โž€ Yggdrasil | Vikingos

By Lucy_BF

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๐˜๐†๐†๐ƒ๐‘๐€๐’๐ˆ๐‹ || โ La desdicha abunda mรกs que la felicidad. โž Su nombre procedรญa de una de las leyendas... More

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โ” Proemio
๐€๐œ๐ญ๐จ ๐ˆ โ” ๐˜๐ ๐ ๐๐ซ๐š๐ฌ๐ข๐ฅ
โ” ๐ˆ: Hedeby
โ” ๐ˆ๐ˆ: Toda la vida por delante
โ” ๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Fiesta de despedida
โ” ๐ˆ๐•: Una guerrera
โ” ๐•: Caminos separados
โ” ๐•๐ˆ: La sangre solo se paga con mรกs sangre
โ” ๐•๐ˆ๐ˆ: Entre la espada y la pared
โ” ๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Algo pendiente
โ” ๐ˆ๐—: Memorias y anhelos
โ” ๐—: No lo tomes por costumbre
โ” ๐—๐ˆ: El funeral de una reina
โ” ๐—๐ˆ๐ˆ: Ha sido un error no matarnos
โ” ๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Un amor prohibido
โ” ๐—๐ˆ๐•: Tu destino estรก sellado
โ” ๐—๐•: Sesiรณn de entrenamiento
โ” ๐—๐•๐ˆ: Serรก tu perdiciรณn
โ” ๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Solsticio de Invierno
โ” ๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: No es de tu incumbencia
โ” ๐—๐ˆ๐—: Limando asperezas
โ” ๐—๐—: ยฟQuรฉ habrรญas hecho en mi lugar?
โ” ๐—๐—๐ˆ: Pasiรณn desenfrenada
โ” ๐—๐—๐ˆ๐ˆ: No me arrepiento de nada
โ” ๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: El temor de una madre
โ” ๐—๐—๐ˆ๐•: Tus deseos son รณrdenes
โ” ๐—๐—๐•: Como las llamas de una hoguera
โ” ๐—๐—๐•๐ˆ: Mi juego, mis reglas
โ” ๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: El veneno de la serpiente
โ” ๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: ยฟPor quรฉ eres tan bueno conmigo?
โ” ๐—๐—๐ˆ๐—: Un simple desliz
โ” ๐—๐—๐—: No te separes de mรญ
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ: Malos presagios
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ: No merezco tu ayuda
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Promesa inquebrantable
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐•: Yo jamรกs te juzgarรญa
โ” ๐—๐—๐—๐•: Susurros del corazรณn
โ” ๐—๐—๐—๐•๐ˆ: Por amor a la fama y por amor a Odรญn
๐€๐œ๐ญ๐จ ๐ˆ๐ˆ โ” ๐•๐š๐ฅ๐ก๐š๐ฅ๐ฅ๐š
โ” ๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Donde hubo fuego, cenizas quedan
โ” ๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Mรกs enemigos que aliados
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐—: Una velada festiva
โ” ๐—๐‹: Curiosos gustos los de tu hermano
โ” ๐—๐‹๐ˆ: Cicatrices
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐ˆ: Te conozco como la palma de mi mano
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Sangre inocente
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐•: No te conviene tenerme de enemiga
โ” ๐—๐‹๐•: Besos a medianoche
โ” ๐—๐‹๐•๐ˆ: Te lo prometo
โ” ๐—๐‹๐•๐ˆ๐ˆ: El inicio de una sublevaciรณn
โ” ๐—๐‹๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Que los dioses se apiaden de ti
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐—: Golpes bajos
โ” ๐‹: Nos acompaรฑarรก toda la vida
โ” ๐‹๐ˆ: Una red de mentiras y engaรฑos
โ” ๐‹๐ˆ๐ˆ: No tienes nada contra mรญ
โ” ๐‹๐ˆ๐ˆ๐ˆ: De disculpas y corazones rotos
โ” ๐‹๐ˆ๐•: Yo no habrรญa fallado
โ” ๐‹๐•: Dolor y pรฉrdida
โ” ๐‹๐•๐ˆ: No me interesa la paz
โ” ๐‹๐•๐ˆ๐ˆ: Un secreto a voces
โ” ๐‹๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Yo ya no tengo dioses
โ” ๐‹๐ˆ๐—: Traiciรณn de hermanos
โ” ๐‹๐—: Me lo debes
โ” ๐‹๐—๐ˆ: Hogar, dulce hogar
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐ˆ: El principio del fin
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: La cabaรฑa del bosque
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐•: Es tu vida
โ” ๐‹๐—๐•: Visitas inesperadas
โ” ๐‹๐—๐•๐ˆ: Ella no te harรก feliz
โ” ๐‹๐—๐•๐ˆ๐ˆ: El peso de los recuerdos
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐—: Rumores de guerra
โ” ๐‹๐—๐—: Te he echado de menos
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ: Deseos frustrados
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐ˆ: Estรกs jugando con fuego
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Mal de amores
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐•: Creรญa que รฉramos amigas
โ” ๐‹๐—๐—๐•: Brezo pรบrpura
โ” ๐‹๐—๐—๐•๐ˆ: Ya no estรกs en Inglaterra
โ” ๐‹๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Sentimientos que duelen
โ” ๐‹๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: ยฟQuiรฉn dice que ganarรญas?
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐—: Planes y alianzas
โ” ๐‹๐—๐—๐—: No quiero perderle
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ: Corazones enjaulados
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ: Te quiero
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: La boda secreta
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐•: Sangre de mi sangre y huesos de mis huesos
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•: Brisingamen
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•๐ˆ: Un sabio me dijo una vez
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Amargas despedidas
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Te protegerรก
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐—: El canto de las valquirias
โ” ๐—๐‚: Estoy bien
โ” ๐—๐‚๐ˆ: Una decisiรณn arriesgada
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐ˆ: Tรบ harรญas lo mismo
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Mensajes ocultos
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐•: Los nรบmeros no ganan batallas
โ” ๐—๐‚๐•: Una รบltima noche
โ” ๐—๐‚๐•๐ˆ: No quiero matarte
โ” ๐—๐‚๐•๐ˆ๐ˆ: Sangre, sudor y lรกgrimas
โ” ๐—๐‚๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Es mi destino
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐—: El fin de un reinado
โ” ๐‚: Habrรญa muerto a su lado
โ” ๐‚๐ˆ: El adiรณs
โ” ๐„๐ฉ๐ขฬ๐ฅ๐จ๐ ๐จ
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โ” ๐‹๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: No puedes matarme

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By Lucy_BF

──── CAPÍTULO LXVIII──

NO PUEDES MATARME

────────ᘛ•ᘚ────────

( NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR )

◦✧ ✹ ✧◦

        IVAR Y HVITSERK RAGNARSSON habían arribado a Vestfold esa misma mañana, para desconcierto de Harald, quien definitivamente no esperaba su visita. Le había sorprendido que hubieran puesto rumbo a su reino en vez de ir directamente a Kattegat, de ahí que no hubiese titubeado a la hora de preguntárselo al Deshuesado en cuanto este y su hermano mayor irrumpieron en el Gran Salón. La respuesta por su parte había sido clara: se habían enemistado con Ubbe, quien había regresado a Kattegat junto a su nueva ramera, Drasil Sørensdóttir —la hija de Kaia La Imbatible—, y Eivør Hrólfrsdóttir, ambas fieles escuderas de Lagertha. Por ese motivo, el vasto territorio de Tamdrup había sido su principal destino luego de abandonar Inglaterra.

Según tenía entendido Trygve, quien ya llevaba cinco lunas en la capital, Harald, Ivar y Hvitserk se encontraban en pleno proceso de negociación. Los dos hijos de Ragnar Lothbrok habían aceptado apoyar al gobernante de Vestfold cuando este volviera a atacar Kattegat, que no sería dentro de mucho.

El Deshuesado no había renunciado a sus deseos de venganza y no veía la hora de enfrentarse a Lagertha y hacerle pagar por todos sus crímenes, especialmente el asesinato de su progenitora. Sin embargo, los Ragnarsson también se movían en base a sus propias ambiciones, y es que en los planes de Ivar entraba convertirse en rey de Kattegat. Y eso, como cabía esperar, no había sido del agrado de Harald. De ahí que aún estuviesen debatiendo los términos de la alianza.

El pescador cogió su jarra de cerveza y se la llevó a los labios, dando un largo trago. Sus orbes zarcos no se apartaban de Hvitserk y Ivar, quienes ocupaban la mesa que se hallaba en el otro extremo de la taberna.

Ambos hermanos se habían reunido allí con algunos de sus guerreros y skjaldmö para poder comer y beber después de tan exhaustivo viaje. Y él... Bueno, casualmente había acabado también en aquel tugurio de mala muerte.

Observó a los Ragnarsson con atención, sin perder detalle de sus movimientos. No se fiaba de ellos, aunque tampoco lo hacía de Harald. Los tres miraban únicamente por sus propios intereses, lo que los hacía peligrosos y traicioneros. Solo un idiota creería que Ivar renunciaría a Kattegat solo para que Harald pudiera cumplir su sueño de convertirse en el soberano de toda Noruega, y estaba seguro de que el que ahora era su rey también lo sabía. Pero iba a necesitar todo el apoyo posible si quería derrocar a Lagertha, aunque eso significara aliarse con el que claramente era su rival.

¿Cómo era el dicho?

«El enemigo de mi enemigo es mi amigo».

Que luego Harald —o incluso Ivar y Hvitserk— cumpliese con su parte del trato, respetando las pautas de la negociación, era otro cantar. Él aún estaba esperando el condado que le había prometido a cambio de ayudarlo a escapar con vida de Kattegat. Los meses pasaban y todavía no había obtenido la retribución que merecía. Pero la tendría, por Odín que la conseguiría.

Aún no había jugado todas sus bazas.

Aquellas semanas se había mostrado extremadamente solícito y comedido. Se había mantenido al lado de Harald como el más leal servidor, entrando en su círculo de confianza, y se había ganado el respeto y la admiración de todo Tamdrup. No en vano había rescatado a su amado monarca de las temibles garras de la muerte. Allí todo el mundo lo consideraba un héroe, alguien digno de enaltecer.

Y pensaba usar aquella popularidad a su favor.

Ya iba siendo de poner a Harald contra las cuerdas.

Tras pagar su consumición, Trygve abandonó la taberna a paso ligero, no sin antes dedicarles una última y fugaz mirada a los Ragnarsson, que continuaban parloteando entre ellos, totalmente ajenos a su presencia. Tenía una conversación pendiente con el gobernante de Vestfold, de manera que no lo dudó a la hora de encaminarse hacia el Gran Salón.

Pasear por las calles de la capital lo hacía retrotraerse a su antigua vida, a la que había sido su monótona rutina. El olor a salitre y pescado, los barcos pesqueros atracados en el muelle, la sangre y las vísceras mezclándose con el barro del suelo... Era como volver atrás en el tiempo, como si nunca hubiese abandonado Kattegat. Y una parte de él no podía evitar echar de menos todo aquello que había dejado atrás.

Así como también le resultaba imposible no extrañarla a ella.

A Kaia.

No se enorgullecía de lo que había hecho, de cómo la había utilizado en su propio beneficio. Si bien siempre había tenido claro que debía acercarse a ella y ganarse su confianza para así poder acceder a toda la información que necesitaría para llevar a cabo sus planes de regicidio, jamás hubiera imaginado que, lo que en un principio empezó como algo meramente interesado y circunstancial, acabaría transformándose en algo más. Hasta el punto de llegar a desarrollar ciertos sentimientos por la afamada escudera.

Sí. Definitivamente aquello había sido inesperado.

Le había costado mucho admitirlo, reconocer que había disfrutado cada uno de los encuentros que había tenido con ella, todos los besos y las caricias compartidas. Era una mujer hermosa y atrayente, pero su gusto por estar con ella había ido mucho más allá de eso, de la simple atracción física. Lo que había conocido de ella lo había cautivado, hasta el punto de llegar a sentir cierta aversión hacia sí mismo por ello, por verse tan atraído por unas de las huscarles de Lagertha. Pero realmente era algo que se había escapado de su control.

Aunque ya nada importaba ahora.

Había conspirado contra la rubia e intentado asesinarla por medio de Herrøld —a quien había embaucado para que le hiciera el trabajo sucio—, se había aprovechado de los altercados que habían creado otros aldeanos descontentos con el reinado de Lagertha para avivar aún más la llama del odio hacia ella, había convertido a Kaia en un daño colateral y había ayudado a escapar a Harald.

Era un traidor. Ya no había vuelta atrás.

Y tampoco lo quería.

Volvería a hacer todo aquello las veces que hiciera falta, y no pensaba descansar hasta que esa maldita furcia estuviese bajo tierra. Los remordimientos que lo carcomían por lo que le había hecho a La Imbatible no habían eclipsado su sed de venganza, y nada ni nadie lo haría. Esos sentimientos que Kaia había despertado en él en aquellos meses que habían sido amantes tan solo eran una piedra en el camino... Una de la que esperaba poder librarse pronto.

Ancló los pies en el suelo enlodado al avistar a unos metros de distancia la inconfundible figura de Harald. El monarca se hallaba al final del muelle, oteando el horizonte.

Trygve se tomó aquello como la oportunidad perfecta para abordar con él ese tema que tenían pendiente desde hacía varias semanas, de modo que avanzó hacia Cabello Hermoso con paso firme y decidido.

—Rey Harald —lo saludó una vez que hubo llegado junto al susodicho, que no demoró en virar la cabeza hacia él, reconociendo su voz de inmediato.

—Trygve. Justo a tiempo —pronunció Harald, hilvanando una sonrisa torcida. Sus palabras despertaron la curiosidad y el interés del recién llegado, lo que le dio pie a seguir hablando—: Quisiera comentarte algo... Esta noche voy a celebrar un banquete en el Gran Salón en honor a mi alianza con Ivar y Hvitserk Ragnarsson, y me gustaría que estuvieras presente. —El gobernante de Vestfold volvió la vista al frente y entrelazó las manos sobre su regazo, consciente de que tenía toda la atención de Trygve puesta en él—. Debatiremos cuándo atacar Kattegat y cómo. Imagino que querrás estar al tanto —añadió, haciendo alusión a sus ansias de acabar con Lagertha.

El pescador asintió.

—Allí estaré —se limitó a decir, tan servicial como siempre.

—Bien. —Harald sonrió de nuevo, complacido.

Trygve aspiró una bocanada de aire, justo antes de extraviar su gélida mirada en la lejanía. Lo que había comenzado como un día soleado se estaba convirtiendo en una tarde oscura con un cielo cubierto de nubes grises que auguraban tormenta. E iba a pasar exactamente lo mismo con la conversación que estaban manteniendo.

—Me pregunto cómo se lo tomarán cuando se den cuenta de que no vas a cumplir con tu parte del trato —manifestó el más alto y fornido. Y es que la diferencia de altura entre ambos era bastante considerable—. Sea lo que sea que les hayas prometido a cambio de la alianza. —Su tono de voz ya no era tan pasivo, sino que se había impregnado de un deje avieso y traicionero.

El cuello de Harald dio un latigazo cuando se encaró a Trygve, que no apartaba la vista del horizonte. Lucía tranquilo y sosegado, como si no le alterara lo más mínimo el hecho de estar a punto de adentrarse en un terreno tan pantanoso como aquel... Con uno de los hombres más poderosos y letales de Noruega.

—¿Insinúas que soy un mentiroso? —inquirió Cabello Hermoso, forzándose a recuperar la compostura. Aquel dardo envenenado le había pillado con la guardia baja.

El pescador chasqueó la lengua.

—Oh, no... Jamás me atrevería a hacer tal cosa —contradijo con teatralidad. Era evidente que estaba siendo irónico y que aquella actitud afanosa y diligente tan solo era una mera fachada, una máscara para quedar bien de cara a los demás y obtener lo que realmente quería—. Pero el tiempo pasa y sigo a la espera de las tierras que me corresponden —apostilló finalmente, revelando sus verdaderas intenciones.

Aunque aquello no le sorprendió lo más mínimo a Harald. Siempre había tenido claro que su relación con Trygve iba a estar basada únicamente en el interés y el beneficio mutuo, que su camaradería no iba a ir más allá de eso. Si lo había sacado con vida de Kattegat —arriesgando su propio pellejo en el proceso— no había sido en un arranque de altruismo por su parte, sino porque necesitaba un lugar al que ir y en el que poder empezar una nueva vida. Y no se detendría hasta conseguir el condado que le había hecho prometer a cambio de su ayuda.

—He tenido otros asuntos más importantes que atender. —El soberano se encogió de hombros con simpleza, como queriendo restarle importancia a aquel pequeño retraso—. Estamos en pleno conflicto civil, por si no te has dado cuenta —remarcó, sarcástico.

El pescador rio de manera forzada.

Harald era experto a la hora de excusarse.

—¿Debo recordarte que te salvé de morir en aquel sucio agujero? —Giró sobre sus talones para poder quedar cara a cara con el gobernante de Vestfold—. De no haber sido por mí, Lagertha no lo habría dudado a la hora de abrirte en canal —soltó, punzante. Se acabaron todas aquellas ridículas normas de cortesía, se había cansado de fingir.

Harald entornó los ojos mientras escudriñaba a su acompañante con minuciosidad, como si quisiera desentrañar sus más oscuros pensamientos. Su fisonomía se crispó en un gesto adusto y su mirada se tornó sumamente incisiva, clara señal de que estaba perdiendo la paciencia. Y es que Trygve estaba jugando con fuego. Uno que no tardaría en quemarle.

—Noto cierta hostilidad en tu voz, y quiero pensar que no eres tan estúpido como para contrariarme —esgrimió el monarca a la par que se atusaba la larga barba rizada en un mohín despreocupado. El tono que estaba empleando para dirigirse a su interlocutor, en cambio, era de lo más severo—. ¿Acaso has olvidado que soy el rey de la tierra que estás pisando? Si no me he deshecho de ti, es porque aún puedes serme útil. —No tuvo ningún reparo a la hora de amenazarle, ya que debía saber cuál era su lugar allí.

Puede que estuviera en deuda con Trygve, pero no iba a permitirle que lo mangoneara de esa forma, como si se creyera superior a él o con derecho a algo. Era un simple pescador, un miembro del pueblo llano; apenas una mota de polvo en la punta de sus botas. Aunque debía reconocer que tenía agallas. Y aquello, en cierto sentido, le agradaba.

Trygve esbozó una sonrisa taimada.

—Ambos sabemos que no puedes matarme —puntualizó, ladeando levemente la cabeza—. ¿Cómo afectaría eso a tu reputación, eh? Asesinar al hombre que te salvó la vida... Tus súbditos no verían con buenos ojos semejante traición, por no mencionar a los dioses. —Se tomó unos instantes para poder pasarse la punta de la lengua por el labio superior. Era evidente que estaba disfrutando con aquella situación, y mucho—. Me he convertido en alguien bastante popular por aquí. Todos saben quién soy y lo que he hecho por ti, y todos están al corriente de nuestro trato —adujo sin romper en ningún momento el contacto visual con el aludido, que cuadró los hombros e irguió el mentón con altivez—. Vas a concederme ese condado, rey Harald. O de lo contrario me encargaré personalmente de que se corra la voz. Y no creo que eso te convenga, no en pleno conflicto civil, cuando necesitas aliados más que nunca.

El soberano frunció los labios en una mueca desdeñosa, claramente molesto. Se mantuvo en silencio durante varios segundos, rumiando todo aquello que Trygve acababa de decirle. No le había pasado desapercibida la mueca de satisfacción que se había adueñado de su semblante, cuya piel tenía un aspecto maltratado debido a las largas jornadas que había pasado trabajando a pleno sol.

Era astuto e inteligente, no lo iba a negar.

—Nos vemos esta noche en el banquete. —Harald se dio media vuelta e hizo el amago de echar a andar. No obstante, antes de dar siquiera tres pasos, se giró nuevamente hacia el pescador, que no se había movido de su sitio—. Ah, y Trygve... Yo que tú no tentaría demasiado a la suerte.

El Gran Salón de Vestfold permanecía a rebosar de gente.

El banquete organizado por Harald para celebrar el inicio de su alianza con Ivar y Hvitserk Ragnarsson había reunido a multitud de hombres y mujeres en la dependencia principal del comedor, donde se habían dispuesto numerosas mesas en cuyas astilladas superficies había una gran variedad de alimentos, además de cerveza e hidromiel para animar el ambiente.

Presidiendo la mesa principal se encontraban Harald y Astrid, quien oficialmente era su esposa y, por tanto, su reina. Hvitserk y Ivar se hallaban a su izquierda, y Trygve a su derecha.

El pescador había retornado a su actitud reservada y taciturna, manteniéndose relegado a un discreto segundo plano. No hablaba ni intervenía en ninguna de las conversaciones que tenían lugar a su alrededor, limitándose a comer, beber y escuchar. Los hijos de Ragnar Lothbrok parecían haber llegado finalmente a un acuerdo con Cabello Hermoso, de modo que quería estar al tanto de los términos de aquel pacto.

Por lo visto, El Deshuesado había logrado convencer a Harald para que le cediera el trono de Kattegat durante el tiempo de vida que le quedase, el cual, siendo un tullido, no sería mucho. Al gobernante de Vestfold no le había quedado más remedio que ceder, necesitado de los guerreros y skjaldmö con los que los Ragnarsson contaban en sus filas. De ahí que, tras varias horas de debate, la alianza hubiese tenido lugar y ahora los tres se estuvieran regocijando de lo mucho que harían sufrir a Lagertha cuando la derrotasen dentro de dos lunas.

Porque sí, atacarían Kattegat en dos meses aproximadamente.

Aún había muchas cosas que hacer, numerosos preparativos que ultimar. Harald tenía que reunir a sus condes para ponerles al corriente de las últimas novedades y sus constructores debían reparar los barcos que habían quedado dañados tras el viaje a Inglaterra para vengar la muerte de Ragnar. Pero, en cuanto todo aquello estuviese resuelto, contarían con una flota de más de setenta naves que haría temblar a Lagertha y a sus escuderas.

Trygve focalizó todo su interés en Astrid cuando Harald le comentó que seguro iba a ser extraño para ella regresar a Kattegat convertida en reina.

Le había sorprendido que la que había sido la pupila —y amante— de Lagertha se hubiese entregado con tanta facilidad al hombre que la había secuestrado y arrastrado lejos de su hogar. Por no mencionar los planes del que ahora era su marido para acabar con la rubia, la mujer de la que supuestamente estaba enamorada. Y es que Astrid había dejado de oponer cualquier tipo de resistencia para comportarse como una esposa sumisa y servicial. Incluso parecía disfrutar de la presencia y la compañía de Cabello Hermoso, además de su nuevo estatus social.

¿Sería aquello una especie de tapadera para poder sobrevivir?

Tal vez, aunque ya no ponía la mano en el fuego por nadie.

—¡Bebamos por nuestro sagrado acuerdo! —exclamó Harald al tiempo que se ponía en pie y alzaba su jarra de cerveza, ganándose la atención de todos los presentes—. Creo que no hace falta recalcar que si alguien lo incumple, será merecedor de la muerte. —Aquello lo dijo con la vista clavada en Ivar, que captó al vuelo su indirecta—. ¡Skål!

Todos se unieron al brindis entre continuos vítores y aplausos.

Trygve también bebió de su cuerno vaciado, aunque tuvo que hacer un grandísimo esfuerzo para no poner los ojos en blanco. La hipocresía del soberano no tenía límites, y lo más enervante de todo era que hasta él mismo parecía creerse sus propias mentiras.

—Tu cara me resulta familiar. —La voz del Deshuesado volvió a colarse en sus oídos, pero en aquella ocasión de un modo diferente: se estaba dirigiendo a él. Trygve alzó el rostro de inmediato, conectando su mirada con la de Ivar, que lo escrutaba con sumo detenimiento—. ¿Nos hemos visto antes? —consultó en tanto lo señalaba con un sutil movimiento de su jarra, que estaba hasta arriba de hidromiel.

El aludido se encogió de hombros con naturalidad.

—Antes vivía en Kattegat. Era pescador —solventó.

Ante eso último, el menor de los Ragnarsson observó a Harald con la intriga centelleando en sus iris celestes. Incluso Hvitserk dejó de departir con la pelirroja que tenía a su izquierda para poder centrar toda su atención en Trygve, movido por el interés y la curiosidad. Este lo examinó de arriba abajo, como si pretendiera buscar cualquier rasgo que le resultara vagamente familiar.

—Es Trygve, el hombre que me ayudó a escapar de Kattegat cuando Lagertha me convirtió en su prisionero —aclaró el gobernante de Vestfold, intercalando miradas entre ellos. Ivar no demoró en volver a clavar la vista en el susodicho—. Él mismo intentó matarla, pero fracasó... ¿No es así, mi querido amigo? —apostilló con insidiosa ironía.

Trygve no dijo nada al respecto, sosteniendo con entereza su acuciante mirada. Si pensaba que iba a caer en su juego estaba muy equivocado.

—¿Conspiraste contra esa arpía? —El Deshuesado rio, divertido por su propio comentario. Su rencor hacia Lagertha no había hecho más que aumentar en los últimos meses.

—Merece morir —farfulló el pescador.

Ivar exhibió su dentadura en una sonrisa maliciosa.

—Coincido totalmente contigo —secundó, dejando su jarra y apoyando los codos sobre la mesa. Tenía algo en su expresión, en aquellos orbes azules que destellaban con vigor, que infundía temor y respeto. No cabía la menor duda de que era hijo de uno de los caudillos vikingos más importantes de la historia—. Lagertha asesinó a sangre fría a mi madre y tomó Kattegat a la fuerza. ¿Y todo por qué, eh? ¿Por envidia? ¿Por despecho? —Chistó de mala gana—. Pensar en los grandes hombres y mujeres que hemos perdido por culpa de su vanidad no hace más que reafirmar mis ansias de venganza.

Sus últimas palabras parecieron surtir algún tipo de efecto en Trygve, que comprimió la mandíbula con fuerza, provocando que un pequeño músculo sobresaliera en el lateral de su cuello. Y aquello, como cabía esperar, no le pasó por alto al Ragnarsson.

—¿Qué hizo? —Su interpelación ocasionó que el pescador lo mirase directo a los ojos. Hvitserk, Harald y Astrid también se hallaban expectantes—. ¿Qué fue lo que te hizo para que quisieras tomarte la justicia por tu mano? —quiso saber.

Trygve respiró hondo y exhaló despacio.

Ninguno de los allí presentes conocía la razón por la que quería ver muerta a Lagertha. Sabían lo justo y necesario: que el odio que le profesaba a la soberana de Kattegat era el suficiente para ansiar acabar con su vida. Harald no había querido insistir, consciente de que sería inútil, y Astrid —quien lo había presionado más en ese aspecto— no había conseguido sonsacarle el más mínimo pellizco de información.

—Eso, Trygve. ¿Qué hizo? —intervino la morena a la par que apoyaba el mentón en el dorso de sus manos unidas. Sus ojos claros, que permanecían delineados en negro, le dedicaban una mirada afilada—. ¿Por qué actuar como lo hiciste? ¿Por qué traicionarnos a todos? —Y ahí estaba nuevamente, aquel resentimiento que la hizo ganarse una mirada represiva por parte de su esposo.

El mencionado deslizó los dedos por las líneas de tinta que conformaban el tatuaje que exhibía en su mano derecha, aquella representación de los lobos Sköll y Hati que había sido decisiva para que Kaia lo considerase responsable del intento de regicidio. Y todo por culpa de ese maldito tabernero... Ojalá los dioses le brindaran la oportunidad de darle su merecido en un futuro.

—Perdí a alguien por su culpa. —Fue todo lo que alcanzó a decir.

Astrid no varió la expresión de su semblante.

—¿Y Kaia qué te hizo? —cizañó sin darle tregua alguna.

Ivar arqueó una ceja, confuso.

—¿Kaia? —cuestionó.

—¿Qué tiene que ver La Imbatible en todo esto? —Esta vez fue Hvitserk quien habló.

De fondo se oyó la risa de Harald, que parecía estar disfrutando enormemente del espectáculo. Le hizo una señal a la esclava que tenía al lado para que le sirviera más cerveza y dio un largo trago, secándose después las comisuras de los labios con la manga de su túnica.

—Tuvo que convertirse en su amante para poder obtener toda la información que necesitaba de cara a sus planes, ¿verdad que sí? —Carcajeó una vez más. Los efectos del alcohol ya empezaban a hacerse patentes en su organismo—. Debo reconocer que fue un movimiento muy inteligente por tu parte... Esa zorra podría acabar con Lagertha si se lo propusiera.

—Prefiere ser su perra faldera —se mofó El Deshuesado.

Trygve se metió un trozo de jabalí en la boca y lo masticó con ímpetu para poder disimular lo mucho que le estaban crispando aquellos comentarios sobre Kaia. Y es que ni Harald ni mucho menos los Ragnarsson podían descubrir que sentía algo por ella. De lo contrario lo verían como a un potencial enemigo, como a un futuro traidor.

Transcurrieron un par de minutos más hasta que el gobernante de Vestfold se aventuró a retomar la palabra:

—¿Sabes, Trygve? No me he portado bien contigo. —El aludido lo observó con una mueca perpleja contrayendo sus angulosas facciones—. Me avergüenza admitirlo, pero aún más el hecho de no haber sido del todo justo. —Harald se tomó unos instantes para poder darles un mayor dramatismo a sus palabras. Se estaba burlando de él, llevando las cosas a su terreno y tergiversando la realidad—. Sin embargo, necesito que hagas algo más por mí. Ya sabes... Para asegurarme de que en un futuro no me traicionarás a mí también como hiciste con tu antigua reina —expuso con cierto retintín.

Trygve arrugó la nariz con desagrado.

Aquello había sido un golpe bajo.

—Te he visto luchar en el campo de entrenamiento. No eres mal guerrero, te desenvuelves bien con las armas —prosiguió Cabello Hermoso, señalándole con una mano—. Es por ello que quiero que participes en la batalla que tendrá lugar en dos lunas, que pelees a nuestro lado. Pero también... —Realizó una breve pausa, lo justo para poder darle un nuevo sorbo a su bebida. El pescador estaba más tenso a cada segundo que pasaba—. Tráeme la cabeza de Kaia La Imbatible y el condado de Berger será tuyo.

Trygve palideció en el acto, sorprendido por semejante petición. Harald, por su parte, sonrió con perverso placer, al igual que Ivar.

Las vidas de dos de las mejores skjaldmö de toda Escandinavia estaban a punto de llegar a su fin.

▬▬▬▬⊱≼≽⊰▬▬▬▬

N. de la A.:

¡Hola, mis bellos lectores!

I know, I know... Ha pasado un tiempo desde la última vez que actualicé, prácticamente un mes. Y, la verdad, quisiera comentaros un poquillo qué es lo que me pasa y por qué estoy tan inactiva, más que nada porque necesito desahogarme y sé que muchos de vosotros me vais a entender. No es nada grave, but yo lo dejo caer por aquí para ver si cierto tipo de lectores reacciona de una santa vez x'D

Últimamente estoy tardando más en actualizar porque ando bastante desmotivada con Wattpad en general (aquellos que me sigáis lo habréis leído en uno de los últimos mensajes que he publicado en mi tablón). La plataforma, especialmente la app, es un hervidero de bugs y problemas técnicos, por no hablar de lo tóxica que se está volviendo en ciertos aspectos. No sé, como que la empatía y el compañerismo brillan por su ausencia. Los casos de plagio e inspiración no hacen más que aumentar, al igual que los lectores fantasma y semifantasma.

Y si a eso le sumamos lo mucho que me desanima el poco apoyo que reciben ciertos capítulos, como es el caso del anterior y de todos aquellos que no giran en torno a un ship en concreto, el resultado es este. Soy consciente de que lo que vende y lo que más gusta es el salseo de parejas, pero creo que a estas alturas ya ha quedado demostrado que Yggdrasil no es un FanFic de Vikingos al uso. La historia no gira únicamente en torno a Drabbe, Eivörn o Kagertha. Hay otras subtramas, otros arcos argumentales y otros personajes que también necesitan atención y desarrollo. Es lo que tiene el protagonismo coral, chicos =/

Este tipo de capítulos son vitales para que la obra cobre sentido. En el anterior Kaia dio un paso muy importante al contarle todo lo sucedido a Drasil, y pudimos ver más del cambio que está experimentando Eivør con todo lo que tiene encima. No puedo (ni tampoco quiero) ignorar esos detalles y nombrarlos de pasada en un capítulo random. ¿Que los capítulos de Kaia o de cualquier otro personaje que no sean Drasil y Eivør no os interesan tanto? Pues bueno, lamentablemente es así porque los que se centran en Kaia (u otro personaje ajeno a las chicas) o son un poco más de transición son los que menos votos tienen. Pero también os digo que no voy a dejar de hacerlos xD

Si queréis leer la típica historia que se centra 24/7 en la pareja principal y que no va más allá de eso, tenéis muchas opciones aquí en Wattpad. Yo, por mi parte, seguiré siendo meticulosa y perfeccionista a la hora de desarrollar la mía. Porque todos, absolutamente todos los capítulos conllevan tiempo y esfuerzo, y muchísima investigación por mi parte. De todas las historias que tengo publicadas, Yggdrasil es la más complicada de escribir. Podría ir por la vía fácil y centrarme solo en Drabbe, pero prefiero hacer algo más complejo y maduro. Porque, aunque no lo parezca, este tipo de capítulos donde se atan cabos o se profundizan en determinados personajes son los que más cuestan y en los que más tiempo hay que invertir para que no queden agujeros en la trama. Así que apreciadlo. Apreciad mi trabajo y dedicación, por favor. Que además estamos entrando en la recta final del primer libro y necesito más apoyo que nunca porque la presión y el estrés son reales xd

Así que bueno, después de este pequeño paréntesis, vayamos al contenido del capítulo :D

¿Me ha costado la vida escribirlo? Me ha costado la vida escribirlo. Es un cap. bastante complejo en el que se atan algunos cabos y uff... El sufrimiento ha sido real. Pero también es cierto que me encantó narrar desde las perspectivas de Trygve y Harald. Son la otra cara de la moneda junto a Ivar y Hvitserk, por lo que era totalmente necesario un capítulo centrado en ellos. Sorry not sorry u.u

So, ¿qué os ha parecido? ¿Creéis que he sabido retratar bien a los personajes canon? ¿Y qué me decís del hecho de que Trygve sienta algo por Kaia? ¿Os lo esperabais? Al parecer, esos meses en los que fueron amantes han marcado a nuestro queridísimo pescador. Aunque él sigue en sus trece y está en modo 0 regrets.

Jeje, ¿y la última parte? ¿Qué opináis de ese encarguito que le ha hecho Harald a Trygve? Porque esos dos están en un constante tira y afloja que me encanta xD Qué curioso que ya haya tres muertes anunciadas: primero Drasil, luego Eivør y ahora Kaia.

Ups.

Y eso es todo por el momento. Espero que os haya gustado el capítulo. Si es así, por favor, no olvidéis votar y comentar, que eso me anima muchísimo a seguir escribiendo =)

Besos ^3^

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