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By damonsscum

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By damonsscum

          LAS COSAS NO SIEMPRE salen como uno las planea.
Para los Shelby esto era muy común. Las cosas casi nunca salían conforme al primer plan pero, jamás en la vida habían tenido un evento familiar tan feliz que se tornara tan triste en cuestión de segundos.
La gente, además de sentir tristeza por la pareja, sentía mucha pena, pues el recuerdo de su primer baile como esposos sería una terrible atrocidad y lo único que posiblemente podrían visualizar, sería llanto, sangre y muecas de horror.

Polly Gray se encontraba en un pequeño trance, sentada en la sala de espera del hospital, buscando con la mirada cada diez segundos al doctor que había recibido a su sobrina política. ¿Qué era lo que la ponía así? Pues que Pearl había manchado casi en su totalidad la parte del abdomen de su vestido y según se decía, cuando una novia manchaba su atuendo de boda con sangre una mala suerte reinaría en el matrimonio.

— ¿Por qué les pasan estas cosas a ellos? — preguntó John algo triste.

— La vida es injusta la mayor parte del tiempo — responde Ada con sentimiento. —. Te arrebata lo que más amas, la felicidad y el corazón. Muchos no tenemos la mejor suerte del mundo, John — dice entre dientes.

— ¿Alguien de ustedes supo quién era? — cuestiona Lizzie.

— No, tampoco sabemos quién lo dejó entrar — susurró Arthur. —. Su cara está completamente destrozada ahora, nadie lo reconocerá jamás de esa manera.

— El collar tenía algo, el que le dió Tommy — anuncia Esme, mirando al suelo.

— ¿Culpas a mi hermano?

— No, no lo culpo, solo digo que el collar que le dió tenía algo. Ella y su madre misma lo dijeron — susurra.

— ¿Por qué tendría algo? No tendría sentido, quieren sacar excusas de donde no las hay — responde Linda, molesta.

— Ellos están malditos, alguien puso un hechizo sobre ellos — ignoró Esme.

— ¿Malditos? No digas tonterías, simplemente no están hechos para estar juntos — gruñe Lizzie.

— Tú solo metes eso porque ya no te puedes tirar a Tommy. Ya acepta que nunca te quiso — escupe Ada, mirándola mal.

— Malditos o no, destinados a ser o no, por el momento no hay que agobiarlos más. Mira lo que le acaba de pasar a su esposa, por favor.

Todos callaron nuevamente y miraron a los Rowen, quienes parecían una llave abierta.
Mientras que los Shelby eran una familia numerosa, los Rowen eran solo ellos tres.

Meredith sabía que su hija estaría bien, pero al igual que Esme, estaba completamente segura de que el collar tenía algo que ver con lo que le había pasado a Pearl.

— Se veía raro, tenía una pesadez tan  rara — susurraba abrazada de su esposo.

— Lo que pasó ya está hecho, cariño. Cálmate, ella estará bien; mañana la llevaremos con tu madre — asintió. —. No te preocupes, ella está bien, te lo prometo.

— ¿Familia de Pearl Rowen?

La primera persona en saltar fue Tommy, diciendo por primera vez: "soy su esposo", de una manera que nunca imaginó.
El doctor habló con él por algunos minutos, ciertamente nervioso, pero el ojiazul largó un suspiro y agradeció varias veces al médico.

— Thomas, ¿qué dijo? — preguntó Douglas al instante.

— Dijo que ella estaba bien, que no sabía cómo sus órganos estaban perfectos — suspiró mirando a Meredith. —. Me dijo que fue algo milagroso, nunca antes lo había visto — asintió. —. Lo importante es que está bien — sonrió duramente.

— Es un alivio — susurró la madre. —. Thomas, si no te molesta, nos gustaría llevarla mañana con su abuela, es una persona muy especial para Pearl, curará cualquier cosa que su herida vaya a dejar y además, a ella le encantaría que la conocieras.

— Si para ella es importante, también lo es para mi — responde suspirando. —. Lo siento mucho, yo... no sabemos quién dejó entrar al hombre, quién se distrajo o lo que sea que haya pasado. En cuanto lo sepamos, no duden en que los cortaré — dice apenado.

— Cuando nosotros nos casamos asesinaron a mi madre, así que... sabemos que estas cosas pueden pasar — susurró Douglas.

— Siento oír eso — susurró bajando la cabeza. —. La piedra negra que llevaba en el dedo corazón, ¿para la protección dijo que era? — pregunta arrugando los ojos.

— Así es, es la mejor piedra de protección que se pueda usar — aclara firmemente.

— Me encuentro en un dilema, porque de cierto modo siento que yo atraje esa mala suerte hacia ella y ese zafiro, debí haberla escuchado pero... la piedra negra, estoy seguro que fue lo que la salvó de morir, además de que está literalmente intacta por dentro — asiente. —. Gracias, por hacerla usarlo — finalizó.

El muchacho entregó los anillos de cristales que su esposa regularmente usaba y guardó el condenado zafiro en el bolsillo de su saco.

— La negra estaba rota cuando me la entregaron, no sabría decirle cómo ocurrió — susurra.

Meredith, quien se esperaba molesta, sonrió tranquilamente al mirar la brillante piedra negra en ciertos pedazos, seguido miró a Douglas y a su yerno.

— Cumplió su función; mi hija está bien porque estuvo bien protegida — dice.

— ¿Por qué dice eso?

— Se rompe cuando cumple su función, no hay más. La piedra la ha protegido, hay que estar agradecidos por ello — asiente. — ¿Sabes qué es algo raro? Mucha gente activa los zafiros como protección pero... el tuyo era una plena maldición, Thomas. No sé de dónde lo sacaste, pero quien te lo dio no lo hizo con una buena intención — negó.

Shelby asintió, algo mareado por su día. Se sentía culpable, porque sabía que su suegra decía la verdad. Después de hablar con Arthur y John sobre su repentina partida, tras pelear con la inconformidad de Polly y Ada y disculparse con los Rowen, Tommy tomó el auto y manejó al teléfono público más cercano que encontraría.

— ¿Sí? ¿Señor Petrovich? — dijo como casi nunca. —. Necesito ver a su sobrina, ahora mismo, es urgente — declaró.

— Lo siento, señor Shelby. Tatiana no desea verlo — susurró del otro lado.

— No me interesa, la tengo que ver ahora. Es una maldita urgencia — repite. —. Déjeme verla e iré a la fábrica el lunes al amanecer — dice con la voz frágil.

— Lo esperamos.

Cuando la llamada se cuelga Tommy golpea la cabina de teléfono y las lágrimas comienzan a salir de sus ojos. Su vida no estaba en sus propias manos, la gente lo manejaba a su gusto y él no podía negarse.
Pearl, quien debía ya odiarlo por haberse casado con él, seguramente lo terminaría aborreciendo después de descubrir que no estaría con él al despertar, no habría de rastro de su esposo.


[...]


Al bajar del auto y reflexionar a medias sobre lo que estaba haciendo, Shelby comenzó a caminar a la entrada sintiéndose vulnerable.
No podía dejar de pensar en Pearl, en su familia y en que en ese momento, posiblemente Meredith estuviera esperando su presencia para ir hasta la Nana de su esposa.
El ardor en sus ojos se hizo presente y fue aún peor cuando un rayo del sol saliente lo cegó por unos segundos.

— Señor Shelby — dicen en la puerta. —. Luce muy elegante el día de hoy, ¿algún motivo en especial? — sonríe.

Tatiana se encontraba en la puerta, con una sonrisa maliciosa y ese distinguido coqueteo que siempre tenía que poner cuando estaba junto a él.

— ¿Qué mierda tiene esto? — exclamó agitando el collar en el rostro de la muchacha.

— Oh, pues yo pensé que usted sabía que el zafiro estaba hechizado con una maldición — sonríe. —. Nada en este mundo me haría ponerme ese collar — negó.

Mientras la sangre de Tommy llegaba a sus pies, Tatiana se reía actuando inocente.
La mujer no quería nada con él, no sentía ningún tipo de atracción hacia Shelby, pero si el negocio requería que ella fuera de ese modo, entonces lo haría.

— No le pasó nada, ¿no es así? — preguntó sonriente. —. Nunca me ha mostrado una sola imagen de su bella novia, ¿podría verla? Podríamos ir a su casa, ahí podría mostrarme todo — asiente.

— Eres una maldita demente — susurró. —. Mi esposa está en el hospital por tu culpa, le dispararon por tu culpa.

— No, señor, no se confunda. Si su mujer está en un hospital por un disparo, fue por su propia culpa. Usted le dio ese zafiro, no yo. Nosotros solamente se lo obsequiamos; pudo haberlo vendido o lo que sea, pero usted decidió regalárselo a su novia — reclamó. —. La culpa la tiene usted. Si su novia muere, no será sorpresa descubrir que fue por su culpa también— sonrió.

Tommy dejó salir algunas lágrimas, la miró a los ojos y la tomó por el cuello, sin pensarlo.
Tatiana imitó ahogarse solo por la emoción.

— Puede continuar los negocios aún después de lo que le pasó; tal vez no la amaba — sonríe. —. No tiene por qué desquitarse conmigo — dice con dificultad.

— Ella siempre está junto a mi, ella siempre me dice que no confíe en ustedes — susurró cerca de su oído.

Las manos del hombre se separan de ella al ver que estaba lastimándola, la mujer lo mira con lágrimas en los ojos. Él no agredía mujeres, ni siquiera a las que eran tan idiotas como un hombre (cosa que era muy difícil), como Tatiana.

Tommy le pidió autorización para matar al sacerdote después de explicarle que era un traidor.

— No tienes que buscar permiso para matar a nadie, solo hazlo — dijo entrando nuevamente a su hogar. —. Comienza a independizarte, Tommy — finalizó derramando su lágrima.

El ojiazul limpió sus ojos y entró en el auto, arrancó lo más rápido que pudo, dirigiéndose hasta su segundo y último compromiso del día.

Era la primera vez que lo veían vestido tan desalineado, tan humano y tan débil.

Su llanto se hacía presente y su manejar peligroso, se sentía tan cansado de vivir una vida de ese tipo, se sentía agotado de que las cosas siempre tuvieran que pasarle a sus seres queridos y no a él; decidió dejar las lágrimas para otro momento y enfocarse en su ruta, donde en menos de lo que pensó, llegó a su destino.

— Gracias por su tiempo, madame Boswell — susurró sin ganas.

— Oí que alguien le disparó a tu esposa — contesta mirándolo sin expresión.

De su bolsillo sacó el ya tan conocido collar, lo miró por ciertos segundos y se lo entregó a la mujer.

— ¿Lo usaría?

— ¿Por qué no lo haría?

— Esa es mi pregunta — asiente. —. Mi esposa lo tenía puesto cuando le dispararon y yo me culpo por eso — susurró.

Tommy miró el paisaje y pensó, ¿realmente tenía él la culpa o también fue de Pearl al aceptar usarlo?
No, la culpa era de él. Básicamente la obligó a ponérselo, a dejárselo puesto incluso cuando a ella le molestaba, excusándolo con que se veía hermosa. La culpa era totalmente suya.

— Está maldito. Siento la maldición quemándome el corazón — asiente.

Él asiente y sin dirigir otra palabra más, se retira de la escena, escuchando a la mujer detrás de él gritar:

— ¡Dios te bendiga, Tommy Shelby! ¡Tendrás buena suerte de ahora en adelante!

Pero la suerte quizás sería en su negocio, dinero, lujos, respeto, lo que sea; en el lado personal, Thomas siempre vendría quince pasos atrás de los demás, pues la felicidad y tranquilidad, a él parecían no dársela.
Luchar por ello siempre sería una opción, una que siempre estaría dispuesto a tomar, pero aún así, casi nunca conseguía momentos enteros de felicidad propia, era muy difícil sentirse plenamente contento.

En aquel momento se sentía derrotado, la culpa de lo que le había pasado a Pearl recaía en él y en no dudar de la procedencia del zafiro que le habían obsequiado y se sentía estúpido por ello.

— A ella no le hubiera pasado nada de esto si se hubiera casado con Alfie — susurró para sí mismo, dándole una larga calada a su cigarrillo.

La hora marcaba las dos de la tarde en punto, podría aún estar a tiempo para llegar al hospital y recoger a su esposa, junto a sus suegros.


[...]


— Thomas, los señores estaban más que enojados cuando te fuiste — dijo Polly, quien lo vio entrar primero. —. Están adentro hablando con Pearl, dijeron que en cuanto llegaras te querían ahí dentro con ellos.

— Gracias, Pol — susurró.

Le sudaban las manos y le temblaban las piernas. Con los Rowen todo era un lío, pero ese lío era totalmente culpa suya.

— Pearl — susurró aliviado de ver su mirada.

Los ojos castaños de la muchacha brillaron al verlo a él y dejó escapar una de las sonrisas más grandes de su vida. Tommy caminó hacia ella ignorando a sus suegros y la abrazó, cuidando de no rozar su herida.

— Pearl, lo siento por absolutamente todo — dice apoyándose en su pecho.

Ambos padres decidieron salir al saber que su hija ya no era una niña y necesitaba privacidad con su esposo.

— Estoy bien, mírame — sonríe. —. Mi Nana me curará la herida y estaré como nueva, te lo prometo, pero no llores, ¿sí? No llores, porque me harás llorar a mi. No me gusta verte así, vamos, estoy bien, cariño — suspira. —. Cálmate, estoy aquí. Siempre estaré aquí.

— Me duele saber que tu recuerdo de nuestro primer baile sea tan horrendo.

— No te preocupes por eso, Tommy. La fiesta no me importa, a mi solo me importa la verificación de nuestro matrimonio — ríe. —. No llores más, por favor.

— ¿Te sientes bien? ¿Necesitas algo? — ella negó. —. Pearl, ¿podrías perdonarme?

— ¿Por qué, Tom?

— El collar estaba hechizado por una maldición y... y yo no me enteré — susurró con voz quebrada. —. Es mi culpa que estés aquí, es mi culpa — ella negó.

— No, no, mírame — pidió. —. No fue culpa tuya, tú no pensaste en eso porque simplemente no pasa por la cabeza, ¿bien? No es tu culpa, no es culpa de nadie — sonríe. —. Lo importante es que todos estemos bien y lo estamos, así que levanta rostro, deja de llorar y sácate esa idea de la cabeza — asiente.

Pearl fue la qué pasó sus pulgares por las mejillas de Tommy y limpió sus lágrimas, sonriéndole enternecida.
Ella se sentía feliz de estar con él, le importaba muy poco haber recibido una bala, le importaba realmente poco.
El muchacho pasó sus brazos al rededor de su cuerpo y la abrazó nuevamente, besándole las mejillas repetidas veces.
Se sentía bendecido al tenerla ahí con vida, pero culpable por saber que aunque ella quisiera negárselo, la culpa del disparo había sido suya.

— Gracias — susurró tímido.

Pearl besó su frente y acarició su cabello, enternecida. Lo amaba, no se arrepentía de nada y si le tenían que disparar de nuevo por estar junto a él, que lo hicieran.
Le daba igual si fuera o no una buena idea.

Tal vez pudo haberse abstenido a eso.
Tal vez, solo tal vez.




















Buenas.
Bien, como vemos, modifiqué el final de el último capítulo (solo el final, por si quieren leerlo, aunque no tiene mucha ciencia).
Me parece que continuar la historia así es mejor, además me gusta que estemos conectándonos con la parte de la brujería de la que Pearl y su madre con creyentes.
Espero que a ustedes también les haya gustado y si tienen algún comentario, háganmelo saber.

Les pido una disculpa sincera, pero un error lo comete cualquiera y tenía que corregir ese final si o si. Gracias ;)

- Con amor,
Mary xx.

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