Pedido por ianjajasalu2 espero te guste y lo disfrutes ^w^
Narrador Omnisciente:
— ___________, ¿Estás seguro de quedarte con este tipo? — su menor lo miro, se había quitado su cabeza de Jabalí para tratar de convencerlo de no irse
— Tranquilo ototosan, estaré bien, además tú estarás acompañado de Tanjiro y Zenitsu. — sonrió revolviendole un poco el cabello, eran iguales físicamente, cabello largo y negro, con las puntas azuladas, ojos grandes y verdes, y un físico impresionante
— Gompanchiro es un tonto amable, y Zenitsu es el idiota llorón! — se quejó, no quería que su hermano mayor se alejara por estar entrenando con uno de los "fastidiosos" pilares
— Inosuke, ¿Qué dijimos? — se cruzó de brazos arqueando una ceja
— Ugh... Perdón... — se disculpo por como se dirigió a los otros dos
— Velo de esta forma. — lo tomo de un hombro — Tu eres su protector, sabes que son muy descuidados, así que cuídalos por mi ¿Si? — el menor asintió y se fue resignado
— Más te vale volverte tan fuerte como presumen esos tontos pilares!! — grito a modo de despedida
— Yo también te voy a extrañar!! — respondió, sabía bien que su menor no era el mejor para expresar lo que sentía, el contrario bufo por esto mientras se ponía su cabeza de Jabalí nuevamente
Rio entre dientes por la reacción de su hermano menor y lo vio irse juntos con los otros dos. Sostuvo una sonrisa triste por un minuto, hasta que alguien lo tomo del hombro para llamar su atención.
— Está en buenas manos! — era el pilar de la llama, Rengoku
— Sí, lo sé... — respondió, soltó un suspiro y se giro ante su superior — Bueno, ¿Qué es lo primero? — pregunto, en eso noto la diferencia de altura que no había notado antes, era más alto por unos cinco centímetros
— Hoy tomarás un descanso de todo lo que pasaste en la semana, mañana empezaremos con el entrenamiento! — respondió con entusiasmo
— Como usted diga. — hizo una corta reverencia y se dirigió a la que sería su habitación
Al día siguiente, se levantó bastante temprano, tomo un baño rápido y se adelantó a salir para empezar el mismo con lo básico. Usaba una katana de madera, pues su par de katanas aún no eran restauradas. Las de su hermano habían sido entregadas antes de puro milagro, pues el hombre había mencionado que trabajar en el el par era bastante complicado.
— Veo que empezaste temprano! — volteo a ver al pilar en cuanto escucho su voz
— Sí. — asintió con la cabeza afirmando aquello
— Me alegra tu entusiasmo, mi chico! — alzó el pulgar en forma de aprobación, el menor sonrió por ello — Según tengo entendido tienes un estilo propio ¿No es así? — pregunto posando una mano sobre su barbilla
— Así es, se lo enseñe a Inosuke, así que solo dos personas sabemos usarlo. — el rubio mostró curiosidad ante aquel estilo, pues a pesar de que había mostrado un gran talento para el estilo de llama, era conciente del estilo propio que tenía
— ¿Me lo puedes enseñar? — pregunto — Ten, usa está katana, y ve contra aquella roca. — le prestó una katana y le señaló una piedra que era demasiado grande, seguramente para no moverla al construir el lugar la habían dejado ahí
— Me encantaría, pero... Necesito un par de katanas. — comento, el rubio sin pensarlo dos veces le arrojo su katana
— Usa la mía, espero no sea muy incómodo. — comento, el menor negó con la cabeza, miro la katana de su superior y aprecio ese bello color rojo característico de ella
— Ok... — soltó un suspiro — Respiración de la bestia, estilo propio... — se puso en posición, con ambas katanas hacia atrás dandole un balance de su cuerpo, y para un mayor impulso — ¡Primer colmillo, perforar y extraer! — en un rápido movimiento la roca había quedado a la mitad en una diagonal, dejo al rubio impresionado
— ¡Asombroso! — exclamó — ¿Cuántas posturas tiene hasta ahora? — pregunto, de verdad le daba mucha curiosidad el saber más de la Respiración de la bestia
— Son diez colmillos, por el momento, nunca se sabe cuándo haya alguna nueva idea. — comento lo último con cierta gracia, por lo que el rubio rio entre dientes
— Interesante. — menciono — Me encantaría saber más sobre tu estilo propio, pero debemos entrenar. — su tsuguko asintió y le entrego su katana, este la tomo y guardo
Y así paso un mes, entrenando con el Pilar de la llama, Rengoku Kyojurou.
Era tarde, ya estaba anocheciendo, Kyojurou lo felicitaba por su gran avance en tan solo un mes, mientras que este leía una carta escrita por Tanjiro y dictada por Inosuke. Lo sabía por el tipo de palabras que usaba la carta.
El rubio lo miro de reojo, noto que no le prestaba mucha atención, cosa que no le pareció, así que sin que lo notará se sento detrás de él para así rodearlo con sus brazos. Sus piernas a los costados y sus manos recargadas en su abdomen. Gracias a que no tenía una buen a postura pudo recargar su barbilla sobre el hombro de su tsuguko, este se sorprendió al repentino cambio, muro de reojo a su maestro.
— Sabes que no me gusta que me ignoren. — comento, mostrando una sonrisa
— A-ah, perdón, es que mi hermano me envio una carta. — respondió mostrándole el pedazo de papel, este arqueó una ceja
— Pensé que tú hermano no sabía escribir. — menciono aquello antes mencionado hace algunas semanas
— Bueno, Tanjiro la escribió, pero se nota que Inosuke le dictó. — aclaro, el rubio asintió comprendiendo esto — Por cierto. — giro su cabeza un poco para poder verlo — Muchas gracias por escojerme, ¿Cómo le podría agradecer todo lo que ha hecho por mi? — pregunto, se acomodaron a modo de quedar cara cara, aprovechando que el rubio había dejado de abrazarlo por un pequeño instante
— Hmmm... — se quedó pensando por unos cortos minutos, sabía que su menor no iba a aceptar un 'no es necesario' por respuesta — ¿Qué te parece un beso? — sugirió
El otro tardó unos segundos en procesar lo que había dicho, en eso su rostro enrojeció — ¡¿EHHHH?! — exclamó en un grito, confundido y sorprendido
— ¿Qué? — pregunto al verlo tan alterado
— S-sabe, solo debía decir que no era necesario! — contesto con un tono de voz alzado, el rubio lo miro confundido
— Pero siempre insistes cada vez que te digo eso como respuesta. — arqueó una ceja, e inclino ligeramente su cabeza, se aguantaba las ganas de reír pues la verdad solo quería ponerlo nervioso
Su tsuguko no dejaba de tartamudear y soltar grititos, tan solo con diecisiete años, era alguien bastante maduro así que era raro el verlo de esa forma. Muchos esperaban que al ser hermano mayor de alguien como Inosuke Hashibira, sería igual o incluso más salvaje que este, se llevaron una sorpresa al ver que el joven ___________ Hashibira era maduro y templado. Todo esto porque el había vivido como un chico normal por un corto tiempo, antes de que terminara en la montaña.
Claro, tenía el cabello largo y el cuerpo fornido, lleno de cicatrices. Aparte de solo vestir la parte de abajo, no llevaba ninguna prenda que cubriera su abdomen y pecho. Debido a eso mismo llamo la atención de la Pilar del amor, Mitsuri Kanjori.
Lo escucho soltar un suspiro, y cerrar los ojos suavemente.
— Está bien.... — lo escucho murmurar, y se acercó a el posando sus labios en los suyos, tomándolo por sorpresa
Era obvio que se lo daría en la boca, pues durante el mes con el había notado que no sabía mucho de la civilización, sabía muy pocas cosas, y unas que otras a medias. Entre las cosas que sabía a medias, era de los besos, su pensamiento era que entre parejas se daban y siempre eran en la boca, no sabía de qué también se daban en las mejillas, frente, u otros lugares.
Se separó a los pocos segundos, notando el rostro de su superior rojo por la vergüenza, nunca habría esperado aquel resultado. Solo quería ponerlo nervioso y hacerle dar una imagen tierna, pero no tomo en cuenta de que su tsuguko cumplía lo que decía.
— ¿Rengoku–san? — paso su mano frente a su cara para que reaccionara, pero no resultó — Creo que tendré que llamar a Shinobu–sempai. — estaba a punto de levantarse, pero el rubio lo detuvo tomándolo de la muñeca
— No es... Necesario... Estoy bien. — alzó el pulgar afirmando esto, pues no quería que fuera por la Pilar de insectos, sabía que si se enteraba de la situación lo regalaría por aprovecharse de la inocencia del mayor de los Hashibira
— Oh, está bien, si usted lo dice. — dijo quedándose sentado, el rubio inconscientemente recargo su cabeza sobre el pecho del menor, se quedó así por horas recibiendo el aroma a tierra mojada por haber estado entramado bajo la lluvia
Mientras que un confundido ___________, lo miraba con admiración y ternura, al mismo tiempo sobaba su espalda. Recibía por parte del rubio el aroma a sol que siempre tenía, era tan cálido tenerlo cerca.
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