Mina cerró las grandes puertas del zoológico y se fue a su casa, al llegar se lanzó a la cama y se quedó dormida al instante, estaba muy cansada. Tuvo que llamar a Momo para saber cómo estaba y se enteró que era porque la mayor tenía miedo de que Dahyun se alejara por Sana, otra de sus mejores amigas.
Por otro lado estaba Chaeyoung, esa pequeña criaturita súper tierna que apenas podía gruñir, Mina se había encariñado muy rápido con ella. Eso era extraño ya que Mina solo se había encariñado con un pingüino y luego que este muriera decidió que lo mejor sería no encariñarse con ningún otro animal o persona.
Ya que tuvo una relación con uno de las dueños del zoológico, llegando a odiar a ese chico que ahora estaba atrás de ella, no soportaba para nada a BamBam, lo intentó muchas veces. Pero ni siquiera lo puede mirar.
Volviendo al tema de la tigresa bebé, bueno esa cosita era más inteligente de lo que todos pensaron. Aquel animal ahora se encontraba saliendo de aquella bolsa que trajo Mina, se sentó en el suelo, moviendo su cabecita de un lado a otro.
Bostezo y se acomodó, no sería tan difícil cambiar de forma, claro le dolía, más de lo que ella podía aguantar pero necesitaba hacerlo, quería que Mina la aceptara tal y como es, soltó un pequeño gruñido y cerró sus pequeños ojitos.
Y ocurrió, cambió, una chica bajita, con el cabello corto y rubio, sus orejitas todavía las tenía pero se disimulaban con su cabello, tenía un lunar cerca de sus labios y una pequeña sonrisa, de su ojo salió una lágrima, aunque le había dolido estaba feliz.
Se levantó del suelo y como pudo se acercó al mueble, frunció los labios y se cubrió con la manta que estaba ahí.
-Tengo frío-Murmuró y tembló levemente.
-¿Quien eres tú?-Se quedó quieta. Volteó y miró a la chica que la había cuidado.
-Soy Chaeyoung...