nómada

By ninsafo

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Alba lleva una vida tranquila y estable, un trabajo, un hijo y una hija. Natalia nunca está demasiado tiempo... More

1. criminal.
3. acento ruso.
4. (in)paciecia.
5. dos realidades.
6. llamame intensa.
7. el chubasquero fugitivo.
8. un piti o un polvo.
9. conflictos mañaneros.
10. control.
11. el pianista.
12. Shrek (p. 1)
13. Shrek (p.2)
14. el corazón delator
15. altibajos domingueros.
16. cicatrices.
17. polvo en el ambiente.
18. Un camino.
19. vestidos de tul.
20. una cita.
21. aquí y ahora.
22. carrera inversa.
23. siete de enero.
24. Plan B.
25. la sopa de ama.
26. frío diciembre.
27. condensación.
28. el baile de las hadas.
29. el regalo.
30. sitios.
31. Blaya Noel.
32. ¿me aconpañas a fumar?
33. cumpleaños³
34. treinta y dos peliculas y media
35. madres

2. pizza y Sherlock.

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By ninsafo

- mami, creo que tu tostada ya se ha tostado.- Ander señaló el trozo de pan carbonizado.

- ¡joder! Se me olvidó- dijo para sus adentros.

Efectivamente la tostada estaba íntegramente negra y bastante caliente. Esto último lo comprobó de forma empírica al intentar tomarla con sus dedos

- ¡mierda!- dijo por lo bajo, pero no lo suficiente como para que no llegara a oídos los otros dos presentes allí.

-ha dicho DOS palabrotas- susurró la niña cerca del oído de su hermano y ambos rieron.

-hoy vais a casa de la tita Marina.- les recordó su madre. Riendo por aquella conversación secreta no-tan secreta.

-es verdad, Andy ¡es viernes!- celebró la niña.

Los viernes era su día favorito, porque tenía practica de Judo y futbol en el mismo edificio. Marina los recogía y los llevaba a su casa, donde había un ordenador con juegos. Casi siempre, Marina invitaba a los pequeños y a su madre a comer y volvían tarde a casa.

-sí, y mañana es sábado y voy a salir- les comunicó.

No era algo que Alba hiciera seguido, de hecho, lo hacía porque sus amigas y su padre le insistían.

nos quedamos con tita Marina, con los abuelos o vamos a casa de mamá?- preguntó el pequeño con los ojitos brillantes porque cualquiera de las tres opciones le ilusionaba por diferentes razones.

- casa de mamá. -respondió y vio aquellas miradas cómplices tratando de imaginar que pasaba por sus mentes.

- ¿sabes qué significa, Andy?

- ¡pizza y...!

- ¡SHERLOCK!- gritaron a la vez.

Era su plan de fin de semana en casa de mamá. Ver su serie favorita y comer pizza.

- pero bueno. Veo que ya tenéis todo organizado.

Alba no intentó ocultar su sonrisa, ante la felicidad de sus peques.

...

- t... te... te ha... te... te has.

- ¡jolines, Andy! Trae.- Olivia le quitó la tarjeta del juego de mesa.

- ¡MAMÁ!

- Olivia, no. Deja que tu hermano lo intente.- dijo seria, aún así sin levantar el tono de la voz.

- pero esta tardando mucho...

- deja que lo intente- persistió.

- no, ya no quiero.

La niña suspiró.

- venga. Lo siento. No me enfado.- dijo poniendo una mano en el hombro de su hermano.

- ¿queréis que lea yo todas las tarjetas?

Se miraron cómplices y como si lo hubieran decidido en un silencioso lenguaje secreto, se pusieron de acuerdo.

- vale- dijeron al unísono.

La madre tomó la tarjeta.

- Te has caído en la madriguera del conejo, pierdes el turno.

- ¡jolín!- rechistó.

Turno de Alba. Lanzó los dados.
cinco.
Avanzó cinco casilleros, sigo siendo la última. No era cosa de dejarse ganar. Simplemente, Alba siempre había sido terrible en todos los juegos de mesa.

Era turno de Olivia, pero el timbre obligó a la rubia a desviar su atención. Intuía de quien se trataba.

Otra vez frente a ella: la morena, con una mancha de aceite para autos en la punta de la nariz y en la manos, su frente tenía una fina capa de sudor y llevaba su enorme mochila al hombro.

- hola... supongo que vienes a usar mi ducha.

- solo si no es mucha molestia

- pasa- se hizo a un lado

Tenía la idea de llevarla directamente al aseo, pero un baño en una casa con dos peques, es una caja de pandora. nunca se sabe que puedes llegar encontrarte. Por lo que decidió primero ir a ver que todos estuviera limpio.

-quedate aquí un segundo- dijo bajito para que no escuchasen sus hijos, que continuaban en la cocina, jugando solos o esperandola.

La situación no le dió demasiado tiempo a Pensarse las cosas, de lo contrarió, habría tenido en cuenta que en menos de una fracción de segundo, tenía a ese par mirando a Natalia con rostros asombrados.

- em... peques, ella es Natalia, solo va a usar nuestra ducha. Natalia: Olivia y Ander. Mis hijos.

- ah, niños... me gustan los niños, aveces.- dijo observándolos como si fueran extraterrestres.
- son lindos cuando duermen.

- no tardo.- dijo apresurado el paso hacia el aseo.

Natalia hechó un vistazo a aquellos dos, la niña tenía el pelo rizado y castaño oscuro que no llegaba a tocar sus hombros y en ese momento estaba tan despeinado que parecía un nido de pájaros, el otro tenía el pelo igual de largo que su hermana, solo que mucho más lacio y era de un color mucho más claro. No entendía porque se le habían quedado mirando esos dos pares de ojos que eran un calco exacto de los de su madre, solo que los del niño eran color azul claro.


-hola -dijo para cortar la tensión porque de esos dos la miraban casi aterrorizados.

-¿Eres una criminal?- soltó el niño de sopetón.

Natalia frunció el ceño.

-no...- respondió, intentando no reírse.

-¿reptiliana?- ahora fue el niña.

Natalia tuvo que tragarse una carcajada.

-¿cuanta televisión veis al día?

Se miraron y se escogieron de hombros con el mismo gesto de "no lo sé ni me importa"

- ¿qué eres entonces?- la niña se acercó con timidez y su hermano fue detrás.

- soy Natalia.

- ¿por qué vas a usar nuetsra ducha?- el crío cogió a su hermana por los hombros y tiro un poco de ella hacia atrás.

- porque no tengo ducha en mi furgoneta.

- ¿y por qué vives en una furgoneta?- volvió a preguntar él.

- porq...

- listo- la rubia volvió. Justo a tiempo, un segundo segundo más y Natalia habría comenzado a ver con cariño a la manguera del jardín.
- puedes pasar- le dio permiso.

La ducha estaba repleta de juguetitos que Natalia tuvo que esquivar por el bien de sus pies. De todas formas, el agua estaba tibia y no estaba la intérprete ni corría peligro de contraer hongos, lo cual era un lujazo comparado a lo que acostumbraba.

Salió limpia, se vistió alli dentro y se aseguró de dejar el lugar también limpio. Era lo menos que podía hacer.

Cuando salió, la rubia estaba con sus críos jugando un juego de mesa, como si fuese lo mejor que le haya pasado en la vida.

A Natalia nunca le ha interesado eso de los niños y estaba segura de que no les cae bien a ellos. No es algo que le afecte, al menos los mantiene lejos.

- gracias por dejarme tu ducha, rubia.- le enseñó los dientes en una sonrisa, a modo de despedida.

- no hay por qué... y ya te he dicho que mi nombre es Alba.

Natalia rió.

- adiós Alba... hijos de Alba.

Salio de allí, dejó la mochila en el asiento de adelante, cogió el paquete de tabaco de la guantera y se subió al techo. Igual era su imaginación, pero juraría que, si agudizada el oído, podía oír a la rubia reír con ese par de pitufos.

Solo había compartido dos palabras con ellos y ya tenían pinta de ser lo más insoportable que haya pisado esta tierra.

Casi sentía lástima por lo que esa rubia guapa tenía que soportar sola.

No veía la horas de reparar la furgo y salir de allí.

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