Conociendo lo prohibido ©️ (E...

By NarcirisFerrerV

548K 32.8K 13.8K

TRILOGÍA HÁBITOS INSACIABLES. (Libro I) Vanessa apenas empieza a separarse de la sobre protección y tabúes d... More

Conociendo lo prohibido
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6^
Capítulo^7
Capítulo^8
Capítulo 9^
Capítulo 10^
Capítulo 11^
Capítulo 12^
Capítulo 13^
Capítulo 14^
Capítulo 15^
Capítuto 16^
Capítulo 17^
Capítulo 18^
Capítulo 19^
Capítulo 20^
Capítulo 21^
Capítulo 22^
Capítulo 23^
Capitulo 24^
Capítulo 25^
Capítulo 26^
Capítulo 27^
Capítulo 28^
Capítulo 29^
Capítulo 30^
Capítulo 31^
Capítulo 32^
Capítulo 33^
Capítulo 34^
Capítulo 35^
Capítulo 36^
Capítulo 37^
Capítulo 38^
Capítulo 39^
Capítulo 40^
Capítulo 41^
Capítulo 42^
Capítulo 43^
Capítulo 44^
Capítulo 45^
Capítulo 46
Capítulo 47^
Capítulo 48^
Capítulo 49^
Capítulo 50^
Capítulo 51^
Capítulo 52^
Capítulo 53^
Capítulo 54^
Capítulo 55^
Capítulo 56 ^
Capítulo 57 ^
Capítulo 58^
Capítulo 59^
Capítulo 60^
Capítulo 61
Capítulo 62^
Capítulo 63^
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 8/2

12.8K 852 187
By NarcirisFerrerV


-Horas extras-

Pitt

La expresión de indecisión y nerviosismo en su rostro es tan obvia que hasta puede resultar molesta, y empieza a desconcentrarme de mi objetivo.

Mientras la observo ahí parada sin moverse ni decir nada no dudo en decir algo que traiga su mente de regreso a la tierra.

—Entra por los papeles y empieza a leer—vocifero tomando el pequeño saco de semillas y mezclándolas con las demás en la lata.

—No puedo tardar en volver—se queja—solo me queda hora y media de trabajo y no quiero hacer horas extras.

—Busca ese latas de allá, mezcla las semillas y tráela—indico señalando al oeste de la casa.

La veo hacer exactamente lo que digo, llevando puesto un jean ajustado y una blusa con escote debajo del pantalón.

—Aquí tienes—me dice con una mala actitud.

—Lánzalas sobre la tierra—ordeno.

—No puedo creer que tú lo hayas hecho—sus
ojos se iluminan.

Enarqué una ceja.

—Hay más de una cosa en mi que pueden sorprendente, anoche fuiste testigo de otra...y hasta estuvo en tu boca.

—Iré por esos papeles—comenta volteando los ojos y dejando mis palabras incompletas.

No encuentro que tiene de malo si lo que dije es cierto. El hecho de recordar esa imagen de mi miembro duro y completamente erecto en su boca me hace desearla cada vez más.

—Si, haz eso, será lo mejor.

Las comisuras de mis labios se curvan.

Recojo las latas, sacos y me dirijo a la casa asegurandome de tomar del auto las cosas que le pedi a Brad enviar.

—Te diría que puedes tomar las que desees, pero prefiero que solo observes, las flores son una de las pocas cosas por las que siento aprecio, y si amo algo no lo lastimo, cortar alguna de ellas para que la tires a la basura en unos días es algo cruel.

—¿Dónde se supone que te sientas?—ignora mis palabras y empieza a subir la escalera.

—No recuerdo haberte dicho que podías hacer eso—le advierto disfrutando verla caminar con los papeles en mano.

Ignora lo que digo y continua subiendo.

Empiezo a seguirla viendo la manera en que se mueve su trasero delante de mí mientras sube cada escalon.

Veamos hasta dónde llega tu curiosidad Vanessa Dolan.

La observo abrir la puerta de una de las habitaciónes.

—¿A caso toda la casa esta vacía?—pregunta sorprendida.

Quedó en silencio viéndola caminar por el pasillo y abrir el resto de las puertas del piso hasta por fin dar con mi habitación.

—Al menos aquí si hay dónde sentarse—Vocifera refiriéndose a la cama, lo único que hay en la habitación y en esta casa.

—No necesito más que una cama, cuando vengo hasta aqui paso la mayor parte del tiempo en el jardín.

—¿Y qué es esto?—levanta una pequeña caja roja que hay sobre la cama.

Me encogi de los hombros.

—No lo sé, esta en tus manos no en la mías.

—¿Y no usas cortinas?

Por qué pregunta tanto lo que es tan obvio.

—Hay una hermosa vista en las mañanas, ¿te gustaría quedarte a verla?—le ofrezco.

—No gracias, prefiero pasar mis mañanas despertando en mi cama y quedándome allí hasta tarde, no cambiaría eso por nada en este mundo.

Eso solo significa que en otros si, otros que aún no conoces y te mostraré.

—Sólo lo dices porque aún no conoces lo más profundo del placer, y una vez lo hagas no querrás salir de mi cama.

Su mirada furiosa se posa en mi.

—Vamos, date prisa—ordeno —o te caerá la noche aquí, junto a mi, algo que te asusta, ¿no es así?

Me da una mirada por encima del hombro.

Ya eran las 7:22 pm y Vanessa aún seguía quejándote de la lectura forzada y las letras pequeñas.

Estuve todo el tiempo sentado en el suelo junto a la ventana sin mover mi mirada de ella sentada, acostada, hincada, parada, caminando o cruzando las piernas mientras trataba de enfocarse en la lectura.

—¿Cuánto falta?—me levanto del suelo aproximándome a la cama.

—Sólo dos hojas más—responde sin levantar la mirada.

—Bien, dámelos, los firmare.

—Pero aún no termino, solo quedan dos.

—Bien, dime lo que dice hasta hora.

—Es solo la aprobación para hacer algunos cambios en la maquinaria de la empresa y asegurar que si alguna tiene algún problema los proveedores deberán de cambiarla por una nueva y también...

Empiezo a reír.

—Lo siento, puedes continuar, es que recordé algo gracioso.

—Y también remueve a Lisa, a ti o a la empresa de cualquier...

La veo estar convencida de lo que dice.

—Dámelos—la interrumpo y los tomo de sus manos—¿dónde está el lapicero?

—Aquí está.—se levanta de la cama.

Me inclino un poco sobre el colchón y pongo mi firma dónde lo requiere.

—Creí que no lo harías hasta terminar de leerlos.

Enarqué una ceja.

—Ya conozco todo lo que dice, yo mismo lo mandé hacer—digo pasándole los papeles junto al lapicero viéndola a los ojos—¿qué sucede?

—Conocías todo y aún así me hiciste leer todo eso—me gruñe.

—No los terminaste—juego con ella.

Salgo de la habitación dejándola quejarse sola, el primer piso al igual que el pasillo están a oscuras. Bajo las escalera y enciendo las luces.

—Ya me voy—anuncia Vanessa bajando los escalones.

—Aún no he dicho que puedas, ayúdame con esto.

—¿Qué es?

—Hay llevarlo fuera.

—¿No te pondrás una camiseta?

—¿Te molesta? tú también podrías hacerme compañía.—insinúo.

—No luce pesado, podrías hacerlo solo, además ya está oscuro y no conozco el trafico de la ciudad de noche, debo irme.

—Entonces podrías quedarte—murmuré lentamente.

—¿Qué?

—¿Debo repetirlo?

—Eso no pasará.

—¿Y cómo saldrás de aquí?

—Como entre, camiando y en el auto de Brad.

—¿Auto de Brad?—fruncí el ceño—supongo que te refieres al auto que le asigne hace unos meses, y creo aún no te has dado cuenta pero he tomado las llaves.

—¿Cuando fué que hiciste eso?

—Cuando me incliné para firmar y vi que estaban sobre la cama.

—¿Y qué esperas conseguir con eso?—la veo levantarse.

¿Que espero conseguir con eso? Me pregunta.

Sonreí de un lado.

—No lo sé, si quieres puedes correr por la casa en busca de ellas o ayudarme con esto y convencerme de que te las regrese, puedo ser muy comprensivo.

Le doy una sonrisa jugando con las llaves.

-VANESSA-

Puede ser un idiota, de eso si no tengo duda.

Ya falta poco para que sean las 9:00 pm y Pitt aún no me devuelve las llaves, no puedo dejar que se haga más tarde y es obvio que no puedo pasar la noche aquí.

Veo a Pitt, moverse por la sala completamente vacía, mientras estoy sentada sobre el duro y frio piso, cualquier palabra dicha hace eco por toda la casa.

¿Cómo es que podía estar en todo este espacio sin siquiera tener una silla?

Pero a quién le quiero mentir, ¿a mi misma? una parte de mi si desea quedarse aquí y repetir lo de anoche. No puedo enfocarme así, no viéndolo jugar con las llaves mientras me ve con esos ojos morbosos y llevando el pecho descubierto, lo bien cuidado de su abdomen se roba toda mi atención.

—¿Ya te has dado por vencida?—su voz recorre la sala de esquina a esquina llegando hasta mí que me encuentro justo al lado opuesto de dónde esta él de pies.

—¿Cuánto tiempo pretendes tenerme aquí? Anna se preocupará si no regreso pronto.

—Dudo que eso sea cierto, seguro ya le has texteado.

—Tengo teléfono nuevo pero su número no esta registrado, mágicamente solo hay un número agenda—le corto los ojos.

—Puedo adivinar de quién es—se burla.

—Apuesto que si.

Idiota.

Lo veo desaparecer por una puerta que hay en medio de la sala, regresando unos minutos después.

—Si logras hacer que me quite todo te diré donde están las llaves—cuenta agachándose frente a mi mostrándome una caja de cartas de póker.—Pero así como yo puedo perder todo lo que llevo, tú podrás perderlo también—me advierte con esa sonrisa perversa que se carga.

Es la sonrisa más hermosa y morbosa que una vez haya visto.

—Debe ser una broma—me levanto tumbando la caja de su mano de un manotazo.

—No lo es, deberías apresurarte a jugar no vaya hacer que me de sueño—me dice levantando la caja y abriendola.

—¿Dónde metiste las llaves? ¿están en la habitación? —me sofoco preguntando.

—Ven aquí—me ordena.—Ya están barajadas solo queda repartir, ¿o será que necesitas un poco más de motivación?—se levanta.

Pone la caja de cartas en mi mano y se retira desapareciendo otra vez.

¿A dónde rayos está yendo? Creí que la casa estaba completamente vacía.

Lo veo no tardar y regresar con una botella y dos vasos.

—Bien, ¿Entonces comenzamos?

Me dice mientras lo veo confundida, ¿De verdad cree que haré lo que quiere?

Vuelve y se sienta en el suelo colocando los vasos a su lado y empieza a destapar la botella y servir los tragos.

—Bien, esto es lo que haremos—empieza a explicar pasándome un vaso—cuando no quieras quitarte algo tendrás que tomarte la mitad del vaso, pero esto sólo será una salvación de cada tres rondas, me explico, si pierdes dos veces solo podrás beber las dos pero si pierdes una tercera tendrás que quitártelo—me muestra con sus manos—lo que sea que te pida quitarte, lo mismo aplica para mi.

—Está bien, pero pondremos algunos reglas.

¿De qué estoy hablando? ¿Por qué le sigo al juego?

—Ya tenemos reglas.

Si haré esto estaré segura de que no saldra como él desea, me digo a misma y tiento a mi suerte.

—No me refiero a esas.

—¿Entonces?

—Si alguno de los dos llega a quedar completamente desnudo el otro tendrá que hacer lo que se le ordene por las siguientes seis horas.

—¿Seis horas?—cruza su pies— Así que ya decidiste quedarte.

—Si, porque al final de este juego tú serás mi sirviente.

—Sirvientes... esa palabra me gusta.—me da una sonrisa morbosa y su mirada se afirma sobre mi.

Tomo la caja de cartas y la tiro a mi lado volviendo a barajar las cartas, no creeré en la palabra de Pitt tan fácilmente, además de que ya conozco sus intenciones con este juego, lo que él no sabe es que solía pasar mis tardes jugándolo en mi habitación.

Si logro ganar haré que haga todo tipo de cosas, estoy segura que si él ganara inventaría algún truco sucio.

—Bien, los tragos están servidos, las cartas barajadas y ambos estamos listos. Repartiré.

                             
-PITT-

Las cartas están repartidas.

Vanessa no levanta la mirada de las suyas.

Esos labios carnosos, el color de su piel y esos senos me vuelven loco, se siente como si hace siglos que no tengo una mujer, la curiosidad y el deseo que me provoca el imaginarla brincando encima de mi mientras la arremato con toda mi fuerza.

—Full—escucho a Vanessa decir tan solo unos minutos después de iniciar el juego.

¿Como es que lo ha hecho tan rapido?

—Muéstrame—le pido.

Veo que tiene un par de 4, de trébol y corazones y un trio de 9, de diamantes, picas y corazones.

—Bien, entonces es mi turno—levanto un vaso y lo llevo a mi boca tomándolo hasta fondo—Uf, bien, ahora barajo yo.

Le paso las cartas a Vanessa para que corte.

—Creí que yo debía decirte que quitarte.

—O yo podría usar uno de mi dos tragos, ¿o es que ya deseas verme desnudo?—reparto las cartas.

—No sueñes tanto—la veo acomodar sobre su trasero.

—No serás tú la que anda creándose historias raras en esa cabeza.

—Sólo estoy concentrada en mantener mi trabajo.

Sonrío.

—No deberías preocuparte tanto, es viernes.

—Y sale la nueva edición de mi manga favorito, y en vez de leerlo estoy aquí acompañada de un niño mimado.

Niño mimado ¿yo?

—¿Qué me harás hacer si ganas?—recojo una carta y boto otra.

—¿Qué me harás hacer tú?—inquiere sutilmente.

—Nada, yo seré quien te haga—muestro mis cartas—póker.

La veo arrancar las cartas de mi mano y revisarlas.

—Bien, creo que tienes mucha ropa y es algo injusto—lamo mi labio—Ya que yo solo llevo un pantalón—la molesto.

—Usaré un salva vidas—espeta incomoda.

—De acuerdo—la veo tomar el trago a fondo y sonrío.

Vanessa, aclara su garganta.

—¿Estuvo fuerte?—pregunto.

Me ignora.

—Tengo curiosidad de saber, ¿Si no hubiese tomado el trago, que me hubieras pedido quitar?

—El brasier.—contesto sin pensar, claro y fuerte.

—Para llegar ahí primero debe de irse la blusa.

—No es la única forma de remover un brasier, además no recuerdo que en las reglas se especificará que debía de haber algo antes de, si deseo que sea el brasier, será el brasier.

—Espera, detente, repasemos de nuevo las reglas—me pide.

—Lo siento—interfiero—Ya es tarde para eso, el juego ha iniciado y si lo hago tendremos que iniciar desde cero lo que significa que tomaremos más alcohol del debido.

—Pero es que lo que dices es absurdo, si podría quitarme el brasier con la blusa puesta pero...

—Entonces, ¿por qué aún te quejas? vamos, te toca, baraja y cortare—la veo a los ojos.

—Ya verás todo lo que te haré hacer—me amenaza mordiendo su labio.

—Asegúrate de ganar antes de amenazar.—le advierto sirviendo el whisky en ambos vasos.

—¿Están completo?—me pregunta.

—Si, y ¿sabes que también me gustaría que te quitaras?

—No.

Levanto la cabeza de mis cartas para verla viéndome fijo.

—¿Qué sucede?

—¿Qué haces aquí solo por las noches?—me pregunta.

—Me gusta estar aquí—devuelvo la mirada a las cartas.

—¿Por que? entiendo que es un lugar hermoso, pero ni siquiera tienes una silla para sentarte.

—No la necesito, te toca, pica.

Nuestras miradas vuelven a encontrarse.

—Listo.

—Descartes tres—anuncio y Vanessa me da tres nuevas cartas.

—Entonces estas casas son como tu escape de la realidad.—comenta dejando una carta.

—Se podría decir. ¿Por qué ahora quieres saber sobre eso?

—No lo sé, solo es que es un lugar hermoso, al igual que el de anoche, fue la primera vez que tuve una vista parecida, al igual que la de esta tarde, solo digo que te entendería si dijeras que quisieras encerrarte aquí y no volver jamás.

—Pero eso ya no es posible, he tomado responsabilidades y debo de dar la cara.

—Pero cuentas con Lisa.

—Lo sé—susurro—Póker.

—¿De nuevo?—se alarma y se inclina hacia mi.

—Aquí tienes, doble de As y trio de 10–le digo.

—No es posible, hiciste algún truco mientras te hablaba.

—¿Cómo es eso posible? las cartas están más cercas de ti que de mi, ahora veamos...El brasier, muéstrame tu brasier.

—Tomaré el salva vidas.

—¿Estás segura? será tu ultimo hasta que me ganes—me burlo.

—Ganaré—toma el trago y lo bebe.

La veo recoger rápidamente todas las cartas y las barajarlas.

—Corta.

—Listo—me burlo de su cara.

Veo mis cartas y sonrío.

—Espero esto no te vaya a molestar pero has sido tú quien repartió.

—¿Qué sucede?

Le revelo un trio de 7.

—Como ves... rojo de diamantes, rojo de corazones, y negro de picas, y...—Sus ojos parecen que van salir de su rostro—me tomaré el atrevimiento de mostrarte el resto—le revelo lo que me resta de la mano, —como ves es un As de picas y un 2 de corazones, y planeo dejar el resto a la suerte ya que hoy parece estar de mi lado.

—Eres un idiota—espeta con vehemencia.

—Esa no es la forma de hablarle a tu jefe—le doy una mirada y muerdo mi labio—Vamos, te toca.

La veo molestarse por la carta que acaba de tomar.

—¿Qué sucede? ¿Por qué tan molesta? debes aprender a perder.

—Calla—me grita.

—Está bien, dejaré que las cartas hablen—tomo mi próxima carta y se le revelo antes de verla—por tú expresión supongo que soy el ganador de la ronda.

La veo meter sus manos bajo su blusa.

—¡Hey!—la detengo—el pantalón... quítatelo—ordeno.

—Habías dicho que era el brasier.

—He cambiado de opinión, mejor lo de abajo.

Se empieza a quitar el pantalón que marca muy bien sus piernas y trasero terminando usándolo de asiento.

—¿Que?—me dice agria—el piso está frío.

—No he dicho nada. Ahora es mi turno de barajar—la veo de reojo—corta.

—Las cosas no saldrán como esperas—replica cortando.

—Eso veremos—sonrío viéndola molestarse mientras reparto.—En esta seguro me dejas completamente desnudo—comento viendo mis cartas.—espero lo disfrutes.

—Vamos te toca.

—Ya voy, no tengas tanta prisa—tomo la carta y boto una—háblame mientras lo hacemos, si no es aburrido por más caras graciosas que hagas, no es divertido molestarte en silencio.

—Tu turno—vuelve a repetir mirándome fijo y rodando los ojos.

—De acuerdo—boto y tomo—¿cuánto te falta para ganarme?

—¿Tantas ganas de estar desnudo tienes?

—Solo un poco.

La veo alegrarse e intentar revelar su juego.

—Póker—susurro dejándola con la mano y sus cartas en el aire—sonrio.

—¿Qué?

—Póker, toma lo puedes verificar.

Su rostro furioso y confunso es algo que espero convertir en gemidos.

—¿Y por qué no lo dijiste antes?

—Tú fuiste la que tomo su carta sin esperar a ver que tenia.

—Creí que habías dicho tener un mal juego.

—Ya basta de hablar...tus bragas, quítatelas.

—¿Qué?

—No esperabas verme desnudo sin mostrarme nada, ¿o si?—dejo de ver sus ojos y me enfoco en sus senos.

—Tú fuiste el que propuso este sucio juego—gruñe—solo quiero irme y estar lo más lejos posible de ti.

—Anoche parecía todo lo contrario, si no recuerdo mal tus caderas parecían bailar sobre mi boca.

—Esa última partida no es válida —la veo tomar todas las cartas y barajar.

—¿Por qué no?—me cruzo de brazos.

—Tú turno paso—precisa— y no es mi culpa que hayas tardado en darte cuenta de tu juego.

—No es así, no lo hice, tú te adelantaste a que lo hiciera.

Tomo su mano evitando que continue barajando.

—No es cierto.

—Si lo es—replico.

—De todos modos no es válida.

—Detente—tomo su otra mano—debes cumplir las reglas o todo esto será en vano, no me hagas perder el tiempo Vanessa.

—¿Quién hace perder el tiempo a quién?

—Tú, a mi, algo que no me gusta así que tendrás que buscar una manera de disculparte.

—Suéltame—se suelta de mi agarre.

—Ya lo he hecho, ahora reparte.

—Listo.

—Ahora muéstrame tú mano izquierda con tu braga en ella.

—Te dije que no.

—Y yo te dije que lo hagas—me levanto caminando sobre las cartas que hay tiradas sobre el suelo.

—¿Qué? —ella se levanta haciéndome frente como si me retara.

—Te he dicho que me la muestres.

—Y yo te he dicho que no.

La tomo del brazo acercándola a mi, robándole un beso.

—Detente—me empuja.

Ladeo la cabeza.

—No quiero—tomo un puñado de su cabello y la pego a mi besándola con pasión.

Hay poco forcejeo de su parte mientras sus labios se aproximan a los míos. Muerde mi labio inferior con ferocidad antes de sujetarme con fuerza.

Eso me sorprende.

Sus manos se colocan sobre mi abdomen sin tardar en bajar. Siento como toma la goma de mi pantalón, lo único que aún llevo puesto y mete su mano en el. Justo ahí, dónde quiero que esté. Donde había estado fantaseando que pasara su lengua mientras juega con el y me miraba con esos ojos que me provocan querer incendiar todo a mi alrededor.

Empieza a besarme de una manera ruda y sexual que logra excitarme más de lo que cree. La erección dentro de mi pantalón enloquece por penetrarla.

La detengo un momento.

Sólo un momento es suficiente para ver su mirada encendida.

Cuánto deseo escondido en un solo ser.

Su cuerpo tan pegado al mío, sus ojos cafés me gritan continuar. Y yo con todo el placer del mundo lo hago.

-VANESSA-

Se pega a mi soltándome un abrazo y su mano se adentra bajo de mi blusa soltando mi brasier, acaricia mi espalda brevemente mientras sus labios se acercan a los míos, levanta mi blusa arrancado el brasier junta a ella dejando al aire mi senos, sus besos húmedos se posan sobre mi cuello hasta que sus manos por fin llegan a mi senos, mi cuerpo empezaba arder y sus labios se pasean por mis pezones erectos.

Lo duro de su miembro me asusta un poco, pero decido dejarme llevar por la sensación de mi piel junto a la suya, mis pensamientos no me corresponden y no me molesta.

Me veo totalmente desnuda frente a esos perversos  ojos azules cuya mirada me devoraba sin clemencia mientras se llenan de completo y profundo morbo, no siento vergüenza alguna o miedo de que me vea así.

Mi mirada se mantiene firme ante la suya hasta que mi cuerpo reacciona acercándose más a él.

Siento como me levanta en el aire arrollandome la espalda con sus brazos y mis piernas se sujetan  a su cadera, mientras sube las escaleras hacia el segundo piso. En ningún momento dejo de sentir las caricias y el roce de sus dedos sobre mi piel.

La excitación que me recorre es algo que no puedo obviar sin importar quién sea él.

—En un momento te pediré que respires profundo, ¿Crees que podrás?

Me acuesta sobre la cama.

—Está bien—me atraganto un poco con mis palabras.

Pitt me sostiene de ambos tobillos llevándome a separar las piernas y veo como su cabeza se pierde entre ellas haciéndome estremecer, justo como lo había hecho antes, el sentir la humedad de su lengua besándome allí con esos movimientos tan agresivos y nada cuidadosos mientras sujeta con fuerza mis muslos llevándome más a él es algo inefable.

No lo resisto y llevo mi mano a su cabello tomándolo con fuerza y lo meto más a mi entre pierna, sus lamidas se hacen más rápidas y violentas contra mi sexo, siento como muerde mi muslo y a la vez clava sus dedos en mi, lo que me hace gemir, me gusta la manera en que lo hace, a dónde me lleva, esto definitivamente es mejor que en los libros o a como lo había imaginado.

Mi cuerpo reacciona y se entrega tan fácilmente que no lo puedo negar, había estado deseando esto inconscientemente, estuve fantaseando con estar desnuda junto a él.

Su cuerpo desnudo de repente se encuentra entremedio de mis piernas y siento lo duro de su miembro rozar mi sexo. Al sentirlo intento moverme pero me detiene, se acerca a mi y besa mi frente, siento esa incomodes tratar de entrar en mi, y en cuanto lo hace no deja de besar y acariciar mi piel.

—¿Aún no acaba?—mi mirada se encuentra con la suya.

—Falta poco.

Lo siento empujarse despacio hacia a mí, y intento abrazarlo pero me detiene.

—Si haces eso te dolerá aún más —me advierte lamiendo sus labios.

Empieza a moverse despacio, lo veo jadear y recostarse por completo sobre mi rozando sus labios con los míos.

A pesar de aún tener la incomodes mientras sus movimientos aceleran y se hacen poco a poco más profundos contra mi sexo, empiezo  a disfrutarlo.

—¡Padre celestial!

—Pitt—musita mordiendo mi pómulo.

Me gusta la forma en que me toca, como sus manos juegan con mis senos, esa mirada perversa y profunda. No me aguanto y coloco mis brazos alrededor de su cuello llevando su boca a besar la mía mientras mi mente se pierde junto a su voz, embestidas y el primer orgasmo que estalla en mi.




Continue Reading

You'll Also Like

1.3M 207K 53
La vida de Mariajo es tan anodina, que incluso aburre a los aburridos. Sin embargo, la visita de un hombre impresionante a su farmacia, en la que ell...
LEGADO By Alessi

Teen Fiction

144K 6.7K 45
Dos familias llenas de poder y riqueza Dos familias que siempre estuvieron en contra Y dos herederos que no saben perder Alexandra Pemberton nunca h...
6.3K 861 21
"Yo te conozco. Nos conocemos. No eres un extraño". El chico asintió. Las hebras largas se derramaron por los costados como la seda más pura, y...
455K 31.9K 59
Aurora. Sí, ese es mi nombre, muchas veces dicen que mi nombre es de princesa, pero creo que no parezco una, ademas la ilusión de que una princesa de...