas. Durante todos estos meses aprendí sobre mi fuerza y poder. Conecté con mi lobo, nos hicimos uno y pude entender mejor mi naturaleza.

—¿Para qué te esperaban? —La incredulidad en la voz de Ari era palpable.

—Para detener todo esto —Ari negó.

—Mataste a esa cosa, ¿qué más quieren de ti? —Temo tragó.

—No era el único. Don Alejandro hizo un trato con Fenrir, él le dio poder, pero Don Alejandro debía ser el vínculo para él, para destrozar y lo está logrando. Hay personas, herederos, eso buscaba, lobos que se creen puros por haber nacido de él.

—¿Y qué quieren? —Le preguntó Ari mientras un escalofrío le recorría.

—No es dominar al mundo si eso crees. Lo quieren destruir. Para ellos, el resto somos impuros, no debemos caminar por las tierras que pertenecen a los reales lobos. Colapsaran este mundo a base de dolor, sufrimiento y muerte.

Ari no quería, ni podía entender lo que estaba oyendo.

—¿Te estás escuchando, Temo? Es una completa locura lo que me estás diciendo. Puedo entender que tu transformación sea una cadena más de la evolución pero de eso hablar de complots y salvar al mundo, carajo, Temo somos como cualquier otra persona y lo que me cuentas es ridículo.

—Es que, ese es realmente el punto, Ari. Tal vez no soy su heredero pero mi linaje está vinculado al suyo, Ari.

—¿Y? Por eso debes arriesgarnos a nosotros, a ti. ¿En que se supone que te vas a convertir, en un vigilante? Casi te pierdo, Temo. Ya hiciste lo que tenías que hacer, deja que los demás hagan lo que tiene —Temo podía sentir lo tenso y preocupado que estaba el omega a pesar de querer dejarse llevar por su lado racional podía notar que el lobo de Ari tenía miedo de lo que estaba ocurriendo y de que por eso se volvieran a alejar.

Sin importarle si era dañado o se incrementaba el odio de Ari hacia él, se terminó acercando para abrazarlo fuertemente.

—No lo entiendes, cariño. Si yo no estoy con ellos, estoy en su contra. Maté a la cosa que les dio origen, vendrán por mí para matarme — o para quitarle todo cuanto tenía como le pasó a Don Alejandro y terminar transformándolo en él. Esa era la parte que aún no le podía decir a Ari porque no estaba seguro de lo que esos tipos quería de él. Lo único seguro para la Tribu era que esos tipos no sabían quién era él y tampoco que ellos seguían existiendo.

—Dios, Temo, cómo fue que nos metimos en esto —Ari se abrazó a él por fin. Temo le besó la frente apretando más sus brazos entorno a él.

—No estamos solos —le rozó la nariz con los labios.

—Claro, tienes a Mateo —Temo sabía que reírse no era precisamente la mejor manera de continuar con esa conversación pero era bastante irónico ver al siempre pragmático Doctor Córcega perdiendo los estribos por algo así. Besó la comisura de sus labios y luego hacia la marca que había dejado en el cuello de Ari obedeciendo a su lobo que no quería más escenas sin tener el calor de su omega.

—Le tuve que pedir ayuda porque necesitaba ganar tiempo. Mateo es mi amigo, él entendió que necesitaba resguardarme y también te estuvo cuidando. Él me mantenía al tanto de esto —pasó su mano por el abdomen de Ari —, tal vez por eso no me volví loco mientras no los tuve.

—¿Confías más en él que en mí? —La intensidad en la mirada de Ari le mostró lo importante que era la respuesta para él.

—No —lo dijo con sinceridad sabiendo que, mientras las cosas se fueran dando, había mucho de que hablar.

—Te amo, Temo...

Ari lo besó, su boca fue salvaje y viciosa contra la suya. Todo en Temo se encendió, dejó a su lobo libre, tranquilizar y tranquilizarse con la cercanía de su omega; los hizo desplazarse hasta la cama donde cayeron sobre el mullido colchón.

Se besaban sin tregua intentando desnudarse sin apartarse ni momento. Cuando sus pieles se reencontraron ambos gimieron. Ari sintió una mordida en su nuca y hombros, se encontró encantado con la reacción de Temo porque le encantaba que el lobo perdiera el control de esa forma, tomara la iniciativa y le demostrara lo mucho que le gustaba.

La lengua de Temo siguió la línea recta de la columna de Ari, termino mordiendo las dos perfectas nalgas de su chico, todo sin dejar marca porque era un hecho que la piel de Ari era una cosa casi celestial para él.

—Eres tan perfecto —la voz ronca y amortiguada de Temo causo estragos en Ari quien nunca se imagino poder gemir con esa desesperación.

Las manos de Temo separaron sus nalgas, Ari podía sentir a su omega se sintió sumiso y necesitado de su alfa. La lengua de Temo corrió por todo su culo, Ari se sintió derretir cuando ese musculo empezó a hacer círculos sobre su piel. Los jadeos se convirtieron en bramidos al sentir que la lengua intentar penetrarle.

—Temo... alfa...

La entre cortada voz de Ari hizo mella en los sentidos de Temo, ladeo su cabeza para intentar tener más exceso dentro de su omega. Lo incito a levantar la cadera para poder colar una de sus manos y acariciarle. La polla de Ari estaba caliente y palpitaba ávida con cada caricia. Sin poder controlarse más aparto su cara de las nalgas del chico, sin dejar de acariciarle empezó a hacer lo mismo sobre su miembro y después lo posiciono en la dilatada entrada. Estaba a punto del desmayo.

Poco a poco fue entrado en él. Estaba tan excitado que temía derramarse en la primera embestida pero aun así sabía que no durarían mucho. Estaban muy excitados y deseosos de hacerlo. Las embestidas fueron profundas, deliciosas y calientes. Ari se encontró a si mismo gimiendo como desesperadamente. Se vino en un espasmo terriblemente placentero. Temo sujeto con fuerza la cadera de Ari y se derramo dentro de él dejando escapar el nombre de su chico en un suspiro. Terminaron recostados y fuertemente abrazados.

—Te amo, Ari —dijo Temo mientras besaba tiernamente uno de los hombros de su omega que prácticamente dormía abrazado a él.

****

Ari se despertó sobresaltado en medio de la madrugada, recordaba haber hecho el amor con Temo y luego dormir entre sus brazos, estaba cansado por las emociones del día pero también porque hecho de pelear con Temo parecía debilitarlo pero ¿cómo no iba a pelear? Temo había desaparecido cinco meses y regresaba con la idea de ser el líder de una revolución contra quien sabe quién, era una locura digna del Capitán López.

Claro, amaba el sentido de la responsabilidad de Temo, por supuesto que estaba a favor de que se protegiera, pero, ¿por qué no usar a la policía en eso? ¿Por qué tenía que hacerlo él?

Ari buscó el cuerpo de Temo dándose cuenta de que estaba solo en la cama, la habitación entera apestaba al aroma del alfa, claro, era un señuelo, así pensaría que el alfa estaba ahí pero se había ido, ¿por qué y a dónde? Era un misterio. Se estaba empezando a cansar de tener que sacarle las verdades a tirabuzón, así que tal vez era momento de que su omega le dejara tomar el control y empezara a ser el investigador que era.

—Tu papá está empezando a sacarme de quicio, ¿sabes? —Colocó la mano en su abultado abdomen —. Primero me dice que confía en mí y luego se va a mitad de la madrugada a hacer sabrá que cosa —una onda cálida le hizo sonreír a pesar de todo —. Supongo eso eres tú pidiéndome que le tenga paciencia. Sólo espero que no esté con su amigo, Mateo —otra vez el calor se hizo presente en la palma de su mano. Eso solía pasar a menudo sobre todo en las últimas semanas, tal vez debería contárselo a Temo pero, primero investigaría que mierda estaba pasando con ese lobo pulgoso.

Si Temo no quería confiar en él por las buenas lo iba a hacer por las malas.

****

Temo se estacionó frente al local. Las vitrinas negras impedían la vista al interior, la fachada gris pasaba completamente desapercibida a pesar de las enormes letras que daban nombre al lugar: CAVA MICTLAN.

Abrió la puerta doble de madera con su propia llave adentro el olor ébano y roble le endulzó los sentidos. Las luces se encendieron, las elegantes meses estaban dispuestas por la explanada del lugar mientras frente a él estaba la barra donde una hermosa chica con una brillante cabellera negra le sonría.

―Llegas tarde ―Temo se acercó a la barra, la chica se estiró lo suficiente a través de ella para aspirar sobre su cuello ―, aunque creo que valió la pena. Hueles a otro, ¿es tu lobo? ―Temo asintió ―. Dulce y denso. Debe ser un tipo apasionado, tal vez algo necio también.

―Lo es ―Tonalli sonrió además de que sus ojos negros rebosaban de picardía. Para la Tribu era muy distinto todo sobre las jerarquías. Para ellos había sólo guerreros, no omegas, ni alfas, deltas o betas, ellos clasificaban sin importar nada más que su valor al luchar eso era realmente refrescante ―, tuve que escaparme para venir aquí, así que espero regresar antes de que él despierte y quiera poner mi cabeza en otro lado que no sea entre sus piernas.

Tonalli buscó debajo de la barra dándole un sobre que Temo abrió encontrando tres fotografías.

―Quizani envió esto esta noche. El primero es el senador Zúñiga, compañero de bancada de tu hermano, ahora está encargado de la mesa de seguridad. Hace un año por sus manos pasaron unos acuerdos para entregar armas unas guerrillas. El de en medio es el secretario de energía Arteaga, hace un mes hizo un trato con unas empresas de cosméticos, están derramando toda su porquería en los tres lagos más importantes del país y el último Moreno, el jefe de prensa de la presidencia, tipo ruin por donde se vea, si hay que matarlo, por favor déjamelo a mí ―Temo regresó todo al sobre.

Toda esa información era de suma importancia para la siguiente parte de su plan. Debían encontrar a los verdaderos herederos de Don Alejandro.

Temo miró el sello en el sobre. La Tribu a veces jugaba la suerte de una sociedad secreta, aunque Temo consideraba que era mucho más. Herederos de un montón de misterios, arraigados a sus raíces e historia en medio de un mundo lleno de lobos. Aun mantenían el mismísimo, Temo, en sus terrenos se había sentido conectado a la naturaleza más que nunca. Los viejos habían sido los encargados de su entrenamiento mientras que las personas jóvenes como Tonalli se las encargaban para vigilar fuera de esos terrenos.

Ella se había vuelto una buena amiga desde que el capitán Rodríguez lo había dejado en los terrenos de la Tribu, ella se encargó de hacerle entender lo que sus ancianos querían de él. Al principio Temo no confió demasiado pero luego entendió que Tonalli se había quedado sola, había perdido a su familia en manos del ente y tal vez por eso se había encariñado tanto con Temo, o bueno, encariñado no ere precisamente la palabra que podía describir el comportamiento de Tonalli con él.

No era una omega o un beta, así que no lo trataba como si fuera un alfa, lo trataba como una persona, un guerrero que aún estaba demostrando su valía a la Tribu.

Aun recordaba las noches en las que no soportaba la añoranza por Ari, ella se acercaba a él, por supuesto que la llenaba de historias de su omega y ella siempre la decía lo mismo: demuestra que eres digno de regresar con él, doma a tu bestia, sé uno con ella. Tonalli tenía razón, esa había sido la única manera de regresar con su manada.

―Se lo conté ―Tonalli lo miró ―, bueno, no todo. Le hablé de ustedes pero no de lo queremos hacer ―Tonalli lo miró fríamente con sus ojos negros.

―Eres tonto, lobo. Debes contarle todo ―Temo suspiró.

―Acabo de regresar con él, aún está pensando en todo lo que ha ocurrido en las últimas horas, quería darle algo de tiempo para que acostumbrara a todo lo que se nos viene ahora ―Tonalli empezó a moverse alrededor de la barra buscando ingredientes. Pronto el aroma a café se mezcló con el de la madera y antes de que Temo lo notara ya tenía una taza con una bebida a base de café y algún licor dulce que no identificaba.

―Dijiste que él era un buen guerrero ―Temo asintió bebiendo.

―Lo es. Pero espera nuestro primer cachorro ―Tonalli lo miró sin decir nada ―, estoy siendo muy protector, lo sé.

―Estás siendo un idiota.

―¿Entonces debo decirle qué? ¿Qué soy el elegido de una profecía milenaria?

―¿Elegido? ¿Qué es esto? ¿Harry Potter? ―Temo boqueó.

―¿Quieres decir que no hay una profecía? ―Tonalli bebió.

―Por supuesto que hay una profecía ―Temo le dio una mala mirada ―, y puede que tú encajes en ella o no ―Tonalli lo tomó de la muñeca ―, lo que te quiero decir, lobo, es que el destino se camina día a día y lo hacemos nosotros manteniéndonos en nuestras ideas, buscando lo correcto para nosotros. Camina el camino, lobo, pero no por un pedazo de papel milenario, sino porque es el camino correcto y... habla con tu compañero. Proteger de la verdad realmente no es proteger, lobo.

Temo recogió se llevó con él el informe que Tonalli le había dado y luego regreso a casa justo antes de que el sol apareciera, se desnudó y volvió a la cama abrazando a Ari mientras recordaba lo que Tonalli le había dicho y convencido que su amiga tenía razón.

****

Espero que estén como Ari, con más preguntas que respuestas.

Gracias pors sus votos, lecturas o comentarios.

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