En la mañana siguiente Hermione seguía dormida utilizando a su hermano como almohada, cuando comenzó a abrir los ojos sintió que Harry estaba muy caliente, se separó de él para observarlo mejor, tenía sudor por todas partes.
Comenzó a moverlo para lograrlo despertar, hasta que abrió los ojos — ¿te encuentras bien, Harry? — pregunto, Hermione preocupada.
— Eh... Eh... — tartamudeaba mientras veía donde estaba — sí, sí... excelente — se levantó rápidamente para salir de la habitación.
— ¡Nos vemos en el desayuno! — grito, Hermione.
Harry bajo las escaleras lo más rápido que pudo, encontrándose con algunos de sus compañeros.
— Vaya, vaya... Harry. Estrenando la habitación de Hermione — se burló, Seamus.
— No, no ella es mi... Ella es como mi hermana — contesto nervioso.
— Claro, Dean es como mi hermano y no duermo con él en la misma cama — aseguro, Seamus.
— ¿Qué te sucede, Seamus? — pregunto, Harry.
— Nada, sólo que no te soporto — exclamo.
— ¡Asombroso!, ¡genial! — miro alrededor — ¿alguien más? — les pregunto a todos, y todos callaron.
— Vaya, vaya... Los leoncitos no son tan unidos como tanto presumen — se burló, Pansy bajando las escaleras — ¿qué mierda les sucede a todo el jodido mundo? — pregunto molesta Pansy — ¿sucede algo en tu podrido cerebro, Finnigan? — pregunto y este un poco asustando negó con la cabeza — yo creo que sí, porque si tu cerebro funcionara bien no estarías tratando a Harry de esta manera... pues te recuerdo, inútil... que él arriesgo su vida para evitar que toda la escuela saliera lastimada — exclamo — ¿o ya no recuerdan en primer año que el trío de oro como los llaman, entraron al tercer piso para evitar que Quirrel tomará la piedra filosofal para regresar a Voldemort? — les pregunto a todos y negaron con la cabeza — ¿u olvidaron el segundo año cuando encontró la cámara de los secretos salvando la vida de Ginny Weasley, matando a un basilisco y evitando nuevamente que Voldemort regresará? — volvió a preguntar y negaron.
— En tercer año salió la verdad de que Peter Pettigrew nunca murió que su padrino, Sirius Black no es un asesino y ustedes niegan a creer ¡porque el diario el profeta se encarga de lavarles el maldito cerebro! — grito molesta — pero claro, todo el mundo lo amaba cuando estaba en el torneo... Lo alababan, le lamberían los pies si se los hubiera llegado a pedir — aseguro — entonces cuando él dijo, confeso, mejor dicho, que Voldemort regresó, lo tiran a loco, ¿por qué?... Porque el profeta así lo quiere, Dumbledore lo dice, Hermione lo dice, Ron lo dice y ¡yo lo digo!... ¡Voldemort ha regresado! — grito, molesta de que no creyeran — yo lo vi, yo lo desafié, yo... saqué a Ron de ese lugar... Pero apuesto que siguen sin creer... ¡Porque su cerebro esta llenó de humo y mierda que el profeta se encarga de meter! — dijo por último y suspiro — ¿alguna otra cosa? — pregunto ya relajada.
— Tú no deberías estar en esta sala común — dijo, Demetria.
— Oh, cállate... Black... Dije algo bueno de tu padre. Agradécemelo — dicho eso salió de sala.
Harry ignoro todas las miradas y fue a su habitación para tomar el uniforme, Hermione bajo a la sala común y todos la miraron.
— ¿Qué sucede? — les pregunto.
— Parkinson pasó por aquí — dijo, Seamus.
— Genial, deben acostumbrarse pues ella tiene el poder de hacerlo — aseguro, Hermione.
— ¿Es cierto que Quien-Tu-Sabes ha regresado? — pregunto, Lavender.
— ¿Qué? — pregunto sorprendida por la pregunta.
— ¿Es cierto que Quien-Tu-Sabes regreso? — pregunto de nuevo, Lavender.
— Eh... no hablaré de eso — respondió y salió de la sala común.
...
En el gran comedor, los dos asientos que la noche anterior se encontraban vacíos ya había un nuevo personal sentado, algunos se sorprendieron porque donde era el lugar de Hagrid se encontraba un hombre de color, muy sonriente, y donde suponían que sería el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras estaba una señora bastante rosada.
— ¡Buenos días, niños! — grito feliz, Dumbledore — tenemos dos cambios de personal este año, recibamos al nuevo profesor de Cuidado de las Criaturas Mágicas, profesor Ben Zabini — el señor se levantó de su asiento, en lugar de que todos lo miraran, voltearon su atención a Blaise que estaba demasiado nervioso comiendo y comiendo.
— ¿Ese es tu padre? — pregunto, Draco y su amigo asintió — ¿no estaba muerto? — soltó otra pregunta.
— Eso creía yo, pero esta mañana me encontré con él, me explico sobre la vieja maldición de mamá, él moriría en un año si no se alejaba de ella, así que escapo a Rumania — le explico en un susurro.
— Bueno... él viene desde Rumania para darles la materia, especialista en Cuidado de Dragones, además cien por ciento recomendado por el mejor cuidador de Dragones, Charlie Weasley — explico, Dumbledore — se darán cuenta que ocupa el lugar del profesor Rubeus Hagrid mientras este ausente — aseguro — y recibamos a la maestra de Defensa Contra las Artes Oscuras, Profesora Dolores Umbridge, subsecretaria del Ministerio de Magia.
— ¿Me permite dar unas palabras, director? — pregunto, la profesora levantándose de su asiento — gracias, señor director por sus amables palabras de bienvenida y que encantador ver sus brillantes caras felices sonriéndome.
— Estoy segura de que podemos ser muy buenos amigos —aseguro
— Es muy probable... — dijeron al unísono, Fred y George.
— El Ministerio de magia siempre ha considerado de mucha importancia la educación de brujas y magos jóvenes — aseguró — aunque cada director ha aportado algo nuevo a este histórico colegio, el progreso solo en nombre del progreso debe ser desalentado, conservemos lo que debe ser conservado, perfeccionemos lo que puede ser perfeccionado y eliminemos prácticas que deberían estar prohibidas — dijo en su discurso y así volvió a tomar asiento.
— Gracias profesora Umbridge, eso fue esclarecedor — agradeció, Dumbledore.
— ¿Esclarecedor?, que sarta de tonterías — exclamo, Ron.
— ¿Qué significa? — pregunto, Harry.
— Significa que el Ministerio está interfiriendo en Hogwarts — respondió, Hermione.
— ¿De qué me perdí? — pregunto, Pansy mientras se sentaba junto a ellos.
— Los nuevos profesores — respondió, Harry.
— ¿Saben que encontré en mi habitación? — comento, Pansy.
— ¿Una carta de Dumbledore? — respondió con otra pregunta, la castaña.
— No, me encontré a Lynne. Me dijo que Draco le había dado las llaves pues a las compañeras de su cuarto no les agrada — explico — ¿pueden creerlo?... Lynne es demasiado buena persona para compartir cuarto con serpientes.
— Lo mismo pienso — comento, Fred — mírenla — la señalo a lo lejos — no es feliz en su casa.
Lynne estaba sentada junto a Malfoy, Zabini y Nott, tomo su desayuno y de lo único que se dedicó a hacer fue a ingerirlo.
— ¿Qué sucede, Lovegood? — pregunto, Zabini.
— Ehmm... nada — respondió Lynne algo distraída — eh, sólo estoy nerviosa por las... clases — aseguro.
— Es normal — dijo, Nott.
— Quieres ver a tu hermana, ¿cierto? — pregunto, Malfoy.
— También — respondió.
— Pero los Slytherin sólo pueden ser vistos con Slytherin, debes comprender eso — aseguro, Nott.
— Pero Pansy... — trato de decir algo.
— ¡Pansy ya no es más una Slytherin! — grito, Nott, golpeando la mesa, todo el mundo lo escucho.
Ella giro los ojos al escucharlo decir eso, miró a Ron para internar relajarse — solo porque yo sí tengo un cerebro para pensar por mí misma, para elegir mi destino, para no ser marioneta de mi madre — respondió en voz baja para que solo los leones lograran escuchar.
— ¿Qué es lo que dijiste? — pregunto al ver que los gryffindor la miraron y luego a él como esperando su respuesta.
— Dije que no caeré en tus provocaciones — dijo un poco más fuerte aún sin mirarlo.
— ¡Mirame cuando me hables! — gritó Nott y Ron se levanto del asiento molesto, Pansy lo tomo del brazo y lo sentó para luego acariciar su rostro y dándole un beso en la mejilla como señal de que se relajará.
— ¡Joven Nott! — grito, Snape — señorita Parkinson, ¿por qué siempre tiene que gritar en el comedor?, quieres llamar la atención, te pareces tanto a tu madre — ella lo miro extraño, no había gritado.
— ¡Yo no me parezco a mi madre! — exclamo, Pansy.
— ¡Basta! — grito, McGonagall — señorita Parkinson, joven Nott y profesor Snape. Síganme — les ordeno mientras se dirigió a la salida del comedor.
Pansy estaba realmente furiosa seguía a la profesora golpeando el piso con sus zapatos como si le pagarán por ello, detrás de ella iba Nott mirando al piso y justo atrás de él se encontraba Snape sin expresión alguna como siempre. Juntos entraron a la oficina de McGonagall, los estudiantes frente al escritorio sentados, Snape detrás de ellos y la profesora delante de ellos muy molesta.
— ¿Qué sucedió allá? — pregunto, molesta.
— Yo no permito que me insulten, profesora. — respondió, Pansy.
— ¿Snape? — dijo, para que el profesor respondiera.
— No sé qué hago acá — dijo, serio.
— Me insultaste, insultaste a una estudiante — exclamo, Pansy.
— Sólo te dije que te pareces a tu madre — dijo.
— ¿Eso dijo? — comento sorprendida — pensaba que había sido insultante. Se puede ir, profesor.
— ¡No! Usted no entiende profesora... Usted no conoce a mi madre... Es la persona más vil, ambiciosa y egoísta que conozco — exclamo, con algo de enojo.
— Señorita Parkinson... no me parece correcto que hablé así de su madre, tendré que mandarles una carta pidiendo la presencia de tus padres — aseguro, McGonagall.
— ¡No! — le suplicó — por favor no haga eso, mi madre me odia y más ahora que decidí estar con Ron... Le suplico, no lo haga — se colocó de rodillas ante ella — a mi madre no le avise.
— ¡Levántese, señorita Parkinson! — le ordeno, McGonagall y esta obedeció — también por haber insultado a su compañero Nott se le quitará el cargo de Prefecta, hablaré con el director.
— ¿Qué?, ¡yo no lo insulte!, ¿no le basta con traer a mi madre?... — exclamo, Pansy muy molesta.
— Volverá a compartir habitación... — agrego, McGonagall.
— ¿Ya me puedo ir? — pregunto, Nott.
— Por supuesto — dijo, la profesora.
— Espero y te agrade tu estancia en el nuevo Slytherin, Pansy — comento y salió de la oficina.
— Señorita Parkinson debe entender que no debe alterar la tranquilidad del gran comedor — dijo, McGonagall.
— ¿Por qué no me expulsa?, sería mejor que vivir entre serpientes — dicho eso salió para dirigirse a terminar de desayunar
En la entrada se encontró a Demetria que iba saliendo del salón, la siguió con la mirada y la vio entrar en la oficina de McGonagall, regresó por donde venía para escuchar de lo que hablan, luego de minutos de no escuchar nada, Demetria salió de la oficina.
— Hasta luego, Pansy — se despidió, caminando al comedor.
— Señorita Parkinson, que bueno que está cerca — dijo, la profesora.
— ¿Por qué? — pregunto.
— No quiero que me vuelvan a decir que altero la tranquilidad de la sala común de Gryffindor — comento.
— Oh... maldición... ¿Lo dice en serio?... Cuando la llegué la tranquilidad ya estaba alterada, defendí a Harry se lo estaban comiendo... Le decían que era un mentiroso — se defendió.
— No me interesa lo que haya pasado, no quiero que vuelva a entrar a mi sala común — le ordeno.
— ¿Qué?, no, no... espere si quiere me hago la persona más hipócrita que conozca, pero no me quite el privilegio de entrar a esa sala común — suplicó, Pansy.
— El privilegio, se le quitó al mismo tiempo que el cargo de prefecta — aclaro, McGonagall —vaya a su antigua habitación para sacar sus cosas
Pansy salió corriendo de la oficina para ir a la sala común de Slytherin, al entrar estaba vacía aún se encontraban desayunando, subió a la habitación de prefecto, su nombre ya no encontraba ahí, tomo sus baúles y los bajo a la sala común, tenía una idea en mente una fría idea, tendría que avisarle a Ron lo antes posible, vio un pedazo de pergamino, escribió la idea lo más rápido posible y con el hechizo que Hermione una vez le enseño echo a volar el papel que atravesó la pared.
...
En los comedores Ron estaba realmente muy nervioso, el profesor Snape ya se encontraba ahí, Nott ya se encontraba ahí, hasta Demetria ya se encontraba ahí que había ido con McGonagall luego de que Harry la convenciera de hablar a favor de Pansy.
— ¿Estás completamente segura de que no la viste? — le pregunto Ron a Demetria.
— Completamente — respondió, sonriente.
De la nada un pedazo de papel cayo enfrente de Ron, lo abrió y decía lo siguiente.
Malas noticias, me han quitado del cargo de Prefecta, tendré que lidiar con las serpientes sin amenazar sobre unos gigantes castigos, además la primita de los Potter no me ha ayudado de mucho diciéndole a McGonagall que altere la tranquilidad de la sala común, también me prohibió pisar la sala común de nuevo y eso no es todo, mandarán traer a mis padres, ¿sabes lo que significa eso?, mi madre vendrá... Pero tengo una idea para no estar con serpientes y contigo al mismo tiempo, observa si Dumbledore o McGonagall estén desayunando, si no están, sal del comedor.
— Luego hablare contigo — exclamo señalando a Demetria — ahora tengo cosas que hacer — observo que ninguno de los profesores se encontraba y salió del gran salón.
— ¿Estás seguro de que no están? — pregunto, Pansy.
— Totalmente — respondió.
— Muy bien, te explicare mi idea de camino a la oficina del director — comento, Pansy mientras aceleraban el paso.
Estaban a punto de llegar a la oficina del director cuando Pansy había terminado de explicarle el plan a Ron — ¿estás loca? — se detuvo inmediatamente — no puedes decir eso, ¿qué pensarán de mí?
— Lo mismo que pensaran de mí... — respondió —Ron... por favor... — le suplicó.
— Mi madre me matara — aseguró con un poco de miedo.
— Digámosle primero a tu padre, así para que estén enterados — recomendó, Pansy.
— Mi madre no permitirá que mintamos, menos al director — aseguro, Ron.
— ¿En qué quieren mentirme? — pregunto, Albus que iba caminando a su oficina junto con McGonagall.
— Eh, eh... Nada profesor — respondió, Ron.
— ¡Ronald!, tu madre nos encargó que le dijéramos antes de que se diera cuenta por si sólo — exclamo, Pansy.
— ¡Pansy, no le diremos!, ahora vayámonos — quiso regresarse por donde iban.
— ¡No! — exclamo, Pansy — ya no quiero ocultarlo más
— ¡Basta, Pansy! — le ordeno, Ron.
— ¿Podemos hablar en su oficina, director? — pregunto, Pansy.
— Por supuesto, profesora McGonagall hablaremos de la nueva prefecta luego, acompáñeme, señorita Parkinson y joven Weasley — dicho eso abrió las escaleras para llegar a su oficina.
— Pero yo no... — trato de hablar, Ron, pero el director volvió a llamarlo — me asesinaran.
Estando a dentro, Pansy actuando estaba totalmente seria mirando al suelo y Ron la veía sin poder creerlo.
— ¿De qué quieren hablar? — pregunto, Albus.
— Ha sucedido algo que me pareció demasiado injusto — aseguro, Pansy.
— La quitaron del puesto de prefecta no es para hacer una reunión en mi oficina, señorita Parkinson — dijo, Dumbledore.
— No es eso, profesor... Lo que me ha molestado además de que traerán a una mortifaga al colegio, es que me han quitado la posibilidad de ir a la sala de Gryffindor — explico, Pansy.
— La jefa de casa es Minerva, no puedo hacer nada para cambiar sus órdenes — aseguro, Albus.
— Pero, pero... yo tengo que estar con Ron... Todo el tiempo posible — dijo, casi a punto de llorar — yo-yo... Yo me siento más unida a él, ahora más que nunca — aseguro.
— Lo entiendo, señorita Parkinson, pero como le dije no puedo hacer nada para cambiar lo que ya se ordenó — explico, el director.
— ¿Para qué mando traer aurores del ministerio? — grito molesta — según yo sabía era para protegernos a Ron y a mí... No me pueden poner en la misma sala que otros mortifagos... ¡Me pueden asesinar mientras duermo! — exclamo — usted sabe lo que yo tuve que hacer para salvar a Ron, yo le dije los nuevos mortifagos que se encuentran en su castillo — le recordó — ¡me lo debe!
— Joven Weasley, se puede retirar — le ordeno a Ron.
— Él no se irá a ninguna parte... — aseguro, Pansy.
— Entonces te lo diré frente a él... — dijo un poco molesto — tú serás Oclumante, no podré leer tu mente, pero puedo leer la de Ron... — aseguro.
— Pero profesor... Tiene que entender... a Nott le han encargado algo... me lo dijo Draco — dijo, nerviosa — Voldemort quiere... ¿puedes irte, Ron? — volteo a ver al pelirrojo que ahora tenía toda su atención.
— Pero... — trato de insistir en quedarse, pero cuando miro al director, supo que no debía estar ahí.
Ron salió de la oficina dirigiéndose a la sala común de Gryffindor para ir por sus libros, sin querer logro escuchar algunas risas en la torre de astronomía, como prefecto sabía que no era permitido subir, decidió revisar quien se encontraba dentro.
— Con que tu tío quiere que nos sigamos viendo... Genial — dijo, Malfoy.
— Sigo sin poder creerlo... Nos han dejado el camino libre — exclamo, feliz
— ¿Qué tarea le ha encargado Voldemort a Theo Nott? — pregunto preocupado Ron interrumpiendo su especial momento.
— ¿Ron?, ¿por qué preguntas eso? — exclamo, Hermione.
— Exijo saberlo — grito, Ron.
— No te puedo decir... ni siquiera se lo he dicho a Hermione — aseguro, Draco — se lo dije a Pansy porque es oclumante, no pueden sacar información de su mente.
— Si Pansy corre peligro, debo saberlo — aseguro, Ron.
— Lo entiendo perfectamente... pero no puedes manejarlo — dijo, Draco.
— ¡Dímelo! — grito.
— ¡Ronald, basta! — le ordeno, Hermione — tenemos clases, vayámonos — le sugirió a su amigo, lo empujo para salir de la torre.
...
Caminaban por los pasillos para al aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, Tonks, corrió tras ellos — los estuve buscando por todo el castillo — dijo emocionada por encontrarlos — hoy me toca cuidar de ustedes, ¿no es emocionante?
— ¿Cuidar de mi o de Ron? — pregunto, Hermione.
— Supongo que de los dos... da igual, no les pasará nada de aquí a su aula... — aseguro, Tonks.
Ella caminaba unos pasos atrás de ellos mientras recorría con la mirada los antiguos pasillos que llego a cruzar corriendo por llegar tarde a clases.
Entraron al salón y Tonks se quedó afuera, saludaba a cada uno de los que entraban a la clase.
— No entiendo porque tener una auror tan torpe afuera del aula — comento, Seamus.
— Vaya, insultando a las demás personas de nuevo, Finnigan — dijo, Pansy entrando al salón — ella es mucho más inteligente que tú, inútil.
— Supe que te quitaron de prefecta, ya no podrás entrar a la sala común — se burló, Seamus.
— Eso ya lo veremos, gnomo — comento, Pansy mientras tomaba asiento en la parte de atrás en lugar de adelante junto con Ron.
Ron se levantó del asiento para observar donde se había sentado, le hizo una señal de que se sentará con él, pero la ignoro por completo buscando su pluma y tinta.
— Quiere estar sola, Ron... No te mortifiques — aseguro, Hermione.
Harry aún no llegaba a la clase al igual que Draco y Nott, minutos después entro Harry sentándose junto a Pansy, Hermione le había guardado un lugar junto a ella así que decidió cruzar y sentarse con Ron.
— Entonces... — susurro, Hermione.
— También Harry quiere estar sólo — cometo, Ron.
— Yep — aseguro, Hermione.
Cuando Theo Nott y Draco llegaron tomaron asiento en el único lugar disponible a lado de Hermione y Ron.
— Vaya lugar que conseguimos — exclamo, Nott — junto a la sangre sucia y los traidores de sangre.
— Sí, como digas — respondió, Draco.
— Buenos días, niños — saludo, Umbridge — a partir de este año se le impartirán los exámenes del Título Indispensable de Magia Ordinaria, generalmente conocidos como TIMO's. Estudien mucho y serán recompensados, pero sí no lo hacen las consecuencias pueden ser severas — explico agitando la varita para que los libros llegarán a los estudiantes — su instrucción en esta materia ha sido muy dispareja, quiero que sepan a partir de ahora seguirán un curso muy estructurado de magia defensiva aprobado por el Ministerio — aseguro
— Aquí no hay nada sobre el uso de hechizos — reclamo, Hermione al hojear el nuevo libro.
— ¿Uso de hechizos? — pregunto, Umbridge — no me imagino para que necesitan usar hechizos en mi clase — aseguro.
— ¿No vamos a usar magia? — pregunto, Ron sin entender.
— Para eso entre en Hogwarts, en ese caso regreso a casa para que mi madre me enseñe — reclamo, Demetria que se encontraba en la mesa de al lado de Ron junto con Neville.
— Aprenderán sobre el uso de hechizos de una manera sin riesgos — explico, Umbridge.
— ¿Para qué?, si nos atacan habrá riesgos — aseguro, Harry.
— ¡Los estudiantes alzaran la mano para hablar! — ordeno, la profesora — el ministerio opina que el conocimiento teórico será suficiente para que pasen sus exámenes, después de todo, ese es el propósito de la enseñanza.
— ¿De qué nos sirve la teoría allá afuera? — reclamo, Harry.
— No hay nada allá afuera — exclamo, Dolores — ¿quién te imaginas que quiere atacar a niños como tú? — pregunto.
— No sé, quizás Lord Voldemort — respondió Harry
— Quiero dejar esto perfectamente claro, se les ha dicho que cierto mago tenebroso está merodeando de nuevo. Esto es mentira — explico, Dolores.
— ¡No lo es!, ¡yo lo vi! — grito, Harry.
— Yo peleé contra él — dijo Pansy mientras levantaba la mano.
— ¡Quedan castigados, señor Potter y compañía! — grito, la profesora — los quiero ver después, Potter y Parkinson — exclamo molesta — en mi oficina.
...
Terminado la clase, Harry y Pansy salieron furiosos del aula, ella se dirigía a su sala común, Tonks trato de seguirla, pero le grito delante del todo el mundo que la dejara sola, Harry había quedado en verse con Luna en lugar donde ella quería mostrarle algo, se verían en la cabaña ahora vacía de Hagrid.
— Hola, Harry — le dio un pequeño beso al encontrarse — ¿qué tal la nueva maestra?
— Pésima, me han castigado junto con Pansy — le contó.
— ¿Han castigado a Pansy?, ¿de nuevo? —pregunto, sorprendida.
— Sí, no será un buen año para ella — aseguro, Harry.
— Para nadie, según veo yo — comento, Luna.
— ¿Qué quieres mostrarme? — preguntó, Harry.
— Eres a la única persona que le tengo la suficiente confianza para confesarle esto — dijo, Luna — me tachan de lunática, sí suelto esto a los cuatro vientos no lo dudarán
— Me estas asustando, ¿qué sucede? — pregunto, preocupado.
— Veo a unos animales que nadie más ve... — susurro cerca de su oído — sígueme — tomo su mano y se adentraron al bosque. Algunos metros más se detuvieron, Harry se dio cuenta que Luna no traía zapatos.
— ¿No tienes frío en los pies? — pregunto, Harry.
— Un poco — respondió.
— ¿Por qué no traes zapatos? — le pregunto.
— Han desaparecido misteriosamente — respondió sonriente como siempre.
— ¿Quién lo hizo?, lo averiguare y los haré pagar —aseguró.
— Tranquilo, sospecho que se trata de Nargles... No puedes hacer nada respecto, Harry, pero gracias — lo abrazo para que se tranquilizara — mira acá, aquí están — señalo a los animales que ella veía.
— Yo no veo nada — aseguro, Harry.
— Es porque no has visto a nadie morir — explico.
— Tu madre, viste morir a tu madre — recordó, Harry.
— Sí, desde el primer año que los veo... pero no me atrevía a decirlo — confeso, Luna.
— ¿Qué son? — pregunto, curioso.
— Se llaman Thestrals, son muy gentiles pero la gente los evita porque son... — comenzó a explicarle y la interrumpió completando lo que diría.
— Diferentes... — completo.
— ¿Me crees? — pregunto Luna.
— Por supuesto... — respondió Harry.
— Mi padre y yo te creemos a ti, a propósito — dijo de repente.
— ¿Y Lynne? — pregunto, Harry.
— No, con ella no cuentes por un rato — respondió — no he hablado con ella desde la selección.
— Supongo que en su casa no se lo permiten — supuso, Harry.
— Eso creo — aseguro, Luna.
— Dile a tu padre que aprecio mucho que me crea, aunque creo que son los únicos que me creen que no hayan estado frente a él — comento, Harry.
— Pero supongo que eso quiere que sientas — supuso, luna.
— ¿Qué tratas de decir? — pregunto, Harry.
— Si fuera Quien-Tu-Sabes te querría aislar de todos los demás porque siendo sólo tú no eres una amenaza tan grande — comento, segura la rubia dándola de comer a un pequeño Thestral, Harry observo como la comida iba desapareciendo poco a poco.