"The drama club" 🌼 rubiusplay

By MamoruKibosahua

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Y pensar que estoy jovenes creyeron que al unirse al grupo de teatro todo sería pan comido. [ pueden encontra... More

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By MamoruKibosahua

—Ya, para ya —ordenó Raúl, empujando sin brusquedad a Rubén, para pasarse la manga de su abrigo y limpiarse los labios después de que este lo besara repetidas veces—. Me llenaste de baba, guarro de mierda.

Rubén soltó un apenado «lo siento» mientras tomaba distancia del contrario. Desde que Raúl le dió luz verde para besarlo, él lo saludaba de beso cada que se veían, el problema radicaba en qué Rubén realmente tenía cero experiencia besando, por lo cual, sus muestras de cariño siempre terminaban siendo algo incómodas para ambos.

—Vámonos de aquí —lanzó otra órden, dirigiéndose a las escaleras, pues ambos se encontraban en la azotea.

El menor asintió, y a paso lento, siguió a Raúl, pensando en si hacer cierta pregunta o no.

Desde su regreso de Noruega, todo había sido muy confuso para él. Raúl ahora lo tomaba de la mano sin problema alguno, además de haberse besado en varias ocasiones, pero en ningún momento formalizaron una relación, y eso solo confundía al menor.

¿Es que a Raúl solo le gustaba que lo besara? Porque lo dudaba, y mucho, sus besos eran horribles, y cada que lo besaba, el mayor se terminaba quejando, pues lo dejaba lleno de baba.

¿Debía preguntarle que se suponía que eran? Para él no estaba para nada clara su relación, pero Raúl se encontraba de lo más tranquilo, y temía que al preguntar, el mayor le dijera que el hecho de ponerse cariñosos no significaba nada y seguían siendo solo amigos.

—¿En qué mierda estás pensando? —cuestionó Raúl, deteniendo su paso. Rubén no había dicho nada en un buen rato, claramente algo atormentaba su cabeza.

—No, nada, digo; pensaba que te vez muy lindo hoy —respondió el menor. En cierta forma, no estaba mintiendo, realmente creía que cada día Raúl se volvía más guapo.

—Se honesto —exigió, dando media vuelta para encarar al contrario—. Tú estás pensando en algo, y ese algo te pone mal, no quiero que estés mal, así que dime y yo trataré de ayudarte.

—Es que… si te digo, te vas a molestar —confesó Rubén, bajando cada vez más el volumen de su voz, mientras desviaba la mira, para evitar ver cómo Raúl fruncía el ceño.

Raúl estaba a punto de volver a hablar, cuando la campana anunciando el regreso a clases sonó, y al instante, Rubén se despidió de él, dándole un rápido beso en los labios, antes de salir corriendo.

El mayor se quedó ahí, de pie, mientras analizaba toda la situación. ¿El comportamiento de Rubén sería por qué él no es suficientemente amoroso? Era lo más seguro, nunca fue bueno para mostrar afecto, pero no era su culpa, realmente se estaba esforzando para ser medianamente cariñoso.

Fue a paso lento a su aula, donde tomó asiento al lado de Jaume y Violeta. Era impresionante como ninguno de los dos tenía ni el más mínimo problema para demostraste afecto, siempre se estaban diciendo cosas lindas y estaban juntos.

Rodó los ojos. Si tan solo él pudiera ser así, en su lugar, parecía tener cara de estar cagado todo el tiempo, y seguramente eso estaba empezando a molestar a Rubén.

—Oye, Raúl —escuchó la voz de Jordi a sus espaldas. Genial, justo cuando tenía ganas de morirse, llegaba ese tipo—, no te lo tomes a mal, pero todos tenemos una duda chiquitita.

Jordi hizo una señal con sus dedos, haciendo alusión a lo pequeña de su duda. Raúl alzo una ceja, dándole a entender que se explicará.

—Verás, tu siempre haz dicho que no eres gay… —empezó a decir, con algo de dificultad.

—Porque no lo soy —aseguró Raúl, dándose cuenta a dónde se dirigía todo eso.

—Si, si, y confiamos en tu palabra —dijo Ismael, quien iba junto a Jordi—, es solo que, algunos te han visto, como lo digo; muy cariñoso con ese chaval de teatro.

—Claro, es mi novio —aclaró Raúl, con tranquilidad. Ismael y Jordi quedaron estáticos, incluso Violeta y Jaume, quienes escucharon todo por pura casualidad.

—Ostia, tío —soltó Violeta, de la impresión. Ninguno de los presentes llegó a creer que Raúl se atrevería a tener novio en su vida, y juraban, que si lo llegaba a tener; no se lo diría a nadie.

—¿Pero no eres gay? —preguntó Jaume, tan confundido como sorprendido.

—Qué no —volvió a decir Raúl, cruzándose de brazos. Toda esa situación empezaba a cansarlo.

—¿Bisexual? —preguntó Ismael, quien con anterioridad ya le había confesado a Raúl el saber que era gay, pero el escuchar de la boca de su amigo que tenía pareja, lo tomó por sorpresa.

—Pero cómo joden, tío —soltó Raúl, con molestia, volteando a ver al profesor en turno, esperando a que este empezará con la clase, pero no hacía más que ver su teléfono móvil.

—¿Eso es un no o un si? —cuestionó Jordi, quien estaba tan desesperado por una respuesta que no podía más.

—A ver, yo tengo novio, ¿ok? Pero eso no me hace necesariamente gay —contestó Raúl, después de inhalar y exhalar con fuerza.

—Entonces si eres bisexual —habló Ismael, creyendo que al fin Raúl había respondido a su pregunta.

Raúl lo pensó por un momento. Él en ningún momento dijo ser bisexual, pero, ¿y si lo fuera? Seguramente no le tomaría por sorpresa a nadie, ni siquiera a sí mismo.

Al no decir nada más, sus amigos llegaron a la conclusión de que Raúl ya había contestado su pregunta, así que volvieron cada uno a sus asuntos, dejando finalmente a su amigo en paz.

Las clases siguieron con normalidad, y cuando todas estas terminaron, fue hora de reunirse en el teatro, donde Raúl pensaba volver a encontrarse con Rubén para retomar su charla pendiente.

Una vez en el teatro, tomó asiento al lado de Borja, quien felizmente le dijo que al fin se estaba tomando en cuenta la idea de llevar acabo una obra de teatro.

—Si, muy bonito, me pido ser el de iluminación —respondió Raúl. No le hacía mucha ilusión participar en una obra, menos porque gracias a la poca cantidad de miembros en el club, seguramente tendría mucho tiempo en el escena.

—Creó que si es algo de drama, tú deberías ser de los protagonistas. Te salen bien gritar, tirar cosas y fingir que estás apunto de explotar del coraje —le propuso Luzu, pero después de recordar la improvisación que su amigo hizo con Rubén dijo:—. También podrías interpretar una historia de amor con Rubén.

Raúl se limitó a negar con la cabeza repetidas veces. Ni de broma iba a ser una clase de Julieta de bajo presupuesto.

Pasados los minutos, Rubén entro al teatro, junto con Miguel Ángel. Raúl pensó en ir tras el más alto, pero este parecía estarlo evitando, pues justo cuando él se puso de pie para acercarse, Rubén lo vio de reojo y camino hacia el lado contrario.

—¿No quieres sentarte con tu Sugar Daddy? —le preguntó Miguel Ángel a su amigo, dándose cuenta de como este evitaba a Raúl.

—No creó que él quiera estar conmigo, míralo, está muy cómodo con Luzu —respondió Rubén, como si nada.

Miguel Ángel lo vió, confundido, claramente algo en su amigo estaba mal, y eso involucraba a Raúl. Sabía que no debía meterse en los asuntos ajenos, pero sentía la necesidad de hacer algo, así que tomó aire y se preparo para gritar.

—¡Raúl, dice Rubén que te sientes acá con él! —exclamó Miguel Ángel, ganándose un golpe en el hombro por parte de Rubén, y una vez que Raúl se puso de pie para aproximarse a ellos, Miguel Ángel fue en dirección a donde estaba Manuel, dejando a su colega solo.

Rubén pensó por un momento decirle a Raúl que en realidad, él no había solicitado su presencia, pero una vez que el mayor estuvo de pie frente él, su mente quedó completamente en blanco.

—Pero bueno, a ti de verdad te está pasando algo —soltó Raúl, cuando el más alto no le pidió permiso para besarlo una vez que estuvo al frente de él.

Rubén negó con la cabeza, restándole importancia a lo dicho por Raúl, antes de tomar asiento una vez que Samuel entrara como líder de una secta, pidiendo que tomarán asiento, mientras todas las luces eran apagadas y Guillermo sostenía una vela.

—Hijos míos, siento que las vibraciones en este lugar están muy negativas —empezó a decir Samuel, encendiendo una vela—. Para limpiar el aura que nos rodea, quiero que todos abracemos a nuestro compañero de al lado y le digamos lo mucho que lo amamos.

Todos empezaron a abrazarse, menos Raúl y Rubén, ya que el menor hizo oídos sordos a la orden de Samuel, mientras el mayor no tenía ganas de abrazar a alguien que no era capaz de ser honesto, ni siquiera porque tenían una relación.

Rápidamente, Guillermo se dió cuenta de este detalle, y se lo informó a Samuel, quien rápidamente se aproximo a ese par de rebeldes.

—¿Quieren decirme por qué coliflores no se están abrazando como les pedí a todos? —cuestionó Samuel, pensando en algún castigo por si se reusaban a darse un abrazo.

—No lo sé, yo estoy preparado para recibir un abrazo, pero parece que nadie aquí se dignara a darmelo —soltó Raúl, mirando los brazos cruzados de Rubén.

—Yo no te veo muy preparado para un abrazo —le contestó Ruben, tratando de fingir molestia, pues tenía más ganas de llorar que de gritar—, y si te lo diera; seguro te quedajarías porque te dejé lleno de baba.

—¿Pero que mierda estás diciendo? Ésto es solo un puto abrazo —dijo Raúl, poniéndose discretamente de puntitas  para encarar al más alto—. Y si tanto te molestan mis quejas, entonces no me babees la cara cada que me vez, ¿es mucho trabajo?

—No tengo ni puta idea de cómo besar, y si eso no fuera complicado ya, tú solo te quedas quieto y yo hago todo —soltó Rubén, agachando la mirada y bajando el volumen de su voz.

Samuel miro con atención la escena, era claro los problemas amorosos que ese par tenía, y para evitar que contagiaran a todos con sus malas vibras, los saco del teatro, y solo les permitió volver a entrar cuando arreglaran sus problemas.

—Bien, nos quedaremos aquí afuera hasta año nuevo —dijo Raúl, con molestia, esperando a que ningún profesor caminara por el pasillo y los llevará a la dirección por no estar dentro del club.

Rubén no dijo nada. Todo eso se le había salido de las mano, pero, ¿cómo se suponía que debía actuar con alguien que no era su novio pero claramente tampoco su amigo? Solo quería preguntarle a Raúl que mierda se suponía que eran, pero el ambiente estaba demasiado tenso como para tan siquiera pensar con claridad.

—¿Le decimos a Vegetta que ya estamos bien para que nos deje pasar? —le preguntó el mayor, para terminar confundido cuando Rubén negó con la cabeza— ¡¿Y porque no?!

El menor lamió sus labios por los nervios, pensando en cuáles serían sus siguientes palabras, lo cual era malditamente complicado, pues demasiadas cosas pasaban por su cabeza, la gran parte eran resultados desfavorables.

—¿Que somos? —preguntó finalmente, con los nervios a flor de piel, y la mirada clavada en el suelo. No tenía el valor para ver a Raúl a la cara.

Raúl lo miro confundido por un momento. ¿Que clase de pregunta era esa? Para él era obvio que eran pareja desde que se confesaron sus sentimientos, por lo que no entendía a que venía eso.

—Nos besamos, me tomas de la mano y todo eso, pero nunca aclaramos que clase de relación teníamos —siguió hablando, al no tener una respuesta—. Desde ese día en mi casa, muchas cosas cambiaron entre nosotros, me gustan estos cambios, pero no tengo para nada en claro todo ésto.

—¿Era eso en lo que estabas pensando? —cuestionó Raúl, el más alto asintió. Para Raúl eso era una estupidez, pero era claro que para Rubén no lo era, por lo que tomo aire y preguntó:— ¿Que quieres que seamos?

—Bueno, pues si yo puedo escojer; seamos esposos —contestó Rubén, mirando el rostro ya sonrojado de Raúl—, pero somos muy jóvenes para casarnos, así que de momento, podemos ser novios.

—Me parece buena idea —dijo Raúl, mirando hacia otro lado.

—¿Te puedo besar? —preguntó Rubén, pues apesar de ya tener una relación formal, no quería hacerle algo a Raúl sin el permiso de este.

Raúl asintió con la cabeza, antes de acercarse a Rubén y ponerse de puntitas, para poder recibir su beso. Quiso echarse hacia atrás cuando los brazos temblorosos de el menor envolvieron su cintura, pero en lugar de hacerlo, él lo abrazo del cuello.

—Bien, ahora sí pueden entrar —escucharon la voz de Samuel, a la vez que la puerta del teatro era abierta—. Entren rápido, que Fargan y Alex están haciendo una improvisación de una pareja no formal donde las dudas y peleas están empezando.

Rubén tomó a Raúl de la mano y ambos entraron, se sentaron uno al lado del otro, y cuando Raúl pensó que todo sería miel sobre hojuelas, Rubén volvió a abrir la boca.

—Mañana te presentaré con mi mamá como mi novio —avisó el menor, haciendo que Raúl tragara en seco.


















Tarde un año y poco más escribiendo está wea, y no podría estar más feliz con el resultado.

Muchas gracias a quienes apoyaron este libro desde su primer capítulo, los que llegaron después y los que no pararon de comentar. Gracias a ustedes fue mucho más divertido escribir todo esto.

No sé si en un futuro escribiré otra historia de esta pareja, pero quizás haga más one-shots.

Si tienen ganas de leer algo más de está greñuda que los ama un chingomadral, en mi perfil encontraran un puño de historia de mi autoría, entre ellas, una con personajes propios.

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Los amo gente, nos leemos en otra historia (´;ω;`)🍓✨

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