De pie (✔)

By FranCBR

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SEGUNDA PARTE DE "EN PUNTAS" Melanie vive en Nueva York. Eric vive en Chicago. Melanie será bailarina profes... More

Bienvenidas
Prólogo
Hoy, aquí, ahora.
Clase extra.
El dinero no compra la felicidad.
Extravagante y hermoso.
¡Esta mierda sí que duele!
Las Thompson.
Dos opciones.
Lia.
Un minuto.
Mariposa.
¿Aún la amas?
¡Me estoy volviendo loco!
Esto es irreal
Claro que eres real.
¿Qué debería hacer?
Ustedes actúan muy extraño.
Como en casa
De pie
Epílogo
Agradecimientos
Extra "Halloween"

¡Amo este lugar!

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By FranCBR

Un año antes.

Eric.

Camino por el aeropuerto hasta encontrar la puerta de embarque.

Subo al avión y me siento en mi lugar. Me acomodo y pongo mis audífonos cuando el avión ya está en el aire.

Hoy debo ir a Nueva York, no es un viaje muy largo en avión.

Gabriela me llamó, dice que necesito ver las nuevas habitaciones construidas en el lugar. Era lo último que faltaba para que el orfanato esté completamente remodelado.

Me puse muy feliz cuando me dio la noticia. Por fin el esfuerzo de años dio frutos, y no solo en este orfanato, ya llevamos varios remodelados por completo.

Me pongo de pie cuando el avión desciende en Nueva York, el viaje fue más corto de lo que pensé.

Camino para buscar mi maleta cuando noto como algunas personas me observan. Camino a paso firme para salir del lugar, solo quiero llegar a mi antigua casa, con mi madre y Gabriela, quiero verlas y estar con ellas como una persona normal.

Me subo al auto que contrató Levy para que me lleve a casa, iremos directo al orfanato y luego de ver todo el lugar nos iremos a casa.

Al llegar al orfanato veo a Gaby esperándome en la salida, un par de camarógrafos me sacan fotos, yo entro al lugar.

—Hola, nani —abrazo a mi hermana, la he extrañado un montón.

—Hola hermano, ¿Qué tal el vuelo? —pregunta.

—No me quejo —la observo— estás tan grande —a veces se me olvida que mi hermana creció, que ella ya no es la pequeña Gabriela, mucho menos es la que pasó meses en la clínica. Ella es una mujer recuperada y sana.

—Yo me encuentro igual —se encoje de hombros— vamos —pasa su brazo por el mío y entramos al orfanato. Con los años me acostumbré a venir a este lugar, ya no me llegan tantos recuerdos malos como el primer día que volví aquí.

Al entrar veo como los niños corren donde mí, ellos me abrazan como siempre.

Me llenan de amor y alegrías.

—Eric, gracias por venir —la directora me recibe— vamos, comencemos la inspección —camina delante de nosotros.

Observo todos los detalles del lugar y como todo aquí ha cambiado. No puedo creer que sea el mismo orfanato en el cual estuve.

—Todo se ve fenomenal —doy mi aprobación al proyecto.

—Excelente, nada podría haber resultado sin tu ayuda —la directora habla— eres una gran ayuda para estos niños.

Luego de recorrer el lugar, vamos al patio a observar a los niños del lugar. Muchos de ellos me conocen, y yo a ellos. Pero casi nunca he visto a las niñas de este lugar corriendo donde mí. Son muy pocas las que me conocen, por lo que las busco.

Encuentro un grupo de chicas aplaudiendo a una pequeña. Ella eleva los brazos y se pone de puntas, luego hace un par de giros y termina en una pose excelente.

—Bien hecho, Susi —Gaby la felicita, ella mueve su pie algo tímida.

—Gracias, Gaby —dice feliz— ¿quién es él? —cuestiona cuando me ve observándola.

—Él es mi hermano, Eric —me presenta.

—Hola, pequeña —me arrodillo a saludarla— danzas muy bonito —le hago un cumplido.

—Gracias —ella hace una reverencia.

—¿Mi hermana te enseñó? —cuestiono aun de rodillas.

—Ella y Melanie —responde feliz. Cuando nombra a Mel me quedo en silencio, han pasado tres años de la última vez que la vi.

He evitado pensar en ella en estos años, me he enfocado en mi carrera profesional y en obtener títulos.

Pero ahora que ella la nombra, es como si todo el tiempo que la estuve evitando pensar, se fuera a la basura. Melanie inunda mi mente, todos los recuerdos que tengo de ella vuelven a mí.

—Por eso debe ser que danzas tan bien, Melanie es una buena profesora —digo por fin.

—¿La conoces? —la pequeña se acerca a mi contenta por hablar de Melanie, se nota que le tiene mucho cariño.

—La conozco, era mi amiga, hace muchos años que no la veo.

—¿Y ya no es tu amiga? —pregunta, esta pequeña está llena de preguntas.

—Yo me fui a Chicago, ella se quedó acá. Dejamos de vernos —le explico.

—Pero eso no quiere decir que hayan dejado de ser amigos. Solo necesitan volver a verse —para ella es tan fácil decirlo.

—Tienes razón, cuando la veas dale mis saludos ¿sí? —ella asiente.

—Yo le digo, la veo muy seguido, seguro estará contenta que te acuerdes de ella. —dice feliz.

Me pongo de pie y observo a Gabriela.

—Debemos irnos —Gaby le habla a Susi, le da un beso en la coronilla y se despide de las demás niñas.

—Adiós Eric, le diré a Melanie que viniste a visitarnos —eleva la mano y se despide de mí. Luego corre donde el grupo de niñas.

Gabriela me observa.

—Ella es muy especial —Gaby mete sus manos a los bolsillos de la chaqueta y camina a mi lado. Juntos salimos del orfanato.

—Demasiado especial, tiene muchas preguntas —respondo. Abro la puerta del auto para que mi hermana se suba, luego subo yo.

—Melanie le tiene mucho cariño, es su madrina, salen muy seguido a pasear —comenta mi hermana.

—Y ella la quiere mucho, ¿notaste cómo se acercó a mi cuando nombré lo bien que baila Melanie? —apoyo mi brazo a la ventana y observo las calles de Nueva York.

—Creo que ella ve una figura materna en Melanie, es por eso que la admira tanto.

Me quedo en silencio, observando hacia afuera.

Por ratos creo ver a Mel caminando por la ciudad. Sacudo la cabeza cuando llegamos a casa.

Gabriela baja y yo la sigo.

Entramos en mi antiguo hogar, el aroma familiar me recibe.

Mamá sale de la cocina y corre abrazarme.

—Hijo, te extrañé tanto —dice en mi pecho, yo respiro su aroma.

—Y yo a ti mamá —admito, le doy un beso en la coronilla.

—Preparé una rica cena para los tres, vengan —mi madre camina hasta la cocina. Nosotros la seguimos.

Al llegar a la cocina, la observo. Ver a mi madre hacer cosas tan comunes como servir la comida, me hacen muy feliz.

Poder estar en casa, con ellas dos, hace que me cuestione mi estadía en Chicago. Quizás decidí mal, quizás debí quedarme aquí en Nueva York cuando me ofrecieron jugar por el equipo.

—¿Pasa algo? —pregunta Gaby.

—¿Ustedes creen que decidí bien al irme a Chicago? —pregunto.

—Eso solo tú lo sabes, amor —mi madre camina donde mí— ¿por qué preguntas eso?

—Es solo que me siento solo allá, y al volver aquí y estar con ustedes... no sé, yo solo me cuestioné si tomé la decisión correcta —me encojo de hombros.

—Es normal que extrañes tu antigua vida cielo, pero todo lo que has hecho allá. Tu carrera, tu futuro como jugador. Todo eso es parte del aprendizaje, es parte de la vida —habla mamá— debes dejar de esquivar el amor, quizás si encontraras a alguien con quien compartir tus alegrías.

—Quizás tengas razón, pero la verdad es que, no sé si las personas se acercan a mí por la persona que soy o por mi dinero. Dudo mucho de todo el mundo.

—Debes abrirte a la posibilidad, ¿qué puedes perder? —Gaby se sienta a observar como mi madre me aconseja.

—Puede ser... —suspiro hondo.

—Mamá, deberías decirle que se compre una casa, y tenga nuevas amistades —habla Gabriela— no todo gira en torno al amor. Y si de eso se trata, ambas sabemos que Eric jamás encontrará el amor lejos de esta ciudad.

—¡Gabriela! —la reprocha mi madre.

—Déjala mamá, ella tiene razón. Pero no quiero hablar de eso —ambas asienten— ¿vamos a comer? Tengo mucha hambre —cambio rotundamente el tema.

Ya fue mucho saber de Melanie por aquella pequeña del orfanato, como para conversarlo con mi familia.

Yo vine a Nueva York para estar con ellas, no para recordar el pasado.

Melanie.

La vida pasa demasiado rápido, no te das cuenta cuando ya estas por ser mamá. Y es que desde que vi los ojos de ese pequeño ser llamado Susana, no pude resistirme, ella me necesitaba, y yo la amé desde un principio.

—Entonces, ¿quieres ser mi mamá? —Su no lo puede creer, ella abre unos enormes ojos, y comienza a saltar de felicidad.

—Solo si tú quieres —le respondo. Ella se queda en silencio observándome.

—Tú eres la persona más fenomenal que conozco, eres mi heroína —me abraza, siento como una lágrima se forma y cae por mi rostro. Me pongo de rodillas y la abrazo— entonces ¿podré decirte mamá? —cuestiona, sus ojitos se llenan de un brillo especial.

—Claro que sí —asiento, ella salta nuevamente y me abraza.

—Gracias por ser mi mamá, seré la mejor hija del mundo, lo prometo —Su estira su pequeño dedo para entrelazarlo con el mío, como un pacto.

Nos quedamos un segundo así, en silencio, observándonos. Mi corazón late fuerte y desesperado.

No puedo creer que mañana Susi será mi hija legalmente, ella podrá ir a vivir conmigo, ella me llamará mamá.

—Vamos, pequeña mariposa —le doy la mano, ella la toma.

—¿Cuándo me iré del orfanato? —cuestiona— no me gusta ese lugar —admite.

—Mañana, luego que termine de firmar todos los papeles —la observo— vendré por ti y nos iremos a casa —ella asiente feliz.

No sé cuál de las dos está más feliz.

Dejo a Susi en el orfanato y vuelvo al departamento que por tantos años me acogió en Nueva York.

Hoy termino de sacar mis cajas de cosas. Me siento en el sillón, pensando y la tristeza me inunda un momento, este lugar tiene todos mis recuerdos de cuando llegué acá. Pero ya es tiempo de irme, de buscar algo mejor para mí y para Susi.

Roxane por su parte se fue hace unas semanas, ella y Demian dieron un enorme paso en su relación, ahora están viviendo juntos.

Me pongo de pie cuando alguien toca la puerta, abro y veo a un enorme fortachón de pie.

—¿Alguien necesita ayuda con esas cajas? —Demi me abraza fuerte y levanta del piso.

—Gracias por venir —le digo.

—Enana, somos familia, siempre estaré para ti —me deja en el piso y entra en el departamento— también extraño este lugar —observa el departamento, Demian conoció este lugar antes que yo.

—Vamos, amarás mi casa —pongo una mano en su brazo, él asiente.

—¿Y cómo te fue con Susi? —cuestiona mientras levanta unas cajas.

—De maravilla, ella es la mejor niña del mundo. ¿Puedes creer que mañana seré madre, oficialmente? —aún sigo sin creerlo. Luego de tantos años de luchar por obtener la tutela legal de Susi, mañana por fin, será mi hija.

—Amo a esa niña, y tú debes estar feliz. No tuviste que hincharte como una pelota para ser madre —se burla.

—¡Oye! Debe ser algo único pasar por eso. ¿Quién sabe? Quizás la vida me tenga una linda sorpresa preparada —levanto una caja y camino junto a Demi.

Terminamos de llenar el auto y Demian conduce hasta mi nuevo hogar.

Queda cerca del instituto de ballet de Susi, el cual comenzará en un par de semanas.

—¡Enana! —Ro llega corriendo, me abraza muy fuerte, llevábamos varios días sin vernos.

—Ro, te extrañé —admito.

—¿Ya eres madre? —cuestiona.

—Mañana, solo faltan algunas firmas —le comento.

—No Melanie, ¿ella aceptó? —vuelve a preguntar.

—¿Susi? Claro que sí, ella me ama y yo la amo a ella —admito.

—Estoy muy orgullosa de ti —me da un último abrazo para luego ayudarme a bajar las cosas del auto, Demian ya ha comenzado.

Entramos todos juntos a mi nuevo hogar. No es una casa enorme, ni mucho menos lujosa, pero puedo decir que la estoy pagando con el sudor de mi frente. Nadie me ha regalado nada, y será mi hogar, junto a mi hija.

—Es un bonito lugar —Demian se endereza luego de dejar un par de cajas en el suelo.

—Y tienen una habitación para nosotros, amor —dice Ro entrando a la pieza de invitados.

—Claro que sí, podrán venir cuando deseen, estaremos muy felices de recibirlos.

—Probaré la cama —Demian pasa a mi lado y se bota en la cama, se acomoda y asiente— tiene toda mi aprobación.

—¿Cuándo llegan las cosas de Susi? —cuestiona Roxane, ella desde un comienzo me apoyó en todo, ella me daba fuerzas cuando no veía la luz a esto.

—Mañana debo ir a buscarlas, aunque ella no tiene muchas cosas. Creo que deberemos ir de compras. ¿Te acuerdas cuando fuimos de compras la primera vez? —le pregunto a Ro, los recuerdos me llegan e inundan mi mente, ese día fue fantástico.

—¿Cómo olvidarlo? Querías comprar todo el local —se ríe.

La tarde comienza a pasar, Roxane con Demian se quedan a comer algo conmigo, prendemos la televisión para buscar algo mientras cocinamos.

—Amor, ahí mira —Demi le pide a Ro que deje un canal puesto.

—¡Demian, no veremos a Eric como por quinta vez en la semana! —se queja. Cuando lo nombra me giro. Ahí veo una repetición de un partido. Por ratos la cámara se queda con Eric.

La última vez que lo vi no terminó del todo bien. Llevábamos años sin vernos, y acabamos peleando. O más bien yo terminé huyendo del lugar.

—Sabes que a Melanie no le hace bien —Ro pone una mano en su cadera.

—No se molesten por mí —les digo, me giro nuevamente y sigo cocinando, haciendo como si no me afectara.

—No Mel, estamos en tu casa y sinceramente, creo que Demian ama a Eric en secreto —se burla— no puede pasar más de tres días sin verlo o saber de él —Roxane cambia de canal.

—Gracias —le digo despacio, para que Demian no lo note. Ro le pasa el control para que busque algo y le prohíbe poner el partido nuevamente.

Ella camina a mi lado.

—¿Cuándo dejarás de huir del amor? —cuestiona llegando a mi lado.

—¿Quién dice que huyo del amor? —la observo.

—No puedes mentirme a mí, te conozco demasiado bien. No es normal, Melanie. Han pasado demasiados años —se sienta en una silla.

—Ya lo sé Ro, pero ¿qué puedo hacer? —dejo de hacer lo que estaba haciendo y me giro para observarla mejor.

—Dejar de ser tan cobarde, Melanie —me reprocha— no puedes solo arrancar de los problemas.

—Lo sé, pero ¿no crees que es demasiado tarde? Han pasado muchos años de esa última vez.

—La verdad es que sí. Pero quien sabe, quizás el destino te de una nueva y última oportunidad —ella se pone de pie, algo nerviosa.

—¿De qué hablas? —le pregunto— él no querrá verme, y yo no sabría que decirle. Además, es casi imposible, ahora que Susi saldrá del orfanato, no creo que siga dando clases. Debo enfocarme en ella más que nadie.

—Bueno, quizás exista la posibilidad —mueve sus dedos.

—Suéltalo ya Roxane, me estás poniendo nerviosa —me acerco a ella para presionarla.

—¡Demian! —Ro llama a su novio, él llega hasta donde nosotras.

—¿Ya es hora? —cuestiona tomando la mano de Roxane.

—¿Hora de qué? ¡hablen de una vez! —me pongo impaciente.

—Nosotros —ellos se observan— ¡vamos a casarnos! —grita Roxane. Me quedo observándolos. Luego camino abrazar a Ro, ella recibe mi abrazo muy feliz.

—Los felicito chicos, ustedes se aman tanto. Espero algún día encontrar ese amor y que se quede conmigo —suelto a Ro y abrazo a Demian.

—Enana, ese amor existe y lo sabes —Demian me observa, pone sus manos en mis hombros, yo asiento.

—Lo sé —suelto un suspiro.

—Y prepárate, porque dentro de un año lo verás, y no podrás dejar de hablar con él —Roxane me apunta con un dedo— ustedes serán nuestros padrinos —dice firmemente.

—¿Qué? —abro unos ojos enormes— Ro, te quiero tanto —la abrazo nuevamente—. ¿Los demás ya saben esto, el abuelo, tío Dave y todos? —cuestiono.

—Nadie, ni si quiera Eric. Fuiste la primera —responde Demian.

—Gracias por confiar tanto en mí y por darme está gran responsabilidad, no se arrepentirán de elegirme como madrina —digo con emoción, fueron muchas cosas en un solo momento.

—Sabemos que sí, te queremos, enana —Demi me observa con cariño.

Me giro para seguir cocinando. La tarde comienza a pasar. Demian con Roxane se fueron a su hogar. Y yo quedé sola ordenando.

Cuando se hace demasiado tarde me acuesto para dormir.

Despierto con el ruido del despertador, lo apago y me estiro perezosamente en la cama.

Hoy es el gran día, debo ir a firmar los papeles y pasar a buscar a Susi.

Me pongo de pie rápidamente, me doy una ducha y me visto para salir de la casa.

Conduzco hasta el orfanato y entro a la oficina de la directora. Ella me está esperando con todos los papeles sobre el escritorio.

—Bien Melanie, ya está todo listo. Susi te espera —me da la mano, yo la estrecho y salgo del lugar. Camino a paso firme para encontrar a Susi, a lo lejos la veo abrazando una a una a sus amigas.

Espero desde el fondo de mi corazón que todas ellas puedan ser adoptadas por una buena familia, por alguien que las ame mucho.

—¡Mamá! —grita Su, yo me detengo de golpe. Oírla decirme mamá me deja sin habla, ella corre donde mí y me abraza— por fin llegas —dice cuando me suelta.

—Ya vine pequeña, iremos a casa —me caen un par de lágrimas cuando termino de hablar.

—¿Por qué lloras? —cuestiona tomando mi mano para caminar hasta donde tiene sus cosas.

—Es de felicidad, desde el primer momento que te vi, que quise ser tu mamá —le sonrío. Ella devuelve la sonrisa y aprieta más mi mano.

—Ya nada nos separará —dice firme asintiendo.

—Nada, pequeña —tomo sus cosas y juntas caminamos hasta el auto.

Susi camina y sube a su silla, yo subo sus pocas cosas y me subo para conducir hasta la casa.

—No te conté antes mamá, pero hace unos días vino un amigo tuyo. Es muy simpático, me cae bien —habla Susi.

—¿Quién? —cuestiono, la observo por el retrovisor cuando me detengo en un semáforo en rojo.

—Creo que se llamaba Eric. Parece que es el que juega fútbol, todos los niños se ilusionan mucho cada vez que lo ven —se encoge de hombros.

—Eric, es un viejo amigo —respondo cuando el semáforo da en verde, evito seguir preguntando por él o como conoció a Susi.

Un par de minutos más tarde llegamos a la casa, estaciono el auto, salgo y abro la puerta de Susi. Ella observa el lugar.

Abro la puerta y Susi entra corriendo.

—¡Amo este lugar! —gira y mira el cielo sonriendo.

—Bienvenida a casa, hija —le digo, ella me observa feliz y me abraza.

Por fin, después de tantos años, tengo a Susi conmigo, como mi hija, en nuestro nuevo hogar.

Nota de autora:

Es que amo demasiado a Susi ❤

Pon un corazón aquí si amas a Susi ❤

Gracias por leer, comentar y votar en cada capítulo, las quiero ❤

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