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—¿Quieren beber? —Pregunta YoonGi ya aburrido de sus acompañantes, al menos el alcohol le daría sueño y no tendría que estar soportándolos. Aunque no podía quejarse mucho, ya que a uno sí lo invitó. El pelinegro solo se coló.
Los dos contestaron con un asentimiento sin dejar de hablar de lo que sea que fuera tan interesante para ellos como para que a YoonGi le pareciera aburrido.
—De acuerdo, ya vengo —Se levantó del sofá con pasos perezosos a buscar sus zapatos y las llaves de su casa—. No tardo, adiós —Se despidió sin voltear a verlos, hubiera preferido que JungKook fuera por las bebidas, pero se sentía la tercera rueda en su propia casa.
YoonGi caminaba en dirección a la tienda más cercana con su bolsa ecológica de tela en mano, de repente se le habían antojado cosas dulces. En su mente solo rondaba la duda en que dulces compraría y cuántos, había llevado una gran cantidad de dinero
Tenía suerte que la tienda no estuviera a menos de dos cuadras, así no se le haría tan fastidio estar caminando bajo el sol que lastimaba su blanquecina piel. Mantuvo su mirada siempre al frente con ojos cansados, tenía tanto sueño y era comprensible. Su viernes había sido pesado, la escuela y la fiesta de la noche anterior lo tenían así, con la vista fija en la puerta de entrada, agradeció poder ver qué no había gente adentro. De hecho no había ni un alma y eso le ponía feliz, 0 fila era igual a rapidez, y rapidez significaba irse a su casa más rápido de lo que pensaba.
Al entrar, la campanita de la puerta sonó, anunciando que alguien entraba a comprar.
—¡Hola! ¿En qué pue...? ¿YoonGi? —Pasó de largo al reconocer la voz de quién provenía el llamado. No tenía ganas de hablar—. Es de mala educación no contestar, ¿te lo han dicho?
SeokJin se acercó con paso lento al pasillo que había escogido YoonGi por hurgar y decidir qué podía comprar, algo que fuera delicioso y barato.
—No me importa —Tanjante, SeokJin rodó los ojos. Como odiaba cuando usaba ese tono con él—. ¿Trabajas aquí? —Preguntó sin mirarlo. No dejó su búsqueda para hablar con el rubio.
—Así es, ¿vives cerca? —El rubio no deja de admirar como iba vestido YoonGi. Se veía tierno con sus prendas oversized.
—Ya has ido a mi casa, no está lejos, ¿recuerdas? —Sonríe YoonGi al encontrar su chocolate favorito escondido entre otros tantos—. Deberían de ordenar esto, casi no encuentro lo que buscaba.
La mirada del más bajo se posó en los grandes y espaciosos refrigeradores de la tienda. Por fin había de su bebida favorita, el Soju le generaba sueño, estaría bien que lo llevara.
—Se lo diré a la que se encarga de eso —SeokJin se volvió a acercar hasta dónde YoonGi. Al parecer le costaba sacar las bebidas—. ¿Necesitas ayuda con eso?
—No, ¿por qué estás aquí? Ya pareces de las señoras que te acosan y que no te dejan de seguir por toda la tienda de ropa -—YoonGi bufa sin éxito alguno. No quería tener más conversación con aquel rubio que le parecía agradable.
—Me gusta estar cerca tuyo, no le veo el problema —Suelta haciendo a un lado el cuerpo de YoonGi para poder sacar la caja de Sojus—. Aquí está.
Se lo extiende y YoonGi lo toma murmurando un pequeño gracias para seguir observando los estantes de dulces. Al final decidió que mejor solo se llevaría cinco chocolates de sus favoritos y las bebidas.
—¿Me das vino y whiskey? —El más alto lo observa con una ceja alzada—. ¿Qué?
—Nada, sólo me sorprende que vayas a beber apenas siendo las cuatro de la tarde —Responde curándose y buscando lo pedido—. ¿Este te gustaría?
Señala uno de los vinos de más arriba del estante frente suyo mientras lo observa y YoonGi asiente con calma.
—Es sábado, me podría hasta drogar... —SeokJin lo volteó a ver molesto—. De puro chocolate.
YoonGi ríe por la expresión deforme del rubio. ¿Enserio se creería que tenía cara de que se drogaba?
—Son $58 dólares —YoonGi le extiende el dinero. Odiaba gastar tanto en bebida, pero poco le importó cuando el dinero estuvo en las manos del más alto. SeokJin ayudó al pequeño chico a meter sus productos en su bolsa y le sonrió, cosa que YoonGi también imitó de forma más pequeña—. Ten un lindo día, Yoon. Llámame cuando quieras pasar tiempo acogedor conmigo.
Se despidió pero no recibió contestación del más bajito, sólo pudo observar cómo sus regordetas mejillas se tornaban de un tono rosa carmín.
Y así anduvo todo el camino de regreso a su casa con una sonrisa muy boba, ¿estaría enfermo? Se sentía su cara muy ardiente y no en la manera en la que le gustaría estarlo.
Se metió a su casa en absoluto y sepulcral silencio, el único ruido fueron las llaves siendo dejadas en su respectivo lugar y así poder quitarse los zapatos. Adentrándose más a su hogar, se le hizo extraño que no hubiera ruido y yendo a donde dejó a sus amigos, se quedó parando en shock por lo que veía.
—¿Qué es todo esto?
hasta pronto jiji </3