NIGHTMARES: Pesadillas de Lava

By sofiawilston

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Luego de la muerte de su madre Kara creé que toda su vida perdió completamente sentido. Las cosas empeoran cu... More

1 El Hospital
2 Nuevos Comienzos
3 Chapel Hill High School
4 Funko Café
Nota
5 Ojos color fuego
6 Sueños
8 Biología
9 Cambio de Planes
10 Homicidio

7 Café Cortado Café

122 16 2
By sofiawilston

7

E

fectivamente, aquella noche tan solo durmió dos horas; cada vez que intentaba cerrar sus ojos, los recuerdos de aquel sueño volvían tan vívidos y fríos como la primera vez que aparecieron en su mente. Finalmente el sueño la venció y terminó dormida por cansancio, pero apenas cerró sus ojos el despertador resonó por toda la habitación, haciendo eco en las paredes de su cerebro.

Ni siquiera se esforzó en tomarse el tiempo de elegir un outfit especial aquel día, tomó los primeros jeans que aparecieron en su vista, unas cuantas poleras y un suéter holgado, lo más rápido para sus pies fueron unas botas y removió un poco sus cabellos, sin siquiera ánimos de peinar estos. Tomó su mochila, colocandola a su hombro y bajó a la cocina. El estado de Kara era deplorable, solo una noche sin dormir correctamente y sus ojeras se marcaban como si no hubiese pegado un ojo hace semanas, era como si su piel se volvía aún más albina de lo que de por si era; era como ver a un zombie en vivo y directo (ya que su caminar tampoco era tan diferente).

Para su suerte tía Celina no estaba despierta, sino estaba segura de que haría miles de preguntas respecto a su aspecto. Thomas era el único en la cocina, pero estaba muy ocupado preparando su batido proteico como para mirarla detenidamente, aunque una vez en el auto, cuando no había batidos que preparar, tampoco pareció darse cuenta, o tal vez no preguntaba para no incomodarla, aunque conociendo a su primo probablemente estaba tan ocupado en pensar que haría aquel día en la práctica de futbol que ni siquiera había notado la presencia de Kara desde que bajó a desayunar.

Llegaron a la escuela y Thomas estacionó en el mismo lugar que ayer, solo que esta vez se aseguró de que desde que Kara bajó del auto, hasta que llegó a la entrada principal del edificio, no hubiera ningún auto que la rozara, y seguro con lo descolgada y cansada que se sentía, esta vez no sería solo un roce.

Apenas llegaron a la puerta de entrada, vieron como Cristal los esperaba en esta, saludó primero a Thomas, quien al mismo tiempo se despidió para irse con los chicos de su curso, y luego llegó con Kara, solo bastó una mirada de la morena para que hablara con un tono reprochador.

- ¡Por el amor de Dios, Kar!- Este era un apodo que Cristal había decidido ponerle ayer.- Con todo respeto, pero luces como la mierda...

- Me siento como la mierda también.- Habló en medio de un suspiro la castaña.

- No necesito preguntar para saber que no dormiste nada, pero...¿Qué pasó?- Preguntó preocupada la más baja mientras caminaban por los pasillos.

Kara no estaba tan segura de contarle sobre su pesadilla a Cristal, entrar en detalles; había sido algo muy personal, no sentía aquella confianza por la morena, y al mismo tiempo tenía miedo que la tomara por loca si le decía que había soñado que mataba a siete personas en medio del bosque, y entre ellas, su propia madre.

- Solo...me quedé leyendo hasta tarde, es todo.- Mintió.

Cristal suspiró.

- Lo siento, en parte fue mi culpa...el turno de la noche no te tocaba a ti, quizás si hubieses salido más temprano...

Esbozó una sonrisa al oírla y negó rotundamente, por alguna razón al oírla, el recuerdo de aquel par de ojos verdes volvieron a su mente y fue el único momento desde la noche anterior, que aquella pesadilla fue tapada por unos segundos.

- No fue tu culpa, no te preocupes. Es mala costumbre mía quedándome leyendo hasta tarde.

La morena pareció más animada luego de sus palabras, lo cual la animó a Kara también.

- Bueno, si tu lo dices...de todas formas te compraré un café en el receso, que tienes unas ojeras más largas que la muralla china, mujer.

Kara rió ante el comentario de Cristal, justo en ese momento el timbre que indicaba el comienzo de la primer clase del día, sonó, recordándole que tenía clases de Química, la cual no compartía  con la morena.

- Te paso a buscar por tu salón luego de Literatura ¿Si?- Kara asintió ante las palabras de Cristal, para observar como se perdía entre el montón de estudiantes.

No fue difícil encontrar el salón, debió recurrir al mapa del edifico, pero se encontraba solo a unos pocos metros de la entrada principal, por lo que caminó y entró a la sala. Algunas personas ya se encontraban allí, Kara notó que esta materia tenía pupitres compartidos, por lo que buscó el más alejado y vacío de todos. Dejó sus cosas sacando el libro de Química tomo III, y solo bastaron de unos minutos de espera, para que el profesor entrara y comenzara a dar la clase.

No disfrutó la clase como hubiera querido, Química era su materia favorita, pero solo pudo escuchar una o dos palabras de el profesor, el resto del tiempo fingía oírlo mientras imaginaba escenas en su mente de ella durmiendo plácidamente en muchos tipos de camas.

Cuando el timbre volvió a sonar, luego de la segunda clase del día- Literatura- saltó en su lugar exaltanda por el repentino sonido inundar toda la escuela, suamdo a que de la nada se encontraba en un salón diferente. Todos comenzaron a juntar sus cosas y levantarse apresurados para amontonarse en la puerta principal, mientras que Kara se tomó su tiempo para guardar sus libros y anotadores, cerrar su mochila, colgarla en su hombro y comenzar a caminar lenta y pesadamente hacia la puerta como última alumna en salir.

Al otro lado del pasillo, tal y como había dicho, se encontraba Cristal, caminó hacia ella y juntas se encaminaron hacia la cafetería de la escuela. Ayer no había podido asistir al lugar, ya que se encontraba muy ocupada en secretaria firmando papeles y llenando informes como nueva alumna; por lo que apenas entró por aquellas dos grandes puertas, se sorprendió, no era su lugar favorito en el mundo definitivamente, estaba lleno de gente por todos lados, fuertes bucillos provenían de todas partes, y tenías que tener cuidado al caminar no chocarte con nadie, pero parecía ser agradable, además al haber tanta gente el frío del invierno disminuía entre tanto calor corporal.

Cristal la guió hacia una mesa, y pudo reconocer que tipo de mesa era, ya que todo el mundo parecía dividirse en grupos dependiendo de tus estandares y gustos. Kara caminaba hacia la mesa de los deportistas, efectivamente el último lugar en donde se sentaría si respecto a estandares y gustos hablaban.

La morena se sentó en medio de dos chicos sin problemas, y le hizo señas para que también lo hiciera, con un poco menos de seguridad, caminó hasta sentarse junto al único chico que conocía en la mesa, su primo, que se encontraba entablando una conversación con el chico frente a el, un muchacho rubio de ojos celestes, tez blanca y vestido como la mayoría allí, con la chaqueta de el equipo.

- ¡Hey! Tú debes ser Kara ¿No? Tom nos contó de ti.

Al ser mencionada por aquel rubio sintió la vergüenza invadir su cuerpo, odiaba aquel tipo de interrogatorios de presentación, pero fingió una sonrisa asintiendo.

- Si, lo soy...

El chico le sonrió de vuelta y continuó hablando.- Soy Magnus, un gusto...

Kara asintió.- El gusto es mío.

- Y dime Kara, ¿Qué se siente tener de primo a un idiota como Wilston?

Apenas Magnus preguntó aquello, recibió una patata frita en su rostro por parte de Thomas quien reía junto a los demás. Kara no sabía si debía responder o no, pero luego de unos segundos al ver como el rubio la miraba expectante, decidió que si.

- Él no es idiota...es muy agradable la verdad.- No mentía ni decía toda la verdad tampoco. Pero se apresuró para salir de esa situación antes de que siguieran preguntándole cosas, giró hacia donde se encontraba Cristal y le habló.- ¿No dijiste algo sobre unos cafés?

La morena abrió sus ojos recordando y se levantó.- Por supuesto, ven, vamos a buscarlos.

Se levantó despidiendose de los chicos y caminó junto a Cristal volviendo a respirar con tranquilidad, mientras oía como esta le mencionaba los nombres de los chicos en la mesa.

- Yo me pediré un café latte, ¿Tú?- Preguntó de repente Cristal.

- Em...un café cortado.- Zanjó el tema y siguió escuchando a la morena hablar.

A mitad de camino, fue como si todo se detuviera de repente, su mente se volvió negra, no podía ver nada, pero un pitido agudo cruzó su cabeza, resonando en cada esquina, luego comenzó a convertirse en un sonido, para finalmente volverse una voz.

- Tú los mataste Kara, los mataste a todos.

La nombrada se tambaleó en su lugar, escuchando como Cristal le preguntaba que sucedía, pero más bien como un susurro. De un momento a otro, la imagen de su madre atacandola de repente volvió a su mente y se tambaleó demasiado para un lado que casi caía.

Fue un casi, ya que antes de que tocara el suelo, unos fuertes y cálidos brazos la tomaron por sus hombros, llegando a quemar estos, para jalarla de vuelta a la normalidad.

Cuando abrió sus ojos y chocaron tan de frente con aquel par de ojos verdes- los cuales llevaban una mirada de confusión- que habían llegado a su mente horas atrás, se atragantó con su saliva antes de hablar.

- T-Tú.

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